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¿Ni aunque...? por Princesa de los Saiyajin

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11

Desafío

 

Estaban debajo de la sábana, uno frente a otro, tratando de regular sus respiraciones y bajar el calor que todavía elevaba la temperatura en sus cuerpos. Goku miró aquel rostro sereno que tenía delante de sí, ese chico que en esos momentos le acariciaba su mejilla despacio pese a que el Saiyan tenía sus ojos cerrados.

     —Sabes, Kakarotto, tengo una duda—abrió sus ojos tras hablar.

     —¿Eh? Dime, Saiyan.

     — ¿En serio tenías tantas ganas de repetirlo? —el menor se ruborizó—. Recuerdo que, el otro día, dijiste que querías repetirlo desde nuestro primer encuentro.

     El menor sólo sentía que el calor en su rostro aumentaba, combinado con vergüenza de aquella pregunta.

 

 

Flash Back

Goku, estaba recostado en su cama. Su habitación estaba cerrada con seguro pese a la soledad en su hogar. Su pantalón estaba hecho bolita en un costado, junto con la ropa interior también en otro lado. Sus piernas desnudas se movían encogiéndose ante cada caricia que daba en su miembro, sus ojos estaban cerrados, tratando de fantasear un poco mientras seguía tocándose.

     Él me había tocado así…pensó, recordando cómo Vegeta había deslizado sus dedos en su cuerpo. Llevado por el calor del momento, se animó a subir su playera y morderla, para dejar su pecho al aire y subir sus manos para tocar sus pectorales—. Rayos, en serio me está estorbando.

     Se quitó la playera, quedando ya totalmente desnudo, salvo por esos calcetines que aún conservaba. Volvió a bajar sus manos, para seguir acariciando su miembro. Permaneció un rato tocando, atreviéndose también a estimular sus testículos mientras jugueteaba con el glande.

     —No me basta… —tragó saliva, tomando una bocanada de aire—. S-supongo que podría… Después de todo, él lo hizo…

     Con timidez bajó su mano izquierda sólo un poco más, para rodear su entrada con su dedo. La zona estaba totalmente húmeda, por lo que no se le dificultó meter un dedo. Sus paredes internas se contraían mientras se abría paso.

     —Esto se siente raro…—con sus ojitos entrecerrados trató de levantar su cabeza para mirar sólo un poco, alcanzando a ver únicamente su miembro totalmente erecto y palpitando un poco. Con su mano derecha se estimuló su miembro, volviendo a cerrar sus ojos mientras alternaba ambos movimientos.

     El calor en su habitación parecía que aumentaba, su rostro estaba totalmente rojo y sólo trataba de concentrarse en cada caricia que él mismo se daba. Fantaseaba, pensando en el tacto del más bajo, recordando cada una de las caricias que él había dado, cada movimiento, cada estocada, cómo se sentía tener su miembro adentro de sí…

     —Ahhh—gimió bajito mientras unas gotitas comenzaban a salpicar su abdomen—. Diablos… Quisiera… otra vez…

Fin del Flash Back

 

     El Saiyan permaneció esos instantes en silencio, sólo observando el rostro enrojeciéndose más y más del menor, quien, tras la pregunta, se había callado y perdido en sus pensamientos.

     —S-sólo quería hacerlo y ya. No molestes—frunció el ceño y subió la sábana, hasta llegar a sus hombros—. ¡Además tú también piensas eso! —refutó, con un puchero tan tierno que sorprendió al mayor, quien estaba tan acostumbrado a ver sólo miradas hostiles por parte de él—. Nuestra primera vez… Fue tu idea.

     —¿Mi idea? —el menor, sólo con sus ojos descubiertos, asintió—. ¿Dices por el oral? —el menor volvió a asentir—. Eso…—soltó una risita apenada mientras llevaba su mano a su cabello, para revolver un poco. Goku sólo lo veía confundido—. Cuando dijiste lo que te acomplejaba, no sabía qué responder. Lo dije porque pensé que, viéndome abajo, te darías cuenta de que era una estupidez lo que te aqueja… Pero cuando me dijiste que sí querías, me di cuenta de que si me negaba empeoraría tu sentir.

     —¿Entonces… fue por eso? —el otro asintió. Ahí Goku no soportó la vergüenza y cubrió su cabeza con la sábana—. Diablos—el mayor rio bajito—. Debes pensar que soy de lo peor.

     —Fue… inesperado—colocó su mano sobre la cabellera del Son, quien volvió a asomarse discretamente—. Pero mientras lo hacíamos, de verdad lo disfruté—el menor cerró sus ojos.

     —Yo también lo disfruté…—recibió un besito en la punta de la nariz—. ¿Eh? —notó la mirada serena del mayor—. Me mira bonito…—cerró los ojos y se abrazó a aquel cuerpo—. Al diablo todo, se siente tan bien esto…

     —¿Quieres un bocadillo?

     —¿Qué? ¿Me vas a preparar un desayuno y me lo traerás a la cama, como todo cliché de película después del sexo? —el mayor rio bajito—. Créeme, después de lo que comimos no tengo ganas de nada más.

     —Ese lugar tenía comida exquisita—se acercó a envolver al menor entre sus brazos—. Gracias por compartir eso conmigo.

     —No es nada—se escondió en su pecho, aspirando su aroma—. Joder, huele demasiado bien… Podemos ir otro día.

     —Suena bien—besó su cabeza, para después acariciarle el cabello—. ¿Pasarás la noche aquí?

     —No puedo. Mis padres me matarán si hago eso—se levantó, para buscar su teléfono y ver la hora—. Diablos, debería regresar ya—se sentó en la orilla de la cama, siendo abrazado por la espalda—. No hagas eso, necesito irme—sintió un besito en el hombro—. Demonios, hazlo de nuevo—fue besado en el cuello, pero con un poco más pasional—. Quisiera poder quedarme más tiempo.

     Soltó un pesado suspiro antes de ponerse de pie y buscar su ropa, la cual estaba en el suelo. Se vistió, bajo la mirada serena del mayor. En cierto punto, Vegeta también buscó sus prendas para vestirse. El menor se acercó al espejo de la pared para poder arreglar un poco su cabello y arregló también su ropa.

     —Te acompañaré a casa—comentó el mayor, ajustando su cinturón—. Para que no regreses solo.

     —¿Eh? —sonrió—. Claro, Saiyan.

     El mayor se colgó su mochila después de guardar sus llaves y salieron de la casa. Fueron caminando despacio por las calles, mirando de reojo los distintos locales que había. Algunos de ropa, otros de comida, otros de tecnología…

     —¿Mgh? ¿Te gustó algo? —preguntó el Son, acercándose al Saiyan que se detuvo a mirar por una vitrina—. ¿Qué ves?

     —¿Ves esa consola? La tuve cuando era pequeño—mencionó señalando una que estaba postrada como exhibición—. Junto con todos los clásicos… Tengo la quinta, pero no he encontrado el videojuego que incluye todos los clásicos. Era una edición especial.

