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MENSAJE DE TEXTO por Aifoss

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Notas del capitulo:

Buenoooo, por motivo de mi cumple que es el domingo jeje les regalo este cap que más de uno quedrá matarme xD 

 

No me odien plssssss

 

disfurten!!

-Te dije que de alguna forma u otra, no saldrías ileso de esto. –alcancé a escuchar, traté de parpadear para aclarar mi vista nublada pero no podía. Mi cabeza dolía y traté de parar el dolor con mis manos, pero no podía. Estaba atado. Cerré los ojos fuertemente y cuando los abrí, pude notar en dónde estaba. 

 

 

- ¿Qué? –dije asustado. En un rápido movimiento, inspeccioné la habitación en la que estaba, era un camarote pequeño y sin luz, yo estaba atado de manos y pies sobre la cama con todo mi cuerpo desnudo - ¿Dónde? –pregunté aún asustado. 

 

 

- Sh… tú no te vas a ir de aquí hasta que seas mío –dijo alguien frente a mí, mi cabeza dolía tanto que no podía distinguir la voz. 

 

 

- ¡Auxilio! –comencé a gritar desesperadamente, mi cuerpo se movía en espasmos incontrolables, las lágrimas corrían como riachuelos por mis mejillas. 

 

 

- No te escucharán –dijo y una música extraña azotó la habitación, estaba demasiado alto, casi juraría que no escuchaba ni mis propios sentimientos.

 

 

- ¡Auxilio! –grité aún más fuerte. Gritaba llorando y asustado a más no poder, la cuerda que me amordazaba la boca casi no me dejaba respirar. 

 

 

- No escaparás –se escuchó cerca de mi oído. Me moví lejos de donde provenía la voz y traté con desesperación desatarme. La música continuaba en puro griterío.

 

Estaba agitado, asustado, cansado de tanto luchar contra esas cuerdas. Sentí que alguien acariciaba con un solo dedo mi tobillo, hasta llegar a mis muslos desnudos. 

 

 

- ¡No! –gritaba y me movía con desesperación. Ese delicado dedo se tornó en una mano fría y firme tocando todo a su paso, lastimando cada una de mis terminaciones nerviosas. Alguien jalaba mi cabello, mientras otra persona se encargaba de tocar todo mi cuerpo desnudo. Me sentía tan indefenso y tonto allí, sin poder desatarme y sin poder sentir otra cosa que no fueran esas gélidas manos acariciando mi cuerpo desnudo, en partes indebidas. 

 

 

- ¡Déjame, no me toques! –gritaba desesperado. Sentí cómo ponían una mano en mi frente, giraban mi cara hacia el lado derecho, besaron mi cuello y luego se acercaron a mi boca mordiendo mi labio inferior. 

 

 

- ¡No, asqueroso pedazo de idiota! –gritaba yo moviendo mi cara a todos los lados posibles. Seguían presionando mi cara hacia un lado, casi sentía cómo mordían mi oreja y estiraban mi cabello. -¡Púdrete!- esa voz solo reía

 

 

-Que lágrimas tan lindas- dijo con sarcasmo

 

 

- ¡Ayuda!-grité de nuevo cuando sentí una cachetada muy fuerte.

 

-¡cállate, perra!- me penetró en una sola estocada y solté un grito de dolor- Eso, gime para mí-comenzó a moverse muy duro y salvaje sin importar que me desgarrara.-Oh dios, eres tan apretado, delicioso- hablaba esa voz en mi oído, esas putredas manos agarraron mis nalgas profundizando las penetraciones; una sensación cálida recorría mis muslos…era sangre. Después de no sé cuanto se corrió dentro de mí 

 

-Aún no terminamos zorrita- al salir de mí creí que esto ya había acabado, cuando una carnosidad chocaba mi rostro, me retiraron la venda de los labios haciendo presión para que la abriera.-¡Abre la boca sino te irá peor!- obedecí mientras el tipo movía sus caderas arremetiéndolas hasta mi garganta provocándome harcadas - ¡Te lo beberás!- y se corrió en mi boca.

 

Luego de todo el martirio, la música se apagó y  quedó en silencio. 

 

 

- Haré esto cada noche por el resto del viaje –me dijo la voz misteriosa y distorsionada -. Me llego a enterar que le dijiste a alguien y morirás. 

