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Jeho divoké oči (Ojos salvajes) por yue-sama

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Notas del capitulo:

muchas gracias por sus rw y perdon por no contestar, espero contestar esta vez, subo el capitulo muy temprano porque despues no podre.

aqui el cap y espero les guste.

La puerta fue tocada bruscamente y tuvo que soltar a Jiraiya, yendo directo hacia ella, sabía que el único que podía estar afuera era Kakuzu.

 

 

—¿Qué?

 

 

—Tienen preso a Itachi.

 

 

Y eso era lo último que le faltaba, ¡maldición! Estaba a punto de volverse loco, se encontraba tan enfadado con Jiraiya, y con el resto del mundo también, el mundo basura que lo hizo tanto mal. Se arregló la ropa y le dio una última mirada furibunda a su Omega para luego salir cerrando con llave la puerta.

 

 

—Tendrás que matarlo —dijo con calma—, estamos a punto de perder nuestro imperio y no me voy a arriesgar a que eso suceda.

 

 

—Sí, Orochimaru-sama…

 

 

—¿Tienes algo más que decir?

 

 

—S-sin Itachi… no podremos lavar el dinero, y él…

 

 

—¿Estás insinuando que Itachi es importante para Akatsuki? —preguntó y Kakuzu dio un lento asentimiento—. Pues no es así, todos en Akatsuki son reemplazables —en sus ojos fieros no había ni una pizca de mentira, por lo que Kakuzu guardó silencio.

 

 

—Sí señor.

 

 

—Ahora piérdete y no pares hasta traerme la cabeza de Itachi.

 

 

Kakuzu cerró sus puños y se fue de ahí.

 

 

Orochimaru golpeó fuertemente la pared hasta hacer sangrar su piel, todo lo que había construido a lo largo de tanto tiempo estaba en peligro de desmoronarse.

 

 

Caminó hasta el cuarto de su puta y encontró a Zetsu en la cama —ese Omega era tan puta con él que se sorprendía de no haberlo dejado preñado hace mucho—. Siempre era así, iba con él cuando Jiraiya lo arruinaba todo y se ganaba sus golpes, pero es que él no era un hombre paciente.

 

 

—¿Quieres sexo? —dijo Zetsu—. Sabes que te doy todo.

 

 

Abrió sus piernas descaradamente y él no dudó en ir hasta el Omega, pero ciertamente Jiraiya había abierto una brecha en él y ahora no podía dejar de pensar en el pasado. Maldita sea la hora en la que Jiraiya se fue de su lado, maldita la hora en que dejó que otro Alfa lo marcara y le diera un hijo.

 

 

Estaba tan dolido, estaba deshecho y lleno de ira que supo que se lo haría pagar con años de esclavitud y le quitaría todo lo que alguna vez había amado, ¿qué mejor manera de hacerle sufrir?

 

 

Atormentarlo, humillarlo y quebrantar su alma, tal como él lo hizo, porque sí, Orochimaru había tenido un pedazo de humanidad y Jiraiya se había encargado de destruir esa parte, dejando solo a la bestia.

 

*

*

*

 

 

¿Había cometido el error de enfrentar a la serpiente? ¿Era mejor haberse quedado callado?

 

 

Quiso llorar de frustración, si tenía un nieto no quería que nada le pasara, pero eso le daba fuerza para pelear. Todo había sido más fácil cuando era joven y gracias a Dios encontró a su destinado.

 

 

En ese tiempo admiraba mucho a Orochimaru, era un joven vigoroso y muy apuesto, por supuesto que él —al igual que el resto de los Omegas—, cayó rendido a sus pies, y lo amó tanto que su corazón quemaba cada vez que estaban lejos.

 

 

Fueron felices.

 

 

Tan felices que no supo cómo es que él había arruinado esa relación, después de tantos celos compartidos, lo inevitable vino, había quedado en cinta, pero cuando decidió decirle a Orochimaru, se había enterado de que era el hijo de un yakuza, y no cualquiera, sino el sucesor. Eso quebró sus esperanzas de tener una vida normal.

