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MENSAJE DE TEXTO por Aifoss

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Notas del capitulo:

NOTA:

En este fic e cambiado un detallito respecto a la Generación Milagrosa, pues como son cinco chicos y eso incluye a nuestro hermoso Kise c: esta vez inverti papeles, y en el lugar de Kise esta Kagami alías cejas rara, o sea él conforma parte de la generación en vez de Kisecchi.

 

Eso es todo:) disfruten

(Narra Aomine) 


Estaba divirtiéndome con Tetsu. Al parecer él no era tan inexpresivo como parecía. Ya había olvidado lo de su cámara aunque yo quería compensarlo. Estaba nadando a su lado, en una carrera y cuando llegué al extremo final subí a la superficie. Pero no lo vi arriba, esperé unos segundos a que el llegara al extremo… pero no llegaba ni subía. Me comencé a preocupar y me sumergí para ver dónde estaba. Fue cuando lo vi. Allí hasta el fondo inválido. Rápidamente nadé hacia él y lo sujeté por la cintura, la llevé a las escaleras por donde estaba la zona para niños. La saqué en los brazos y lo puse en el suelo. Hacía mucho había leído algo sobre RCP, pero ahora no tenía idea de qué hacer. Se veía tan frágil… 


- ¿Qué pasó? –preguntó Kagami en frente de mí. 


- ¡No sé estábamos nadando y de repente  ya no salió! –dije alarmado. Taiga se acercó y revisó si respiraba. Me miró asustado, miré a su hermana quien desde lejos fingía no mirar… Yo me sentía todo nervioso. 


- ¿Respira? –pregunté asustado. 


- ¡No! –Dijo mi amigo alarmado- ¡Dale respiración de boca a boca!–me gritó y yo lo miré asustado- ¡Vamos Aomine hazlo ya! –dijo asustado. Sentí un poco de miedo pero me acerqué a sus labios, cuando estaba a punto de tocarlos. 

- ¿Qué estás haciendo? –dijo Tetsu mirándome. Yo rápidamente sentí como me sonrojaba y me separé de él.


- Oi…Tú… se supone que no respirabas –dije alarmado. Él se sentó y me dio un pequeño golpe en el brazo.

 
- No vuelvas a ganarme en una carrera Aomine-kun. No me gusta perder –dijo levantándose y su clásico tono serio en la vos. Caminó hacia la piscina y yo me quedé aún allí, inmóvil. 


- Por más raro que suene, Tetsu es ganador de una medalla de oro en natación de la escuela preparatoria y en la universidad. No le gusta perder –dijo Riko cerca de mí. 


- ¿Tú lo sabías? –pregunté a Taiga. 


- ¡Sí! –dijo riéndose en mi cara. Lo empujé hacia el agua y ella entró tranquilamente, comenzaron a nadar juntos y él se quitó la playera y la aventó a la banca más cercana. Todos estábamos nadando con alguien en especial o en grupo.

Tetsu estaba acostado en la silla de playa cubriendo sus ojos con una toalla pequeña. La verdad era que con traje de baño lucía realmente atractivo, su piel blanca lucía bella y resplandecía  en esos shorts celestes. Me encantaba verlo así, pasaría el tiempo así y no tendría problema alguno. Nunca me habían gustado las personas de piel tan clara. Pero él tenía algo, algo que llamaba mi atención.


- Me asustaste desgraciado –le dije ya una vez a su lado. El giró su cabeza y retiro la toalla.


- Bueno… creo que lo merecías –dijo poniendo su brazo sobre su frente. 


- No vuelvas a hacerlo, porque no te creeré y no saltaré a buscarte. 


- De acuerdo –dijo el con una media sonrisa- Me… bueno… 
Era raro escuchar que tartamudeara, regularmente era muy directo. 


- Tienes unos ojos muy bonitos –dijo directo y colorado. Yo también me sonrojé. 


- Gracias –dije. 


- ¿Puedo verlos más de cerca? –preguntó sentándose. Yo me acerqué más a él y le sonreí. Tetsu acarició mi mejilla mientras me miraba directamente a los ojos. Yo desviaba la mirada pues no quería que descubriera que yo estaba sonrojado.

 
- Son lindos –dijo y se volvió a sentar en su camilla. Tomó su celular y comenzó a teclear algo. Recordé que el mío estaba lejos, en la mochila de Akashi. Pero lo dejé pasar. El seguía tecleando y luego lo dejó a su lado.

