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Enseñanzas emocionales por Soy AntiCoral

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Notas del capitulo:

«Haikyuu no me pertenece, sólo juego un poco con los personajes de Furudate Haruichi».

 

«Se publicará de manera mensual. Cada día 30 del mes».

Curiosidad

 

 

Hinata obedeció. No existía ninguna clase de acción prescrita o establecida en su sistema respecto a derramar fluidos desde sus ¿ojos? Entonces tampoco debería existir tal orden, aun así su deber es seguirla tal cual. Sus manos dejaron de temblar, su memoria bloqueo el recuerdo que tanto le afecto y tenía frente suyo a un pelirrojo que lucía enfermo, a punto de caer desmayado ahí o eso le decían sus lecturas.

—Bien, no vuelvas hacer eso aquí —sentenció acomodando su saco—. Nunca en lugares concurridos por ustedes dos o con gente conocida. Claro, que pueden hacerlo en lugares que no los conozcan.

El robot miró el dedo que lo señalaba, Satori deseo no haber salido de su cama por una desgraciada dona nada rica y rancia, ni le quitó el puto hambre. No debía gastarse esa cajetilla de cigarros, le duraban todo el mes, en esos momentos quería acabárselos ahora mismo. Tronó la lengua y siguió su camino, por dos razones; la primera porque ninguna de las dos personas parecía reaccionar y segundo porque sí, no había necesidad de tener razones sólo para largarse a la vil mierda si lo deseaba.

 

 

 

 

—¿Qué sucedió qué? —preguntó Yamaguchi con una expresión de terror y alarma, dejó al fin de mirar a la tableta. Fue la primera vez en el día que le ofrecía su atención al pelirrojo, no quería admitir que estaba siendo un poco infantil al enfadarse con Hinata por ocultar sus recientes emociones, él también fue así al principio, pero creía que el otro ocultaba más… Aunque eran sólo suposiciones suyas. Como cualquier suceso desde hace años…

—Tal como escuchó —continuó.

El pecoso no podía salir de su asombro, el relato del chico a su lado trataba de que alguien era consciente de la naturaleza de éste y en vez de alarmarse o denunciar el suceso, los ayudo dándole consejos. No debería de preocuparle tanto ya que él era al fin y al cabo como Hinata, rodeado de miles de personas que lo sabían y lo ocultaban de los peligros. Él creía tal vez diferente la situación desde fuera de su zona de confort, nunca había salido más allá de ese callejón… No, debía dejar de pensar de más, está bien.

—¿Qué tipo de problema fue el que sufriste? —preguntó con curiosidad, aun sabiendo que el contrario no diría nada, sólo abrirá la boca dando un simple informe de los hechos.

—Similar a mis anteriores desperfectos.

—Yo no puedo saber cuáles son dado que nunca he estado presente y quisiera…

—Puede preguntarle a mí amo por ello.

El castaño sólo suspiró, claro que una parte le molesto y aun así no quería tomárselo a mal.

—Eres terco —susurró y continuó con su chequeo, desde el momento que le quitó el chip de comandos le pidió a Wakatoshi que le llevara a Hinata para revisiones continuas, claro que aun cuando dijo continuas tampoco significa que deberían ser todos los días cosa que el hombre hacía. No mentiría que le gustaba tenerlos ahí, le agradaba mucho, pero le preocupaba causarle molestia a los dos.

—¿Qué hizo la persona antes de irse? —Al final la curiosidad ganaba aun cuando uno mismo quería ser tan “fisgón” en un asunto al cual no era participe.

—En realidad parecía bastante enfermo según mis limitadas lecturas al estado físico de un humano, pero tal cual nos ayudó, se marchó.

—Es muy extraño ver a humanos así, tal vez trabaje en el mercado —dijo para sí mismo—. Son sólo suposiciones mías…

Hinata miraba las expresiones que surgían en el joven pecoso, la forma de pestañar, de fruncir el ceño y arrugar los labios sólo le demostraba cuando real, humano era ese ser frente suyo. Tadashi Yamaguchi era humano y no existía otra verdad.

 

El joven pecoso dejó su tableta en una pequeña repisa, estaba analizando la situación y sólo podía haber dos opciones lógicas: la primera era que la persona conocía el tipo de robots similares a Hinata, pero si los conocía ¿Por qué no reportarlo? ¿Alguien más aparte del mercado protegía a robots así? ¿Existían más? Muchas más cuestiones aparecían en su primera opción. La segunda era que el hombre estaba muy perdido de sus cinco sentidos para siquiera pensar si lo que hacía un autómata era normal o no. No podría estar seguro de nada.

