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Un profesor travieso y un chico 1/2 por LuceDiHaru

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Aquí os dejo el capítulo tres.


Como os avisé, por fin aparecerá el tan esperado ¡Karma-sensei! y otro personaje que seguro todos conocéis muy bien. No os lo diré porque si no os estropeo la sorpresa. Con algo de suspenso os tengo que dejar ¿no?


¡Espero que lo disfrutéis! ^_^


PD: La canción que sale en este capítulo es el Ending de "Kuroshitsuji : Book of Circus". En wattpad este capítulo se puede apreciar más, ya que tengo colgado el vídeo y algunas fotos de los personajes. 

Kayano y yo hemos decidido ir a explorar el edifico escolar de la preparatoria Kunugigaoka. Ya que hemos llegado en un sábado, tenemos todo el fin de semana para explorar la escuela junto a sus alrededores. De esta forma, cuando empecemos la escuela el lunes ya nos conoceremos más o menos el lugar y no nos perderemos.

Al llegar a la puerta principal del dormitorio en donde hay la sala de espera, nos encontramos con Yuya-san ya que su despacho también está allí. 
Antes de irnos, nos da una tarjeta a cada uno con nuestra identificación como alumnos de Kunugigaoka. Dicha tarjeta tiene el tamaño del DNI y tiene gravado nuestro nombre, número de estudiante junto a una foto. También sirve como llave para dejarnos salir y entrar libremente de los dormitorios y del recinto escolar en general, exceptuando los dormitorios masculinos como es obvio. De esta forma no tendremos que llamar siempre por el intercomunicador, algo muy útil. En este sitio piensan en todo.

Después de salir de la residencia, andamos unos cincominutos para llegar hasta el edifico en dónde empezaremos a tomar clases elpróximo lunes. El recorrido se me ha hecho muy corto al estar hablando de tonteríascon Kayano. Cuando mis ojos ven dicha construcción no puedo evitar abrirloscomo naranjas igual que mi boca. Estoy asombrado, creo que ya se está haciendouna costumbre des de que llegue aquí. Simplemente es impresionante. Juro queaún me pregunto si no me han engañado y en realidad estoy en una especia dehotel.
Kayano también está sorprendida pero no tanto cómo yo. Al ser una actriz de renombre ha tenido que ir a bastantes lugares lujosos, así que ya está bastante acostumbrada.

Con pasos dubitativos me adentro al lugar. Mis pies caminan atravesando una gran plaza. En medio de ella salen columnas de agua del suelo formando dos circunferencias, uno dentro del otro. Todo seguido llegamos a unas escaleras, yo las subo con tranquilidad pero mi amiga lo hace con mucho ánimo y de dos en dos. Ese acto hace que salgan algunas suaves risas de mis labios.

Una vez delante de la puerta entramos en él. Observo detalladamente el lugar. Es más normal de lo que esperaba y la verdad es que este hecho me relaja bastante. No soy un chico acostumbrado a lujos y a lugares extravagantes. Las cosas sencillas van más conmigo, pero eso no quiere decir que odie estar en un lugar así, ni mucho menos. Todo esto es nuevo para mí. De cierta forma me emociona al pensar que estaré estudiando y viviendo en un lugar tan increíble. Sin duda será una gran experiencia, aunque desearía vivirlo en forma de chico... pero no se puede tener todo en la vida ¿no?

Mientras exploramos el lugar nos encontramos con varias personas. Para ser un día festivo hay mucho movimiento. Creo que es porque muchos estudiantes aprovechan para practicar para sus clubes y de paso estar con sus amigos. Me gusta el ambiente.

Pensaba que al ser un edificio tan inmenso nos perderíamos o algo, pero no. Todo está muy bien indicado con carteles. Hasta hay un mapa, el cual, indica dónde está cada aula y para qué se utilizan. Veo en el plano que hay un edificio a parte que es especialmente para realizar clubes. Pero mi mirada se detiene en un punto determinado del mapa.

- ¿Vamos? - me dice Kayano con una sonrisa, la cual, adorna su rostro casi siempre.

- ¿Ir a dónde? - le pregunto.

La duda está escrita en mi rostro, pero ella no me responde, solo me da una risita y se va. Inmediatamente la sigo. A medida que avanzamos, voy sospechando en dónde me lleva. Después de andar algunos minutos nos detenemos delante de una gran puerta de madera. Como sospechaba... Me ha traído el lugar al cual más quería ir. No sabía que era tan fácil de leer. 

