Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

MENSAJE DE TEXTO por Aifoss

[Reviews - 43]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

AVISO!!!

Quiero notificarles a todos mis queridos lectores que este Fic, "MENSAJE DE TEXTO" se esta acercando a su final </3 faltan aproximadamente 4 capítulos :( asi que algunos serán un poco cortos a diferencia de los anteriores, pero bueeeeeeeeeeeno 

Disfruten!!

(Narra Tetsuya) 

 


Cuando desperté sentí que mis muslos dolían mucho, ni siquiera me podía parar bien. Me puse denuevo el buzo, una sudadera negra y ordené un poco mi cabello

Salí de la habitación y encontré en la salita a Riko y Kagami viendo algo en la televisión. 

 

 

- Buenos días –saludó mi hermana. 

 

 

- Buenos días – abrí el pequeño refrigerador, saqué la leche y bebí del envase. Luego me serví otro poco en un vaso. 

 

 

- ¿Dónde has estado estos días? –preguntó. 

 

 

- Por allí –dije buscando algo de galletas o cereal en la cocina. Mi estómago rogaba una manzana o un pan.

 

 

- ¿Dónde es por allí? –preguntó Kagami- Estamos preocupados por ti. Tienes idea lo difícil que es cubrirte el paso con tu papá, se me están agotando las excusas –dijo apenado. 

 

 

- No necesito que me cubras –dije sin inmutarme.

 

 

- ¿Qué te está pasando? – preguntó mi hermana poniéndose de pie encarandome- Aomine no deja de preguntar por ti. Todos estamos preocupados por ti. 

 

 

- ¡Estoy bien! –alzé la voz mientras comía una galleta. 

 

 

- Creo… que vuelvo después – dijo el pelirrojo, o sea que Riko hablaría conmigo. Salió y cerró la puerta tras de sí. 

 

 

- Dime la verdad –dijo molesta. 

 

 

- No puedo decírtelo –se me cristalizaban los ojos. 

 

 

- ¡¿Por qué no?! 

 

 

- ¡Porque no! – traté de calmarme. 

 

 

- ¿Estás engañando a Aomine? –preguntó de golpe. Eso me sorprendió tanto que tosí. 

 

 

- ¡Por supuesto que no! –le grité- Amo a Aomine, más de lo que te imaginas, haría cualquier cosa, créeme Riko, cualquier cosa por protegerlo. 

 

 

- ¿Entonces, por qué no lo miras ni a la cara?, ¿por qué actúas tan extraño con todos nosotros?

 

 

- Porque… no merezco su cariño –se me salió decirle. Cerré la boca de golpe, sabía que después de decir eso vendrían más preguntas. 

 

 

- ¿Por qué lo dices? –preguntó preocupada. 

 

 

- Porque de verdad no lo merezco, él ha sido muy bueno conmigo. Me quiere y me respeta. Yo no… soy tan digno y ni tan bueno como a él le gustaría. 

 

 

- ¿De qué estás hablando? –preguntó confundida y desesperada. 

 

 

- No lo entenderías –seguí comiendo 

 

 

- ¿Hace cuanto que no tocabas la comida? –preguntó. 

 

 

- Como tres, cuatro días  

 

 

- Estás pálido y más delgado, tus labios están blancos y tienes ojeras –dijo- ¿te estás drogando con algo? 

 

 

- ¡Riko deja de hacer conclusiones, tú solo estás fantaseando! –pedí furioso- Nunca me he drogado, no he bebido, no engaño a Aomine y tampoco soy anoréxico si es lo que piensas. 

 

 

- ¿Qué tienes entonces? –preguntó molesta. 

 

 

- Nada –susurré. Ella se sentó en el sillón molesta, yo terminé mi vaso de leche y me salí del camarote.

 

Después de debatirme un rato con mi mismo, decidí ir a visitar a Aomine. Toqué un par de veces y luego de dentro salió Kagami. 

 

 

- ¿Puedo entrar? –pregunté, él se hizo a un lado. 

 

Entré a la habitación y Aomine estaba viendo una película recostado, cuando entré me dio una mirada fugaz y luego vio hacia la pantalla de nuevo, como si no hubiera visto nada. Me recargué en el marco de la puerta y mordí mis labios. 

 

 

- ¿Cómo sigues? –pregunté. Él tragó saliva y sin mirarme contestó. 

 

 

- Mejor. 

 

 

- Que bien –dije mirando su cuarto. Él no decía nada solo seguía mirando su película, me recordó a Haizaki cuando me quedaba con él. 

 

 

- ¿Dónde has estado? –preguntó. ¿Qué le respondería ahora? 

 

 

- Resolviendo algunos asuntos –respondí saliéndome por la tangente. 

 

 

- ¿Qué tipo de asuntos? –preguntó. 

 

 

- Unos importantes de los cuales no puedes saber – no encontrar una excusa lo suficientemente buena para decirle. 

 

 

- “no puedo saber” –repitió- ¿por qué no? –insistió. 

