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MENSAJE DE TEXTO por Aifoss

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Notas del capitulo:

Sin más...el siguiente capítulo :3

 

Salí del camarote y me encontré con mi padre. 


- Supe que un chico hizo que tiraras la cámara por la borda –dijo apenado. Lo abracé y él me correspondió- Tranquilo hijo, encontraremos una buena cámara para ti, pero ya no llores. 
- De acuerdo –dije triste. Fuimos juntos al restaurante que estaba en el cuarto piso. Mis hermanos ya estaban allí y nos sonreían. Hice media sonrisa y me senté junto a Kouki

- Hola, ¿estás mejor? –me preguntó. 


- Sí –respondí seriamente. Me abrazó y luego tomé un poco de refresco. Comimos filete, pues mi padre quería darse el lujo desde el primer día. Después de estar riendo toda la noche, decidimos que era bueno ir a dormir ya. Íbamos caminando por el pasillo cuando nos encontramos con Kagami, y el chico de ojos heterocromáticos, estaban acompañados de otro chico alto de cabello verde igual que sus ojos con lentes además de otro chico azabache laceo que venía enganchado del peliverde por el cuello.


- Buenas noches –dijo Kagami. Mi padre sonrió y siguió de largo junto con Kouki. Nosotros aún nos quedamos allí parados- Te presento a Midorima Shintaro y a su novio Takao y él guapo de allí es Akashi Seijuro. Murasakibara, un amigo nuestro se tuvo que quedar en la habitación, se enfermó y lo está acompañando su pareja Himuro.


- Es un placer –dijimos mis hermana y yo. Me causo extrañeza que este chico peliverde que se ve tan serio fuera homosexual, pero ello no me era incómodo porque yo también lo soy aunque ellos no lo sepan.


- También para nosotros –dijo Takao y Midorima se limitó a asentir con la cabeza. Akashi solo sonrió.


- Hola –dije a Akashi haciendo una media sonrisa-, lamento haberme puesto así… es solo que… esa cámara era importante para mí.- escondiendo mi mirada de los penetrantes ojos bicolor.


- Sí lo notamos, no te preocupes. Seguro que Daiki le agradará saber que ya no lo odias –dijo con una serenidad que para mí era seductora. 


- Aún lo odio, tú no tienes nada que ver con él, por eso me disculpé –dije frunciendo el ceño. 


- ¿Fuiste tú a quien le tumbaron la cámara? –dijo Kagami sorprendido. 


- Sí  – <<Idiota>>susurré para mis adentros. 


- No fue su intención, además se siente culpable –dijo Midorima 


- Igual y ya pasó –dijo mi hermana. Yo la fulminé con la mirada. 


-Estoy cansado, será mejor que nos vayamos ya a dormir –dije tomando a Riko del brazo. 


- De acuerdo, que descansen –dijo Kagami y le dio un beso en la mejilla a mi hermana. Yo caminé y solo me despedí de ellos con la mano. 


(Narra Aomine) 


Luego de estar en el bar, decidí ir al camarote para dormir un rato. Recordé cada cosa que pasé con Satsuki y me di un buen baño en la tina de hidromasaje. Me quedé allí por unos minutos y luego recordé que mi celular estaba en la maleta. Al sacarlo noté que tenía un mensaje allí. 

Era un número desconocido. 

“Hola, amor. Siento el haberte dicho tantas cosas. Por favor perdóname tú a mí. Lamento que lo nuestro no haya funcionado y… quiero que sepas que siempre estaré a aquí para apoyarte, aunque tú casi no me correspondas a esto tan fuerte que siento”. 

Esas palabras me hicieron sentir extrañamente bien. Describieron exactamente el sentimiento que tenía ahora. Me hicieron sentir especial. Pensé en que se habrían equivocado pues… yo no esperaba que alguien me dijera eso. Sabía perfectamente que Satsuki no era. 

“Hola. Yo también lamento que no haya funcionado. Agradezco estas palabras tan alentadoras  tuyas y también el hecho de que estarás allí para apoyarme no importa lo que pase. Sería un tonto si no te correspondiera. Aunque… no creo que sea yo el indicado para decírtelo”. 

Me metí de nuevo a la tina y relajé el cuerpo. Comenzó a timbrar mi celular de nuevo. Era otro mensaje. 

“Tal vez, ninguno de los dos sea el indicado para decir algo acerca de esto. No somos perfectos y cometemos errores. Eso lo entiendo perfectamente. Hoy… peleé con alguien por algo estúpido, pero me dolió lo que hizo”. 