—¿Habías visto a esa persona antes? —preguntó volviendo su atención al pelirrojo.

—Afirmativo.

—¿Wakatoshi lo conoce?

—Eso es bastante imposible, sus encuentros han sido tan cortos y sin importancia que el amo nunca lo reconocerá.

—¿Sabes quién es?

—No, sólo su nombre. Satori Tendou.

—Comprendo… —susurró el castaño, no sabía cómo actuar o sentirse ante esa situación, él no estaba involucrado y aun así quería que esas dos personas no lucieran afectadas. Se sentía en desventaja al no tener el conocimiento de algo así, nunca antes había tenido problemas de ese tipo por nunca salir más lejos a la entrada de ese callejón.

—El sujeto hace un par de días se presentó a mi amo, no comprendí la plática ni sus razones, ni el mismo Wakatoshi Ushijima comprendió.

Yamaguchi se llevó la mano a la barbilla y medito un poco—: Eso quiere decir que desde un principio el chico es bastante ¿incomprensible?

—Para mí todos los humanos lo son.

«También estás entrando a la incomprensibilidad, Hinata» pensó con una decaída sonrisa.

—Supongo que deberás tener cuidado desde ahora.

—Lo tengo contemplado, no se preocupe. He de detener mis errores con mi sistema.

—Está bien —dijo después de segundos en silencio.

Hinata pudo ver ese gesto del contrario, como robot con poca información de lectura tanto de rostros como de síntomas no podía descifrar qué quería expresar, pero parecía ser lo contrario a lo que salía de su boca.

—Me gustaría que le diera de sugerencia a Wakatoshi Ushijima el volver añadir el chip de comando.

Yamaguchi sólo suspiró dejando salir su frustrante enojo repentino al escuchar la sugerencia del chip, no era la primera vez. Habían pasado cuatro días y en los cuatro que vino a ser revisado pedía la sugerencia.

—Ushijima responderá lo mismo así que me limitare a darle el examen hecho como tal, si no tienes otra sugerencia mejor entonces te pediré que no la vuelvas a repetir —Él también podía jugar el mismo juego, si el pelirrojo quería ser considerado como un robot él lo haría.

—Podría hacer una nueva grabación para Wakaotshi Ushijima, se ira de viaje y debe estar al tanto de mi desperfecto.

Los ojos de las dos máquinas vivientes se encontraron y una de ellas sonrió de manera imperceptible.

—Eso sí puedo hacerlo —Miró el reloj—. ¿Qué tipo de viaje será?

—Quiere visitar otras ciudades cercanas, tomar fotografías en su mayoría.

—Entiendo, suena agradable —Y antes de encender el programa de grabación recordó algo—. ¿Eso no le afectara en las clases en la Universidad? Es tan a mitad de semestre, ¿no?

—Wakatoshi Ushijima tiene suspendidas todas sus clases extracurriculares y deportivas por el incidente en la universidad Metropolitana por lo que resta del año.

—Oh, escuche de ello. Toda la zona entre bioquímica y mecatrónica esta devastada, pero Ushijima no estudia administra de empresas, ¿o me equivoco?

—Está en lo correcto, Tadashi Yamaguchi —dijo Hinata levantándose de la mesa y colocándose la playera que usaba ese día—. Los edificios son divididos por una enorme plaza, Bioquímica, Administración de empresas y mecatrónica seguido a varios metros se encuentran los edificios deportivos.

—¿Tan mala fue la explosión? En los reportes sólo anunciaron pequeños desperfectos.

—La explosión por si sola afecto gran parte de los tres edificios principales, lo que afecto a los otros fueron las tuberías contaminadas por el líquido que escurrió el aparato que exploto.

Estaba asombrado por lo relatado y preguntó—: ¿No fue un atento o algo similar? Sé que tiene más de un siglo de uno, pero me parece muy extraño.

—No, fue un proyecto final que aún estaban probando y que les salió muy mal a los dos estudiantes, los dos pertenecían a las otras carreras.