 
- Bien… ya me tengo que ir… me gustaría ir a ver una exhibición que habrá en el salón. 


- Bueno… fue bueno verte –le dije. Sonrió y se lanzó la toalla a la cabeza


- Igualmente, Odioso asesino de cámaras, perdón, Aomine-kun–dijo y me dio un golpecito en mi brazo.

 
- Adiós Tetsu –pronuncié en un susurro. Agaché la cabeza y luego sentí cómo tocaban mi espalda. 


- Espero que en verdad me enseñes esos trucos de basket que tanto presumes.- susurro en mi oído y lentamente se alejó.


(Narra Tetsu)

 
Me había divertido con Aomine. Al parecer no era tan odioso como yo pensaba. Midorima estaba en la barra del bar con Takao y Akashi. Por otro lado Kagami, Murasakibara y Himuro se divertían jugando con mis hermanos y mi padre al voleibol. Riko les estaba dando una paliza. Al sentarme en la barra vi que los demás muchachos, y en sí, la mayoría de personas que estaban allí tomaban algo con licor, y yo pensaba pedirme un juguito así que…hice el intento.


- Un vodka con… jugo –dije sin saber cómo hacer el pedido


- ¿No te molestó Daiki o sí? –preguntó el de mirada sensualona, o sea Akashi, al parecer era el más serio de ellos. Aunque yo sabía que tenía su lado juguetón.


- No… -dije mirando al asesino de cámaras, él parecía distraído viendo hacia el mar- se portó bien.


- Casi siempre se quejan de él, es un completo idiota pero muy agradable –dijo Takao con una mirada curiosa y agarrando su copa dándole un sorbo. 


- Será que… entre él y yo…¿Él es más travieso y yo más pasivo?–dije con sarcasmo y dándole un sorbo a mi vodka la cual casi me atraganto, era muy fuerte para mi gusto, por suerte disimule.

- Eso es interesante, nos encontramos a alguien que es pasivo…¿Me pregunto que esconden esos misteriosos ojos celestes cielo?–dijo Akashi entrecerrando los ojos y posando una de sus manos en mi mejilla mientras me miraba directamente; puedo asegurar que yo me encontraba emanando humo de la vergüenza.


- No busques tanto, tal vez no encuentras nada–dije tomando el último sorbo del vaso.

- O tal vez si…- eso último lo dijo tan seductoramente que casi me desmayo, empeñe todas mis fuerzas para ignorarlo y me dirigí a mi habitación.

Cuando entré me di una ducha para quitarme el cloro de la piel. Me estaba poniendo los boxers cuando tocaron a mi puerta. Supuse que sería Riko ya que no tenía la llave así que salí prácticamente desnudo <<Hay confianza>>. Abrí la puerta y era Aomine quien estaba frente a mí <<…Rayos…>>


- Tetsu, perdona pero… d-dejaste tu celular… en-n la silla –dijo mostrándomelo, sentí claramente como sus ojos miraban toda mi piel deseando no perderse un detalle, era como si me violara con la mirada. 


- Gracias –dije tomándolo. Él estaba por irse y por extraño que parezca sentí la necesidad de invitarlo a pasar- Aomine-kun ¿Quieres pasar? –dije dudoso. Él mordió su labio inferior y luego sonrió. 


- Gracias Tetsu pero… será mejor que vaya a ver a los chicos… hoy tenemos un compromiso.


- Bueno… -dije un poco decepcionado- otro día será –dije y cerré la puerta. 


“¿No te ha pasado que a veces quieres hacer algo que no debes?” –llegó a mi celular. Este chico se identificaba tanto conmigo. Me puse ropa decente y luego de acomodar mi cabello respondí. 


Muchas veces me ha pasado eso… pero siempre suelo reprimirme y pedirme perdón a mi mismo por no hacerlo. Me arrepiento la mayoría de las veces, aunque otras… pienso que fue la mejor decisión que pude haber tomado”. 


Ya habían transcurrido dos horas. Decidí ir a la exhibición, como no tenía mi cámara me sentía incompleto…lástima.
Caminaba por el pasillo cuando me encontré con  Himuro. El venía algo desarreglado y rojo, no quise pensar mal, así que aparte todo pensamiento insano de mi mente y me dije << Seguro salió a correr>>. 


- Hola Himuro-kun –le dije. El sonrió y me saludó con la mano.