 

 

- ¡Prefiero morir que dejar que me hagas esto! –le grité. 

 

 

- ¡No me importa si mueres tú o no, pero te importará si matamos a tu novio o alguno de tus amigos! –me gritó la voz de una mujer. 

 

Yo me quedé callado, estaba agotado, me dolía todo mi cuerpo y sentía que mi entrada estaba despedazada por la forma en que me tocaron tan sucia y descaradamente. 

 

 

- Déjenme ya…por favor –supliqué, las lágrimas corrían más rápidamente y mi corazón palpitaba de una forma acelerada. Sentía que mi piel no daba para más, ardía como si me estuvieran prendiendo fuego. 

 

 

- ¡Recuérdalo, cada noche por el resto del viaje! –gritó de nuevo esa voz. 

 

Sentí que me quedaba dormido otra vez y no pude más, me rendía y cerré los ojos. 

 

Al despertar traía la ropa del día anterior, la luz se asomaba por la ventanilla. Mis manos estaban rojas y mis muñecas estaban amoratadas. Me levanté y al sentarme sobre la cama sentí cómo mi cuerpo temblaba, mis piernas dolían y peor aún, mis caderas estaban destruídas. Me puse mis zapatos y a paso lento y tembloroso salí de la habitación. 

 

Caminando me di cuenta de que estaba en el primer piso, subí al elevador y me encontré con el chico Kotaro. 

 

 

- Buenos días, ¿estás bien Kuroko? –me preguntó el chico amablemente, yo ni siquiera lo miré. Al llegar a mi piso, metí la llave de mi camarote en la cerradura y abrí la puerta. Adentro estaba Aomine, Kagami y mi hermana. 

 

 

- ¿Dónde estuviste? –preguntó mi novio preocupado- Te estuvimos buscando toda la noche. 

 

 

No lo miré y no saludé a nadie, me sentía lo suficientemente débil y sucio como para mantener esta conversación. Caminé a la habitación y ellos me siguieron, me quité los zapatos, tomé una toalla y entré al baño, cerreé la puerta y abrí la regadera. Yo aún tenía la ropa puesta cuando el agua me empapaba. Las lágrimas salían con la misma fluidez que las gotas del agua al recorrer mi cuerpo. 

 

 

- Amor, ¿estás bien? –preguntó Aomine desde la puerta. No respondí, ¿qué le iba a decir? ¿La verdad? Claro que no. Tal vez me creería y… qué con eso, no podría borrar lo que hicieron y tampoco curaría las heridas que me causaron. Tampoco encontraría a quienes me hicieron esto, ni siquiera los vi. 

 

 

- Amor… ¿Qué pasó? –giré mi cabeza para verlo y él estaba viéndome, ahora estaba más cerca de la regadera. 

 

Me senté en el piso de la regadera y recargué mi cabeza en donde el agua aún me pudiera mojar. 

 

 

- Tetsu, ¿qué tienes? –preguntó ahora cerca de mí. Él cerró la llave y yo agaché la cabeza. Las lágrimas seguían sobre mis mejillas y mi cabello empapado no me permitía verlo. Él tocó mi mano y yo la aparté de él.

 

Me sentía tan poco digno de su tacto, me sentía sucio. Él no se merecía a alguien sucio y usado, él se merecía a alguien limpio, sin ninguna mancha en su cuerpo. No alguien como yo. Se acercó a mí y trató de abrazarme, yo me hice pequeño, me estremecí ante su roce. Él se alejó de mí y se me quedó mirando, yo observaba mi reflejo en el suelo del baño, tenía un aspecto terrible. Mis ojos tan hinchados como rojos, la cara pálida, mis labios los tenía adoloridos y morados, así como cada parte de mi cuerpo lo estaba. 

 

 

- ¿Qué pasó, por qué no quieres hablar? –preguntó él a mi lado, pero sin tocarme. No respondí. 

 

 

- Tetsu… amor, me preocupas –dijo un tanto alarmado. Puso su mano mi hombro. 

 

 

- No… -susurré- no me toques –pedí, a lo cual él inmediatamente alejó su mano de mí y entrecerró los ojos. 