 

 

No quería ese destino para su hijo. No quería que creciera bajo el régimen de la mafia, no, por supuesto que no, así que defendió su punto con la serpiente y las peleas comenzaron a llegar.

 

 

“—Yo te acepto tal como eres —dijo la serpiente—, entonces, acéptame con todo lo que tengo”

 

 

Pero él no pudo, estaba asustado y decidió huir, dejando atrás al hombre que había amado, a su Alfa y a todos sus preciados recuerdos juntos. Toda una vida…

 

 

Es que el hecho de haber estado juntos desde niños, había sido una etapa muy difícil de superar. Siempre habían estado destinados a estar unidos, así que separarse fue de lo más difícil, más aún al haber huido como una vil cucaracha y sin decirle que esperaba una cría.

 

 

Orochimaru le había rogado que no le dejara —era un Alfa arrastrándose por él—, que solo con él podía ser feliz, y que era su complemento, pero egoístamente se había ido sin pensar en las consecuencias.

 

 

Se escondió lo mejor que pudo, viajando a otro país en donde conoció a otra persona, un hombre honorable sin discusión, pero no lo amaba y nunca lo haría. Aun así, el Alfa había caído por él, decidió cuidar a su bebé y cuando el niño nació por fin fue marcado, así que trató de continuar su vida así.

 

 

Vio crecer a su lindo Minato, su hermoso bebé, quién solo se parecía a Orochimaru en su forma animal, tal como su padre, Minato fue una hermosa serpiente.

 

 

Todas las noches sufrió la lejanía, pero después de la mordida simplemente había dejado de sentir la presencia de su Alfa y durante muchos años no supo nada de él, hasta que su esposo tuvo que viajar a Japón por trabajo. Todos se mudaron para allá y trataron de continuar, pero fue un error haber pisado Japón, la guerra se desató y tuvieron que sobrevivir a como diera lugar, su Minato apenas tenía 13 cuando todo cayó encima de ellos. Sin embargo, Minato le enseñó que aun en tiempos tan oscuros había luz, su pequeño niño se había enamorado perdidamente de una Alfa pelirroja, muy hermosa y Jiraiya no pudo estar más feliz por él.

 

 

Cuando la guerra acabó fue muy difícil seguir adelante. Kushina cuidó mucho a Minato, le dio un hogar y se independizaron rápidamente, dejándolo a él con su esposo. Como pudieron siguieron adelante, pero unos años después Minato desapareció y Jiraiya lloró demasiado cuando una carta con una caligrafía que reconoció de inmediato, llegó a sus manos.

 

 

Orochimaru tenía a Minato y lo haría sufrir como nunca por su culpa, si hubiera tenido el valor de decirle que era su hijo, nada habría acabado así.

 

 

 

Llegó al lugar donde lo habían citado, sin decirle a nadie, tal como le pedía en la carta, y fue llevado con Orochimaru, el tiempo había pasado y frente a él estaba un hermoso Alfa con la mirada más cruel que jamás había visto en su vida.

 

 

Y la furia se había desató al verlo con la marca de otro Alfa encima de él, esa fue la primera paliza verdadera que recibió en su vida. Orochimaru logró amenazarlo y retenerlo gracias a Minato.

 

 

“—Si te quedas aquí, tu bastardo no sufrirá nada.”

 

 

Claro que habían sido puras mentiras. A veces le dejaban verlo, pero un día simplemente desapareció para nunca más volver. Cuando logró saber algo de él ya habían pasado otros años más, se enteró de que tenía un nieto, pero que Orochimaru les estaba dando caza.

 

 

Supo de la muerte de Kushina, de su Minato y de su nieto a manos de esa despiadada serpiente y fue así como lo quebrantó para siempre. Lo había dejado sin nada, había matado a su propia sangre, pero Jiraiya siempre llevaba el peso de haberse guardado las palabras toda su vida.

