Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Yes, daddy por StrawwberryShortcake

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Tengo el permiso de la autora original para traducir esta historia.

 

 

 

 

 

—Tendré una fiesta esta noche y te quiero fuera de la casa.


Seung Hyun miró a Francis como si fuese un alienígena que había aparecido de la nada en su cocina y le había ordenado que se marchare. A su hijo no parecía importarle, la confianza estaba presente en su rostro mientras se recargaba en el marco de la puerta con una enorme sonrisa. En ese instante, Seung Hyun quiso volarle los dientes.


—¿Perdón?


—Me escuchaste. Yo, fiesta, tú fuera en la noche. Es bastante fácil de entender cuando lo piensas lo suficiente.


—No me vas a sacar de mi propia casa,— Seung Hyun dijo, apartándose de los huevos revueltos que había estado tratando de preparar desde hacia diez minutos. Cinco huevos después y seguía lejos de lograrlo. —Y menos a unas pocas horas de tu fiesta-la-cual-no-va-a-pasar.


—Entonces, ¿hubieses salido de la casa si te lo hubiese dicho ayer?— Francis preguntó con recelo pintado en el rostro. Seung Hyun sintió la urgencia de reír por lo estúpido que el chico podía llegar a ser, pero se dio cuenta de que sólo los llevaría a una pelea. La comunicación entre ambos seguía siendo realmente miserable incluso después de pasar casi una semana completa en la misma casa y Seung Hyun no podía siquiera contar los momentos en los que tuvo que detenerse a sí mismo de hacer comentarios rudos.


—No,— Respondió, sonriendo. —No le dejaré toda mi arte y mis botellas a un adolescente y sus amigos.


—Olvidaste tu cama y tus condones— Francis le devolvió la sonrisa y Seung Hyun sintió que la cena regresaba a su boca. Sintió la urgencia de correr a su habitación y revisar que ningún condón faltase; no era como si realmente los usase. Tal vez sería mejor que Francis los tomare y les pusiere en uso si iba a follarse a alguien. Seung Hyun tenía suficientes problemas, no necesitaba un nieto igual.


—Aléjate de mi habitación, Francis— Dijo en un tono serio. —No quiero a ningún adolescente desnudo en mi cama.


—Tú podrías tener un poco de acción por tu cuenta, Seung Hyun— Francis mofó, su voz goteante de sarcasmo al pronunciar su nombre. —¿Y si tuviese una amiga realmente sexy, tetas grandes, buen culo y muslos gruesos? ¿Acaso no la quisieres desnuda sobre tu polla?


—Para,— Seung Hyun gruñó, cerrando los ojos. No sabía porqué el hecho de que su polla no hubiese siquiera reaccionado ante la imagen mental le molestó; no era como si estuviese hambriento de chicas de dieciocho años. —No tienes permitido decirle ese tipo de cosas a tu propio padre, ¿entiendes? Te guste o no, pero estás bajo mi custodia ahora así que me respetarás. ¿Quieres tener una fiesta? Entonces ten una fiesta. Pero yo no me iré de mi casa esta noche.


—¿Alguna vez fuíste joven?— Francis dijo en un tono molesto. —¿Cómo se verá que mi puto padre esté en la casa?


—Lenguaje, chico. Y no me importa como se verá. Puedes tener la fiesta conmigo aquí o no tenerla.


—Dios— Francis gruñó, alejándose del marco de la puerta. Su mirada fija en la sartén que Seung Hyun seguía sosteniendo. —Desearía que nunca hubieses metido tu pequeña polla en mi madre. Jodidos asiáticos, no pueden hacer nada bien. Tus huevos se están quemando, por cierto.


Seung Hyun no dijo nada a eso. En cambio, corrió hacia el lavaplatos para tirar la sartén caliente ahí. Quería responder, recordarle a Francis acerca de su amigo que resultó ser asiático igual, pero se mantuvo en silencio. Tal vez Ji Yong -¿por qué Seung Hyun recordaba su nombre?- sabía todo acerca de la vida de su hijo porque Francis pensó que era un idiota y no pensó que sería lo suficientemente inteligente como para contarle de eso a alguien. Al mirar detrás suyo, la puerta estaba vacía y no había rastro de Francis. Seung Hyun no lo escuchó salir pero incluso si lo hubiese hecho, no le hubiese importado. A penas lo había tenido ahí por cinco días, y Seung Hyun ya había tenido suficiente. No tenía idea de cómo sobreviviría otros veinticinco días más.