     —¿Te gustan mucho los videojuegos? —preguntó, mirándolo. El Saiyan despegó su vista de la vitrina y comenzó a caminar.

    —Algo. No juego seguido, pero, cuando estoy muy estresado, me gusta divertirme un rato.

     —Oh, te entiendo… Soy más de jugar en el celular o de salir a encestar un rato—siguieron caminando, mirando hacia todos lados para hacer más ameno su recorrido—. ¿Eh? Me están llamando—sacó su teléfono para mirar el remitente—. Es el entrenador—respondió la llamada, bajo la mirada del otro—. Hola, ¿cómo está?... Sí, tengo el contacto de todos los chicos… ¿Que tengo que escoger uno? Tsk, ¿por qué debería compartir con Bojack?... Maestro, usted sabe por qué él abrió ese equipo… Bah, ya sé—subió su mano al hombro de Vegeta, apretando un poco. En su rostro se apreciaba su malestar—. Está bien, yo les digo a los chicos. Nos quedaremos con los uniformes de local. Adiós.

     —¿Qué pasó?

     —Mañana el rector irá a la escuela, a hacer una visita y dar una conferencia para reconocimiento de algunos maestros. Quieren que nos vistamos con los uniformes, para mostrar apoyo durante la presentación, antes de que pasen a la sala de conferencias—soltó un suspiro—. Reconocen a Bojack como capitán del equipo de novatos.

     —Es increíble que los chicos hayan querido bajar una categoría sólo por eso. Estaban en “avanzados”—el menor bufó—. Bueno, no clasificarán de todos modos. Se registraron tarde. Dudo que todos quieran pagar la multa de sanción—el Son asintió—. Nos irá bien en los juegos, ya verás.

     —Eso espero—subió sus manos hasta el cuello del mayor y se recargó contra la pared, esperando que el mayor acortara su distancia dando un paso hacia el frente—. Es frustrante.

     —Lo sé, es demasiado molesto—se acercó y se inclinó hacia adelante, dando un beso casto—. ¿Vamos?

     —Claro—sonrió y se separaron, para seguir su trayecto.

     Caminaron largos minutos en silencio, sólo yendo despacio, sintiendo el viento alborotando sus cabellos. Goku miraba hacia el frente, sintiendo una increíble calma. Pese al dolor de estómago que le produjo el escuchar aquellas palabras de la bocina de su teléfono donde hablaban del pelirrojo, ahora sentía tranquilidad, yendo despacio en compañía de aquel chico.

     —Bueno, supongo que el lunes llevaremos todos el uniforme. Allá vemos cómo hacemos alineación… También hay que entrenar, y ver cómo juegan los nuevos miembros—el Son, recargándose contra un poste cercano, asintió.

     —Goten tiene mi total confianza… Si el hermano de Mirai es igual de bueno, está excelente.

     —Por lo que dijo, yo sí creo que tienen el mismo nivel Mirai y su hermano—el menor colocó una expresión de susto—. ¿Qué ocurre?

     —El auto de mamá…—susurró. El Saiyan volteó a ver a sus espaldas, y notó cómo un auto se acercaba más y más, pasando por su costado. Notaron cómo bajaba la velocidad, para después girar y estacionarse en la cochera—. Esto…—empuñó sus manos, bajando la mirada. Para Vegeta no pasó desapercibido que Goku lucía preocupado, más que nada por su anterior petición de mantener las cosas ocultas para su familia.

     —¡Hola, cariño! ¿Por qué están afuera? —preguntó la mujer acercándose, en sus manos llevaba algunas bolsas.

     —Buenas tardes, señora Son. Venía a traerle una libreta a Kakarotto, porque tenemos algunos apuntes distintos—mencionó, descolgándose la mochila y sacando un cuaderno que había adentro—. Salimos porque no creímos que sea correcto estar los dos juntos, adentro, estando solos—el Son se sorprendió ante la rápida respuesta que dio el Saiyan—. Oh, ¿ocupa ayuda con esas bolsas?

     —No, no…—le sonrió—. ¿Quieres quedarte a comer con nosotros? Mi esposo llegará muy tarde, y mi hijo mayor posiblemente tampoco querrá llegar temprano hoy. Traje pollo frito.

     —¿Acompañarlos a cenar?

     —Acepta, Saiyan. Por… las molestias de traerme tu cuaderno—el Saiyan dirigió una mirada discreta al Son, quien tenía una sonrisilla ligeramente juguetona.

    —Aceptaré su invitación. Muchas gracias.

     Fueron los tres al interior de la casa y ya ahí, siguieron a la mujer a la cocina. El Son ayudó a su madre a acomodar los platos, mientras ella sacaba una botella de refresco que estaba en el refrigerador. Se sentaron los tres, para después comenzar a comer.

     —¿Vegeta, cierto? —el menor, que había metido una cucharada de puré de papa en su boca, miró a la mujer, asintiendo ante su pregunta—. ¿También estudias con mi hijo?

     —Sí, estamos en muchos equipos juntos. El principal es el de fútbol. Aunque tomamos todas nuestras clases juntos—ella sonrió.

     —Vaya, entonces son muy buenos amigos—el Son mordió su labio inferior para evitar sonreír ante aquel comentario.

     —Sí, Kakarotto y yo somos buenos amigos…

     La mujer siguió tratando de aligerar el ambiente mientras comían, siendo correspondida la plática por parte del Saiyan. Goku, por otro lado, se mantuvo en silencio, dirigiendo miradas discretas al de cabellera en forma de flama. Al terminar de comer, el invitado de esa tarde se ofreció a lavar los trastes sucios, como muestra de cortesía y agradecimiento, en lo que la mujer subía a cambiar su uniforme de trabajo.

     —No era necesario esto…—comentó el Son, mirando cómo Vegeta terminaba de enjuagarlos para después secar sus manos.

     —Es lo menos que podía hacer, ¿no? —se acercó un paso, el cual Goku retrocedió—. Entiendo.

     —Quiero tiempo para poder decirles en el momento adecuado—cruzó sus brazos, colocándolos sobre su pecho, para soltar un suspiro pesado que terminó de alborotar su flequillo—. Por ahora, sólo quiero eso.

     —¿Tan mal lo tomarían? —el menor asintió. Comenzó a caminar hacia la sala, y después abrió la puerta principal. Se sentó en el pequeño escaloncito, así que el mayor lo imitó—. ¿Pasó algo?

     —Es por culpa de Rad—soltó aire—. Un semestre lo perdió en todas las materias. Salía con una chica, que ella no era muy aplicada. A mamá no le agradaba porque la sentía mala influencia… y eso pasó. Le daban permiso de ir a fiestas con ella, sólo si papá iba por él, o también le dieron libertad de pasar fines de semana con ella—se escondió en sus rodillas—. Digo libertad, porque sólo avisaba que se quedaría allá, no pedía permiso.

     —¿Tanta era su urgencia?

