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Armas... por Lei Chann

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Notas del capitulo:

Según una psicologa a la que me mandaron mis padres: Soy propensa a ser depresiva :'v ?

Escribiendo es como siempre me expreso y me ayuda mucho xD

Bueno, lean y disculpen la tardanza.

Capitulo 6- Fiesta improvisada.

Misaki caminaba de un lado a otro en su casa, sus primos sentados en el sillón únicamente se dedicaban a seguirlo con la mirada, mientras Yukina observaba desde una silla de la sala.

-Kisa, tu sabes de estas cosas ¿Qué debería hacer en una fiesta? –Misaki miraba al pelinegro y este sonrió de una forma un poco… Llamativa. –Por favor ayúdame.

-Misaki, primo hermano de mi alma… -Decía mientras se paraba del sillón y miraba a Misaki que estaba arrodillado rogándole por ayuda. –Claro que te ayudaré, sólo déjamelo a mí.

-¡Muchas gracias! Ah, pero recuerda que sólo somos unas pocas personas, no quiero una fiesta para trescientos invitados… Y-Y ni siquiera es una fiesta, sólo lo invité a tomar algo y él vendrá con su hermano y Takano también.

-Ah, que aburrido, pero bueno; como quieras. Seríamos en total… más o menos nueve.

Kisa salió de la casa al patio principal delantero, Misaki preocupado porque había invitado a Akihiko comenzó a limpiar toda la casa, desde techos a paredes. Hiroki sólo decidió dormir una siesta y Chiaki fue a entretenerse al gimnasio de entrenamiento.

 Kisa sacó su celular y con solo mantener presionado un botón inició una llamada a uno de sus tantos contactos para fiestas, ahí estuvo hablando más o menos cuarenta minutos. Cuarenta minutos en los que Misaki, obsesionado con tener todo perfecto, limpió toda la casa; Hasta que cayó rendido en el sillón con la lengua afuera sudando como un perro.

-Misaki, no te apresures tanto. –Dijo Kisa cuando entró a la sala y vio a Misaki tirado en el sillón. –Él vendrá a las nueve, apenas son las cuatro, tienes mucho tiempo.

-Sí, pero quiero que todo salga bien. –Kisa miraba atentamente a Misaki, le llamaba la atención porque nunca lo vio así. Misaki estaba cansado, pero estaba sonriendo de una manera muy dulce; Sus ojos medio cerrados miraban un punto y reflejaban que algo estaba pasando por esa cabecita castaña. –Quiero dar la mejor impresión posible…

-Misaki ¿Te gusta el de pelo gris? –Las palabras se escaparon de la boca del pelinegro ¡Fue imposible! Fue imposible no preguntar eso o incluso darse cuenta, porque Misaki es tan transparente cuando de emociones se trata. Las esmerarlas de Misaki brillaron y sus mejillas tomaron color rojo intenso, no dijo nada, solo prefirió mirar a un costado y evitar la mirada de su primo. Kisa sonrió y comprendió todo lo que pasaba, el porqué estaba tan preocupado.

-Descuida, todo saldrá bien. –Dijo y se retiró de la sala, dejando a Misaki todavía un poco rojo. La pregunta de su primo lo tomó por sorpresa.

“¿Te gusta el de pelo gris?” ¿Gustar? Hasta ese momento esa idea no pasó por su cabeza. Nunca pensó que el chico de ojos violeta le pudiera gustar o quizás lo hacía y no se daba cuenta. Le agradaba, sí; Le parecía muy guapo, sí y mucho; Le gusta su personalidad, sí, por el momento; Pero eso no significaba que le gusta ¿o sí? Aunque será cuestión de tiempo para que Misaki se dé cuenta de que en realidad si se enamoró de Usami Akihiko.

El timbre sonó y Kisa fue quien abrió la puerta. Era un hombre que traía algo para Kisa, le entregaron unas cajas pesadas que el pelinegro acomodó una encima de la otra. Le entregó un dinero al hombre en la puerta y luego se marchó.

-¿Qué es eso Kisa-San? –Yukina preguntó cuando vio todas esas cajas en la entrada.

-Esto, Yukina, hará una noche diferente. -Dijo siniestramente con una sonrisa de lado. –Ven, ayúdame a llevarlo a la cocina y acomodar las cosas. ¡Misaki! –Gritó llamando al castaño hasta que este apareció en el lugar. –Ve a distraerte un poco en el gimnasio con Chiaki, Yukina y yo nos encargaremos de que este lugar esté presentable.

