(Narra Tetsuya)
Una chica de cabello rosado estaba abrazándolo y lo besaba, él tenía sus manos puestas en su cintura. No se besaban con pasión pero sí con cierto tipo de ternura. Estaba confundido, no habían pasado ni cinco minutos. Él me había dicho que no tenía novia, ¿quién era esa pelirosa a la que él besaba?
- Lo… siento no quise interrumpir –dije bajando la mirada. Aomine me miró y ella también. La chica tenía una mirada del mismo tono que su cabello, rosada, y una sonrisa pícara. Cerré la puerta y caminé lentamente al cuarto. Entré y Kagami reía con mi papá.
- ¿Qué te dijo Daiki? –preguntó el pelirrojo con una sonrisa.
Tomé mi cámara, no le dije nada. Salí del cuarto y comencé a caminar hacia el elevador. No sabía cómo sentirme al respecto. Será que… me había sentido un poco…¿celoso?…. No lo sé. Pero no dejé que me afectara. Cuando llegué a la cubierta, comencé a tomar fotos de cualquier cosa que pasaba frente a mí. La puesta de sol terminaba y capturé un bello momento con mi nueva cámara.
Recordé el rostro que Aomine tenía cuando ella lo besó y sentí incomodidad. Mordí mis labios y me quedé pensando en ese momento tan inoportuno que había vivido.
- ¿Aún tienes la costumbre de morderte los labios? –preguntó alguien a mi lado. Una voz bastante conocida. La de alguien en especial.
(Narra Kagami)
Mi desayuno con Riko había sido perfecto. Desayunamos en un restaurante delicado y lujoso. A ella le sorprendieron un poco los precios pero le dije que pidiera lo que quisiera, al último ella pagó su parte. No me dejó sacar mi tarjeta.
Nos reímos de muchas cosas y también hablamos un poco de su madre. Era una pena lo que le había pasado. Me dijo que ya quería más a mis amigos por el simple hecho de haberse convertido en mi familia.
Después de dar unas vueltas por la cubierta y haber firmado unos cuantos autógrafos, pues hasta eso, sí había admiradores por aquí. Nos fuimos al camarote. Ella quería saludar a su padre.
Al entrar al camarote, Tetsu me abrazó.
- Amo a Daiki –dijo y me dio un leve golpe en las costillas. Lo miré extrañado pues eso no me lo esperaba. Riko también se sorprendió. Salió disparado hacia la izquierda.
- y ¿a éste qué le habrá picado? –dije yo, confundido.
- Aomine es el responsable –dijo el padre de Riko- Le regaló una cámara nueva y Tetsu se puso muy contento.
- Oh, ya veo –dije sentándome con él. Estuvimos hablando un poco sobre el equipo y luego de unos minutos, entró Tetsuya. Se veía decaído y alterado
- ¿Qué te dijo Daiki? –pregunté sonriéndole. El solo tomó su cámara y se fue sin decirme nada.
- Al parecer no le fue bien –dijo Riko.
- Será mejor que vaya a ver qué pasó –dije y Riko me dio un pequeño beso en la mejilla. Me despedí del señor con la mano y luego salí trotando hacia el camarote.
Al entrar noté que Aomine estaba sentado y frente a él estaba la tipa que tanto odiaba. Satsuki, su exnovia.
- ¿Qué hace ella aquí? –pregunté levantando una ceja.
- Bueno, es que supe que ustedes saldrían en este barco y… no quise perderme la oportunidad de estar con ustedes –dijo la tipa.
- Tú no eres bienvenida, decidiste irte por tu propio pie –dije molesto.
- Taiga… -comenzó mi amigo.
- ¿Ya olvidaste lo que te hizo esta zorra? –pregunté incrédulo. Aomine me miró con el ceño fruncido y luego apretó la boca.
- Kagami… es mi decisión –dijo. Yo la miré molesto y me di media vuelta. No soportaba el hecho de verla aquí. Salí del camarote y me fui al piso de abajo con Midorima y Takao
Toqué a la puerta y el peliverde me abrió. Entré sin decirle nada y me senté al lado de Takao en la sala.
- ¿Qué pasó Tai-chan? –me preguntó el azabache. Midorima se sentó a mi lado. Después de un gran suspiro y pensar si decirles o no. Les solté la verdad.
- Satsuki está en el barco –ellos se me quedaron viendo fijamente.
- ¿Cómo que está esa cualquiera aquí? –dijo Takao molesto. Él era prácticamente miembro del equipo, así que no vacilaría en romperle la cara a alguien si era necesario, incluso si es una chica.