Con mi característica sonrisa gentil, abro la puerta. El principio me cuesta un poco ya que es bastante pesada. Pero el pequeño esfuerzo vale la pena. Mis ojos se iluminan al ver el interior de la sala y un suave sonrojo de felicidad adornan mis mofletes. Me adentro en ella. Cierro los ojos e inspiro el aroma en el aire. La gente normal seguramente no percibiría ningún olor, pero yo puedo sentir la esencia metálica de los instrumentos de viento, el aroma de la madera de los violines, violas y chelos, el olor de "recién nacidos" de alguno de los instrumentos y la dulce fragancia a natura de un pequeño ramo de flores que hay encima de una repisa al lado de un gran ventanal abierto. 
Abro los ojos. Lo primero que veo, es el increíble paisaje de un suelo adorando por una alfombra de césped verde intenso e empinados y hermosos arboles creciendo en distintas zonas. Todo esto enmarcado por la gran ventana. Parece un cuadro de arte.
Nos encontramos en el primer piso, por lo que sería muy fácil salir el exterior a través de ella. Me encantaría andar con los pies descalzos sobre esa alfombra de color jade. Pero ahora mismo el mejor sitio para mi es esta sala; el aula de música.

Instintivamente mis pies se dirigen hacia mi instrumento preferido y puedo que uno de los más clichés en todo el mundo, el piano. Mis ojos color topacio brillan el ver el majestuoso instrumento. La verdad, pocas veces he tenido la oportunidad de tocar un piano de cola tan bello como el que tengo delante de mí en este instante. Sutilmente paso mis yemas por encima de las teclas blancas y negras. Las acaricio gentilmente. El tacto es frío pero muy agradable. 
Mi momento de "amor" es interrumpido por el estridente sonido del móvil de Kayano. Ella me susurra un suave perdón. Prosigue saliendo de la sala para poder contestar. Oigo su voz cada vez más lejos, hasta que se vuelve un susurro inaudible para finalmente dar paso al silencio. Eso me extraña. Salgo un momento de la sala de música, pero no hay rastro de Kayano. Supongo que se ha ido a un lugar más íntimo para así poder hablar con privacidad. Aprovechando este hecho, me acerco a mi instrumento predilecto. Me siento en el pequeño tamborete que hay delante del piano y lo adapto a mi altura.

Cierro mis ojos. Recuerdo como mi madre me obligó a tomar clases de piano a los cuatro años hasta los catorce. Me dijo que eso me serviría para ser más "refinada" y "delicada". El principio lo odié, pero cuando conocí a mi profesora Irina Jelavic todo mi mundo cambió. Me ensañó a utilizar la música para expresar mis sentimientos de una forma que las palabras no podían. Me enseñó a hablar con los dedos. A desnudar mi ser y poder demostrar mi "yo" al mundo. La verdad es que ella fue mi primer amor, esos típicos enamoramientos que tienen todos los niños y niñas.

Pero cuando mi madre se enteró de mi atracción por ella, la despidió de inmediato. Hasta la amenazó con denunciarla si volvía acercarse a mí. Ese día, me escape a escondidas de casa para ir a pedirle perdón y confesarle todo lo que sentía por ella, aunque en ese momento seguro que ya lo sabía todo. Pensé que después de cómo mi madre la trato no querría volver a verme, pero cuando me vio delante de la puerta de su casa, ella con su típica sonrisa de niña me dejo pasar dentro de su apartamento. Hasta me sirvió un té, aún recuerdo su amargo sabor. Creo... que jamás lo olvidaré.

En ese momento estaba muy nervioso, las manos me temblaban levemente y una capa de sudor envolvía mis palmas. Con todo el valor que pude reunir, le entregué un CD el cual contenía una grabación de piano compuesta por mí y me confesé. Como se cabe esperar ella me rechazó, después de todo nos llevábamos quince años de diferencia. Sus palabras fueron muy amables, en ningún momento se rió por el hecho que un chiquillo con aspecto andrógino sintiera algo por ella y eso me hizo feliz. Después de todo estaba acostumbrado a que nadie escuchará mi opinión o en cómo me sentía. Ella fue la primera persona en ver tal y como era. Un niño normal que quería vivir una vida de chico normal. Y ella hizo posible un pequeña parte de mi deseo, aún que fuera algo muy fugaz. Después de todo, enamorarte de una niña de tu edad o una mujer mayor, es lo que hacen todos los chicos comunes ¿no?

A mis catorce años experimenté lo que era un corazón roto y la segunda despedida más triste de mi vida. Pero ese día crecí como persona o eso quiero pensar yo.

Con una sonrisa y con los recuerdos agridulces de mi primer amor empiezo a tocar una canción la cual acompaño con mi voz. Mis dedos se hunden sobre las teclas del piano y ellas producen un sonido mágico.

*****

Tsumetai yoru kizuato terasu aoi tsuki
Kumo ni kageru hitotoki no negai

No puedo evitar rememorar otra vez mi historia con Irina-sensei. O los momentos difíciles que tuve en mi corta vida por el deseo de mi madre de hacerme su "hija" y no verme por lo que soy... su hijo.

Ochite iku namida sae
Itsuwari to hikikae ni
Iiwake wo kurikaeshite
Yami o ikiru

Dejo que toda la melancolía guardada en mi interior salga a través de mis dedos y voz.