-Kisa, Yukina… ¡Gracias! –Misaki inevitablemente sonrió dejando a Kisa muy satisfecho con su buena acción del día y haber usado cómo subterfugio el ayudarlo para tener un buen rato con Yukina solos.

Misaki se fue e inmediatamente el otro dúo comenzó a ordenar el lugar para que estuviera bien cuando lleguen los invitados de Misaki. Chiaki lanzaba cuchillos con pereza, estaba muy impaciente de que llegue la hora, ya quería verlo a Tori. Apenas llegó su primo se emocionó, ya no tendría que esperar solo y ambos inmediatamente comenzaron a competir, a ver quien tenía mejor puntería con lo cuchillos.

Akihiko revolvía su placar cómo si se tratara de una adolescente en su primera cita. Aún faltaba, pero quería tener lista la ropa que usaría para, él creía, su cita con Misaki. Decidió dejar lista una camisa blanca, un pantalón jean negro intenso, un saco en tono gris oscuro y unas geniales zapatillas a la moda.

-Perfecto. –Dijo para sí mismo cuando veía que la ropa que eligió es la adecuada. Justo en ese momento entró Hatori y recién ahí recordó que tenía que avisarle a él también. –Hey, Hatori.

-¿Qué sucede? –Preguntó mientras se sentaba en la silla del escritorio en la habitación de Akihiko. Probablemente, Hatori es el único que puede entrar y salir de la habitación de Akihiko como si nada.

-Hoy iremos a beber con unos chicos.-El peli-plateado se acercó al escritorio donde estaba su hermano y posesivamente tomó un cuaderno, escondiéndolo para él.

-¿Quiénes son?

-¿Recuerdas esos chicos que vinieron hoy? Bueno, nos invitaron a beber algo hoy. Masamune, tú y yo. –Hatori pensó un poco y recordó solo al chico de ojos azules y hebras cafés, tan tierno. ¿Ir a beber con él? No se lo perdería por nada del mundo.

-¿A qué hora será? –Akihiko le respondió, ahora Hatori era quién comenzaba a emocionarse; A pesar de su habitual rostro serio, el chico si tiene emociones. –Está bien, iré.

Enseguida Hatori salió de la habitación, ya quería comenzar a pensar en temas largos de conversación para compartir con Chiaki. “Ese chico…” pensaba. “Tan pequeño, parece tan frágil. Quiero cuidarlo…” Fue a su cuarto y de ahí no salió, en su cama mientras miraba el techo planeaba las palabras perfectas; hasta que Akihiko entró a buscarlo, gritándole que ya se les hacía tarde.

-¡Hatori, despierta! ¡No quiero llegar tarde por tu culpa! –Akihiko estaba furioso, faltaban pocos minutos para la hora acordada y la puntualidad es algo que obsesiona al peli-gris.

-¿Qué…?-El castaño se había quedado dormido, hasta se le olvidó preparar un poco de su ropa. –Aún no preparé mi ropa.

-Idiota, solo ponte cualquier cosa. –Akihiko ya vestido abrió el placar de su hermano y comenzó a sacar una muda de ropa elegida por él. –Listo, ponte eso y ya.

Hatori miró un poco el bulto de ropa en el suelo y sin reproches obedeció. Aunque haya sido una coincidencia, le sorprendió que las prendas encajaban a la perfección entre ellas. Un jean gris oscuro rozando el negro, una camisa en celeste pastel y una chaqueta negra. Nada de otro mundo, pero se veía bastante bien.

-Hey, si alguien pregunta a donde vamos no le digas la verdad. –Murmuró Akihiko con mucha seriedad mientras observaba como Hatori se rociaba con un poco de su perfume. –No quiero que Haruhiko tenga ganas de venir también.

-Descuida, yo tampoco quiero. Bueno, estoy listo.

  Luego de avisarle a su padre que saldrían a beber, tratando de ser los más sigilosos posibles llegaron a la entrada de la casa, donde Takamizawa los esperaba para ser su chofer. Abrieron la puerta para salir y del otro lado se encontraba Haruhiko que estaba por entrar a la casa.

-¿A dónde irán? –Preguntó el pelinegro luego de observar de que estaban bien vestidos y perfumados.

-Por ahí, a buscar unas putas. –Dijo Akihiko ­con el semblante serio, tratando de salir hacia afuera y lucir lo más normal posible.

-¿Tu Akihiko? –Desconfió de lo que decía, pues su hermano nunca salía a hacer eso.