 

 

El había acabado con la vida de su cría y Orochimaru se había convertido en el hombre que por tanto tiempo amo y odio por igual.

 

 

Supo también que su esposo lo buscó con locura, pero nunca lo encontró, ni él ni la policía, pero sabía que estaba bien —que vivía aún después de tantos años alejados—, por la marca que seguía pulcra, sin ningún color raro, dolor o irritación.

 

 

Su lazo tampoco estaba roto, eso era lo único que lo conectaba con el mundo exterior…

 

 

Ahora se enteraba de que su nieto había sobrevivido y tenía que hacer algo para ayudarlo, tenía que actuar. No iba a permitir que Orochimaru lo dañara como alguna vez lo hizo. Tenía que ser fuerte, si no lo fue por Minato, lo sería por su nieto.

 

 

Quizás todo hubiera sido diferente si él no hubiera huido en primer lugar, quizá ahora fueran felices todos juntos. Quizás nada hubiera pasado y serían una hermosa familia.

 

 

Se encogió en su lugar y lloró, estaba tan triste, tan solo y desconsolado por los errores que había cometido.

 

 

—Perdónenme… —susurró al viento, con la esperanza de que esas palabras volaran al cielo y fueran escuchadas.

 

 

*

*

*

 

 

—En casa la vida era muy monótona y llena de reglas —dijo Itachi viendo directo a Sasuke—. Me aburría mucho, hasta que llegaste tú y arruinaste aún más mi vida —dijo simple—. Se suponía que eras mi hermano, pero nunca lo vi así, porque por culpa de esa golfa mi madre quedó destrozada al saber que su Alfa la había engañado.

 

 

Sasuke le miró con asombro, oír a su hermano expresarse de esa manera era algo diferente, para él Itachi siempre había sido una figura a seguir, tan exitoso y respetable.

 

 

—Aunque mi madre te aceptó yo nunca lo hice, conforme íbamos creciendo el peso del nombre Uchiha iba sofocándome, así que decidí salir. Nunca imaginé que consumir drogas tan joven, me iba a llevar a venderlas, al parecer me resultaba fácil zafarme de la policía. Akatsuki se enteró de mí y me dio la bienvenida, por supuesto que yo quería probar otro mundo, era diversión segura —sonrió de lado—. Muchas putas, drogas y bebidas además de dinero por montones, aun como tú lo dijiste, no lo necesitaba. Me distancié de la familia, así que mientras tú te quedabas con el amor de mis padres yo ganaba fama en los barrios bajos. Nadie sabía mi identidad y era mejor así. Unos años después de la guerra, no recuerdo bien cuantos, el jefe…

 

 

—¿Nombre del “jefe”? —preguntó Sasuke, pero Itachi lo fulminó con la mirada.

 

 

—Si piensas que abriré la boca para decir algo de la organización, tendré que cortarme la lengua para que mis secretos se vayan con ella. Aprovecha para recibir el resto de información que tengo, pues no sé si me hallarás vivo mañana.

 

 

Sasuke bufó y vio hacia el vidrio polarizado donde sabía que estaban Tsunade y Shino viendo todo. Era lo más cerca que habían estado de descubrir cosas importantes del caso.

 

 

—Sigue…

 

 

—Como decía, años después que terminara la guerra llevó a un chico, el chico más hermoso que alguna vez había visto. Maldición era hermoso y estaba tan desprotegido, Lo trataban fatal, todos ahí lo humillaban, tengo que confesar que incluso yo lo hice. Al final me obsesioné con él y me volví loco cuando se negó a ser mi pareja… ¿Quién se creía? Tuve que hacerlo… Era mi perdición no tenerlo, ¡es que era mío! —gruñó—. Como se resistía…

 

 

—¿Me estás diciendo que lo violaste?

