Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Jeho divoké oči (Ojos salvajes) por yue-sama

[Reviews - 852]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

hola!! que tal mi buena gente?

ya conteste sus rw y de verdad muchas gracias por el apoyo.

espero de todo corazon que les guste este cap, se las dedico a cada uno de ustedes que me han dejado sus comentarios.

les quiero mucho.

Especial S

 

Año 2070

 

 

En un barrio pobre de China, un pequeño niño y sus hermanas eran brutalmente separados de sus padres, ya que se había descubierto que en ese lugar unos Betas tenían escondidos a unos posibles hijos Omegas.

 

 

Después de la guerra las zonas se habían dividido y era una obligación que los Betas vivieran en la zona Beta mientras que Alfas y Omegas debían hacerlo en la zona contraria, así que si un niño Omega o Alfa nacía tenía que ser entregado a la zona correspondiente, siendo de igual manera para los que nacían Betas.

 

 

—Familia Xiong, ustedes tenían claras las órdenes estrictas de las zonas, por incumplir tales leyes deberán ser castigados.

 

 

—Por favor, no —lloró fuertemente la madre al ver como sus hijos eran subidos a un camión para ser sacados de ahí, lejos de su vida.

 

 

—Llévenselos —ordenó uno de los mandos—. Ustedes pagarán en las ruinas como esclavos.

 

 

—¡Yi Xiong! —gritó su padre—. ¡¡Cuida de tus hermanas!!

 

 

El niño vio con expresión asustada como sus padres eran golpeados y llevados a rastras de ahí, su hermana mayor lo abrazó, pegándolo a su cuerpo, mientras que él abrazaba a su hermanita más chiquita, que lloraba.

 

 

—Yi Xiong, escucha bien —llamó su hermana mayor—. No cargarás con esto tú solo, soy la mayor y los cuidaré a ambos.

 

 

Su hermana mayor era tan bella, tenía largos cabellos lisos y azabaches, ojos completamente negros, piel pálida como la suya y un suave olor a flores que le tranquilizaba. Los tres tenían a sus animales y por ese motivo sabían que en un futuro cercano serían Alfas u Omegas.

 

 

Aún metido en sus pensamientos, sintió como el camión comenzaba a moverse poco a poco.

 

 

Según el pronóstico que dictaba la ciencia, era muy raro que unos Betas pudieran procrear hijo Omegas o Alfas, quizás sus padres vinieran de alguna familia con ascendencia Alfa y Omega y por ese motivo los genes de segunda generación pasaron a ellos.

 

 

—Wei t-tú eres Omega…

 

 

—Lo sé Yi —dijo suavemente—, pero estas personas no son malas, ellos solo quieren llevarnos a la zona Alfa y Omega de la región donde creceremos juntos, no nos quieren hacer nada malo.

 

 

—¿Segura? —dijo la voz temblorosa de su hermanita.

 

 

—Claro que sí Jie, nada malo pasará.

 

 

Yi Xiong vio sus manos llenas de tierra, él apenas tenía 6 años, su hermana Wei tenía 12 y había presentado a muy temprana edad el celo que la denominó como Omega, su hermana menor, Jie, solamente tenía 4 años.

 

 

Era obvio que Yi estaba aterrado, pero decidió confiar en las palabras de su hermana mayor, quizás en la otra zona no todo fuera malo.

 

 

Tal vez sólo extrañaría a sus padres… los extrañaría mucho.

 

 

Yi se acurrucó más contra Wei y se permitió dormir tan sólo un rato, el camino sería largo, o, por lo menos eso pensaba él —ya que nunca había salido del barrio pobre donde vivían—, soñó con aquel atardecer que pasó junto a su familia en los campos de arroz, cantando y cosechando dicho grano. El agua le llegaba hasta las rodillas al ser tan pequeño, pero cualquier incomodidad era compensada por las dulces sonrisas de sus padres al verlo trabajar tan duro.

 

 

Se despertó abruptamente cuando Jie lo sacudió, miró como esos grandes Alfas estaban abriendo el camión observándolos, para después pasarles botellas de aguas y comida empaquetada, los tres se vieron entre sí, sorprendidos y la tripa de Yi lo delató, haciendo que esos dos Alfas sonrieran.

 

 

Cada uno agarró la comida ofrecida y la engulleron ávidamente, también tomaron agua, llenando sus barriguitas. Yi pensó que, después de todo, no parecía ser tan mala la situación, quizás Wei tenía razón y nada malo les pasaría.

 

 

Cuando el camión comenzó a moverse de nueva cuenta, los hermanos Xiong se permitieron relajarse, pero de pronto el camión frenó bruscamente haciendo que los chicos se golpearan y se vieran preocupados, ¿acaso habían chocado?

 

 

Yi se asustó mucho al escuchar disparos, Jie se ocultó entre sus brazos mientras que Wei se levantaba para asomar la cabeza tratando de ver qué pasaba, pero tuvo que retroceder cuando uno de los Alfas que les había dado la comida llegó, el hombre se miraba agitado y preocupado.

 

 

—Quédense detrás mío.

 

 

Los niños se movilizaron rápido, pero las fuertes voces y el constante tiroteo les decía que algo malo sucedería.