- Está en el camarote con Aomine –dije parándome. Me serví un poco de café y me senté de nuevo.
- ¿Qué están haciendo? –preguntó Midorima
- No lo sé, cuando yo los vi ellos estaban hablando. No sé si ella ya le volvió a lavar el cerebro.
- Esa zorra –dijo el azabache, levantándose y caminando a la puerta.
- ¡Takao! –gritó Midorima. Él se detuvo y lo vio con una cara tierna y relajada.
- Shin-chan tranquilo, solo la golpearé un poco, lo prometo –rogó. Shintaro tomó su mano y le dio un beso en la frente.
- No harás nada, es decisión de Aomine si quiere volver con ella.
- Pero… es que… Shin-chan, solo será un par de ojos morados –pidió Bakao con ojos suplicantes, el peliverde le dio un pequeño beso y negó con la cabeza.
- Por mí, ya te tardaste –dije, masticando un pedazo de hielo.
- ¡Ves, Bakagami me apoya! –dijo emocionado y tocando la perilla de la puerta.
- ¡He dicho que no! –dijo Midorima, más firme. Takao torció la boca y se cruzó de brazos. Luego se sentó a mi lado y puso sus pies sobre la mesa de noche. Yo reí y luego le di un golpe suave en la cabeza
- El bebé se ha enojado –dije burlón mientras el regañado se metió un dedo a la boca.
-Hoy Shin-chan no “cenará”.- eso último lo dijo en doble sentido haciendo que Midorima se ponga rojo.
- ¡Que dices Bakao! –dijo alterado y nervioso. Takao lo miró, se levantó y acercó a su novio sentándose sobre sus piernas, por milagro, Shintaro cedió. Tocaron a la puerta y fui a abrir. Eran Murasakibara y Himuro junto con Akashi.
- Hola chicos –dijeron. Se sentaron también en la sala y comenzamos a platicar sobre muchas cosas.
- ¿Mine-chin dónde está? –preguntó Atsushi
- En el camarote –dije.
- ¿Está enfermo o tiene compañía? –preguntó Akashi levantándome las cejas.
- Está acompañado –dijo Takao.
- Oh, tal vez Tetsu-chin al fin calló a sus pies –dijo Murasakibara con una sonrisa.
- No es Tetsu, lo que daría por que fuera él y no la zorra esa –dije yo un tanto molesto.
- ¿Qué zorra? –preguntó Himuro nervioso.
- Momoi está aquí con él –dijo Shintaro preocupado acomodándose los lentes.
- ¿Qué hace ella en el barco? Se supone que se había quedado en Japón –dijo Akashi..
- Nadie sabe cómo entró aquí –dije molesto. Al cabo de un rato mejor cambiamos de tema. No me sentía muy a gusto con la idea de que Aomine volviera con ella, pero es cierto. Era su decisión. Midorima, Murasakibara, Akashi y yo salimos a la cubierta, necesitábamos respirar un poco de aire fresco.
Caminamos hacia la proa y allí se encontraba Tetsuya, estaba acompañado de un chico de despeinada y gris cabellera. La piel era clara aunque no tanto como el peliceleste, este chico parecía un poco malvado. Tetsu lo miraba con el ceño fruncido, le prestaba demasiada atención. Él levantaba los brazos como si se estuviera explicando o algo.
- ¿Qué estará pasando allí? Tetsu-chin parece preocupado –dijo Atsushi mirándolo fijamente.
- Tal vez esté en problemas –dijo Midorima
- Vamos a preguntar –ordeno Akashi. Asentimos y nos acercamos a ellos. Tetsuya me miró y relajó un poco la cara. Levanté las cejas y él negó con la cabeza. Algo no andaba bien.
- Hola –dijimos todos una vez que llegamos.
- Hola –dijo el peliceleste, el chico tenía los ojos oscuros, dándole al gris. Nos miró a los tres de arriba a abajo. Nosotros no desviamos la mirada también lo observamos, usaba una chaqueta negra de cuero y una camisa en cuello V negra también. Unos jeans desgastados de la rodilla y unos Vans.
- Que tal soy Akashi y ellos –dijo señalándonos- son Kagami, Midorima y Murasakibara.- nos presentó por nuestros apellidos.
- Kagami es un apellido tonto –dijo el tipo. Yo entrecerré los ojos.
