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Conociendo a mamá por Samantha0507

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La llegada de Otabek, las visitas al hospital de Victor y Yuuri, los secretos que ahora su padre y su madre parecían estar teniendo, logró que de una y otra manera los nervios del menor salieran un poco de control, ya con casi dos meses desde el incidente y con la llegada de Otabek a portas, todo parecía lograr que el rubio perdiera poco a poco las fuerzas que le quedaban.

 

Victor estaba con reposo por esos días, los desmayos podían pasar en cualquier momento; le habían dicho al rubio que, finalmente el tema de su celo era lo que había logrado que el peliplata estuviese tan débil de salud, aunque Yurio se había dado cuenta rápidamente que esta no era la verdad.

 

Victor se acercó a la puerta del cuarto de su cachorro, no se encontraba cerrada y podía notarse, como el menor se había quedado sobre la cama, parecía estar dormido, pero al mirar fijamente se encontró los aguados ojos del rubio, quien tenía su mano sobre el móvil, pero en realidad no parecía estar mirando nada.

 

—¿Yuuri? — el mayor entró, notando como su hijo se encogía sobre sí mismo, evitando que sus miradas se encontraran. — cachorro.

 

—Victor, ¿qué está pasando? — el menor solía llamarlo mamá, pero muchas veces también solía decir su nombre, por lo cual el mayor se acomodó a su lado, evitando el contacto, Victor simplemente levantó su mano y la llevó a la cabeza del muchacho, tocando suavemente, casi como un simple roce de sus manos, con las hebras doradas del joven. —¿Victor…?

 

—No ocurre nada malo, solo que las cosas van a cambiar un poco. — Victor sonrió de forma cálida, cuando el rostro de Yuri había aparecido de entre las almohadas.

 

Victor se acomodó y abrió los brazos, gesto con el cual el rubio simplemente se levantó, acomodó en su pecho, siendo rodeado por el calor que su madre le daba.

 

El aroma del omega mayor llenó el cuarto rápidamente, Yuuri había en busca de Otabek al aeropuerto, así que, ahora ambos omegas se encontraban solos, por lo que el rubio simplemente cerró sus ojos, dejándose llevar por la comodidad y cerrado los ojos en el proceso. —¿Aunque todo cambie me querrás?

 

—Siempre te he amado, eres mi pequeño cachorro.

 

—¿Y Yuuri?

 

—También te ama, el mismo lo dice, está orgulloso de decir que eres su hijo.

 

El omega se separó del cuerpo de Victor, logrando por fin que la mirada del joven se encontrara con la de su madre, logrando extrañamente que un escalofrío le recorriese la espalda del peliplata.

 

La mirada de Yurio era feroz, parecía realmente intimidante, Victor solo podía recordad al abuelo del menor, Nikolai; se recordó a sí mismo, frente a un Alfa como Nikolai, quien había mirado a su hijo y le había dicho, sin si quiera subir el tono de su voz, que debía hacerse cargo del omega, que era su hijo y su responsabilidad.

 

—¿Mamá? —La voz del omega menor lo sacó de sus pensamientos, obligándole a poner atención nuevamente a su cachorro. —¿Me amarás cuando esté aquí?

 

—Ni por Otabek, ni por el mismo Yuuri dejaría de amarte cachorro.

 

—No me refiero a ellos.

 

—Entonces…—No terminó la oración, al sentir las manos del menor posarse sobre su vientre.

 

—Me refiero a él o a ella, cuando nazca y tenga los ojos y el cabello de Yuuri, cuando puedan verlo caminar y llevarlo a la escuela…— Los ojos del rubio se aguaron. — cuando los llamen mamá y papá, lo amaran, cuando vean que será mejor cachorro que yo…—Yurio apretó la tela de la ropa de Victor, sin siquiera tocar el vientre del peliplata bajo estas, se apoyó nuevamente en el pecho de su madre y simplemente lloró, dejando salir el dolor que llevaba bastantes días reteniendo y ocultando.

 

—¿Cuándo lo supiste?

 

—El olor es diferente, es tú olor, pero con algo más, algo un poco dulce, como los cerezos que los abuelos me llevaron a ver mientras estábamos en su casa…—Yurio se había encariñado con la familia de Yuuri y por ello había empezado a llamarlos abuelos, logrando que ambos adultos se emocionaran y estuvieran aún más pendientes del joven, consintiéndolo como el nieto que para ellos era. — Y pensé que el olor de un bebé tuyo y de papá, olería como los cerezos. —Sonrió a pesar de las lágrimas y agregó. — siento rabia, no es justo, los tuve tan poco tiempo, no quiero renunciar a ustedes.

 

—¿Renunciar?

 

—Ustedes me dan el cariño que es de este bebé, un cariño que no merezco. —Volvió a pegar al cuerpo del otro, acomodando su cabeza, en ese huequito que quedaba cerca del hombro de Victor, comenzando a hablar. — cuando me vaya, podrían recordarme, dejar una foto en la sala y quizá una en el cuarto del bebé, podría verlo y venir a comer con ustedes, también a Otabek le gustaría, a mí me gustaría que supiera que lo quiero, que me permitieran demostrártelo.

 

—¿Quieres marcharte? —Yurio se quedó en silencio, notando entonces, por primera vez que los ojos de Victor se habían aguado y que ahora, hacía un esfuerzo por retener las lágrimas.

 

—Victor…

 

—Estaba siendo tan egoísta, pensando que podría tenerlos a ambos y a Yuuri, pensé que por una vez podría tenerlo todo, es que quería, después de tanto, pensé que después de todo, ahora seríamos una familia.

 

—¿No debo irme?

 

—Claro que no, que clase de madre sacaría a su cachorro por otro. — Victor se quedó en silencio y luego miró a su hijo, con el ceño fruncido. —¿Esto es lo que ha estado mal estos días?

 

—Lo lamento…

 

—Basta de esto, sabes que no debes disculparte, sé que puedes tener miedo Yura, pero eres mi cachorro y sé que sientes que renuncié a ti una vez y que crees que puedo hacerlo nuevamente, pero te puedo jurar que ahora lo que menos quiero es dejar de verte y quiero ante todo, que este cachorro, conozca a su hermano, vea el maravilloso hombre que es y que lo enseñes a ser como tú, a mostrar que no importa si eres alfa, beta y omega, que lo importante es el amor de quienes te rodean y lo que quieres hacer con tú vida.

 

—pero…

 

—Ni Beka, ni tú molestan, son familia…

 

—¿Podré seguir diciéndole papá?

 

—Bueno, ¿no sería mejor que se lo preguntes directamente?

 

Yurio levantó la vista, en la puerta del cuarto, estaban Yuuri y Otabek, mirándolos, con un gesto de ternura, marcada en el rostro, el japonés no perdió el tiempo al notar como el rubio se levantaba de la cama, corrió a abrazarlo, demostrándole el cariño que le tenía. 


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