     —Por lo que me contó, nunca lo hicieron. El papá de ella era muy estricto y lo mandaba a dormir en una hamaca en el jardín—ambos rieron—. Pero mi hermano descuidó la escuela por querer estar siempre detrás de ella. Y mis padres se enojaron mucho. Después ella lo engañó y terminaron, así fue como se pudo volver a enfocar en la escuela y trata de hacer las cosas bien.

     —¿Y creen que terminarás igual que el idiota?

     —Sí…—soltó aire y se apoyó, para mirar al cielo—. Una vez sí se les escapó un comentario así, un día que fui con Goten a ver a Gohan… Mi celular se quedó sin batería y no contesté las llamadas, salvo una cuando me prestó un cargador. Y algo así escuché decir a mamá, de “no quiero que estés haciendo lo que tu hermano”.

     —¿No crees que sólo fue por la preocupación del momento?...

     —Si así fuera, sigue siendo bastante molesto que, sin importar mis esfuerzos, me crean capaz de descuidar lo que tanto me costó conseguir—el Saiyan soltó aire pesadamente—. Rad siempre ha sido bastante holgazán y distraído. Yo nunca.

     —Entiendo…—se le quedó mirando al Son, quien tenía una expresión de ligero fastidio. Su entrecejo se veía bastante fruncido, como si el sólo recordarlo le molestara—. ¿Quieres ir a comprar un bocadillo? Hay una tienda cerca, ¿no?

     —¿Te refieres a papas fritas o dulces? —el Saiyan asintió—. No lo sé… Comí demasiado hoy. ¿Quieres que te acompañe?

     —Por favor—el Son se levantó para asomarse sólo un poco a la casa.

     —Mamá, vamos a la tienda—avisó, antes de cerrar la puerta—. Vamos.

     Caminaron al pequeño local de abarrotes que había a sólo unos metros de esa casa. Goku se limitó a seguirlo, negándose ante cada sugerencia del Saiyan por que tomara algo. Finalmente, salieron de la tienda para volver a su lugar en el escalón frente a la puerta de su casa.

     —Si quieres puedes tomar—avisó, dejando aquella bolsa de papas fritas entre ellos, así como la botella plástica de soda sabor sangría—. Está empezando a bajar la temperatura.

     —Sí… ¿Quieres que te preste una sudadera?

     —No, está bien—notó de reojo cómo Goku metía una papa frita en su boca. Sonrió discretamente y enfocó su mirada al cielo—. Fue un buen día…—susurró, siendo sólo audible para el Son.

     —Lo mismo opino—reconoció, agarrando la botella y bebiendo un poco, para seguir comiendo algunas papitas.

     — ¿Tienes planes para mañana?

     —Pensaba hacer unos ejercicios. ¿Y tú?

     —Tendré que ir a casa de mi tía—se dio cuenta de que Goku seguía comiendo animadamente, por lo que se limitó a mirar al cielo—. Bah… ya está oscureciendo—sacó su teléfono para ver la hora—. Será mejor que me adelante.

     —Sí, entiendo…—se puso de pie al verlo levantándose—. ¿Quieres llevarte una chaqueta?

     —No, agarraré calor en el camino—extendió su mano empuñada hacia el Son, quien sonrió chocando sus puños—. Nos vemos.

     —Adiós…

     Vegeta metió sus manos a sus bolsillos y empezó a caminar, alejándose. El Son miró hacia donde estuvieron sentados, levantando la botella y la bolsa, y fue adentro de su casa, cerrando la puerta principal con seguro. Se dio cuenta de que su madre estaba en la cocina, tomando una taza de té caliente, mientras miraba la pantalla de su celular. Ella, al notarlo en la puerta, alzó la mirada.

     —¿Ya se fue tu amigo? ¿O quiere que lo lleve a su casa?

     —Se adelantó… —ella asintió despacio—. Iré a mi habitación.

     —Claro, cariño…

     Subió las escaleras y entró a su habitación. Se sentó en la orilla de la cama, reflexionando un poco lo ocurrido en ese día. Se había arreglado tanto para ver al Saiyan, había llevado al más bajo a un lugar exclusivamente familiar, y había pasado toda esa tarde juntos. Pero esa pregunta, esa maldita pregunta que le hizo y que fue respondida con una afirmación.

     ¿De verdad era lo mejor estar en una relación con él? Disfrutaba el contacto de sus pieles, abrazarlo, sus besos… Se sentía bastante bien en aquella compañía. Y, tan sólo recibió aquel sí, pudo bajar aquellas inquietudes que sentía, como si el peso de “hacer cosas de pareja fuera de una relación” desapareciera, alejando así todas esas ideas negativas que parecían llenar su cabeza con culpa por sus eventos con el Saiyan.

     —Esto no es aprovecharme de él, ¿o sí? Después de todo, si yo le gusto, está bien. Él seguro quiere esto…—mordió su labio inferior, mientras sentía que sus mejillas volvían a calentarse—. Cuando nos abrazamos, me miró muy bonito—una sonrisilla se le escapó de sus labios—. Aigh, mejor me meto a bañar—sacó su teléfono, para enviar un rápido “Avísame cuando llegues a tu casa” y fue a ducharse, quitando toda sensación del sudor que liberó ese día junto con la humedad en sus partes íntimas.

     Salió, revolviendo su cabellera conforme la toalla secaba su melena. Miró a través de la ventana, notando que la noche ya había caído. Bajó las cortinas y buscó una playera sin mangas. Cepilló sus dientes y se metió bajo las sábanas, para después tomar su teléfono.

     —¿No me ha contestado? —frunció sus labios—. Su última conexión es de hace 4 horas, cuando todavía estábamos en su casa—soltó aire—. Ahora que lo pienso, la última vez también fue así.

     Decidió no prestarle tanta importancia y comenzó a revisar sus redes sociales, molestándose al ver cómo uno de sus excompañeros de equipo, que todavía tenía agregados, habían subido una fotografía con pie de imagen “Entrenando hasta en fines de semana para ser los mejores”, donde claramente aparecía Bojack en ella.

     Se sintió totalmente molesto, todos ellos que habían estado a su lado compartiendo victorias, pero que tan sólo descubrieron que era doncel se habían alejado subestimándolo. ¡Qué imbéciles! Si él era el prodigio de soccer que por algo había tomado liderazgo. ¡Incluso el entrenador confiaba tanto en él, que lo dejaba dirigir los entrenamientos!

     Pero al parecer ese buen historial había sido ignorado por el simple hecho de ser un chico un poco diferente. Relajó su expresión, y borró aquella oración que había escrito y que sólo le faltaba enviar. Borró cada una de las letras de su “Claro, tienen que entrenar más porque tú no tienes ni la menor idea de cómo dirigir un equipo”, y mejor siguió viendo fotografías.

     —¿Mirai convive mucho con Saiyan? —se preguntó, al ver que el pelilila había subido una fotografía donde estaban él y Krillin, y más al fondo estaba el de cabellera en punta, dirigiendo una mirada un poco discreta a la cámara—. Ahora que lo pienso, no lo tengo agregado.