 

 

Cuando el Alfa que los defendía cayó sin gracia contra la puerta semiabierta del camión se quedaron quietos, Jie sollozó y Wei se puso enfrente de ellos dos, Yi, enfadado, la jaló y la puso tras él, provocando que Wei estuviera a punto de reclamarle, pero en ese momento la puerta fue abierta y por ella aparecieron varios hombres con sonrisas burlonas.

 

 

—Vaya, vaya ¿qué tenemos aquí?

 

 

—¡Una carga de mucho dinero! —festejó otro—. Deberíamos haberlo sabido, un camión Alfa tenía que transportar a dulces Omegas como ellos.

 

 

—¡Sáquenlos de ahí!

 

 

Yi retrocedió y trató de ocupar todo su pequeño cuerpo para proteger a sus hermanas, pero fue inútil, lo redujeron rápidamente y lo sacaron bruscamente de ahí, repitiendo lo mismo con sus hermanas.

 

 

Él era un chico y podía soportar tratos rudos. pero ¿sus hermanas? ¡No, claro que no! Ellas eran delicadas como las flores, con esa clase de trato ellas podrían herirse, al verlo se sintió muy impotente.

 

 

Ese día, por primera vez, Yi Xiong se sintió la persona más inservible de la Tierra.

 

 

--------------------------------------------------

La verdad fue que no estuvieron tanto tiempo con esos Betas que los habían secuestrados, eran simples bandidos que sólo tenían un negocio de trata de personas a diferentes lugares, a veces como esclavo y otras para prostitución, Yi se sentía asqueado al saber que había personas así, claro que los hermanos Xiong al ser tan bellos, prometían mucho, así que al día siguiente de su captura habían sido vendidos, un proceso bastante rápido.

 

 

Yi agradecía a Dios que no los hubieran separado ya que la misma persona los había comprado, claro que no estaba a gusto perdiendo su libertad, pero ¿qué podía hacer él? Todavía era un niño, no podía usar su fuerza bruta para revelarse.

 

 

Por supuesto que, si el pequeño Yi hubiera sabido que habían sido vendidos para trabajar en un prostíbulo, nunca de los nuncas, hubiera estado tan tranquilo, hubiera luchado hasta que le quebraran cada uno de sus huesos para tratar de evitarlo.

 

 

Cuando se dio cuenta fue demasiado tarde, el barrio negro* ya los había recibido, Wei sabía bien dónde estaban, Yi simplemente lo supuso al ver a mujeres Omegas casi sin ropa atrayendo las miradas de los Betas.

 

 

Cuando fueron metidos al prostíbulo en donde serían las nuevas adquisiciones, Yi pudo notar que llevaba el nombre de “El té azul”, y, a partir de eso, sus vidas comenzaron a cambiar.

 

 

Jie y él habían recibido órdenes de quedarse lejos de Wei, eran niños que todavía no presentaban su casta, así que los ocupaban para hacer quehaceres y comprar cosas, pero Wei… la historia de Wei fue diferente, Yi apenas podía verla y cuando al fin se reunían podía ver la tristeza reflejada en los ojos de su hermana, la belleza seguía intacta, pero las sonrisas, ahora dulces y tristes, que ella le daba hacían que su corazón doliera.

 

 

—Wei Xiong ¿estás bien?

 

 

—Claro que sí —contestó, vistiendo a su hermana y poniéndole un lindo tocado en el cabello.

 

 

—Pero te ves triste.

 

 

—Estoy bien, Yi Xiong.

 

 

Sin embargo, él supo muy en el fondo que su hermana le estaba mintiendo, más aún al ver como un hombre se acercaba a su hermana y la jalaba del tosco collar que tenía pegado al cuello mientras que su hermana apenas los había visto con vergüenza y se había ido de ahí sin más que decir.

 

 

Yi no entendería sino hasta mucho después que era lo que su hermana Wei hacía, por el momento él se concentró en cuidar a Jie lo mejor que pudo, al final de cuentas, la vida en la casona no era fácil.

 

 

Pasaron dos años ahí dentro, Yi tenía 8 años cuando comprendió lo que su hermana era forzada a hacer, a esa edad él apenas iba llegando a la etapa en la que comenzaría a ejercer de la misma forma que Wei. Claro que había crecido muy bien, era un chico esbelto y delicado, parecía un precioso Omega con un suave aroma, él no se sentía cómodo con las miradas cargadas de deseo que esos hombres le daban, más cuando ingresaba a la zona prohibida —en donde estaban los cuartos de las prostitutas—, para auxiliar a Wei. El pequeño Yi finalmente había comprendido que su hermana era una de las mejores y más solicitadas putas del lugar, siempre le dolía el corazón al llegar a esa habitación y sentir el olor del sexo en el aire, odiaba ver a su hermana semivestida y llena de semen.

 

 

Por supuesto que no era que Wei quisiera que Yi la viera así, lloraba de cólera y vergüenza cada vez que su hermano iba a ayudarla, pero los amos habían designado que Yi se encargaría de eso para que se fuera acostumbrando a esa vida, ya que pronto a él le tocaría lo mismo.

 

 

Un día de tantos, le pusieron el mismo collar grotesco que todos los Omegas del lugar ocupaban y entonces supo que pronto iba a comenzar su martirio.

