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MENSAJE DE TEXTO por Aifoss

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Notas del capitulo:

Lo siento por la demora!! 

(Narra Tetsuya) 
Al salir del baño noté cómo Kagami y mi hermana se besaban. Pero me quedé leyendo el mensaje. 

Ja y el día que te conozca tendrás el cabello afro y los dedos quemados y no tendrás cejas” –no pude evitar soltar una carcajada. Este chico hacía que mis más oscuros pensamientos salieran a flote rápidamente. Kagami y Riko se separaron y ella se acercó a mí. 

- Yo… eh… -moví mis manos como negación para que callara. Le sonreí. 

- Riko, tienes 18 años, eres grande para salir con quien tú gustes. No necesitas permiso de nadie y menos el mío –tomé un short y una polera color azul marino- Salgan del cuarto tengo que cambiarme ya… el odioso asesino de cámaras no tarda en llegar. 

- ¿Sales con Aomine? –preguntó mi hermana. 

- No, solo lo invité a desayunar porque me enseñará su estilo de basket –dije empujándola más- Kagami-kun, tú espera. 

Mi hermana salió y Kagami se me quedó viendo. 
- Ten mucho cuidado. Ella es una linda chica y no me gustaría que termine lastimada. No se lo merece –le advertí serio y sonreí. Fue una sonrisa sincera. Él me abrazó y luego respondió. 
- Tranquilo, no la lastimaré. Lo prometo. 

- Hecho, ahora sal de aquí –dije empujándolo. 

No juegues con eso, el día que me queme será tu culpa. No te creas, sabes que no pasará eso. Suerte con tu cita, iré a desayunar luego hablamos

Salí del camarote y dejé una nota en la puerta diciendo: “Aomine-kun estoy al lado” Mi hermano no estaba. El que estaba era mi padre viendo el televisor. Me acerqué a él, me senté a su lado y puse mi cabeza en sus piernas. 

- ¿Qué quieres? –preguntó mi padre. 

- ¿De qué hablas padre? –pregunté confundido. Él entrecerró los ojos y luego miró la televisión de nuevo. 

- Nunca llegas así tan afectuoso a menos que quieras algo a cambio –dijo acariciando mi cabello. 

- No quiero nada –dije honestamente y en mi tono natural-, simplemente amanecí de buenas. 

- ¿Por qué ese cambio? –preguntó de nuevo. Sus preguntas comenzaban a alterarme. 

- No arruines el momento papá. Simplemente me siento feliz de haber despertado con gusto, con ganas de jugar basket y acompañarte. No preguntes más porfavor –dije exasperado- ¿Dónde está Kouki? 

- Con la tal Penny, al parecer le pegó duro el amor. 

- Ah –dije pensando en Kagami y Riko. 

Tocaron a la puerta. Estaba por pararme cuando mi padre me detuvo. Me miró con una sonrisa en los labios. 
- ¿Qué? –dije con ocultando mi sonrisa.

- Extrañaba a mi pequeño Tetsuya –me abrazó, a pesar de que no me agraden las muestras de afecto lo correspondí. Yo sonreí. Volvieron a tocar. 

- ¿Quién? –pregunté aún en los brazos de mi padre.

- ¡Daiki! –dijo desde fuera. 

- ¿Quién? –pregunté de nuevo. 

- Tsk… odioso asesino de cámaras –dijo, cuando lo escuché, reí y mi padre me susurró. 

- Eres cruel con él. Por favor, pórtate bien –dijo y me dio mi celular pues estaba en el sillón. Me levanté y abrí la puerta.

Allí frente a mí con una sonrisota y sus mejillas sonrojadas, se encontraba “El asesino de cámaras”, traía una camisa azul marino en cuello V, con unos jeans y sus tennis. Sus ojos azules brillaban, la verdad me deslumbro.

 
- Buen día Tetsu –me dijo y se acercó para besarme en la mejilla, yo me retiré un poco y entré al camarote para tratar de quitarme lo rojo de las mejillas. Entré al cuarto y luego puse mi mano en la frente, me arrepentí de haberme zafado de ese beso que… en un momento deseaba. Suspiré y luego salí con una extraña sonrisa en la boca. 

- Sí, iremos a desayunar y luego estaremos en la cubierta. Le enseñaré algunos trucos para los tiro solamente–le dijo el moreno a mi padre. 

