Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Union Forzada? (Yuri on Ice) por AliceNightray

[Reviews - 35]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

DISCLAIMER: YOI no me pertenece, sino a Kubo-sensei y demás, yo los uso para satisfacer mis deseos victuuri, no gano ni un centavo.

No lo mencione, pero me gustaría que imaginaran a Viktor usando una ropa parecida a su traje de "Stay Close o Me"

Enjoy!

Chapter II
l7;l6;m4;kl3;m1;l1;
(Beso)

"Si te centras en lo que dejas atrás, no podrás ver lo que te espera por delante"

Ratatouille-Gusteau.

強制結婚
(Unión forzada)

Yuuri se sentía levemente incómodo ante la mira de ambos hermanos de alfas. Aunque el mismo omega no sabría decir cuál era más penetrante. Por una parte, la del alfa menor era una mirada casi asesina, como si quisiera hacerlo correr del lugar. Yuuri era perfectamente capaz de percibir la hostilidad que emanaba el pequeño alfa, Yuuri no necesitaba sus instintos o ser un genio para saber que el pequeño príncipe no lo quería ahí.

Por otro lado, la mirada de su prometido era, de una forma, peor. Yuuri no podía explicarlo, pero se sentía siendo cuidadosamente observado por el alfa mayor, pero su aura no decía nada, no hablaba de emoción, de excitación o de molestia, nada, como si el príncipe solo viese un pedazo de pared. Era como si el príncipe Viktor le estuviese evaluando. Sus preciosos ojos azules eran como estacas que lo mantenían paralizado en su posición.

Pero la zarina parecía totalmente incapaz de sentir las atmosferas de sus dos hijos menores.

Aun tomada de una de las manos del príncipe de Enkoku, la fémina lo llevo, casi a rastras, hasta estar frente a frente con su hijo.

— Vitya, Yuuri debe estar deseando ver el palacio —mientras hablaba tomaba la mano de su hijo, Yuuri habría con horror sus ojos, ¿ella no iba a…? —, así que debes llevarlo a recorrer todo el lugar, ¿vale? —y tal como Yuuri temió, ella entrelazo su mano a la de Viktor, su mano estaba helada—, asegúrate de tratar bien a tu prometido —las cálidas manos de la mujer lo soltaron, dejándolo unido al príncipe Viktor.

Yuuri bajo levemente su faz, no deseando encontrarse a los penetrantes ojos azules, sin embargo, las heladas manos del alfa, se enredaron suavemente con las suyas, y el príncipe la levanto suavemente, por reflejo Yuuri también levanto su mirar, encontrándose con una amable sonrisa de parte del alfa, el cual se inclinaba suavemente ante él.

— Será un placer guiarle por el palacio, su alteza —su voz era profunda, pero suave, sensual, Yuuri no lo sabía, lo que si sabía era que su rostro se ponía rojo, entonces el príncipe Viktor llevo la mano de Yuuri más cerca de si, para acto seguido, besar suavemente los nudillos.

Yuuri miro sorprendido al otro príncipe, y su primer impulso fue retirar rápidamente su mano, pero las manos de la zarina, que repentinamente se posaron en sus hombros, le impidieron su ademan de retirarse de cualquier contacto con el alfa.

— Vitya, no le asustes, recuerda que Enkoku tiene tradiciones diferente a las nuestras. Seguro que el príncipe Yuuri Katsuki no encuentra ese gesto agradable, ¿verdad? —le preguntaba a él, pero Yuuri se descubrió a si mismo perdiendo la voz.

El molesto "Tsk" de algún lado de la habitación rompió el repentino silencio.

— Ahora vive en Rosskaya, que aprenda a seguir nuestras tradiciones —era el príncipe Yuri.

El príncipe avanzo a él, con sus penetrantes y disgustados ojos fijos en los del omega, este sentía que aquellos ojos lo veían como mera basura. Nuevamente cada parte de Yuuri le gritaba que ese alfa lo quería muy lejos de él.

— Escuche su alteza —esa palabra parecía llena de sorna—. Esto no es tu pequeño reino, si no tienes agallas para esto, entonces solo devuélvete a casa, ¡Idiota! —y tras ello simplemente se fue, tronando la lengua nuevamente, con disgusto.