—¡En serio! Causaron tanto desastre dos personas, es bastante curioso lo que pueden hacer sólo dos humanos —Miraba al techo tratando de imaginarse la situación, pero ni siquiera podría pensar en cómo dos seres provocaban tanto desastre por un simple proyecto universitario. Volvió la vista al pelirrojo y sonrió.

—Continuemos con esto, no debemos hacer esperar más a Ushijima.

 

 

 

Miró la sonrisa de Yamaguchi antes de salir de su establecimiento, de alguna manera logró recordar la voz de alguien desconocido hablar respecto a las sonrisas, que de algunas personas brotaban ciertas cosas, muchas otras resplandecían y la del chico con pecas era centellante como estrellas. Ojala pudiera retener ese pensamiento, pero se esfumara más fácil que hojas en otoño.

 

 

 

 

 

Su celular estaba sonando, era el ruidito bastante molesto que le dio como tono de llamada para su pequeño y encantador hongo. Todo estaría normal y esa llamada le haría sonreír un poco si no fueran las malditas cinco de la mañana.

—Espero que Eita esté sufriendo una maldición por los años de rechazo a mi amor infinito, Tsutomu.

—Bueno… E… Semi me dijo que lo llamara a esta hora.

—¿Para qué demonios?

—Desayunar.

—¿Desayunar? ¿Quiere que vaya a su desgraciada casa… —Se había levantado de su cama y al parecer su cabeza ya estaba trabajando—. ¿Estás en casa de Eita?

—Sí.

—¿Te quedaste a dormir?

—Sí.

—¿Desde cuándo lo haces?

—Cuatro meses.

—¡Ese infiel! Vio que deje de ir y sólo a los dos meses sin mi presencia me remplazo con un producto mejor y nuevo. ¿En serio ya vives ahí desde hace cuatro?

—Yo no vivo…

—No voy a ir, me voy a dormir ahora mismo —Colgó, se acurruco de nuevo en su cama apestosa, debía cambiar las sabanas y lavarlas… pero ese día no sería y mucho menos a las cinco de la mañana.

Estaban por dar las siete de la mañana y se encontraba frente a la puerta del departamento de ese maltido mejor amigo. Ya vería que su casero sería mejor que él, obvio Goshiki lo recibió con una gran sonrisa, Eita seguro que sí escuchó esos audios y ahora se la estaba pagando o quizás ese castigo sucedía por verlo golpeado de nuevo. Después de ese desayuno obligatorio y rico se acostó en el sofá usado de su amado y amargado amigo, Goshiki se la pasó limpiando los trastes usados, por un momento se sintió igual de cómodo que hace seis meses.

—Superior, ¿quiere postre?

—Pequeño y gran Tsutomu sabes que eso no se pregunta. Más bien ¿De qué hablamos?

—Helado de chocolate.

—¡Gracias dioses del antiguo Egipto por dejarme vivir un día más!

Goshiki rió, siempre reía con esa forma de expresarse de su superior y por un momento creyó que todo volvería a la normalidad, pero sabía que no sería así, seis meses habían pasado y su superior seguía haciendo lo mismo. Volvió aparecer por un conflicto, sólo duraría una semana y volvería a desaparecer, Eita tendría que buscarlo. Tsutomu de nuevo quedaba en segundo plano, ¿qué más podía hacer? Lo que lleva conociendo a su superior no se podía comparar con los cuatro años que tienen Eita y éste de amigos.

—Tengo que ir a clases, pero está en su casa.

Tendou iba a decir un comentario con doble sentido, pero lo evitó y se despidió con cariño del hongo pequeño, alegre y negro.

 

 

 

 

 

Hinata miraba a su amo, los dos se habían retirado de la mansión muy temprano para ir a la tienda de Yamaguchi a la hora exacta que abría, el muchacho no parecía ni disgustado ni mucho menos, cada día sonreía más… o más bien él era consciente de la sonrisa y mejillas coloreadas llenas de pecas. Wakatoshi desayunaba en esos momentos en un restaurante y la memoria atrofiada que tenía el robot atrajó un recuerdo; uno donde un niño de siete años desayunaba en una mesa enorme sólo con su compañía.

—¿Su madre no lo acompaña a desayunar?

—No —dijo comiendo el brócoli sin muchas ganas—. En realidad no recuerdo si lo hacía antes y aun así siento que alguien hace falta, pero no es mi madre.

Hinata no dijo nada, ni el niño volvió a abrir la boca.