- Hola Kuroko, ¿hacia dónde vas? –me preguntó. 


- Iré a ver una exhibición de fotografías, está en… 
- El cuarto piso –completó el- Yo también voy hacia allá, aunque Atsushi no quería que vaya pero lo convencí  y se fue con Taiga al restaurant. ¿Vamos juntos? 


- Claro –acepté, no me hacía mal tener un amigo. 


- ¿Qué te parece el barco? –me preguntó. Sentí cómo mi celular vibraba… anunciando la presencia de un mensaje. 


- Es muy agradable y lujoso, creo que me gusta –dije observando el texto.

Hoy no tuve el valor para hacer algo importante. Tal vez no era el momento. Es que me da mucha pena hablar con un chico. ¿Me pregunto por qué contigo es tan fácil?” –reí y me sonrojé un poco, a este desconocido también le atraían los hombres, ya tenemos algo en común.

- Es por eso que me gusta… -dijo Himuro. La verdad es que no lo había escuchado. 


- Lo siento, por leer el mensaje no te escuché, ¿me decías? –pregunté. El sonrió y me dio una palmadita en la espalda. 


- Que me gusta este viaje porque nos hemos estado divirtiendo y porque hay gente muy amable, como tu familia. Pensamos que por los chicos estaríamos siempre rodeados de mucha gente y así.


- ¿Ustedes suelen ser siempre así? –pregunté intrigado. 


- ¿Cómo? –preguntó el azabache, sus ojos almendrados, bueno un ojo porque el otro estaba tapado por su flequillo me miraba fijamente. 


- Tan amables y modestos, ¿a qué te dedicas? –pregunté. 


- Yo soy violinista aunque antes solía jugar basket –dijo haciendo un ademán con ambas manos, como si cargara un violín imaginario- Y solemos tener los pies en la tierra. No nos creemos más que los demás. 


- ¿A qué se dedican tus amigos? –pregunté, ya estábamos en el salón. Caminábamos y vimos muchos cuadros de pinturas abstractas junto a galerías de libros. A un costado se abría una gran mampara que daba a un patio donde se hallaba una cancha de basket. ¿Me preguntaba quién jugaría? 


- Bueno, los chicos forman parte de un equipo de basket, hace unas semanas ganaron los juegos nacionales en Japón, por ello se les considera como la Generación Milagrosa y la mejor del país. Esta noticia se difundió por todos los medios habidos y por a ver, por eso son conocidos. Juegan bastante bien, hasta parecen bestias. 


- Oh, me encantaría ver cómo juegan, a mí también me fascina el basket aunque no creo que juegue a su nivel…nunca había escuchado de ellos –dije honestamente, hace unas semanas estaba en modo “depresión” por lo del viaje y que me iría, tal vez esa es la razón de que no les prestara atención.

 

Notamos que había un local hecho de purovidrio, era genial. Había una exhibición de fotografías y admito que me enamoré de ellas. Todo era tan hermoso, la visión que le ponían era tan genial. Me acerqué a una en especial, era una pareja abrazada a la luz de la luna bajo un puente… me encantó. 

 

- ¿Está estupenda no? –preguntó Himuro interrumpiendo mis pensamientos. 


- Sí –dije casi con una lágrima en los ojos. 


- ¿La comprarás? –me preguntó, revisé mi cartera y no la completaba. 


- No –dije caminando hacia la siguiente. Estuvimos viendo todas hasta que la exhibición terminó. Recordé que tenía el mensaje sin responder. 

“Tal vez… es fácil conmigo porque no estás frente a mí. Pero, atrévete a acercarte al chico, tal vez te guste” –dije instándolo. 

Salimos del lugar y nos sentamos en las primeras filas frente a la cancha. A mi lado llegó Takao acompañado de mis hermanos y mi padre. 


- ¿Qué hacemos aquí? –pregunté a Himuro.

 
- El equipo tendrá una presentación hoy –me comentó Riko – Kagami me pidió que viniera. 


- ¿Ya son novios? –pregunté sin temor a equivocarme. 


- ¿Qué? ¡No! –dijo mi hermana sonrojada y nerviosa- es… m-mi amigo, solamente –dijo desviando la mirada. 


- Eso dicen ellos… -dijo Kouki en un susurro. Yo le sonreí y luego pasé un brazo por su hombro. Mi celular vibró de nuevo. 