— Oh, no le hagas caso a Yuri —decía alegremente Viktor—, se ha caído del caballo esta mañana y está de más mal humor que de costumbre —la sonrisa de Viktor era amable, y parecía que con ello quisiera romper el tenso ambiente que el rubio dejará atrás.

Yuuri volvió a bajar la cabeza, soltando su mano, finalmente, de las frías manos del alfa.

— No hay problema, seguro solo esta incomodo de tener a un extranjero en casa —dijo finalmente Yuuri, con una sonrisa, que más parecía una mueca.

— Bien, Vitya, por favor, haz lo que te pedi, y lleva al príncipe Yuuri Katsuki a conocer el palacio —la zarina nuevamente ordenaba, dándoles la espalda y avanzando donde su hijo mayor, el cual había estado esperando sentado todo el tiempo.

Viktor esta vez le ofreció un brazo, su sonrisa era amable, pero Yuuri aún no se sentía cómodo con su presencia. Finalmente, decidiendo que no podía quedarse en el salón todo el día, no es como si no lo deseara, acepto el brazo del mayor.

Al salir nuevamente al pasillo encontró a sus dos mejores amigos aun de pie en sus puestos. Yuuri parpadeo levemente confundido, para después sentirse avergonzado. Se había olvidado, entre todo el tumulto, de la presencia de sus dos guardianes.

— ¡Yuuri! —saludo animosamente Yuko, la cual se detuvo al ver al alfa, ella rápidamente puso cara de aprensión, pero se recompuso rápidamente. Yuko se inclinó en una perfecta postura dogeza de 90°— su alteza —dijo, con la mayor sumisión que un omega plebeyo debe mostrarle a un alfa de la realeza.

— ¿Oh?, ¿vino acompañado, príncipe Yuuri?

— Si, ellos son mi escolta. Ella es Yuko Ise (*), mi dama de compañía (**). Él es Takeshi Nishigori, es nuestro guardia —presento el pelinegro a sus dos mejores amigos de la infancia.

Viktor vio largo y tendido a Takeshi, el cual, incluso si era plebeyo, como alfa no se sometía al zarévich (príncipe). Sin embargo, dicho príncipe, sonrió con cortesía.

— Un gusto conocerles, lady, caballero. Estaba por llevar al príncipe Yuuri a conocer el palacio. Por supuesto, esta invitación también se las extiendo a ustedes.

— ¡Oh!, aceptamos con gusto, su alteza —dijo Yuko, siempre cortes, pero con un ojo crítico en Viktor.

.

Yuuri finalmente quedo a solas por primera vez desde que comenzará su viaje. Así que, sin más, se arrojó a la gran cama de la habitación.

La zarina había mandado a preparar tres habitaciones, una para cada uno de sus invitados. Yuko y Takeshi dormían lejos de él, Yuko debía dormir en pisos inferiores, donde dormían las sirvientas. Yuuri trato de hacer que, al menos, durmiera en una habitación cercana a la suya, pero sin éxito. Takeshi, por otro lado, debía dormir en una casa fuera del palacio, donde iban a pasar la noche los alfas al servicio de la familia real.

Loa habitación que se le había ofrecido a Yuuri era muy grande, mucho más que su habitación en casa. Pero era, fría. Ciertamente había una chimenea prendida, dándole calidez a la habitación, pero la frialdad no tenía nada que ver con el clima. El tapiz era de color blanco y azul, con intrínsecos diseños de flores, que se unían por sus tallos las unas a los otras y pétalos flotantes. Su gran cama, con sábanas blancas impersonales, tenía un dosel de telas azules. Un ropero con diseños decorativos con runas que Yuuri no entendía, junto a este armario estaba un rocador, con un espejo más alto que Yuuri, la madera parecía fina, y las mismas runas estaban grabadas en él, había algunos accesorios allí, como cremas, perfume, cepillo, y una cajita musical. El alfombrado de la habitación también era precioso y complicado, con colores un poco más oscuros, algunas mesas y sillas esparcidas ordenadamente por el lugar, un par de ventanas que daban a los jardines de la zarina y frente a la puerta de entrada había otra puerta, la cual llevaba a un baño privado.

