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Jeho divoké oči (Ojos salvajes) por yue-sama

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Notas del capitulo:

Hola, hola, aquí vengo con el final de la historia, antes de comenzar quisiera agradecer a todos y todas por ser tan fiel a esta historia desde un principio, por comentar y darme sus buenas vibras, por todo de verdad... en mis momentos difíciles me apoyaron, me dieron fuerzas y me hicieron sonreír, son lo máximo!

Son un gran fandom, y con orgullo llego a decir que este proyecto llega a su fin! 

Fue un largo, largoo camino, pero no me arrepiento fue un proyecto único, fue algo que no he visto nunca y me alegra saber que tuve cabeza para mostrarlo, comencé en el 2016 y finalizo en 2018...

No me alargo más, de verdad gracias.

PD: me confundí con los nombres, el cuarto bebe no se llamaba akira sino tatsuma!

Aquí sin más, el final.

Gaara miró al fin, después de mucho tiempo, como Sai abrazaba a Ino, parecían almas gemelas reencontrándose y fundiéndose en uno solo. Suspiraban temblorosos, transmitiéndole al mundo las ansias que sentían.

 

 

Gaara suspiró levemente, tan sólo un poco… Ahora, su esposo estaba libre de deberes, y, por ende, él también era libre…

 

 

Tadashi ya había crecido lo suficiente como para poder llevar el mando del clan Sabaku, y, a pesar de que el tiempo no perdonaba —la vejez siempre atacaba—, a Sai parecía no importarle las arrugas que Ino portaba, así como a ella no le interesaban las manchas de edad en Sai, simplemente parecían añorarse y querer besar cada una de sus arrugas.

 

 

Él todavía podía recordar aquel día que la rubia había llegado desde China pidiendo ver a Sai, tuvo que ser fuerte y decirle que su esposo no estaba, y no mentía después de todo, ya que Sai había salido de viaje. Sin embargo, él podía recordar claramente como aquella hermosa rubia había llorado al ver a los dos hijos que le dio a Sai.

 

 

Tadashi ya era un niño grande, tenía 14 cuando Ino lo conoció, por su parte, Ryusei contaba con 11 años en ese momento.

 

 

El pelirrojo todavía podía sentir los sollozos y lágrimas que le estremecieron el alma.

 

 

“La rubia había caído al suelo arrodillada, abrazando y dando besos a sus cachorros, y, aunque ambos chicos eran Alfas y se sintieron muy incómodos con el repentino acto, ninguno de ellos se apartó. Parecían respetar el acto de la extraña que lloraba a sus pies.

 

 

Al verlo, Gaara se acercó rápidamente con mirada dura, y de inmediato alejó a Ino para luego tratar de levantarla, pero ella se negó mientras sollozaba contra su ropa.

 

 

—P-por favor, no… Y-yo, no lo alejes…

 

 

—Basta —dijo suavemente.

 

 

Ino lo miró directo a los ojos y el Omega pudo notar lo rota que estaba aquella chica.

 

 

—Ellos serán los únicos cachorros que conoceré… serán los únicos hijos que Sai tendrá…

 

 

Gaara se mordió el labio y la culpa lo golpeó, él había vivido un buen matrimonio, ameno y sin problemas, de tal manera que nunca se le cruzó por la cabeza que la destinada de Sai estuviera tan mal. Que egoísta había sido…

 

 

Así que, en respuesta, sólo la levantó con más fuerza y la instó a mirarlo fijamente a los ojos.

 

 

—Nunca vuelvas a arrodillarte ante nadie —dijo firme—. Vales mucho más que eso...

 

 

Ino pareció sorprenderse, quizás pensó que Gaara solo quería alejarlo de sus hijos, pero había estado equivocada. Asintió avergonzada limpiándose las lágrimas y luego vio cómo el pelirrojo sonreía suavemente, quizás tratando de darle consuelo.

