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Conociendo a mamá por Samantha0507

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Notas del capitulo:

Estamos llegando al final 

Yurio ya llevaba el traje para su presentación, su cabello caía sobre su rostro, cubriendo en gran parte esas ojeras y ese color rojo que ahora estaban visiblemente notorias en él.

 

Había pensado toda esa noche en que debía ser, en cómo debía enfrentar en todo lo que estaba pasando, en cómo debía comportarse frente a sus padres, frente al mundo, debía tener un plan, una actitud, debía ser un adulto.

 

—¿Yura? —La profunda voz de Otabek lo trajo de vuelta a la realidad. — si algo no anda bien, deberías cancelar la presentación, por ahora lo mejor sería que te tomaras un tiempo.

 

—No puedo Beka, lo sabes, no puedo simplemente renunciar, quiero comportarme como un adulto y seguir mi vida en relación a eso.

 

Eran cerca de las 10 de la mañana, las presentaciones no comenzaban hasta las 2 de la tarde, de acuerdo con el programa que habían entregado los organizadores, así que simplemente, ambos caminaron a lo largo del recinto, buscando un lugar para que el rubio pudiese calmar sus nervios.

 

Cerca de medio día Otabek llegó con comida para su pareja, pero el rubio se negó y con los audífonos puestos, continuó perdido en alguna parte de la galaxia, en algún lugar donde sus sentimientos, donde su corazón y donde sus esperanzas, simplemente estaban protegidos, donde el dolor y el miedo de que su hermanito usara un lugar que en realidad nunca le perteneció, un lugar de amor y de paz, ese donde el olor de Yuuri lo hacía sentir protegido, ese donde el calor de Victor simplemente no lo abandonaría nunca, donde lo sentiría cuando las tormentas lo asustaran durante la noche, ese donde serían los brazos de su madre los que los recibirían y que lo consolarían si el día no había sido bueno, que fuera Victor quien lo consolase cuando sus lágrimas no dejaran de correr por sus rostros, que no fuera simplemente una almohada la que terminara por consolarlo.

 

Un suave toque en la puerta y el olor que llenaba el lugar logró que el rubio se giraba, sintiendo que realmente todo a su alrededor temblaba.

 

El olor de Victor había llenado el lugar, las defensas de Yurio simplemente se tambalearon cuando su madre, entró sentado en una silla de ruedas.

 

—¿Qué hacen aquí? —la voz del rubio parecía realmente molesta. —diste a luz ayer, no debes estar fuera de la vigilancia médica. —el rubio podía notar como su madre y padre se veían cansados, pero que simplemente lo miraban. —papá, no debiste…

 

—Mi hijo no respondía mis llamadas, mi cachorro no aparecía, no estaba en casa, no estaba conmigo en el hospital, ni fue a ver a su hermanito…— La voz de Victor sonaba dolida.

 

—Quería prepararme para la competencia…—Yura se giró, evitando la cercanía con los adultos a sus espaldas, buscando que no lo vieran flaquear.

 

—Mi hijo no respondió las llamadas de su entrenado. —Fue el turno de Yuuri para hablar. — agradezco que tengas un alfa tan consiente como Otabek que fue capaz de avisarnos, de decirnos que estabas bien. —el japonés sonaba enojado. — actuaste egoístamente Yuri, como un niño pequeño que hace un berrinche, un nene que pierde su juguete favorito y que simplemente espera que le entreguen todo en bandeja de plata, pero las cosas no son así Yuri y de una vez es momento de que dejes de huir y enfrenten las cosas.

 

—No soy un niño y no quiero actuar como tal, simplemente les di el espacio que necesitan para su familia, para estar juntos y criar a su hijo, su primer hijo, ¿no es eso lo que toda pareja de destinados quiere? Criar al niño que tienen en común y de alguna manera ser la familia completa y correcta que deben.

 

—¿Familia correcta? De donde sacas tanta estupidez. — el moreno se acercó enojado. — esto no se trata de mi o de Victor y menos de tu hermano, esto se trata de ti, siendo un niño, siendo egoísta, buscando llamar la atención, mi atención y la de tú madre, eso es lo que pasa Yuri, simplemente desapareces, me preocupas, preocupas a Victor, solo por llamar la atención, por acerté notar, dime, ¿qué buscabas? ¿qué quieres? Que nos disculpemos, perfecto te pedimos perdón.

 

—No.

 

—O espera no, ¿qué puede esperar el gran Yuri? Lamentamos no ser los padres perfectos, lamentamos haberte dejado con quienes creímos te darían un mejor lugar donde vivir o una mejor vida, perdona que no pudiésemos mantenerte, que nos faltara el dinero para poder llevarte con nosotros y darte todas las comodidades que tú padre tenía para ti, perdóname por no ser un maldito y digno Alfa para ti y tú madre…

 

—Calla…

 

—Quieres que me calle, pues no lo haré, perdóname por no ser el alfa al que te gustaría llamar padre, perdóname por no ser capaz de darte todo lo que deseas, pero lucho cada día contra mis fantasmas para que un día te sientas orgulloso de decir que al menos soy el alfa de tú madre, perdóname por no poder dejar que tú madre y tú padre estuviesen juntos Yurio, pero te pido no te desquites con Victor, no desquites con el mis culpas, yo te quité a tú madre, ódiame, pero no odies a Victor, no dejes de estar en su vida, de estar en la de tú hermano. — los ojos del japonés se habían llenado de lágrimas. — nunca me verás y sabrás de mí, pero no te alejes de ellos.