 

 

- ¿Por qué? –preguntó en un susurro también. 

 

 

- Ya no más –susurré de nuevo. 

 

Él se puso de pie y se sentó en la tina que estaba frente a mí, solo observándome. Yo me quedé allí empapado, sintiendo como el mundo se me venía abajo. No soportaba sentirme tan poca cosa, tan vacío y tan utilizado. Todo me dolía, pero no se comparaba con el dolor que sentía en mi corazón, me habían violado. Mi autoestima estaba por los suelos, ¿quién se interesaría en alguien cómo yo? 

 

Cerré los ojos y dejé que mi mente se apagara, no quería ver a nadie, no quería hablar con nadie, admito que prefería estar muerto que estar así. 

 

- No lo sé –se escuchó la voz de mi novio a lo lejos- no me habla, no quiere que lo toque. 

 

 

- ¿Pero por qué? –dijo Riko. 

 

 

- ¡No lo sé!, ni siquiera me mira a los ojos –dijo preocupado y con la decepción en su voz- Iré a dar una vuelta, quisiera darle un poco de espacio hasta que  esté listo para hablar conmigo. 

 

 

- Está bien –dijo ella- trataré de hablar con él. 

 

 

- Por favor –pidió Aomine- cualquier cosa, me dices. 

 

 

- De acuerdo –dijo ella. 

 

Unos minutos después, con los ojos entreabiertos noté cómo se acercaba mi hermana con una toalla a mí. Mis espesas pestañas no me permitían ver su expresión, y yo la verdad no la miraría a los ojos. Riko me cubrió con ella y me levantó del suelo, caminé a paso lento pues me dolía al caminar. Temblaba y no precisamente de frío. 

Caminé hacia mi cama y me tiré sobre ella. Mi hermana buscó algo de ropa para mí. La puso sobre la cama y luego salió de la habitación para que yo me cambiara. Obedecí, me puse los pantalones de buzo, una playera y luego una sudadera sobre ella, para ocultar los moretones de las muñecas. Tomé mi celular y lo metí en la bolsa de la sudadera. Me puse unos lentes oscuros y salí de la habitación. 

 

 

- ¿Tetsuya? –dijo mi hermana desde el silloncito cuando vio que me acercaba a la puerta- ¿Quieres hablar? –preguntó. 

 

 

- No –susurré y abrí la puerta. Cerré la puerta tras de mí y caminé a paso lento por el pasillo. Me encontré con Midorima, Murasakibara y Akashi. 

 

 

- ¡Tetsu-chin! –dijo Atsushi cerca de mí, me acarició el cabello a lo cual yo me estremecí- ¿Estás bien? –preguntó cuando notó que yo estaba llorando. 

 

 

- ¿Qué pasa? –preguntó Akashi preocupado. 

 

 

- Déjame, solo… no me toques –pedí y el pelila se alejó de mí por lo menos tres pasos. Caminé lejos de ellos y no me dijeron nada. Solo me dejaron ir. Me puse la capucha de la sudadera, entré al elevador y salí hacia el bar más cercano. 

 

(Narra Aomine) 

 

Estuve esperando a Tetsu unas horas después de la presentación en el camarote, pero no aparecía. Fui al de él y me dijeron que no lo habían visto que se suponía que estaría conmigo. Le dije que yo lo había escoltado hasta la entrada del camarote pero que allí me había separado de él. 

 

Salimos a buscarlo, pero era imposible buscar en todo el barco, había áreas en las que nosotros no podíamos entrar. No le dijimos nada al padre de él para que no se preocupara, pero ya eran las diez de la mañana y no aparecía. 

Estaba en su camarote cuando escuché que abrían la puerta. Tetsu entró, traía la misma ropa de anoche, su cabello estaba enmarañado, estaba pálida y sus ojos bastante hinchados. Caminaba lentamente, de hecho parecía que le dolía al caminar. 

 

 

- ¿Dónde estuviste? –pregunté- Te estuvimos buscando toda la noche. 

 

Él no respondió y caminó un poco más rápido a la habitación. Todos lo seguimos pero no dijimos nada, se quitó los zapatos y tomó una toalla. Entró al baño y abrió la regadera, me quedé afuera esperando respuesta o algo de él, pero no había nada. 