- ¿Nos vamos Aomine-kun? –pregunté y él asintió. 

- Hasta luego señor Kuroko –dijo y mi papá lo despidió con un apretón de manos. 
Caminamos lentamente y al pasar por mi camarote entré corriendo y saqué el balón. Salí apurado, al salir de mi camarote, él dio vuelta a la izquierda. 

- ¿A dónde vamos? El elevador está por allá –dije señalándolo. Él sonrió y siguió caminando, no pude evitar seguirlo. Cuando llegamos a la puerta de lo que parecía su habitación, metió su llave y al entrar noté que había una mesita con mucho pan y además jugo de naranja, mi desayuno preferido siempre habían sido los hot-cakes con plátano y un batido de vainilla << Lo sé soy un adicto>>. Allí había todo para prepararlos. Lucían deliciosamente ricos. Sonreí y luego lo miré a él. 

- Aomine-kun –mencioné sorprendido. 
Puse el balón en el suelo y él estaba observándome. Me acerqué al moreno y no pude evitar abrazarlo. Lo quería abrazar. Rodeé su cuello con mis brazos, él se encorvo para estar a mi altura y rodear mi cintura. 

- Gracias, en verdad te esfuerzas por agradarme y lo estás logrando. Aunque no necesitabas prepararme mi desayuno favorito para eso. 

- No lo hice por agradarte Tetsu, lo hice porque quería hacerlo. Ni siquiera sabía que era tu desayuno favorito –dijo dándome un beso en el hombro. Sonreí apenado. Lo apreté más hacia mí. 
- Ven –dije y le puse las manos en sus mejillas, él me miró un poco alarmado y luego me acerqué a él. Conforme la distancia se iba cortando él más abría los ojos y sus labios temblaban. Le di un pequeño y tierno beso en la punta de la nariz y él rió. 

- ¿Aomine-kun esperabas algo más? –pregunté aún cerca de él. Sonrojado a más no poder, él agachó la mirada. Lo solté y me acerqué a mi silla. Él se sentó frente a mí y comencé a preparar mi desayuno. No decíamos nada simplemente comíamos. Lo miré comer y era bastante tierno, parecía un lobo hambriento. Incluso le dí algunos de mis hot-cakes, pues él ya se había terminado los suyos. 


- Aomine-kun, dime qué más te gusta hacer a parte de estar en el equipo… -dije curioso. Él sonrió y alzó las cejas, me sonrojé –además de eso también –dije tomando un poco de jugo. 
- Pues suelo jugar futbol, jugar con mis amigos, estar con la familia, comer, dormir… y un poco de todo. Hacer mis propios estilos de tiro y así…

- Vaya –dije sorprendido. 

- ¿A ti que te gusta hacer? –preguntó. 

- Pues, suelo tomar muchas fotografías y… jugar igual que tú; también leer clásicos, tocar el piano, me gusta mucho tocar –él rió- En serio, soy bueno. 

- ¿Qué tipo de música tocas? –preguntó. 

- Uhm, más que todo lo clásico, Mozart, Debussy…Chopin –dije encogiéndome de hombros. 

- ¿Tetsu el inexpresivo toca eso? –dijo bastante sorprendido.

- Tengo mis ratos en los que me sorprendo de mi mismo –le sonreí y él también lo hizo- ¿Tú Aomine-kun? –pregunté interesado. 

- No, para nada, no sirvo mucho para los instrumentos, prefiero oírlos que tocarlos-dijo comiendo más de mi comida. Partí de mi hot-cake y le di un poco con mi tenedor. Él entrecerró los ojos y luego abrió la boca, le di y él gustoso rió, me dio mucho gusto ver esa sonrisa pues por extraño que parezca se encogieron sus ojos- Siempre quise hacer eso –dije. Cuando terminó de masticar me respondió. 

- ¿Qué cosa? –dijo limpiándose los restos que tenía en los labios. 

- Darle de comer a alguien en la boca –dije apenado. Él entrecerró los ojos. 

- ¿Qué tiene de interesante?, ¿nunca le diste a un bebé? –preguntó. 

- No… de eso se encargaba mi madre –dije tomando mi batido. 