—Sacándome de mi propia maldita casa— Susurró para sí mismo, abriendo el refrigerador de nuevo encontrando por fin algo para comer. Los estantes estaban repletos de nada más que pizza fría y platillos pre-calentados. —¿Me quiere fuera? Entonces me iré.


No tenía pensado desaparecer por toda la noche, obviamente. Realmente no quería a nadie teniendo sexo en su cama o tomándose sus caros vinos los cuales le costaron la mitad de su mensualidad. La casa necesitaba comida y tenía la urgencia de comprar una buena comida italiana, al igual que un poco de tiempo a solas, lejos de otras personas. Y alcohol. Si tenía que pasar toda la noche con la casa llena de adolescentes, al menos tenía que quedar un poco ebrio. No era el mejor ejemplo de paternidad, pero decidió orar por lo mejor. Tal vez la noche sería calmada y se despertaría con la imagen de todos durmiendo en el sofá o en sacos para dormir en vez de estar recostados sobre su propio vómito.


—Tu ingenuidad será tu causa de muerte— Se dijo a sí mismo, suspirando. Después de pensarlo, estar un poco ebrio no era suficiente. Tal vez necesitaba ordenar toda la botella de un buen, viejo vino, reemplazaría a los que tenía en casa y se pondría tan ebrio que apenas y pudiere llamar a un taxi. Después recordó que el dueño de su favorito, acogedor restaurante, lo conocía lo suficiente como para realizar una llamada por él, y sonrió. La única desventaja de su plan es que al salir el sol de la mañana siguiente sería tan sólo un cuerpo más con cruda.


Tal vez su incapacidad para al menos tener un poco de diversión durante estos días era la prueba de que estaba quedando viejo. Tal vez no debería estar fuera comiendo en un vacío restaurante italiano y debió haberse quedado con su hijo. Estaba seguro de que podría ser el alma de la fiesta si lo intentaba lo suficiente, tal vez incluso mejor que el mismo Francis, ya que el chico parecía ser un gran imbécil que no le importaba nada más que embriagarse y conseguir un par de tetas. Seung Hyun lo despreciaba. No sabía si Francis sería diferente si su padre hubiese sido el que lo educare y le enseñare algunas cosas. No es como si fuese Seung Hyun el que mencionó haber tenido incontables amantes por los años. Estar rodeado de sexo y alcohol debió haber tenido algún impacto en Francis y Seung Hyun no podía culparlo por eso. Él simplemente no entendía porqué a la gente le gustaba pasar tiempo con él; porqué Ji Yong quería.


Seung Hyun no pudo sacar a Ji Yong de su mente ni por un segundo durante toda la semana pasada, desde su primera y última conversación el Domingo por la noche. Estuvo ocupado siendo un padre, siendo un arquitecto, siendo un jefe. El chico que conoció a través del Skype de Francis capturó su atención, no podría negar eso. Le fascinó lo fácil que se envolvió en la plática y lo directo que Ji Yong podía llegar a ser aun si hablaba con extraños. Estaba seguro de que había sido una clase de juego donde él era la obvia víctima y Francis y sus amigos jugaban con él, pero su teoría sólo duró un día o dos. Francis no mostró interés alguno en conocerlo más o aprender cualquier cosa de su padre para usarlo después en su contra. Al parecer Ji Yong simplemente había caído en la hora y lugar incorrecto -¿o tal vez correcto?-. También fue capaz de decir las cosas bien y empujar los límites de Seung Hyun un poco. Seung Hyun no se podía permitir ser controlado por otro maldito adolescente así que sacó a Ji Yong fuera de su mente. No tenía idea de porqué el chico volvió a entrar a su mente justo cuando iba a la mitad del camino lejos de su casa.


Sin embargo, le explicó el porqué realmente terminó ebrio.