 

 

- Amor, ¿estás bien? –volví a preguntar, ahora estaba dentro del baño pero aún lejos de él. Tetsu miraba el suelo y parecía llorar, aunque las gotas de la regadera no me dejaban distinguir muy bien. Caminé un poco más, para acercarmele. 

 

 

- Amor, ¿qué pasó? –pregunté preocupado, él no miraba hacia algo en especial, tampoco abría la boca. Se sentó en el suelo de la regadera y recargó su cabeza en una de las paredes, cerré el agua y él aún estaba llorando. 

 

 

- Tetsu, ¿qué tienes? –pregunté aún más cerca. Traté de tomar su mano y cuando la toqué,  la alejó de mí. Me acerqué para abrazarlo, necesitaba abrazarlo, algo no andaba bien. Cuando lo hice él se hizo pequeño y comenzó a sollozar, me alejé de él y se calmó. 

 

 

- ¿Qué pasó, por qué no quieres hablar? –pregunté y dejé mi mano en su hombro. 

 

 

- No… -susurró a penas y la escuché- no me toques –pidió. Eso me sorprendió mucho, pero lo obedecí. 

 

 

- ¿Por qué? –pregunté alarmado, estaba bastante preocupado, ¿qué tenía?

 

 

- Ya no más –suplicó lloroso. 

 

Me puse de pie y me senté en la tina, me quedé unos minutos observándolo. Tetsu parecía estar muerto en vida, solo miraba el suelo y no decía nada. ¿Qué le había pasado a mi prometido?, ¿qué fue lo que lo rompió?, ¿Qué lo hacía aborrecer mi tacto?, ¿Por qué no me contaba lo que tenía?, ¿No me tenía confianza?, ¿Necesitaba tiempo? Él cerró sus ojos y parecía estar dormido, sabía que no me permitiría levantarlo de allí así que salí del baño silenciosamente. 

 

 

- ¿Qué tiene? –me preguntó Riko una vez afuera del baño. 

 

 

- ¡No lo sé! ni siquiera me mira a los ojos –dije bastante preocupado y decepcionado, lo pensé bien y le dije- Iré a dar una vuelta, quisiera darle un poco de espacio hasta que esté listo para hablar conmigo –aunque la verdad estaría preocupado por él todo el día. 

 

 

- Está bien –dijo Riko- trataré de hablar con él. 

 

 

- Por favor –pedí- cualquier cosa me dices. 

 

 

- De acuerdo –dijo y salí de la habitación. 

 

Kagami se fue conmigo, íbamos caminando en silencio hacia nuestro camarote. Por una extraña razón el pelirrojo estaba tan serio como yo. Metí la llave a la cerradura y me serví un trago, también le serví uno a él. Nos sentamos en el sillón y comenzamos a tomarlo en silencio. 

 

 

- ¿Le habrá pasado algo? –preguntó Kagami. 

 

 

- Creo que sí –susurré- lo que no comprendo es por qué no quiere decir qué. 

 

 

- Tal vez tiene miedo. 

 

 

- ¿De qué? –pregunté aún más preocupado. Taiga me miraba con cierta tristeza, su frente se arrugaba un poco y fruncía la boca, confundido. 

 

 

- No lo sé –susurró también. 

 

 

- Cuando lo vi en el baño, sentía cómo me oprimía el pecho. No podía verlo tan indefenso y lastimado allí.- rememoraba la escena en mi memoria.- Hubieras visto la expresión de su rostro cuando traté de abrazarlo.

 

 

- ¿Cuál era? –preguntó. 

 

 

- Comenzó a llorar y se alejó de mí, cómo si estuviera asustado de que yo le hiciera algo. 

 

 

Nos quedamos un rato más en silencio y luego se escuchó que tocaban en la puerta de nuestro camarote, rápido me levanté a abrir, con la esperanza de que fuera Tetsuya quien tocaba. Pero no, eran tan solo Midorima, Muarasakibara y Akashi. Traían también la cara de preocupación. 

 

 

- Daiki… -dijo Akashi antes de decir hola- ¿qué le pasa a Tetsuya? –preguntó. 

 

 

- ¿Por qué? –pregunté, ya una vez que estábamos sentados los cinco en la sala. 

