Todo había sido confuso después de eso, las puertas fueron abiertas estruendosamente y por ellas entraron las Fuerzas especiales de la Policía Alfa de Japón.
La FPA (Fuerza Policial Alfa) apuntaba con sus armas al interior, Tsunade y Shino venían tras ellos, estaban en el centro de las instalaciones de Akatsuki y durante todo su recorrido fueron encontrando a casi todos los integrantes de Akatsuki esposados, así que no había sido tan difícil llevárselos y movilizarlos hacia las cárceles, sin embargo, al llegar a su ubicación actual, Tsunade casi corrió al ver como Sasuke levantaba una mano mientras con la otra apretaba a su pequeño rubio, su Alfa estaba furiosa por haberle quitado a su cachorro —ya que en parte lo era—, había estado tan preocupada y muerta de miedo al no saber qué demonios le pasaría a su Naruto.
El lugar estaba lleno de sangre en su mayoría proveniente del cuerpo de Orochimaru que aún estaba ahí, intentó no sorprenderse, pero fue inevitable. Además de eso, en el lugar se encontraban dos Alfas, cabezas de Akatsuki.
En total tenían a 5 de los líderes de Akatsuki.
—¡Aseguren el perímetro!
—Sí oficial.
Varios de los Alfas salieron corriendo con la debida precaución mientras que Tsunade entró al cuarto acercándose a Sasuke y a Naruto, el pelinegro le gruñó ferozmente y Tsunade se molestó, pero a la vez se sintió orgullosa de que Sasuke estuviera dispuesto a defender tan ferozmente a Naruto, pero tarde se dio cuenta de que Sasuke lloraba abrazado a Naruto.
Se asustó, claro que lo hizo, ¿un Alfa pura sangre como Sasuke, llorando? Nunca… nunca lo hubiera esperado.
Se inclinó un poco y Sasuke la miró a los ojos, mostrando los fríos y celestes ojos de su tigre, estaba en máxima tensión, un movimiento equivocado y Sasuke saltaría para transformarse en su forma animal.
—Ya están bien Sasuke…
—No, no lo estamos —dijo ronco, su voz comprimida casi pareció bestial—. No lo pude proteger.
Aunque su voz denotaba peligro, hablaba suavemente, eso le hizo darse cuenta de que el pequeño rubio dormía —o eso parecía—, respirando rápido y con la carita llena de lágrimas, Tsunade chasqueó la lengua enojada también consigo misma por no haber movilizado las fuerzas antes.
—Los sacaremos de aquí. Quiero que colabores con las fuerzas —dijo despacio—. ¿Me entiendes?
Sasuke asintió y Tsunade trató de ayudarle, pero él no lo acepto.
—No me quiten a Naruto, no sé lo que mi tigre haría si me lo quitan. No siento que tenga el control de mi cuerpo —advirtió.
—Está bien… solo tranquilízate.
Tsunade se levantó y notó a un Omega mayor cerca de ellos, ¿quién demonios era ese? Se acercó y el señor le devolvió la mirada, se podía notar que había sido golpeado y olía a tristeza, supuso que era otra víctima.
—Soy la oficial Tsunade, por favor identifíquese.
—Jiraiya…
Tsunade estuvo a punto de anotar el nombre, pero algo hizo click en su mente por lo que se quedó viéndolo detenidamente.
—Usted es el Omega perdido hace más de 10 años… lo dábamos por muerto aun cuando su esposo aseguraba que estaba vivo.
—E-el lazo nunca se equivoca…
—Su esposo estará contento de saber que tendrá de vuelta a su Omega.
—Sí, eso creo —murmuró.
Tsunade estaba feliz, dos casos resueltos en la misma noche, eso era bueno.
—Por favor siga a mis compañeros, se le dará atención médica y le informaremos a su esposo.
—Muchas gracias.