Si no era su madre ¿Entonces quién? ¿Qué había pasado con el padre de su amo? Hinata llegó y nunca conoció a un señor Ushijima. Sólo era mencionado por trozos de una mente perdida en la voz de un niño.

 

 

 

 

 

 

—Recuérdalo, Satori. No puedes decirle a la gente conocida que soy tu madre y si te preguntan tu sólo lo niegas, lo niegas las veces que sea necesario. Hasta que tú mismo creas que es verdad.

—Pero…

—Satori, mi pequeño Satori, promételo. Por mí, ¿sí?

—Lo prometo, ma…

El dolor de cabeza que le produjo el sólo dormir en el sofá de Eita y los malditos recuerdos fue mucho peor que dormir dos días seguidos. Miró la hora en su celular y comprendió que debía irse a casa antes de que el hongo regresara, Eita obvio se la pasaba encerrado en las instalaciones de su carrera. Un vil bicho en alguna esquina dormido, rió de sólo imaginárselo.

Ciertas cosas en Satori le provocaban dolor a tal punto en el que sólo inhalar aire lo podría noquear, ahora mismo es el pasado almacenado en su cráneo de genio incomprendido. ¿Estaba bien considerarse un genio? ¡Claro que sí! Debía considerarse uno. Un genio loco más bien…

Del pasado a los robots era un camino bastante extraño y uno solo a la vez, más cuando ingresaste a cinco carreras y te quedaste en mecatrónica e ingeniería robótica, que son la misma mierda con variaciones. Los robots afectaban a Satori de la peor manera hasta el punto de enfermarse en un instante, pero no cualquiera tipo de ayudante mecánico provocaba eso…

—¡Superior!

«Has sido demasiado lento, Satori Tendou».

Al voltear a ver al chico hongo se notaba la preocupación no mencionada y el apuro de no verlo desaparecer.

—Tengo que ir hacer algo, pequeño.

—¿No quiere comer conmigo?

—Que sea mejor cuando el amargado moho de Eita salga de exámenes.

Goshiki sólo pudo asentir y sonreír más decepcionado de lo que quería expresar. De nuevo su superior desaparecería y lo volvería a ver con alguna herida en el rostro, además un poco más distante.

 

 

Ese día en que muy cansado estaba se dispuso a sacudir su departamento como le exigía Eita. Abrió los ventanales de la sala, limpio la cocina, los trastes que nunca usaba sólo eran de nuevo echados a la lava vajillas y vueltos a su lugar. El refrigerador vaciado, limpiado y el agua fue su alimento del día. Su cama al fin perdió las sabanas, pero ya no pudo más, sólo se arrojó y ahí quedo. ¡Tan patético!

«¿Acaso la gente se da cuenta de cómo se hunde en un hueco de miseria sin sentido? Aun sabiéndolo prefieren no luchar. ¿Qué hacen los que luchan?». Pensó con la cara entre las almohadas.

—Uno quiere ver sólo lo que le conviene.

«A mí me conviene». Mientras pensaba eso apareció un recuerdo.

—Usted es el “superior” del que ha hablado Goshiki.

Tendou se giró curioso por la voz que le llamaba, era un chico un poco más bajo que él, de cabello castaño claro y un corto más o menos similar al de su pequeño hongo negro, pero asimétrico, excéntrico, amargado. ¿Cómo conocía gente así alguien tan alegre?

—Lo soy, ¿quién me busca?

—Kenjirou Shirabu.

—Kenjirou, sí. Un gusto.

Pudo ver cómo el chico no parecía nada avergonzado al verlo, examinándolo y buscando algo más extraño que su cabello de color natural.

—¿Encontraste algo que te guste?

—Sólo puedo ver a alguien que realmente no está aquí.

Satori sonrió de esa manera cortante, siniestra y muerta—: Es que no lo estoy.

No se hablaron más, el chico Kenjirou no comprendía su actitud y mucho menos Tendou buscaba que lo entendiera, además los dos seres estaban conectados sólo por alguien, era innecesario siquiera conocerse y para el pelirrojo le era suficiente tener tres cosas valorables en su poca existencia.

—Aunque ahora sólo quedan dos…

 

 

 

 

 

 

—¿Cuándo planeas irte de viaje, Ushijima? —preguntó Yamaguchi un poco más tímido e intimidado por meterse donde nadie lo mencionaba.

—En dos semanas —contestó Hinata a cambio, Wakatoshi parecía perdido en alguna parte de su mente y los dos lo notaban.

