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Friamente calculado por Strawberryloveless

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Notas del capitulo:

La nueva inquilina levanta sospechas de Laila, la mejor amiga de Aria, quien no descarta la idea de que ambas han visto a Lucia tiempo atras. 

4. VAINILLA


- No, Laila –
- ¿Estas segura? – ella tiene esa mirada fija, como cuando intenta leer mis reacciones.
- No tengo nada que ver con ella, si es lo que tratas de decir –
- No es eso Aria, sencillamente tengo la sensación de haber visto su rostro antes –
- ¿Antes? – Laila asiente pensativa y yo trato de hacer memoria.
- ¿Estas segura de que no es alguna ex novia o amiga antigua? – su pregunta me toma por sorpresa y trato de memorizar cada rostro de mi pasado amoroso. Frunzo el ceño - ¿No? –
- No y te aseguro que recordaría a una chica como ella, sin duda es…- me quedo muda.
- ¿Tu tipo? – dice completando la frase y yo repaso a la pelirroja mentalmente.
- Tal vez – me limito a responder.
- Ambas sabemos que lo es Aria – ella sonríe picara y yo pongo los ojos en blanco.
- No nos desviemos del tema – digo tratando de cambiar la conversación y aunque Laila se da cuenta de ello, no insiste más.
- Su nombre es Lucia ¿Qué?-
- Lucia Fernández, creo – respondo tratando de recordar la ficha medica que firme al salir del hospital.
- Y ¿no te suena familiar, su nombre o apellido? –
- No, ninguno de los dos – Aunque he tenido miles de novias y encuentros amorosos, nadie con el nombre de Lucia Fernández está en mi lista del pasado.
De pronto escuchamos el timbre, Laila quita el seguro de la puerta y antes de girar la perilla me mira por encima del hombro para luego decir:
- No le digas nada a Lucia – yo me quedo perpleja pero asiento silenciosamente con la cabeza.


Salimos de la habitación y tras cruzar el pasillo visualizo a Lucia, quien continua sentada en el sofá. Sus manos pequeñas, mueven con rapidez sus delgados y blancos dedos sobre la pantalla de su móvil. El timbre suena, llamando una vez más a la puerta y ella eleva la mirada, percatándose de que hemos vuelto a la sala. Laila se aproxima a paso rápido hasta la puerta principal y atiende. No escucho nada y no sé quién podría venir a esta hora. Decido ignorar el hecho ya que Laila está a cargo.


- ¿Segura que no tienes hambre? – vuelvo a preguntar a la nueva inquilina.
- Segura. Me han dado un par de aperitivos en el hospital –
- Entiendo –
Nos quedamos en silencio una vez más y mi móvil suena por tercera o quizás cuarta vez, pero decido seguir ignorándolo. La puerta se cierra y Laila reaparece en la habitación.
- ¿Quién era? – le cuestiono cuando la veo acomodarse sobre el sillón individual.
- El señor García – responde con rapidez.
- ¿Vino a cobrar? –
- Si, ya es fin de mes y la renta del local sube cada primero -
- ¿Tienes un negocio? – pregunta repentina y entrometidamente la pelirroja, quien hasta ahora no había hecho más que escuchar. Laila la mira con cautela y se limita a responder:
- Si, una florería –
- ¿Propio o familiar? – continua preguntando sin vergüenza alguna la chica.
- Propio – Laila parece incomoda, me echa una mirada rápida y entiendo que es momento de parar el interrogatorio.
- Bueno…- digo parándome con energía y atrayendo la atención de ambas – Ha sido un día pesado para todas, vayamos a dormir ¿les parece? –
- Seria lo mejor, pasan de las doce de la noche y mañana tengo que trabajar – Laila se para con rapidez y en cuestión de segundos entra en la cocina.
- Vamos – le digo a Lucia y ella extiende los brazos. Mierda, había olvidado que tengo que cargarla hasta la silla de ruedas. Suelto un suspiro a causa de mi irritación.
- ¿Y cómo has llegado al sofá antes? – la cuestiono mientras acerco el mueble de metal hasta sus piernas para facilitarme las cosas.
- Con ayuda de tu amiga – dice sonriente. La miro y mis pupilas vuelan hasta la cocina, en donde Laila desde la barra, asiente con la cabeza corroborando la información.
- Entiendo -


Aunque sé que Lucia esta invalida solo de una pierna, por indicación médica, se decidió que debía cargarla y evitar algún riesgo. Yo acepte a regañadientes, únicamente porque sabía que así haríamos las cosas más rápido. La tomo por detrás de la espalda y por debajo de las piernas. Ella me rodea el cuello con ambas manos para sostenerse.
- ¿Lista? – pregunto cuando la siento segura en mis brazos. Me vuelvo a verla y noto que su mirada estaba en mí desde antes de notarlo. Me sobresalto internamente bajo sus esmeraldas fijos.
- Lista – se limita a responder.