 

 

—Tadashi y Ryusei, sean bueno cachorros y hablen con ella…”

 

 

Y ahora, en el tiempo actual, sus hijos eran conscientes de lo que había sucedido en el pasado y el por qué se habían dado las cosas, afortunadamente, eran unos buenos hijos que lo aceptaron todo.

 

 

Sai sonrió feliz, besando sin fin la marca de Ino, quien sollozaba pegada a él… ¿Cuánto tiempo? Dios…

 

 

Gaara sabía bien que un lazo era infinitamente fuerte, lazo que él, nunca tuvo… De hecho, todos sus años de matrimonio se había sentido mal por no corresponder al 100% el amor de Sai, pero ahora sabía que se había preocupado sin razón, con lo que ahora veían sus ojos, supo que Sai tampoco lo había amado con todo su corazón.

 

 

Sintió una suave mano posarse en sus hombros y reconoció el aroma de su cachorro mayor, Ringo era un hermoso Omega, un chico sano que no había sido tocado por la mafia, él mismo se había asegurado de eso, y Ringo parecía agradecérselo, después de todo, se habían llegado a ese acuerdo con Kakashi… Su único hijo Omega no estaría en la mafia de ningún bando si él no lo quería, y ahora, con 25 años era un profesional y uno muy exitoso.

 

 

—¿Estás bien? —preguntó y Gaara asintió de inmediato—. Creo que es hora de irnos…

 

 

—Lo sé —sonrió un poco para calmar a su hijo, luego vio venir a Sai hacia él y entonces Ringo retrocedió un poco, sonriéndole a Sai en el proceso.

 

 

—Supongo que prestártelo por unos minutos más no me matará —dijo el pelirrojo menor haciendo que el viejo Alfa sonriera rebosante de tranquilidad.

 

 

Ringo se alejó y Gaara enfrentó a Sai, este le agarró la cara dándole un suave beso en los labios y algo en su interior sufrió; eso definitivamente era una despedida, y, aunque siempre supo que eso iba a pasar, no pudo evitar el dolor.

 

 

—Fuiste mi esposo, mi compañero y la madre de mis hijos, y sabes que no podría estar más agradecido por todo lo que me diste. Gracias por cumplir el trato. Gracias por ser fiel. Ahora, al igual que tú me dejas en libertad, también lo hago yo contigo. Gaara, yo sé que serás feliz. Gracias por todo.

 

 

—Eres muy romántico cuando quieres… Ser viejo te afecta —dijo el pelirrojo, logrando que el Alfa sonriera pícaro, regalándole una de esas sonrisas que daba en su juventud.

 

 

—Lo sé, princesa…

 

 

Gaara lo golpeó ligeramente y luego sonrió, ya que, aunque dolía, se sentía bien. Se abrazaron un poco más y luego salió de la casona, sus hijos lo esperaban afuera.

 

 

Tadashi era el nuevo jefe del clan y Ryusei era su mano derecha, ambos parecían formar un buen equipo y regían todo con mano de hierro. Eran unos buenos hijos y sabía que —muy en el fondo—, también eran buenas personas.

 

 

Ambos parecían soldados a su espera, por lo que, al llegar cerca de ellos, Gaara acarició sus cabellos y besó sus mejillas, notando que parecían un poco afligidos, así que el Omega mayor los consoló.

 

 

—No me voy para siempre… Creo que viviré lo suficiente para ver a mis nietos.

 

 

Ambos le sonrieron y Gaara se despidió. Por fin estaba jubilándose de su vida de yakuza, ahora, iba con Ringo en el auto, y, cuando al fin comenzó a ir más despacio, supo que habían llegado a su destino. Miró su nueva casa, hermosa y alejada de todos, Ringo había decidió regalársela, y ahora, por fin iba a poder estrenarla, así que bajó del auto y admiró todo el lugar.

 

 

Ringo parecía ansioso cuando lo abrazó fuerte, sin embargo, no lo tomó en cuenta, pues su cría siempre había sido muy amoroso, era ternura y jovialidad andando. No podía estar más orgulloso de él.

