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La maldición de los D por Vamp

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—IX—

 

Trafalgar Law bajó del coche y miró atentamente el conjunto habitacional a donde Ace los había llevado; bastante acogedor sin llegar a un lujo excesivo. Diez cuartos de un solo piso que formaban una “L”, un amplio estacionamiento, la carretera principal al lado derecho y un considerable terreno lleno de árboles detrás del conjunto. Law calculó el sitio y llegó a la conclusión que a unos quinientos metros más allá de los árboles estaría la biblioteca central. El lugar era medianamente apartado con poco transito local más bien dispuesto para los viajeros que llegaban a pasar por Shin Sekai.

—Reservaré una habitación —Ace habló bajando del automóvil seguido de Luffy quien seguramente iba a pedir algo de comer.

Law se quedó recargado en la puerta del coche observando hasta el último rincón del lugar. Suspiró resignado al ver donde había terminado; una parte de él sentía que todo el esfuerzo que le costó limpiar su nombre fue en vano, algo tan frustrante que obligaba a su mente a anidar una sensación nada agradable y que él mismo quería desechar: rencor.

Años de especializarse en medicina para convertirse en el mejor y ser alguien que tuviera voz y voto dentro de la sociedad echados a la basura. Ahora volvía a ser una especie de prófugo; el ojigris no era tonto, bien sabía que mientras estuviera con Luffy esa condición no iba a cambiar, entre más se adentrara al mundo sobrenatural, menos posibilidades de mantener una vida normal y humana tenía. Pero no podía dejar a Luffy solo y, en todo caso que lo llegara a considerar, Luffy jamás le permitiría alejarse. Estaba metido en ello y tendría que sacar fuerzas para sobrellevar lo que sea que les esperaba.

Un coche se estacionó a un lado del lugar donde estaba el ojigris. Law lo reconoció enseguida.

—¡Hey, Trafalgar! —Killer bajó con rapidez y se acercó al moreno.

—¿Qué haces aquí? —preguntó sorprendido.

—Necesitamos hablar ¿Dónde están… ellos? —susurró mirando hacia todos lados. Law se percató de la navaja que agarraba con fuerza en su mano derecha— No estás solo —habló acercándose aún más después de haber echado un vistazo al lugar y no dar con ninguno de los hermanos—, Kid dice que puede ayudarte. Ven con nosotros, él puede protegerte.

—¿Qué?

Antes que pudieran seguir hablando, ambos hombres sintieron un escalofrío recorrer su espalda; la puerta de la oficina del conjunto habitacional se abrió y Ace salió observando detenidamente al rubio. Killer retrocedió un par de pasos y apretó más fuerte la navaja; Law no movió un solo músculo.

—¿Tu amigo, Law? —preguntó el pecoso mientras se acercaba. Law sentía una fuerte presión en todo su cuerpo, misma presión que lo obligaba a desviar la mirada y bajar la cabeza, cosa que no estaba dispuesto a hacer; tragó saliva y levantó aun más el rostro.

—Sí —contestó fuerte y claro anteponiéndose al rubio. Por mucho que se muriera de miedo se obligaba a ser fuerte si quería ayudar a Luffy, los vampiros ya no le intimidarían más, al menos no como antes.

—¿Y por qué tu amigo tiene a uno de los nuestros moribundo dentro de la camioneta?

El ojigris encaró a Killer, eso no era nada bueno.

—Yo no fui —fue lo único que Killer pudo responder.

 

«»«»

 

Sakazuki bajó el expediente que estaba leyendo cuando uno de sus subordinados le informó sobre el deceso de otro de sus compañeros y la ausencia del Ejecutor Doflamingo. Akainu se recargó en la silla de cuero de su oficina y encendió un puro.

—Murió desangrado cuando le desgarraron la garganta, además le aplastaron la cabeza al parecer a punta de patadas y tenía semen en la boca. Del Joker no se sabe nada, desapareció por completo —concluyeron de dar el informe.

—¿Dónde se encuentran los demás Ejecutores?

Taka no me en Shin Sekai, los demás… lejos, señor. Hebihime en Amazón Lily…

—Está bien —interrumpió—. Mantengan todo en silencio, no quiero que nadie más se entere de esto. Comuníquenle a Taka no me que Joker se encuentra en Shin Sekai y que no se enfrente a él por ningún motivo. Cambien la prioridad de encontrar a mugiwara por la búsqueda de Trafalgar Law. Y traigan todos los expedientes que haya relacionados con él.