Yuuri había pasado unos segundos de terror allí adentro, cuando planeaba tomarse su baño, con Yuko para ayudarle, cuando unas sirvientas de la zarina fueron mandadas para ayudarle en la labor. Yuuri las corrió, sin importarle arecer grosero, y es que, aunque fueran sirvientas y omegas, no dejaría que nadie lo viera así. Yuko, desde niños, siempre había sido la encargada de ayudarlo con esos deberes, así que Yuuri ya estaba acostumbrado a estar desnudo frente a ella, y solo frente a ella.

Sus entrañas se revolvían de pensar en que unos días alguien más le vería desnudo.

Con un gritito y un rostro ardiente en rojo, cubrió su cara con una de las varias almohadas ofrecidas, acallando un par de gritos.

Cuando se hubo calmado se quitó el blanco objeto de la cara y miro al techo, este estaba cubierto por una bella pintura, una preciosa, era un lago reflejando el cielo, sabía que era un lago, ya que alrededor del techo había hojas creando ondas. Era un dibujo de muy buen gusto, pensó Yuuri, viendo los bellos colores de la pintura. De alguna manera se relajaba. En casa había un estanque con unos peces koi nadando libremente, cuando Yuuri se sentía muy confundido y angustiado, con solo ver los peces dibujando ondas, o las hojas bailando en el lago, se sentía mejor, en paz.

Suspiro, al cuarto día sería su boda.

No es como si el príncipe Viktor fuera mala persona, de hecho, a comparación de su hermano menor, parecía un hombre muy amable. Cualquier omega caía rendido a sus pies, y eso pudo comprenderlo al ver como su amiga se sonr0jaba al verlo, comentando que era un hombre realmente atractivo.

Incluso cuando pasearon por el palacio, que no era nada pequeño, se cruzaban con omegas que veían suspirantes por el alfa, dirigiéndole miradas soñadoras. Yuuri se preguntaba, cuántas de estas personas habrían pasado por la cama del príncipe alfa. El omega no era ningún tonto, sabía muy bien que la realeza que nacía como alfa tomaba a algunas omegas que trabajasen como sirvientas en sus palacios, así que no sería de extrañar que un joven alfa bien parecido de veintitantos años haya disfrutado esos aspectos de la vida.

Yuuri no se sentía celoso, más bien molesto. Mientras él tenía que permanecer puro, el otro príncipe se había acunado en brazos de Dios sabrá, cuantos omegas. Yuuri se sentía inseguro. Si Yuuri no lograba complacerlo en el lecho, la relación sería mala, incluso si tenían hijos, cosa que tendrían sin duda, si Yuuri no hacía bien su trabajo de consorte, Viktor se entregaría a brazos de cualquier omega, y eso no sería un buen ejemplo para sus hijos.

Y pensando en no bueno ejemplos.

El príncipe Yuri parecía detestarlo con fuerzas, y Yuuri no sabía que habría hecho para provocar el odio del pequeño alfa. Recordaba que en algunos banquetes cruzaba un par de palabras con el niño, pero él nunca había sido tan hostil, quizá indiferente y soberbio, si, pero nunca hostil.

Al menos parecía caerle bien a Georgi, quizá si podría tener una relación amistosa con su futuro cuñado.

Yuuri giraba una uy otra vez en la cama, dándole vueltas al asunto de la boda. Él sabía que no era una persona segura de muchas cosas, pero esta era una situación asfixiante.

— Calmante Yuuri —se decía, con las manos cubriendo sus ojos—, el príncipe Viktor parece ser una buena persona… además, esto no lo hago por mi felicidad, lo hago por mi reino, mientras pueda salvar a Enkoku, no importa quién sea mi marido —se repetía a si mismo, si, él hacía todo eso por salvar a su familia de un golpe de estado, lo hacía para que las personas de Enkoku tuvieran estabilidad, que se re abrieran los tratados y el comercio.

Se puso en alerta rápidamente, había escuchado un ruido en el pasillo.