Estar hablando con… ¿él o ella? No sabía siquiera si era mujer u hombre. Decidí guardar mi cautela pues… esto podría ser algo peligroso, ¿Qué pasaba si era una admiradora compulsiva y psicótica con intenciones de violarme? Bueno estoy haciéndome el dramático

“Bueno, como dijiste todos cometemos errores. Una persona como tú no debe de pelear con alguien, aunque sea la ofensa más fuerte o el insulto más duro. Si tú conservas la compostura te aseguro que dejarás al tipo o a la tipa con la boca abierta”. –envié. 

Salí de la tina y me puse unos jeans azules. Usé una playera negra y salí del camarote. Necesitaba algo de aire. Fui a la proa (el inicio del barco, donde se rompen las olas) y allí me encontré con los chicos. Kagami estaba en la punta, me acerqué a él y extendí mis brazos y levanté los de él. 
- Jack –dijo Bakagami- ¡Jack, estoy volando! –dijo riendo.

 
- ¡Oh, Rose, déjate llevar! –dije riendo también. Por fin mi humor había vuelto a la normalidad. 


- ¡Vaya Aomine -dijo Takao- hasta que vuelves a la normalidad! 


- No sé… simplemente me siento mejor. 

Comenzamos a jugar y estuvimos recitando toda la película de Titanic. Takao se la pasaba abrazado y dando mimos a un Midorima colorado hasta las orejas que lo paraba cancelándo. Murasakibara se repuso, seguía comiendo y jugando con nosotros. Takao era una gran tipo y amigo, Himuro no era tan hablador como Bakao, pero también se integraba. 



(Narra Tetsu) 


Estaba recostado en la cama y no podía responder al mensaje que Haizaki me había enviado. Desde cuando me trata como terceros. Cosa extraña en él. Rara vez me hacía una demostración de respeto al hablar porque siempre estábamos en confianza. Tal vez él estaba cambiando. 

Riko dormía ya. Yo después de debatirme un rato y de sentir que me ahogaba decidí salir a tomar aire. Aún traía la misma ropa pues no me había cambiado. Subí a la cubierta y estaba a estribor cerca de la proa (a la derecha cerca de la punta donde inicia el barco). Noté que unos chicos estaban jugando allí, parecían ser los amigos de Kagami y el negro asesino de cámaras. 

“Desde cuándo me tratas de “persona”, eres totalmente extraño. Al principio me tratas como un fenómeno y ahora me hablas con palabras de respeto” –envié. 

Comencé a tomar fotos con mi celular. Aunque los pixeles y la definición eran bastante malas, tomé unas buenas fotografías de la luna reflejándose en el mar. Había mucha gente pasando detrás de mí. 

Te he dicho que no soy quien tú crees, ni a quien tu buscas. Pero… el chico que dices es un idiota por tratarte como fenómeno. No se debe de tratar a una persona de esa forma”. 

Cuando me dijo que no era quien yo creía. Comencé a sospechar del número del que recibía los mensajes. Busqué entre los antiguos mensajes el número de Haizaki y efectivamente este no era su número. Me había equivocado. 

“Escucha, no sé quién eres pero… lamento haberte enviado todo esto, bueno… te envié algo personal y… lo siento en verdad”
–envié rápidamente. Me sentía completamente apenado pues le había confesado mi amor a un completo desconocido. Mis mejillas estaban totalmente sonrojadas y mi corazón estaba latiendo con rapidez. Caminé hacia la puerta que me llevaría al pasillo y topé con el chico asesino de cámaras. Quien venía escribiendo algo en su celular.

- Oh, -comencé yo- lo siento –dije avergonzado. Él me miró sorprendido y bajó su celular. 


- No te preocupes –dijo sonriéndome, yo aún estaba acalorado por lo de los mensajes. 


- Mmm… -todos sus amigos nos observaban, caminé hacia un lado y él me siguió- Lamento… el haberte respondido de esa forma… con lo de la cámara –dije mirando hacia el mar. 
- No te preocupes… yo tuve la culpa –dijo tocando su cabeza. 


- Bueno… es que se supone que tiene una correa con la que se cuelga al cuello y debía de tenerla así sujeta, pero… no me la puse. 


- Errores que pasan –dijo tratando de ayudarme. 


- Bueno… adiós –dije y caminé un poco hacia la puerta, él me tomó de un brazo y sonrió apenado. 


- ¿Cómo… te llamas? –preguntó. 


- Tetsuya –dije sonriéndole. Entré y ni siquiera esperé a que él me mencionara su nombre, recuerdo a Akashi diciendo que se llamaba Daiki. Entré a mi habitación y me recosté. Cuando estaba a punto de quedarme dormido, un mensaje llegó a mí. 

