Kakuzu corrió hacia su auto apretándose el brazo herido, deteniendo la hemorragia. Rompió un trozo de su capucha y se hizo un torniquete, tenía que irse de ahí rápido. Se puso en marcha y cuando llegó a la base abrió la puerta abruptamente, la primera cara que vio fue la de Hidan y este al verlo brincó del sillón en el que estaba bebiendo alcohol y comiéndole la boca a una puta, para ir a su lado a revisar su brazo.
—¿Estás bien?
—Aléjate —gruñó provocando que Hidan le gruñera de vuelta.
—Trató de no ser mala copa.
—¡Y una mierda! —dijo enojado—. ¿Está Orochimaru-sama?
Hidan asintió y Kakuzu al fin le dedicó una mirada, a veces Hidan parecía un cachorro que buscaba el amor de su amo, quizás era su culpa por haberlo acostumbrado a él. Le jaló el pelo acercándolo a su cara mientras veía el rostro del Alfa deformarse por un insano placer, Kakuzu sonrió de lado mordiéndole el labio con algo de fuerza, haciéndolo sangrar para después alejarse con rapidez de ahí, dejando a Hidan con ganas de más.
Cuando llegó a la sala donde estaba Orochimaru pidió permiso para entrar.
—Jefe —dijo con rapidez—. No pude.
—Maldito incompetente —farfulló—. ¿¡Acaso es algo muy difícil de hacer!?
—Me dispararon y tuve que salir rápidamente de ahí.
—Si era necesario que tú también murieras, debiste hacerlo —caminaba de un lado a otro tragándose el enojo.
—Y con orgullo hubiera dado mi vida, pero…
—¿¡Pero qué!? —gritó.
—Tenía que volver para traerle información, jefe. Si mi boca era silenciada por siempre nunca lo sabría.
—Habla.
—Encontré al pequeño bastardo.
Entonces pudo apreciar como Orochimaru sonreía macabramente mientras sus ojos dorados brillaban con intensidad.
—Entonces adelante… Tráeme a esa mierda.
—Como desee, jefe.
*
*
*
No había dormido ni siquiera 8 horas cuando su celular sonó, al contestar se topó con un Shino hablándole de “Itachi” y “perdiendo la razón…” Fue muy poco lo que pudo entender así que ahí estaba, enfrente de la comisaría. Había tenido que dejar a su rubio dormido en la cama, bajo el cuidado de su mamá, la cual estaba destrozada por todo lo que había pasado.
Entró donde se encontraba Shino y lo vio pálido.
—¿Te encuentras bien?
—Estoy herido, pero no muerto…
—¿De qué hablas?
—Más de 10 personas murieron, entraron ayer para matar a tu hermano —farfulló.
—¿Tsunade lo sabe? ¿¡Los jefes lo saben!?
—Sí, ya están enterados, por eso ves más refuerzos.
—Diablos…
—¡¡¡Sasuke!!! —escuchó el grito de Itachi y Shino rodó los ojos.
—Ha estado así desde que casi lo matan. Dice que quiere hablar contigo, pero no le di el placer y te deje dormir… Mejor ve que es lo que quiere, tengo que hacer unas llamadas.
Sasuke asintió y se encaminó hacia la celda de su hermano hallándolo con las manos apretando fuertemente los barrotes.
—¡¡Maldición!! ¿Por qué tardaste tanto?
—No sé qué es lo que te pasa… Si quieres que te proteja contra los tuyos…
—¡No van por mí, van por Naruto!
Sasuke trató de ver la mentira en sus ojos, pero no la hubo, iba a decir algo más cuando su celular sonó, por lo que contestó.
—Hijo… no sé si te tardarás mucho en llegar, pero fui al mercado a comprar comida para ambos…
—Ma, ¿lo dejaste solo?
—Lo siento cariño.
—Está bien Ma, hablamos después.
Itachi lo miraba intensamente mientras colgaba la llamada y su corazón se estrujó dolorosamente, Naruto estaba solo en la mansión, asintió y se dio la vuelta para salir de ahí rápidamente y tal como llegó a la estación se fue.
Cuando divisó la mansión trató de relajarse, pero sus músculos se mantuvieron tensos. Se bajó del auto y entró a la mansión, cuando iba a subir las gradas para ir a ver a su Omega, se escucharon disparos por toda la casa provocando que él se tirara al suelo para esquivarlas.