- Por cierto, no la he visto, ¿se quedó en casa? –dijo inocentemente. Yo tardé mucho en responder, me era difícil hablar de ella. Ella era la única que me entendía y no me regañaba cuando no me lo merecía, la única que le explicaba a mi padre cómo decirme las cosas, la única que me apoyó cuando no quise estudiar Biología Marina. Había tenido una muerte horrible. 

- No… -traté de disipar el nudo de mi garganta- ella falleció hace dos años. 

Sentí como su mano tocaba la mía. Una pequeña lágrima recorrió mi mejilla. Me sorprendí del hecho de querer llorar, tenía muchas ganas de gritar y decir que la extrañaba. Cuando murió, yo había sido el fuerte, mi padre se derrumbó encerrado en su cuarto, mi hermano lloró mucho por ella y mi hermana entro en depresión. Yo tenía que preparar la comida, yo tenía que asear la casa, por eso quiero pensar que me hice un poco más inexpresivo y evasivo, me hacía falta mi madre. Como me comencé a sentir terriblemente triste me levanté de la silla y caminé hacia el baño. 

Estuve llorando, luego de tratar de limpiar mis ojos y de preguntarme porqué hasta hoy estaba llorando. Se escuchó un leve toque en la puerta del baño. 

- Tetsu…¿Estás bien?

- Sí –dije limpiando mis lágrimas. Se escuchó cómo se abría la puerta del baño y él entró lentamente. Lo miré pasar y me senté en la tina que allí estaba. Se acercó a mí y apoyó una rodilla en el suelo. Tomó mis manos y las besó. No pude evitar derramar otra lágrima, él se paró y le dio un beso a esa lágrima. Me abrazó y yo comencé a empapar su camisa con mis lágrimas. 

- Lo siento, no quise recordártela –dijo acariciando mi cabello. Yo lloraba… no le podía decir nada porque los sollozos no me dejaban hablar. Él me dio un beso en la frente y siguió acariciándome.

- Se chocó –dije tratando de evitar los sollozos- Ella iba en el taxi…y quedo debajo de las llantas…todo destrozado…

- Lo siento mucho –dijo y se sentó junto a mí. Lo miré y recargué mi cabeza en su hombro. 

- No lloré su muerte hasta hoy – él entrecerró los ojos- No puedo saber por qué. 

- ¿Te gustaría que cambiemos el tema? –me preguntó. 

- No, en realidad quisiera hablar de ella. Nunca lo hago.

- De acuerdo –dijo Aomine con seriedad. Nos levantamos de la tina y salimos a su salita. Me senté y él estaba atento frente a mí. 

---------------------------------------------Flashback-------------------------------------------

-Kuroko Tetsuya, sales en cinco minutos.- avisó el encargado.

-Si.- respondí.

Estaba muy nervioso, había demasiada gente abarrotada en el teatro. Miré por un lado del telón esperando ver a mi madre, pues pedí reservar un asiento en la fila de adelante para ella. Necesitaba su seguridad, su presencia, su ánimo…todo…y ella aún no llegaba. Agarré mi celular y le marqué, estaba seguro que vendría pero me preocupaba su demora.

-¡Tetsu! ¿¡Ya saliste?!.- preguntó con miedo y algo nerviosa.

-No, en cinco minutos. Mamá ¿dónde estás?

-Lo siento cariño, es que el carro de averió y tuve que tomar un taxi.- suspiro y oí que le decía al chofer que acelerara.- No te preocupes, ya estoy a un par de calles

-¿Y papá?.- pregunté.

-No pudo venir, tenía trabajo y… ¡¡CUIDADO!!- escuche el grito desgarrador de mi madre seguido por un fuerte estruendo y la llamada cortó. Sentí mi sangre helar, mis piernas flaqueaban y empecé a temblar <<No, por favor…todo menos eso>>.

Salí corriendo del teatro ignorando completamente los gritos del encargado. Al estar en la calle observe con terror por todos lados, al frente, cruzando la calle, un grupo de personas se juntaban alrededor de algo, y un gran camión comercial se asomaba a la vista. Me acerqué lentamente, el corazón me latía desenfrenado con solo imaginar lo que estaba por ver; me abrí paso entre la multitud…finalmente, todos los miedos emergieron en mi.