     Decidió hacer clic en su nombre, para ver su perfil. Su imagen principal era una fotografía de él, a contraluz, con un paisaje de fondo; lucía como si hubiera subido una de las colinas altas que había a los límites de la ciudad, un lugar muy popular para practicar montañismo.

     Siguió mirando aquellas fotografías que estaban públicas. Una de él en el evento de baloncesto, múltiples imágenes de paisajes de la ciudad, una que otra foto de las canchas donde alguna vez jugaron, una de él más joven con un grupo de chicos…

     —Qué aburrido—pensó al ver que no había tantas imágenes de él. Presionó un “Enviar solicitud”, y regresó al menú principal, para seguir mirando otras publicaciones.

     Se sobresaltó al recibir la notificación “Vegeta Saiyan aceptó tu solicitud de amistad”. Frunció el ceño, notando ese puntito verde al lado de su imagen de perfil. Al instante recibió un mensaje por su otra red, donde siempre se comunicaba con él.

 

Saiyan: Sí, recién llego.

Mi celular se quedó en ceros de batería, tuve que dejarlo un rato conectado para poder encenderlo.

 

Goku: Ahora que lo pienso, ¿estarás solo esta noche?

Dijiste que tu hermano no estaría.

 

Saiyan: Sí.

Mis padres viajan mucho, ¿sabes?

 Se podría decir que sólo somos Tarble y yo viviendo aquí.

 

Goku: ¿No te da miedo?

 

Saiyan: La verdad ya me acostumbré mucho a esto.

¿Ya irás a dormir?

 

Goku: Luego de lo de hoy, estoy muy cansado.

Tengo sueño, hablamos mañana.

 

Saiyan: Claro.

Buenas noches, Kakarotto.

 

Goku: Buenas noches.

Que descanses, Saiyan.

 

     Miró la pantalla unos segundos, antes de apagar el teléfono y colocarlo bajo la almohada. Miró al techo, y pasó sus manos por su rostro, sintiéndose increíblemente extraño. Una ligera emoción lo recorría al sentirse dentro de una relación afectiva, siendo esta la primera de su vida. Pero, al mismo tiempo, sentía una ligera duda.

     ¿Por qué sentía que algo no andaba bien? Bufó ante su frustración, y colocó sus manos detrás de su cabeza, mirando el techo. ¿Era porque presentía que tan sólo su familia se enterara de su noviazgo, ellos iban a limitarlo demasiado creyendo que descuidaría su vida académica? Bueno, no era mentira que en Japón los estudios eran sumamente importantes, por lo que tener excelentes notas era primordial para abrirse paso a las universidades.

     Aunque había otro camino donde él era un genio: los deportes. Sabía que, si seguía esforzándose mucho, podría recibir becas a las distintas escuelas por su talento nato que seguía puliendo día con día. Soltó un suspiro, sintiéndose mal por tener que esconderse cuando quería sentirse libre. Giró su cabeza al oír que la puerta de su habitación era abierta.

     —Oye, Kakarotto. ¿Estás despierto? —se trataba de su hermano mayor que, sin importarle nada, encendió la luz.

    —¡Oye! —talló sus ojos ante la intensa luz—. ¿Qué te pasa, Rad?

     —Te traje unos dulces—le arrojó una bolsa, que cayó en el abdomen del Son—. Mi chica te envió unos chocolates.

     —¿Tu chica? —repitió—. ¿Bebiste? Hueles a alcohol.

     —Sólo un poco—el Son supo inmediatamente que ese “poco” era en realidad un “mucho”, y que por ello quizá estaba actuando así—. Nos encontramos en la fiesta, y vamos a tener nuestra primera cita la próxima semana—empezó a reír—. Le dije que tenía un hermanito y me dijo que te trajera estos dulces. ¿Verdad que es un ángel ella?

     —Sí, claro…—miró que se iba, dejando la puerta abierta y la luz encendida—. Imbécil…—totalmente enojado salió de su cama, para poder cerrar con seguro y apagar la luz—. Qué idiota…

     Todavía enojado, se tiró en la cama y se cubrió con las sábanas.

 

***

 

—Goku, ¿dónde vamos a acomodarnos? —preguntó el Son menor, quien salía del baño vistiendo una playera deportiva color naranja. Detrás de él salió otro par de chicos.

     —En la plaza central, las sillas que pusieron frente al foro. La sexta fila es nuestra, la séptima de Bojack y a partir de la octava estarán los otros equipos—miró al Saiyan caminando hacia él desde el otro extremo del pasillo junto con otro grupo de jóvenes. Todos ellos vestían la misma playera naranja, aunque cada uno traía un pantalón o jeans distintos.

     —Kakarotto, ¿en qué lugar? Seremos sólo nosotros ocho. El resto tiene clases y no pueden faltar—el Son miró su celular al sonar.

     —Sexta fila. Tres vengan conmigo, y otros tres vayan con Saiyan. Ustedes estarán del lado derecho, nosotros del izquierdo. Hay un espacio grande que separa las sillas, por ahí estarán pasando los chicos del club de periodismo tomando fotografías—tecleó en su celular—. El entrenador se sentará de su lado, dice que ya debemos estar acercándonos. Ya están probando el micrófono.

     —Entonces vamos a adelantarnos. Nosotros tendremos que rodear más. Mirai, 17, y Ubb, ustedes vengan.

     —Saiyan—se acercó y dio un fugaz beso en los labios del mayor—. Terminando el evento nos vemos en la cancha.

     Los dos grupos se separaron, pero con todas las miradas desconcertadas de la escena recién presenciada. ¡¿Acaso los dos capitanes se habían besado?! ¿No había sido producto de sus imaginaciones? El Son menor, ante las miradas insistentes de sus compañeros, se acercó a Goku, quien estaba con una hoja afuera y marcando la lista de integrantes.

     —Ehm… Goku…—miró a sus compañeros, que seguían con la misma expresión insistente—. ¿Vegeta y tú están saliendo?

     —¿Eh? —alzó la mirada, viendo a su primo, después miró al resto de los chicos—. Sí, ¿y?

     —No, nada… Sólo fue… inesperado—se detuvieron al ver el equipo de animación pasando.

     —¿Inesperado?

     —Es que siempre discuten mucho, creí que se odiaban—el más alto miró al otro pelinegro, para después soltar un suspiro.

     —Tenemos mucho en común—los guio hasta donde debían sentarse, y cada uno se acomodó en una silla. Goku, al estar en la orilla, sólo tenía a Goten a su lado, quien seguía insistiendo.

     —¿Y desde cuándo salen?

     —Llevamos varias semanas saliendo. El sábado comenzamos nuestra relación.

     —¿De verdad? —miró hacia su derecha, al otro grupo donde estaba Vegeta, quien también tenía una lista en manos y estaba ayudando con la alineación—. Qué raro. Siempre parecía que se evitaban.