—¡Sí, señor!

Cuando dejaron solo a Akainu este sacó del cajón un teléfono desechable con un único número en la memoria. Marcó contestando en el tercer tono.

—Lo ha encontrado —habló Sakazuki nada más escuchó que la llamada se enlazaba.

—Es demasiado pronto —una voz masculina se escuchó al otro lado—. ¿Quién más lo sabe?

—Sólo yo. No existen informes ni expedientes que hablen sobre él, lo único que hay es la vida que le crearon.

—Que así siga. Me encargaré de Joker, aunque posiblemente no salga vivo, espero no te moleste.

—A cambio de su vida pido la de Portgas D. Ace. ¿Qué hace él y su sclav en Shin Sekai justo cuando Akagami Shanks se arriesga a salir de su escondrijo para ayudar a un tal mugiwara?

—¿Por qué piensas que yo sabría algo de ello? —preguntó, una nota de burla era perceptible— Portgas es independiente, puede hacer lo que se le venga en gana. Pero te diré algo, ándate con cuidado con mugiwara, él es un D.

—Fue el vampiro que despertó.

—Posiblemente Portgas lo hizo, tal vez crea que nos ayudará, algo en lo que yo también concuerdo. Está bien, no haremos nada si logras ponerle una mano encima a Portgas a cambio de dejar el camino libre para encargarnos de Joker y Trafalgar.

—No me hagas reír ¿dos a cambio de uno?

—Es un original y la última sangre de dos familias, mejor trato no puede haber.

Sakazuki se acabó el puro de una sola calada, pensó unos segundos las alternativas y al final no le quedó más opción que aceptar. Nada más consintió la llamada se cortó. Akainu jugó un momento con el teléfono en la mano, lo dejó encima del escritorio sin dejar de tocarlo y poco a poco el duro plástico del aparato junto a todos sus componentes fue derritiéndose hasta quedar solo como un espeso líquido burbujeante. Sonrió victorioso; era la primera vez en su vida que tenía permiso para poder cazar a un vampiro original, sin represalias y estrategias para poder excusar una muerte de esa magnitud. En definitiva iba a disfrutar del momento en que su mano atravesara el pecho del joven y aplastara el corazón entre sus dedos; ese era el escenario que ansiaba volver realidad y no descansaría hasta cumplirlo.

 

«»«»

 

—Me atacó, ¡quiso matarme! —Killer se dirigió a Law, no podía ver a Ace sin morirse del miedo— Kid le cortó la cabeza y lo desangró en mi fregadero, después intentó pegársela con cinta adhesiva y luego volvió a… pegarse al cuerpo. Lo puso en la camioneta y me pidió que se lo trajera a él —concluyó señalando a Ace.

Trafalgar, al principio de la explicación mantuvo al cara de póker, sin embargo al escuchar todo lo sucedió terminó con la boca abierta. Ace exhaló y la presión que sentían ambos jóvenes desapareció por completo; los ignoró y abrió la puerta de la camioneta, levantó ambas cejas al ver al pelirrojo amarrado de las manos por detrás de la espalda, pálido, con una enorme cicatriz en el cuello y una gran mancha roja por todo el pecho.

Akagami abrió los ojos, el color escarlata veía detenidamente a Ace. Intentó levantarse y con bastante trabajo consiguió sentarse.

—¿Cómo es que Akagami Shanks terminó decapitado por un humano? —preguntó incrédulo el pecoso. El pelirrojo lo miró enfadado.

—Contéstame tú por qué un cazador que sabe sobre Dragon pregunta por ustedes.

Ace sonrió, tomó a Akagami y lo ayudó a salir de la camioneta. Sin desamarrarlo se encaminó a la habitación que había alquilado.

—Law, vámonos —dijo el pecoso. El ojigris observó atento al vampiro que llevaba cargando; no era la primera vez que lo veía, varias veces se lo encontró en la calle y siempre se quedó con la idea que vivía cerca de su casa, nunca cruzaron palabra o miradas y siempre lo encontraba en las labores de todos los días. Ahora sabía que también era un vampiro; básicamente comprendió que estuvo rodeado de ellos sin saberlo. Una amarga sensación de impotencia le pegó de lleno a su ego, era como si se hubieran burlado de él, de frente, en su cara.