 

 

—¡Él todavía no ha presentado! —gritó enojada Wei.

 

 

—Cállate estúpida Omega —dijo uno de los amos—. No eres nadie en esta casa.

 

 

—¡¡No dejaré que lo vendan a tan temprana edad!!

 

 

Yi vio con miedo como su hermana era golpeada y apresada con brusquedad.

 

 

—Tú no me darás órdenes, maldita escoria.

 

 

Yi gruñó suavemente, sorprendiéndose de lo que había hecho, parecía su instinto y quería hacerlo mucho más alto, al parecer la única que lo notó fue Wei y esta sonrió.

 

 

—Pues que te salga bien, imbécil —escupió con rabia—. Él será un Alfa, un fuerte Alfa y te joderá los malditos planes.

 

 

Yi vio con horror la sonrisa tétrica del Beta y supo que nada bueno vendría con ella, luego el hombre sólo acarició la cara de su hermana, casi con dulzura, para finalmente dejar el lugar. No sería hasta tiempo después que vería con sus propios ojos lo que le sucedería a su hermana por las palabras prohibidas que habían salido de su boca.

 

 

Cuando el celo de Wei llegó, Yi había sido llamado a ir al cuarto de su hermana para cuidarla, pero, fue tan solo al poner un pie en el cuarto cuando uno de los amos lo agarró, pegándolo a su cuerpo y tapando su delicada boca con su tosca mano, luego hizo que ambos se sentaran en una esquina del cuarto donde se veía claramente a su hermana retorcerse por el celo, Yi se asustó y se sintió incómodo al estar en el regazo de ese hombre, pero apenas podía respirara bien y por supuesto que no podía liberarse.

 

 

La puerta se abrió de nuevo, mostrando al otro amo acompañado de 6 tipos más… 6 Alfas. Yi se asustó mucho, y más aún al escucharlos bramar al ver a su hermana, los gruñidos y la pronta pelea que se desató para ver quien poseía a su hermana lo dejaron tieso y mirando con horror.

 

 

Cuando dos de ellos cayeron sin vida en el suelo por la fuerte pelea, Yi estaba muy pálido y apenas respiraba, no quería estar ahí, no quería ver, quería largarse con Wei y salir rápido del cuarto, pero el amo nunca lo soltó, por el contrario, ejerció más fuerza en su boca y cuerpo para que estuviera quieto.

 

 

Con pánico vio como esos 4 animales agarraban a su hermana y hacían con ella lo que querían, eran 4 Alfas en su forma más salvaje afectados por el celo de una Omega, eso fue todo lo necesario para que Yi cerrara los ojos al escuchar los gemidos y gritos que su hermana pegaba.

 

 

Él no quería ver como esos Alfas yacían con su hermana, como la herían y maltrataban, sin embargo, la sacudida brusca que el amo le dio en la cabeza para que viera hizo que abriera los ojos, notando a su hermana desnuda y siendo penetrada por dos de ellos, para luego quitarle el collar con brutalidad, mordiendo sin cuidado su cuello.

 

 

Yi pudo ver el preciso momento en el que el torpe y bruto Alfa mordió mal a su hermana, rompiendo la carne y llevándose un pedazo de su delicado cuello, causando un exuberante sangrado.

 

 

Su hermana perdió fuerza casi de inmediato, al verlo, Yi pegó un chillido y se removió de donde estaba con fuerza, captando la atención de los Alfas y sacándolos de la bruma salvaje en la que habían estado, al notar lo que habían hecho, se separaron casi de inmediato del cuerpo de la Omega que apenas respiraba mientras su sangre llenaba las sábanas.

 

 

El amo soltó su boca cuando Yi lo mordió ferozmente para luego abalanzarse hacia delante, zafándose de los brazos de ese Beta, pero cayó de rodillas, lejos de su hermana y con el corazón acelerado vio como Wei inclinaba la cabeza y lo miraba por última vez. Ella nunca cerró los ojos y su expresión de pánico siempre se quedaría grabada en la memoria de Yi.

 

 

El 25 de octubre de 2073 Wei Xiong había dejado de existir, desangrándose hasta morir en un goteo sin fin, hundiendo —con esos ojos negros que nunca se cerraron—, en una infinita oscuridad  a un hermano que lloraba su perdía. Esos ojos fríos y muertos que con sus últimas esperanzas quisieron susurrar un “Todo estará bien”.

 

 

Yi chilló descontrolado y casi volviéndose loco, pero fue noqueado rápidamente.

 

 

Pero, a pesar de todo, en sus sueños más profundos él solo quería que la locura lo llevara a ese lugar oscuro, en donde sabía que su hermana lo estaría esperándolo.

 

 

*

*

*

 

 

Pasó un mes de lo ocurrido a su hermana, Yi se había convertido en una persona sombría y distante, una belleza fría que era cotizada por varias personas, y, aunque Yi Xiong tenía que velar por la pequeña Jie, no había tenido el valor de decirle lo que había pasado con Wei, el simple hecho de recordarlo le hacía estar a un paso de caer en la locura y no volver a ser nunca más una persona cuerda.