“Es que él, es diferente. Admito que luce diferente a todos los chicos. Pero… trataré de acercarme más, tal vez funcione. Tú que eres hombre me puedes ayudar, ¿cómo me recomiendas que me acerque sin parecer desesperado o idiota?” –reí pues me pedía consejos sobre algo en lo que nunca había sido bueno. 

- ¿Con quién hablas? –me preguntó mi hermano. 


- Con un amigo –dije tratando de responder el mensaje. A nosotros llegaron los chicos. 


- Hola –saludaron todos, Taiga se acercó a mi hermana para darle un beso en la mejilla. Ella sonriente lo aceptó- Jugaremos sólo un partido, luego habrá cancha abierta –comentó Midorima


- Seguro juegan genial, suerte –dijo Kouki. Los chicos sonrieron y yo me levanté para poder responder al mensaje. Entré de nuevo al lugar de la exhibición aunque ya estaban quitando las fotografías de la pared. 


Todos somos diferentes y yo no soy bueno para eso del amor. Simplemente pregúntale sobre algo que tengan en común o algo que le guste. Seguro te responderá sin problemas. Solo confía en ti mismo” –envié. Me le quedé viendo a la fotografía que me había gustado y luego de unos minutos alguien tocaba mi hombro. 

- Hola Tetsu –me dijo Aomine alegremente, traía un balón en la mano.


- Aomine-kun –dije sin dejar de mirar la fotografía. 
- Es interesante –dijo observándola. 


- Es perfecta –dije separándome de ella y caminando hacia la salida. 


- ¿Te quedarás a vernos jugar? –preguntó. Lo pensé, sí quería verlos en su máximo esplendor con el balón en mano pero a la vez, pensé en irme y seguir con el chico de los mensajes. 


- Me quedaré para ver qué tan bueno eres según lo que me dijiste la otra vez–dije mirándolo a los ojos, él hizo un chasquido con su lengua y luego esbozo una sonrisa ladina. 


- Ya verás que nadie puede vencerme, pero si no me crees… quédate a comprobarlo –dijo retándome y haciendo girar el balón en un dedo. 


- De acuerdo –dije- solo porque no te creo. 


- Hecho –dijo mostrándome el puño para chocarlo, yo respondí al gesto y caminamos juntos hacia los demás. 


Los chicos se despidieron de nosotros y se fueron hacia sus bancas de equipo. El patio se comenzaba a llenar y las sillas vacías comenzaban a desaparecer. Mi celular timbró de nuevo. 

De acuerdo, trataré de hablar con él y saber qué tipo de cosas le gustan. Gracias por darme tus consejos” –me llegó. 

El moreno se acercó a mí y me sonrió. Me gustaba su buzo, resaltaba su abdomen y glúteos, me sonrojé al pensar en mirarlo de atrás.


- Luces encantador bajo los rayos del sol–me dijo ya cerca de mí. No pude evitar quedar congelado ante esas palabras. Él me tendió su celular y su billetera, yo los tomé dudoso- Cuídalos por favor… -pidió. 


- No deberías de dejar algo tan personal a un desconocido–le advertí, pues me intrigaba su celular.

 
- Confío en que te conozco lo suficiente–dijo nervioso. Levantó un par de veces sus cejas, haciendo que se me saliera una sonrisa. Se dio la vuelta y caminó dos pasos.


- No lo revisaré, porque no quiero que revises el mío –dije temeroso. 


- ¿Escondes algo importante? –dijo regresando hacia mí. Akashi lo llamó y él solo hizo una señal con la mano de que en un segundo se acercaba. 


- No –dije sonrojado, recordando los mensajes. 


- De acuerdo entonces, te los encargo –dijo y caminó hacia la cancha. 

Suerte y no te preocupes por lo que pase, te aseguro que caerá directo hacia ti”- estaba a punto de poner enviar cuando mi padre me arrebató el celular. 


- Con ese celular ignorarás a los chicos, en cuanto terminen de jugar te lo regresaré –dijo. Me crucé de brazos y metí el celular de Daiki en uno de mis bolsillos. Tenerlo sobre las piernas sería una terrible tentación. Aunque su cartera también me era una tentación. 


-¿Pretendes abrirla?–me dijo Riko alzando una ceja. 


- Solo será un vistazo, no soy ladrón así que no sacaré dinero –dije abriéndola. 