 

—¡que te calles! — un grito desgarrador salió de lo profundo de la garganta del rubio, sorprendiendo tanto a Victor, como a Yuuri. — no digas que no estarás, yo quiero verte, yo quiero estar con ambos, pero…—Yurio lloraba. — no es justos, no es justo, ese no es mi lugar, es de mi hermanito, no puedo monopolizarlos, no los merezco y pensé que si me iba, que si los disfrutaba lo suficiente sentiría que ese hueco aquí. —y con las manos sobre su pecho, continuó. —pero ahora duele, pensar en no tenerlos solo aumenta mi dolor, no pude llenarlo con sus caricias, con su amor, solo parece que todo empeora.

 

—Yura…—el japonés se arrepintió de las palabras que le había dado a su hijo minutos antes, pero para su sorpresa, fue Victor, quien con dificultad se puso de pie y llegó a su pequeño, quitando esas lágrimas que bajaban caudalosas

 

—Los recuerdos son recuerdos, no es lo mismo recordarnos, que tenernos junto a ti, sabiendo que te amamos. —Victor le quitó el cabello del rostro, obligando al menor a mirarlo. — no deberías llevar el cabello así, luciría mucho mejor si lo peinamos. —Victor como pudo dio un paso, ante la atenta mirada de Yuuri, ya que no debía estar de pie mucho tiempo, los hombres omegas se afectaban mucho y cada parto era más complicado que el anterior y sus cuerpos se veían más afectados.

 

El rubio por su parte se dejó llevar, el olor y el calor de su madre embriagaban sus sentidos y curaba poco a poco la creciente angustia que crecía en su pecho, llenaba de forma especial su entorno; lo calmaba.

 

—Cuando llegaste al mundo, casi no tenías cabello, era rubio y parecía un poco de pelusa que había llegado a tù cabeza sin querer. —Victor acariciaba las doradas hebras entre sus dedos, tranzando y alejando de los bellos ojos de su hijo el cabello que ahora caía. — Hace varios años, era a mí a quien peinaban para sus presentaciones, siempre soñè el dìa en poder hacer esxto contigo, en poder estar a tù lado y ser quien te ayudara de esta manera.

 

—Victor…

 

—Cuando llegaste al mundo, no ni siquiera, cuando supe que te esperaba, simplemente quebraste mi mundo, todo cambió de golpe, no lo planee, ni siquiera esperaba que las cosas pasaran de la manera en que pasaron, yo deseaba triunfar, deseaba conocer a mi destinado y que juntos comenzáramos la familia que tanto necesitaba, pero no fue de esa manera.

 

Yurio se mantuvo en silencio, era la primera vez que Victor le recriminaba todo lo perdido por su nacimiento y aunque sabía que en algún momento debía escuchar todo lo que le estaba diciendo el mayor, era realmente doloroso saber que su madre le recriminaba todo lo perdido, el sentir que después de todo si había perdido mucho de su vida por todo lo que había pasado en su vida.

 

—renuncié a las pistas, a recorrer el mundo, a ser el capeón innato que tanto desea ser, ese que superaría el mundo, ese que lograría llegar al lugar que quisiera y conmigo Yuuri también renunció a muchas cosas, incluso a su orgullo como alfa, al orgullo social de tomar a tú omega virgen, de tomar ese derecho que el instinto te da, todo lo perdimos cuando llegaste al mundo Yurio, a todo eso renunciamos al saber que estabas aquí, en mi vientre. —Victor había trenzado el cabello del rubio, mientras este lloraba silenciosamente, reteniendo los sollozos que le apretaban poco a poco el nudo en la garganta.

 

—Lo lamento…—Yura dejó salir sus lágrimas, mientras Victor terminaba de acomodar su cabello, para la presentación, aunque las fuerzas del rubio simplemente parecían haberlo abandonado.

 

—Yo no…—La respuesta del peliplata le hizo levantar la vista de sus manos, donde había estado mirando los últimos minutos, notando entonces como Victor y Yuuri lloraban también. —No me arrepiento de haberte tenido, de haber traído al mundo a quien es mi mayor orgullo, desde que estas en este mundo, tengo el motivo más grande para despertar cada mañana, saber que mi cachorro vive y es feliz, de lo único que nos arrepentimos Yuuri y yo, es de no haber tenido la fuerza suficiente para quedarnos a tú lado mientras crecías, de no haber sido lo suficientemente maduros para saber qué hacer para que fueses feliz.

 

El rubio se paró de golpe y somplemente rodeo a Victor y Yurri como pudo entre sus brazos, dejando salir ese dolor, eso que lo hacía un niño, que necesitaba de sus padres.

 

Por su parte Otabek, tras la puerta sonreía cálidamente. — Date tú tiempo Yura, los guerreros más fuertes no son los que no le temen a nada, son los que son capaces de buscar ayuda y luchar con toda su fuerza por lo que desean, tomate tú tiempo mi querido Yura, disfruta a tus padres, yo te esperare todo lo que sea necesario.

 

 


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