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The Perfect Present por Himiko Hirisashi

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Notas del capitulo:

Tengo el raro presentimiento que pasaré con este fic un buen rato xD No, desde ahora mejor empiezo mi fic de Navidad en noviembre y así lo termino a tiempo xD mientras tanto creo que es positivo el que siga escribiendo decidida a terminar y mi siguiente proyecto será terminar el de “Quiero perder la virginidad contigo, otra vez”

Señoritas bellas mil gracias por todo su apoyo y espero les guste este penúltimo pedacito de amor de este fic!

Novena llamada perdida y Tetsuya estaba completamente rojo de furia al saber que Yashiro era el único con celular y no se dignaba a contestar; su cerebro maquinaba a mil por segundo todos los lugares en los que sus tres hermanos podrían estar y las hectáreas que abarcaba aquel enorme comercial.  A él le tocaba la zona central, mientras que Chiaki revisaba el ala norte, su novia Masafumi el área sur, Tsubaki el área este y finalmente Isaka Isanami miraba el área sur.  Y aún así sabía que no eran suficientes para buscar en todo aquel perímetro.

Sus ojos violetas se opacaron sabiendo que tenía totalmente la culpa del caos que estaba pasando.  Abrió su teléfono y contempló el número de Ootori y luego el de Koushuu, se preguntó por enésima vez si debía llamarlos, pues habían transcurrido quince minutos sin éxito alguno por parte de los cinco amigos y el nerviosismo comenzaba a carcomerle el estómago.  Habían acordado mencionarle a la seguridad del Centro Comercial; sin embargo la respuesta que les habían dado era totalmente desconcertante…

—Tch— ¡Había una lista de niños perdidos!, ¡una jodida lista!.  Tetsuya hubiese golpeado al oficial al colocar a sus hermanos menores de último en aquella estúpida hoja de papel y estaba seguro que de no ser por Isanami quien lo detuvo a tiempo, se hubiera quedado en ese pequeño salón de seguridad del Comercial.  Aunado a ello sabía que la hija de Isaka tenía razón, no podía golpear al oficial solo por impulso y además cuando los perdidos no eran cualquier persona.  Los gemelos  y Yashiro eran hijos de uno de los más famosos premios Nobel de Japón y del Rector de la tercera universidad más prestigiosa a nivel mundial.  Si los llamaban por el altavoz serían fácilmente reconocidos y la noticia de la desaparición de ellos llegaría seguramente muy lejos.  Tetsuya tragó en seco mientras pensaba en todas las posibilidades que podría pasar si alguien secuestrase a uno de sus hermanos por pura recompensa.  Su respiración se volvió errática y supo que no podía hacer más que llamar a las personas que más amaba y más temía en ese momento.

—Kou— fue lo primero que dijo Tetsuya al escuchar a su hermano mayor al teléfono.

—Tetsuya, ¿qué tal?, ¿te contó Ootori que fui con la abuela? Ya casi ter…—de pronto dejó de hablar al notar que el moreno parecía contenerse de llanto al otro lado de la línea

—Yo…lo siento— dijo en un susurro que hizo a Koushuu palidecer.

—¿Qué pasó?—

—Los gemelos, se perdieron en Aeon Laketown—

—… voy para allá—Koushuu agarró su regalo terminado y sin despedirse de sus abuelos empezó a caminar hacia el deportivo rojo.  Volvió a recibir una llamada que hizo fijar su vista achocolatada en aquel teléfono y que le hizo tragar en seco; respiró profundo y fingió su mejor voz de tranquilidad y rezó porque los más consentidos de su casa estuvieran a salvo.  —Gusto de oírte, mamá…—

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En cuanto tuvo la oportunidad de sentarse, Kuroh arrojó las más de diez bolsas que venía cargando desde que decidió acompañar a Yashiro de compras, y lo único que había conseguido era un seguro regaño de su madre, un inmenso dolor de espalda y probablemente sordera pues su novio seguía chillando el no tener regalo para su mamá; era allí cuando volteaba a ver el aglomerado de bolsas en el suelo con toda la comida y cosas para ambos que a Yashiro se le había ocurrido comprar en el camino.

—¿Y ahora qué?— el pelinegro comenzó a sobarse las manos rojas con marcas de las bolsas  cargadas que le estaban ahora produciendo ardor.

—¡Probaré con el suicidio!—

—Adelante, yo me quedo descansando aquí—

—¡Kuroooohhhh!—

—¡¿qué?!... Espera— Kuroh dejó a un lado a su novio que seguía llorando para ver su teléfono celular y el número que lo estaba llamando. —¿Diga?—

—Kuroh, ¿está Yashiro contigo?— la voz de Tetsuya sonaba agitada

—Sí, sí está conmigo—

—¡Bien! ¡dile al idiota que lo mataré en cuanto lo vea?—

—Permíteme— Despegó levemente el teléfono de su oreja y volteó a ver  a Yashiro llorando…—Amor, ya no te tienes que preocupar por el suicidio, tu hermano te va a matar— volteó de nuevo al celular cuando corroboró que Yashiro comenzaba a buscar el suyo entre todas las bolsas que tenían —Listo Tetsuya—

—Gracias, ahora necesito tu ayuda y la de él… los gemelos no están—  Kuroh abrió sus ojos de golpe mientras escuchaba a Tetsuya y sus explicaciones; por un segundo pasó por su mente el que su pequeña hermana de ojos verdes y cabello castaño idéntica a su mamá se perdiera; Kuroh tragó en seco y se levantó de la banca en la que estaba para agarrar las bolsas y la mano de Yashiro para así comenzar a buscar en todos los lugares que le fuera factible que dos pequeños de once años estuvieran perdidos.