 

 

Le habían dado el cuarto de Wei, y todas las noches veía como Jie se acostaba en esa cama, en esa misma cama, que, bajo las sábanas ocultaba la sangre seca de su hermana, no podía dormir ahí, era una tortura estar en ese sitio, simplemente no podía, y era solamente cuando su cuerpo no aguantaba más, que dormía abrazado a sus rodillas en una de las esquinas del cuarto.

 

 

Un día simplemente había sido sacado de ahí, obligándolo a asearse muy bien y verse lo más bonito posible, luego había sido llevado a uno de los escenarios donde subastaban a los Omegas y Betas.

 

 

Se le revolvió el estómago y miró fríamente a los dos amos, que discutía mientras lo veían.

 

 

—No ha presentado su casta todavía —dijo uno de ellos.

 

 

—¿¡Y a qué le tienes miedo!? —bramó el otro—. ¿A que sea Alfa? ¿¡A que la estúpida escoria dijera la verdad!?

 

 

Yi gruñó molesto al escuchar cómo se había referido a su hermana, avanzó enojado, gruñendo listo para atacarlos, pero fue retenido, por lo que él siguió mirándolos con desafío, llevando en sus ojos la promesa de que algún día, les devolvería todo el dolor que habían causado.

 

 

Ambos amos lo miraron sorprendidos y luego la seriedad y el enojado explotaron.

 

 

—¡¡Me lo vendieron como mercancía Omega!! —gritó enojado—. ¡No voy a aceptar ningún puto Alfa aquí!

 

 

—Entonces véndelo y deshazte de él, ¡maldición!

 

 

Y así fue, lo pusieron en la subasta de la noche, y cuando fue su turno de salir a escena la rabia e ira incrementó, su oso —que era la especie de su animal—, estaba enfadado y rasguñaba increíblemente enojado contra su pecho, las ganas de clavar sus dientes y gruñir frente a todos aumentaron cuando vio los ojos lujuriosos de varias personas puestos sobre él.

 

 

—Aquí tenemos a un jovencito virgen y de buena calidad señores, ¿quién ofrece más por desflorar esta flor que nadie ha tocado?

 

 

Las ofertas comenzaron y no pararon, no pararon, parecían nunca parar… Yi jamás bajó la cabeza y los miró iracundamente. Las ofertas siguieron hasta que unos gemelos Betas ofrecieron la mejor cifra de la noche, así que subieron al escenario para reclamar lo que habían comprado.

 

 

Él estaba encadenado, así que no pudo escapar y pronto fue reducido al suelo por esos dos hombres, era una costumbre en “El té azul” que cada virgen fuera desflorado en frente de toda la gente presente en la subasta, era un lugar donde las reglas no eran nombradas y donde siempre se daban los mejores espectáculos.

 

 

Yi rezongó con impotencia al sentir como era desnudado, le dolía el cuerpo por la tensión que sus músculos hacían, no podía ser cierto, no podían, se repetía una y otra vez en su cabeza.

 

 

—Ofrezco 100,000 yuanes

 

 

La voz fuerte y clara dejó a todos en silencio, la excitación del momento por ver algo tan morboso como era el aprovecharse de un niño de 8 años quedó atrás para dar paso al asombro, todos miraron en la dirección del que había ofrecido tanto y de entre las sombras salió un Alfa, era fácil notarlo al ver lo fuerte que se miraba, con su cabello rojo y sus ojos grises se imponía en cada paso.

 

 

Yi se quedó quieto y solo volvió a respirar cuando uno de los amos habló.

 

 

—Oh señor… qué feliz me hace usted. Adelante, puede tomar la virginidad del chico.

 

 

—No, no quiero su virginidad —dijo fuerte—. Quiero al chico.

 

 

—¿¡Qué!? —dijo el otro—. Nosotros no vendemos nuestra mercancía.

 

 

—Es una buena cantidad de yuanes… puedo ir a otro lugar si no lo quieres —amenazó—. Yo quiero a ese chico para mí y punto.

 

 

Ambos amos se vieron entre sí y a regañadientes hicieron que los gemelos Betas lo soltaran para luego ser entregado a ese hombre.

 

No pudo decir nada, los hombres que acompañaban al Alfa pelirrojo le dieron una chaqueta para cubrir su desnudez y tan rápido como todo fue pagado salieron de la casona.

 

 

Yi tembló, odiaba no saber qué pasaría con él ahora. Al salir fue subido al mismo carro al que subió el señor pelirrojo y la incomodidad se hizo presente, sintió las manos de ese hombre quitándole el collar que había lastimado su cuello durante todo el tiempo que lo había usado.

 

 

—Me llamo Rasa No Sabaku, ¿cuál es tu nombre?

 

 

—Yi Xiong —dijo con la garganta seca.

 

 

—Bien, Yi Xiong… Una nueva vida te espera.

 

 

--------------------------------------------------

—Tranquilo chaval —dijo uno de los hombres de Rasa y él levantó la vista aun sin dejar de comer como bestia—. Te vas a atragantar.

 

 

Limpió su boca bruscamente y resopló, la comida estaba tan buena que no podía dejar de comer, en la casona nunca les daban buena comida, pero ahora estaba deleitándose bajo la vista de varios hombres que sonreían al verlo tan animado, mientras tanto Rasa estaba al otro lado del avión atendiendo llamadas. Yi no sabía hacia donde iban, todo era muy raro ya que hablaban otro idioma, cuando al fin su comida terminó vio a Rasa acercarse y sentarse a su lado.

