Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

MENSAJE DE TEXTO por Aifoss

[Reviews - 43]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holaaaaaaaaa! 

Sé que en el capítulo anterior dije que iba a publicar esa misma noche, y sé que estuve alargando mucho la parte del Lemon >.< ...Bueno, esta es la primera vez en la historia que lo escribo, sin embargo, creo que esta aceptable jeje xd, fue por eso que no pude publicar, me hacía u  mundo para escribirlo....okay escribo mucho...

 

Disfruten:) 

(Narra Tetsuya) 


Al despertar sentí la necesidad de ir a correr a las caminadoras del gimnasio. Tomé un pequeño pan que estaba en la cocinita y un jugo del pequeño refrigerador. Mientras caminaba me encontré con Aomine quien traía un short y una camiseta azul oscuro. Parecía ir al gimnasio también, pues llevaba una botella de agua. 


- Buenos días Tetsu –dijo con una sonrisa estrechando el puño. 

 

 

- Hola Aomine-kun –dije caminando a su lado correspondiendo el gesto- ¿Al gimnasio? –pregunté. 

 

 

 

- Sí –respondió- ¿tú? 

 

 

- También –dije mordiendo mi pan. 

 

 

- No deberías comer… si vas a ejercitarte, podrías vomitar. 

 

 

- ¿Te daría asco verme vomitar? –él sonrió. 

 

 

- La verdad, sí –dijo arrugando la nariz. 

 

 

- Entonces, no estés tan cerca –dije tomando de mi jugo. 

Al llegar saludamos a la señorita y él estaba a mi lado en la caminadora. Me puse mis audífonos y comencé caminando. Él también parecía caminar a mi ritmo. En ocasiones me miraba y sonreía. Yo también le sonreía, me agradaba cuando me hacía caras extrañas, pues yo no paraba de reír. 

- Extrañaba a este Tetsu –dijo lo suficientemente alto para que yo lo escuchara. 

 

- Yo también me extrañaba –hablé en un susurro. Bajé de la caminadora y él me imitó. 

 

- ¿Qué te hizo tomar esa decisión? –preguntó. 

 

- Todo... tal vez necesitaba un respiro –incline mi cabeza hacia atrás mirando el techo. 

 

 

- ¿Recuerdas cuando me dijiste que te perderías a ti mismo por él? –preguntó sentándose frente a mí. 

 

 

- Sí –afirmé honestamente. 

 

 

- Creo que no lo hiciste –dijo dándome un pequeño golpe bajo la barbilla. 

 

 

- Creo que no, ¿qué tal te va a ti con Momoi-san? –pregunté. 

 

 

- Bueno… -él me miró pensativo dando un sorbo a su bebida- le prometí que intentaríamos que esto funcionara… aunque creo que no lo hará.

 
Realmente quería sonreír y abrazarlo. Le quería gritar que la dejara y saliera conmigo. Ah, no eso no, mi mente divagaba mucho. Repentinamente sentí un cosquilleo en mi estómago. No sabía si de emoción o nerviosismo, pero la sonrisa no tardó en aparecer. 

 

- Oe ¿Por qué sonríes? –preguntó también con una sonrisa.

 

 

- Perdón –cambie a mi cara de poker a lo cual el rió-, bueno… nadie te entiende Aomine-kun. 

 

 

- Lo siento –dijo riendo- pero hiciste una cara chistosa. 

 

 

- Yo no hago caras –dije poniendo mi expresión más seria posible a lo cual él no dejaba de reírse, su risa escandalosa hizo que mucha gente me mirara y en vez de reírse se asustaron. 

 

 

- Salgamos de aquí –dijo y tomó mi mano. 

 

 

-Aomine-kun ¿A dónde me llevas? –pregunté. 

 

 

- Primero, tengo que irme a duchar. Así que… -miró su reloj- dentro de media hora ven a mi camarote. ¿Estarás listo? 

 

 

- Si claro –respondí y los dos salimos corriendo. 

 

 

- ¡Aomine-kun! –grité cuando él estaba más alejado de mí. Él se giró para quedar de frente- ¡Gracias! –grité con una sonrisa. Él sonrió también. 


Entré rápidamente a mi camarote y allí estaba mi hermana con Kagami, estaban jugando lo que parecía ser Naipes. 

 

- Buenos días –saludé. 

 

 

- Hola Tetsuya –dijo Kagami y me abrazó. Me quedé en sus brazos un ratito- ¿estás mejor? –preguntó amablemente. 

