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Enseñanzas emocionales por Soy AntiCoral

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Notas del capitulo:

«Haikyuu no me pertenece, sólo juego un poco con los personajes de Furudate Haruichi».

 

«Se publicará de manera mensual. Cada día 30 del mes».

Reparaciones innecesarias

 

 

Como todos los días se despierta a las siete de la mañana, va directo a su taller abre una de las dos cajas con apariencia bastante vieja y que rechina en sus bisagras. Sacó un brazo, busca sus herramientas para poder abrirlo y continuar con su reparación. Los circuitos conectores a las poleas, engranajes, cuerdas, todo lo que provocaba el movimiento en el brazo habían sido en su mayor parte reparados o remplazados. No podía estar seguro en qué parte provenía el daño real. Por ese motivo se dedicaba a los conectores de los dedos, no quería volver a probar el brazo y arruinar todo su progreso, seguiría abriéndolo hasta estar seguro de todo.
Pasó dos horas en su taller antes de salir y comenzar a limpiar un poco la tienda, limpió con sumo cuidado los varios relojes de péndulo de muestra en las dos ventanas de su establecimiento. No pudo evitar reír al ver un reloj en específico, tenía un preciso y detallado grabado de estrellas, en una estrella tenía grabado una firma.

 

 

—Buenos días —dice tan pronto ve a las dos mujeres abriendo uno de esos puestos de ese callejón, le devolvieron el saludo de manera dulce.

Pronto darán las diez así que espera en la entrada del callejón, escucha como el ruido comienza aumentar con el avance de los segundos. Retraso de tres minutos, pero da igual, el trabajador baja de la camioneta que ya lo conoce, un saludo alegre y le entrega su paquete.

—¿Otro pedido? —pregunta un hombre que no puede pasar de los treinta años, luce un barba ligera, su overol gris luce limpio. Yamaguchi sonríe.

—Lo mismo digo —dijo al ver que el hombre está esperando de igual manera al trabajador de la camioneta.

—Qué puedo decir, ser una vieja tienda en este mundillo te hace tener siempre trabajo.

—Sin duda.

Eso es todo, un saludo y una plática superficial, está siempre agradecido de que lo hagan aun cuando no deben y no ganan nada con ello. Lo hacen sentir cómodo ante la incertidumbre de la verdad a la que él pertenece.

 

En cuanto llega a su tienda cambia el letrero de cerrado a abierto, se dedicará lo que resta del día organizando lo que le habían pedido aun si sólo fueron tres objetos. Uno de ellos necesitaba ser armado y probado, pero antes de eso fue por la caja que contenía el brazo y la arrastró cerca del mostrador donde era más usual que avanzará con ese proyecto personal.
No era siquiera hora de la comida cuando observó a Wakatoshi saludándolo, se arregló el overol por nervios, emoción, no sabía por momentos cómo actuar. Esa persona era distinto en muchas formas y a la vez similar a los otros humanos.

—Buenos tardes, Ushijima, ¿a qué debo tu inesperada visita? —dijo de manera suave, ya deducía la razón, pero a veces no podía evitar preguntar lo obvio. Observó a Hinata como siempre detrás de su amo con su mirada fija al frente sin ver a alguien en específico. Pudo observar por sexta vez el lapso en el que esa persona lo sabe y luego lo pierde todo en tan sólo tres segundos. Yamaguchi verá como el robusto joven lo ignora por completo para girar su rostro al robot y le preguntará sobre la situación.

«¿Cómo se sentirá olvidar cada momento vivido y lo que estás viviendo?».

Hinata sigue la orden y le explica porque se encuentra ahí, el humano no va cuestionar respecto a la información, sólo la acepta. Sólo puede confiar en lo que diga su robot.

—¿Qué son esos ataques que mencionas? —pregunta el pecoso.

—Según las palabras de Wakatoshi Ushijima: mi cabeza pierde sus niveles de sensibilidad así como estabilidad que provoca movimientos bruscos, agregando que desde la decisión de mi amo he tenido otros tres reinicios.

—Comprendo —dijo mientras se acerca al robot—. Luces bastante normal —agregó al tocar el rostro y moverlo en diferentes direcciones, en realidad le asombraba que en ninguna parte tuviera un movimiento extraño ya que él mismo observó esa acción relatada.