—Bueno, falta poco, espero que se diviertan en su viaje —El pecoso quería preguntar cuanto duraría el viaje, pero prefirió cambiar de tema—. Por cierto, no es necesario traer a Hinata todos los días y no va afectar tanto cuando te vayas de viaje. Podrás hablarme vía video llamada y resolveré todo problema sin importa si no es horario de trabajo… —El castaño volvió a sonreír. Hinata creía que era como un arma—. Yo estaré para todo lo que necesiten.

—Muchas gracias —dijo al fin Ushijima y el chico de pecas negó un poco avergonzado.

—No es algo para agradecer, lo hago con gusto. Sobre todo por la confianza que me están brindado y porque os considero más que clientes.

—Aun así, gracias.

Entonces Yamaguchi entre su vergüenza y alegría recordó algo más—: ¿Se han vuelto a topar con ese chico?

—¿Chico? —Wakatoshi estaba confundido ante la pregunta y volteó a ver a su acompañante buscando la respuesta.

—¿Satori Tendou? —cuestionó Hinata tan rápido comprendió que la pregunta fue hecha para él y no su amo, el joven delgado frente suyo en poco tiempo estaba provocando que actuara fuera de lo programado, en ese momento no debió preguntar, debió exigir una especificación mejor a lo interrogado…

—Sí —Ahí estaba de nuevo una tranquila y suave voz jugando con los labios alegres.

—No, como he dicho con anterioridad el nombrado sólo apareció y sin más se fue, no parece importarle mucho algo sobre nosotros.

—Comprendo —En esa ocasión el muchacho miró a su amo—. Si sucede algo puedes contar conmigo.

El pequeño robot no comprendía esa sensación que le recorría cuando le ignoraban de una manera tan obvia, eso lo hacían siempre, era una máquina y se dejaba en segundo plano, aun así le causaba un pequeño dolor en su cuerpo, como si se tensara.
Tadashi se despidió de los dos en la entrada como estaba haciendo en esos días. Ushijima había estado llevando a Hinata todos los días desde su “reparación” para esos chequeos, sus motivos eran simples el viaje y que el pelirrojo no sufriera ningún problema como antes ya pasado, no lo recordaba como tal, pero su diario lo hacía mantener esa idea presente.

 

 

 

 

A su mente le gustaba jugarle chueco, muchas de las ocasiones de su vida. Entre el camino de ir con Morfeo y en la mortal realidad le trajo un recuerdo. Uno demasiado perfecto para destrui…

Un joven pelirrojo con lágrimas en sus cuencas robóticas, perdido y confundido, los fluidos internos de su… el robot ajeno le recordaba por una sola razón a su madre.

—Satori, ¿vas a casa?

—Sí.

—Deberías decirle a tu padre que tiene que venir él a buscarte en vez de…

—Discúlpeme mi interrupción atrevida, señora. El joven Satori debe llegar a casa a comer, está con el tiempo medido.

Satori pudo ver la expresión entre disgusto y aburrimiento en esa mujer.

—Claro —Despachó a su madre de manera desagradable, Satori hubiera dicho muchas cosas, muchas, cientos, miles de cosas a esa fea mujer, pero su madre estaba presente y seguro ella saldría más herida si actuaba de esa manera. El asco que le tenía a esa mujer fea no se comparaba para nada en sentirse mal por ver triste a su mamá.

—Vámonos —diciendo esto camino lo más rápido que podían sus piernas de ocho años.

—Satori.

—Esa mujer es fea.

—¡Satori!

—Es la verdad, la más grande verdad del universo, m… —Tendou guardó silencio y bajó su cabeza, apretó fuertemente las cuerdas de su mochila pasaba dos personas conocidas—. ¿Puedo tener helado de chocolate después de comer?

—Si su padre dice que sí, lo tendrá.

—Quiero que me cargues —dijo parándose frente a su mamá—. Es una orden.

 

—¡Dile que es una orden! —exigió Satori.

—Hinata… es una orden —dijo el grandulón bastante confundido.

—Como desee…

—¡No mamá, no! ¡Tú también puedes desear! ¡Dímelo! ¿Qué deseas?