 

 

- Ahorita que veníamos caminando, nos encontramos con él y sabes que cuando lo veo siempre desordeno su cabello -dijo Murasakibara, yo asentí- hice lo mismo y comenzó a llorar. Luego me pidió que no lo tocara y me alejé un poco. Tetsu-chin sin decir nada solo se fue, ni siquiera nos sonrió ni nada. 

 

 

- Yo tampoco sé qué le pasa –le informé- anoche no durmió aquí, lo estuvimos buscando, ¿verdad Kagami?

 

 

- Cierto, tampoco durmió con nosotros. Estuvimos buscándolo y Kouki tampoco lo vio. 

 

 

- ¿Qué le estará pasando? –se preguntó Kagami a si mismo. 

 

 

- No lo sé, pero esto me frustra.- llevé mis manos enterrándolas en mi cabello.-. No quiere hablar conmigo, no me deja tocarlo ni siquiera me mira a la cara. 

 

 

- Pues veremos qué pasa, no te preocupes –dijo Midorima con una mano sobre mi hombro- todo se solucionará. Trataremos de ver que está pasando. 

 

 

- Gracias Midorima, de verdad quiero saber qué lo tiene así. Me siento un idiota el verlo tan frágil y no poder hacer nada –dije preocupado. 

 

(Narra Tetsuya) 

 

 

Después de mi efusivo encuentro con Murasakibara, salí al elevador y subí a la cubierta. Allí me senté en una de las bancas y me quedé observando el mar. Hoy unos nubarrones se comenzaban a acumular en el cielo, el sol salía pero luego se ocultaba. Yo siempre había amado los días nublados pero hoy no sería un día como esos. 

 

Me puse los audífonos de mi celular, me concentré tanto en el mar que no noté cuando el tiempo pasaba. Abrí la galería de mi celular y observé las fotos que tenía. Estaba saturado de fotos con los chicos y más con Aomine, quien siempre salía haciendo caras o dándome un beso en un ojo o en la mejilla. Mis sonrisas parecían tan sinceras en ese momento, ahora yo las notaba lejanas y difíciles de volver a esbozar. 

 

- Hola –saludó Ogiwara, el admirador, a mi lado. 

 

 

- Hola –susurré. 

 

 

- ¿Estás bien? –preguntó con una gran sonrisa. 

 

 

- Sí –susurré lentamente, un nudo en mi garganta no me dejaba hablar con claridad. 

 

 

- ¿Qué pasa? –dijo preocupado. 

 

 

- Nada, ¿qué haces aquí Ogiwara-kun? –traté de aclarar mi garganta. 

 

 

- Nada en especial, solo te vi muy solito aquí y te quise saludar. 

 

 

- Ah –dije, cómo hacer que se fuera, sin ser grosero y que tampoco se llevara una mala imagen de mí. 

 

 

- Creo… que por algo estás solo, ¿quieres que me vaya? –preguntó, ese chico leía mis pensamientos. Una lágrima pasó por mis mejillas y él lo notó- Tetsuya ¿qué tienes? –preguntó asustado. 

 

 

- Nada –susurré y mordí mis labios. Él se acercó a mí y me abrazó. No me aparté de él. Comencé a llorar desesperadamente, me aferré a su camiseta, él acariciaba mi cabello. 

 

 

- Tranquilo… ya pasó… ya pasó… -susurraba una y otra vez. Luego de estar así por unos minutos, me separé  y observé hacia el mar, que ahora se encontraba un tanto oscuro por los nubarrones. 

 

 

- ¿Quieres hablar de algo? –preguntó. 

 

 

- En realidad, ahora sí me gustaría estar solo, por unos minutos –pedí, me sonrió y me dio un fuerte abrazo. 

 

 

- Si necesitas algo solo dímelo –pidió y luego se fue.

 

Unas chispitas comenzaron a caer sobre mí, moví la silla hacia un lugar donde no cayera el agua directamente, pero aún así, cuando las gotas caían al suelo de la cubierta me salpicaban un poco. 

 

“Amo a mi novio, pero me da miedo decirle una terrible realidad” –envié a Daimine. Sabía que él me respondería, él era el único que podría guardar mis secretos. 