 

 

- Sí, iré con Aomine-kun a dar una vuelta –dije corriendo al baño. 

 

Rápidamente me arranqué la ropa y me duché, al salir me puse una playera celeste con mangas negras y un short  azul, mis vans negras y mi cabello de siempre. Me miré en el espejo y noté que tenía las mejillas ruborizadas, algo raro en mí. Mordí mis labios y sonreí a mis adentros.

 

- ¿A dónde irán? –preguntó Kagami una vez que salí del cuarto. 

 

 

- En realidad no lo sé –dije tomando mi cámara y colgándomela al cuello. Miré mi reloj y faltaban escasos tres minutos para que fuera la media hora. Rápidamente salí corriendo a su camarote y cuando estaba por tocar, se abrió la puerta. 

 

- ¿Qué haces aquí? –preguntó Momoi en el umbral. 

 

- Vengo por Aomine-kun –dije serio y sincero. 

 

- Se está bañando –dijo tratando de cerrar la puerta. 

 

- Oh, entonces lo esperaré –alegué tratando de pasar por un ladode ella. 

 

 

- No estarás esperándolo mientras él está desnudo. El que tú ya no tengas novio no significa que puedas estar con el mío –dijo furiosa. 

 

- No estaré con él, simplemente… 

 

- ¿Qué? –dijo Aomine desde la salita, traía una toalla amarrada en la cadera. Solo eso, rápidamente sentí cómo mis mejillas se ruborizaban y agaché la mirada. 

 

- Nada, amor – Momoi trato de cerrar de nuevo la puerta. 

 

- Espera, déjalo que pase –dijo él con una sonrisa. 

 

- ¡No! –dijo ella molesta. 

 

- No te pedimos permiso, disculpa –afirmé y la empujé no con mucha fuerza hacia fuera. Ella rápido trató de incorporarse pero para entonces yo ya le había cerrado la puerta en la nariz. Cerré la puerta con seguro y comenzó a golpearla. 

 

- ¡Ábreme Tetsuya! –gruñó la bruja. 

 

- Lo siento, pero no –contesté desde dentro  y caminé hacia Aomine, él me miró sonrojado y se acercó a mí. 

 

- Aomine-kun, creo que deberías vestirte primero antes de venir a abrazarme –dije más sonrojado que nunca. Él rio audiblemente. 

 

- De acuerdo –dijo y se dio media vuelta. Pude notar esa maravillosa espalda formada que él tenía, me encantaba. Mordí mis labios y no precisamente por nerviosismo. 

 

- En un momento salgo –gritó desde la habitación. 

 

- Claro –observé mi celular. No tenía ningún mensaje nuevo. Se me hacía extraño pues regularmente a estas horas tenía uno de Daimine. Pensé en enviarle uno, pero luego tendría que conversar con él y hoy quería disfrutar de mi día con Aomine. 

 

Al salir él traía una camiseta gris y unos jeans negros, traía unos tennis negros. Su cabello estaba peinado-despeinado. Me encantaba cómo se veía. Me levanté y me acerqué a él. 

 

- ¿Listo Aomine-kun? –pregunté ya cerca de él. 

 

 

- Claro –dijo y se acercó a mí. 

 

 

- ¿Crees que Momoi-san se enoje porque me robes todo el día de hoy? –pregunté ingenuo y él sonrió. 

 

 

- No… y si se molesta, creo que tendré que terminar con ella. 

 

 

- ¿Terminar? –mi sorpresa fue grande pero disimulada. 

 

 

-  Tsk…¿Sería tan malo? –dijo aún más cerca de mí. 

 

 

-Aomine-kun, no quiero que termines con ella por mí. Eso sería demasiado cruel de tu parte –puse mis manos encima de sus hombros zarandeándolo levemente. 

 

 

- No terminaré con ella, si ella no se opone a que te vea – acercó su rostro a mi mejilla. Le dio un dulce beso y yo me aferré a él. Suspiré el varonil y exquisito olor que se desprendía de su cuello a jabón y perfume, delicioso. Él pasó sus manos por mi cintura. Estuvimos abrazados así un momento, yo cerré mis ojos, realmente disfrutaba de estar en sus brazos, pero sentí que él se alejaba un poco de mí. Al abrir los ojos él me miraba fijamente y no sonreía, miraba mis labios. Sus brillantes ojos azules relucían como nunca en la vida. Sentí cómo mi corazón latía con rapidez. 

 

 

- ¿Qué… -tartamudeé- ha… tratas de hacer? –pregunté demasiado nervioso. 

