POV JUNGKOOK
¿Él vendría hoy?¿O alguien más vendría por mí?
Aún seguía esperándolo, pero siempre era lo mismo. Prefería pasar tiempo con Jimin, entiendo el que yo sea más chico que ellos, pero la cercanía de ambos cada vez me molesta más y más.
Yo realmente lo quiero, quiero que me vea de una manera distinta y no como un hermano pequeño al que cuidar y con el cual jugar. Quiero que sepa de mis sentimientos y me acepte, quiero ser para él lo que él es para mí.
La verdad es que ene mi puta condición no puedo siquiera pensar en tener algo más con alguien. Ni siquiera sé que rayos soy y eso me altera demasiado. Los médicos dicen que debo esperar, que es normal en algunas no presentar síntomas o puede que ni siquiera sea realmente un lobo...pero yo...estoy seguro que lo soy.
No puedo no ser un lobo.
No puedo ser un simple humano como cualquier otro.
De ese modo jamás podría acercarme ni siquiera a diez centímetros de Tae.
Comencé a caminar en círculos al rededor de mi cuarto.
—¿Cuánto más tardarás?—tomé mi uña entre mis dientes y comencé a jugar con ella.
Sentí un pequeño golpeteo en la ventana de mi cuarto y mi corazón comenzó a golpetear con fuerza.
¡Era él!
Me acerqué a la ventana y giré el pomo para abrirle.
—¡Por fin llegas!—exclamé entre risas.
Su pecho subía y bajaba con rapidez. Las gotas de sudor caían por su rostro.
—Lamento tardar...¡es hora de irnos!—Ensanchó una gran sonrisa y asentí.
Sí, olvidaba mencionar que hoy era la fiesta de cumpleaños de Jimin. La cual organizamos de manera clandestina en un salón a las afueras de la ciudad.
Ninguno de nuestros padres nos dejaría hacer una fiesta por lo que optamos por hacerla a escondidas.
Taehyung tomó mi mano y comenzamos a correr.
Ahora el que sudaba era yo. Su cercanía me ponía tan nervioso, ansioso, y aún así amaba ese sentimiento.
TaeHyung, definitivamente tú serás mío esta noche.
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POV JIMIN
¿Fiesta? Quien quiere una. Pues yo no.
Pero ya les había prometido a mis amigos que iría y no podía faltar, después de todo a las doce ya sería un adulto.
Siempre creí que al llegar a esta edad todo sería difernte, creí-como un idiota- que tendría a mi pareja. Soñaba con aquello en un entonces, pero como todo en mi vida, nada me sale como deseo y terminé por romper cada uno de mis sueños cuando el doctor me dijo sobre lo inservible que soy para la sociedad.
Caminé hasta la salida de mi casa en silencio, nadie podía saber que escapaba y mucho menos mi noona. Todos sabemos como es y terminaré haciéndole la manicura y de solo pensarlo mi piel se eriza.
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Entré a la "fiesta" y entre la gente, la bebida y el insoportable ruido pude hallar a mis amigos.
Empujé a toda las personas en mi camino para llegar hasta ellos y lo primero que hicieron al verme fue rociarme bebida alcoholica por todo el cuerpo.
"Feliz cumple años Jimin" me dije mentalmente mientras sacudía mi ropa.
—Gracias por la bienvenida—hablé con sarcasmo y ellos sujetaron sus estómagos mientras reían.
—Pueden irse a la mierda...—murmuré entre dientes.
—¡Cambia esa cara de amargado Jimin!—gritó JungKook y comenzó a hacer muecas estúpidas con su rostro.
No pude evitar dejar escapar una pequeña risa al verlo en modo payaso.
Tae sujetó mi brazo y acercó su rostro a mi oído.
—Luego quiero hablar algo contigo. ¡Espero que disfrutes de tu noche, Jimin!
Sonreí y asentí a cada una de sus palabras.
JungKook cogió mi mano y me metió en el medio de la gente para bailar.
Ese pequeño realmente está loco.
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POV YOONGI
¿Se había ido? ¡¿A UNA FIESTA?!
Idiota, eso es lo que es ese pequeño. Un completo idiota.
Justo cuando me ausento por asuntos de fuerza mayor se le ocurre ir a una fiesta. ¿Acaso no nota que es una presa fácil?
Un omega jóven y saludable. Es muy probable que le busquen, además su aroma es demasiado fuerte, adictivo...
¡Min YoonGi deja de pensar que luego te tienes que duchar con agua fría!
Crucé mis brazos y me senté en la cama.
Aún estaba en casa de SeokJin y fue por este mismo que me enteré de la dichosa fiesta.
Ni siquiera entiendo porqué el niño ese, JungKook, se toma el trabajo de escapar si su hermano sabe exactamente dónde está en todo momento.
Seguro mañana lo regaña, pero al parecer su relación se basaba en eso, yo no tenía nada que ver en ello, es más, era otro el asunto que me importaba.