     —¿Puedo pedirte un favor, Goten? —se hizo un gran silencio al ver que el director de la escuela se pronunciaba delante del pódium, dando inicio con la conferencia.

     —Claro—susurró, para que sólo él escuchara.

     —No digas nada a Rad, o a Gohan—el menor lo miró confundido—. No quiero que mi familia se entere, quisiera decirles después.

     —¡Claro! —sonrió, para mirar los dos al frente a la ceremonia—. Aunque Vegeta es buena onda. Seguro le agradaría a la tía Gine.

     —Seguro sí… —soltó un suspiro y miró hacia donde estaban sus compañeros. Vegeta estaba mirando fijamente al frente, atento al discurso. Pero, al sentir la mirada pesada sobre él, volteó a su dirección. Sus ojos se encontraron, antes de que el Sayan le dedicara una sonrisa, la cual Goku devolvió.

 

***

 

—¡Hola, mi nombre es Son Goku! Él es Vegeta Saiyan. Somos cocapitanes, si necesitas cualquier cosa puedes acercarte con nosotros… ¿Podrías presentarte? —pidió el Son al ver a ese chico pelilila que recién llegaba en compañía de su hermano. Su parecido con el otro era exacto, lo único que los diferenciaba era que este nuevo chico tenía un corte de honguito a la altura de las orejas, a diferencia de Mirai que tenía el cabello largo a los hombros.

     —¡Hola! Me llamo Trunks—saludó a todos—. Soy nuevo en la escuela, pero tengo ya tiempo practicando fútbol. En la academia donde estaba, era parte del equipo de soccer. Mi posición es defensa izquierda.

     —¿Defensa? —repitió Goku, después sonrió—. ¡Está excelente! Vengan todos—se acercó a su mochila, sacó una libreta y una pluma, y comenzó a escribir—. Tendremos a Zarbon de portero, me dijo que podrá ir a los partidos, pero que entrenará los fines de semana con su hermano que también juega soccer, pero en la universidad. Entrenarán juntos.

     >>Mirai será defensa derecho, Trunks del lado izquierdo. Te quiero, Yamcha, defensa central con Ten. Goten, serás medio contención. Laterales estarán Yamcha por la derecha y Ten por la izquierda. Krillin, te quiero al medio con Goten,. 17, extremo derecho, esto porque Uub está lesionado. Y en la izquierda, estará Shapner. Saiyan y yo estaremos como delanteros.

     —¿Crees que sea buena idea un 4-4-2? ¿No es mejor un 4-3-3 para tener mayores oportunidades de ataque? —preguntó Vegeta, llegando a su lado—. Shapner puede subir, Goten en centro y Krillin correrse a la orilla.

     —No lo sé… —miró a los chicos—. 17, ve a aquella orilla.

     El aludido comenzó a trotar hacia donde el chico le dijo. Goku pateó, notando cómo el pelinegro recibía el balón y tardaba tres toques en poder controlarlo. Lo devolvió y Goku inmediatamente volvió a patearlo hacia él.

     —Tiene problemas de control…—susurró, siendo audible sólo para él—. 17, probemos lo siguiente. Comienza a correr de aquí a allá, sin detenerte.

     El chico comenzó a trotar, Goku fue detrás de él y le pasó el balón. El chico mostraba mayor facilidad para controlarlo en movimiento y devolverlo con exactitud. El Son aumentó la velocidad al venir de regreso, notándose que el pelinegro de cabellera lacia tenía facilidad para seguirle el ritmo.

     —Será 4-4-2—miró a Vegeta, quien asintió—. Necesitamos mínimo un partido para coordinarnos. La defensa será primordial en lo que nos acostumbramos a los nuevos integrantes. Por ahora, comencemos a entrenar…

 

***

 

—¡De verdad eres muy bueno, Trunks! —aduló Goten, codeándolo—. ¡Y tú, 17, tu último pasé fue espectacular!

     —¿No… no estás cansado…? —preguntó el pelinegro tratando de recuperar aire, viendo su energética actitud de esos momentos. El Son dejó de beber de su termo para mirarlo.

     —No, ¿por?

     —¿Cómo si… fue un entrenamiento… muy pesado…?

     —No sé, creo que porque siempre hago mucho ejercicio—tomó su maleta—. ¡Goku! —el aludido volteó—. ¡Me iré a duchar!

     —Claro, Goten—le hizo un ademán, permitiendo que fuera a bañarse. Se acercó con los chicos restantes—. El entrenamiento de hoy fue bastante productivo—vio que a lo lejos llegaba el grupito de Bojack a la cancha—. El viernes tendremos partido, ya casi termina la etapa de clasificación, nos quedan cinco partidos antes de llegar a los cuartos. Los dejaré irse temprano, usualmente hablamos más tiempo. Pero ya se ocupará este lugar. Descansen bien y nos vemos mañana, ¿está bien?

     —¡Sí!

     —Adiós, Goku—se despidieron varios.

     —Ehm… ¿Necesitaré traer papelería extra? Mirai dejó los documentos desde la semana pasada.

     —Sí la recibió el entrenador, ya hizo el registro. No te preocupes, me encargué de todo lo relacionado con la multa por retraso.

     —¿Seguro? Puedo pagar el dinero, sólo…

     —Sí, está bien. No te preocupes por ello—sonrió—. Eres muy bueno con tus pases, serás excelente elemento. Lo único que te pido es que no faltes a los partidos, y vengas a la mayoría de los entrenamientos.

     —¡Claro!

     —Bien… —se colgó su mochila—. Puedes adelantarte, yo esperaré a Saiyan.

     —Sí, está bien. ¡Hasta mañana!

     —Hasta mañana—miró al pelinegro, que estaba terminando de estirar. Se quitó su mochila para acercarse al Saiyan—. ¿Quieres que te ayude?

     —Me gustaría, pero…—miró hacia donde estaba el otro grupo calentando—. Qué molestia tenerlos aquí—comenzaron a caminar a las gradas, donde estaban sus mochilas—. ¿Te convencieron los nuevos integrantes?

     —Goten tiene mucha más resistencia y velocidad de la que recordaba—se sentó, al ver que el mayor necesitaba reposo para tomar agua—. 17 tiene problemas con el control del balón estando quieto, pero en movimiento es muy bueno corriendo con el balón y sus pases.

     —¿Y Trunks? Noté que tiene pases largos—el Son asintió, entrecerró un poquito los ojos y se apoyó contra el hombro del Saiyan.

     —Siento que se incluyó perfectamente. El viernes tendremos victoria, estoy seguro—recibió caricias en su cabello por parte del Saiyan—. Me siento más tranquilo, de verdad se formó un buen equipo… Tal vez, si tenemos buen primer medio tiempo, cambiemos la alineación y subamos a Shapner.

     —Me parece bien—Goku giró su cabeza, todavía apoyado contra él, recibiendo un besito en los labios.