 

 

- Shh… -dijo acercándose a mis labios colocando una de sus manos en mi mejilla- solo quiero disfrutar del pequeño momento que tendré… 

 

 

- Aomine-kun… -no sabía qué pensar. Una parte de mí quería con locura que él me besara, pero la parte racional me decía que él tenía novia y que esto estaba mal. Él estaba a punto de acariciar mis labios con los suyos pero se detuvo.

 

 

 

- Tetsu, sé que esto no se repetirá, sé que esto no está bien… pero necesito besarte. Tal vez sea la última vez que lo haga, tal vez después de esto me odies y no quieras volver a hablar conmigo, de aquí hasta que se termine el crucero. Tal vez nos lastimaremos a ambos pensando que cada quien tiene su pareja, pero… -él me miraba fijamente a mis ojos acariciando mi rostro con su pulgar, yo no sabía ni qué expresión tenía mi cara- necesito hacerlo, necesito besarte, necesito probar de nuevo tus labios y ese peculiar sabor a vainilla. Necesito… que… me beses como solo tú lo haces, necesito que mi corazón se acelere al contacto de un verdadero sentimiento… necesito…

 

Y así, lentamente pegué mis labios a los de él. Entrelacé mis brazos detrás de su cuello y de un momento a otro besé fieramente sus labios. Él me apretó a su cintura y ciñó mi camiseta. Nuestros labios se movían en total sincronía, primero de una forma salvaje y fiera, tanto que sentía que mis labios sangrarían, pero luego se tornó a una forma dulce y romántica que hizo que mi mente realmente divagara, lanzándome imágenes de la primera vez que lo vi, cuando jugó su partido, de la melodía que él tocó, de cuando dormí en su habitación, de la maravillosa sonrisa que él me mostraba cada día. Me cargó en sus brazos y yo crucé las piernas en torno a su cintura. Mordí sus labios y un gruñido proveniente de su pecho hizo que mi piel se erizara y luego su traviesa lengua se abrió paso entre mis dientes para juguetear con la mía. Realmente lo estaba disfrutando. 

 

 

- Gracias –susurró entre nuestro beso. 

 

 

- Fue un placer –dije dándole un beso en la nariz. Bajé de él y tomó mi mano. Me encaminé hacia la puerta y luego él me regresó a sus brazos y me dio otro dulce beso en los labios. 

 

 

- Lo siento Tetsu, tenía que hacerlo –dijo riendo un poco. A lo cual yo solo me sonrojé. 

 

Abrí la puerta lentamente para ver si Momoi ya se había ido. Salimos de allí caminando lentamente, una vez que nos aseguramos de que ella ya no estaba. Yo venía con una sonrisita extraña y él venía demasiado cerca de mí; de vez en cuando tomando mi mano. 

 

 

- Vamos a desayunar y luego… a los videojuegos que están en la parte de abajo –dijo entusiasmado. 

 

 

- Muy bien –respondí feliz. 
Bajamos en el elevador y llegamos a un restaurante muy bonito. Pedimos hot-cakes y un poco de jugo, bueno, para mí un batido más. Allí él me mostró un curioso truco con la servilleta, parecía ser un sostén de mujer, yo no paraba de reír con eso. Luego me comenzó a hacer voces extrañas y reía sin parar. La demás gente en el restaurante se la pasaba mirándonos y en ocasiones tenía que callarlo para poder comer, sino escupiría la comida. 

 

 

- Aomine-kun ¿Te puedo hacer una pregunta? –le dije. 

 

 

- Claro –afirmó con la boca llena. Me quedé callado analizando lo que le diría. 

 

 

- ¿Es cierto lo que dijo Haizaki anoche? –pregunté medio sonrojado. 

 

 

- ¿Qué cosa? –dijo mirándome atentamente tragando de golpe- Discutimos mucho con ese imbécil

 

 

- La parte en la que… decía que tú estabas enamorado de mí –susurré a penas.

 

 

- Bueno…- se recostó en el espaldar.- la verdad es que… -él miraba hacia el pasillo.

 

 

- No… no me lastimarás si me dices que no, no me importaría… solo quiero saber la verdad. 

 

 

- Estoy muy confundido –habló honestamente, o eso creí-, cuando estoy contigo siento que no existe nada más. Que tengo todo lo que necesito y sabes bien que pienso acerca de ti, lo dulce, lo maravilloso, lo especial y lo rudo aunque no parezca –dijo recordando el beso-, que puedes ser… y me encanta eso- yo sonreí- pero… siento una responsabilidad con Satsuki que no me puedo quitar de encima, siento… como lo dijiste tú… que terminar con ella justo ahora, sería una crueldad. 