Los recuerdos del pasado y el presente se combinan, se levanta de la cama directo al baño vomitando el agua que ha digerido. No puede vomitar nada más, pero antes de que las lágrimas se atiborren en su cara y sus manos comiencen a lastimarle el cuello está en la regadera. El agua fría es la realidad. No hay fantasmas de órdenes, ni de regaños a un Satori pequeño, no existen. Sólo es él sin nada, él bajo el agua fría con la última ropa limpia.

 

 

 

 

 

Su amo ha estado bastante distante desde el momento que planeo salir de viaje, pareciera que él estuviera más disperso, se pierde así mismo en algo que Hinata no comprende. Se encuentran de nuevo en ese parque haciendo grullas, Wakatoshi sigue creándolas de una manera bastante peculiar, tal cual era niño, pero parece más determinado y Shouyou sólo las hace.

—Hinata… —susurró Ushijima.

—Dígame, Wakatoshi Ushijima.

—¿Alguna vez escuchaste a alguien diciendo: Cuando seas grande, Wakatoshi, te llevaré a ver diferentes lugares igual de llamativos que este?

Hinata de manera rápido busco en todos sus archivos esas palabras, la memoria trabaja en segundos abriendo y descomprimiendo ciertas cosas similares, pero sin encontrarlo.

—No, no tengo registro de algo similar.

—Ya veo —De nuevo su amo parece estar a miles de metros. Es el error que le provoca esa sensación de lejanía imaginaria.

—¿Sucede algo?

Ushijima miró a su acompañante y el pelirrojo no es consciente de lo que ha salido de sus labios. Hinata ahora mismo luce más pequeño y por alguna razón sentía que hace apenas ayer era mucho más alto que él. Su robot no cambia de apariencia y apenas se ha dado cuenta de ello. Desde que pensó en visitar otros lugares su cabeza le provoca pequeños dolores y recuerdos ajenos o es posible que sean recuerdos enterrados en su memoria. Esa frase es la que más retumba en el desierto viviente que es su mente.

—Señor, se le pide que vaya a cambiarse que las temperaturas de la temporada…

—Y yo te dije que dejes de fastidiar, que ya lo escuche dos veces y me vale un pimiento —dijo Satori hastiado de que ese maldito robot disciplinario lo siguiera desde hace tres putas calles. Desde que salió de su departamento para ser exactos. ¿Por qué no se largaba a buscar a alguien más para joder? Claro, no lo haría porque él había sido el único loco que se le ocurrió salir con toda su ropa mojada y su sesto de ropa sucia a la lavandería particular más cercana.

«Ni frío siento, ¿Qué temperaturas me estás diciendo robot loco?».

—La recomendación fue tomada, analizada y mandada a la quinta puerta del infierno, gracias —dijo Satori dando zancadas más rápidas. El robot tomó eso como la señal para detener su alerta y no repetírselo al humano, pero lo siguió porque así estaba establecido su programa.

Hinata reconoció a la persona que acaba de pasar y no apartaba su mirada de él, Wakatoshi siguió la misma dirección no por curiosidad por esa persona si no por la que tenía su autómata sobre ésta. Tal vez lo conocía, pero seguido Hinata continuó doblando las hojas y lo dejó pasar ya que si para Shouyou no era algo digno de mencionar entonces no necesitaba su atención ¿Así debía ser?

«Esa persona vive cerca de aquí, mucho más cerca de lo que vive Wakatoshi Ushijima» pensó dejando en una pequeña torre su grulla terminada. Analizó la ropa de su amo, chaqueta que lo cubría muy bien para el frío de la noche.

 

 

 

Tendou pudo ver el robot color azul con forma de buzón de correos detenido en la pared cercana a la entrada de esa lavandería pública. Gruñó con fastidio arrojando toda su ropa interior y sabanas, en otra lavadora arrojó su ropa de color, se quitó la chaqueta, su playera, calcetines y estuvo por quitarse los pantalones, pero de repente sintió el frío. Seguro era por su cuerpo escuálido, ni que antes tuviera mejor forma, era delgado desde siempre y joder…

—Que puto frío —susurró abrazándose. «¿No estamos apenas en Octubre? Si así vamos Noviembre será la cuarta era de hielo».