Se levantó de su cama.

Yuuri vestía un nagajuban, de color blanco, y sobre este, un haori a modo de bata, de colores oscuros. Preocupado, salió al pasillo para encontrar el origen del ruido. Sin embargo, allí no encontró a nadie.

Extrañado, Yuuri volvió a su habitación, entre un suspiro de alivio. No sabría qué hacer si alguno de los príncipes hubieran ido a visitarlo.

Yuuri sabía que su celo no estaba cerca, ya que el ultimo había sido hace casi mes y medio.

Nuevamente, avanzando cansinamente hasta sentarse en la cama, suspiro. Sabía muy bien que en la noche de bodas le inducirían el celo, por eso era importante que la ceremonia fuera a mitad de este.

Había algunas medicinas que inducían al celo, y muchos países la prohibían a menos que fueran aprobados sus usos con fines reproductivos y que ambas partes estuviesen de acuerdo y con permiso de la realeza. El velo era el momento de mayor debilidad para cualquier omega, nada podían hacer, si eran tomados y marcados estarían unidos al alfa que osase hacer eso, quisieran o no.

La medicina que tomaría debía ser usada a mitad de los ciclos, usarla poco antes no garantiza crías, y usarla después supone una gran tensión en el cuerpo del omega.

Yuri no se veía a si mismo con muchas ganas de drogarse para que Viktor pudiese marcarlo apropiadamente.

Nuevamente se sonrojo. Yuuri solo había visto a un alfa desnudo en toda su vida, y esa era su hermana, cuando eran niños y compartían la hora de baño. Y pensar en entregarse a Viktor…

— Arhg —gruño.

Miro nuevamente al techo, deseando estar en casa, luego de haber comido katsudon, su platillo favorito, sin pensar aun en matrimonios o hijos.

— No te confundas Yuuri, esta unión es forzada, no es como si ambos deseásemos casarnos —"porque no nos amamos" pensó amargamente—, esto es solo un acuerdo para salvar Enkoku…

Si se sinceraba, habría que admitirse que Viktor era un alfa atractivo, un príncipe heredero a un trono de un reino prospero e importante, un buen partido por donde se vea.

Seguramente un alfa como ese tendría amantes por doquier.

"Bueno, mientras el príncipe Viktor sea buen padre, no tendré nada en contra" pensó tristemente "así que sería mejor no amarlo, ¿verdad?".

Yuuri era una persona que, por lo general, sentía mucha inseguridad por sí mismo. Sentía que ser un príncipe omega le hacía deseable, pero no como persona, ni siquiera como compañero de toda la vida, sino como una posesión para alcanzar la corona. Antes de este matrimonio de conveniencia, Yuuri había estado siendo pretendido por tres alfas, pero todos ellos eran personas horribles, personas que ni le miraban a los ojos mientras hablaban dulcemente, solo querían hechizarle con palabras para casarse con él. La política del país dictaba que Mari sería la reina de Enkoku, pero Yuuri sabía de algunas personas que antes de ser monarcas morían "accidentalmente". Yuuri no era ningún tonto, sabía que todos aquellos que se acercaban a él no eran alfas que lo amaran, eran alfas que codiciaban el trono.

"Pero Viktor es un príncipe heredero…" pensó una vocecilla en su cabeza, esa que siempre sonaba como Yuko.

"Pero Viktor es perfecto, para que alguien como yo le satisfaga…" sus pensamientos autocompasivos fueron detenidos por un toqueteo en su puerta.

Yuuri volvió a ponerse de pie, esta vez levemente molesto, al menos esta vez esperaba encontrar a alguien del otro lado de la puerta. Ajusto el haori sobre el nagajuban y se dirigió a abrir, solo para encontrar al príncipe Viktor del otro lado.

Este vestía un camisón blanco que parecía de seda, con unos pantalones flojos. Yuuri trato de taparse mejor.

— Príncipe Viktor —exclamo Yuuri exaltado—, usted no puede verme tan tarde por la noche —Yuuri miraba de un lado para otro. Si algo sabía bien, algo que sus padres se esforzaron por inculcarle, era que nunca, jamás, debía recibir visitas de un alfa tan tarde por la noche, y mucho menos sin una dama de honor supervisando la visita.