 

 

- ¿O sea que…sí lo estás? –dije refiriéndome a mí mismo. 

 

 

- Enamorado de ti Tetsu… –sonrió- sí y mucho. 

 

 

- Eso era todo lo que quería saber Aomine-kun –sonreí 

 

 

- ¿Tú… estás… enamorado de mí? –preguntó rascándose la nuca. 

 

 

- No lo sé – respondí honestamente-, pero… quisiera averiguarlo. 

 

 

- Tetsu, sabes que… tú estás en un “tiempo” y yo sí tengo novia, no creo… que sea lo correcto- instó mirándome con seriedad. 

 

 

- Yo no te pido que la dejes Aomine-kun, y yo no estoy muy convencido de querer ese anillo de vuelta. Así que… ese beso que te di –porque era verdad yo se lo di- fue más porque tú me lo pediste.- sonó cruel 

 

 

- ¿Fue solo por eso? –su tono era algo doloroso. 

 

 

- A quién engaño –dije volviendo a mi natural forma de hablar- la verdad desde hace unos días lo quería hacer, pero sabía que estaría mal.- fui directo.- Ahora el único infiel fuiste tú.- sonreí  

 

 

- Sí, pero no me siento culpable –dijo tomando mi mano. 

 

Después de desayunar fuimos a los juegos que estaban en el mismo piso, había uno en especial que era para bailar, subías y tenías que estar pisando ciertos puntos cada que la pantalla lo señalara. Allí estuvimos jugando mucho tiempo hasta que me cansé de brincar y ganarle por coordinación. 

 

 

- Tengo hambre –sobó su barriga haciendo un puchero.- ¿vamos por comida?

 

 

- Claro, quiero ir a ver a los chicos, ¿te importa si vamos con ellos? –pregunté. 

 

 

- Claro que no, vamos –dijo y tomó mi mano. 

 

Llegamos a la cubierta y allí estaban todos jugando con el balón. Se estaban divirtiendo y cuando nos vieron sonrieron automáticamente. 

 

- ¡Tetsuya! –gritó Kagami y Akashi al mismo tiempo. Midorima solo sonrió  

 

- ¡Hola! –dije muy emocionado. Corrí a sus brazos y ellos me cargaron. Estuvimos hablando y jugando unos minutos más, hasta que los chicos estaban hambrientos. Murasakibara ya agonizaba de hambre. 

 

Fuimos a un restaurante elegante y allí disfrutamos de unas delicatesen (buffet de embutidos), Aomine volvió a hacer lo de la servilleta y volví a reír como la primera vez. Al terminar estuvimos riendo de los chistes y las anécdotas que ellos nos contaban. Era un momento muy agradable. 

 

- Oe, Aomine, ¿y tú novia? –le preguntó Kagami. 

 

- No lo sé –se encogió de hombros. 

 

- ¿No lo sabes? –dijo sorprendido. 

 

- No, hoy prometí dedicarle el día a Tetsu –dijo y me sonrió. 

 

- ¿Tú exprometido? –preguntó Riko. 

 

- Ni idea –dije también despreocupado- No lo pienso ver ahora. 

 

- Vaya… así que se han dedicado a ignorar a sus parejas –dijo Midorima. 

 

- 1: Haizaki ya no es mi pareja –me excusé- 2: no tiene nada de malo si paso un día con mi extrovertido amigo.- alegué serio.

 

- Nadie se quejó de eso Kuro-chin  –dijo Murasakibara. 

 

- Al contrario, -continuó Akashi- me parece lo mejor que han hecho durante estos días. 

 

- Necesitábamos respirar un poco –dijo Aomine- qué mejor que con un gran chico como Tetsu.

 

- Cierto –dije yo- qué mejor que con alguien…como él –dije bajando la mirada. La mesa se quedó en completo silencio. Hasta que Himuro carraspeó. 

 

- Bueno… eh… -trataba de iniciar- creo… que 

 

- Será un buen día para ambos –dijo Takao ayudándole. 

 

- Sí –completamos todos. 

 

Al terminar la comida, cada quien se fue y yo caminé al lado del moreno por la cubierta, la puesta de sol estaba por terminar. Hice unas buenas tomas y luego nos sentamos en el barandal, me ayudó a meter mis piernas por debajo de este y luego él metió las suyas. 