Kono kanashimi no hateni aru ashita wa
Obieteru kono kokoro
Tada aoku someteku
Uso ni mamireta utsukushiki sekai de
Kazumi yoku mabushisa ni
Te o nobasou to tsuki mo aoi da

*****

 Al terminar, todo queda en silencio. Solo oigo mi propia respiración en forma de ligeros jadeos causado por mi reciente actividad. Pero el silencio se desvanece en un instante y es substituido por el sonido de unos aplausos.

Dirijo mis orbes del color del cielo hacia el causante de dicho golpeteo. A mis ojos se refleja un hombre alto de entre veinte a veinticinco años. Está apoyada en el marco de la venta por la parte exterior. Solo se ve la mitad de su cuerpo. Tiene la piel pálida, pero no tanto como yo. No puedo evitar fijarme en el hermoso tono rojizo de su pelo, se ve tan sedoso, me encantaría pasar mis dedos entre sus hebras. Tiene un rostro muy atractivo, el cual, está adornado con una nariz muy varonil y una sonrisa gatuna. Sus ojos color cobre me miran con intensidad y con la misma minuciosidad con la que yo lo observo. Al percatarme de este detalle, un ligero sonrojo adorna mi rostro de forma involuntaria. También me puedo fijar que es muy alto, debe medir más de un metro ochenta. Qué envidia... esto sí que es un hombre y no como yo...
Vale, ahora mismo me estoy autodestruyendo con mis propios pensamientos.
¡Bien Nagisa, déjalo ya! Tienes que empezar a aceptarte cómo eres. Él es el y tú eres tú. Ai... ¿A quién intento engañar? tengo un complejo bastante grande con mi aspecto.

Mis pensamientos son interrumpidos por la profunda y varonil voz de él.

- ¡Ei, bonita canción! - me dice muy animado - Pero sin duda, lo que me ha gustado más ha sido tu preciosa voz, aunque ahora que te veo creo que no es lo único que me gusta. - me dice con un tono juguetón y... ¿seductor? No sé si es cosa mía o qué, pero este hombre me está intentado... ¿seducir?

¡Es-espera un momento Shiota Nagisa! ¡En qué estás pensando! Claro que no te está seduciendo. Pero en qué tonterías pienso. Mi rostro enrojece por culpa de mis propios pensamientos. Cómo siga así, pronto me confundirán con un tomate.

El otro solo ríe al ver mi reacción, lo cual por cierto, lo hace ver aún más atractivo. No entiendo qué es lo divertido. Supongo que debe pensar que soy alguien extraño ya que me sonrojo sin ningún motivo aparente. Aunque sigo sin verle la gracia. Auu... Mi quiero morir... que alguien me ayude.

Y como si el cielo me hubiese escuchado, la única puerta del salón se abre para dar paso a mi mejor amiga. Al verla mi rubor va disminuyendo gradualmente hasta desaparecer y vuelvo a recobrar la calma que tanto me caracteriza.

- Hola Kaede. - mis ojos se posan en ella.

- ¡Hola Nagisa! Um... ¿Con quién hablabas? Creí oír unas risas salir de aquí, pero no veo a nadie más que a ti. Qué raro... - me dice.

Yo extrañado viro mi cuerpo en dirección a la ventana. Tal como dijo ella, no hay nadie. Eso me sorprende ¿En qué momento se ha ido? ¿O acaso todo ha sido fruto de mi imaginación?

- ...-sa, Nagisa, NA-GI-SA! - me grita en la oreja derecha Kayano. Me tapo el oído con una de mis manos. Cómo duele... Esta chica podría rivalizar con una sirena de ambulancia.

- P-perdón, ¿Qué me decías?

- ¡Tienes que prestar más atención Nagisa! ¡No me dejes hablando sola! Bueno, dejemos eso a un lado. Te estaba diciendo que mejor nos vamos ya. Nos hemos pasado toda la tarde viendo la escuela y ya estoy cansada. También empiezo a tener hambre. - Me dice un poco exaltada al principio, pero a medida que va hablando se calma.

Ahora que lo dice tiene razón. No me había dado cuenta hasta que lo ha mencionado, pero yo también empiezo a tener hambre. Le respondo con un asentimiento de cabeza y nos vamos del lugar.

La verdad es que hoy ha sido un día muy increíble. Kunugigaoka es un todo un mundo. Cada vez me gusta más este internado. Aunque me sigo preguntado por la identidad del hombre pelirrojo. Cuando pienso en él mi corazón empieza a latir más rápido.

¿Q-qué me está pasando?

Notas finales:

Y aquí el final del capítulo

Este me ha salido súúúúper largo, pero mejor ¿no? o ¿Se os a hecho muy pesado?

Y finalmente una pregunta súper importante para mí ¿Os ha gustado?

¡Eso es todo! ¡Muchos BESOS a TODO el MUNDO!


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