No había sido la mejor manera de pasar la noche, nunca había sentido la presión de cuidar a su familia como la había sentido al ver a esos dos hombres entrar a su casa buscando algo.
Se sintió fuera de combate cuando uno de ellos agarró a su cachorro haciendo que Dan pegara un chillido de terror.
—¿¡Dónde está ese rubio!? ¡El Omega! —dijo uno de los hombres, apuntando con sus pistolas.
—S-solo d-dame a mi cachorro, Tsuna… —susurró el Omega, desesperado por tener a Daichi en brazos.
Tsunade gruñó molesta, esas malditas cucarachas sabrían quién era ella, ¿¡cómo se atrevían a tocar a su familia!? Antes de darse cuenta ya había tacleado a uno, comenzando una pelea en el suelo mientras que Daichi lloraba a todo pulmón al no estar en los brazos protectores de su padre Omega.
El otro se había distraído viendo la pelea por lo que Dan pudo ver cómo su bebé cambiaba a su forma animal en autodefensa, arañando a su captor y haciendo que lo soltara, el cachorro cayó al suelo, apenas podía caminar con sus patitas, era un hermoso leoncito, pero aún era pequeño y frágil, Dan pegó un grito cuando vio como ese hombre pretendía patear a su cría, se convirtió en el lince que era y gruñó fieramente, nadie tocaba a su cría y mucho menos le hacía daño. Arremetió con toda la fuerza que tenía contra el hombre y agarró a su cachorro del pellejo para poder escapar al mismo tiempo que Tsunade le disparaba al hombre con quien había estado peleando, vio como el otro escapaba con temor y ella gruñó.
Se acercó a la ventana viendo hacia afuera, notando que el hombre se reunía con otro que parecía venir de una fiesta de disfraces por lo que no pudo ver su cara, le disparó, pero él solo lo esquivó y camino tranquilo hacia su carro, como si nada pasara.
—Putos —masculló todavía sintiendo el sabor amargo en su boca.
Llamó a Shino rápidamente.
—¿Qué pasa?
—Vinieron a mi casa buscando a Naruto, mate a uno, trae policías, creo que uno de ellos venía de la fiesta de los Uchiha, tenemos que movilizarnos rápido.
—Vale, voy para allá.
Mientras hablaba buscó a su Omega y su cachorro, le desesperaba la idea de no saber si estaban bien o no, lo halló en su habitación, notando como Dan protegía con su cuerpo al pequeño cachorro de león, su pecho se hinchó de orgullo al notar que su cachorro era un león como ella, aunque no le molestaría que su bebé fuera un lindo gatito como su padre.
Trató de acercarse, pero Dan le gruñó enseñando sus pequeños colmillos de Omega que bien le pudieron dar ternura, pero sabía que estaba alterado.
—Amor, tranquilo soy yo —aumentó su aroma y Dan pareció reconocerla, pero no dejó de proteger a su bebé en ningún momento, Tsunade se acercó a tocarlos y notó como el hombro de Dan estaba herido, pero a él no parecía importarle.
Cuando los oficiales llegaron a su casa para retirar el cuerpo, supo que Shino y ella tendrían que ir a la mansión Uchiha, pero ni loca iba a dejar a su familia ahí.
—Dan tenemos que irnos, ¡cambia! —dijo Tsunade, el Omega la vio, pero no hizo el intento de cambiar al igual que su cachorro—. ¡Tenemos que irnos!
Dan agarró a su cría del pellejo y comenzó a caminar como un gatito mimado, levantando su casi inexistente cola por lo que Tsunade suspiró, la fiereza de una madre era increíblemente efectiva, Dan estaba alterado y sabía que defendería mejor a su cría en forma animal, así que hasta que no se sintiera seguro no iba a cambiar a su forma humana.
Tsunade bajó detrás de su Omega viendo como varios policías le daban miradas divertidas y ella gruñó derrotada.
—¿Ese es Dan? —preguntó Shino.
—No hables…
Y así se subieron a su carro con Dan en los asientos traseros lamiendo a su cría y ellos dos adelante
*
*
*
La idea o bueno las simples palabras, lo habían golpeado muy fuerte, ¿acaso Itachi había dicho que Naruto era su hijo? ¿Qué demonios pasaba ahí? ¿De qué se había perdido?
Estaba confundido y su Alfa también, bajaron la guardia viendo a su rubio y a Itachi muchas veces, buscando tan siquiera alguna mínima semejanza, algo que le dijera que efectivamente Naruto tenía sangre Uchiha corriendo por sus venas.
Algo que le dijera que era su sobrino…
Eso le destrozaría el corazón, no podía estar con su sobrino, pero… era suyo. Habían compartido un celo del que había salido preñado, ¡casi habían tenido hijos juntos! ¿¡¡Y era su sobrino!!?
Estuvo a punto de hacer cortocircuito, quería sentarse ya que comenzaba a sofocarse, pero cuando Itachi hizo un movimiento brusco y Naruto volvió a lloriquear sin saber qué hacer, sus instintos Alfas volvieron a tomar su cabeza, así que al diablo si era su sangre, tenía que protegerlo.
Itachi enseñó los colmillos y Sasuke supo que le estaba declarando la guerra.
—Suéltalo, no lo pediré otra vez, maldición —gruñó fuertemente, pero en la bruma del calor, algo quedó claro, Itachi conocía a Naruto, Itachi era el padre de Naruto, Naruto había vivido en el zoológico toda la vida, nadie sabía de su existencia, pero Itachi si, al igual que Akatsuki… El zoológico era de los yakuzas y su hermano también…
Ahora las palabras de Shino brillaban con fuerza en su cabeza, demostrando que su hermano se había puesto de cabeza él solo.