 

 

- Porque… no sería bueno que lo supieras. 

 

 

- ¿Me estás engañando con alguien? – su voz cambio a una decepscionada. 

 

 

- ¿Qué? –dije sorprendido. 

 

 

- Te vi con Haizaki en el bar el otro día –su mirada azul me perforaba duro en el corazón, jamás había observado esa decepción por mí. 

 

 

- No te engaño con nadie y menos con él –la verdad no sabía si lo que hacía Haizaki conmigo fungía como un engaño. Pero me sentía una basura como si realmente lo engañara. 

 

 

- ¿Entonces porqué te ocultas de mí? No dejas que me acerque a ti, tampoco dejas que te toque y a penas me miras a los ojos, Tetsu, ¿qué tienes? –se sentó en la cama y yo estaba como pegado al marco de la puerta. 

 

 

- Nada –desvié la mirada. 

 

 

- No tengo mucho tiempo conociéndote, pero tengo noches y días junto a ti, sé cuando mientes. Ahora dime la verdad.

 

 

- Es que no puedo decírtelo –dije con un nudo en la garganta. 

 

 

- ¿Por qué? –dijo más desesperado. 

 

 

- No… no puedo –repetí. 

 

 

- ¿No confías en mí?… -él también luchaba por contener su enojo. 

 

 

- Aomine… no quiero que te molestes y perdón si te he lastimado, de verdad que no es mi intención. 

 

 

- ¿Entonces por qué lo haces? – sus ojos se humedecían- ¿Porqué me lastimas Tetsu? 

 

 

- No es mi intención hacerlo… lo que más quiero es protegerte – apenas y salía mi voz. 

 

 

- No haces un buen trabajo –se limpió una desgraciada lágrima que paseaba por su mejilla. 

 

Luché por quedarme parado donde estaba, tenía muchas ganas de correr a abrazarlo. Tenía ganas de decirle lo que pasaba pero… ¿y si lo volvían a lastimar? ¿qué tal si esta vez lo mataban? ¿qué tal si no era él, era Kagami, Akashi, Murasakibara, Midorima o incluso Kouki o mi padre? ¿Qué tal si en vez de tomarme a mí… tomaban a Riko o a Takao o Himuro, incluso Ogiwara, quien ya era parte de mis amigos cercanos? 

 

Miré mi anillo y lo toqué un par de veces, me dañaba mucho lo que iba a hacer. Pero yo no quería que esto empeorara y Aomine terminara lastimado, no se merecía otra Momoi en su vida. 

 

 

- No me regreses el anillo –pidió Aomine, ahora estaba frente a mí- Si vas a terminar conmigo… no me regreses el anillo. Ese es solo tuyo –me dijo con la voz conteniendo el llanto. 

 

 

- Aomine-kun yo…- mis lágrimas corrían.- no quiero terminar contigo… pero… entenderé que tú si quieres hacerlo. 

 

 

- Tampoco quiero terminar, pero me estás obligando a hacerlo –dijo molesto- ¿Qué te ha pasado? Antes, eras un gran chico, hablabas y me contabas todos tus secretos. Ahora, huyes de mí, te guardas cosas que no deberías guardar y te encierras en no sé que mundo que no me dejas entrar. Me estás alejando, no sé por qué. Pero… he sufrido tanto que… no quiero volver a sentir ese dolor. 

 

 

- No mereces sentir ese dolor –dije honestamente, me quité el anillo y lo metí a su bolsillo- Tampoco merezco ser parte de tu vida, no soy lo suficientemente bueno para ti. 

 

 

- Tetsu… 

 

 

- No Daiki –le dije- estarás bien sin mí. De hecho…estarás mejor sin mí. Mi padre tenía razón, cuando despertaras no te gustaría lo que verías a tu lado. 

Me alejé de él y al salir al pasillo rompí en llanto. Me sentí tan mal por perder a la única persona que me había amado tal y como yo era. Mi corazón se había hecho pedazos y mi mente no daba para más, me senté allí en su puerta y abracé mis rodillas. Luego escuché su llanto desgarrador que solo hacía que me convierta en cenizas.

Corrí de allí, si seguía escuchandolo terminaría ahogado en mis propias lágrimas. Subí por las escaleras y llegué a la cubierta. Era medio día así que el sol estaba en su punto. 


Estaba llorando aún, pensando en qué hacer. Si realmente quería recuperar a Aomine tenía qué decirle la verdad, pero si lo hacía lo podrían matar. 

Sentí cómo mi celular vibraba y lo saqué de mi bolsillo. 

 

“¿Cómo estás Tetku? Comienzo a preguntarme si la única persona que vale la pena es mi propia madre” –dijo él. 

 

 

“Estoy a punto de arrancarme el corazón. Créeme, ellas son las únicas que valen la pena, las madres nunca hacen sufrir a sus hijos” –envié. 

 

 

“¿Aún no le dices a nadie lo que pasa? Ya díselos no sé por qué su afán de ustedes  ocultar la verdad, yo odio que no me digan la verdad” –recibí. 