 

 

- Ha sido un gran día –dijo él. 

 

 

- Sí, nunca me había divertido tanto –dije sonriendo mirando el horizonte. 

 

 

- Me alegra –dio un golpecito a mi barbilla como acostumbraba. 
Estuvimos en silencio unos minutos observando las olas desvanecerse hasta que la puesta de sol terminó y luego, él tranquilamente tomó mi mano. Entrelazó los dedos y me miró con dulzura, quería acercarme nuevamente a besarlo, pero ahora tendría que aceptar el hecho de que estaba enamorado de él. Así que le sonreí y desvié mi mirada hacia la oscuridad que estaba frente a nosotros. 

 

 

- Tetsu… -dijo él. 

 

 

- Dime –susurré. 

 

 

- Tengo que… ir a hacer algo importante, pero…ve a mi camarote y espérame para ver una película. El día termina hasta que se cumpla la hora en que comenzó la cita –dijo sonriendo. 

 

- De acuerdo –dije sonriente. Me ayudó a salir de allí y caminamos juntos hasta el lobby donde se dividían todos los corredores. Él apretó mi mano y luego me abrazó. 

 

 

- Ya vuelvo –me dio un beso en la frente. 

 

 

- Está bien – lo abracé más hacia mí.

 

 Al llegar a la habitación de él. Noté que Kagami aún estaba allí, me vio y se sonrojó, cosa extraña en él.

 

 

- Hola –dije y chocamos puños. 

 

 

- Que pasen buena noche, chicos. Riko me espera –se encaminó a la puerta inmediatamente. 

 

 

- Kagami-kun ¿Por qué te vas así tan rápido? –pregunté. 

 

 

- Porque puedo decir algo que no debes de escuchar, así que me voy –dijo y se fue. 

 

 

- Bueno –dije sin entender nada dejando la mochilita en el sillón. Ni bien salió el pelirrojo, entró Aomine con una sonrisa en los labios.

 

Me sorprendí al ver un piano de pared a un costado de su sala, al inicio no estaba allí. Le pregunté acerca de ello y me comentó que había pedido que le transfirieran uno con el fin de practicar un poco. Luego se sentó en el banquito, yo estaba a su lado y comenzó a tocar “I can´t  help falling in love” de Elvis Presley en versión piano; simplemente estaba perfecto, los altos y los bajos, la tonalidad, todo. Me encantó, yo no podía estar más tiempo escuchándolo, sentía que mis mejillas explotarían por tanto ardor. 

 

 

Caminamos hacia el cuarto y noté que las camas ya estaban juntas como la otra vez, sería como la vez pasada a lo “Daiki”. Encendió la pantalla y metió una película al DVD. 

 

- Ya que eres un miedoso, veremos una Comedia-Romántica con todo el dolor de mi corazón. 

 

- De acuerdo –dije sentándome en el centro de la cama. Él apagó la luz, acercó el bowl con palomitas y me dio mi vaso de batido. Él se recostó a mi lado y comenzó. 

 

Yo me quedé sentado durante toda la película y con las piernas cruzadas frente a mí. Me divertía mucho. La risa escandalosa de Aomine hacía que a mí me causara más gracia lo que pasaba. 

Al terminar él me preguntó que si quería ver otra o ya prefería dormir. Decidí dormir pues realmente estaba cansado. Apagó la televisión y yo fui al baño para cambiarme. Me estaba poniendo la camisa blanca y el short que por cierto era más corto, casi como un boxer. Me sentía realmente nervioso por eso. 

 

Al salir él estaba boca abajo con su cabeza mirando hacia donde yo estaba. 

 

 

- Ven –dijo y señaló el lugar a su lado. Obedecí y me acerqué a él. Subí a la cama y me metí entre las sábanas. No estaba demasiado cerca de él. 

 

 

- Tetsu, sé que en la tarde te dije que no terminaría con Satsuki… porque sería demasiado cruel de mi parte… pero… -rápidamente deseé que él hubiera terminado ya con ella y poder disfrutar de él sin ningún remordimiento en la conciencia. 

 

- ¿sí? –dije instándolo a que me contara. 

 

- No pude más y le conté la verdad, terminé con ella. No puedo estar con ella si a quien quiero es a ti. 

 

- Aomine-kun ¿De qué hablas? –dije con la cabeza en la luna. 

 

- Digo que… -se acercó a mi rostro, me miró a los ojos y seguía acercándose a mí. 

 

- Aomine… -dije antes de que me besara. 

