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Friamente calculado por Strawberryloveless

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Notas del capitulo: Aria sigue a la ambulancia hasta el hospital, en donde debe llenar infinitos papeles. Por indicaciones del médico, debe quedarse en la sala de espera hasta recibir noticias sobre la paciente, quien esta en operación. Aria empezara a entrar en desesperación, hasta que un licenciado, representante de Lucia, le propone una oferta atractiva.

2. CONTRATO

Llevo conduciendo aproximadamente quince minutos, voy detrás de la ambulancia, la cual sin dificultad alguna se abre paso entre las largas filas de automóviles gracias al escandaloso ruido de su sirena. Hemos tomado la carretera principal de la ciudad y conforme avanzamos empiezo a reconocer el lugar hacia el que vamos, el hospital central. Curiosamente o tal vez por azares del destino, mi departamento se encuentra a solo unas cuantas cuadras de allí. Veo la ambulancia orillarse cerca de la puerta de urgencias e inmediatamente del interior del edificio un par de hombres uniformados se acercan a mi automóvil.

-¿Aria?- pregunta el de piel morena cuando bajo el cristal de la ventanilla.
-Sí, soy yo-
-Coloque su automóvil por allá…-el hombre señala un pequeño espacio junto al resto de automóviles pertenecientes al hospital. Yo asiento con la cabeza y el hombre se retira. Con rapidez y en un solo movimiento, quedo perfectamente estacionada en el lugar indicado. Antes de bajar del automóvil, tomo mi bolso de trabajo.
-Por aquí, por favor- el mismo hombre me hace una seña y yo comienzo a andar detrás de él. Veo que de la ambulancia bajan a Lucia. La llevan atada a la camilla, mientras los hombres caminan a paso rápido rumbo a la entrada del enorme edificio. Suspiro con aires de fastidio –“Debí huir ¿en qué rayos me he metido?”-

Han pasado dos horas y por fin he terminado el papeleo, he respondido preguntas y me han hecho un par de pruebas visuales y de reflejos para verificar que no haya tenido algún tipo de trauma. Como era de esperarse, también han vuelto a atenderme la herida en la cabeza. Ahora mismo me encuentro en la sala de espera, camino de un lado a otro impaciente, como siempre. No he visto a la chica desde que entró a una de las salas de operación y el médico principal me ha dicho que se requerirá mi presencia cuando todo termine, por lo que debo permanecer aquí, perdiendo el tiempo y esperando noticias sobre Lucia, la desconocida y problemática joven con la que he chocado hoy.

Me acerco a la cafetera y elijo la opción que dice “Café americano” coloco el vaso de plástico en el lugar indicado y el motor de la máquina se pone en marcha, preparando el pedido. Miro alrededor y lo noto, por alguna extraña razón desde que he llegado a la sala de espera no he visto a nadie más interesado en Lucia. Ningún familiar, amigo, pareja, nadie. Al parecer solo estoy yo. Frunzo el ceño y tomo el vaso con la bebida caliente. Camino lentamente hasta uno de los sillones blandos de la sala de espera y antes de sentarme, tomo una de las revistas que están sobre la mesita en el centro –“¿Cuánto más piensan tardar? Comienza a anochecer”-

Reviso el celular y tengo varios mensajes de texto y llamadas perdidas, la mayoría pertenecen a mi exnovia Carolina, pongo los ojos en blanco, siempre tan persistente. Decido salir a fumar un cigarrillo y aprovecho el momento para devolver un par de llamadas de Laila, mi compañera de piso, quien al parecer se alarmó cuando llegó al departamento y no me vio allí. Le he contado sobre el tráfico, el accidente y también hemos hablado sobre Lucia, la torpe chica que condujo en dirección opuesta ocasionando tal acontecimiento. Laila pareció calmarse cuando le aseguré que yo estaba bien, pero que demoraría en llegar debido a los trámites en el hospital, así que comentó que me esperaría paciente en el departamento con un gran festín. Tan servicial y atenta como siempre, después de todo se trata de mi mejor amiga.