El dueño del restaurante favorito de Seung Hyun, signore Pablo -como le gustaba llamarse a sí mismo frente a sus clientes- debió de haber notado que Seung Hyun estaba teniendo dificultades, porque sin siquiera darle tiempo a Seung Hyun de ordenar, le llevó una botella entera de vino rojo.


—¿Noche difícil?— Preguntó, inclinándose sobre la silla contraria. Lucía como un tío examinando a su sobrino acerca de la nueva chica en su vida. Seung Hyun sonrió agradecido, dando un sorbo de aquel glorioso líquido.


—Mes difícil,— Respondió. Estaba sorprendido de lo cansado que había sonado. —Mi hijo se quedará conmigo por treinta días.


—¿Tu hijo? No sabía que tenías hijos— Las cejas de Pablo se arquearon en confusión. Se conocían desde hacia unos cuantos años y aunque sonase lamentable, él era el extraño en el que Seung Hyun más confiaba. Hablaban de temas que estaban lejos de ser los temas usualmente tocados entre vendedor y cliente, pero Seung Hyun nunca antes había mencionado a Francis.


—No lo había visto en dieciocho años,— Admitió casi sin vergüenza. —Y resultó ser un dolor de cabeza.


—¿Así de malo?— Pablo cabeceó, con una mirada distante en su rostro. Seung Hyun de pronto recordó como siempre había anhelado tener hijos pero nunca había tenido la oportunidad, y se sintió como un imbécil quejándose de su hijo frente a él.


—No es tan malo,— Suspiró, tomando un gran sorbo de su copa de vino. —Simplemente no puedo encontrar una forma de llegar a él.


—Los adolescentes dan miedo, chico. No te desanimes sólo porque es difícil de entender— Pablo sonrió y rellenó la copa. Había un cierto toque de nostalgia en la forma en la que hablaba y Seung Hyun sintió su estómago revolverse. Debía haber alguna historia detrás de la perspectiva de Pablo hacia los adolescentes, pero no tuvo el valor de preguntarle. —¿Hay algo más molestándote?


—No lo sé, no lo creo. Simplemente me crucé con alguien a quien no puedo sacar de mi cabeza— Seung Hyun dijo, inseguro. Estaba agradecido por el cambio de tema, pero no estaba completamente convencido si compartir sus pensamientos acerca de Ji Yong con alguien más era una buena idea, sin siquiera haber encontrado las respuestas por sí mismo. Quería entender porqué el chico estaba tan dispuesto a hablar acerca de los pensamientos privados de Francis, especialmente con Seung Hyun, quien aparentemente era la mayor parte de ellos.


—Suena como si todavía estuviésemos hablando de tu hijo,— Rio Pablo, inclinándose de nuevo hacia la silla. —Toma mi consejo, chico. He vivido demasiado en este mundo como para saber que no hay comprensión sin comunicación. Para saber algo, debes descubrirlo primero— Cabeceó en dirección al vino que Seung Hyun sostenía en manos como si este tuviese las respuestas a todo. —Ve. Hazle frente a tu persona misteriosa. Préguntale cosas y ve qué pasa.


—No es tan sencillo,— Seung Hyun suspiró. No podía imaginarse teniendo una simple conversación acerca del clima con Ji Yong, y menos preguntándole acerca de algún tema importante. Ni siquiera sabría que decir. Todavía estaba en proceso de descubrir porqué este chico había tenido tanto impacto en él.


—¿Quién es ella, entonces?— Pablo preguntó, alzando sus cejas y el estómago de Seung Hyun se revolvió. ¿Enserio parecía que estaba hablando acerca de algún amor platónico?


—No es mujer, Pablo.


—Oh,— El otro hombre suspiró. —Nunca pensé que fueses ese tipo de persona, pero bueno, creo que todavía me falta aprender a leer a las personas en general. Tienes mi bendición, por cierto. Ve y habla con tu hombre. Pero no antes de otro trago, te traeré un poco.


Seung Hyun fue dejado solo, observando fijo la copa vacía en sus manos. No sabía porqué no dijo nada a las cosas sin sentido que Pablo asumió, porqué no protestó y aclaró que no estaba tratando de meterse en ninguna relación de cualquier tipo. Porque sería complicado explicar de todos modos; explicar acerca de quién era Ji Yong y de dónde lo había conocido. Ji Yong era problemático. Estaba haciendo la vida de Seung Hyun problemática. Mientras pensaba en eso, Pablo le dio otra botella y tomó su órden, era mejor si todos pensaban que estaba enamorado de alguien. Era más socialmente correcto que estar fascinado por un adolescente.