 

- ¿Sí? –acercándose más. 

 

- Espera –me alejé de él. 

 

- Escucha, lo siento si… bueno yo… lo siento –hablaba nervioso alejándose más de mí- No quise incomodarte. 

 

- Terminé definitivamente con Haizaki –dije rápido y claro. 

 

- ¿De verdad? –habló confundido 

 

- Sí… yo tampoco quería seguir con una farsa como esa, si al que quiero es... a ti.-agaché la mirada. 

 

Nos quedamos un momento callados, tanto que incluso pensé que ya se había quedado dormido. Me recosté y abracé mis rodillas. Estuve así hasta que sentí que el sueño me ganaba. Cuando por fin sentí que me sumía en las sábanas… 

 

- Tetsu… -susurró él cerca de mi oreja. 

 

 

- ¿Sí? –girándome para quedar frente a él. 

 

 

- Te quiero… -dijo acercándoseme. 

 

 

- Yo… -le di un pequeño beso en los labios, el cual él me correspondió- yo comienzo a quererte Daiki. 

 

Él puso su mano en mi mejilla y acercó su cara a la mía hasta terminar con la distancia que nos separaba. Él me besaba tiernamente, acariciando con delicadeza mis labios, mi mente divagaba y podía sentir cómo se nublaba mi cabeza, él era realmente adictivo, no quería que se separara de mí, ni siquiera en pos de aire. 

 

Nuestro beso se tornó más serio y él comenzó a acariciar mis brazos. Desde el hombro hasta la muñeca dejando un pequeño rastro de fuego recorriendo la distancia que tocaba. Yo tenía las manos aferradas en su cabello acercando su boca cada vez más a mi cuello, mientras aspiraba el olor de su shampoo, él pasaba sus labios alrededor de mis clavículas y luego mordía con delicadeza, provocando un pequeño gemido de mi parte. Aomine traía una camiseta de tirantes y cuando encontré el borde comencé a levantarla, él notó mis intenciones y se puso de rodillas sobre la cama, yo me enderecé junto con él y comencé a alzarle la camisa, él levantó los brazos y por la luz de la luna que traspasaba la ventanilla del cuarto, noté su cuerpo tan deliciosamente marcado, lo miré desde su ombligo hasta sus ojos y me miraba con deseo, me hizo sonrojar. Puse una de mis manos sobre su pecho desnudo y me acerqué a él. Yo ahora respiraba con cierta dificultad pues me encontraba demasiado nervioso. Él aún tenía los jeans puestos así que bajé mi mano izquierda y le desabroché el cinturón, ante eso él me miró con los ojos como plato y yo mordí uno de mis labios, sabía lo que quería, yo sabía exactamente lo que quería. Simplemente quería que él me hiciera suyo. Él me miraba totalmente sorprendido, nunca había visto esa parte de mí, ni yo la creía. 

 

 

- Tetsu… estas seguro de que… -dijo sorprendido, yo no podía escuchar más allá del pulso que taladraba mis oídos. Me acerqué lentamente a él, le di un beso y él abrazó mi cintura. 

 

 

- Daiki, quiero que… -susurré en su oído- Quiero experimentar esto contigo, quiero que me enseñes el verdadero significado de hacer el amor, no sé… si esto que tenemos durará –dije separándome un poco para que me viera a los ojos- no sé si quiera si esto es lo correcto. No sé por qué esperé tanto tiempo para hacer esto…- pequeñas lágrimas me salían.- pero sé que haré esto por amor, porque realmente siento algo por ti, porque por fin… puedo entregarme a alguien que realmente lo merece… porque me enamoré de ti.

 

 

- Yo también me enamoré de ti –dijo cerca de mis labios acariciando mi cabello-, ahora calla… -dándome un beso apasionado- solo déjate llevar… te haré mío. 

 

Él levantó mi camisa y me recostó, puso su cuerpo sobre el mío y yo pasé mis manos por la delgada línea que dividía su espalda. Él me besaba con cierta fiereza pero yo agradecía ese palpitar en mis labios, sentía que la piel que él tocaba se convertía en cenizas. Tiré de su pantalón y él se lo quitó dejándolo solo en boxers, luego me arrancó el short dejándome solo en la prenda interior.

 

 

Me observó detenidamente, su mirar me hacía el amor dos veces. Me volvió a besar y yo arranqué la única prenda que lo dividía de mí. Él también hizo lo suyo. Ahora podía sentir con mucha claridad lo que era estar con una persona.