     —Jeje, ¿quieres ir por un helado? —el otro volvió a darle un fugaz beso.

     —Tengo que ir por mi hermano, para ir juntos a casa—el Son soltó aire.

     —Entiendo…—sintió aquellos dedos volver a su cabellera—. ¿Y si vamos los tres?

     —¿Eh? —sonrió—. Vamos.

     Se levantaron, colgándose sus mochilas y comenzaron a caminar hacia la salida. Se toparon a algunos compañeros del equipo que habían decidido tomarse una ducha. Se despidieron con un ademán y fueron a la salida.

     —¿Y tu hermano?

     —En la cancha de béisbol que está a unas calles—el Son asintió y comenzaron a caminar hacia allá. Sonrió al sentir la mano del mayor tomando la suya.

     Incluso sentía un poco la sensación de la tierra en sus manos. Pero no le molestó, al contrario, sentía un poco de disfrute siendo algo relacionado a lo que siempre hacía. Al llegar, se encontraron con el más bajito en medio de un juego improvisado, con todos los miembros separados en dos equipos.

     —Le toca batear—comentó el Son, deteniéndose para ver al menor en su movimiento—. Que mal, un strike—vio el segundo lanzamiento—. Sostiene bien el bate, ¿por qué no lo golpeó esta vez? —miró el tercer lanzamiento—. La golpeó muy bien… ¿fingió las interiores?

     —Creo que todavía tiene problemas para acostumbrarse al peso. El entrenador los hizo practicar primero con uno de aluminio.

     —Ya veo… Corre bastante bien, marcó dos bases—lo siguió, hasta las pequeñas gradas—. ¿Hay un equipo infantil? —preguntó, sosteniéndolo del brazo al ver un grupo de niños, como de 5 o 6 años al fondo—. Son tan pequeños.

     —Tengo entendido que el entrenador también los entrena a ellos. Nos hemos quedado y dan ternura. Juegan con un bate mucho más ligero y una pelota más suave, pero sí.

     —Qué lindo—sonrió—. ¿Sabes? Yo siempre quise de niño jugar béisbol, pero me lo prohibieron cuando Rad y yo rompimos un jarrón.

     —¿Entonces a qué edad empezaste a jugarlo?

     —Hasta los catorce, en la secundaria—vio que el equipo donde estaba el Saiyan menor se reunía alrededor del entrenador—. Los pocos minutos que pude ver, pude notar que Tarble tiene mucho talento. Deberías motivarlo más, en serio es bueno. Sólo le falta entrenamiento para pulirse y perder el miedo.

     —Se lo diré—tomó su mano—. ¿Entonces vamos por un helado?

     —Sí, claro. Vayamos por uno… Hay un parque cercano, después de ducharnos podríamos pasear un poco—se acercó a besarlo—.  Saiyan… ¿No te dijeron nada los chicos del equipo?

     —¿Aparte del shock por ver a los capitanes besándose? —preguntó, el Son soltó una risita—. Pero, bueno, lo tomaron normal—subió su mano hasta el cabello del menor—. Me gusta cómo se te ve el cabello con la banda.

     —¿E-en serio? ¿Qué tanto?

     —Demasiado…

     —¡Onii-san! —voltearon al oír la voz del menor. Se levantaron y fueron con él—. Goku, ¡hola!

     —Hola, Tarble—sonrió—. Lo hiciste muy bien.

     —¿D-de verdad? —su sonrisa se amplió—. ¡Gracias!

     —Ven, vayamos por un helado, un pequeño premio por tu esfuerzo.

     —¡Hai!

     Caminaron por la acera, hasta que llegaron a un local de helados. Pasaron al baño rápido para lavar sus manos, y después pidieron un cono doble para el Saiyan menor. Goku optó por un vasito con helado de chocolate con chispas, y el Saiyan sólo pidió una paleta helada de frutas tropicales.

     —¿Entonces ya completaron el equipo?

     —Sí, estamos justos, pero será suficiente para avanzar. Que un integrante se lesionara, nos da un problema—respondió el Son, ante la pregunta del más bajito de todos.

     —Espero que les vaya bien. Me gustaría ir a ver el partido, pero tengo clases.

     —¿En serio? ¿De qué?

     —Idiomas… ¡Pero espero poder ir después!

     —Claro… No te preocupes por ello, después de todo ya tienes tus propias responsabilidades con tu equipo—le revolvió el cabello, causándole un pequeño sonrojo de vergüenza al menor.

     —H-hai…

     —Ve a ducharte, Tarble—pidió el mayor, abriendo la puerta de su casa—. Y deja la ropa sucia en el cesto.

     —Sí, onii-san—el Son entró ante la sugerencia del mayor.

     —Necesito un respiro—comentó, subiendo ambos a la alcoba del más bajo—. Creo que me tomaré el día de mañana, pisé mal y tengo un dolor leve.

     —¿Esguince de grado 1?

     —Creo que sólo es un dolor leve, pero no quisiera arriesgarme a algo más—se tiró en el suelo, haciendo un sonido de alivio—. ¿Quieres tomar una ducha? Puedes adelantarte.

     —Te ayudaré a estirar—comentó, cerrando con seguro la puerta de la habitación.

     Se acercó a él y le levantó una pierna. Después lo ayudó con la otra. Finalmente le flexionó ambas y aplicó un poco de peso en sus muslos, inclinándose un poco hacia él haciéndose hacia adelante.

     —Realmente necesitaba eso. Fue un entrenamiento un poco pesado.

     —Sí, mañana será algo más sencillo—mordió su labio inferior al observar el rostro del Saiyan, quien tenía sus ojos cerrados.

     Su frente tenía unas manchitas de tierra, seguramente por haberse limpiado el sudor con las manos sucias a mitad del juego improvisado que hicieron en su práctica, y en su cuello todavía se podían observar unas perlitas de sudor. ¡Por un demonio! Era tan jodidamente masculino y atractivo.

     —¿Qué pas…? —fue interrumpido al sentir los labios del menor posándose contra los suyos—. E-espera… Déjame acomodarme, el suelo es incómodo—estiró sus piernas cuando el Son se quitó de encima. Se sentó, recargándose contra la base de la cama.

     Ahí Goku no esperó y se acomodó sobre sus piernas, para volver a besarlo. Ambos tenían sus cuerpos sudados, combinando el olor con el característico aroma del césped sobre el cual hicieron algunos ejercicios. Sus labios se unían en un suave movimiento, donde tímidamente se atrevieron a usar sus lenguas, saboreando aquel dulzor de sus salivas por los postres que recién terminaron.

     —¿Me excité con su olor? —se escondió en su hombro, al darse cuenta—. Diablos.

     —¿Qué es esto? ¿Estás…?

     —¡Cállate! —pidió, sin mirarlo—. No creí que me gustara tanto tenerlo cerca cuando está así… Él no está excitado, pero sí puedo sentirlo…

     —¿Es tu teléfono el que se escucha?