- Es agradable, cállate –le ordenó Tetsu, yo sonreí. Él me defendía a capa y espada.
- Soy Haizaki –dijo. Yo inmediatamente recordé el chico de los mensajes. Él no podía ser el lindo con el cual Tetsuya hablaba, él no podía ser quien se robaba las bellas sonrisas sinceras del peliceleste. Él no podría iluminar un foco ni aunque tuviera la mano en el switch. Miré a Tetsu y se puso rojo como un tomate- Su novio –terminó.
- ¿Su qué? –dije yo. Fue inevitable. Tetsu me miró suplicando que no preguntara más.
- Su novio –aclaró de nuevo él.
- Pues nosotros somos amigos de Tetsu-chin –dijo Atsushi poniéndose a su lado, como si tratara de protegerlo con su enorme cuerpo
(Narra Tetsuya)
Estaba tomando algunas fotos cuando escuché una voz bastante conocida a mi lado. No quería voltear pues esperaba que fuera solo una ilusión. Esperaba que todo fuera solo por el hecho de extrañarlo. En este momento lo hacía; el odioso tenía a alguien, ahora yo era el único solo. Mi hermano salía con una chica rubia, no recuerdo su nombre, mi hermana con Kagami y pensé que el odioso… sería mi… compañero. Pero ya vi que no. Me giré y lo vi.
Con su chaqueta negra desgastada, los jeans que yo le había regalado y los vans que le compré con la ganancia de mi primera exhibición. Sus ojos iluminados estaban posados en mí. No era una ilusión, él sí estaba aquí.
- ¿Haizaki-kun? –dije, no pude evitarlo. Siempre pasa, lo tienes enfrente pero aún así preguntas sí es él.
- ¿Quién más podría ser? –dijo encogiéndose de hombros.
- ¿Qué haces aquí? –dije confundido. En serio, qué hacía aquí.
- Bueno, Kise me dijo que te irías y yo no quería que te fueras enojado conmigo. Por eso subí al crucero. No podía dejarte salir de mi vida solo así.
- Claro que podías dejarme ir… solo así. ¿Por qué no te vi en los primeros dos días? –dije aún más confundido, esto no me gustaba nada.
- Sí andaba por aquí solo que no te podía encontrar, ayer me dio la impresión de que un chico te acompañaba.
- Es un amigo mío –aclaré.
- Creí que no te gustaban los desconocidos –dijo poniéndose frente a mí. Muy cerca de mi cara. Yo me alejé.
- Él es agradable –dije honestamente.
- ¿Con quién crees que estás hablando Tetsu? –preguntó. Yo me confundí y me asusté un poco. Haizaki me conocía perfectamente, a él no le podía mentir.
- Pues contigo –dije desviando la mirada, a lo lejos divisé a los chicos, exceptuando a Aomine.
- ¡Vamos Tetsu, ya perdóname! Ya ha pasado el tiempo. Tú sabes que aún te quiero y aún me quieres. Te he pedido perdón por lo que pasó muchas veces y me dices que ya lo has olvidado. ¿Podemos volver a intentarlo? –noté que los chicos caminaban hacia nosotros. Me preocupé un poco y la verdad era que extrañaba mucho a Haizaki. Tal vez una oportunidad no sería tan mala.
- De acuerdo –dije apresuradamente antes de que ellos me escucharan.
- Hola –dijeron los chicos. Haizaki los miró de arriba abajo, eso no me agradó nada.
- Hola –contesté yo. Miré a Akashi, él me miraba fijamente y yo solo forcé media sonrisa y desvié la mirada.
- Que tal soy Akashi y ellos –dijo señalándolos- son Kagami, Midorima y Murasakibara.
- Kagami es un apellido tonto –dijo, eso hasta yo lo sentí ofensivo.
- Es agradable –le ordené, él me miró y solo entrecerró los ojos. Los miró de nuevo y respondió.
- Soy Haizaki –dijo. Kagami inmediatamente me miró y yo suplicaba en la mente que él no dijera nada- su novio –eso fue bastante sorpresivo hasta para mí.
- ¿Su qué? –se le salió a Kagami. Yo lo miré y luego agaché la cabeza.
- Su novio –volvió a decir.
- Pues nosotros somos amigos de Tetsu-chin –dijo Murasakibara poniéndose a mi lado. Repentinamente agradecí a Dios que ellos llegaran.
- Así que tú eres el famoso Haizaki –dijo Kagami y se puso al lado de Akashi. Murasakibara estaba frente a mí y Midorima nos miraba como si no entendiera nada. Haizaki pasó un brazo por mis hombros.
