Itachi golpeó fuertemente la puerta, abriéndola, logrando que los dos Omegas se asustarán. Estaba tan enojado, ¿cómo era posible que Deidara contara algo tan importante?
—Eres un boca floja —masculló enojado—. Te dije que no podías contarle a nadie.
—Y-yo —se sentía mal, le había fallado a su Alfa—, n-no quise…
Itachi se enojaba cada vez más, ese era un secreto que solo él sabía, no podía imaginar lo que pasaría si Orochimaru se enteraba. Seguramente lo despedazaría sin piedad.
Mantener el secreto sobre Naruto se podía ir a la mismísima mierda, Deidara los había delatado. Se acercó amenazadoramente hacia Sasori pero Deidara se puso enfrente desafiándolo. Nadie podía tocar a Sasori.
—¡Quítate!
—No —desafíó—. ¡No es mi culpa que estés obsesionado con él!
Itachi pudo oler el fuerte aroma de Kakuzu y si él escuchaba algo, estaba seguro de que Orochimaru también lo sabría. Apretó los puños enojado.
—Cállate —demandó.
—¡No! —se alteró—. ¡Es tu culpa! Si no estuvieras oliéndole el culo a ese Omega hijo de Mina…
No pudo terminar de hablar ya que Itachi le había dado un fuerte golpe, haciendo que cayera al suelo pero Sasori lo había agarrado, Deidara solo pudo sobarse la zona lastimada.
Itachi volteó a ver hacia atrás, viendo a Kakuzu y supo que había visto todo.
—¿Qué es lo que pasa?
—No es nada —dijo serio Itachi—. Son problemas entre mi Omega y yo.
—¿Es eso cierto Sasori? —dijo viendo al Omega.
Sasori se quedó quieto y se dio cuenta de que Itachi lo miraba con la promesa de abrirle la garganta si decía algo.
—S-sí, es cierto.
—Más les vale no ser traidores de Akatsuki.
Deidara se mordió el labio, claro que no iba a traicionar a su Alfa, ahora sabia porque Itachi quería callarlo pero él estaba tan cegado por los celos, que no se había dado cuenta. Ahora de verdad se sentía mal.
—¡Que va cabrón! —dijo Deidara—. Solo me puse celoso porque Itachi le está echando ojo a una vieja.
—Como sea, estúpidos Omegas —dijo Kakuzu.
Se dio la vuelta e Itachi cerró la puerta tras de sí acercándose a Sasori.
—Más te vale pequeño Sasori, que no abras la boca —le apretó fuertemente la mandíbula—, o conocerás lo que es el verdadero dolor.
Lo soltó con desprecio y comenzó a caminar para irse de ahí pero Deidara lo detuvo.
—Itachi y-yo…
—Que te quede claro algo —Itachi lo fulminó con la mirada—, nunca más te contaré algo relacionado conmigo. Ya no confío en ti —dijo para luego irse sin siquiera mirarlo.
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Neji miró al bebé y sonrió enternecido, Hinata estaba dormida así que aprovechaba esos momentos. Agarró suavemente al bebé.
—Hola pequeño bastardo —dijo y él bebé sonrió—. ¿Quién es él bebe más lindo, eh? Tú, tú lo eres —besó las pequeñas mejillas sonrojadas del bebé y su naricita.
Amaba a ese bebé como a nada, odiaba que fuera el producto de una violación, pero eso no le evitaba que lo amara. No podía demostrar ese cariño enfrente de nadie, era mejor así.
Odiaba también a la existencia por haberle quitado el maravilloso don de dar vida, porque sí… Neji era Omega y nunca más podría tener un bebé. Nadie lo sabía, ni siquiera Hinata y era mejor así, no quería que nadie supiera.
—Odio a tu papi —dijo suavemente viendo hacia la nada—, lo odio por todo lo que hizo.
Besó por última vez la cabecita del bebé y lo dejó ahí, necesitaba aire, así que se fue hacia la terraza del edificio donde vivían, cuando llegó vio el panorama y prendió un cigarrillo.
Su cuerpo no tenía nada de Omega, hace tiempo había dejado de ser delicado y se había vuelto fuerte —sin exagerar—. Hace tiempo que no tenía aroma ni celo. Hace tiempo que se consideraba un Beta.
Había tenido una familia maravillosa en su infancia, su mamá era toda bondad, su padre era responsabilidad y Hinata, era luz, pero cuando la bondad murió la responsabilidad desapareció y la luz se apagó. Todo se convirtió en un caos.
Cuando su madre murió, su padre se volvió loco sin su Omega y comenzó a abusar de las drogas y bebidas alcohólicas, dejó de ser ese padre responsable que siempre fue y se convirtió en un Alfa abusivo, maltratándolos a ambos, en ese tiempo Hinata y el eran muy unidos.
Cuando su padre quiso violar a Hinata él se opuso, ella solo era una niña y decidió intercambiar papeles con ella, recibiendo así las violaciones de su padre.