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—Ya va hora y media desde que los conejos se perdieron, los policías hacen lo que pueden sin dar a conocer por altavoz u otro medio que se trata de la familia Usami; necesitamos ayuda, Tsubaki… ,¿estás segura que no los llamamos? Tus primos podrían ser de gran ayuda—

—Yo… déjame pensarlo cinco minutos nee?— respondió Kusama Tsubaki sintiéndose algo culpable al dudar de llamar a sus primos.

—¿Esto es por Ootori?— preguntó Isanami que sabía los sentimientos de su mejor amiga hacia uno de los mellizos Usami y la constante lucha entre ella y su prima Takahashi Nanami por llamar la atención del peligris.

—Para ti es fácil decirlo, se nota a leguas que le gustas a Koushuu, y siendo la heredera de Marukawa Shoten y él el heredero de las industrias de Usami Fuyuhiko tienes ya la vida perfecta—

—Tsubaki… Nanami es muy bonita pero no creo que Ootori se interese por ella, llámala para que nos ayude con los gemelos—

—Hablamos luego, Isanami—  Tsubaki suspiró mientras seguía caminando y viendo fijamente su teléfono.

En realidad sus primos jamás le habían caído bien del todo.  De pequeña recordaba que su tío Takahiro siempre le gritaba a su mamá Misaki que dejara a su papá; poco más tarde comprendió que la razón de tanta pelea entre los hermanos Takahashi era porque sus padres eran ambos hombres y su tío era homofóbico.  Y, aunque las cosas se hubieran calmado sus primos siempre la trataban con inferioridad y podía perjurar que Nanami era igual o más soberbia que su tía; pero si se hablaba de la familia Usami, Takahiro parecía llevarse bien con Usami Akihiko por lo que no era raro ver a la hija de Takahiro estar detrás de Usami Ootori todo el tiempo; y ella, le bastaba con ver a Ootori desde la distancia.

Sus pasos se detuvieron en frente de una tienda de farmacéuticos.  Entró sin pensarlo y compró un par de pastillas infantiles para aliviar la tensión muscular provocada por sometimiento a emociones fuertes, justo como lo que tendrían los pequeños cuando los encontraran.  Sonrió al ver que el medicamento estaba avalado por el hospital pediátrico de su papá; ahora que lo recordaba su papá le había dicho más de alguna vez que uno de sus mayores defectos era ser egoísta con lo que consideraba suyo; por eso había tenido pequeños problemas con Usami Akihiko aunque también por ello había sabido proteger a su mamá de Takahiro, y ahora que lo pensaba ella era igual que él en ese aspecto pues a como diera lugar encontraría a esos pequeños para demostrarle a Ootori lo valiosa que podía ser.

Pagó la cuenta y con sus ojos azules brillando de determinación salió corriendo de la farmacéutica, abriendo la puerta y golpeando inmediatamente a alguien…justamente a la última persona que hubiera querido golpear…

—¡Ootori!— la castaña se inclinó lo más rápido que pudo y sus mejillas se tiñeron intensamente de rojo a causa de la vergüenza que estaba pasando pues la frente de Ootori comenzaba a ponerse levemente morada y su respingada nariz, idéntica a la de Hiroki, comenzaba a sangrar levemente.

—Hola, Tsubaki— saludó cortésmente el peligris mientras veía a la chica sacar pañuelos y pomada de su bolsa para detenerle el sangrado y el dolor que se comenzaba a formar en su frente.

—¡Perdón!— le ofreció un pañuelo que inmediatamente Ootori agarró y luego le colocó una pequeña pomada en el moretón en su frente. —Yo… no me di cuenta— Ootori solo alcanzó a reírse levemente, la chica estaba completamente roja y casi igualaba a pañuelo con el cual contenía el leve sangrado.

—No te preocupes, veo que siempre traes botiquín de primeros auxilios—

—¿Cómo sabes que siempre lo llevo conmigo?—

—Fácil, tus bolsas suelen ser grandes además para el cumpleaños de Ayase donde él se afiebró tú tenías termómetro y pastillas justamente para infantes— “Detallista” fue la primera palabra que cruzó por la mente de Tsubaki al escucharlo.