Un muy inteligente chico, Seung Hyun pensó, y se ahogó en más alcohol. Su misión de quedar ebrio iba a ser un logro.


Llegó a casa más tarde de lo que planeaba. Era de nuevo, casi medianoche cuando salió casi arrastrándose del taxi y se detuvo en la acera para detener sus náuseas. Podía ver las luces prendidas en su apartamento y le tomó un tiempo recordar que debía estar supuestamente ahí para vigilar a su rebelde hijo y a sus amigos. Suspiró, sintiéndose aun más enfermo que antes. Realmente esperaba que Francis hubiese sido lo suficientemente astuto como para no contarle a su madre que Seung Hyun no estaba ahí. Ambos estarían jodidos; si él, ya estaba juzgando por el alto volumen de la música, no podía imaginar a los vecinos. Se felicitó a sí mismo por tener tan buena relación con sus vecinos y se movió, intentando permanecer parado.


—Joder,— Murmuró, abriendo la puerta de su apartamento y entrando lentamente en él. El sonido de las risas y gritos, casi inaudible por el fuerte sonido de alguna desconocida y moderna canción le pegó, y sintió que se iba a desmayar. —Voy a matarlo.


—Ya está muerto— Una voz sonó a su derecha, viniendo de la entrada de la cocina. Seung Hyun pegó un brinco y se volteó, tratando de calmar su corazón y su estómago. Realmente odiaba las sorpresas y básicamente todo lo impredecible. Miró directamente al par de ojos cafés, brillosos, notando que estaban llenos de emoción y probablemente conteniendo una risa. —Creo que está tan cerca de perder la consciencia gracias a todo el alcohol que tomó justo como su padre en este momento.


—¿Qué haces aquí?— Seung Hyun preguntó tontamente y Ji Yong le sonrió, dando un paso atrás dejando que entrase en la cocina. Seung Hyun notó que el calor debía estar algo alto cuando al rozar su hombro contra el de Ji Yong una oleada de calor le recorrió.


—No me decepciones, Seung Hyun. Tienes que ser más listo que Francis, al menos un poco. Él me invitó, obviamente— El chico respondió, siguiéndolo por el apartamento.


Seung Hyun intentó no mirarlo cuando sirvió agua en la tetera. Estaba demasiado ebrio como para lidiar con el extraño sentimiento de ver a Ji Yong en persona, especialmente, ya que lucía muy diferente a lo que había visto en la pantalla de la laptop de Francis. Su cabello no era naturalmente rubio, tenía que ser por tinte, los tatuajes fueron algo que Seung Hyun no notó la primera vez y el aro plateado en su labio inferior no era algo que esperaba ver. No lucía de su edad, eso era seguro. O no luciría de su edad si no fuese tan delgado, como si no hubiese comido en días; y Seung Hyun se odió a sí mismo por notar la forma en la que sus pantalones resaltaban sus delgados muslos.


—Si crees que mi hijo es un idiota, entonces considera que tuvo que haber sacado eso de alguien más. Seguro de mí— Comentó con amargura. Ji Yong se rio, y sonó tan contagioso que Seung Hyun no pudo evitar sonreír. Se sentía como si estuviesen teniendo dos conversaciones al mismo tiempo – la que en realidad estaba sucediendo y la que mantenían en sus cabezas donde ambos aceptaban lo tonto que era Francis. Seung Hyun sabía que no debía pensar así de su propio hijo, lo sabía. Simplemente no podía evitarlo y Ji Yong parecía entenderlo. Segundos después, la sonrisa se había ido, y el chico ya estaba sentado sobre el mostrador y moviendo sus piernas como un niño. Estaba lo suficientemente cerca de Seung Hyun como para poder oler su perfume, una rara mezcla entre algo fuerte y algo cercano al aroma del lirio. Le hizo sentirse tan mareado que no pudo alejarse y tan sólo pudo sujetarse con más fuerza de los bordes del mostrador para evitar caerse.