Después de tantas violaciones y abortos algo en él había cambiado, su útero había sido dañado de manera irreversible y después de eso, perdió su aroma.
Un día cuando llegó a la casa, vio a su padre encima de Hinata y pudo notar que ella estaba drogada, sintió arcadas, su padre lo obligó a violarla mientras que Hinata apenas luchaba. Cuando al fin se quedó inconsciente su padre la violó, y él, no pudo hacer nada ya que lo tenía amordazado, solo pudo verlo y llorar.
Todo lo que había protegido esos años se había ido a la mierda, sabía que Hinata era una hermosa Beta, y que se parecía a su mamá. Odiaba a su padre, en verdad lo odiaba por hacerles eso.
Hinata solo recordaba haber sido violada por él, y él no lo desmintió al ser obligado por su padre a asumir la responsabilidad, algo en él murió lentamente y cuando supo que Hinata estaba embarazada su mundo se vino abajo, sabía que era imposible que fuera su hijo ya que su esperma no fecundaba.
Huyó con Hinata, no dejaría que su padre pusiera sus tenebrosas manos encima de ellos, así llegaron a Tokyo y poco después se metió al grupo de Akatsuki, cuando menos lo esperó ya lo habían ascendido y se relacionaba con Konan. Fue así cómo viajaron de Japón a la República Checa, donde se establecieron y vio nacer a su hermano/sobrino, eso había sido la cosa más bonita que le había pasado en la vida.
Neji miró al cielo y se preguntó ¿por qué era tan cobarde? ¿Por qué no regresaba a Japón y le volaba la cabeza a su padre a balazos? Sabía la razón, el miedo era palpable en él, no podía. Simplemente no podía…
Su celular vibró y contestó rápidamente.
—Ven, recibirás tu castigo.
—Voy jefa
Cortó, se puso su máscara de frialdad y actuó como el violento ser que era, después de todo había aprendido del mejor…
De su padre.
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Naruto estaba frente al espejo tratando de verse bonito, Dan estaba en la puerta viéndolo mientras sonreía.
—Te ves hermoso —felicitó dándole unos suaves aplausos.
—¿En serio? —dijo Naruto.
—Estoy seguro que Tsunade no te dejará salir —Naruto sonrió dejando en paz su cabello.
Salió de la habitación junto a Dan y fueron a la cocina para preparar el almuerzo.
—¿Puedo ayudarte?
—Claro que si —dijo feliz.
Decir que todo era nuevo para Naruto estaba de más, en ese tiempo había estado aprendiendo cómo cocinar y Tsunade aguantaba como una guerrera comer lo que él preparaba.
—Corta esas verduras en lo que esperamos a que Sasuke llegue —dijo Dan.
Naruto comenzó lentamente a cortar las verduras, Dan le había enseñado cómo utilizar un cuchillo con cuidado y ahí estaba él tratando de no cortarse.
Tsunade llegó a la cocina para ver que tramaban los dos Omegas de la casa, llevaba a su pequeño retoño en brazos y cuando vio a Naruto su cara palideció, estaba cocinando y eso no era nada bueno para su estómago… aún así sonrió al verlo tan concentrado cortando esas verduras.
Fue hacia él y le dio un beso suave en la cabeza, después fue hacia Dan y le dio un fuerte beso el boca, pero el nene se removió incómodo haciendo que ambos padres se separaran para atenderlo a él.
Naruto vio todo con atención, si todo salía bien con Sasuke, esperaba ser una familia como lo eran Tsunade y Dan, a veces era difícil aceptar que habría podido tener a dos cachorros con él en este instante pero no era así, tenía que ser fuerte.
El timbre sonó y Naruto salió alterado, corriendo hacia la puerta para abrirla, casi se lleva el cuchillo con él, pero lo dejó. Tsunade estuvo a punto de ir tras el pero Dan la detuvo.
—Déjalo amor —le susurró al oído—, tienes que dejarlos, mi hermosa Alfa.
—Omega adulador —dijo sonriendo—, si sigues así te dejaré otra cría dentro de tu vientre —dijo con un suave gruñido y Dan se sonrojó.
Naruto abrió la puerta y vio a Sasuke, sus piernas temblaron y sonrió feliz por tenerlo ahí, era reconfortante, Sasuke también sonrió y se acercó suavemente para abrazarlo y olerlo, no tener el dulce olor de Naruto cerca lo estaba volviendo loco, pero sabía —aunque su Alfa fuera terco—, que era mejor que Tsunade lo cuidara.
Besó suavemente la frente de Naruto y este se sonrojó, era tan hermoso, de verdad que se deshacía con tan solo verlo.
Sintió el suave ronroneo de Naruto y quiso mandar al carajo el cortejo y hacerlo suyo y solo suyo, que nadie pudiera separarlos pero se contuvo, él era un Alfa correcto o eso es lo que le habían enseñado en su familia.
Alejó un poco a su Omega y acarició suavemente su mejilla, le tendió una rosa y Naruto se alegró, pero… ¿tenía que tomarla? ¿Era para él?