- Buenas días a todos, hoy se presentará el equipo ganador de los juegos nacionales de Japón, jugaran para nosotros contra un equipo invitado. Ellos son más conocidos como La Generación Milagrosa, ¡que empiece el juego!–dijo una chica. 

Al frente estaban los cinco chicos posicionados, todos sonreían retadoramente, sus miradas fijas en los enemigos con bastante seguridad. Aomine me miraba y notó que yo tenía su cartera abierta en las manos; así que la cerré de golpe y sonreí. 


Los chicos comenzaron a jugar, admito que su modo de juego era extraordinario y bestial, en todo el partido no paraba de observarlos con la boca abierta, cada uno de ellos era fascinante, sus baloncestos era diferente el uno con el otro. Midorima era un experto con los tiros, no fallaba ninguno y las distancias desde los hacia era más allá de lo posible. Kagami se veía como un tigre que prácticamente volaba en el aire, sus saltos no eran humanos, incluso sobrepasaba la cesta, era de temer. Murasakibara tenía una defensa completa, no dejaba que ninguno del equipo contrario encestara, su forma de encestar era igual de temer, por un momento creí que rompería la cesta con semejante cuerpo. Akashi se lucía como todo un Emperador, sometía a su adversario tan solo con la mirada y no le dejaba pasar, incluso hacía que estos se cayeran como si se rindieran a sus pies. Por último, Aomine… quede desencajado con su forma de juego, él si era una bestia completa, su forma de llevar el balón, su cambio de ritmo de desaceleración, la manera de sus tiros sin dirección exacta pero encestadas…todo…él era la personificación del basket .

 

Luego de terminar el partido con un marcador de 66-91 a favor de los chicos hubo muchos  gritos de emoción, aplausos y la gente se comenzaba a abarrotar. 

Riko no dejó de gritar hasta el final cuando notó la gran encestada que Kagami hizo. La verdad era que ellos eran bastante talentosos, unos prodigios natos. Ellos comenzaron a sonreírle a la audiencia, muchas chicas se comenzaron a acercar al escenario y a pedirles autógrafos o fotografías. 

Yo me alejé de allí ya con mi celular en la mano. Fui al bar que estaba cerca. Abrí la cartera de Aomine y me enamoré de la foto que tenía cuando era pequeño, no creía que esa criatura de gran sonrisa inocente sea el sexy moreno de dos metros de ahora. Sonreía tímidamente, sus ojos azules transmitían demasiada alegría. Me quedé mucho tiempo viéndola hasta que sentí que me la arrebataban. 


- Oi Tetsu, esto es mío –dijo atrás de mí. 


- Lo siento –dije agachando la mirada y le entregué el celular.

 
- No te preocupes, ¿qué te pareció el partido? –preguntó. Yo tomé de mi vaso y sonreí. 


- Son… buenos –dije tratando de parecer desinteresado. 


- ¿Solo buenos? –dijo él un poco indignado alzando una ceja.

 
- Sí –dije mirando hacia el canasto de aperitivos. 


-Tsk… Como digas –dijo y tomó uno – Y yo que pensaba enseñarte mi forma de juego, bueno que se hara…


- ¿Lo harías Aomine-kun? –dije con un brillo intenso en los ojos, me había enamorado de su estilo. Él rió y luego me dio un pequeño golpe bajo la barbilla. 


- Claro Tetsu –dijo riendo- Sabía que te gustaría. 


- ¿Por qué lo dices? –dije volviendo a mí. 


- Porque noté cómo me mirabas al momento de encestar, tenías un brillo especial en tus ojos y más aún si eran por mi causa… por cierto son muy lindos –dijo y yo me sonrojé-, eres un lindo chico cada vez que sonríes y no estas todo serio. 


-Pues así soy Aomine-kun, te agrade o no –dije un tanto molesto con un puchero. 


- No te lo dije para que te molestaras Tetsu, tranquilo.- se reía con esa hermosa risa que era música para mi, pero al ver mi rostro serio dejo de reír.-¿quieres ir ahora por tu balón? –preguntó. Yo lo pensé un rato y luego negué con la cabeza.

 
- Tal vez mañana ahora quiero irme a dormir. Eso de nadar y fingir que me ahogaba es algo pesado. 


- Como quieras –dijo él y se fue. Me pareció extraño que él se fuera así, regularmente era yo el que se iba primero. Tomé mi vaso y me fui a mi habitación sin darle más importancia al asunto.

 

Notas finales:

Adioooos!


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