Habían miles de cosas mejores que hacer en ese momento mientras el agua seguía hirviendo. Debería ir a comprobar que Francis estuviese bien o desmayado en algún lugar en el piso. Debería ir a revisar cuántas personas desconocidas seguían en la casa, si había algo roto, si su vino seguía en las repisas donde lo mantenía. Y la más importante de todas, debería simplemente ignorar el té e irse directamente a la cama para dormir un poco y recuperarse. De todas esas cosas, no hizo ninguna y no se movió ni un centímetro de donde estaba a un lado de Ji Yong, permitiéndole rozar su muslo con su miembro con cada pequeña patada de su delgada pierna.


—Quiero creer que tu polla no tiene nada que ver con tu carácter de idiota— Ji Yong dijo quedo. Seung Hyun pudo verlo mirando su polla y sintió que se coloraba. ¿Qué pasaba con este chico; acaso no tenía un poco de "embriagarse y tetas" con lo que ocuparse?


—¿Siempre hablas acerca de las pollas de los padres de tus amigos o me debería sentir halagado?— Preguntó con ironía, mirando de reojo al chico.


—Usualmente no lo hago, así que puedes sentirte halagado si quieres— Ji Yong sonrió con dulzura y mordió su labio. Seung Hyun no podía decidir entre si lucía de veinticinco o de quince. —Pero debe ser porque no quiero que los otros padres de mis amigos me follen.


Agua caliente se derramó sobre el mostrador y comenzó a gotear mientras Seung Hyun permanecía ahí, congelado, intentando recordar como respirar. Mientras finalmente lograba exhalar el aire que estaba atrapado en sus pulmones, este salió tembloroso e inestable. Ji Yong seguía sentado a un lado suyo, rozando su muslo, y probablemente todavía sonriendo como si no hubiese dicho que quería tener sexo con Seung Hyun. Y tal vez estaba demasiado ebrio, o tal vez simplemente era Ji Yong, pero Seung Hyun sabía que el chico estaba sólo ebrio, él igual estaba muy cerca de perder el control. No había sangre en su cerebro, toda se había ido entre sus piernas, no quedaba fuerza en sus músculos para mover o alejar a Ji Yong. Lo único que pudo hacer fue presionar sus caderas contra el mostrador para detenerse a sí mismo de que las palabras de Ji Yong le afectasen. La dura, de madera alacena no ayudó mucho.


—Vete, Ji Yong,— Seung Hyun suspiró débil. El nombre se sentía extraño en su lengua. —Ve con tus amigos, por eso estás aquí. Sólo no tomes más porque pierdes la habilidad de controlar lo que dices.


—No lo hice— Ji Yong respondió en un tono irritado, pero saltó al piso y Seung Hyun lo llamó un logro. Rezó mucho para que lo dejare solo y pudiere recolectar sus piezas de nuevo, pero nunca era tan afortunado. Ji Yong se acercó aun más a él, invadiendo su espacio personal y presionando su cuerpo contra Seung Hyun con una mano sobre su espalda. —Quiero que me folles, Seung Hyun. Quiero tu polla en mi culo. Tu boca contra la mía. ¿No me quieres castigar por se un chico malo, papi?


Seung Hyun gruñó, sujetándose del borde de la mesa tan fuerte que sus nudillos se pintaron de blanco. Se las arregló para pedirle a Ji Yong una vez más que lo dejare solo, antes de que se perdiere en la imagen mental pintada en su cabeza por el chico y el sentimiento en su estómago se volvió tan violento que pensó que se correría ahí mismo. Se presionó aun más contra el mostrador y un suave gemido se escapó de sus labios. Era sólo el alcohol, se dijo a sí mismo. El alcohol en la sangre de Ji Yong y en la suya, haciendo a ambos irresponsables e inapropiados. No era como si desease al chico. Hacia una hora o dos se estaba riendo mentalmente ante la loca idea de tener un amor platónico en él y ese tipo de pensamientos no cambian en tan poco tiempo.