—Sí, me gusta estar preparada además, todas son medicinas del hospital de mi papá; incluso llevo uno de los mangas de mamá, así… así, es una forma de llevar a mis padres conmigo— De pronto sus ojos azules se abrieron de par en par y sin decir palabra alguna agarró a Ootori de la mano para levantarlo del suelo y empezar a correr en dirección a uno de los mapas virtuales del centro comercial. 

—Oye, ¿Tsubaki?—

—Sex Shop— mencionó en voz alta sin importarle lo que Ootori pensara e inmediatamente el mapa virtual le mostró la única Sex Shop del lugar.  —Ala Este, perfecto— Dijo para sus adentros y deslizó el dedo por la pantalla dando con el lugar que necesitaba.—Corre… ¡corre!— Ootori quedó boquiabierto ante lo que ella decía y cuando la vio correr decidida comenzó a correr en su dirección, lo cual le fue algo complicado por la aglomeración de gente ya que ella con contextura fina lograba pasar ágilmente entre las personas mientras él a penas y podía; sin embargo el ser tan alto como su padre le ayudó a no perderá de vista y llegar hasta el local que buscaba. 

—Arita´s Books— La chica se detuvo para recuperar el aliento y Ootori entendió a qué se refería la chica con su mirada azulina viendo hacia dentro de la enorme librería por lo que el peligris no dudó en entrar y buscar entre toda las enormes filas de libros hasta dar con la sección infantil.  Allí, en una esquina un pequeñito de ojos chocolate se aferraba a un libro mientras lloraba quedito.  Ootori por fin pudo respirar en paz desde que Tetsuya lo había llamado.

—Aki— se hincó hasta él y suavemente susurró su nombre haciendo que el aludido inmediatamente levantara la cara, soltara el libro y se abalanzara a sus brazos para, ahora sí, llorar muchísimo más fuerte. —Ya pasó— fue lo único que Ootori dijo mientras abrazaba a su hermanito con más fuerza y se volteaba para ver a Tsubaki recogiendo el libro que Akihiro tenía en sus manos.

—Perfecto— susurró Tsubaki viendo el libro con ternura.

—¿Cómo lo supiste?—

—En el hospital de papá muchos niños deben quedarse por operaciones, y con mamá hemos notado que siempre tienen algo que les recuerde  a sus padres, esa costumbre aún la tengo con la medicina de papá y los mangas de mamá que siempre llevo en mi bolsa… supuse que los gemelos buscarían algo que les recordara a sus papás—

—“Ahora lo sé, soy feliz”— leyó el título del cuento que Tsubaki cargaba en sus manos el cual era uno de los tantos cuentos que Akihiko había publicado especialmente para sus hijos.  —Tsubaki, gracias—

—¡¡Etto!!¡No…no hay de qué!,¡¿sabes?! hay que decirle a los otros, ¡yo… yo los llamo!—Tsubaki quedó completamente roja ante aquellas palabras de su amor platónico quien solo atino a reírse levemente

—Espera, mi teléfono— le interrumpió Ootori mientras veía la llamada de Koushuu —Kou, ya tengo a Akihiro—

—¡En serio!, ¡ahora dirígete al ala central!... Encontramos a Hirohiko…— Ootori quedó extrañado que su hermano mayor le hubiera cortado tan pronto la llamada por lo que le avisó a Tsubaki y juntos se dirigieron al centro.

Mientras sus pasos se dirigían a aquel lugar tanto Ootori como Tsubaki comenzaron a observar que la gente se aglomeraba y miraban hacia arriba justamente donde se encontraba el gigante árbol de Navidad que adornaba de pies a cabeza el centro comercial; poco tardó en ver a sus tres hermanos y sus amigos que miraban consternadamente hacia arriba.  Ootori miró inevitablemente hacia donde toda la gente estaba observando con temor y sus ojos chocolate se abrieron de par en par —Hiro-hiko…—  Y en cuanto sus labios pronunciaron aquel nombre, Akihiro dejó de llorar para voltear a ver a su hermano y luego hacia donde éste estaba viendo…

—¡Hiroooo!— aquel chillido de Aki se oyó en todo el lugar haciendo que Hiro se volteara a ver y la punta del árbol en donde se encontrara se agitara levemente haciendo que la gente se asustará y Hiro comenzará a llorar al ver la carita preocupada de su hermano y su imposibilidad de bajar de los quince metros en donde se encontraba y el miedo de que en cualquier momento pudiera caerse; tragó en seco y sus manitas algo rojas y lastimadas por el árbol sintético se aferraron a este esperando que un milagro ocurriese para bajar de aquel alto lugar mientras una persona pasaba por su mente

—Mamá…—

 

Notas finales:

Bien, siento haber tardado pero ahora sí ya solo queda el último cap n.n  Ya se acerca San Valentín xD creo que publicaré ese especial en marzo xD y el cumpleaños de Akihiko el 3 de marzo tal vez salga para mi cumple el 24 O.o ok ok mejor me pongo a escribir ya…

Gracias mis Hirohiko fans por estar aquí conmigo en este fanfic Navideño en febrero!!!

Las hiper amo y esperen más de Hirohiko que de poqui a poqui actualizo

Las amoooo!!!


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