— Lo sé, pero pensé que quería desearte buenas noches —decía con su sonrisa, que era capaz de derretir a cualquiera.

Yuuri abrió los ojos impresionados, no sabiendo que responder, totalmente sorprendido para pensar nada.

Viktor paso el umbral de la puerta, y en la mejilla de Yuuri deposito un corto beso. — Buenas noches, Príncipe Yuuri —susurro al oído del omega, para luego irse por donde llego.

Las piernas de Yuuri se convirtieron en gelatina temblorosa, siendo incapaces de soportar el peso de su dueño, terminaron con Yuuri sentado en el piso, con el rostro, orejas y cuello pintados enrojo y el rostro una mueca de sorpresa.

.

— Yuuri, ¿estás bien?, tienes ojeras, ¡debes cuidarte! Tu boda será en un par de días.

Yuko, demostrando ser la mamá gallina que había sido siempre, empezaba a regañar a Yuuri ni bien entraba por la habitación a despertarlo.

Yuko rápidamente levanto a Yuuri, pero ella ya no usaba las ropas tradicionales de Enkoku. Usaba un vestido negro, de falda larga hasta los tobillos, usaba un mantel blanco sobre el vestido y botas cafés oscuras, con una diadema blanca recogiendo su cabello.

— ¿Y esa ropa Yuko? —pregunto Yuuri, aun adormilado.

— La zarina Evgenia nos ordenó a Takeshi y a mí que usásemos las ropas de Rosskaya, ya que dice que las ropas de Enkoku no son buenas para la vida diaria aquí —aunque la omega decía todo con su tono animoso, Yuuri la conocía muy bien, y podía detectar una pizca de fastidio e indignación—. Pero dejando eso de lado, Yuuri, la zarina me ha pedido que te aliste para el desayuno, en una hora, así que ¡andando! ¡Mira!, el príncipe Viktor me ha dado ropa para ti, un regalo de él, ¡qué bien, ¿cierto?!

Yuuri miro la ropa, era una camiseta blanca con algunos olanes, un pantalón negro, y un saco de color azul claro con detalles dorados, largo hasta los muslos.

— Es una ropa tan linda, ¿a qué si?

Yuuri solo sonrió a su amiga, incapaz de hablarle de la visita que recibió el día anterior, solo se dejó vestir por ella, mientras la escuchaba murmurar enojada sobre sirvientas tratando de chismosear sobre el príncipe extranjero, y que dichas sirvientas trataban de quitarle su trabajo.

Finalmente, cuando Yuuri se vio al fin vestido, fue escoltado por Yuko y Takeshi, también vestido con las ropas de un criado de Rosskaya, al comedor.

Para ese día, la zarina quería que Yuuri y Viktor recorrieran Ruskiev, para que Yuuri no solo conociera mejor Rosskaya, sino también a su futuro esposo.

El pelinegro asintió, sin ser capaz de ver a los ojos a Viktor, aun recordando la osadía de este en la noche anterior.

— ¿Me acompañaría a dar un paseo, príncipe Yuuri? —preguntaba Viktor con una pequeña inclinación, ofreciendo su brazo a Yuuri, este no tuvo más opción que aceptar.

Tomado del brazo del alfa, el omega subió a un carruaje, solo esperaba, que la razón por la que latía su corazón tan rápido fuera cualquier cosa, pero no amor. Porque Yuuri no quería amar, no si debía casarse sin sentimientos, no si debía hacerlo con un alfa que recibió el saludo de al menos 50 omegas en el trayecto al carruaje, no con un hombre que le sonría como Viktor. Porque todo era forzado, ¿cierto?


Notas finales:

(*) Como solo tengo a Yuko con el apellido Nishigori, y aquí aún no se casa con dicho sujeto, le puse de apellido de soltera el apellido de su seiyuu, Mariya Ise.

(**) NOO! No me refiero a una dama que presta sus servicios sexuales a cambio de diner

Muchas gracias por sus comentarios! Me animan mucho!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).