Un taxi había quedado completamente aplastado bajo las llantas de ese tráiler, parecía un simple trozo de chatarra. Los policías comentaban que había dos personas, el chofer y…una mujer, ambos  cuerpos irreconocibles por su estado. Me asomé por un costado, debajo de una llanta se notaban cabellos celestes llenos de sangre <<….NO….>>. No había duda…era mi madre. Solté un grito desgarrador, gritaba mamá como un desquiciado, caí de rodillas  y lloraba enloquecidamente…no podía…simplemente no podía aceptar que mi amada madre, la mujer que tanto me apoyo sea cual sea las circunstancias acababa de morir. …

------------------------------------------Fin de Flashback-----------------------------------


- Es terrible –dijo con cara de asco y miedo. 


- Sí. Luego, llamé a mi padre para que viniese, así fue cuando la ambulancia nos dijo que… murió al instante del impacto. No se pudo hacer nada. 


- Lo lamento tanto –dijo. Yo torcí la boca y miré hacia el suelo.


- La extraño tanto… yo fui quien tuvo que sacar a la familia del hoyo. Yo fui quien ayudó a mi hermana a superarlo, yo tuve que madurar más rápido que todos, yo saqué esa casa a flote… por eso, cuando mis hermanos por fin reaccionaron y los convencí  que era suficiente de llorarle, mi hermana hizo reaccionar a mi padre para seguir adelante…luego quise recuperar esa tranquilidad, será que por eso… 


- Eres retraído y huraño con tu padre y te portas como si no te importase  –dijo mirándome a los ojos. 


- Sí –dije agachando la cabeza.

 
- Entonces, en alguna parte de ti, hay un chico sensible, que se preocupa primero por los demás y al final por el… es algo valiente de tu parte sacrificarte por tu familia, yo no sé si podría con una carga así.


- Suena demasiado considerado lo que dices, pero no sé si sea del todo cierto –tomé mi balón y lo miré expectante. Él entendió que ya no quería hablar de eso así que salimos y nos encaminamos a la cancha.

Estuvimos allí practicando sus modos de tiros y aprendí el mío propio. Al inicio era pésimo en encestar, no me salía ninguna, pero luego fui mejorando, Aomine estaba tan encantado con que yo aprendiera gracias a él que por un momento me pidió que jugáramos un versus. 

- Vamos Tetsu, prometo ser bueno–dijo con su mirada retadora haciendo girar el balón en un dedo


- Es que…obviamente me ganarás Aomine-kun –dije frunciendo el ceño. 

- ¿Por favor? –pidió, sus ojos azules hacían que yo me quebrara terriblemente. No pude más y después de un gran suspiro acepté. 

Comenzamos a jugar, llevando yo lo delantera, me lucía con mis nuevos tiros, creo que no era tan malo después de todo, sin embargo eso fue un golpe al orgullo de Aomine que no demoró ni un minuto en doblarme los puntos haciendo que mi dignidad se largue al suelo.

- Juegas horrible Tetsu –dijo acercándose a mi apretando una sonrisa, yo agaché la cabeza decepcionado apoyando los brazos en mis piernas-. No, la verdad tienes un estilo bastante interesante –me dijo. Cuando lo escuché no pude evitar preguntar. 

- ¿En serio Aomine-kun? –dije incrédulo. 

- Sí, de verdad lo tienes –dijo sonriente- Es un gran basket, si lo pulieras hasta podrías ganarme, por cierto…¿Cómo empezaste a jugar?.- nos fuimos a sentar en unas bancas para descansar un rato.

 

- Fue por un idiota que también jugaba, éramos novios… y… creo que aún lo amo a pesar de todo lo que nos ha pasado –dije desviando la mirada recordando las razones de nuestra separación. 

- Todos llegamos a amar a algún o alguna idiota, no te preocupes –dijo él dándome un pequeño golpe en la espalda. 


- Es que no logro entender, por qué lo sigo perdonando. Por qué no puedo decirle que “basta” que ya no quiero seguir siendo su títere. Siento que si lo viera, aún lo perdonaría y correría a sus brazos. Suena estúpido –dije un tanto desesperado. 


- Sí –dijo mordiendo sus labios- Yo no soy el indicado para decirte si estás haciendo mal. Yo no tengo novia pero la tuve y terminamos hace poco. Digamos que no fue bastante sincera conmigo y… terminó engañándome. Fue… doloroso –dijo agachando la mirada.