 

 

 Me acariciaba los muslos mientras yo mordía sus labios, puso su cara al lado de la mía y pellizco mis botones y luego mi espalda, susurraba mi nombre con fiereza y yo el de él con la voz entrecortada. Descendía lentamente desde mi oído, trazando un camino con su lengua y marcas de chupetones sobre mi piel, en señal que era su propiedad, que él era el único dueño y amante de mi carne. Llegó a la zona baja de mi abdomen hasta mi miembro sintiendo como su cálido tacto lo rodeaba empezando a masturbarme lenta y tortuosamente. Incontables suspiros y gemidos escapaban de mi boca, cubría mis ojos con las manos por la vergüenza.

 

-Tetsu….- decía la ronca y excitada voz de Aomine.- mírame…- hice caso a su pedido. Él me miraba, sus ojos tan cerca de los míos, se hundían y perdían en una intensa oleada de sensaciones. Aun sin dejar el trabajo de su mano, me besó junto a la intromisión de su lengua enlazándose con la mía mientras mis manos surcaban toda su espalda.

 

 

En un cierto momento del beso me fijé en la hombría de mi amante, <<Dios mío, eso no es humano>>, su desatendido amiguito provoca más excitación en mí.

 

-Ahh…Da-aiki-i…-hablaba entre gemidos del ósculo.- déjame hacerlo también.- el me miró divertido, pues a pesar de que yo era un inexperto quería, o más bien, necesitaba hacerlo. Invertí la posición y me puse encima de él a la proximidad de su virilidad. Tragué saliva, pues su tamaño era indómito, y viendo su rostro expectante, tomé aquella parte de su ser acariciándola pausadamente, subía y bajaba... dirigí mis labios hacia su hombría y extendiendo mi lengua di el primer lametón, ver su expresión fue lo que me llevó a comenzar a juguetear con la cabeza de su miembro dentro de mi boca...

 

 

Sus manos se enredaron en mi cabello y comenzaron a jalarlo... sus gemidos roncos cubrían la habitación, poco a poco fui abarcando más de aquel trozo de carne entre mis labios, introduciéndolo hasta donde dio mi garganta... su cuerpo se agitaba más, movía sus caderas en busca de más contacto simulando estocadas...

 

-Voy... a...- jadeaba entrecortado entre mis actos...

 

 

 No le hice caso a sus palabras, y comencé a succionas la punta de su miembro, así... sentí... el líquido viscoso y tibio deslizarse por mi boca llenándola por completo, trague su semilla relamiendo las sobras de su miembro...

 

Aomine tomó mi mano y de un tirón me sentó sobre él, mis piernas estaban a los costados de su cadera haciendo que nuestros falos se rozasen y estremecieran, susurrándome – Hoy serás mio-. Acarició una vez más mi miembro con tanta rudeza y agilidad, solté un grito de placer al correrme entre nuestros pechos; mientras una de sus manos bajaba cautelosamente a mi entrada. Introdujo la punta de su dedo índice en mí,... algún gesto de dolor pasó por  mi rostro pero poco a poco cambiaron a jadeos, introdujo un segundo dedo comenzando a hacer movimientos de tijeras dentro: mis labios entreabiertos eran atrapados por los suyos mordiéndolos hasta casi sangrar. Cuando introdujo el tercer dedo simuló el vaivén de las penetraciones, mi espalda se arqueaba llamando a gritos algo más…

 

De repente sus dedos salieron con brusquedad de mi interior provocando un quejido de insatisfacción de mi parte. Me recostó boca arriba, posicionándose entre mis piernas <<Eso no va a entrar>>pensé. Tomó la punta de su muy despierto miembro contra mi entrada y lentamente fue penetrando en el, la estreches de mi cuerpo y la palpitante intromisión me excitó mucho más, y eso que entro solo la mitad

 

Aunque quisiera ocultarlo, algunas lágrimas se escapaban de mis ojos, no quería que me viera así, por ser mi primera vez, el dolor era tremendo. Daiki seco las lágrimas con su pulgar y me besó los párpados con delicadeza.

 

 

-Te amo Tetsuya…

 

 

-Te amo Daiki…

 

Al acostumbrarme al dolor y este transformarse a un placer único moví mis caderas en señal de que continuara... estaba listo...
El vaivén de mi cuerpo contra el suyo comenzó, su falo  me apretaba deliciosamente, sus embestidas lentas pero firmes, entre suspiros, gemidos y jadeos susurraba mi nombre y yo el de él... Que bien se oían aquellas palabras de aquellos labios. Al cabo de unos minutos en ese ritmo me desesperé, quería más, quería todo de él...