Las balas atravesaron la puerta fácilmente para luego abrirse de manera brusca, Sasuke divisó a varias personas entrando a su casa. Se levantó y gruñó, los hombres frente a él lo vieron divertidos apuntándole con sus armas.
—¿¡Quiénes son!?
—¿Quiénes somos? El estúpido quiere saber quiénes somos…
Fue ahí cuando reconoció a ese Alfa, había sido el que se lo había llevado al zoológico, al fin iba a tener su venganza. Corrió sorprendiendo a todos y se lanzó de lleno contra Hidan, golpeándose ambos contra el suelo, Sasuke se montó encima y comenzó a golpearlo fuertemente en la cara mientras que Hidan lo agarró del cuello cortando un poco su respiración. Ambos gruñían y dejaban salir sus feromonas.
—¡Búsquenlo! —gritó Hidan.
Sasuke se dio cuenta de la trampa demasiado tarde, quiso salirse de la pelea para ir tras esos dos Alfas que subían las escaleras rápidamente, pero Hidan lo golpeó en la cabeza poniéndose encima, su Alfa estaba por perder la maldita cabeza. Hidan sacó un cuchillo y estuvo a punto de atravesar su garganta, pero Sasuke lo esquivó tratando de agarrarlo.
—Más les vale —respiró con fuerza—, no hacerle nada.
—¿Eres el jefe? —se carcajeó—. No lo creo.
—Bastardo.
Le dio un codazo volviendo a ganar terreno y se levantó dispuesto a irse, pero Hidan volvió a impedirlo agarrándole el pie y tirándolo al suelo nuevamente.
—No tan rápido nene, estás conmigo ahora mismo.
Escuchó el desgarrador lloriqueo de Naruto y todo en él se tensó, sacó los colmillos y estuvo a punto de cambiar para destrozar todo, pero en su transición no pudo notar como uno de los tres Alfas le golpeaba fuertemente detrás de la cabeza dejándolo noqueado.
--------------------------------------------------
Cuando abrió los ojos, notó como Naruto lloraba y era sacado brutalmente de la casa.
—¡¡Sasuke!! —gritaba—. ¡¡¡Sasuke no!!!
Sasuke reaccionó y abrió los ojos sorprendido, trató de levantarse, pero el fuerte dolor en su cabeza lo dejó quieto por un momento, pudo ver como lo subían a un carro se levantó con todo el dolor y alcanzó a los Alfas lanzando golpes.
Lo agarraron entre dos, pero Sasuke mostró sus ojos peligrosamente celestes. Sin embargo, todo se fue a la mierda de nuevo al escuchar las sirenas de patrullas, suponía que los vecinos habían llamado al escuchar el tiroteo. Quiso tranquilizarse, pero su sangre estaba completamente caliente y sus gruñidos apenas eran retenidos en su garganta.
—Vámonos carajo —dijo uno de los más altos.
—Pero Kakuzu…
—Mételo a él también. ¡Idiotas!
Sasuke lo miró incrédulo, pero cuando iba a zafarse lo volvieron a golpear y esta vez le inyectaron una jeringa directo en el cuello.
“No, no otra vez” pensó desesperado. Hidan recogió unas cosas mientras Kakuzu se metía en el carro para poder manejar.
—Kisame mételo al carro.
Su cuerpo se adormeció y su respiración falló, sintió como el fuerte hombre lo metió al carro cerrando la puerta bruscamente. Después de eso todo se volvió simples manchones y mucho disturbio, más tiroteos y ruidos ensordecedores, maldiciones y vidrios quebrándose.
Pudo escuchar el ensordecedor llanto de su Omega y sentir sus suaves manos encima de su cuerpo, tratando de protegerlo. Quiso llorar, su tierno Omega era tan valiente que protegía con su pequeño cuerpo el suyo propio.
—Sasuke… vamos a estar bien —hipó—. Tranquilo…
Gruñó suavemente y pronto su conciencia fue nula.
--------------------------------------------------
Naruto se asustó mucho al ver como Sasuke cerraba los ojos, pero verlo respirar irregularmente lo dejó un poco más tranquilo. Vio a sus captores, llevaban unas máscaras que se habían puesto al entrar al carro para no ser vistos.