—¿Ya has hecho un examen exhaustivo, Hinata?

—Lo hice, no tengo nada que pueda estar en la memoria interna, ni siquiera en la externa, pero al ver tantos reinicios es preocupante. Así que la decisión de Wakatoshi Ushijima es bastante razonable.

—Ya veo —dijo Ushijima y volteó a ver a Yamaguchi que le sonrió solemne—. Por favor te encargo que puedas reparar el daño en Hinata.

—Por supuesto, déjamelo a mí. Sea lo que sea que tenga trataré de resolverlo en poco tiempo.

—Gracias —Con eso dicho mostró una pequeña pulsera que lucía como un reloj blanco luminiscente, Yamaguchi se apuró para colocarse a su lado y ocultar ese artefacto.

—El pago total puedes hacerlo al final del trabajo, Ushijima.

—Si eso te parece, no tengo objeción —Yamaguchi asintió.

—Llamaré a tu hogar en cuanto tenga listo a Hinata.

—Claro.

—¿Quieres que te lleve a la parada… —Dejó de hablar al sentirse muy apenado por la manera que lo estaba tratando; como un invalido… Agregando que la mirada que le dedicó el contrario hizo tragarse su voz.

—Muchas gracias, pero espera por mí el carro de la familia —dijo dando un pequeño asentimiento de cabeza y salir del establecimiento.

El pecoso agachó su cabeza y jugó con sus dedos avergonzado por su comportamiento, era claro que Wakatoshi con su problema podía tener dificultades allá fuera, pero tratarlo como si no pudiera intentar hacer algo sin ayuda fue grosero, lo sabía. Aun cuando el contrario no lucía furioso por su desliz, no estuvo bien lo hecho.

—Lo siento —susurró al aire.

 

 

 

Le indicó al pelirrojo que lo siguiera a la parte trasera de la tienda y almacén, buscó un pequeño panel en la pared cercana a la entrada. Este era del tamaño de su mano donde apretó en diferentes puntos dado; colocaba la clave para hacer desaparecer sus varias estanterías con diversos artilugios robóticos y lo remplazo un tablero de control junto a una cama similar a la de rayos X. Del techo salieron algunas extensiones similares a los brazos.

—Hinata, puedes quitarte la playera, pantalones y zapatos para recostarte en la cama que tienes ahí —dijo señalándole el lugar a colocarse. El robot hizo lo pedido, Yamaguchi se acercó después de apretar varios botones del panel así logrando que los brazos robóticos se movieran cerca del automata.

Hinata lo miró sólo por unos segundos y el contrario le sonrió con dulzura.

—Buenas noches, Shouyou Hinata.

—Hasta luego, Tadashi Yamaguchi.

Tadashi buscó el botón de apagado detrás del lóbulo de la oreja izquierda, tan pronto apretó ese lugar Hinata cerró sus ojos, pudo ver por un momento ese deslice de luz y estática en sus ojos similar al de una televisor. Se alejó lo suficiente para dejar que del suelo saliera una especie de pinza metálica que se aferró al tórax del robot, seguido la cama se sumió en el suelo dejando el cuerpo suspendido por la pinza, dos más se le unieron para mantener los brazos extendidos. Yamaguchi se encargaba de doblar la ropa del pelirrojo.

—Debe quererte mucho, Shouyou —susurró dejando la ropa en una silla abandona de la habitación—, No cualquier robot tiene ropa autentica.

Volvió al panel para dar las órdenes correctas a esos brazos de metal—: No es muy normal, pero hablamos de Ushijima él se aferrará con fuerza a todo lo que…

Dejó de hablar, sentía que estaba hablando sin permiso respecto a un tema que no le han preguntado, se sentía avergonzado ante un ser que no existía. Las costumbres de años aún se manifestaban. Se acercó al robot, estaba consciente de que a simple vista el problema era la cabeza, pero a veces no era el caso. Por eso mismo inicio abriendo el tórax, apretó dos veces en medio del pecho de Hinata y este se abrió como si fueran dos pequeñas puertas. Dentro a primera vista lucía bastante normal. El distribuidor de energía y el generador de reserva igual se mostraban en buen funcionamiento. En realidad, al observar mejor, los dos era de la segunda generación y eso si fue un poco inesperado dado que la creación de la rama ayudante TZMLS10B conocida como Shouyou Hinata fue creado en el boom de la primera generación de “robots humanoides” junto a los TZMLS9A, TZMLS12D y la segunda generación era distinta ya que eran usados más para funciones peligrosos para evitar la baja en vidas humanas.