Cuando vuelvo a la sala de espera, veo que varios hombres han salido del cuarto de operaciones. Un hombre mayor camina en dirección a donde estoy mientras acomoda con cuidado su larga bata blanca. Noto que se acerca a recepción y cruza un par de palabras con la mujer junto al teléfono, quien luego de revisar el cuadernillo de visitas, el cual me ha hecho firmar horas antes, me mira. El hombre asiente a la mujer antes de dirigir nuevamente sus pasos a la sala de espera, quedando plantado delante mío.

-¿Aria Ugarte?- pregunta sacando un par de hojas y un bolígrafo.
-Soy yo- coloco el café sobre la mesita de cristal y me levanto del sillón. El anciano me mira de pies a cabeza y antes de hablar carraspea.
-¿Familiar?-
-No-
-¿Pariente lejana?-
-Tampoco- el hombre arquea una ceja mirándome severo.
-¿Pareja?-
-Mucho menos- sonrío cuando noto que el mayor comienza a desesperarse – Sencillamente soy la chica del otro automóvil, con la que chocó Lucia-
-Ya veo- Su expresión de fastidio me hace querer soltar una carcajada, pero mantengo la compostura - ¿Edad?-
-Veintidós años-
-¿Teléfono celular?-
-Creí que ya habían tomado éstos datos- El hombre levanta la vista y me mira con seriedad, parece incluso más molesto que antes.
-Así es, ya los hemos tomado. Sin embargo, necesito que me los proporcione una vez más, ya que usted se llevará consigo a la joven- el vuelve los ojos a los documentos y continua con su labor.
-¡¿Qué?!- me quedo perpleja ¿Llevarme a Lucia? ¿Por qué tendría que hacerlo? – Supongo que se refiere a casa de sus padres o algo por el estilo. No puedo. Verá tengo un asunto que…-
-No. La joven es huérfana y sus familiares más cercanos están fuera del país y aunque está estable, requiere de ciertas atenciones y cuidados…-me quedo petrificada ¿Qué clase de broma es esta?- Según el informe presentado por mis compañeros y paramédicos de la ambulancia, usted vive cerca de este hospital ¿no es así?-
-Si…-respondo aun estupefacta por la noticia.
-Bien, Lucia vive fuera de la ciudad y el hospital más cercano está a más de 10 kilómetros, por lo que tendría que conducir y debido a su condición actual le sería imposible…-Miro al hombre quien continua llenando los papeles y su boca no para de hablar-…ahora bien, si usted ha leído y conoce los términos y condiciones de este hospital y de las autoridades, cuando de accidentes viales se trata, al ser la causante del accidente por haber rebasado límites de velocidad establecidos, usted Aria Ugarte, deberá hacerse responsable de la joven, así como de su cuidado y tratamiento durante el lapso que éste dure, es decir, durante seis meses-
-Esto debe ser una broma- el hombre vuelve a mirarme y niega con la cabeza - Es imposible que yo deba hacerme responsable de esta chica. Para empezar ¡fue ella la que condujo en sentido contrario a su mierda de ley establecida!- no pude contenerme por más tiempo, esto debía ser una farsa, una mentira – Tampoco es mi problema que la chica sea huérfana y mucho menos que sus pocos familiares estén fuera del país, así que ¡exijo una explicación coherente!-
-Buenas tardes, doctor Legaría- escucho una segunda voz, miro por encima del hombro y noto que un hombre vestido de traje y zapatos elegantes se acerca a nosotros. Trae consigo un portafolio negro y un par de documentos a la mano.
-La dejo con el licenciado, tengo más pacientes que entender- el anciano hace una reverencia y desaparece por el mismo pasillo que llegó antes.
-Señorita Ugarte, es un placer conocerla….-
-¿Quién mierda es usted?- el hombre me mira sorprendido, luego esboza una sonrisa y me invita a tomar asiento. Acepto a regañadientes sin quitarle la vista de encima, estoy furiosa.
-Soy el licenciado Armando Trejo, vengo en representación de la señorita Lucia-
-¿Y a qué debo el honor?- el sarcasmo que uso hace que el hombre vuelva a sonreír.
-Tal vez no lo sepa, pero la señorita Lucia es huerf…-