Estaba demasiado distraído con el dolor en su ingle y el desastre en su cabeza, dejo el suelo y el mostrador mojados por el agua caliente y salió corriendo de la cocina, intentando llegar a su habitación lo más pronto posible; si quisiese ser honesto, preferiría volver en el tiempo y nunca haber vuelto del restaurante. Que se jodan las responsabilidades y los malditos adolescentes. Desmayarse con su rostro sobre un plato de espagueti sonaba mejor que estar ahí ahora. Especialmente cuando giró por la esquina y se encontró con un grupo de adolescentes en su sala.


Primero que nada, todos estaban ebrios. Incluso el idiota más grande podría decirlo, viendo la forma inestable en la que se sentaban en el el sofá y como cabeceaban de un lado a otro. Segunda, habían dos chicos bailando juntos y Seung Hyun se encontró mirándolos lo suficiente como para notar que Ji Yong era –obviamente– uno de ellos. Se quedo y miró como movía las caderas al ritmo de la música, su culo claramente se frotaba contra un rubio detrás de él. Había una mano ajena sobre el estómago expuesto de Ji Yong, unos dedos jugaban con los bordes de su pantalón, unas uñas arañaban su piel. La cabeza de Ji Yong estaba tirada hacia atrás sobre el hombro del chico y mordía nuevamente su labio, perdido en la sensación. Seung Hyun sintió que se ponía aun más duro y tragó con fuerza, lentamente se quitó de ahí saliendo de la sala.


Ji Yong cruzó con su mirada cuando ya estaba en el pasillo. Su tan conocida sonrisa apareció en sus labios antes de que Seung Hyun captase lo que estaba pasando, los largos dedos de Ji Yong rodeaban la cintura del chico desconocido, presionándolo contra sí mismo y sacudiendo su cadera hacia arriba con una expresión de placer.


Santa mierda, pensó Seung Hyun. Tenía que correr.


Sólo que no podía correr de Ji Yong y a penas tocó el colchón de su cama y escuchó la puerta abrirse, sabía que era inevitable. No tenía que abrir sus ojos para saber quien estaba parado frente de su cama e incluso si lo olvidare, la queda risilla le recordaba la presencia de Ji Yong en su lugar más privado en toda la casa. Él era hetero, por el amor a Dios. ¿Por qué estaba pasando eso?


—No le pusiste seguro a la puerta, papá— Ji Yong dijo silencioso en la oscuridad. Seung Hyun cerró con más fuerza sus párpados y giró su cabeza evitando que Ji Yong le viese. Estaba sufriendo, tanto mentalmente como físicamente y sabía que era notable en su rostro. —Se miraba casi como una invitación.


—Vete,— Susurró. —Por favor, sólo déjame solo.


—No pienso hacerlo— Ji Yong respondió inmediatamente. La cama se hundió debajo de su peso mientras se subía encima, sus manos buscando a Seung Hyun casi inmediatamente. Seung Hyun intentó retener el temblor que recorrió su espina dorsal mientras las uñas cortas le arañaban sus muslos, pero falló miserablemente y en vez, inhaló bruscamente, provocando un temblor en sus extremidades. No estaba seguro de la razón. ¿Miedo? ¿Anticipación? ¿Lujuría? ¿O tal vez todas juntas?


—Eres demasiado joven, Ji Yong. Eres el amigo de mi hijo. Vuelve con el chico con el que bailabas— Rogó, mientras Ji Yong tomaba el borde de sus pantalones y los deslizaba por su cadera. Abrió sus ojos por un segundo, para notar como Ji Yong ya estaba desnudo, su clara, tatuada tez contrastando con las oscuras prendas de Seung Hyun. —Por favor, no quiero apartarte.


—Entonces no lo hagas— Ji Yong dijo. Los pantalones de Seung Hyun se atoraron con el elástico de su ropa interior y todo bajó hasta sus rodillas. Antes de que supiese, Ji Yong se movió en la cama para deshacerse del resto de su ropa, casi rompiendo su camisa.


Oh, Dios. Estaba desnudo. Ambos estaban desnudos; y Ji Yong estaba duro.


—Está bien, Seung Hyun— Ji Yong susurró en su oído, presionando su pecho desnudo contra el de Seung Hyun, sus dedos pasando sobre sus pezones. Se sacudió con brusquedad al sentir al chico lamer el camino de su garganta hasta el sensible punto detrás de su oreja. —Tengo diecinueve. Soy un adulto. E igual tú no tienes que hacer nada. Sólo disfútame. Por favor.