 

 

—Bien Yi Xiong, ¿cuántos años tienes?

 

 

—8 años —dijo relamiéndose los labios, entonces Rasa hizo que enseñara los dientes, notando unos colmillos potentes que le decían que pronto ese niño sería un Alfa, eso provocó que Rasa se enojara.

 

 

—¿Cómo es posible que quisieran venderte como Omega? ¡Serás un Alfa! —dijo indignado.

 

 

—¿Seré Alfa? —dijo confundido Yi y Rasa asintió

 

 

—Tengo un hijo de la misma edad que tú, es muy tierno y tienen un gran corazón, tal como sé que tú lo tendrás…

 

 

—¿Confía en mí, señor?

 

 

—Solo dime Rasa —dijo con una sonrisa—, y claro que sí, sé que prometes mucho.

 

 

Entre tanto las horas pasaron y Rasa le dejó en claro todo lo que él hacía y hacia dónde iban, le explicó el motivo por el que lo había comprado, para no dejarlo en manos de un destino que no le correspondía.

 

 

Cuando el jet aterrizó bajaron todos y Yi vio asombrado el nuevo país que pisaba.

 

 

—Comienzas una nueva vida entonces ahora eres un nuevo tú, ¿qué te parece llamarte Sai?

 

 

—¿Sai?

 

 

—Es un buen nombre ¿no? —dijo con una sonrisa y el chico aceptó.

 

 

—Me gusta.

 

 

—Entonces Sai, bienvenido a Japón.

 

 

*

*

*

 

 

Sai pasó un año tranquilo, Rasa le había dado la mitad de la vieja casona donde habitaban sus hombres para pintar lo que quisiera.

 

 

Sai amaba pintar y Rasa le había comprado pinceles y pintura para que pudiera hacerlo, le había dado todo, tal como un padre lo haría con su hijo. Sai estaba realmente agradecido con él, a veces le hacía las comidas y compartían buenos tiempos juntos y cuando Rasa estaba desocupado siempre pasaba a verlo un rato, aunque la mayoría de las veces era en la madrugada.

 

 

—¿Pasó a ver a su hijo, Rasa?

 

 

—Sí —dijo con una sonrisa triste—, pero estaba dormido… Creo que soy un mal padre.

 

 

—No lo creo —dijo Sai firmemente—. Sé que ama a su hijo.

 

 

—Gracias chico —sonrió—. Ahora duérmete que ya es tarde.

 

 

Sai había aprendido a hablar japonés, pero siempre había preferido ser como una sombra, así que no era muy bueno hablando a menos que fuera con Rasa, igualmente había visto a lo lejos al hijo de Rasa, Gaara, era un niño bonito e inocente.

 

 

A pesar de todo, había algo de su nueva vida que no le gustaba para nada, pensaba con desgano que todavía tenía que movilizarse y regresar a China, no podía dejar a su hermanita ahí, tenía que hacer algo rápidamente, no iba a perder a otra hermana, eso nunca lo dejaría en paz, así que con decisión le pidió a Rasa ser entrenado como un asesino, y, aunque el Alfa mayor no había estado de acuerdo, comprendió las razones del crío y aceptó que recibiera entrenamiento.

 

 

Así pasaron dos años y cuando Sai tenía 11, la desgracia golpeó al clan Sabaku. La muerte de la hija mayor de Rasa resonó por todos lados y Sai pudo ver con sus propios ojos como el hombre que Rasa fue… simplemente se había esfumado. Lo vio convertirse en un hombre agrio y lleno de dolor, lo vio resquebrajarse y llorar… Estuvo en los momentos más difíciles para el Alfa, y, con gran tristeza vio como Rasa volcaba todo su dolor contra Gaara, haciendo de él un Omega fuerte.

 

 

Sai llevaba dos años de entrenamiento y ahora era muy ágil, sin embargo, no era fácil ver cómo el pequeño cuerpo de Gaara era golpeado brutalmente en los entrenamientos, se sentía mal de hecho, pero en el fondo comprendía que Rasa quería prepararlo para lo peor.

 

 

Él, finalmente decidió concentrarse en lo suyo, porque tenía que regresar a China y buscar venganza.

 

 

*

*

*

 

 

Escuchó los huesos crujir bajo sus manos y sin cuidado lanzó al hombre al suelo, le había roto el cuello fácilmente, él era como una sombra, no dejaba que lo vieran y avanzaba con seguridad por el lugar, buscando a su hermana, pensó que talvez seguiría en el cuarto donde había estado Wei, así que fue directo hacia allá, al llegar encontró a su hermana acostada, estaba tan grande… Se acercó sigilosamente y le tapó la boca, eso hizo que la chica se sobresaltara, casi gritando, pero él habló, impidiéndolo.

 

 

—Soy Yi Xiong —dijo en un susurro—. Tenemos que irnos.

 

Vio los ojitos de su hermana llenarse de lágrimas al reconocerlo, así que quitó suavemente la mano.

 

 

—Regresaste por mí.

 

 

—Y lo haría mil veces más, ahora tenemos que irnos.