-Va a acompañarme a mí, él solo va a beber, vámonos que ya tengo ganas de hacerlo. –Dijo Hatori saliendo de la casa y subiéndose rápido al auto junto a Akihiko; Dejando a Haruhiko con la idea de que su hermano adoptivo estaba caliente y necesitaba hacerlo urgente.

Ya en el auto y en marcha, ambos iban en la parte de atrás mientras Takamizawa manejaba.

-Me sorprendió que mintieras con algo así como tener ganas de sexo. –Mencionó el peli-plateado mientras bajaba la ventanilla del auto y encendía un cigarro.

-Quizás no mentí… -Dijo casi en un susurró pero lo suficientemente fuerte como para que Akihiko lo escuchara y mirara con sorpresa. –Sé que estas igual que yo.

-Tal vez. –Fue lo único que dijo y luego solo continuaron hablando de cosas triviales entre los dos y de vez en cuando charlaban un poco con el chofer.

Pasaron por la casa de Masamune para recogerlo, cuando ya estaban los tres fueron directo a la casa Takahashi. Todos estaban entusiasmados, hace tiempo que no iban a divertirse con personas de su agrado, siempre eran desconocidos con los que hablaban y tenían simples cosas de una noche, nada más. Cuando Akihiko terminó su cigarrillo lo tiró por la ventana y al mirar por ella, vio el enorme letrero de madera que decía: “Familia Takahashi” y ya habían llegado.

Hiroki recién se despertaba de su siesta por la molesta alarma que él mismo programo a esa hora. Chiaki y Misaki seguían en el gimnasio esta vez entretenidos practicando puntería con las pistolas. Kisa y Yukina habían terminado de organizar todo hace unas dos horas y estaban sentados a la mesa jugando con cartas. El trillizo del medio, todo despeinado, con las medias impares a la vista y con la cara que delataba que acababa de despertarse; Pasaba cerca de la entrada cuando sonó el timbre, con flojera y curiosidad abrió la puerta, encontrándose con el guapo amigo de Misaki.

-Hola, ¿Está Misaki? –Dijo cortésmente. Hiroki solo lo miraba de arriba abajo.

-Hola… Claro, adelante. –Los dejó pasar hasta la sala, Hiroki seguía medio dormido asique arrastraba los pies para caminar. Hatori y Takano pasaron junto a Akihiko.

El ruido llamó la atención de Kisa, quien estaba en la cocina coqueteando con Yukina. Fue hasta la sala para ver de qué se trataba, y esbozó una gran sonrisa cuando vio a los tres chicos. Estaba emocionado, más que nada porque quería que su primo, Misaki, tenga un buen momento con el peli-plateado.

-¡Hola, ya llegaron! –Saludó-gritó Kisa, mientras hacía una pequeña reverencia y los demás le respondieron de la misma forma. –Hiroki ve a cambiarte o al menos lávate la cara. –Ordenó mirando la apariencia de Hiroki, él solo lo miró un segundo y luego se fue arrastrando los pies. -¿Me recuerdan? Soy Kisa Takahashi. –A su lado llegó Yukina mirando a los recién llegados. –Y él es Yukina Kou.

-Un gusto, yo soy Usami Akihiko. –Se presentó con una sonrisa y luego hizo lo mismo con su hermano y primo.

-Síganme, los llevaré con Misaki.

Todos siguieron a Kisa encantados. Observaban todos los detalles de la casa cómo unos niños, es muy diferente de la suya. Esta es mucho más tradicional, tiene un onsen grande en una habitación, las puertas son corredizas y de un material parecido al papel (N/A: Ya saben, esas puertas japonesas :v), las paredes de madera brillante y varios cuadros con la misma firma, “Kymei”.

 Llegaron hasta el gimnasio de entrenamiento en la casa, ya que hay dos, uno a dos cuadras y otro privado en su casa. Allí se detuvieron en la puerta, el pequeño pelinegro se dio la vuelta y quedó mirando a los demás.

-No hagan ruido, Shhh… -Susurró mientras tenía un dedo haciendo la señal de silencio.

Abrió la puerta y se adentraron en el gimnasio todos juntos. Akihiko buscó con la mirada a Misaki, igual que Hatori, aunque este primero encontró a Chiaki y ahí se lo quedó viendo. Akihiko ubicó al castaño en un punto interesante del gimnasio, la sección de las armas de fuego.

-Míralo con las armas… -Dijo Kisa cerca del oji-lila casi en un susurro. –Siempre le gustaron las armas, cuando las dispara, parece que un placer increíble lo invade.