Seung Hyun le miró con los ojos abiertos como platos cuando Ji Yong se volvió a mover, tocándolo en todos lados. Acunó su rostro con ambas manos, su pulgar se movía sobre la línea de su mandíbula y sus labios resecos, solamente para bajar más, hacia su garganta y manzana de Adán. Pasó una de sus delgadas piernas sobre la cintura de Seung Hyun y su erección se rozó contra el muslo de Seung Hyun, Seung Hyun notó ridículamente que sus piernas estaban depiladas. Dos tatuajes decoraban su hermosa piel en el frente de sus muslos.


Inhala. Exhala. Respira, Seung Hyun.


—Me preparé antes— Ji Yong murmuró, inclinándose para dejar un beso sobre el corazón de Seung Hyun. —Sabía que me deseabas. Desde la primera noche, cuando me hablabas, podía verlo en tus ojos. Me mirabas como si no hubieses comido en días y yo fuese el postre más delicioso del mundo. Francis dijo que lucías como un maldito modelo, pero nunca pensé que tuviese tanta razón.


—No...— Seung Hyun empezó, pero la oración se quedo atorada en su garganta cuando sintió la cabeza de su polla deslizándose dentro de Ji Yong. —Oh, Dios, sólo no hables de él.


—Lo siento, papi— Ji Yong rio quedo. Sus manos se apoyaron sobre el pecho de Seung Hyun, sus dedos rodeaban sus pezones, haciéndolo gemir. —Mira como tu chico te puede tomar todo.


Sus movimientos eran lentos pero estables y Seung Hyun no podía hacer más que gruñir y presionar con más fuerza su mejilla contra la almohada cuando sintió su polla hundirse por completo dentro de Ji Yong. Era tan estrecho y cálido que la cabeza de Seung Hyun daba vueltas y tuvo que usar lo único de cerebro que le quedaba para no levantar sus manos del colchón. No pudo evitar mirar la forma en la que Ji Yong extendió aun más sus piernas para tomarlo todo y lo hermoso que se veía cuando estuvo hasta el fondo y jadeó.


No era el mejor momento para ponerse a pensar en eso, pero Seung Hyun de pronto se dio cuenta de lo que estaba pasando. Estaba ahí, con Ji Yong, y en verdad estaban follando a media fiesta de Francis. Realmente había caído en lo más bajo si estaba follándose a un chico de diecinueve años y lo peor, era que lo estaba disfrutando más de lo que había pensado. ¿Cómo había terminado en este desastre?


—Eres tan grande— Ji Yong gimió encima suyo. —Me estás desgarrando y duele demasiado. Dios, amo cuando duele.


—Ji Yong, por favor— Seung Hyun dijo en una voz temblorosa, no sabiendo realmente que era lo que pedía; una liberación o que aquel demonio encarnado desapareciere y lo dejare solo de nuevo en su pacífica vida. Pero después Ji Yong por fin se movió, ondeando su cadera y levantándose casi por completo, tan sólo para dejarse caer de nuevo sobre su polla, y Seung Hyun olvidó su propio nombre. Sólo podía sentir y experimentar, observar su polla deslizarse dentro del cuerpo de Ji Yong y salir de él, rápido y profundo mientras Ji Yong encontraba su ritmo y comenzaba a rebotar en su regazo; cada movimiento acompañado de un gemido, un jadeo; o un grito cuando Seung Hyun se sacudió y dio justo en su próstata.


—Tócame, papi, Seung Hyun, por favor— Ji Yong gimoteó, parándose en seco con una notoria expresión irritada en su rostro. Seung Hyun lo miró fijamente, en sus inútiles intentos de salir de sí mismo, y un sentimiento desconocido lo atravesó como una flecha, justo en el corazón. Si estaba permitiendo que esto pasase, entonces quería hacer que Ji Yong lo disfrutare igual. Quería que su niño se corriere para él.


Ji Yong tembló y tiró su cabeza hacia atrás en una forma tan preciosa cuando Seung Hyun tomó su miembro, y lo apretó con fuerza. Confiando en sus instintos en vez de su conocimiento, Seung Hyun comenzó a bombearlo de forma lenta, admirando la forma en la que se retorcía sobre él, como se estremecía y gemía.