 

 

Sai la jaló, pero la chica puso un poco de resistencia.

 

 

—Espera Yi Xiong, no podemos dejarla aquí.

 

 

Fue hasta ese momento que reparó en la silueta de otra chica en la cama, tan rubia y de pálida piel que Sai se quedó mudo, parecía un ángel, un ángel dormido que le llamaba, gruñó fuertemente al oler su fragancia, prometía ser una Omega y su Alfa estaba volviéndose loco por ella.

 

 

—Apresúrate —demandó.

 

 

Vio cómo Jie levantaba suavemente a la rubia y se quedó sin aliento cuando esos ojos color hielo lo miraron, Dios mío, estaba por perder la conciencia tan solo por verla. Actualmente Sai tenía 14 años y dos años atrás se había presentado como Alfa. Así que sus sentidos estaban muy agudizados.

 

 

—Ayúdame, la lastimaron mucho y no puede caminar.

 

 

Sai sintió su corazón contraerse de manera dolorosa, teniendo cuidado de no lastimar a esa frágil criatura, la levantó entre sus brazos para luego comenzar a caminar rápidamente para salir de ahí. Cuando llegaron afuera de ‘“El té azul” vio a Rasa sosteniendo una pistola contra la cabeza de los amos, así que Sai sonrió cruel.

 

 

—Te manda un saludo nuestro querido Yi Xiong —los hombres palidecieron al verlo atrás y Sai sostuvo a su hermana contra su cuerpo para que no viera.

 

 

—Tú tampoco mires —demandó, y la rubia inmediatamente escondió su cara en su cuello, segundos después se escucharon los gritos pidiendo piedad para luego ser acallados por dos disparos.

 

 

—Sai-san hicimos los que nos pidió, sus padres están en una casa acomodada en la zona Alfa y Omega.

 

 

—Bien —dijo sin más.

 

 

Se subieron al carro, y acomodó bien a la rubia en su regazo mientras esta buscaba más su calor. Sai sintió su cuerpo estremecerse y su corazón latir rápidamente, y no pudo evitar abrazarla más contra él a la par que la olisqueaba.

 

 

Ella lo tranquilizaba, había entrenado tan duro para ese día, pero aun así la carga emocional que sentía lo estaba jodiendo, no se había sentido para nada bien matar a personas, no le había gustado la sensación de cortar piel y hacer sangrar a las personas, ¿acaso se había equivocado al elegir ese camino en su vida?

 

 

Estaba en un trance, debatiéndose, pero un toque en la ventana lo sacó de sus pensamientos para ver que habían llegado a la casa donde sabía que estaban sus padres, era un lugar muy bonito y espacioso en el que sabía que nadie los descubriría. Bajó con la chica en sus brazos notando que se había dormido, en cambio, Jie tan inquieta como la recordaba, había salido corriendo directamente hacia su madre.

 

 

Sai tuvo que aguantar sus ganas de llorar, había pasado tanto tiempo, casi había olvidado las caras de sus padres. Se acercó a ellos y los olisqueó —era su instinto quien se lo dictaba—, y después los miró fijamente, los años en las ruinas siendo esclavos los había mermado mucho.

—Están tan grandes —su madre lloraba al verlos—, sus animales también deben estar muy grandes.

 

 

Jie rápidamente se transformó, dejando a la vista a un adorable oso panda, que si bien, era grande, no lo era tanto como el de Sai podía serlo. Su madre chilló y se abalanzó contra la osa, tocando su suave pelaje.

 

 

Sai se adentró a la casa y acomodó a la rubia en una cama y cuando iba a salir ella le agarró la mano causando que Sai volteara de nuevo para verla.

 

 

—Gracias… —al oírla Sai compendio que la chica era japonesa—. Me salvaste.

 

 

—¿Tu nombre?

 

 

—I-Ino Yamanaka…

 

 

—Yi Xiong —dijo suavemente—, pero puedes llamarme Sai.

 

 

—¿Sai es tu nombre japonés? —preguntó más relajada, viéndolo con ojos brillantes, en respuesta Sai asintió.

 

 

—Bien, ahora descansa, después tendremos más tiempo para hablar.

 

 

Y así, se fue dejándola ahí, y aunque no quisiera admitirlo estaba eufórico.

 

 

*

*

*

 

 

—¡Sai! —gritó caminando con miedo por el bosque de bambús, ¿dónde demonios se había metido Sai? Estaba por gritar frustrada cuando notó las grandes huellas de oso impresas en el suelo y sonrió siguiéndolas, escuchó el crujir de las ramas de bambú y supo que había hallado a su traviesa pareja.

 

 

Sai era un oso panda muy grande y adorable, Ino sonrió con gracia y chilló enternecida al verlo comer bambú, se acercó y se abalanzó contra él, haciendo que el oso la abrazara con sus brazos peludos mientras terminaba de masticar, Ino adoraba sentir lo afelpado de su novio, Sai parecía apacharla más contra su cuerpo sin llegar a lastimarla con sus garras.

 

 

Habían pasado años para que Sai de verdad pudiera ser él mismo con Ino, si bien él era alguien que había sido educado por Rasa en los barrios bajos de Japón, eso no evitaba que fuera una persona especial con su pareja, esa chiquilla se había metido profundamente bajo su piel.

