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Conociendo a mamá por Samantha0507

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Victor se removió en la cama, se sentía confundido, un millón de emociones, de sentimientos, se giró mirando el rostro de Yuri a su lado, dormido se veía tranquilo y sumiso, pero en realidad era un alfa en todo uso de la palabra, solo que le daba la libertad que el mayor siempre había deseado.

 

Cerró sus ojos cuando el recuerdo de su familia llegó a su mente, las palabras de su padre y de su madre, en como lo habían rebajado por ser un omega, en como todo había sido tristeza y soledad hasta que Yakov había llegado a salvarlo de lo que debía ser su vida, de su obligación.

 

Victor caminaba con su mochila entre las manos, los tirantes le hacían daño, pero su madre le había dicho que no gastaría ni un centavo en él, ni mucho menos en su educación, con 5 años, ya tenía claro que por mucho que lo soñara, no sería más que un omega cualquiera

 

— Si tan solo no fuera un simple omega. — Caminó en silencio, hasta llegar cerca de un callejón, donde una chica con una caja frente a ella, lo miró con una sonrisa en el rostro.

 

—Lo estoy regalando, ¿te interesa? — uno de los pequeños se paró en sus patas traseras, tratando de llamar la atención del pequeño. — solo puedo conservar a uno y a su mamá, solo eso acepto mamá, ¿quieres llevarte a este pequeño? — el caniche sonreirá o al menos esa era la idea que la carita del pequeño perrito parecía para el menor, pero miles de dudas pasaron por su cabeza, con un cachorro tan bonito, jamás se sentiría solo, pero en realidad su familia no lo aceptaría.

 

El pequeño rechazó cortésmente y se encaminó nuevamente a su hogar, solo bastó que el menor pusiera un pie en casa, cuando una blanca y fría mano golpeo contra su mejilla, haciendo que el niño perdiera el equilibrio.

 

—¿mami?

 

—no me llames así, ¿Dónde demonios estabas? Tienes que irte a la escuela y volver directo a casa.

 

—Mami, pero si eso…

 

—Nada de mami, escúchame, si no te comportas te quedaras sin siquiera ir a la escuela, me escuchaste. — la mujer se giró sobre talones, dándole la espalda al pequeño, quien simplemente sintió como sus ojos se anegaban por las lágrimas, sintiendo en como en su garganta un jadeo se quedaba atrapado, evitando aquello que podía sentir sería un nuevo regaño, un nuevo castigo.

 

Subió las escaleras, sintiendo que el pecho se le apretaba, miró su rostro, su mejilla comenzaba a tornarse roja, pero a pesar de eso, no era lo que más le dolía, era eso en la mitad de su pecho lo que realmente le dolía, era como si algo se apretaba, donde sentía que no podía respirar.

 

Se lanzó sobre la cama, su habitación era tan grande, pero no tenía nada que ocupara el lugar, no tenía nada que llenara todo el lugar como él tanto deseaba.

 

Se cubrió el rostro como pudo, sintiendo que el aire entraba con dificultad en su pecho, era como si el aire no pasara por sus pulmones.

 

 

El peliplata se sentó en la cama, llevándose las manos al pecho, sintió sus ojos llenarse de lágrimas, el recuerdo de su madre, de sus palabras y de esos gestos que la mujer tenía con él seguían frescos en su mente, incluso aunque hubieran pasado más de 20 años.

 

—Victor…—el pelinegro se sentó en la cama, tratando de enfocar la vista en su pareja. — ¿qué tienes?

 

— Yuuri…— Trató de calmar su respiración. —Es, es…—tartamudeaba, le faltaba el aire, se sentía mareado y con ganas de llorar.

 

—Vamos Victor, detente, pensé que el tener a tú hijo nuevamente te haría feliz, si hubiese sabido que esto te pondría así de mal, ni siquiera lo pensaría como una opción.