 

 

¡ITetku, ha pasado mucho tiempo! Si amas tanto a tu novio y él te ama, no debes de tener miedo a decirle la verdad” –recibí. Amaba tanto el timbre del mensaje de nuevo. Sabía que él era como mi luz, una luz cálida, alguien en quien confiaría cuando no tuviera con quien hablar. 

 

 

“¿Pero y si esa verdad no le gusta y me deja de amar como dice hacerlo?, ¿Qué tal si lo decepciono o simplemente dejo de gustarle?” –envié. 

 

No creo que te deje de amar. Tetku, no hay cosa tan grave como para que un hombre te deje de amar de un día para otro” –recibí. 

 

 

“No me siento digno de sus sentimientos, él me ha dado todo para estar con él y yo no le podré dar lo mismo. Estoy vacío, usado, sucio” –envié. 

 

 

Tetku, la verdad no sé qué es lo que está pasando contigo, pero mi novio también está atravesando por una crisis y me preocupa” –recibí. Estas eran demasiadas coincidencias, realmente esperaba que a su novio no le estuviera pasando lo mismo que a mí. 

 

 

Cuídalo mucho –pedí- no dejes que nada lo aplaste, no dejes que él se aplaste a si mismo. Ámalo, mímalo. No sé porqué situación esté pasando, espero que no sea algo tan malo como me pasa a mí. De verdad espero que tu situación con él se resuelva” –envié. 

 

 

“Yo también espero que se resuelva, no me gusta verlo tan triste. No sé si le estará pegando depresión, casi me da miedo que se quite la vida” –recibí. 

 

 

Quitarse la vida…qué salida tan fácil…Pero no para mí. No me importa lo que hay más allá de la muerte, no creo rencarnar en un animal u otra persona, tampoco creería vivir en el cielo, pero tampoco en un infierno…qué complicada es la mente…Preferiría, estar en el ataúd y punto. 

 

 

No permitas que eso pase, tal vez lo único que necesita es tiempo. Yo… realmente no sé lo que quiero, eso de quitarse la vida me suena tan tentador ahora” –envié. 

 

 

¡Jamás, nunca, jamás digas eso! No viviría con la conciencia tan tranquila y pensando que tú morirás. ¿Qué sería algo tan… malo, como para pensar en quitarse la vida?” –recibí. 

 

 

No me conoces realmente, al fin soy solo alguien más que te envía mensajes. Algo, de lo que no tienes salida y que se repetirá una y otra vez hasta que no tengas opción” –envié. 

 

 

“Tetku, no te entiendo. Por favor sé claro conmigo… prometimos ser sinceros con nosotros. Mi novio no me habla y no me dice qué le pasa. Ahora tú también estás en una crisis y no me quieres decir la verdad” –me envió. 

 

 

Respecto a tu novio, no sé realmente qué le sucede o por lo que este pensando, espero que pronto te cuente su realidad. ¿Para qué contarte la mía si no puedes hacer nada para remediarlo? Solo te haré sentir impotente e inútil desde aquél lado tuyo, donde no harás nada más que escuchar y rogar porque yo esté bien y eso solo será si en verdad te preocupo” –envié. 

 

 

Claro que me preocupo, tal vez no pueda hacer nada desde aquí, pero por lo menos habrás hablado con alguien. Eso es lo que le trato de hacer entender a mi novio, pero parece que no le importa” –recibí. El novio de Daimine comenzaba a desesperarme, pero sentía que me mordía la lengua, pues yo también le estaba ocultando la verdad a Aomine. 

 

 

Daimine, eres realmente amable y me encanta hablar contigo. Discúlpame si no te hablé durante estos días, ya me hacía falta tener una conversación contigo” –envié. 

 

 

“Prometí siempre estar aquí para ti, además yo también te extrañaba un poco. Lamento no haber hablado contigo antes” –recibí. 

 

 

No habría diferencia entre ayer, mañana u hoy. No sonrío cómo antes, pero… gracias por hablar conmigo” –envié. 

 

 

“Ahora, volvemos al tema ¿puedes contarme eso que no le quieres decir a tu novio?” –recibí. ¿Decirle la verdad a Daimine? Sé que no se lo podría decir a Aomine pero, no estaba seguro. 