Se acercó lo más rápido posible, dándole un golpe en la cara a Itachi, haciendo que se desestabilizara y permitiendo así que jalara a Naruto, poniéndolo detrás suyo, Mikoto fue directo hacia ellos y agarró a Naruto, Itachi gruñó y Sasuke puso en práctica todo lo que aprendió en la academia de policía, notando como su hermano tenía una excelente técnica en artes marciales.
¿Desde cuándo?
Maldición, ambos eran bueno en lo que hacían, solo se esquivaban y no lograban golpearse. Cuando Sasuke lo tuvo a su merced, Naruto pataleó para que no le hiciera nada, la sed de sangre que tenía su Alfa contra Itachi desapareció y supo lo que tenía que hacer.
Lo inmovilizó contra el suelo y en ese instante la puerta de la mansión fue abierta, varios oficiales entraron por ella y entre ellos venían Tsunade y Shino que apuntaban con sus armas.
Cuando los vieron en el suelo corrieron hacia ellos y Tsunade le pasó unas esposas a Sasuke, por lo que este se las puso a su hermano.
—Itachi Uchiha queda arrestado —pronunció Shino y todos ahí exclamaron con asombro mientras que Itachi solo bufó molesto contra el suelo.
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En verdad nunca espero que el fuera el primero en caer entre los de Akatsuki, siempre fue más cuidadoso que cualquiera y mírenlo ahora, encerrado en un sala de interrogación.
Todo se había ido a la mierda por buscar al rubio.
Quiso jugar a ser un dios, pero al fin había terminado mal.
No le extrañaría que Orochimaru ya estuviera enterado y listo para ir a matarlo evitando que abriera la boca y dijera cosas que no debía, pero a él no le interesaba nada más que… ya ni sabía lo que le interesaba, había estado tan cegado buscando a Naruto que se había olvidado de sus principios.
La puerta se abrió y vio entrar a su hermano vestido de otra manera por lo que supo que venían todas las malditas preguntas y por más que no quisiera colaborar necesitaba que Sasuke cuidara a Naruto.
—Bien supongo que quieres hablar ¿no? —sonrió Itachi—. Soy un criminal de los más buscados.
—¿Por qué? —preguntó Sasuke.
—¿Por qué qué? ¿Por qué hice lo que hice? ¿Por qué soy el papá de Naruto? ¿Por qué mi vida es una basura? ¿Qué quieres saber?
—Mierda Itachi, eres mi hermano —dijo con más calma—. ¿Cómo se supone que tome esto?
—Solo tienes que ver la verdad y ya, no creas que me gusta la atención, si me vas a encerrar que sea rápido.
—Tienes que contarme todo.
—Algunas partes, ni creas que voy a revelar algo de Akatsuki.
—Bien, ¡háblame de Naruto!
—Creo que no soy el más indicado para contarte todo esto…
—Pero eres el único al que tengo que puede decime.
Itachi lo miró con seriedad, nunca pensó que le iba a contar la verdad a Sasuke, no cuando lo odiaba.
—Vale.
*
*
*
Habían pasado unas semanas y él ya no aguantaba, su juventud hace tiempo que se había ido, con ella su belleza también, sus celos eran menos frecuentes y ya estaba harto de estar subyugado a Orochimaru. Ahora sabía que tenía un familiar vivo y se lo advirtió a Orochimaru, fue muy claro.
“—Si me llego a enterar de que alguien de mi familia vive, nunca te dejare tranquilo, nunca seré sumiso y me largaré cuando menos te lo esperes, no seré más tu maldita perra.
—Eso nunca pasará Jiraiya —Orochimaru sonrió—, Minato acaba de morir, ya no hay nada porque luchar”
Y él le había creído, lloró tanto tiempo y se sumergió en soledad, su botoncito de sol había sido asesinado y las ganas de ser libre se habían ido.
Había esperado que Orochimaru le dijera algo de su nieto, pero nunca pasó y ya no podía seguir guardando su voz.
La puerta se abrió y el Alfa entró a través de ella, comenzando a quitarse la ropa. El jefe de la mafia quería estar con su Omega.
Lo agarró del cabello llevándolo directo a la cama para forzarlo como siempre lo hacía, pero Jiraiya luchó feroz, dejándole ver a Orochimaru un brillo que hace tiempo creyó extinto.
—¿¡Cómo te atreves maldita serpiente!?
—¿Cómo puedes decirme palabras tan hirientes con esa boca que gimió tantas veces mi nombre? Con esa boca que dijo que me amaba muchas veces.
—¡Eres el ser más vil y repugnante! ¡Te lo advertí Orochimaru! Te dije que si descubría que alguien de mi familia seguía vivo iba a luchar por mi libertad.
Orochimaru lo soltó y lo miró con el ceño fruncido.
—¿De qué estás hablando?
—Mi nieto está vivo. Voy a buscarlo y tú no podrás hacer nada.
¿¡Qué demonios…!?
¡Gruñó enfurecido y quiso destrozar todo! ¡Esos malditos habían sobrevivido! Si quería un trabajo bien hecho, tendría que hacerlo el mismo.
—Bien Jiraiya —sonrió dejando ver sus enormes colmillos de serpiente, su mirada brillo peligrosa, intimidando a su Omega—. Si tanto quieres a tu nieto te lo traeré en pedazos, ¿qué quieres? ¿Su mano? ¿Un pie? ¿El torso? ¡Oh! Ya sé, ¿su cabeza? Elige.
Jiraiya tembló asustado, no podía ser verdad, pero… el peligro que se leía en la mirada de su Alfa le dijo que no mentía.