- Así que les ha hablado de mí –dijo, yo agaché la mirada no sabía cómo sentirme. Tal vez Haizaki estaba destinado a salir conmigo, a hacerme feliz hoy. Eso quería pensar.
- No tanto como piensas, tal vez alguna vez saliste al tema. Pero no fue nada importante –dijo Kagami.
- Como sea –dijo Haizaki encogiéndose de hombros-. Amor, iré a tomar algo al bar del salón, ¿me acompañas? –pidió. Yo quería pero a la vez no quería ir. Tal vez pasar un rato con él no me hacía mal. Pero… sería mejor estar solo hoy.
- Lo siento, pero tengo que hablar de un pequeño asunto con los chicos, ¿te parece si mañana desayunamos juntos? –pregunté. Él me sonrió, adoraba esa sonrisa. Adoraba cuando él no era arrogante y pretencioso.
- De acuerdo. Pórtate bien –dijo y me dio un pequeño beso en la mano- ¿En qué camarote estás?
- En el 640-B, pasa a las once, estaré listo –anuncié.
- Allí te veo, amor –dijo y me dio un pequeñísimo y fugaz beso en los labios. Ni siquiera pude cerrar mis ojos. Lo observé caminar y se perdió entre la multitud de gente.
Me giré y le tomé una foto a Kagami, parecía estar molesto, los otros tres también me observaban, Murasakibara con sorpresa, Midorima con confusión y Akashi con decepción.
- Él no me agrada –me dijo Akashi.
- No es obligatorio que te agrade –dije y tomé una foto a la luna que anunciaba su presencia.
- Es que… eres un chico muy dulce Tetsu-chin y él es tan… arrogante y… estúpido –dijo el pelilia
- No me conocen y tampoco lo conocen a él –suspiré- Él no siempre es así. No sé que le ha pasado.
- Tal vez su verdadero yo está surgiendo –dijo Midorima.
- No lo sé –dije colgando mi cámara en mi cuello y recargando los brazos en el barandal. Me mareé y puse la cabeza sobre las manos. Cerré mis ojos y luego escuché otra voz conocida.
- ¿Tetsu, estás bien? –dijo Aomine tras de mí. Lo primero que se me vino a la cabeza fue la escena que había presenciado. Tragué saliva y me atreví a mirarlo.
- Sí, solo me mareé –dije, cuando vi a la chica pelirosa allí enganchada de su mano la sonrisa que tenía se me borró- un poco, estaré… bien -Aomine me miraba con una sonrisa tímida. Yo tenía la fuerte necesidad de abrazarlo. Le sonreí y también a la chica. Ella me sonrió con toda la mazorca.
- Hola soy Momoi Satsuki, novia de Dai-chan –se presentó. Los chicos agacharon la cabeza, el único que siguió como si nada pasara era Akashi.
- Hola Momoi-san, soy Kuroko Tetsuya. Soy nuevo amigo de… los chicos –estreché mi mano.
- Es un placer conocerte –dijo amablemente. Ella no parecía tan mala, tal vez era la ex pero Aomine nunca me dijo nada sobre ella, solo que era una “engañadora”. ¿O esta chica era una nueva? No lo creo.
- Yo… creo que iré por un trago –dije un tanto nervioso.
- Yo también tengo ganas de uno, ¿vamos juntos? –anunció Momoi. Yo no supe qué pensar, Aomine me miró alarmado y negó rápidamente con la cabeza. Todos los chicos me observaron y negaron con la cabeza. Pero ellos no me mandaban, así que acepté.
- Claro, vamos –dije y todos al mismo tiempo agacharon la cabeza.
- ¿Quieren que los acompañemos? –preguntó Daiki rápidamente.
- No es necesario Aomine-kun –dije - quédense, me gustaría conocer más a Momoi-san –dije y le sonreí. Ella me sonrió completamente y le dio un beso, yo caminé y ella caminó un poco más lento y detrás de mí.
Mientras caminábamos ella se me acercó más y se me enganchó al brazo. Takao, Himuro y mi hermana iban caminando en dirección opuesta. Inmediatamente Takao inspeccionó mi rostro y luego la mano de la pelirosa enganchada en mi brazo. Yo hice una media sonrisa y Satsuki ni los miró.
- Adiós –dijo Kazunari con una gran sonrisa hacia mí.
- Adiós –dije yo y seguí caminando.