 

 

“Bueno, es que me enteré que, alguien abusó sexualmente de su hermana, no encuentro la forma de decírselo… pero a la vez tengo miedo de que me odie por no decirle la verdad” –envié. 

 

 

“¡Por Dios! Eso es un acto tan cobarde y tan horrible. Sin dudar, se lo debes de decir, no creo que se enoje contigo por decir algo como eso, al contrario debe de estar agradecido por que lo dijiste ¿conoces al chico que abusó de ella?” –preguntó. 

 

 

No, solo me enteré de que la habían violado, ella se siente como basura, sin remedio y tiene muchas ganas de acabar con su vida así como yo también las siento” –envié. 

 

 

“¡No lo hagan, Morir nunca es la solución! Tetku, tú no tienes nada que ver con su situación, abstente de hacer cosas tan estúpidas. Dile que el mundo sigue girando, que todo estará bien, trata de hablar con ella. Convéncela que se puede salir de esto. Llama a la policía, díselo a quien más confianza le tengas” –recibí. 

 

 

“No nos creerán Daimine. Simplemente tenemos miedo a que esa gente lastime a nuestros seres queridos y hagan con nosotros lo que quieren” –envié. 

 

Miré hacia el mar y no había nadie en la cubierta, solo dos chicos enamorados que jugaban bajo la lluvia. Abracé mis rodillas frente a mí y luego mi celular vibró de nuevo. 

 

 

“¿Hagan con nosotros lo que quieren? –leí- ¿También abusaron de ti?” –recibí. Bueno, por mis palabras lo había descubierto. 

 

 

Sí, y si no hago lo que quieren matarán a mis amigos. No quiero que nada malo les pase. No me importa que acaben con las sensaciones que mi cuerpo aún siente, al final así es como me siento, solo como un cuerpo y nada más” –envié. 

 

 

“¡Tetku!, que… hijo de puta ¿te hizo eso? Te juro que estoy tan molesto. ¿Cómo puede haber gente tan mierda en el mundo? ¿Cómo…? Ni siquiera encuentro las palabras para decirte lo furioso que estoy” –recibí. 

 

 

“Te dije que no querías saber mi realidad, por eso quiero morir. Para no traerle problemas a nadie, para no preocupar a nadie, para acabar con esto de una vez” –envié. 

 

 

“No, esa no es la solución, porque no solo morirás tú, sino tu familia, tus amigos y lo más importante matarás a tu novio. Yo moriría si mi novio se quitara la vida, me iría junto con él, ¿para qué quedarme en el mundo si no estaría con él? Definitivamente esa no es la solución. Tetku, lucha, lucha por lo que realmente quieres, lucha por salir adelante. Ese tipo no está bien, llama a la policía Tetku” –pidió. Mis lágrimas estaban empapando de nuevo mi ropa. 

 

 

“No quiero que ellos sufran, trataré de luchar, trataré de superar esto. Pero me siento tan sucio, tan desechable, no creo que él se merezca estar con alguien cómo yo” –envié. 

 

 

 

Él si de verdad te ama, no verá lo que pasó, sino valorará que estés luchando por salir adelante” –recibí. 

 

 

Espero que él sea como tú, que me entienda y me de tiempo. Aún así no le quiero decir la verdad, no quiero que sepa aún que soy un chico violado” –envié. 

 

 

Entonces, espera hasta que los dos estén bien y puedan hablar tranquilamente. Tetku por favor, no dejes que te vuelvan a tocar. Eso está muy mal, no dejes, no permitas que lo hagan” –recibí. 

 

Ya no le respondí, estuve allí viendo cómo la lluvia no cesaba y abracé mis piernas frente a mí una vez más. Mis lágrimas corrían de nuevo por mis mejillas. La noche invadió el barco y las luces comenzaban a encenderse. Tomé mi celular y caminé hacia dentro, allí me encontré con mi hermano quien me veía preocupado. 

 

Se acercó a mí y yo retrocedí un paso hacia atrás. Entramos al elevador, él solo me miraba, pero no me preguntaba nada. Kouki también de vez en cuando me miraba pero solo se limitaba a picar los botones por nosotros. Mi hermano se bajó en nuestro piso y yo esperé a que las puertas se cerraran. Él me miró extrañado pero no dijo nada. 