 

 

Después de terminar el abrazo se giró quedando muy sorprendido, pues vio a Levka y Zarya parados en el jardín con unos abrigos gruesos de pieles mientras tomaban alcohol —supuso que algo muy fuerte al ser rusos—, por su parte, ellos lo miraron y sonrieron alzando los vasos de vidrio hacia él, provocando que tragara duro.

 

 

Segundos después, Ringo lo soltó y lo empujó levemente sacándolo de su transe. Sus piernas cansadas y sus huesos doloridos reaccionaron de inmediato, su vientre se anudó y los nervios se asentaron en su estómago formando un vacío enorme, sus ojos quisieron llenarse de lágrimas, pero sin importarle nada más, se adentró a la casa, encontrando a lo que por tantos años añoró.

 

 

No había tanta diferencia en él, sus arrugas eran las que más resaltaban, pero fuera de eso seguía tal como lo recordaba; su Alfa… Estaba ahí parado, esperándolo con los brazos abiertos.

 

 

Gaara corrió en su dirección y se enrolló en él, sintiendo sus emociones explotar, por su parte, Kakashi lo apretó contra su cuerpo, provocando que el Omega se sintiera bien, aun cuando no pudo evitar que sus lágrimas fluyeran, siendo limpiadas por los gentiles labios de Kakashi.

 

 

—Te cumplí —dijo Kakashi—. ¿Ahora si serás mío?

 

 

—Sí —dijo sin voz—. Sí.

 

 

Kakashi lo besó y Gaara se dejó hacer, su corazón latió rápido y se sintió joven de nuevo, volvió a ser aquel que se había enamorado perdidamente de Kakashi. Quizás habían esperado mucho, pero no se arrepentía de su decisión.

 

 

Después de que el embarazo acabara, Kakashi se había confesado y había peleado con él para quedarse a su lado. Había querido formar una familia, pero Gaara se lo negó, el Omega tenía claro que, en eso momento, tomar su rol en el clan era mucho más importante que el amor, después de todo, él no había nacido para amar, así que le hizo prometer a Kakashi que no se metería en su camino, y, que cuando llegara el momento, ellos se unirían.

 

 

El plan consistía en que, cuando sus hijos pudieran tomar el liderazgo, ellos serían libres para amar. Por supuesto que hacía años que Levka había tomado el puesto, sin embargo, en ese momento Tadashi todavía no lo había hecho, por lo que Kakashi tuvo que esperar el tiempo acordado. Por todo ello, Gaara admiraba a Kakashi, el Alfa nunca le falló y respetó el plan hasta el final.

 

 

Se miraron a los ojos y el Omega apartó la mirada apenado.

 

 

—¿Qué pasa, Omega?

 

 

—¿Me amas con todo y arrugas?

 

 

—Eres hermoso con todo y arrugas.

 

 

Gaara lo miró fijamente y sonrió, eran viejos con corazón de piedra, eran toda una historia, y a la vez, no eran nada…

 

 

Eran sentimientos encontrados y fantasmas del pasado.

 

 

Finalmente se acurrucaron juntos contra la pared y Gaara destapó su cuello, al verlo, Kakashi suspiró contra su piel y pronto sintió la mordida, una mordida que llegaba tarde, pero que lo fue todo.

 

 

Lloró al sentirse pleno, lloró por todo lo que conllevó formar un lazo, lloró de tal manera que se sintió perderse en su respiración. Acarició los cabellos de Kakashi mientras ambos lloraban, después de todo, sus vidas no habían sido fáciles, así que… ¿quién había sido el villano? ¿Quién había amado más? ¿Quién no se había equivocado?

 

 

Ya nada importaba, solo importaba ese preciso momento que había anhelado por toda una vida. En su momento, deseó con toda su alma poder estar a lado de Kakashi cuando pasó lo de Iruka, pero no se atrevió a romper un trato que él mismo había impuesto, así que, por primera vez mandó a Ringo para estar con él.