—Tal vez hicieron una reparación contigo antes… —susurró dudoso, porque lucía como si fuera la primera vez que lo abrían. Alguien como él que ya había abierto a varios ayudantes podía encontrar la diferencia de uno tocado por manos ajenas de la fábrica.
Destornilló la pequeña cabina que mantenía protegido el distribuidor de energía, estaba en medio del pecho donde se supone que tienen los humanos el corazón. Cuando lo tuvo en sus manos se asombró lo pequeño que podía ser a su comparación de su antecesor; tenía forma de gota color gris, los tubos transportadores de energía que eran transparente tomaban color azul al distribuir la energía por todas partes, tubos bastante delgados como arterias. En la parte trasera salían unos pequeños cilindros de metal negro que eran los amarres de todos los tubos de energía.

 

 

El castaño se dedicó la mayor parte de la tarde desconectando y probando el cableado de las partes robóticas que conformaban ese cuerpo, pero ni el brazo izquierdo, ni el derecho había problemas de cableado, en realidad las funciones iban tan bien que fue sorprendente. Tampoco encontró problemas de energía con el generador de reserva, mucho menos la manera en la que la piel artificial absorbía la energía solar y el agua. Ni mucho menos la cabina de almacenamiento de líquido era la causante.

—Hubiera deseado reparte un brazo o pedir una pierna nueva si fuera necesario —dijo decaído. Ya había pasado un rato desde que cerró su tienda, dejó a lo último la cabeza, pero dio el mismo resultado; no tenía algún fallo. Lo que menos hubiera deseado era que el verdadero problema fuera la base central de todo; el cerebro. Donde no sólo estaba la memoria, se encontraba todo el sistema de control, el encargado de mandar señales a todo lo que se podía observar tanto por dentro como por fuera. Conocía el cariño que le tenía Ushijima a Hinata, así que deseaba que sólo fuera algún defecto en el interruptor de encendido o algún conector de la memoria suelto.

 

 

 

Abrió sus ojos, trata de analizar el lugar, en si sólo es el techo, no es ninguno que recuerde de la mansión de su amo, ni la forma, ni el color. En una de sus deducciones podría ser el lugar un “Hospital”, pero no él no iría a uno.

—Hinata.

La sensación despierta, inicia en alguna parte indefinida de su cuerpo, pero lo hace sentir como pequeños choques eléctricos en sus cables.

«¿Es esto lo que llaman escalofríos?» pensó…

Algo andaba muy mal, él no podía pensar, carecía de pensamientos, de una conciencia. ¡No podía y no debía tenerlos!

Giró su rostro y ahí estaba recostado a su lado alguien que provocaba todo esas cosas no normales en su sistema. Su cabello era negro, sus ojos azul marino intenso, tan intenso que lo hundían al mar infinito de lo desconocido dejándolo sin aliento. ¿Cómo podía dejarse a un “algo” sin aliento cuando nunca ha respirado?

Hinata no conocía a esa persona, pero cada segundo que pasaba en ese lugar incrementaba otra nueva sensación, no era agradable y le oprimía todo por dentro, en cualquier momento todo su interior estaría aplastado por ello. Su mano se movía sola e iba directo a posarse como mariposa en el dorso de la contraria, quiso parar, eso deseaba…

¡No podía desear!

—Idiota —susurró, basto sólo eso para perder la visión entre una extraña cortina de agua sobre sus ojos, romperse sin hacerlo realmente.

 

 

—Para.