Escuchó un sonido sordo y se alertó, pero al parecer solo ella lo había escuchado, se asomó por la ventana y pudo ver la punta del suéter de Shino desaparecer tras unas puertas, se apresuró a salir de ahí, dejando órdenes estrictas de llevarse a Kakuzu y Hidan, y dar atención médica a ambos Omegas.
Corrió con su pistola en mano y se adentró al mismo lugar por el que Shino había entrado, apuntó con el arma al ver a una persona vestida completamente de negro hablando con Shino.
—Yo que tu bajaría el arma.
—¿Sai?
Claro que reconocía la voz, era demasiado irritante como para olvidarla, Sai la volteó a ver y le dio una sonrisa, claro que era ese estúpido Alfa joven, que la estresaba tanto.
—¿Quién eres tú? —preguntó Shino muy tenso—. ¿Te infiltraste con nosotros?
—No hablaré con dos Alfas aquí.
Sai miró de reojo a Tsunade, claro que no era tonto, con dos excelentes Alfas como lo eran Tsunade y Shino le iba a ser difícil escapar ileso.
—Habla —gruñó Shino.
—Vete de aquí —dijo Sai viendo a Tsunade.
—No tiene porqué irse —afirmó Shino.
—Si no se va ese pequeño cachorro, ¿cómo se llamaba? Ah sí, ya lo recuerdo, Daichi, va a amanecer muerto junto con ese hermoso Omega de cabello azul —Sai sonrió sádico y Tsunade se tensó mientras gruñía fuerte al oír la mención de su familia—. Así que vete, no me hagas cumplir mi promesa.
La rubia estuvo a nada de apuntarle con su pistola, pero un movimiento de Shino le hizo saber que tenía que irse. De mala gana salió del lugar e hizo guardia en la puerta.
Shino vio salir a Tsunade y todo quedó en calma.
—¿¡Por qué!?
—¿Por qué qué?
—Esto. Tú…
—Escúchame bien imbécil —gruñó Sai—. Les tengo un gran respeto a ti, a Tsunade e incluso a Sasuke… Son los mejores policías que he visto y en serio intenté no dañarlos, eran tan estúpidos confiando en mí… Solo quería la destrucción de Akatsuki, y por eso me encargué de que su interés por ellos no bajara, me mantuve dándoles información que nadie podía conseguir solo para que los persiguieran y los encarcelaran.
—¿Por eso nos has dado en bandeja de plata a toda la organización?
—Sí, así es…
—¿Y qué quieres a cambio? —suspiró Shino.
—Que no molesten a mi clan, que nos dejen libre comercio de drogas, armas, territorios y todo lo demás. Que la policía no meta sus narices en nuestros asuntos, porque sin Akatsuki merodeándonos, seremos una fuerza de temer, tendremos a Japón comiendo de nuestras manos.
—Estás loco —bramó Shino.
—Te recuerdo, que te hice el favor de… entregarte a Itachi, entregarte bases secundarias y además entregarte a la gran organización de Akatsuki. Si yo quisiera que estuvieras bajo mis pies lo estarías, tú no eres nada sin mí.
—¿Quién eres?
—Soy Sai, en eso nunca mentí, pero confórmate con saber que gracias a tu ayuda nosotros podremos surgir sin el estorbo de la mala hierba.
Sai se movilizó rápido para desaparecer, pero Shino lo agarró del brazo.
—Te advierto que estaré siempre tras de ti para encerrarte en la cárcel.
Sai se soltó brusco y comenzó a correr.
—Te recuerdo que tú no estás muerto por el respeto que siento por ti. Suerte.
Shino golpeó la pared, sabía que esa iba a ser la última vez que vería la sombra de Sai, lo presentía en su interior. Estaba tan molesto, Sai había traicionado su confianza.
*
*
*
—¡Eres un irresponsable!
—Padre…
—¡Cállate! Eres un deshonor para la familia Sabaku. Gaara, no estaba en tus manos matarlo.
Rasa estaba enojado, respiraba pesadamente mientras miraba a su único hijo hincado en el suelo. Empezó a caminar alrededor de él.