 

 

 

 

 

Wakatoshi guardaba en una bolsa todas las grullas hechas esa noche, siempre las guardaba en un lugar donde su madre no pudiera verlas, en que desde hace un tiempo ni revisaba las cosas que él tenía ahí. Sólo se preocupaba de manera superficial y sobre todo le prestaba atención al interés académico de su hijo. Hinata no comprendía las nuevas acciones de su amo, desde que fue anunciado por Tadashi Yamaguchi su error había tomado decisiones o actos bastante nuevos. Fotografías, ir a lugares nuevos, dentro de sus errores nacían las ganas de preguntar por esas acciones, pero se aferraba al terror que le causaba esa misma falla para no hacerlo.

 

 

 

Ropa limpia, él en casa y en su cama, todo estaba mejor. Todo menos los mensajes de Goshiki. Ahora recordaba la razón de sólo darle el nuevo número a Eita. Él nunca mandaba mensajes todos los días, Eita nunca le recordaba que alguien se preocupaba de su persona, sólo hasta que volvía a estar en problemas, de nuevo en su vicioso círculo de desastres depresivos. Tsutomu era demasiado bueno, demasiado de todo lo que le cansaba.

—Superior, ¿se va retirar? ¿Por qué?

—Necesito vacaciones, estoy agotado.

La cara de su pequeño hongo negro le recordó a la de su padre. ¡Ah, su padre! Su triste y desolado padre. ¿Qué hacen las almas después de desprenderse del cuerpo? Él se encontraría con su padre o vagaría en busca de su madre en la basura metálica.

 

 

 

 

Después de retirarse de la habitación de su amo, Hinata se sentó en su silla asignada, observaba el jardín y esperaba…

—La energía recorre a la perfección, los sistemas de movimientos funcionan correctamente.

Lo han encendido, abre los parpados y sus nanofocos se dedican a enfocar.

—Alza el brazo derecho.

Hinata obedece, está mirando al frente de esa sala blanca..

—Abriendo caja torácica —Él sólo miró como una mano del techo se acercó a él, el ruido de una tapa abriéndose seguido.

—Segunda batería cargándose, reservas de líquidos funcionando al cien por ciento.

Sintió como lo elevaban un poco y cerraban lo abierto.

—Estás listo para salir, pero sólo una cosa…

El silencio duro más o menos cinco segundos.

—Kageyama.

Su cuerpo sintió una corriente eléctrica, el recuerdo atravesó el tiempo y fluye tan intenso como si fuera la primera vez. Tan real como hace años. Habían pasado 17 años en los que Hinata había salido de esa sala de construcción y reparación…

¿Por qué lo hizo? ¿Quién era esa voz? ¿Por qué lo dejó libre?

— Entonces reprime todo, sabes hacerlo muy bien y ahora es momento que lo hagas. Es una orden.

Ese joven pelirrojo sabía algo también, él sabía y por eso intervino…

¿Quién era? ¿Cómo sabía que debía parar? ¿Era como él y Tadashi Yamaguchi?

 

 

 

 

 

 

Wakatoshi se ha percatado que su acompañante mira a una persona, Hinata sigue a Satori Tendou con la mirada sólo hasta perder su rastro y en seguida continua con las grullas, Ushijima no pregunta porque lo olvidara, en cualquier momento y aun así una pequeña curiosidad nace.

—Wakatoshi Ushijima, está es la última hoja —dijo Hinata al percatarse de ello—. Sugiero ir por más, si no le importa yo iré a la tienda…

—¿Quién es? —pregunta a cambio.

—¿Disculpe? No comprendo la pregunta que ha formulado.

—Adelante, yo puedo esperar aquí —dijo a cambio, Wakatoshi bajo la mirada entre molesto y confundido.

Hinata se levantó y fue en dirección donde su GPS le indicaba se encontraba una papelería, no era tan tarde así que era posible estuviera aún abierta. Debía doblar en la siguiente esquina, pero no lo hizo, en la tienda de conveniencia estaba el pelirrojo comiendo unas frituras y leyendo una revista.

—Tendou, el gerente me dijo que no puedo dejarte seguir leyendo revistas en el establecimiento.

Satori volteó a ver a la mujer.

—Bueno, bueno la pago —Dijo sacando un billete de su pantalón, le dio la forma de un avión y lo arrojó perfectamente para que cayera cerca de la caja registradora—. Pagada y lo que sobra cóbrame una de esas donas rancias del otro día.

La chica sólo suspiró, en que para el pelirrojo era indescifrable si suspiraba agotada, divertida o algo similar, la mujer era poco expresiva. Una vez le pregunto si era un robot, la cachetada y la mirada ofendida le hicieron entender que no era el caso, eso era mejor. No le gustaba tener algo de conexión con…

—Por cierto —Volteó a verla y vio que señalaba afuera—. Creo que alguien te busca.