 

 

Ringo amaba a su padre y a todos sus hermanos, de hecho, fue ese pequeño Omega quien había hecho salir de las sombras a la familia Hatake. Había logrado que su padre Alfa pudiera volver a ser un lobo, había hecho a Levka un mejor hombre y había consolado el corazón roto de Mikaela. Ringo fue un gran apoyo para la familia, todos ellos agradecían su presencia en sus vidas.

 

 

—Gracias por esperarme —dijo Gaara.

 

 

Kakashi tan sólo sonrió y lo estrujó más contra él, luego lamió su marca, curándola y haciéndolo jadear. Ahora sólo les esperaba estar juntos hasta el día de sus muertes.

 

 

El amor no entiende de tiempo, cuando llega, llega, no importa que conozcas a esa persona desde hace años o de un solo simple cruce de miradas, porque el amor es tan poderoso que escapa al control del tiempo.

 

 

*

*

*

 

 

Con 48 años hipaba como un crío, pero era inevitable…

 

 

Estaban nuevamente en la mansión Uchiha, y la melancolía y el ver a su bebé le daban ganas de llorar terriblemente. Quería a Sasuke cerca, quería que lo consolara para no largarse a lloriquear fuertemente.

 

 

Miró a sus gemelas venir con hermosos y largos vestidos, cada una con un buqué de rosas blancas y rosas y algunas flores azules, se le hizo un gran nudo en el estómago, sus hijas eran hermosas, llevaban sus bellos rostros pintados y unos peinados muy bien hechos. Por su parte, cuando ellas lo vieron se acercaron rápidamente, ambas eran Alfas y el ver a su padre Omega triste o sofocado siempre les despertaba ese instinto protector que sólo los Alfas tienen.

 

 

—Papá, ¿estás bien?

 

 

—¿Quieres agua?

 

 

Él no contestó de inmediato, y, cuando la puerta fue abierta dejando ver a una muy bien arreglada Tsunade, todos se callaron y Naruto suspiro tembloroso.

 

 

—¡Lo que su padre necesita es tequila!

 

 

Ambas sonrieron y se alejaron para dejarlos solos, la rubia se acercó a Naruto y le tendió un shot para que este despabilara, el rubio lo tomó, sofocando un gemido por la quemazón que le produjo mientras miraba a su vieja amiga.

 

 

¿Acaso era el único que se estaba sofocando ahí?

 

 

—¿Mejor?

 

 

—Para nada —confesó—. Con esto sólo conseguiré estar borracho para la boda de mi hijo…

 

Tsunade notó el leve tono de tristeza que el rubio manifestó, ella sabía lo que sentía.

 

 

—Bueno, creo que es hora de que vayas a verlo, ha estado muy estresado sin tu ayuda.

 

 

El rubio suspiró y miró el lugar, inspeccionándolo, pero todo estaba perfectamente colocado, así que fue tras Tsunade, quién agarró su brazo como toda una dama.

 

 

Ambos llegaron a la habitación que el Omega solía compartir con Sasuke, y este tocó la puerta, entró poco después, notando que todo ahí adentro era un caos, la gente se movía de un lado a otro mientras su lindo hijo temblaba y sollozaba. Casi corrió hacia él para consolarlo, consiguiendo que el pequeño Omega se pegara a su cuerpo, restregándose en busca de su aroma.

 

 

—¿Por qué están complicado todo? Ya no quiero casarme —murmuró bajito.

 

 

—No querrás dejar a tu Alfa en el altar, ¿cierto? —dijo el rubio mayor.

 

 

Aunque Naruto no quería que se casara, sabía bien que eso no era lo que su hijo quería.

 

 

—No —susurró y miró como sus ojos se iluminaban, por lo que supo que pensaba en su futuro esposo y no tuvo más remedio que aceptar su destino.