Al llegar al salón. Nos sentamos en unos banquitos cerca de la barra y yo comencé a tomar unos cuantos aperitivos, me gustaban mucho.
- Así que… -comenzó ella- nuevo amigo de los chicos, ¡eh!
- Sí bueno… los conocí aquí, el primer día y desde entonces… nos llevamos bien –no podía sacar al moreno de mi cabeza.
- ¿Con cual te llevas mejor? –preguntó- Por lo regular todas las personas tienen un favorito.
- Bueno, me llevo bien con los cuatro. Pero he hablado más con Kagami-kun y el odioso asesino de cámaras.
- Su nombre… es Aomine Daiki –dijo ella un tanto molesta, la miré indiferente.
- Me da igual, yo así le digo –dije metiendo un aperitivo a mi boca. Ella tronó uno en su mano.
- Te lo pediré de una forma amable Kuroko-kun, no le digas más "odioso asesino de cámaras", por lo menos no en mi presencia –pidió.
- Disculpa, pero yo lo llamo como guste y donde yo desee –dije mirándola fijamente con mis rostro más inmutable, ella tronaba los manís(aperitivos) en sus manos-. Él no se ha quejado así que… hasta que me lo pida, yo dejaré de decirle así.- aclaré con mi seria vos.
Ella rodó los ojos y le dio un traguito a su Martini, ahora sí me parecía un poco odiosa.
- Bueno, ya… no peleemos por eso –dijo rayando una servilleta- ¿qué edad tienes?, te ves pequeño.
- Tengo 18 y ¿tú? –pregunté inmediatamente.
- Tengo 19 –dijo mirándome.
- Oh, así que la novia del odioso asesino de cámaras. ¿Desde cuando salen? –pregunté, este era el tema en el que en realidad estaba interesado, ella se giró para quedar de frente a mí. Parecía una colegiala enamorada, sus mejillas se sonrojaron y mordió sus labios.
- Estamos juntos –apretaba los puños de emoción- desde hace tres lindos y maravillosos años.
- Él me comentó que habían terminado… o no cuentas el tiempo de separación –dije levantando una ceja.
- No… bueno es que, salimos dos años y uno terminábamos y regresábamos, así que lo tomo como otro también. O sea tres –dijo con la mano, señalando tres dedos levantados.
- Sé contar, no necesito ademanes gracias–dije tomando de mi vodka cargado. Era raro que tomara, pero esta chica me irritaba.
- ¿Tú… tienes novia? –preguntó. En realidad no sabía qué decirle.
- Sí, es novio –dije al final. Terminé mi vaso y pedí otro igual de cargado.
- Vaya, eso no lo esperaba ¿Cómo se llama? –preguntó bastante interesada.
- Se llama Haizaki –dije dándole un gran trago a mi bebida. Casi me lo termino de golpe. Cerré los ojos y luego tomé un poco más.
- ¿Hace cuánto salen? –preguntó, volví a pedir otro trago. Tomé otro de golpe y volví a pedir otro.
- Deja aquí la botella por favor –pedí al chico, él aceptó- Bueno, en realidad no lo sé –dije excusándome- él lleva las cuentas.
- ¿De dónde eres pequeño? –me dijo como si fuera un niño.
- De Tokio –dije rápido y claro.
- Con razón tu acento –dijo y tomó otro pequeño sorbo de Martini. Sus labios parecían solo acariciar la copa.
- Bueno… -tantos vasos de vodka me habían afectado un poco mi razonamiento, comenzaba a pensar en muchas incoherencias- ¿Tú eres la chica que engañó a Aomine-kun?
- ¿Qué yo qué? –dijo sorprendida. Frunció el ceño y luego me pegó una cachetada con toda la mano y con mucha fuerza. Incluso sentí un pequeño rasguño en mi nariz.
- ¡Ouch! –exclamé pero sin moverme en lo absoluto. Mi cara estaba mirando hacia la barra.
- ¿Cómo te atreves? –dijo incrédula.
- Yo solo decía, no me consta –dije excusándome. Enderecé la cabeza y la miré. Su cachetada me había acomodado las ideas- Lo siento, no quise ofenderte.
- No importa ya –dijo molesta, ahora sí le dio un buen trago a su Martini.
- ¿Pero en serio lo engañaste? –dije ocultando lo mejor posible mi risa. Ella me miró peor de molesta y me dio otra cachetada.
- … –no dije nada, pero estaba más que molesto, abrí los ojos y noté cómo los chicos se acercaban, venían corriendo