 

—No Yuuri, no…— El peliplata comenzó a sentir la molestia de su alfa, si Yuuri cambiaba de opinión en ese minuto, no podría decir nada, si finalmente su pareja se negaba a la llegada de su hijo y de la pareja de este todo estaría perdido.

 

—Ya vamos, calma. — Yuuri acarició el cabello de su pareja y lo acomodó en su pecho, mientras el mismo se recostaba sobre las almohadas de la cama.

 

— Tengo miedo Yuuri, tengo miedo que sea como con mamá, si realmente él no puede comprender, no puede entender el motivo de que no pudiera tenerlo conmigo, el motivo de que no pudiera ser su madre en estos años…

 

— Shhhhuuu…— El de lentes consoló a su pareja, deseando con todas sus fuerzas que el hijo de su pareja no lo rechazara, si no, Victor se perdería a si mismo por mucho tiempo.

 

 

Por otro lado cierto rubio miraba con rostro de molestia a su pareja.

 

— No es justo. — un puchero en la boca del rubio terminó con el moreno en la cama sobre él.

 

— No hay nada que pueda hacer, debo tener listos los papeles, si quiero marcarte y que puedas patinar, es necesario que ambos estemos de acuerdo y con los respaldos legales, no quiero que te castiguen.

 

—Todo sería más fácil si fuera un omega normal, si me quedara en casa a…

 

—¿A qué gatito? ¿a tener a mis hijos? ¿a prepararme la cena o limpiar mi casa? Por favor, eso es la estupidez más grande que puedes si quiera pensar. — Otabek tomó el rostro del rubio entre sus manos obligando a que este lo mirara a los ojos. — Yo te amo, no solo por ser mi omega, te amo por quien eres, por tu carácter y tus miedos, eso no es diferente, no quiero un omega cualquiera, te quiero a ti y ahora estas luchando por conocer una parte de ti y te apoyaré en este paso.

 

—No quiero conocer a Victor si no estás a mi lado. —El rubio agregó en un puchero, antes que los labios del moreno devorarán los suyos.

 

—Dame unos días gatito, es solo una semana y estaré contigo.

 

Ambos se miraron en silencio, mientras el moreno recostaba el cuerpo del más bajo sobre la cama que compartían, sus olores se mezclaron, mientras las distancias entre ambos se perdían, Otabek sintió como en un fuerte suspiro, el rubio se acercó, tocando sus labios en un casto beso, algo casi infantil.

 

— Quiero ser tuyo Beka.

 

Ambos se apresaron con fuerza, mientras sus cuerpos se rozaban, ellos se habían prometido tantas cosas, pero una de ellas y la que ambos respetaban, era el esperar, esperar que todas las dudas de Yuri estuvieran resueltas, esperar que Otabek sintiera que era completamente capaz de apoyar y cuidar a su pareja, esperar un momento en el que ambos pudieran sentir la magia de su primera vez.

 

Ambos continuaron rozando sus miembros sobre la ropa, sintiendo como la sensibilidad en estos aumentaban, la entrada del rubio comenzó a mojarse, mientras ambos penes dejaban escapar el líquido pre-seminal.

 

Solo faltaron un par de roces, antes que ambos llegaran al clímax, ambos cayeron fatigados sobre su cama, en la habitación que compartían, las feromonas en el aire y el deseo de ambos parecía aumentar con el paso de los segundos.

 

— Gatito, escúchalo, el debió tener motivos, piensa en como nosotros hemos ido haciendo esta relación algo más, no puedes confiar en que tú madre tenía sus razones.

 

—Victor. —le corrigió el rubio. — Te lo pido Beka, solo llámalo Victor, yo solo tuve una madre, la cual tristemente no me parió, pero es la única que se ha ganado el título de madre para mí.

 

— Yuri…—Otabek lo miró y aunque su instinto como alfa deseaba obligar a su pareja, sabía que no sería correcto, se acercó a los labios del más bajo, depositando un suave beso, antes de que ambos cerraran los ojos, sabiendo que el cansancio los había vencido al menos esa mañana.


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