 

 

“Yo no te he mentido nunca, te dije que abusan de mí y lo sabes bien. Nunca te he ocultado nada. Soy más sincero contigo que conmigo mismo” –envié. 

 

 

“Sé que no me mientes pero ya dile a tu familia lo que está pasando, ¿conoces al tipo que te hace esto?” –preguntó. 

 

 

“Por desgracias sí, no solo es uno son dos o tal vez tres” –envié. 

 

 

“Bola de pendejos, qué les pasa por la mente. Que idiotas, te juro que me siento tan impotente de no poder golpearlos y defenderte. Ninguna persona se merece lo que tú estás sufriendo” –recibí. 

 

 

 

Nadie lo merece, de verdad lo sé. ¿Qué si lo que hago lo hago para proteger a los seres que quiero?” –envié. 

 

 

“¿Te vendes para protección de tus seres queridos? Eso no lo sabía” –recibí. 

 

 

No me vendo, hago lo que me piden” –envié. 

 

 

“No me parece correcto por ninguna forma en la que la mires, nada es correcto si se hace contra la voluntad de alguien, nada. Tetku, abre los ojos, no quieras esconderte en las excusas, eso está mal por cualquier lado que lo quieras ver” –recibí. Cuanta razón tenía él. 

 

Estaba discerniendo ese mensaje cuando noté que Aomine caminaba por la cubierta, Momoi lo acompañaba y parecían caminar a paso lento. Él tenía la mirada fría y ella parecía disfrutar de estar a su lado. Qué rápido se había encontrado con ella… Más bien, qué rápido la ofrecida lo había engatusado

Ella cuando me vio se puso frente a él y le plantó un beso. Rodeó su cuello con sus manos y lo acercó más a sí. Él no parecía responder el beso pero tampoco se separaba. Caminé a su lado con la cabeza gacha. 

 

 

- Oh, Kuroko, tiempo sin verte –dijo sínica. 

 

 

- Cierto –no me detuve. 

 

 

- Tetsu… -susurró Aomine. 

 

 

- No te detengas por mí –le supliqué- al fin y al cabo, tu fuiste quien terminó conmigo. Mereces estar con alguien más. 

 

 

- ¡Qué mejor que yo! –dijo la pelirosa. 

 

 

- No exageres –sonreí- le dije con “alguien” no con “algo más”.-A la pelirosa se le borró la sonrisa y Aomine se quería carcajear, pero se mordió los labios y desvió la mirada.

 

 

- Adiós “odioso asesino de cámaras” –hacía tanto tiempo que no lo llamaba así que hasta yo mismo me sorprendí de mi tono. 

 

 

- Adiós –contestó. La pelirosa me tomó del brazo y se acercó a mi oído. 

 

 

- Lo pagarás esta noche –susurró lentamente

 

 

Caminé a un paso apresurado y llegué al camarote de mi padre, dentro se encontraban Alexandra, su hijo Ogiwara y mi hermano. 

 

 

- Hijo, ¿dónde te has metido? –preguntó mi padre preocupado, me abrazó pero yo rápidamente me quité de él. 

 

 

- Por ahí – me senté en el silloncito. Ogiwara me observaba y mi hermano también lo hacía. 

 

 

- ¿Qué? –les pregunté una vez desesperado. 

 

 

- ¿Puedo hablar contigo? –pidió Shigehiro. Después de un gran suspiro y una patada de debajo de la mesa por parte de mi hermano acepté. 

 

Entramos al cuarto y yo me recosté en la cama de mi padre. Él se sentó frente a mí. 

 

 

- ¿Cómo sigues? –preguntó. 

 

 

- Estoy bien –dije y cerré los ojos. 

 

 

- Estás pálido y mucho más delgado que cuando te conocí. Ese día del partido tú me dijiste que no dejara que nada me aplastara y que mi novio no podía mandarme en nada. Nadie podría obligarme a querer algo u odiar algo. 

 

 

- Eso qué tiene que ver conmigo –pregunté aún con los ojos cerrados. 

 

 

- No lo sé, pero supuse que tú deberías de ser una persona fuerte y de un gran corazón. Merecedor de Aomine, tú eres casi como mi hermano. No… sé porqué situación estés pasando. Pero quiero que sepas que siempre estaré aquí para apoyarte. 

 

 

- Gracias –dije con simpleza. 

 

Después de un rato sentí cómo me comenzaba a quedar dormido. Jamás había sentido tanta paz como la sentía esta noche, estaba completamente en los brazos de Morfeo, simplemente durmiendo. No me importaba el exterior, no me importaba lo que estaría haciendo Aomine con Momoi, no me importaba lo feliz que eran los chicos con sus parejas, no me importaba la frustración de Akashi por acercarceme, no me importaba cuanto amaba Kagami a mi hermana, no me importaba cuan enamorado estaba Kouki de Hikari. No me importaba nada. Simplemente… quería dormir. 

Notas finales:

Nos leemos!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).