 

 

Claro que Sai había querido salirse, pero Rasa no se lo permitió, sin embargo, Sai no se opuso, le debía mucho a Rasa y le sería fiel hasta el final de los tiempos, le había ayudado tanto y aún ahora le permitía viajar a China para ver a su familia y a Ino.

 

 

Por supuesto Sai se había vuelto un experto en el engaño, su actitud cambiaba según la situación, si el papel requería a alguien frío, lo sería, alguien amable, también podía hacerlo, loco desquiciado, ¡claro! Era fácil, pero Ino simplemente sacaba lo mejor de él.

 

 

—Dime Sai —habló mientras jugueteaba con sus orejas peludas, consiguiendo que el panda la mirara—, ¿morderás mi lindo cuello?

 

 

Sai se convirtió en hombre y la apresó contra su fuerte cuerpo desnudo, ella rió divertida dejando ver esa bonita sonrisa, entonces el Alfa la besó dulcemente en el cuello y ella se restregó contra él.

 

 

—¿Quieres mi mordida en ti?

 

 

—¡Estaremos juntos para siempre! —dijo convencida—. ¡Formaremos una gran familia! Muérdeme, muerde —dijo emocionada y Sai sonrió dulcemente viéndola con infinita ternura, luego besó esas mejillas sonrojadas y la acercó más a él.

 

 

—Entonces prometo dejarte una bella mordida que presumirás por el resto de tu vida.

 

 

Sin embargo, las cosas no siempre pasan como uno quiere.

 

 

*

*

*

 

 

Sai dibujaba en su cuarto con total concentración, plasmaba a Ino con completa devoción guiándose de una foto en donde estaban ellos dos en un festival al cual habían ido. Lastimosamente Ino había tenido que regresar a China, pero a pesar de eso habían pasado unos hermosos días juntos.

 

 

La puerta de su alcoba fue tocada y eso solo significaba que alguien lo estaba buscando, dejó lo que hacía y arregló su ropa para luego salir, topándose con Rasa quien lo miraba serio.

 

 

—Tienes que infiltrarte en la policía y averiguar dónde demonios tienen a Gaara.

 

 

—Como usted ordene, Rasa.

 

 

—Tienes que traerlo a casa.

 

 

Y así, había comenzado un viaje de constantes altibajos, y por un tiempo, Sai se permitió sentirse alguien normal, teniendo amigos con los cuales convivir, pero en el momento en el que recordaba que estaba ahí por otras razones y que tenía que fingir, todo se jodía.

 

 

Shino era un gran hombre, al igual que la gruñona de Tsunade, él definitivamente pensaba que esa mujer tenía que haber sido una osa en lugar de una fuerte leona. Por supuesto no podía olvidar a Sasuke… aunque bueno, Sasuke era todo un caso.

 

 

Sai veía cada día cómo se esforzaban al máximo y eso provocó que en él naciera una gran admiración por cada uno de ellos, y, cuando al fin dieron con ese maldito zoológico de Akatsuki en el que Sai encontró a Gaara, el Alfa casi cantó victoria.

 

 

¡El pequeño Omega había crecido tanto! No podía despegar su mirada tratando de reconocerlo, por supuesto que era él, tenía el característico cabello rojo y esos increíbles ojos, pero por el tiempo que pasaba en China y haciendo trabajos para Rasa casi no tenía la oportunidad de ver a su hijo, así que era difícil reconocerlo.

 

 

La misión era sacarlo de ahí, pero la situación se complicó y terminó mal, Rasa no lo había castigado como supuso que haría, en cambio le había dicho que la familia era primero, y eso, a Sai lo conmovió.

 

Cuando el tiempo de estar como infiltrado llegó a su fin, tuvo que volver a ser la persona fría y calculadora que siempre fue, y, aunque no estaba bien, ayudó a la policía para que Akatsuki cayera, haciendo un trato con Shino que les permitiera apresar a todos los hombres de Akatsuki.

 

 

Estaba claro que no esperaba que Gaara matara a Orochimaru, eso nunca estuvo en el plan y Sai supo que tal acción tendría consecuencias, sin embargo, no quiso pensar cuán graves serían, simplemente sabía que habría algo.

 

 

Después de eso no pudo regresar a China durante muchos meses, Rasa lo requería junto a él y así lo hizo, nunca se movió de su lado. A esas alturas conocía cada uno de los malditos secretos del clan, tenía igual o más poder que Gaara, pero a él no le interesaba eso, él era un alma libre llena de esperanzas.

 

 

Un alma con un futuro que sería corrompido por las circunstancias.

 

 

Él estuvo presente en cada uno de las amenazas que Rasa recibió, y, con el transcurso del tiempo, el enojo y la ira crecieron poco a poco en él, vio a Rasa hacerse pequeño, volverse frágil al no saber qué hacer… Lo vio dejarse morir por una situación que inevitablemente pasaría.

 

 

Sai estaba molesto, por primera vez en su vida quería golpear a Rasa y ordenarle que reaccionara, ¡él no podía morir! ¡Tenía que hacer algo para evitarlo! Sin embargo, no lo hizo.