—¿Trafalgar? —Killer lo trajo de vuelta a la realidad. El ojigris asintió.

—Necesito hablar con Killer a solas —habló fuerte y claro. Ace guardó silencio por un largo rato y sin hacer ninguna seña continuó con su labor de llevar al pelirrojo.

Cuando Killer y Law se quedaron solos el rubio lo tomó del brazo sujetándolo con fuerza.

—Ven conmigo —suplicó.

—¿Cómo es que Kid sabe sobre «ellos»? —preguntó con toda la serenidad que podía hacer gala.

—Me dijo que era una especie de cazador, por eso pudo protegerme cuando Luffy nos atacó.

—¿Lo sabía todo…? —habló en voz baja, incrédulo. Kid sabía sobre la condición de Luffy y aun así no le dijo nada y dejó que se relacionara con un vampiro (aunque no lo fuera en ese momento). ¿Quién más sabía sobre ellos? ¿Era el único que no estaba al tanto?

—Esa cosa que traje —continuó Killer— llegó a mi casa e intentó matarme, pero Kid pudo con él. Trafalgar, literalmente le cortó la cabeza de un solo tajo ¿Dime quien puede hacer eso? Hasta donde tengo entendido es imposible.

Law bajó la cabeza y movió los ojos de un lado a otro; el asombro por la impresión sobre Kid pasó a segundo plano ante esas nuevas revelaciones. Killer tenía razón: era humanamente imposible cortarle la cabeza a alguien en una sola acción; por muy filosa que estuviera el arma bien podía pasar por la piel, los músculos y las arterias, pero al llegar a los huesos del cuello necesitaría impregnarle más fuerza al ataque dando como resultado un segundo movimiento como mínimo. Bajo ese concepto Law pensó lo peor.

—¿También es un vampiro? —preguntó dudoso. Sabo le había dicho que los D eran los únicos vampiros originales, pero también existían los de segunda clase.

—Me dijo que no… y le creo. No conocía sobre los vampiros hasta Luffy y su presencia sofocante. En todo el tiempo que llevo de conocer a Kid jamás he sentido algo así. —Law permaneció en silencio— Me pidió que hablara contigo y que te convenciera de alejarte de ellos… ¿Trafalgar, es verdad que eres el que… alimenta a Luffy?

Law tragó saliva. Le avergonzaba aceptar ese hecho. Por mucho que Luffy sea Luffy además de ser todo para él, decir que era el alimento de alguien lo sentía denigrante; ante eso su primera impresión fue la de sentirse utilizado. No contestó. Killer suspiró, en ese aspecto sabía que el que calla otorga.

—Ven conmigo —volvió a pedir y sujetó con más fuerza su brazo—. Estaremos bien con Kid. Luffy ya dejó de ser Luffy y ahora tú solo eres su alimento. No te hagas esto Law.

El ojigris apretó los labios hasta hacer una fina línea con ellos. ¿Qué podía decir cuando se le presentaba la oportunidad de dejar todo aquello y regresar a su vida como era antes?

—No —contestó y dio un paso atrás para soltarse.

Law no era tonto, bien sabía que jamás volvería a tener una vida normal. Ya no. Desde que le abrió a Luffy la puerta en la noche de tormenta se adentró a un mundo oscuro y sangriento que no poseía salida. Y por mucho que le dieran miedo los hermanos D y el porvenir que tendría junto a ellos era mejor seguir a su lado; y su mayor razón para negarse: Luffy, básicamente su propia vida reclama por el pequeño.

Killer intentó sujetarlo otra vez, sin embargo se detuvo al escuchar el sonido de una puerta al abrirse de golpe, era Luffy que salía de la recepción. El pequeño se acercó a ellos.

—¡Torao! Dicen que hay un restaurante aquí cerca ¿podemos ir? Muero de hambre. Además tenemos que buscar a Sabo… ¿Dónde está Ace? —guardó silencio un instante cuando se percató del rubio— ¿Killer, qué haces aquí?

—Estoy hablando con Trafalgar —contestó alejándose del pequeño. Luffy lo miró un momento y sonrió.