Trago saliva y poniendo todo el peso sobre mis piernas, la levanto con rapidez. Es liviana, más de lo que aparenta. En el hospital cuando la cargue por primera vez para subirla al auto, me pareció un poco más pesada, probablemente porque me sentía irremediablemente cansada en ese momento. Me inclino en el aire para colocarla cuidadosamente sobre el mueble de metal y el olor a vainilla que desprende su cabello me inunda el olfato. Es extrañamente agradable.


- Gracias – dice una vez que la he acomodado por completo. Me incorporo y asiento con la cabeza como respuesta, mientras el olor a vainilla se desvanece poco a poco. Estoy aturdida con tan dulce fragancia.


- Laila ¿vienes? – pregunto tratando de olvidar la escena anterior y acercándome a la cocina. Mi mejor amiga desapareció de la barra y ha estado muy silenciosa los últimos minutos, por lo que me pregunto ¿Qué estará haciendo? Rodeo la sala y atravesando la puerta con el marco de metal la visualizo.
Suelto una carcajada cuando la encuentro frente al refrigerador devorando un pastelillo de chocolate con frutos rojos. Ella se ruboriza e inmediatamente se da vuelta para evitar que la siga mirando.


- Si tenías hambre pudiste decirlo antes – ella me mira por encima del hombro y dice algo entre bocados que no puedo descifrar – No te entiendo – le digo antes de volver a reír, realmente tiene las mejillas llenas de comida. Ella sonríe y se ve incluso más graciosa que antes, luego traga y bebe un sorbo de su vaso de leche fría.


- Tenia hambre, no quería dormir con el estómago vacío – el rubor en sus mejillas es evidente por muy ligero que sea.
- Tranquila, supongo que fue por haberme esperado – Ella asiente mientras continua comiendo, esta vez, con moderación.
- Adelántate – me dice y yo asiento.
- Te veo en la habitación, mientras acomodaré a Lucia – Laila eleva el pulgar y con eso sé que está de acuerdo.
Regreso a la sala y la pelirroja tiene la vista clavada en su celular. Teclea con rapidez y parece algo serio, pues la expresión en su rostro no es amigable.
- ¿Todo en orden? – pregunto sobresaltándola.
- Si – se limita a responder.
- Te llevare a mi…bueno, a la que será tu habitación esta noche –
- Gracias – ella asiente y yo devuelvo el gesto. Luego me coloco detrás de ella y con cuidado comienzo a empujarla en la silla de ruedas.


Laila y yo decidimos comprar este departamento porque además de ser barato, la ubicación céntrica del edificio nos favorecía a ambas. La florería queda a tan solo quince minutos en automóvil y mi trabajo en la empresa a diez. Y aunque el lugar es pequeño, coincidimos en que era suficientemente amplio para dos personas. Cuenta con cocina equipada, habitación de televisor, almacén o bodega, balcón, tres habitaciones con baños completos, de las cuales la tercera nos era útil como estudio y lugar de trabajo. Sin embargo, con nuestra nueva inquilina, el espacio se tendrá que ver reducido y el tercer cuarto será ocupado por ella.