 

 

—Bien —dijo más motivado—. ¿Qué es lo que no está saliendo bien?

 

 

—Pedí mis zapatos y nadie me los pasa, además, pedí un poco de comida y tampoco ha sucedido.

 

 

Naruto sonrió y lo sentó, acicalándolo suavemente. Arregló el desorden de su pelo y colocó una pequeña corona de flores sobre su cabeza, ondulando tan sólo un poco sus cabellos y dejándolo bello, luego fue en busca de sus zapatos al mismo tiempo que llamaba a su Alfa, para pedir un poco de comida para su cachorro.

 

 

Sasuke no tardó en llegar con su elegante traje y Naruto suspiró enamorado, por lo que su hijo rió dulcemente.

 

 

—Espero poder ver a mi Alfa así durante el resto de mi vida.

 

 

Naruto se sonrojó un poco y asintió… Eso también era lo que él quería.

 

 

Pasó media hora para cuando al fin se dieron los últimos retoques.

 

 

—¿Listos? —preguntó Dan al entrar y el rubio vio cómo su cachorro se ponía inquieto, pero aun así daba su aceptación valientemente.

 

 

Todos salieron de la habitación para ir al salón, sus gemelas eran las damas de honor de su hijo y en la corte de honor del novio estaba Tatsuma.

 

 

Se sentó en la primera fila esperando el momento preciso, miró al hermoso Alfa con el cual su hijo se desposaría y sintió confianza al verlo tan nervioso como a su pequeño.

 

 

Cuando al fin sonó la marcha nupcial, todos se levantaron divisando a Sasuke, quién llevaba a su hijo del brazo. Era hermoso, miró a su Alfa yendo con orgullo hacia el altar a entregar a su hijo, después de eso se sentó a su lado y ambos se agarraron la mano y apreciaron toda la ceremonia, incluso, cuando estaban dando los votos Naruto se contuvo de llorar.

 

 

Manato… su primer cachorro se estaba casando y él no podía retener sus emociones. Miró a su costado, notando que Dan sollozaba y moqueaba al lado de Tsunade, quien lo consolaba, sin embargo, no era para menos, pues el novio Alfa, era Daichi.

 

 

En cosas del amor no se mandaban, y, aunque Naruto por mucho tiempo vio a Daichi como su hermanito pequeño, ahora ese Alfa se casaba con su hijo.

 

 

Cuando ambos dijeron acepto y se besaron, todo el lugar estalló en aplausos, entonces Naruto se levantó y Sasuke lo imitó, se abrazaron y fueron hacia los recién casados, quienes sonreirán y miraban a todos felices.

 

 

La recepción fue en el mismo lugar —la mansión Uchiha era los suficientemente grande para ello—, así que en cuanto todos tomaron asientos, la celebración comenzó.

 

 

Naruto vio a Manato bailar con Daichi y recordó su boda con Sasuke. Lo sentía todo como si hubiera sido ayer.

 

 

Cuando vio a sus hijas pelear por un Omega pelirrojo para poder bailar, supo de inmediato quién era, Ringo había llegado. Chisteó un rato, pues Kaori y Kaoru nunca entenderían que Ringo no les haría caso por nada del mundo, sin embargo, se distrajo cuando vio a Minato aparecer del brazo de Shikamaru.

 

 

La familia estaba reunida, Mikoto y Fugaku miraban todo con alegría y seguro molestaban a Tatsuma porque el pequeño Alfa arrugaba la cara.

 

 

—¿Quién hubiera dicho que me equivocaría tanto? —habló Tsunade.

 

 

—¿En qué sentido? —preguntó Naruto.

 

 

—Cuando te vi la barriga pensé que Manato iba a ser un Alfa… Me equivoque.

 

 

—Claro que lo hiciste. Todos lo hicimos, pero yo lo amo como es.