—Disculpa por intentar morderte nishishishishi…

—Trafalgar, por favor… —pidió el rubio ignorando a Luffy.

—¿Torao, de qué hablaban?

—De nada, mugiwara. Tu hermano está en la habitación de la esquina, junto a otro vampiro, por qué no vas a verlo.

—¿En serio hay otro como yo? ¡Sorprenderte! —El pequeño salió corriendo dejando a ambos hombres solos.

—¿Por qué quieres quedarte con ellos? ¡No son humanos, pueden dejarte seco! —Killer exclamó impaciente, no podía entender las razones del ojigris.

—Me quedaré con Luffy

—Así que te agrada la idea de ser comida. No pensé que te despreciaras tanto.

—Por lo que sé ustedes dos me han mentido más que ellos —habló molesto. Killer permaneció en silencio—. Kid sabía todo y jamás hizo algo por decírmelo; esperó hasta que Luffy despertó y yo me enterara de la peor manera y ni siquiera está aquí para explicar las cosas por cuenta propia… ¿Quién me asegura que no es igual a ellos? Te manda a ti que también me has mentido ¿Por qué no me avisaste después del ataque de Luffy? Dejaste pasar varias horas siendo yo el que te contacté. Tal vez esperabas que Luffy me desangrara…

—Yo no… ¡Eso no fue así! Quería decírtelo, pero no sé que me hizo el chico rubio que no pude…

—Mientras que ellos —interrumpió— hasta el momento me han dicho las cosas que concuerdan con los hechos y Luffy sigue siendo Luffy. —Law movió la cabeza a la carretera, a la dirección donde se encontraba lo que antes era su hogar— He perdido todo Killer, soy prófugo de seres sobrenaturales y eso no va a cambiar si me voy contigo o si me quedo con ellos, pero creo que tengo más posibilidades de sobrevivir siendo la comida de Luffy… él no dejará que me maten. Tú mismo lo has dicho: ellos son monstruos, no se puede concebir la magnitud de eso hasta que lo vives en carne propia ¿Si Eustass en verdad no es un vampiro, crees que pueda ayudarnos?

—Yo prefiero mi humanidad —contestó. Su tono era cortante y se escuchaba molesto ¿Qué la pasaba al ojigris? Killer se arrepintió de haberse preocupado por Law, él estaba a gusto entre seres sobrenaturales capaces de matarlo de un segundo a otro mientras que el rubio no soportaba verlos sin sentir que entraba en pánico—. Ya sabes cómo encontrar a Kid, si cambias de parecer, estoy seguro que él vendrá por ti.

Killer subió a la camioneta y se alejó del complejo sin mirar a Trafalgar ni una sola vez, se sentía traicionado y estúpido al creer que tenía todas las esperanzas de convencer a Law. Era lógico que no fuera así, desde que le dijo que Luffy era un vampiro y el ojigris lo defendió, debió de haber supuesto que ya aceptaba ese nuevo y oscuro mundo; alejarlo de él no sería fácil.

 

Law vio alejarse a su amigo. No se encontraba muy seguro de hacer lo correcto solo que era lo que había decidido. Por pura inercia sacó su celular y revisó la lista de contactos, ahí se encontraba el número de Kid; lo leyó varias veces hasta que quedó grabado en su mente, no pensaba fallarle a Luffy, sin embargo tener una segunda salida nunca estaba de sobra. Se dirigió a la habitación que habían alquilado y abrió la puerta.

Jadeó ante la fuerte presión que le embargó, sus ojos viajaron como si fueran víctimas de una fuerza que los llamaba hasta encontrar la mirada escarlata de Luffy quien se encontraba a tan solo dos metros de él, a su derecha. Law se obligó a desviar los ojos hacia lo que podría considerarse una minúscula sala con solo dos sillones, ahí se encontraba sentado Ace dándole la espalda con Akagami entre sus piernas y la cabeza agachada. Law no supo bien que estaba haciendo el pelirrojo, sin embargo recordó su pequeña plática con Ace; se llevó la mano a la boca al sentir un escalofrío de excitación, eso no era algo que quería sentir y supuso que o Luffy o Ace eran culpables de la creciente pasión que nacía en su bajo vientre. Trató de girarse, pero Luffy ya estaba en la puerta impidiéndole salir. La mirada del pequeño le hizo suponer lo peor.