Yamaguchi detuvo todo movimiento en el desarmado de la coraza craneal, eso lo tomó por sorpresa, miró en dirección a los labios, era lo único, junto a la nariz, que quedaba del rostro de Shouyou. Esperó unos segundos y no sucedió nada, dedujo que él había tocado algún cable que conectaba en la caja vocal ya que trabajaba en quitar un chip de comandos. Esté chip se interconectaba con la tarjeta madre, el disco duro, los cableados de reinicio y apagado. Algo que se supone no debería estar ahí, lucía bastante sobre puesto entre todo el arte que era el interior craneal.

—Para.

Se alejó un poco, pudo observar el interruptor encendido, aun cuando lo intento no se apagaba, este no permitía que la energía dejara de fluir ni por dos segundos. Fijó su mirada en los labios del pelirrojo, podía verlos temblar… Espero, no sucedía nada, sólo los temblores en los labios, así que sólo se dedicó a quitar los cables que transferían la energía del regulador al cráneo. Tan pronto lo hizo lo último que escuchó de Hinata fue un suspiro de angustia. Sea lo que haya pasado había no sólo lo dejo perplejo, creía que el robot sufría.
Con esa información el pecoso comprendió que el chip insertado en el cráneo era lo que causaba los reinicios en el pelirrojo, no provocaba daño a ningún sistema, pero al parecer contrarrestaba algo en la memoria interna y la tarjeta madre. No podría saber qué tipo de información provocaba que diera esos reinicios.

Estaba seguro de algo, Shouyou Hinata era como él y eso no podría saber siquiera si se podría reponer.

 

 

 

Según su diario han pasado tres días, pero para él sólo pudieron resultar unos segundos, hasta minutos. Se encontraba desayunando con su madre, su diario le recordó que desde hace tres días Hinata ha estado en reparaciones, también le recordaron que han sucedido algunas conversaciones no muy agradables y que le provocan molestia. Su madre aprovecha que él olvida todo para tratar de volver a esa conversación. Hoy no parecía ser la excepción.

—Hijo, he estado pensando en algo más factible que arreglar a Hinata.

No necesitaba siquiera recordar lo escrito en su diario, siempre tendría la misma reacción aun sin saberlo.

—¿Qué te parece comprar un nuevo módulo ayudante?

—Es considerado de tu parte, madre. Pero estoy conforme con Hinata.

—Pero ha fallado, eso significa…

—Madre yo no…

—¡Wakatoshi, escúchame…

La repetida discusión fue interrumpida por el sonido del teléfono de la casa. La mujer destensó todo su cuerpo tan rápido llegó al comedor un pequeño robot blanco; que lucía como un bote de basura con luces en su tapa. El robot se paró al lado del joven, en la tapa se grabaron letras que decían “Para Wakatoshi Ushijima”. No lo hizo esperar y apretó la luz verde del robot; provocando que se abriera del lado izquierdo y ahí estaba el teléfono que tomó en manos.

—Muy buenos días, lamento si estoy llamando en mal momento —La voz que salía de la bocina la reconoció al instante, agradecido de ya no tener que olvidarse de él—, pero su robot de ayuda ha sido de manera exitosa arreglado y puede venir a recogerlo.

—Gracias, Yamaguchi.

—No tienes nada que agradecer, es mi trabajo.

—Iré en una hora.

—Bien, aquí estaremos esperándote. Ten un buen día, Ushijima.

—Tú también.

Su madre arrojó su servilleta a la mesa, se levantó juntando sus cubiertos encima de su plato.

—Termina de desayunar, Wakatoshi —dijo conteniendo sus ganas de gruñir de furia—. Estaré fuera todo el día, así que cenarás solo.

—Entiendo, ten un buen día, madre.

—Igual tú —contestó más por inercia que por deseo.

 

 

 

—Esto está mal.

—Decir y creer que algo está mal o bien, también forma parte de tu “idea de error” —dijo con suavidad Yamaguchi que terminaba de guarda el brazo que tanto dedicación le tenía, Hinata seguía mirándose en el reflejo de un pequeño espejo que estaba colgado en la pared, pero ahora estaba en sus manos.

—Ushijima… ¿crees que Ushijima lo entienda? —preguntó el pecoso algo preocupado por ello.

—Wakatoshi Ushijima puede lucir como alguien demasiado estricto, serio, hasta malhumorado, pero es mucho  más…

Yamaguchi se giró a ver al pelirrojo que lucía de nuevo lejano, como si se perdiera en alguna parte de su enorme mente.