-¡Ya lo sé mierda! Es Anita la huerfanita y los pocos familiares que tiene están fuera del país ¿yo que carajos tengo que ver con eso?-
-Tranquilícese, señorita-
-¿Qué me tranquilice? ¿Cómo mierda quiere que lo haga si están poniendo a mi cargo a una chica que ni siquiera conozco y por motivos incoherentes?-
-Señorita Aria, usted como conductora de un automóvil, debe saber que ser parte de un accidente automovilístico, sabiendo que rebaso los límites de velocidad…-
-¡Lo sé, lo sé! Pero ella iba en sentido contrario ¿no es eso peor?-
-Lo es y tenga claro que no se pasará por alto ese hecho-
-Y ahora resulta que aparte de ocasionar el accidente ¿también debo cuidarla? ¿Pagar el tratamiento? ¡Que mierda!-
-Es por esa razón que he venido ante usted. Vengo a negociar- el hombre coloca sobre la mesita su portafolios negro y quitando los seguros al costado, abre el rectángulo y del interior saca un par de hojas.
-¿Negociar?- él me mira y asiente.
-Usted rebasó los límites de velocidad y la señorita manejó en sentido contrario ¿estamos claros? – él me mira y siento que me trata como a una tonta, sin embargo parece mucho más serio que el anciano doctor, por lo que asiento paciente – Bien, usted decidió no huir y en lugar de eso llamó a la ambulancia…-asiento por segunda vez y el parece conforme – Ha pagado y hecho el papeleo del hospital, así como también ha permanecido en ésta sala tal y como se le ha indicado al principio-
-Así es- tomo el café que he dejado antes sobre la mesita y bebo un sorbo, esta frío.
-Pagó los gastos iniciales para que la señorita fuera atendida, así como los suyos. También ha hecho el pago principal para el tratamiento de la joven ¿no es así?-
-Es correcto-
-Bien, el trato es el siguiente: usted cumplirá con la obligación y con lo estipulado por la ley y el hospital, por lo que tendrá que hacerse cargo de la señorita Lucia, ofreciéndole alojamiento en su hogar y cuidados personales, dándole así la oportunidad de vivir cerca del hospital, para que cuando se requiera una revisión en su progreso no haya complicación alguna-
-¿Y qué gano yo?- el hombre me mira sonriente y entiendo que esto se pondrá bueno.
-Si usted cumple con lo anterior, el hospital y yo, nos haremos responsables de los gastos del tratamiento, es decir, usted no pagara ni un peso, así como tampoco será infraccionada por violar los límites de velocidad y su licencia de conducir le será entregada en cuanto firme este contrato. También nos haremos responsables de los gastos y reparaciones de los dos automóviles – miro con atención al hombre ¿realmente harán todo esto a cambio de que aloje a esta chica en mi departamento? Qué tontería ¿Qué ganaban con ello? pero si resultaba ser cierto, entonces no podía desaprovechar esta oportunidad, después de todo, mi salario solo me daba abasto para una persona, yo. No podía, o mejor dicho, no quería desperdiciar tanto dinero en esa estúpida chica ¡Vaya problema en el que me ha metido!

-¿Dónde está el contrato?- el hombre me extiende el papel y yo lo tomo con ambas manos. Leo cuidadosamente cada palabra en él, incluidas también las letras más pequeñas al final. Todo lo que dijo estaba impreso en las hojas, palabra por palabra. ¿realmente estaba pasando?
-¿Y bien?- pregunta ansioso el hombre un par de segundos después.
-No lo capto…-levanto la mirada y veo que él me observa confundido-…es decir, claramente me veo beneficiada con esto, pero no logro entender ¿Qué ganan ustedes?- el licenciado se revuelve sobre su asiento sonriente.
-Satisfacer a ambas, después de todo son nuestras clientas-

No lo pienso más, tomo un bolígrafo y firmo el papel.


CONTINUARA...

Notas finales: ¿que les parecio? espero les este gustando! Recuerden que este fic se caracterizara por capitulos cortos. No olviden compartirme sus bellas opiniones, ya que son muy importantes para mi y me dan alas para seguir escribiendo. Besos

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