- Esta es la habitación de Laila – le explico señalando la primera habitación del lado derecho sobre el pasillo que recorremos – Y esta es la bodega, o almacén – Lucia gira la cabeza ahora del lado izquierdo a donde mi mano y dedo índice señalan una segunda puerta – Siéntete con la libertad de guardar allí todo aquello que no necesites pero que quieras conservar –
- Gracias – vuelve a decir.
- También guardamos allí los enlatados y alimentos extra que utilizamos después en la cocina – ella asiente y yo vuelvo a empujarla para continuar el recorrido.
¿Por qué repentinamente estoy siendo tan amable con ella? ¿Por su olor a vainilla? Que sea mi sabor y olor preferido no deberían ser motivos para hacerme actuar así. Sacudo la cabeza y continúo explicando.
- La siguiente habitación de tu lado derecho es la mía, será donde dormirás hoy – me acerco a la puerta y giro la perilla para dejarle apreciar mi espacio personal, en el que nunca antes había dormido alguien más, además de mí.
-Es bastante amplio y ordenado – dice sorprendida.
-Lo es – trato de no sonar orgullosa por el cumplido.
-Tu habitación será la del lado izquierdo, frente a la mía – la arrastro de un empujón al lado contrario y abro la tercera puerta.
- ¿La utilizaban? Veo que esta amueblada –
- Podría decirse, Laila y yo trabajábamos aquí – Prendo la luz y ella analiza todo con sus penetrantes esmeraldas.
- ¿Estudio? –
- Así es. Aquí ella diseñaba sus adornos y decoraciones para la florería – Alto ¿Por qué estoy dándole tantas explicaciones? El objetivo era llevarla a su habitación y nada más.
- ¿Y tú? –
-¿Yo? Bueno, aquí realizaba mis actividades inconclusas de la empresa y proyectos nuevos – No diré mas, eso será lo último que responda.
- Ya veo. Lamento ser una molestia – dice repentinamente. Me quedo muda ante su inesperado comentario – Reduciendo sus espacios y sus lugares de trabajo…-
- No te preocupes, Laila y yo sabremos como acoplarnos a una tercera persona. Podremos llevar nuestras actividades laborales a nuestras habitaciones. Teníamos el estudio porque no sabíamos en que ocupar esta habitación – ¡Deja de decir cosas innecesarias! Grita histérica mi voz interior.
- Gracias – esta es ¿la tercera vez? Esta chica se disculpa demasiado, incluso cuando no es necesario.
Ignoro su comentario y cerrando la puerta detrás, regresamos a mi habitación. Arrastro la silla de ruedas por la alfombra negra con dificultad hasta que llegamos al pie de la cama matrimonial.
- ¿Imagino que no dormirás con esa ropa? – la escudriño de arriba abajo y si, efectivamente está usando prendas incomodas.
- No tengo más – ella se mira un instante y vuelve a hablar – Bastara con esto – señala su camiseta de cuadros y yo la miro seria.
- ¿Segura? –
- Si, me puedo quitar el resto – ella señala el pantalón de mezclilla gris que trae puesto y el par de converse negros.
- Entiendo - Vaya ¿así que dormirá solo con la camiseta? Sacudo la cabeza para borrar la imagen de ella en prendas menores de mi mente y vuelvo a hablar – Eres muy pequeña, ninguna prenda mía te quedaría bien. Veré si Laila tiene algo más cómodo que puedas usar – ella asiente y yo salgo de la habitación.


Llamo a la primera puerta derecha del pasillo y Laila responde con un quejido desde el interior. La encuentro cepillándose su larga y lacia cabellera negra. Cuando me ve acercarme me mira a través del espejo con sus enormes ojos azules y yo le informo la situación. Juntas buscamos por toda la habitación pero terminamos con las manos vacías. Regreso irritada a mi habitación ¡cuántas molestias en una noche!

- Lo lamento, no encontré nada que puedas us…- me quedo plantada y con la boca seca cuando al entrar me topo con Lucia, quien en prendas menores y cojeando, merodea los al rededores ¡Justo como pensé! Tiene buen cuerpo.

La miro parada al pie de la cama, sosteniendo su peso sobre la única pierna sana. Al parecer no me ha escuchado, pues analiza detenidamente las cosas que tengo sobre la mesita de noche, junto a la lámpara. Observo en silencio y la veo colocar cuidadosamente en el mismo lugar que estaba, uno de mis porta retratos familiares. Luego, comienza a sacarse la camiseta de cuadros y me quedo embobada apreciando su pálida piel. Un suspiro me delata y ella inmediatamente se percata de mi presencia. Me mira por encima del hombro y sonríe, haciéndome reaccionar.