Y aunque la policía quiso detenerlos a base de tiroteos no pudieron, esos tres Alfas tenían mejor puntería de lo que se habrían imaginado, habían dejado en su camino muchos muertos y heridos.
Hidan iba sonriente admirando sus armas, había estado tan aburrido esperando afuera de la comisaría al Alfa que los llevaría con el Omega. Konan seguro estaría feliz al saber que habían recuperado a ese Omega.
Kisame iba muy callado, viendo el camino mientras de reojo veía como el Omega rubio lloraba encogiéndose al lado de Sasuke, sentía empatía por ellos, no era tan frío y sin corazón como los demás, además conocía el secreto de Itachi y se sentía un poco mal al saber que él no había podido cuidar lo suyo, pero su lealtad estaba con Orochimaru y no con Itachi, así que él seguía órdenes.
Kakuzu iba tan serio como lo era la mano derecha del jefe, conduciendo hacia la base.
—Amordázalos —demandó.
Kisame asintió y agarró bruscamente al Omega, este chilló queriendo regresar con Sasuke, lo amordazó fuertemente haciéndolo llorar más para luego taparle los ojos, después hizo lo mismo con Sasuke. Cuando al fin llegaron Kakuzu cargó al Omega en su hombro.
—Lleven a ese a las jaulas.
—Sí —afirmaron los otros llevándose a Sasuke.
—¡¡Sasuke!! —gritó Naruto—. ¡¡No, por favor!!
—Cállate —gruñó y Naruto se quedó callado, encogiéndose lo más que pudo.
Todos los presentes ahí bajaron la cabeza en señal de respeto mientras que Kakuzu siguió de largo hasta donde su jefe. Cuando entró aventó al suelo al pequeño Omega lastimándolo y pudo distinguir el dulce furor en los ojos de Orochimaru.
—Buen trabajo Kakuzu.
—Su voluntad, mis manos.
*
*
*
—¡Sal puta! —dijo enojado.
—Basta —dijo firme—. La única puta está ante mis ojos.
—Maldito —Zetsu le dio una cachetada y Jiraiya lo vio con rencor.
—Que MI Alfa te busque para follar no significa que sea tuyo, maldita perra. Yo sigo teniendo todo su ser en mis manos —dijo triunfante y Zetsu estuvo a punto de volver a golpearlo.
—Y también eres dueño de todo el desprecio y odio que tiene. De verdad que no te envidio —sonrió de lado—. Mientras a mí me da caricias y me lo hace suave, a ti te da violencia y te viola. Ahora muévete.
Lo jaló del pelo y lo forzó a salir del cuarto, Jiraiya retuvo lo sentimientos que esas palabras le habían causado, era un buen golpe bajo, pero no lo iba a demostrar.
Zetsu lo condujo por unos pasillos hasta meterse en una puerta y se quedó sin habla al ver como Orochimaru tenía entre sus grandes manos la cabeza de Naruto mientras la apretaba haciendo que el pequeño llorara.
Todo su ser se estremeció y Orochimaru volteó a verlo.
—Estás feliz ¿no? —dijo sarcástico—. ¡Una reunión familiar!
—¡Detente! —gritó Jiraiya desesperado—. ¡Tenemos que hablar por favor!
Orochimaru lo soltó golpeándolo y Naruto se encogió sin poder ver nada. La serpiente se dirigió hacia Jiraiya viéndolo desde arriba, con superioridad.
—Eso puta, ruégame, así me gusta.
—Te diré la verdad…
—¿Cuál verdad? —sonrió—. No me interesa, desde hace mucho tus palabras no me interesan, pero ten algo en cuenta, muy pronto te llevaré un gran regalo sangrante.
Jiraiya lloró desesperado y trató de volver a hablar, pero Orochimaru lo golpeó fuertemente e hizo una señal para que se lo llevaran de ahí, el peliblanco entró a su cuarto asustado y con el corazón latiéndole a mil.
Sentía que estaba por desmayarse, pero con la poca cordura que le quedaba en su mente afligida, agarró un celular que había mantenido escondido por mucho tiempo, miró hacia todos lados verificando que estaba solo y comenzó a escribir rápidamente.
“El tesoro fue traído al nido, ¡tienes que hacer algo!
XXX”