Siguió la dirección de ese elegante dedo femenino para encontrarse con el terror.

—Y yo creo que me iré antes, Shimizu —dijo Satori tomando la bolsa de frituras, la revista y la dona que le daba la chica que tenía una expresión bastante confundida. Él ni siquiera quiso voltear a ver a ese ser, no estaba interesado en ver si lo seguía.

Hinata no lo siguió, dobló en la esquina y siguió la ruta a la papelería eso se supone debería estar haciendo.

 

El miedo o la curiosidad, tal vez las dos cosas lo hicieron voltear después de cruzar la calle; no estaba y se sintió muy aliviado. Lo único malo de todo esto era que de nuevo iba en dirección a su departamento y el cansancio comenzaba apoderarse de su cuerpo, además ir derecho por el parque acortaba la distancia en cualquier momento volvería a su nido de sueño eterno. Todo su cuerpo se tenso tan pronto pudo ver al fornido y alto hombre sentado en una banca. Ahí estaba el dueño de ese ser monstruoso. Siempre le habían dicho de esa forma a él, pero el único monstruo era el robot ayudante de ese grandote.

—Wakatoshi.

Su cuerpo se quedó estático, ese sujeto tenía el oído tan agudo para escuchar su voz o él era una cacatúa extinta muy ruidosa.

—¿Lo conozco?

«Piensa algo rápido Satori. ¡No! Mejor mueve esas piernas larguiruchas y déjalo con la duda. ¡Sí, eso! ¡Eso debo hacer!».

—Me presente a ti y no puedes recordarme, es algo ofensivo. ¿Sabes? —dijo a cambio. «¿Acaso eres idiota?», se imaginó esa frase tal cual la hubiera dicho Asuka de Evangelion.

—Disculpa…

—Ay, te disculpas —dijo divertido y no lo está, se ríe de los nervios de su tontería—. No tienes.

—Realmente quiero saber quién eres.

—Olvídalo, no soy alguien importante, ni mucho menos hice algo para ser recordado —diciendo esto ahora sí sus piernas se movieron—. Nos vemos, Wakatoshi Ushijima.

«Vaya, que hasta su apellido me acuerdo» pensó con una diversión llena de pánico.

—Espere.

Y esa voz no era gruesa, no era intimidante, ni atractiva. Era bastante más suave, calmada y…

«Y, y, y, y, y». En su mente sólo salía esa letra. Corrió, debía correr.

—Hinata, ¿sabes quién es?

—Sí, lo conocemos —dijo acercándose a su amo, dejando las hojas de origami—. Es Satori Tendou y le debe un favor.

Por la expresión de Wakatoshi pudo captar que no entendía muy bien a lo que se refería.

—Lo ayudo o eso cree el contrario.

—Comprendo —dijo al final, Wakatoshi no se iba a cuestionar nada de Hinata, aceptaba todo lo que saliera de sus labios.

El robot por primera vez haría algo fuera de su sistema.

—Y él nos ayudó.

Ushijima dejó de doblar una hoja verde y miró a Hinata que seguía parado.

—¿En qué?

—Él sabe de mi falla.

Entre las redes de energía comenzaba a fluir algo más que recuerdos, miedo y dolor; curiosidad. Shouyou Hinata tenía curiosidad por esa persona llamada Satori Tendou.

 

Esa noche Tendou tuvo sueños de robots pelirrojos y pequeños, de voces del pasado y miedos gigantes.

Notas finales:

Capítulo editado: 14/Febrero/2018

Aquí avise sobre un cambio sobre la trama, pero también sobre nuevas ideas de fanfics. Las parejas que hable en ese momento fueron BokuOi, TsukiYama y KuroKen, pero cambie el BokuOi al IwaOi. XD

Pero Bokuto seguirá apareciendo, bueno, no hablare de ello tanto porque son ideas en un futuro.

Respecto a la persona que dejo un comentario diciendo que comentaría lo necesario para que me vea actualizando: ¡Muchas gracias!
Con o sin comentarios actualizare, en que estoy agradecida si me dejan uno o más de ellos. Eso alimenta mis ánimos y me esfuerzo un poco más por escribir.

 

Sin más que agregar.

 

Larga vida y prosperidad.


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