—¿Qué pasa? ¿Tienes alguna falla…

—Nunca hubiera podido decir algo así aunque lo intentará, sabes, se siente demasiado raro, como en momentos no pasa nada y en otros una extraña cosa se apodera de mis órdenes preestablecidas, surgen y revientan como un… —miró al castaño buscando las palabras y al no encontrarlas en los ojos contrarios continuó—. Como un boom o un puff.

Yamaguchi no puede evitar reír por la forma de expresarse del contrario—: Sí, creo que entiendo a lo que te refieres.

—¿Crees que esto esté mal?

El semblante tranquilo del joven cambio por completo y bajo su mirada.

—No puedes pedirme contestar eso cuando he vivido tanto tiempo de esta manera.

—Yo…

—Vamos, Hinata, no tardará en llegar Ushijima —dijo volviendo a colgar el espejo y salir tranquilo a su establecimiento.

 

 

 

 

Entró a la tienda para tan sólo en un segundo perder todo de nuevo, mira por un momento a todos lados buscando algo y lo encuentra frente suyo.

—Hinata, ¿qué hacemos aquí?

Yamaguchi le da paso al pequeño robot para que llegue al lado de su amo.
Es la primera vez para el pelirrojo ver otro tipo de “errores”, por sus ojos no se muestra a ese joven de nombre Kageyama, no, está ocasión vienen otro tipo de imágenes.

La primera vez que estuvo al lado de Wakatoshi Ushijima y este no sabía que sucedía a su alrededor, sólo tenía siete años y era mucho más pequeño que él.

—¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? ¿Quién eres?

—Wakatoshi Ushijima. Soy su robot Shouyou Hinata, encargado de acompañarlo en cada momento y servirle en todo lo que necesite. Ahora mismo vamos a la escuela.

—Ya recordé —dijo bajando la mirada, con eso él se limitó a seguir mirando al frente, no le pedía volver hablar y eso significaba que no necesitaba, en ese momento, de sus servicios.

—¿Pu... ¿puedes darme la mano?

El autómata sólo sigue la orden, le extiende la mano a su amo, el niño de ojos oliva sostiene su mano y su mirada transmite algo que ignora, siente que en el “ahora” sin comprender puede “sentirla” sobre todo porque su pecho se comprime.

 

Desde ese día la situación se repitió por dos semanas seguidas, pero un día el niño silencioso abrió sus labios.

—Cuando mi padre me venía a dejar y recoger siempre me tomaba de la mano, me haces recordarlo. Gracias.

Hinata no contestó nada, no comprendía el agradecimiento, además de que no parecía que su amo necesitará que él mencionará algo.

Justo en esos momentos logró comprender lo que en un pasado no, su joven amo que sufre de memoria a corto plazo, que regresen los recuerdos perdidos era más de lo que podían desear. Quizás él también era algo que no tiene recuerdos de lo que era y es, pero de manera lenta recuperaba lo perdido y todo gracias a Wakatoshi… no, nada justificaba que un robot pudiera siquiera tener recuerdos. No son humanos.

 

Una nueve corriente sucede, la siente llegar y aparecer la información de su memoria. La madre dándole una orden hecha para evitar ofrecerle dar la mano al niño y la obedeció. Desde ese momento no volvió a oír algo sobre el padre del infante.

 

Lo analizó, el haber sido convencido había sido su principal falta, desde un inicio no debía ser convencido, era un robot, algo hecho del ingenio humano, una cosa sin vida ni voto. Estaba mal. ¿Estaba al mismo nivel de haber tomado la mano de su amo?

—Vino por mí —dijo tan pronto estuvo al lado de su dueño—. Estaba en reparaciones por una pequeña complicación, ahora no sufriré de reinicios. Pero le sugiero que busque un nuevo robot ayudante, Wakatoshi Ushijima.

Esto era lo correcto, ¿no?

Eran reparaciones innecesarias si él estaba siendo una falla.

Notas finales:

Capítulo editado el día 28/Enero/2018

 

Cambie sólo ciertas cosas, aquí no hubo gran cambio.

 

Larga vida y prosperidad.


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