 

«»«»

 

Killer aparcó a tan solo trescientos metros del conjunto habitacional. Ya más tranquilo por no tener a un chupa sangre en la parte trasera, se recargó en el asiento. Se sentía dolido por las palabras de Law. Congeniaron desde la primera vez que lo vio metido en insanos movimientos ilegales; fue testigo de la voluntad inquebrantable del ojigris al tratar de hacerse con una vida respetable e inclusive esa lucha fue la piedra angular para que él mismo saliera del infierno que había sido su vida. Más que amigos Killer lo apreciaba como si de un hermano se tratase y por lo tanto desaprobaba la estúpida decisión de Law al quedarse con esos monstruos.

Golpeó el tablero del coche tratando de expulsar toda la frustración que sentía. Después de unos cuantos golpes más sacó el teléfono y marcó un número sin siquiera ver el teclado.

—No quiso venir conmigo —dijo al escuchar a Kid contestar.

—No importa, eso era casi seguro. ¿Y Akagami?

—Si te refieres al vampiro que me asustaba a cada minuto, se quedó con ellos, el chico pecoso se lo llevó.

—Bien. Quédate cerca, puede que Trafalgar te llame. Yo llegaré en una hora más o menos.

—¿Por qué piensas que me va a llamar?

—Porque Akagami necesita que lo alimenten y el que se encargará de hacerlo será Portgas, si Luffy está presente significa que le enseñaran su verdadera naturaleza a Trafalgar.

—Hey, ¿estará bien?                      

—Ya lo creo. Aun así  no te alejes demasiado.

Eustass colgó. Ahora a la frustración y enfado que Killer sentía se le unió el  miedo. Por más que Law lo hiciera enojar, era su amigo de años, sencillamente se preocupaba por él.

 

«»«»

 

—Luffy, déjame salir —ordenó el ojigris. Había hablado en voz baja y modulada, sin embargo se sentía capaz de jadear en cualquier momento. Los escalofríos de placer que le recorrían la espalda no lo dejaban pensar claramente.

—¿Sabes, Torao? —habló el pequeño, su voz, generalmente despreocupada y tonta, tenía un matiz sumamente erótico. Esa manera de hablar Law jamás se la había escuchado; contrajo el abdomen y abrió los labios en un intento de tomar más aire, claramente sentía como su sexo comenzaba a despertar—. Sueles llamarme por mi nombre cuando me penetras…

Trafalgar intentó tragar saliva, pero su garganta se encontraba seca; Luffy nunca la diría ese tipo de cosas. Era como si aquella persona no fuera su Luffy así que dio un paso atrás. El pequeño comenzó a acercarse mediante cortos y pausados pasos; su caminar normal era un contraste para la sensación de excitación que se volvía cada vez más fuerte. Law estuvo tentado de dar otro paso hacia adentro, pero ahí se encontraba Ace y el pelirrojo, no tenía otra salida más que la puerta detrás de Luffy.

—Mugiwara, quieto —dijo sin importarle que pareciera la orden dada a un animal, en ese momento era lo que Luffy parecía: un animal en celo. El pequeño no se inmutó, dio un par de pasos más estando al alcance del ojigris; lo sujetó exactamente del mismo lugar donde minutos antes Killer lo había agarrado.

Trafalgar jadeo ante el contacto, fue como si miles de pequeñas agujas se le incrustaran desde el brazo y recorrieran todo su cuerpo, una sensación de sofocante placer y agudo dolor. Dobló ligeramente la espalda mientras que Luffy enseñaba los colmillos completamente extendidos. Esa visión fue suficiente para que el ojigris volviera a tener uso de la razón; se alejó del agarre y empujó al pequeño para salir.

Luffy bien podía detenerlo, sin embargo escuchó un leve llamado dentro de su cabeza, su hermano Ace lo detenía así que no le quedó más remedio que dejar ir a Law… por el momento.

Ace sonrió al ser testigo de la voluntad que el ojigris hizo acopio. Lograr mantener la cordura durante la presión que ejercía su hermanito era algo digno de admirar. Por primera vez Ace, pensó que Law era un buen candidato para ser el sclav de Luffy.

Notas finales:

Gracias por leer.


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