No te preocupes. No me molesta escuchar este tipo de situaciones, digamos que viví algo como tú. Ahora tengo que dormir pero, no te preocupes por ese tipo de gente, siempre habrá alguien que te merezca. Cuídate y… que descanses” 

Escuchar que este sujeto o quien quiera que sea se interesaba en lo que yo pensara, me hacía sentir extraño. Tal vez no era tan mala persona. De acuerdo esto podría ser peligroso pero… me interesaba saber su opinión. 

“Gracias –inicié-. Lamento haberme entrometido en tu vida de esta forma. Eres muy amable al decirme todo esto. Si lo que me dices es cierto, pues creo… que tú también tendrás alguien que te merezca. Descansa”
–envié. 



Estaba un poco sonrojado. No sabía qué pensar acerca de esto. Mi celular nunca había enviado tantos mensajes a la misma persona y con tantos caracteres en una sola hoja. Casi siempre eran, “hola, no, sí, no quiero, esta bien o ya voy para allá”. 


“Sí, has llegado a mi vida pero en el mejor momento, no te preocupes. Sabes… sonará incorrecto pero… por un momento quise ser ese chico al que le pedías perdón. Pues, por tus palabras, suenas a que sabes reconocer los errores y pedir perdón, aún lo quieres”. 


Su mensaje me hizo sonrojar. Ni siquiera me conocía y ya me estaba halagando. Mordí mi labio inferior, lo hacía siempre que me apenaba. Puse mi celular en vibrador y luego de una sonrisa que apareció en mis labios respondí. 

“Le pedí perdón aunque no se lo merecía. Me cuesta trabajo despedirme de mi pasado. Tal vez el humano tiende a actuar por impulso, es tonto, pero… es casi siempre lo que siento”. 

Me puse boca abajo y traté de conciliar el sueño. Puse mi celular en reproducción y mientras escuchaba una melodía de Chopin– “Preludium”, sentí el vibrar del celular, indicio de otro mensaje. 

“Es cierto que cuesta despegarse de su pasado. Me ha costado a mí mucho. No eres el único. ¿Eres único y no única, cierto?” 
Cuando leí eso no pude evitar reírme. Era cierto, ni siquiera sabíamos si éramos mujer y hombre o hombre y hombre.

“Sí, soy hombre ¿Tranquilo o tranquila? –pregunté. 

Mi corazón no dejaba de latir rápidamente. Mi sueño había desaparecido y me puse a mirar hacia fuera por la ventanilla, solo había agua y oscuridad. Mi cama sintió una pequeña onda. 

“Sí, soy hombre. Espero que no mientas. Pues sería una gran decepción saber que estoy platicando con una anciana de 50 años y que me puede violar o hacer cosas sucias”
–solté una carcajada. Mi hermana despertó y me miró extrañada pues yo estaba sentado y tapado con la sábana hasta la cabeza. Me vio sonriente y no pudo evitar preguntarme el por qué. 
- ¿Qué tienes? –me preguntó. 


- Nada… simplemente estoy hablando con alguien –dije tratando de responder el mensaje. 


- ¿Con quién? –preguntó ella interesada. 


- Riko… eso es privado –dije mirándola fijamente con mi cara de poker. 


- Bueno, no me digas. Pero te aseguro que luego me contarás –dijo recostándose de nuevo y tapándose con su sábana hasta que solo se le asomaran mechones de su cabello. 

“En serio, soy un chico y no creo tener 50 años. Tal vez una que otra arruga, pero nada importante”. 

Fui al bar y me serví un poco de agua en un vasito de vidrio con unos cuantos hielos. Luego de unos minutos llegó otro mensaje. 

“Tal vez se te notan ya las patitas de gallo al lado de los ojos. Pues, yo  también soy hombre y tengo 19 años. Estoy de vacaciones con unos amigos, de hecho uno acaba de descubrir que estoy hablando con alguien y ya me regañó”

Reí. Era casi de mi misma edad, solo un año mayor pero sabía que esto podría ser peligroso. Tal vez él me mentiría y sería un señor asqueroso que solo quisiera conocerme para secuestrarme. 

“No tiene derecho a regañarte, rebélate
–sabía que le tenía que comentar que esto puede ser peligroso-, Escucha eres… aparentemente amable. Pero, no me preguntes, ni mi nombre, ni mi procedencia, ni nada que pueda ponerme en peligro. Porque no te responderé. Además, de que yo tampoco quiero saber nada personal tuyo” 

Después de unos minutos esperé a que él me respondiera pero no lo hizo. Me recosté en el sillón y encendí el televisor. Después de ponerle en TNT y ver una película me quedé dormido.

Notas finales:

Nos leemos!! 


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