     —¿Qué dices? —el Son se levantó para acercarse a su mochila. En su short se podía notar su miembro semierecto. El menor sacó su teléfono del bolsillo lateral—. ¿Qué quieres, Rad?... Tienes que estar bromeando… Estoy con Saiyan y su hermanito… Eres un imbécil si piensas que… Tsk, me debes una grande, idiota… Ajá, 20 minutos…

     Colgó y se recargó contra el muro, bufando fuertemente mientras todavía sostenía su celular. Vegeta se levantó y fue con él, apoyando su mano en su hombro. El Son lo miró y soltó aire, colocando su celular sobre un mueble cercano.

     —Ese idiota quiere quedar bien con su novia, quiere hacerse pasar como el “bueno que pasa por su hermanito para llevarlo a casa”, y después llevarla a su casa—el más bajo también se permitió soltar una expresión de molestia.

     —¿En serio pretende que hagas eso por él?

     —Es un… —quitó aquella banda de su cabello, haciendo que su flequillo cayera nuevamente a su frente—. Sólo me hace sentir con ganas de patearlo.

     —¿Y sí irás?

     —Tengo qué—en su rostro se podía apreciar un pesar—. Será mejor que me adelante.

     —¿Quieres llevarte algo? Puedo prepararte un sándwich para que comas.

     —¿Para que coma? —sus labios se fruncieron en un pequeño puchero—. De verdad voy a patearlo…

     —O también puedes llevarte un paquete de galletas y…

     —No quiero eso, sólo…—frunció el ceño—. Sólo hagámoslo rápido, ¿sí?

     —¿Hacer…? —el menor tenía su misma expresión—. ¿Un rápido?

     —Ajá—cruzó sus brazos y desvió la mirada—. No me quiero ir tan enojado…

     —¿Eh? —miró sus mejillas totalmente sonrojadas ante esa petición—. E-está bien, deja busco los condones… ¿Podrías poner algo de música? No quisiera que se escuchara hacia afuera.

     —Sí—se acercó a la pequeña bocinita que reposaba sobre el escritorio del Saiyan y la encendió, para después conectarla vía bluetooth con su celular—. Estúpido Raditz, imbécil, idiota…—frunció el ceño conforme la música sonaba—. Yo sólo quería tiempo con Saiyan, quería ir al parque…—soltó un pesado suspiro y miró al más bajo, que estaba abriendo la cajita y sacando uno—. Ni siquiera tendré tiempo para disfrutarlo…

 

***

Hmph—se quejó al ver a su hermano mayor llegando frente a él.

     Habían tenido que hacerlo rápido, para poder él salir y llegar al lugar acordado. Ni siquiera había podido permanecer el tiempo de relajación junto con el Saiyan, como habían hecho sus dos veces anteriores. Lo único que agradecía, y no precisamente a su hermano, es que Vegeta lo había acompañado a ese lugar, pudiendo en el trayecto sentir un poco de aquel tacto que lo calmaba.

     —Otooto,  ¿Te ayudo con tu mochila? —preguntó. Ahí el Son notó la presencia de una chica rubia de ojos azules a su lado.

     —No, gracias, nii-san. Suficiente hiciste con venir por mí—se sentó en el asiento trasero, sintiéndose bastante frustrado—. ¡Mucho gusto, me llamo Goku!

     —¡Hola, Goku! Me llamo Marron—comentó, girándose hacia él—. ¿Te gustaron los dulces que te envié con Raditz?

     —Sí, estuvieron deliciosos. Muchas gracias—sonrió—. Sí es una chica muy linda…

     —¡Me alegro mucho! ¿Sabes? Me gusta mucho hacer postres, te enviaré más cosas, ¿sí?

     —No tienes por qué molestarte…—respondió con una risita nerviosa.

     —No es molestia, de verdad…—el Son sonrió—. ¿Y tienes novia? ¡Podríamos ir los cuatro al parque de diversiones! Hay muchos paquetes para grupos de cuatro personas, mis amigas y yo habíamos ido el mes pasado y fue genial.

     —No, no tengo novia, yo…

     —Kakarotto es muy pequeño para eso, Marron… —el Son borró despacio su sonrisa al oír esas palabras. Incluso la chica se sintió un poco incómoda—. ¡Podemos ir con Jeice y tu amiga Brianne! Ya vez que ellos se gustan, sería una oportunidad muy buena para ellos.

     —Sí, claro…—todavía seguía mirando hacia el asiento de atrás, notando que Goku había cruzado sus brazos y miraba con molestia hacia la ventana—. Goku, ¿tienes hambre? Tengo un pastelito de crema que compré en la cafetería de la universidad.

     —¿Eh? —volteó. El rostro del pelinegro menor lucía bastante decaído—. No… Estoy bien, muchas gracias.

     Un silencio incómodo se formó en el coche, el cual sólo era notado por la chica y el Son menor. Tan sólo el de cabellera larga frenó frente a su casa, Goku bajó rápido, despidiéndose con una sonrisa de la chica, y dirigiendo una mirada áspera a su hermano.

     —Idiota…—pensó, cerrando la puerta. Ésta fue tocada casi al instante, así que la abrió.

     —Marron me dijo que te pasa algo, así que vine a ver qué ocurre.

     —Nada. Anda, vete. Debes llevarla a casa—respondió, cruzando sus brazos y desviando la mirada.

     —Estás enojado, ¿verdad?

     —¿Tú qué crees, Rad?

     —Oye, ya entendí…—el Son bufó—. ¿Y por qué estás enojado?

     —Tsk…—lo miró con el ceño fruncido—. No importa, ya lárgate…—se giró y comenzó a subir las escaleras—. ¡Déjame solo!

     Se encerró en su habitación y se recargó contra la puerta, mientras descendía despacio hasta llegar al suelo. Se abrazó a sus piernas y escondió su rostro en sus rodillas.

     —¿Por qué todos quieren meterme en una estúpida burbuja? “Eres muy pequeño”. Imbécil. Soy mucho más maduro que él—soltó un sonoro suspiro—. Fui un idiota al querer seguir su jueguito del “hermanito menor indefenso”. Pareciera que el idiota se lo cree en serio—recibió un mensaje, así que sacó su celular. Se trataba del Saiyan—. Tsk, no estoy de humor para el otro imbécil…

     Arrojó su móvil a su cama y se metió al baño, para tomar una ducha. Al salir, se vistió con un short únicamente, dejando su torso desnudo y se tiró sobre el colchón, sintiéndose muy molesto todavía. Unas lagrimillas se escaparon de sus ojos.

     —En la escuela me quieren quitar de mi puesto de capitán por ser doncel, Rad me trata como un bebé. Tengo que lidiar con dirigir un equipo, y apoyar intensamente en otros. Mis calificaciones están dentro de las mejores diez de toda la escuela, y sin importar nada, sigo siendo sólo un estúpido imbécil “que no puede hacer nada por sí mismo”…—llevó sus manos a su rostro, cubriendo sus ojos mientras las lágrimas seguían cayendo. Volvió a escuchar que su teléfono timbraba—. Tsk, ¿ahora qué quiere?