Park Jimin.
Debía protegerlo, debía estar allí, no podía seguir esperando sentado. No era mi mejor momento, pero no podía dejarlo solo y menos en una fiesta donde estará rodeado de alfas en busca de un dulce omega.
No podía obviar eso...
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Aún no era media noche y la fiesta parecía estar en su apogeo.
—Pubertos.
Suspiré e ingresé.
La seguridad era una mierda, dejaban entrar a cualquiera. El conjunto de niños dentro de este lugar estaba demasiado pasado de copas como para notar que había entrado alguien que no fue invitado.
Y lo vi.
En medio de la pista, moviendose como un desvergonzado. Frotando su cuerpo con un tipo.
¿No era que odiabas a los alfas? ¿Eh, Jimin?
Mentiroso.
Apreté mis puños con fuerza y me encaminé a donde él estaba.
El alfa que fregaba su cuerpo con el de él se alejo apenas me vio.
—Piérdete—hablé y casi se cae al intentar correr rápido.
—¿Eh? ¡¿Por qué te vas?!—Jimin se quedó mirando al idiota que se marchaba.
—Mierda, ¡apestas a alcohol mocoso!—Sujeté su brazo y comencé a arrastrarlo fuera del lugar.
—¡SUÉLTAME!—gritaba sin parar, pero poco me importaba lo que decía. Su estado era lamentable, cualquiera podría abusar de él de ese modo.
Salimos al exterior y él forcejeó tanto que logró soltarse.
—¡¿Qué se supone que haces?!—exclamó con su ceño fruncido.
Suspiré.
—Te estoy cuidando—respondí—. Ahora vamos.—Quise cogerle nuevamente del brazo, pero me lo impidió retrocediendo dos pasos.
—¿Quién crees que eres tú para venir y arruinar mi noche? ¡¿MI FIESTA!?
Sus ojos estaban comenzando a cristalizarse.
—Te protejo, eso es lo que hago, ¿acaso no notas como se fregaba ese alfa a tu cuerpo?—Le reclamé.
Soltó una sonrisa falsa.
—¡Y eso a ti qué te importa! Tú y yo no somos ni seremos nada nunca, entiéndelo. Si mi padre te envió a buscarme, pues vuélvete solo porque definitivamente no iré contigo a ningún lado.
—No me obligues a hablarte en otro tono—respondí al instante ignorando todo lo que había dicho.
—¡Tú no me obligues a que te golpee donde más te duele!
—¡Te vienes conimigo! AHORA.
Lo hice, hablé con la voz de mando.
Su cuerpo tembló al escucharme. Era un omega y respondía como tal. Bajó su mirada escapando audaz de la mía.
Sujeté su mano y tiré de él fuera de aquel lugar.
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Luego de caminar por unos cuantos minutos sin decir ni una sola palabra nos detuvimos frente a la casa de SeokJin.
Ingresé con la llave que Jin me había dado y lo metí dentro conmigo.
Ni una sola palabra salía de sus labios.
Se mantenía cabizbajo y ni siquiera se oponía a lo que hacía.
—Siéntate—murmuré intentando no asustarle nuevamente con mi voz.
Él asintió y se sentó en uno de los sillones.
Me senté frente a él.
—Mírame, Jimin—pedí y él me observó detenidamente.
—Dime, ¿por qué eres tan difícil?—Lo dije más para mí mismo que para él, pero pareciese que le toqué una fibra sensible porque su rostro comenzó a tornarse furioso.
—Te odio, Min YoonGi. No tienes derecho de hacer eso conmigo. Es mi jodido cumpleaños y tú, alfa imbécil, lo arruinaste.
Su rostro se arrugaba lleno de molestia.
¿Su cumpleaños?
Mierda.
—Yo...no lo sa-.
—¡CLARO QUE NO LO SABÍAS!Jamás me dejaste decir nada, jamás dejas que haga nada. Desde que te conocí todo ha sido confuso, yo no te entiendo. No logro entender porqué actúas como lo haces...porque siento en mi cuerpo la necesidad de malditamente verte. Yo no quiero esto. Yo realmente te odio, pero mis fosas nasales aspiran tu presencia y todo acaba ahí, todo mi odio se desvanece...y no queda nada.
—Pequeño...Yo...no sé que decir...
—No digas nada. ¡Terminemos con esto de una vez!—Rápidamente se levantó del sillón y caminó en mi dirección.
Cogió mi brazo y me levantó.
—Me voy a arrepentir luego—dijo y me besó.
Sus labios tocaron los míos y la llama que estuve apaciguando desde la mañana se encendió nuevamente.
Enterré mis dedos en sus caderas y lo empujé contra mi cuerpo.
Soltó un suspiro en mis labios, pero mantuvo sus ojos cerrados.
Sujeté su labio inferior con mis dientes y tironee de él.
—Quiero hacerte mío, ahora—demandé.