Ji Yong era precioso. Era la definición de belleza. Especialmente cuando las lágrimas de placer goteaban de sus ojos, manchando su delineador, sus mejillas rojizas por el esfuerzo de mantenerse en esa posición y su polla entre sus cuerpos, firme y dura en el fuerte agarre de Seung Hyun. Seung Hyun no quería nunca olvidar eso. Apretó con más fuerza, presionó su pulgar en la punta de la cabeza, justo como le gustaba a él, sujetó con firmeza la cadera de Ji Yong para empujarlo hacia abajo con rudeza. Ji Yong se acomodó sin objeciones, temblando sobre él y gruñendo en deleite.


—¿Me deseabas?— Seung Hyun jadeó, empujando su pelvis hacia arriba. —¿Querías que te follara? ¿Eso es lo que querías?


—Sí— Ji Yong dejó salir un gemido ahogado cuando golpeó de nuevo su próstata.


—Entonces se un buen chico y córrete.


Seung Hyun sintió a Ji Yong temblar en su regazo y soltó su erección para poder tomar su cadera con ambas manos y guiar sus movimientos. Se empujó dentro una vez, se empujó dentro por segunda vez, observando como Ji Yong envolvía su diestra alrededor de su polla para bombearse con rapidez, y después el chico se estaba corriendo en ambos pechos con el nombre de Seung Hyun en sus labios. Contrajo sus músculos alrededor de la polla de Seung Hyun de la forma más deliciosa posible, y aunque Seung Hyun sabía que lastimaría al chico, siguió jodiéndolo, siguió presionando en el estrecho espacio entre sus piernas, arrancándole un gimoteo de dolor tras otro, antes de que pudiere encontrar su propia liberación. Penetró duro, más duro que antes, tan duro que no sabía como sería capaz de salir de Ji Yong y se quedó así, corriéndose en su interior y haciendo al chico retorcerse de nuevo por el incómodo sentimiento de ser llenado.


Sólo cuando se movió de nuevo, tratando de empujar un poco más, tan sólo para probar al chico, Ji Yong chilló y lo tomó de la muñeca, casi adolorido.


—Para, ya no puedo. Por favor.


—Shh, no te muevas— Seung Hyun susurró, todo su enojo y lujuría se había ido. Había vuelto a todos sus sentidos y notó los lentos e inseguros movimientos del cuerpo de Ji Yong mientras intentaba quitarse de encima de él y falló, casi estrellándose contra su pecho. —Quédate quieto, joder— Repitió. Tan cuidadoso como pudo, se deslizó fuera de él, haciendo a Ji Yong gemir una vez más. —Bien. Fuiste realmente bueno.


—Sabía que te encantaría— El chico rio, descansando su rostro en el hueco del cuello de Seung Hyun. No tuvo el corazón para apartarlo o decirle que se marchare antes de que alguien los encontrare de esa forma, así que gentilmente lo recostó a un lado suyo, deslizando su mano hacia su cintura. La cama era un desastre, los muslos de Ji Yong estaban sucios por el semen de Seung Hyun y el cuarto olía a sexo, pero Seung Hyun decidió ignorarlo por ahora y tan sólo disfrutó el tener al pequeño y delgado cuerpo demasiado cerca al suyo. Nunca pensó que lo hiciese, tan acostumbrado a dormir solo, pero esa noche ya había sido demasiado loca. Tal vez debería dejar que Ji Yong se quedare, por razones que siquiera pudo nombrar incluso si quiso.


—¿Estarás aquí en la mañana si nos quedamos dormidos?— Preguntó, no sabiendo que respuesta le agradaría más. Ji Yong sonrió y bufó.


—No,— Respondió. —Pero estoy aquí ahora así que puedes abrazarme si quieres.


Sin poder decir que no, Seung Hyun rodeó el cálido y tembloroso cuerpo con ambos brazos.


Estaba jodido.


 


 

Notas finales:

Realmente amo esta historia así que les tenía que traer otro capítulo, ah. Espero les haya gustado este capítulo tan uy, y vayan preparando sus lágrimas. (?)


Nos leemos pronto~. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).