 
- Aomine-kun, no vale la pena estar pensando en ellos –dije tratando de animarlo. Aunque yo me sentía igual- Te aseguro que ellos ni nos recuerdan. 


- Cierto –dijo él riendo de nuevo- Oi Tetsu… espero que no te moleste pero… tengo algo para ti. 

- ¿Para mí? –pregunté incrédulo.

 

- Si, ven.- de repente salió corriendo rumbo a su habitación, no tuve más remedio que correr tras de él a ver que se traía entre manos. Al ingresar me hizo sentar en el mueble y él siguió de pie. 

- Solo… es algo que te quiero dar –me dijo. Fue a su cuarto, sacó una caja blanca y caminó hacia mí. La puso sobre mi regazo y se sentó en frente. 

- De acuerdo, ¿qué es? –pregunté sin tocar la caja. 

- Ábrelo y lo sabrás –dijo él con una mirada despistada.

- Bueno… -toqué la tapa y la abrí, dentro había una cámara igual a la que yo había tirado por la borda. También venían unos lentes especiales que no había podido comprar aún. Ese regalo era lo mejor que alguien me pudo haber dado en mi vida. Hasta ahora. 

Saqué la cámara con una sonrisa que jamás pensé tenerla y luego lo miré. Su sonrisa era tan sincera y bella. Me encantaba que fuera así de detallista conmigo. Llevaba tres días de conocerlo y me había hecho el chico más feliz del barco. 

- Aomi… ¡Daiki!, ¿qué es lo que has hecho? –dije colgándomelo en el cuello. 

- Digamos que el chico de la exhibición era admirador de nosotros y… pues le entregué unos de mis buzos, mis tennis, un balón de Midorima y otras cosas que no te contaré a cambio de esa cámara. 

- ¿Cambiaste todo eso por una cámara para mí? –dije con la voz entrecortada, no podía creer semejante sacrificio que había hecho solo por un regalo para mí. 

- Tsk…sí, no fue nada. De hecho el balón estaba medio desinflado y no tenía remedio, así que… era más por un autógrafo nuestro. Aunque… -dijo simulando un puchero- Midorima amaba ese balón así como tú amabas tu cámara. Yo también amaba mis tennis.


- Aomine-kun …yo… –dije quitándome la cámara. La puse en la caja y la cerré- Muchas gracias. De verdad que aprecio lo que hiciste. 

- No fue nada Tetsu –dijo y sonrió. Me levanté tomé la caja y puse el balón encima. 

- Me tengo que ir… -dije mirando un pequeño reloj que estaba en la mesita de centro- Mi padre seguro se preguntará en dónde estoy. 

- De acuerdo –dijo metiendo sus manos en sus bolsillos. Caminé hacia la puerta y él la abrió. Salí caminando con el corazón acelerado. Toqué la puerta del camarote de mi padre. 

- Hola  padre–dije sonriente. 

- Tetsuya, ¿y esa caja? –preguntó confundido. Cerró la puerta puse la caja en la mesita y tiré el balón por allí.
- Aomine-kun me dio una cámara idéntica o incluso mejor a la que tenía yo –dije aun sin salir de mi asombro- No lo puedo creer – hablaba emocionado casi al borde del llanto- Lo amo, te juro padre que hoy lo amo –dije apenado. Mi padre estaba riendo y yo seguía en mi felicidad. 

- ¿Se lo agradeciste? –preguntó mi papá. 

- Claro –dije aún sonriente- aunque no lo abracé…ya vengo –dije emocionado caminando hacia la puerta. 
Cuando me acerqué a ella, se abrió. Mi hermana entró con una sonrisota en la cara y Kagami venía tras de ella agarrando su mano. Me acerqué a él y lo abracé, él se sorprendió pero me correspondió el abrazo. 
- Amo a Daiki –le dije y le di un leve golpe en las costillas Él me miró totalmente confundido y salí del camarote. 

- Y ¿a éste qué le habrá picado? –alcancé a escuchar al pelirrojo. Corrí hacia el camarote de Aomine y no toqué, abrí la puerta para sorprenderlo y me encontré con una imagen totalmente extraña.


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