 

-Nhg..Ahh..Da-aiki.- gemía de sobremanera.- mételo todo.- Aomine sonrió en señal de aprobación.

 

Entre Romanticismo y pasión, mi amante introdujo por completo su ser. Arquee mi espalda y un grito lascivo escapó. Enrollé mis piernas en su cadera, el ritmo de las embestidas aumentaba más rápido y sin interrupciones, golpeando una y otra vez mi punto más frágil... con una de sus manos comenzó a  masturbarme al ritmo de las estocadas. El placer era tan intenso, este ritmo me enloquecía, me aferré a su espalda, arañándola, marcándolo por completo, mientras el succionaba mi cuello y el sonido de las pieles chocándose se apoderaba de la habitación. Gemía como no creí hacerlo en mi vida y él me miraba y susurraba lo hermoso que era y lo mucho que le encantaba.

 

-Tetsu... yo... me vengo- gimió en mi oído.

 

-Uhhm... Yo igual... pero... dentro, vente dentro de mí...- dije como pude lamiendo su lóbulo.

 

Dicho y hecho... 2, 3, 5 embestidas más y mi querido moreno derramó su esencia en mi interior.

 

Dejé que me amara por el resto de la noche, solo Dios sabe cuántas veces más lo hicimos. Yo me había convertido en el chico más deseado del barco, el que disfrutaba como nunca de esa noche, el que había alcanzado las estrellas dos veces. Sentía cómo sus ojos llamaban al verme y cómo los míos pedían más… 

 

Cuando por fin terminamos, me recosté con la cabeza sobre su pecho totalmente satisfecho de lo que había pasado esa noche. Él me dio un beso en la frente y susurró tranquilo. 

 

- Fue la mejor noche que he tenido hasta ahora –sonreí feliz por eso-, gracias por permitirme ser el primero, espero que el único y el último. 

 

 

- Lo serás –dije besándolo. 

 

 

- Quiero ser el único chico que te tenga, quiero ser el único que te pueda besar, quiero ser el único que pueda reclamar tu nombre… Kuroko Tetsuya –susurró- ¿te gustaría ser mi novio? 

 

- Daiki –él sonrió y a mi casi se me salían las lágrimas- Claro que sí –y lo volví a besar.


 

(Narra Satsuki) 

 

Estaba tan furiosa porque el estúpido Aomine había terminado conmigo y por el tonto de Kuroko. Yo soy mujer, yo tengo pechos, yo era más bella, yo lo conocía a la perfección. No puedo creerlo aún, yo le daba todo lo que quería de mi cuerpo y él me dejó por un chico fantasma sin estrenar. 

Esto no se quedaría así. Él quería ser “feliz” yo le voy a dar su felicidad. Cuando él se fue, rápidamente fui al camarote de Haizaki. Sin tocar entré y él estaba tirado en el sillón con una botella de tequila a su lado. 

 

- ¿Qué haces? –dije quitándosela. 

 

- Nada –dijo totalmente sobrio. 

 

- ¡Aomine terminó conmigo! –dije furiosa. Él se levantó y me tomó de las manos. 

 

- No lo necesitas –dijo acercándose para besarme, su contacto me hacía estremecer.

 

- Yo… es que… -me besó, algo en él hacía que yo no me pudiera separar, ni con todos los hombres que estuve sentía eso que sentía con él- yo sé que no lo necesito… 

 

- No… -dijo él entre nuestro beso. 

 

- Pero no quiero que se salgan con la suya, no quiero quedarme con los brazos cruzados. 

 

- Tetsuya también terminó conmigo –dijo separándose de mí. 

 

- ¿Qué? –dije sorprendida. 

 

- Pero tampoco lo dejaré irse así como así… no lo dejaré hasta que sea mío… 

 

Esa idea me agradaba, ese chico necesitaba un buen susto y qué mejor que nosotros juntos para poder crear un plan maestro. 

 

- Solo hay que esperar… dejar que esos tortolitos se enamoren cada vez más y luego separarlos de golpe… así sufrirán más –habló Haizaki malévolamente.

 

- Perfecto –afirmé- aunque ahora estaré sola –dije agachando la cabeza. 

 

- ¿Y luego yo donde quedo? –acunó mi barbilla entre sus manos. 

 

- Justo frente a mí –susurré y dejé que pasara esa noche lo que tenía que pasar.

Notas finales:

Nos vemos:)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).