Luego de salir del elevador caminé al saloncito del piano con la esperanza de que no hubiera nadie allí. Al entrar solo estaba Akashi y parecía escribir en una libreta algo.

 

 

- Hola Tetsuya –me saludó cuando entré. 

 

 

- Hola –susurré.

 

 

- ¿Estás bien? –preguntó. 

 

 

- No en realidad, pero no importa –susurré y me senté en el piano- ¿puedo? –pregunté. 

 

 

- Adelante –dijo, se quedó callado y comencé a cantar 

 

(N/A. La canción es “My inmortal” de Evanescence <3)

“Estoy tan cansado de estar aquí; reprimido por todos mi miedos infantiles 

 

Y si te tienes que ir, desearía que solo te fueras, porque tu presencia todavía perdura aquí 

 

Y no me dejará solo …


Estas heridas no parecerán sanar, este dolor es simplemente demasiado real 

 

Hay tanto que el tiempo no puede borrar… 

Cuando tu llorabas yo secaba tus lágrimas, cuando gritabas yo luchaba contra todos tus miedos 

 

Tomé tu mano a través de todos estos años, pero tu tienes todavía…Todo de mí 

 

Tu solías fascinarme, por tu vida resonante, ahora estoy limitado por la vida que dejaste atrás… 

 

Tu rostro ronda por mis, alguna vez agradables sueños 

 

Tu voz ahuyentó,toda la cordura en mí…

 

Estas heridas no parecerán sanar, este dolor es simplemente demasiado real 

 

Hay tanto que el tiempo no puede borrar… 

 

Cuando tu llorabas yo secaba tus lágrimas, cuando gritabas yo luchaba contra todos tus miedos 

 

Tomé tu mano a través de todos estos años, pero tu tienes todavía…Todo de mí”



Allí en esa parte comencé a sollozar, tan fuerte que no podía seguir cantando. Akashi se levantó rápidamente para abrazarme, pero una vez cerca de mí se detuvo y no lo hizo. 

 

 

- Estoy bien –traté de decir. 

 

 

- Tetsuya, una vez te dije que yo nunca me alejaría de ti a menos que tu mismo me lo pidieses, y ahora no pienso abandonarte. 

 

 

- Estaré bien Akashi-kun –volví a decir. Akashi tomó mi mano con suavidad y le dio un beso, se sentó a mi lado y sonrió. 

 

 

- Toca algo para mí, por favor… te ayudará. 

 

Se me vino a la mente una de las canciones que Riko solía escuchar, era de una banda llamada Coldplay.

Cuando lo intentas todo pero no tienes éxito, Cuando obtienes lo

que quieres pero no lo que necesitas, Cuando te sientes tan

cansado pero no puedes dormir, 

Atascado en marcha atrás... 

 

Cuando las lágrimas caen por tu rostro, Cuando pierdes algo que no puedes reemplazar, 

Cuando amas a alguien pero se desperdicia, 

Podría ser peor? 

Las luces te guiarán a casa y encenderán tus huesos. Y yo intentaré arreglarte.. 

Bien arriba o bien abajo. Cuando estas muy enamorado como para dejarlo pasar. 

 

Si nunca lo intentas nunca sabrás…lo que realmente vales. –en esa parte a él se le iluminaron los ojos.

Sentí cómo mi celular vibraba e interrumpí la canción, me paré del banquito alejándome de Akashi para poder leer el mensaje. 

 

“Es de noche y si no quieres que les pase algo a tus amigo, más te vale que aparezcas por el corredor sur del primer piso, en la entrada B, frente al extintor” –era del mismo número desconocido de ayer. 

 

 

Sentí cómo una fuerte corriente eléctrica azotaba mi cuerpo, no quería ir. Eso era obvio pero tampoco quería tentar a estos tipos. 

 

-Me tengo que ir –le dije y él me sonrió forzosamente. 

 

 

- Está bien, estaré aquí… cada noche a esta hora si quieres hablar –dijo amablemente. 

 

 

- Gracias, pero no vendré –le di la espalda para salir de allí. 

 

 

- Tetsuya, estamos preocupados por ti… ¿qué está pasando?

 

 

- Nada que ustedes puedan evitar. 

 

 

- Tetsuya…


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