 

 

—Escúchame Sai —dijo cansado—, necesito que te cases con Gaara… É-él no podrá con todo esto solo. No quiero… no puedo permitir que nada le pase, por favor.

 

 

Sai lo vio romper en llanto y tuvo que morderse el labio para aguantar, apretó los puños y se acercó a él agarrando fuertemente sus manos mientras lo miraba directamente a los ojos.

 

 

—¿Va a dejarse morir?

 

 

—Quiero ver a Karura una vez más… a Kushina. Quiero tranquilidad, poder sentir las manos de mi esposa en mi cara diciendo “Bienvenido Rasa, te extrañé tanto” … Suena tan bien.

 

 

Sai tragó el enorme nudo que se había formado en su garganta y solamente asintió, inmediatamente pudo leer el alivio del Alfa por su afirmativa. A causa de eso tuvo que viajar con urgencia a China, tenía que explicarle la situación a Ino después de tanto tiempo lejos de ella.

 

 

Cuando llegó y la vio, fue refrescante, ella bailaba feliz bajo el sol, Sai en cambio, se sentía destruido. Con cuidado se acercó a ella e Ino reparó en su presencia así que corrió hacia él, pero a medio camino lo notó, la sofocante tristeza que Sai llevaba consigo pasó a través de su lazo haciendo que Ino lo mirara preocupada.

 

 

Habló con ella por un largo rato, profundizando en temas, que, si bien les dolían a ambos, Sai creyó que eran necesario. Ino lloraba, y, él también lo hacía, pero a pesar de eso, no hubo palabras de negación, no hubo un “No te alejes de mí”o si quiera un “Eres mío”, simplemente se abrazaron y supieron que su destino tenía que separarse.

 

 

Poco tiempo después se casó con Gaara, y no es que no admirara la belleza del pelirrojo —siempre pensó que cualquier hombre sería afortunado de tener esa belleza letal siendo su esposo—, pero en su corazón, lamentablemente no había emoción, sólo vacío.

 

 

Días antes de la boda, se había dado cuenta de que su esposo cargaba con la cría de otro Alfa y supo de inmediato que era de Kakashi, sin embargo, no le importó, sinceramente él lo entendía, su Alfa también deseaba febrilmente tener un hijo con Ino.

 

 

Cuando Rasa le dio una misión lejos de la capital él tuvo que aceptar, y, a pesar de que notó que había algo raro en el Alfa mayor, no tuvo el valor para preguntar que era.

 

 

Ese, había sido su primer error, si él hubiera sido más meticuloso se habría dado cuenta de que Rasa solo lo enviaba a esa misión para alejarlo de ahí.

 

 

Cuando finalmente regresó de esa misión, Rasa le había dado la orden que fuera directamente con Gaara para su luna de miel, pero la noticia de la muerte del Alfa corrió como pólvora y Sai sintió su sangre helarse, así cuando llegaron a la casona él no detuvo a Gaara, y vio con sus propios ojos cómo perdía la cabeza, alterándose a tal grado que tuvo que agarrarlo para evitar que se desmayara

 

 

La cruel escena del asesinato de Rasa se quedaría grabada en su retina al igual que la muerte de su hermana.

 

 

Al final, tuvo que ocupar sus feromonas con Gaara mientras este se resistía y lloraba, sin saber que Sai también lo hacía. El dolor que sentía era insoportable y solo pudo dar gracias a Dios porque Gaara no le estuviera prestando atención.

 

 

Cuando el Omega al fin se desmayó, Sai lo llevó a su habitación para luego simplemente encargarse de tomar litros y litros de alcohol, buscando olvidar tan solo por un momento que su vida era una basura y un total caos.

 

 

*

*

*

 

 

En la actualidad, Sai se había encargado de ordenar todos los asuntos referentes al clan, y él era el dueño y señor de todo ello.

 

 

Había vuelto a su viejo hábito de pintar sin parar, haciéndolo en una pared de la casona, necesitaba distraerse, pero los mismos pensamientos volvían una y otra, y otra vez a su cabeza.

 

 

Ino, su familia, Gaara, Kakashi, el clan…

 

 

A veces pensaba que quizás su vida habría sido más fácil si se hubiera dejado llevar por la locura cuando su hermana murió.

 

 

A veces, las noches eran tan oscuras…

 

 

Se recostó contra la pared recién pintada y agachó la cabeza, ya nada sería igual.

 

 

 

La oscuridad había devorado su agonía y el silencio susurraba sus secretos, la luz quemaba sus esperanzas, y, su corazón, sangraba en un latido silencioso.

Notas finales:

Barrio negro: no creo que exista de verdad en china, pero es algo que eh tomado, así como en Japón existe el barrio rojo -casa de prostituciones y todo lo demás- quise hacer casi lo mismo solo cambiándole el nombre 

Bien, espero les gustara, aquí se conoce a más a fondo al personaje más misterioso de toda la historia.

Para el próximo jueves espero venga con la boda sasunaru, así que no me maten.

Si tienen alguna duda por favor hacerla.

Nos vemos.

 imagenes del cap -dar clik para ver-

sai

mordida

sai e ino

sai e ino

sai

 

PREGUNTA!

quisieran para el próximo capitulo ver fotos de como yo imagino o como yo me inspire para la boda sasu naru? 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).