 

 

Itachi fijó su mirada y sonrió cruelmente.

 

 

—Sí, lo violé y fue la mejor experiencia que tuve en mi vida, la repetí tantas veces como fue posible, su dulce boca pidiendo a gritos que me detuviera… Era tan excitante hacerle sufrir, hacerle sangrar y ver esa cara tan mancillada. Mierda era hermoso.

 

 

—Estás loco —murmuró Sasuke al pensar en lo que el papá de Naruto había sufrido.

 

 

—Puede ser —susurró Itachi—. Tenía que controlarlo, un mes después de que llegó, el jefe lo vendió al tío Madara…

 

 

—¿Que…? —dijo Sasuke—. Tío está…

 

 

—Sí —dijo tranquilo—, Madara está muy metido en el mundo bajo hermanito —se burló—, ¡y el muy hijo de puta lo compró y lo alejó completamente de mí! Él era un puto sádico tal y como yo lo era, cuando podía me infiltraba y me enteraba de todo lo que pasaba, estaba por volverme loco, tenía que volver a tenerlo en mis brazos y pensaba secuestrarlo, pero simplemente escapo con alguien más. ¿Y sabes qué? —dijo Itachi.

 

 

—¿Que…?

 

 

—Estaba preñado. ¡Esa cría solo podía ser mía! Esa Alfa pelirroja escondió a Minato durante tres malditos años. El jefe se volvió loco al saber que Minato se había escapado de la casa de Madara, así que comenzó a darles caza al día siguiente de enterarse. Yo estaba entre ellos, ¿acaso creías que no iba a buscarlo? Ese Omega era mío y me pertenecía. Tres años más tarde, Minato murió a manos de  mi jefe y ese fue mi fin… Lo que me obsesiono por tanto años se había esfumado… poco después encontramos a la pelirroja escapando con el cachorro, cuando lo vi se me fue el aliento, era un tigre… Un hermoso tigre. Agarré al cachorro y dejé que la mataran a ella. Sabía que ese era el hijo de Minato, y que mi jefe lo quería ver muerto, no sabía las razones, ni siquiera sabía porque había matado a su propio hijo.

 

 

—¿Por qué piensas que Minato era su hijo?

 

—Porque una vez lo vi convertirse en una serpiente y sabía que mi jefe era una serpiente. El parentesco en sus escamas era único, no hay manera de copiar un gen —Sasuke asintió y lo dejó continuar—, pero ese cachorro tenía que ser mío, era un tigre como yo… así que lo escondí en el zoológico.

 

 

—Donde yo lo encontré.

 

 

—Ajá —murmuró Itachi—. Suponía que mi jefe nunca buscaría ahí. No dejaría que tocara a mi cría.

 

 

Cuando Itachi no habló más, Sasuke tuvo que dejarlo y salir de ahí con la nueva información, pero parecía que Itachi había pasado por alto algo, en la línea de tiempo que había planteado, Minato estuvo con dos personas más aparte de él.

 

 

La pelirroja —que era una tigresa—, y Madara —que al igual que Itachi era un tigre—. Las probabilidades de que Itachi fuera el padre de Naruto eran tan posibles cómo al contrario, no sabía si aliviarse o no.

 

 

Dios mío ¿cómo era posible?

 

 

Vio a Tsunade tomando café mientras veía a través del cristal oscuro, entonces el celular de Shino vibró y este vio un mensaje de un número codificado.

 

 

Y Sasuke alcanzó a leerlo.

 

 

Tengan cuidado, van por el preciado tesoro que tienen ahí adentro.

S.

Notas finales:

aclarando minato es omega y kushina alfa.

espero les haya gustado a partir de ahora se iran revelando los secretos que eh tenido bie guardados con esta historia.

ya estamos en bajada, asi que esperen de todo un poco.

gracias por leer,  y espero sus rw.

los quiero mucho, nos vemos  el proximo jueves.


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