 

 

Manato siempre había sido un niño fuerte y con capacidades sobresalientes, todos pensaron que sería un Alfa, de modo que, cuando presentó como Omega, fue una enorme sorpresa. Manato se había deprimido y se repudiaba a sí mismo, por no ser lo que todos esperaban, y no fue sino hasta que Sasuke le dijo que lo amaba tal como era, que Manato lo superó.

 

 

“—¡Papá, te decepcioné! —gritó mientras lloraba, el Alfa lo miró fijamente a los ojos y negó suavemente, acercándose a su hijo.

 

 

—¿Por qué piensas eso?

 

 

—Porque todo Alfa quiere que sus hijos sean Alfas. Nadie respeta a los Omegas —dijo triste.

 

 

—Manato, mírame a los ojos —dijo serio y el pequeño Omega lo miró de inmediato—. Amo a tu papá con todo el corazón, es mi bendición en esta vida. Nunca en toda mi existencia le he faltado al respeto, nunca abuse de él y tampoco lo hice con otros Omegas, entonces… ¿por qué piensas que yo no querría a un hijo Omega?

 

—…

 

 

—¿Piensas que te faltaré al respeto? ¿Piensas que te repudiaré? Hijo desde el momento en que te vi nacer experimente la mejor sensación de mi vida… Fuiste hermoso, y, lo que menos me importó, fue tu género.

 

 

—P-papá —sollozó abrazándolo fuerte y Sasuke lo recibió gustoso.

 

 

—Manato, yo te amo tal como eres, y no quiero que pienses, ni por un segundo más, que me has defraudado. El Alfa imbécil que quiera sobrepasarse contigo se las verá conmigo. Y soy policía, no lo olvides.”

 

 

Y lo había cumplido, o por lo menos fue así hasta que Daichi enfrentó a Sasuke con valentía por la mano de su hijo…

 

 

¿Y ahora? Ahora bailaba feliz con su esposo.

 

 

—Oye —dijo Tsunade rompiendo el silencio—, Sasuke quiere bailar contigo.

 

 

Y era verdad, Sasuke jaló un poco a Naruto pegándolo a su cuerpo, y el rubio cenizo de inmediato dejó caer la cabeza en el pecho de su Alfa, dejándose llevar por las dulces notas del vals, acompañadas de los suaves ronroneos de Sasuke.

 

 

Amaba como se sentía estar entre sus brazos…

 

 

Amaba cada pequeño pedacito de su vida, había aprendido a aceptar lo que su destino le había ofrecido, con todas las cosas buenas y malas, porque sin ellas, no sería la persona que es ahora, no tendría lo que tiene, y no sería feliz.

 

 

Miró a los ojos de Sasuke y se perdió en su mirada.

 

 

—¿Soy tan apuesto para que me mires de esa manera? —bromeó el Alfa.

 

 

—Siempre lo pensé… —dijo Naruto haciendo que Sasuke sonriera galán.

 

 

—Pues no me quejo, yo tengo un esposo muy sexy —Naruto rió con gracia mientras lo besaba suavemente en los labios.

 

 

Ellos, eran una realidad blanca con fragmentos oscuros. Eran esa sonrisa que sofocó la oscuridad, el fuego que calmó la soledad, y el amor que hizo desaparecer el dolor…

 

 

Tu alma gemela no es alguien que entra en tu vida en paz, es alguien que viene a poner en duda las cosas, que cambia tu realidad, alguien que marca un antes y un después en tu vida. No es el ser humano que todo el mundo ha idealizado, sino una persona común y corriente, que se las arregla para revolucionar tu mundo en un segundo.

–Mario Benedetti.

Notas finales:

Si hay alguna última duda por favor hacerla.

Espero con todo mi corazón que les gustara el final, si no es así... creo que lo aceptare, no tengan miedo en decírmelo.

Una última cosa antes de cerrar, subiré el ultimo dibujo de este fic en la página de facebook, espero puedan pasar a verla y decirme que les pareció.

Les quiero mucho, mucho.

Nos vemos


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