- Perdón…- digo bajamente.
- Esta bien – responde tranquila.
Ella no parece avergonzarse y hasta cierto punto, eso me parece sexy. ¿Es una chica segura de sí misma? Bien, me agrada.
- No deberías estar de pie, lo dijeron claramente antes de salir del hospital – Lucia parece ignorar mi comentario, pues se da vuelta para colocar la camiseta sobre sus pantalones grises ya doblados, y yo aprovecho la oportunidad para apreciar sus cortas y carnosas piernas blancas. Aunque una de ellas esta vendada, puedo apreciar lo trabajados que están sus músculos ¿Qué deporte practicara? – Es peligroso, por eso es que debo cargarte ¿recuerdas las instrucciones del médico? -
- No estoy invalida, solo me herí en una pierna – continua hablando de espaldas mientras se saca las pulseras y anillos de las manos. Mis ojos ascienden hasta llegar a su ropa interior y me deleito con su trasero, es perfecto.
- Te lo advierto, si te llegas a lastimar no me hare responsable – ella voltea repentinamente, evitando que continúe apreciando su deliciosa figura. Centro mi atención en otra parte y ella parece no sospechar.
- Firmaste un contrato ¿recuerdas? Eres responsable, quieras o no – la miro y ella sonríe victoriosa. Pongo los ojos en blanco. Es verdad, había olvidado el maldito contrato.
- Entonces más vale que tengas cuidado -


El silencio reina una vez más y yo me limito a buscar en mi armario, entre las prendas viejas. De reojo la veo sentarse sobre la cama y suspirar, debe ser cansado pasearse sobre un pie. Mis manos continúan su búsqueda hasta encontrar algo más o menos útil. Me incorporo y cierro las puertas de madera, cuando giro sobre los talones ella esta recostada viendo la pantalla de su celular una vez más, en ropa interior ¿Sin pudor alguno, eh? Me gusta eso.

- Ten – Lucia eleva la mirada y yo le lanzo una camiseta vieja con estampado de una banda de rock que solía escuchar hace mucho tiempo – Es un poco grande, pero es lo que hay –
- Bastará – se limita a responder cuando atrapa la prenda.
- Bien ¿necesitas algo más? – Ella mueve negativamente la cabeza y yo asiento – Entonces te dejo descansar –
- Yo también los escuchaba – suelta ella y yo la miro interrogante – Panic! at the disco, yo también los escuchaba – sonrió cuando entiendo que habla del estampado de la camiseta.
- Eran buenos – Ella asiente contenta - Estaré en la habitación de alado con Laila – ¡Ella ya sabía eso! ¿Por qué se lo estoy repitiendo? No es como que deba decirle donde encontrarme – Si necesitas algo solo pídelo ¿de acuerdo? – ella asiente por segunda ocasión y sin decir más salgo de la habitación.


Cuando entro al cuarto de Laila, ya está acostada y con el celular en las manos. Me ve acercarme y se incorpora.
- ¿Todo en orden? –
- Si, ya está acostada – digo quitándome las sandalias y rodeando la cama - ¿Y tú? ¿Qué haces? – señalo el teléfono y ella me lanza una sonrisa traviesa.
- Investigo – responde.
- Laila… - le reprendo en un suspiro – No es nadie que haya conocido antes. Esta chica fue una simple casualidad, chocamos y ahora por negocios tengo que cuidarla por seis meses. Es todo – le digo tratando de calmar su curiosidad por Lucia.
- Aria tienes que admitir que todo es muy raro – vuelve a insistir - ¿No te parece extraño que casualmente esta chica llega siendo completamente tu tipo de mujer, choca contra tu auto, llegan al hospital y un abogado mágico soluciona el problema a cambio de que la alojes en tu casa? - ella habla con la rapidez usual que utiliza cuando está nerviosa – A mi parecer esta chica quería estar aquí a la fuerza – me quedo quieta analizando las palabras de mi mejor amiga. Hasta cierto punto tiene razón.
- Bueno, al principio también me pareció un tanto sospechoso – acepto, mientras entro a la cama junto a ella.
- ¡Lo sabía! No te creía tan boba – Laila sonríe divertida y yo le suelto un codazo fingiendo molestia.
- Pero también puede tratarse de una casualidad, no lo sabemos –
- Ya lo descubriré. Tal vez tú no lo recuerdes, pero no es la primera vez que vemos a esa chica y encontrare pruebas – dice segura mi mejor amiga y yo pongo los ojos en blanco.
- Buenas noches Laila – le digo finalizando la conversación y ella vuelve a su investigación en el móvil.
En cuestión de segundos siento mis músculos relajarse y me pierdo en un profundo y suave sueño rodeado de olor a vainilla.



CCONTINUARA...

Notas finales:

Hola! como estan? bueno primero que nada una disculpa por la tardanza, en mi pagina de facebook les he estado comentando los motivos de mi desaparicion, pero ya estoy un poco mejor. Espero que les haya gustado el cap, no olviden comentar ya que es muy valioso para mi conocer su opinion! besos <3


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