—Era necesario.
Rasa perdió los estribos, ¿cómo se atrevía ese Omega insolente a contradecirlo? ¿Acaso no había aprendido las lecciones desde pequeño? Levantó la mano para darle un brusco golpe, pero la puerta fue abierta tranquilamente, vio entrar a Kakashi quien era un importante socio, así que trató de tranquilizarse.
Lo vio hincarse al estilo japonés al lado de su hijo y su ceño se frunció, ningún jefe de alguna mafia se inclinaba ante otros.
—Fui yo quien lo mató Rasa.
Pudo ver como Gaara lo miraba incrédulo y el ambiente se volvió tenso, Rasa apretó los puños mirando directamente a los ojos de Kakashi.
—No tienes porqué encubrir a mi irresponsable hijo.
—Lo digo en serio Rasa —se levantó del suelo para quedar a su altura—, yo le disparé en la cabeza, puedes preguntarle a cualquiera de tus hombres.
—Sabías que no te correspondía.
—Y aun así lo hice.
Rasa levantó su puño y lo estampó en la cara de Kakashi. el Alfa ruso gruñó por el dolor, para después desafiar al otro Alfa. Gaara estuvo a punto de perder la cabeza… ¿Acaso Kakashi había matado a Orochimaru solo para salvarlo?
—Sabrás que esta traición traerá consecuencias —Kakashi asintió—, entonces fuera de aquí… ¡Ambos!
Gaara brincó en su puesto y se levantó, Kakashi salió tan tranquilo como había entrado sin darle ninguna mirada al Omega.
—¿Por qué lo hiciste? —preguntó Gaara.
—Aun no lo sé —dijo Kakashi con la mandíbula tensa.
—Pakhan, ¿tendremos problemas al quedarnos aquí?
—Creo que ya no somos bienvenidos entre los Sabaku —dijo Kakashi—. Prepara una habitación de hotel hasta que esto se arregle Shikamaru.
—Está bien Pakhan.
Shikamaru le hizo una reverencia a Gaara y este se la devolvió un poco desconcertado, ¿esto arruinaría todos los negocios con su padre?
Se mordió la lengua, ¿por qué Kakashi había sido tan estúpido para encubrirlo? Gaara se paró frente al peliplateado cortándole el paso.
—No debiste hacerlo, por eso mi padre…
—Soy el Pakhan de la Bratvá —dijo con su acento—, y el Pakhan no se arrepiente de lo que hace, así que aléjate, estoy de mal humor —gruñó para luego rodearlo y seguir caminando.
—No puedo creer que botaras años de negocios con mi padre por mí.
No lo vio venir, Kakashi se volteó rápidamente y lo estampó contra la pared, enseñando sus filosos colmillos, dejándolo quieto y sumiso, para un segundo después besarlo rápida y ferozmente, era un beso fogoso y desesperado, Gaara solo pudo gemir.
—Tampoco yo —bramó alejándose de él.
Vio a un hombre acercarse a Kakashi.
—Dile al Sovietnik que lo esperaré en mi cuarto.
—Si Pakhan.
—Y tu Brigadier, asegúrate de tener todo listo…
*
*
*
Sasuke arrulló a Naruto y este abrió sus ojos suavemente para ver la claridad del día, era tan cegador después de haber estado en una infinita oscuridad, el aroma de Sasuke lo tranquilizó de inmediato y los suaves besos en sus ojos lo dejaron ronroneando.
Estaba afligido y un poco aturdido, después de haber terminado todo, se sintió desfallecer y se dejó ir cuando reconoció a Sasuke.
De algo estaba seguro, todo se había terminado, se recostó mejor sobre Sasuke y este le sonrió un poco, ambos estaban lastimados y golpeados por la vida, solo esperaba que ahora todo mejorara, no temporalmente, sino… para toda la vida.
—¿Estamos bien? —preguntó suavecito.
—Estamos bien — afirmó Sasuke.