Sus ojos violetas se concentraron en Misaki. Estaba en posición, a punto de disparar. Llevaba el arma en ambas manos, mientras entrecerraba sus ojos para apuntar mejor al maniquí a quince metros de distancia frente a él y no tenía los protectores para sus oídos; A Akihiko le pareció muy interesante la forma de disparar de Misaki, no es que sea muy diferente a la de los demás, pero tenía algo que le llamaba la atención. El silencio se apoderó del gimnasio, apenas se escuchaba la manecilla de un reloj del lugar.

-Ahora es lo mejor para él. –Volvió a decir Kisa, quería que Akihiko vea esa parte de él con detalles y que se dé cuenta de lo genial que es su primo.

No despegó sus ojos de Misaki. El castaño suspiró, aseguró el agarré de la pistola en sus manos y cerró sus ojos; Esa expresión delicada cautivó al peli-gris, se veía muy relajado pero estaba seguro de que sus sentidos estaban al máximo. Acto seguido, se escuchó el disparo.

 Abrió sus ojos despacio expulsando todo el aire de sus pulmones y miró al maniquí, con un hoyo en la parte de la frente.

-Se sintió bien… -Dijo con una sonrisa de satisfacción. Algo en él despertó.

 Akihiko quedó impresionado por la serenidad de Misaki y la facilidad de apuntar bien a esa distancia, cuando a él le costó tanto perfeccionarse. Y cuando miró al maniquí pensó que Misaki es el mejor en disparar, mejor que todos.

-¡Genial, Misaki! –La voz de Kisa asustó a Misaki y al voltear al verlo, tal vez por casualidad, se encontró con la mirada de Akihiko.

-¿Usami-San? Hola Takano. –Dijo saludando con la mano a Takano y este le respondía. Se acercó hasta todos los demás. Chiaki se percató de que Tori estaba ahí y con una sonrisa también se les acercó con paso veloz. –Hola, que bueno que vinieran.

-No íbamos a faltar. –Akihiko le respondió con una sonrisa. –Eres genial que con esa pistola. –Dijo señalando la pistola que el castaño llevaba en la mano.

-¿Tú crees? No creo ser tan bueno. –Por ahí apareció Hiroki ya mejor vestido, llevaba un jean negro muy oscuro y una musculosa blanca. –Hey, mejor vayamos al salón y ahí tomemos algo.

-Suena bien. –Dijo Chiaki mientras caminaba al lugar y Hatori lo seguía a su lado.

Ya llegando al salón, Misaki no había entrado antes y cómo Kisa dijo que se encargaría de que todo estuviera presentable… estaba un poco preocupado. Y sus dudas se fueron al correr la puerta y ver que todo estaba en orden y agradable. Un mantel bordó con bordados en blanco combinaba a la perfección con las paredes de madera marrones. Sobre la mesa ya estaba preparados unos vasos y una botella de algo estaba sobre la mesa, además de una ligera música de su agrado sonaba en el equipo.

-Preparaste todo muy bien. –Dijo Akihiko viendo lo bonito que estaba el lugar.

-Gracias.

Todos se sentaron a la meso redonda, y allí continuaron su charla. Todos estaban en algo diferente, mientras Kisa hablaba con Takano, Yukina y Hiroki; Misaki con Akihiko, y Chiaki disfrutaba con Hatori. Los nueve vasos habían sido llenados con la bebida que eligió Kisa. Akihiko probó un poco, estaba delicioso, demasiado.

-Que buena bebida. Tiene alcohol ¿Verdad? –Preguntó bebiendo un poco más.

-No estoy seguro. ¿Esto tiene alcohol, Kisa?

-Obvio que sí. –Dijo con una sonrisa juguetona, aunque la inocencia de Misaki no le dejó darse cuenta de nada.

-Misaki, tienes 19 años ¿Verdad? –Solo continuaron con su charla para conocerse mejor.

-Así es ¿Y tú, Usami-San?

-22. Creí haberte dicho que me llamaras de otra forma. –Dijo con un ligero tono de reproche.

-Etto… No sé cómo debería decirte entonces… -Pensó un poco, algo lindo, que vaya bien con él. -¡Usagi-San!

¿U-Usagi… San? -Dijo con un tic en el ojo derecho.-¿Por qué conejo?

 -Fue lo primero que se me ocurrió, jeje.

 -Cómo quieras… ¿Qué no piensas ir a la universidad? –Preguntó de repente, su vaso ya estaba a la mitad y seguía bebiendo.