—Tienes que agarrarla si quieres aceptar el cortejo —gritó Dan desde adentro.
Naruto se sobresaltó y volteó hacia atrás, viendo como Tsunade y Dan asomaban la cabeza tras una pared y al ser descubiertos se golpeaban entre sí para después reírse.
Naruto sintió toda su cara arder y agarró suavemente la rosa, Sasuke besó sus mejillas rojas, su Alfa estaba orgulloso de que su Omega no los rechazara.
—Te ves hermoso todo rojo.
—Cállate —le dio un suave golpe—, esto es nuevo para mí.
—Para mí también —confesó—, eres mi primer cortejo.
Los ojitos de Naruto brillaron y se lanzó a los brazos de su Alfa, ¡estaba tan feliz!
—Juum —carraspeó Tsunade—. Adelante la comida está casi lista.
Ambos asintieron y entraron a la casa, cuando la comida fue puesta en la mesa, todos comenzaron a comer, Sasuke notó como Naruto le daba una suave papilla al bebé de Tsunade y su Alfa rugió en aprobación al ver que su Omega sería una buena madre.
—Querido —llamó Dan—, come, después de todo tienes que salir con tu príncipe azul.
—Dirás “después de todo tienes que salir con tu sapo” —dijo Tsunade.
Naruto rió abiertamente, haciendo que todos sonrieran, eso se sentía bien, era un ambiente cálido. Dan se ocupó de su cachorro y Naruto comió tranquilo, cuando ambos terminaron se despidieron cortésmente y salieron de la casa con la promesa de traer a Naruto a la hora acordada.
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—¿A dónde vamos?
—Es un secreto.
Naruto iba viendo por la ventana, mientras Sasuke conducía su hermoso carro, no quería decirle hacia donde lo llevaba y eso lo frustraba pero lo mantenía muy ansioso.
Cuando aparcaron, Naruto oyó algo que nunca en su vida había podido oír, se bajó del carro rápidamente y vio hacia adelante tapándose la boca sorprendido, ¿qué era eso? ¿Era agua?
Era hermoso… ensordecedor y lo dejaba completamente sin palabras.
—¿Qué es esto? —dijo Naruto.
—Esto… es el mar —dijo suavemente en su oído.
—Es hermoso.
—Ven, vamos.
Agarró suavemente su mano, cuando llegaron a la arena Sasuke le quitó los zapatos a Naruto con suavidad y lo condujo por la arena.
—Es suave —hundía su pies en la arena—, ¿esto es tierra?
—No, se llama arena —dijo Sasuke.
Se inclinó un poco para tocarla con las manos y se encontró con una concha muy bella.
Cuando levantó la vista vio a su Alfa quitándose la ropa y se quedó mudo y muy rojo, ¿en qué estaba pensando Sasuke? Quiso enterrarse en la arena al verlo casi desnudo, mostrando su fuerte cuerpo y esos músculos que se contraían con cada movimiento.
—¿Q-qué haces? —tartamudeó y Sasuke sonrió pícaro sin darle una explicación.
En el momento en el que Sasuke se bajó el bóxer Naruto se tapó los ojos, no podía creerlo, pero sintió suaves lametones en sus manos, las quitó de su cara y vio al bello tigre que era su Alfa, su hermoso pelaje blanco resplandecía con el atardecer, miró hacia todos lados notando que no había nadie, sus pequeñas manos se enredaron en el pelaje suave de su Alfa y este rugió suavemente.
Cuando Sasuke empujó un poco con su cabeza supo que quería que cambiara como él, le dio vergüenza pero hace tiempo que quería transformarse en su animal, la casa de Tsunade era muy pequeña para eso.
Se levantó con cuidado y quiso que Sasuke dejara de verlo.
—Vamos, voltéate —pidió suavemente—. Me da vergüenza.
Por supuesto que ignoró el pedido, el animal solo se sentó en sus patas traseras, levantando sus orejas con curiosidad, muy atento a lo que iba a suceder.
Naruto se sonrojó, pero comenzó a quitarse la ropa lentamente, dejándola doblada y tan rápido como estuvo desnudo se transformó en su tigre.
Sasuke lamió tras sus orejas, tranquilizándolo, cuando menos sintió Sasuke ya andaba correteando por todos lados por lo que no tardó mucho en hacer lo mismo, se mojó sus suaves patitas al meterse un poco al mar, ambos jugaban con suaves mordiscos, estaba en su naturaleza jugar de esa manera.
Cuando sus cuerpos no dieron para más, se desplomaron en la orilla del mar y sintieron las suaves olas llegar hacia ellos, Sasuke lamió su cabeza y cuello mientras que al mismo tiempo ambos cambiaban a su forma humana, Naruto recostó su cabeza en el pecho de Sasuke y este lo arrulló abrazándolo fuertemente, sintiendo por completo sus pieles.
Era hermoso.
—¿Quieres ser mi Omega?
—Sí —dijo suavecito.
Y así el Alfa sonrió lleno de amor.