     Encendió la pantalla, desbloqueó su celular y abrió la aplicación de chats, para ver el de Vegeta. Se llevó una sorpresa al encontrar una fotografía que envió. Era una imagen de él, con un gatito pequeño contra su pecho, con el texto “lo encontré cuando regresaba a mi casa”.

 

Goku: ¿Lo conservarás?

 

Saiyan: Posiblemente no. Pero creo que Mirai dijo que en su familia rescatan animales. Le preguntaré si tienen espacio para uno más.

¿Tienes tiempo para una llamada?

 

Goku: No

No estoy de humor.

 

Saiyan: ¿Quieres hablar?

Sé que el idiota siempre te hace sentir mal.

Además, quería mostrarte al gatito.

 

      Con resignación limpió las lágrimillas que soltó y presionó el botón, iniciando una videollamada. Notó que el Saiyan ya estaba duchado con un cambio nuevo de ropa y tenía al pequeño gatito negro contra su pecho, acariciándolo un poco.

     —¿Estuviste llorando? —el Son soltó aire—. Ese idiota... Si lo pateas, dime para yo también darle un remate.

      —No importa, ya… Sólo déjame ver al gatito.

     —Kakarotto…—soltó un suspiro y mostró al felino, que estaba echado todavía. Sus ojos eran grandes, y miraba curioso la pantalla—. Es muy pequeño. Creo que lo abandonaron hace poco, se ve muy bien su pelaje. Y se dejó bañar, no huyó al agua. Posiblemente sí estuvo muy domesticado, pero lo dejaron ahí en una caja junto al basurero.

     —¿De verdad lo encontraste ahí? Es muy pequeño todavía.

      —Sí… No quise dejarlo. La gente es muy supersticiosa y daña a los gatitos negros—el Son sonrió al ver cómo el minino se acercaba al rostro del Saiyan y se escondía en su cuello—. Mirai me respondió, dijo que podrían cuidarlo. Aunque yo le daré el dinero para las vacunas y la esterilización, no quisiera sólo darle cargas.

      —Hubiera sido lindo encontrarlo juntos—susurró. El mayor miró a la pantalla al escuchar eso—. ¿Podrías dejarme verlo antes de que lo lleves con Mirai?

     —Claro que sí. Pensaba dárselo mañana en la tarde, saliendo del entrenamiento. Él vendrá a casa por él.

     —Entonces iré con ustedes—sonrió—. Imagino que Trunks también se unirá, así que no regresaremos solos.

     —Sí—Goku miró enternecido al notar cómo el Saiyan acariciaba el pelaje del gato con la punta de sus dedos.

      —Me hace cosquillas—dijo riéndose, cuando comenzó a moverse y acurrucarse más contra su cuello.

      —Sus ojos no son rasgados, pero se le entrecierran cuando sonríe—pensó, al notar esas expresiones en el mayor.

     —Kakarotto—notó la mirada enternecida del Son—. ¿Quieres ponerle nombre?

      —¿Eh? —sus mejillas se ruborizaron—. ¿De… de verdad?

     —Claro que sí.

     —Mmm…—cerró sus ojos y se puso a pensar.

     Mientras escogía un nombre, Vegeta notó cómo el Son tenía un rastro de lágrimas secas en sus mejillas. Y es que, incluso durante su fugaz encuentro sexual en su habitación, notó cómo el Son ni siquiera lucía con ánimos de hacerlo, sino que se veía frustrado pese a que consiguió su orgasmo.

      —Tama—la voz del menor lo hizo salir de sus pensamientos—. Me gusta Tama.

     —Es un nombre muy lindo—el gatito salió de ahí para brincar y bajar al suelo, lejos de la vista del menor—. Le gustó acostarse sobre un calcetín que tenía en el suelo.

      —Es bonito—su sonrisa se borró despacio—. Mañana no irás a entrenar, ¿verdad?

     —Puedo ir a apoyar, pero preferiría reposar mi tobillo un día para cerciorarme que no es nada grave—el menor asintió.

     —Sí, yo entiendo—soltó aire, para acomodarse de costado, siguiendo su llamada.

     —¿Estás bien? Luces enojado, demasiado…—el Son bufó—. ¿Tienes hambre? Hay un restaurante en el centro que tiene servicio a domicilio, puedo hacer el pedido y que te lo lleven.

     —No, no es eso—mordió su labio inferior—. Sólo estoy cansado, el entrenador de baloncesto quiere que vaya al partido del miércoles, y el de béisbol dijo que el jueves tienen también partido y les falta un elemento.

     —¿Irás a suplir? ¿O prefieres que vaya yo?

     —No, tú dirige a los chicos de futbol esos días. Quiero tenerte al cien para el partido del viernes—el Saiyan asintió—. Tenemos examen de estadística el martes de la próxima semana, ¿verdad?

     —Sí, y uno de química el jueves—el menor sonrió de medio lado.

     —De acuerdo, entonces lunes y miércoles démosles descanso a los chicos, para que estudien y lleguen relajados a las pruebas.

     —Claro—colocó su mano detrás de su cabeza, usándola de almohada—. ¿Tienes planes para estos días?

     —No, creo que esta semana la usaré para enfocarme en los partidos, y los exámenes…—mordió su labio—. ¿De casualidad conoces el parque de diversiones que está en las orillas de la ciudad?

     —Sí, lo conozco. Fui hace como dos años por última vez. ¿Por?

     —¿Quieres ir? Podemos ir la próxima semana, el sábado. Y… podemos llevar a Tarble, si quieres.

     —Tarble odia los parques de diversiones, le tiene un poco de vértigo—el Son soltó aire.

     —Pensaba que sería lindo ir en grupos de 4, me dijeron que hay buenas actividades cuando vas en conjunto.

     —Sí, también lo oí. La mayoría de los juegos están subdivididos en grupos de cuatro asientos, así que te permiten ir todos juntos. Pero también te dan promociones en el restaurante, y descuento en el pase VIP.

     —¿Y si invitamos a Mirai y 17?

     —¿Quieres una cita doble? —el menor sintió que las mejillas se le calentaban.

     —Yo… Sí, quisiera… ¿podemos?

     —Claro, mañana le decimos—Goku sintió que aquella mirada serena lo atravesaba, incluso aunque no estuvieran frente a frente.

     —Y-yo… Tomaré una siesta y después me ocuparé…

     —Claro, nos escribimos cuando te desocupes. Iré a comer, adiós, Kakarotto.

      —Yo… sí, adiós.

      Colgó, y extendió sus brazos, mirando al techo. Se sentía demasiado vulnerable con aquellas miradas, incluso sentía que su corazón se aceleraba de sólo recordar aquella sonrisita de medio lado.

      —Pensar en Saiyan como ni novio, hace que me sienta nervioso—tragó saliva—. Mi… mi novio…

Notas finales:

26/06/2022 By Near


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