-Nunca pensé seriamente en eso… Papá solo quiere que yo herede el mando de la familia y yo estoy de acuerdo con lo que él dice. –Misaki probó de su vaso, realmente el sabor era increíble, tomó un trago largo. –Vaya, esto de verdad es delicioso.

-¿Te lleno el vaso? –Akihiko le acercó la botella y Misaki asintió con una notable curva hacia arriba en sus labios.

Luego de cerca de cuarenta minutos todos estaban zumbidos en su mundo, él único que se quedó sin beber demasiado fue el pequeño pelinegro, esta vez quería cuidar de que no pase nada. A su lado estaban Hiroki y Yukina riendo cómo idiotas de cualquier tontería, luego Takano comenzó a hablar de sus sentimientos.

-¿Dónde estará esa persona que alguna vez amé con tanto desenfreno? –Estaba sollozando y con una botella en mano. Ya fue agarrado por lo poeta. –Éramos uno con el otro, unidos en cuerpo y alma, y ahora… Ni siquiera sé donde está.

-Hiro-Chan tiene el cabello muy suave. –Dijo Yukina mientras tocaba una ceja de Hiroki y mantenía una sonrisa boba en la cara. -¿Qué shampoo usas?

-Jeje… Elvive… Jaja Jaja… -Y el castaño miraba un punto fijo, imaginando quien sabe qué con una sonrisa despreocupada. –O Tío Nacho jeje

-Daría todo porque volviera a mi… ¿Dónde estás, oh mi amado Ritsu? –Kisa miraba a Takano que solo estaba sollozando en la silla con la botella casi vacía en la mano. -¡¿Dónde estás Ritsu?!

-Takano-San, mejor deja de beber…  -El pequeño pelinegro intentó quitarle la botella, pero Takano siempre lo evadía.

-¿Tío Nacho? Bah… Yo uso Colgate. –Mencionó Yukina haciendo un puchero con la boca.

-Eso es un jabón, idiota. –Hiroki intentó corregir a Yukina, pero ni él sabía lo que decía.

-Y él voló, y yo volé de él, y su moto se fue a la puta. –De repente se escuchó la conversación de Chiaki y Hatori, estaban riéndose de algo raro, tal vez un video de YouTube.

-Esto es trambólico… -Respondió Hatori y volvía a llenar los vasos de ambos por cuarta vez.

-¿Qué es eso?

-No sé… -Y siguieron bebiendo.

Misaki con los ojos un poco entrecerrados miraba con detenimiento las facciones de Akihiko, son simplemente perfectas. Mientras su Usagi-San lo observaba con una sonrisa de lado y de vez en cuando mordía sus labios tras ver a Misaki y pensar que podía aprovecharse.

-Usagi-San es muy guapo… -Mencionó el castaño de repente con las mejillas sonrojadas y los ojos brillando a los de Akihiko.-Demasiado.

-Tú eres muy sexi Misaki. –Dijo el peli-plateado insinuándose al de ojos verdes, se acercaba cada vez más al rostro de Misaki, sus respiraciones estaban demasiado cerca. –Quiero tenerte.

El menor con las mejillas totalmente rojas se quedó en su lugar, sin moverse e hipnotizado con los ojos violetas de Akihiko. Podía ver sus largas pestañas y su singular color gris. Tal vez fueron sus sentimientos lo que lo impulsaron a decir eso, o quizás otro efecto del alcohol; O mejor, son sus sentimientos y puede expresarlos con ayuda del alcohol. Abrió un poco su boca, causando que sus alientos se mezclaran al mencionar:

-Puedes tenerme…

Notas finales:

Les gusto? O no? speraban más? :'v

El cap me quedo muy largo por eso lo corte aquí :'v 

Escuchen, ya se que estoy tardando. 

Mi papa cree que mi comportamiento y supuestamente "Rebeldía", según él, cree que es todo a causa de la Netbook y de que siempre estoy escribiendo. No se porque pero me molesta mucho, bastante, que crea que mi actitud o personalidad es definida por una maquina asique como soy bien orgullosa para mi desgracias , le dije: "Si quertes quitame la Pc y vas a ver que yo sigo siendo igual que siempre, porque así soy yo"

Entonces me la quitó :'v Y por eso es que tardó mucho en escribir, no estoy acostumbrada al teclado de la Pc grande, asique esoy hiper lenta gomen, pero soy muy orgullosa :'v xD

Espero nos leamos pronto!

Qui´zas escriba lemon ? O no?


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