Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Por favor... déjame entrar a tu vida por Sakura015

[Reviews - 70]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, considerando que mi pequeña Trolleada no ha sido muy agradable, les traje esto para compersarlos. ,:D Jeje... 

Me voy *se va con energias depresivas*

Sin mas que decir...a leer.

Yokozawa comenzó a abrir los ojos. Tenía una fuerte jaqueca. No recordaba nada de lo que pasó en el día.
Miró la hora. Once de la noche. Miró a su lado y vio que Kirishima dormía tranquilamente.
Se percató de un detalle: no tenían nada puesto. Los colores le subieron y sintió que el rostro le ardía. Tomó la ropa que estaba por el suelo, se vistió rápidamente y trató de levantarse. No obstante, apenas se levantó, cayó al suelo. Un dolor insoportable se hizo presente en sus caderas.

— ¡Maldición! ¿Pero qué hice anoche?—pensó mientras trataba de levantarse.

Yokozawa logró levantarse, se preparó otra ropa y fue a bañarse. No podía dejar de pensar en cómo despertó, además del dolor en sus caderas. Mientras se bañaba, trataba de recordar que hicieron durante el día. Sólo recordaba que habían tomado cervezas y luego...

—Me lleva la...—se calló de golpe para no despertar a Kirishima.

Salió del baño y vio que el mayor comenzaba a despertar. Se acercó y se sentó del otro lado de la cama.

—Hey... ¿Cómo estás?—preguntó el castaño.

—Con dolor de cabeza... y de caderas.

El castaño abrió los ojos de golpe, y lo miró casi con estupor.

—Mmm... ¿Te cuento?

—Sí.

—Digamos que ayer te pasaste de latas de cerveza. Y... una cosa pasó a la otra...

Yokozawa sintió la cara roja. Se cubrió con ambas manos y se dejó caer sobre el colchón. Sentía vergüenza de mirarlo a los ojos.
¿Cómo pasó esto? Se preguntaba. Kirishima se sentó en la cama, aun con la manta cubriendo sus partes.

—Yo... Voy a ducharme—tomó el pantalón que estaba en el suelo y se lo puso antes de tomar otra ropa e ir a bañarse.

Yokozawa se quedó mirando el techo. Por alguna razón, no sentía enojo por lo que había pasado. No podía definir bien lo que sentía. Algo en su cabeza le daba una idea, pero por su “problema de confianza”, no podía aceptarlo.
No era que no quisiera, sino que le costaba.

—Él no es malo para nada. Pero jamás he tenido una relación. No quisiera que terminara decepcionado conmigo.

Kirishima salió de bañarse y se quedó unos segundos mirando a Yokozawa.

—Escucha, no tengo nada para comer, así que ¿qué te parece si vamos a la ciudad? Hay un local abierto ahora.

—Me parece bien—fue todo lo que dijo.

Kirishima terminó de prepararse y antes de irse, le dejaron comida y agua al gato.
Caminaron unos minutos hasta que llegaron al local que seguía abierto. Allí, Yokozawa fue a la mesa, porque no tenía ganas de recibir miradas de los empleados, y Kirishima pidió la comida. Una vez que la recibió, fue a la mesa.

—Kirishima, ¿hice algo más estando ebrio?

—Sí... Tú... me dijiste quien era él que te llama—respondió mirándolo a los ojos— ¿Por qué no decirme nada?

—Zen... es difícil para mí. Sé que también para ti, ver que no te cuento nada. Pero lo último voy a querer, es darte problemas con esa gente—dijo seriamente.

—Ya te dije que no me traes problemas—contestó tomándolo del mentón para que lo viera a los ojos—. ¿Cómo es su nombre?

Yokozawa suspiró, resignado.

—Kenta.

Kirishima se quedó pensando. No se le hacía muy familiar.

— ¿Kirishima?

—Disculpa. Creí que lo conocía, pero no.

— Ok...

—Escucha, esto no se lo conté a los chicos aun, pero una vez en que atraparon a uno, Takeo y otro se bajaron de una camioneta, y el mismo Takeo dijo: “Ponle las esposas. Eso bloqueará sus poderes”. Creo que ese Humano Elegido tenía el poder controlar objetos con la mente.  Esas esposas eran como las de policía, pero en otro color.

— ¿Esposas que bloquean sus poderes? ¿Cómo pudo hacer algo así?

—No estoy seguro... Yokozawa, es por cosas así que no quiero que vengas. No vamos a poder hacer mucho si bloquen nuestros poderes y te atrapan.

Yokozawa entendió su punto. Él siempre lo ayudó cuando lo necesitaba, razón por la que quería ir. Sentía que así podría devolverle el favor. Era duro para ambos. Ninguno quería que el otro sufriera.
El menor desvió la mirada. Además, aun no le había dicho lo de que le enviaba dinero a sus padres.

—Entiendo que esto te angustie, pero quiero ayudarlos de todas formas.

Kirishima y los demás habían considerado que pronto llegarían las vacaciones de invierno para poder ir a esa cárcel. Fue ahí que le dio los detalles a Yokozawa.

—Los cuatro hemos ahorrado dinero para poder detenernos en un lugar de descanso el tiempo que estemos fuera, porque no iremos volando o llamaríamos mucho la atención. Además, ellos van a cambiar un poco de aspecto para que los militares no los reconozcan.

—Yo puedo ayudar con el tema del dinero. Hace tiempo, iba en las noches a recoger el que mis abuelos me envían para guardarlo.

— ¿Te ibas en las noches? ¿Sabes lo peligroso que es? Me deberías haber dicho—Kirishima parecía... ofendido, si es la palabra correcta.

—Es que siempre iba tarde, cuando no hay nadie en las calles.

—Pero aun así. Es peligroso.

Ambos terminaron y fueron al departamento. Aprovechando que no había nadie en las calles, Kirishima le pidió que subiera a su espalda. Yokozawa lo hizo y fueron volando. Entraron por la ventana al llegar.

—Te recuerdo que nos iremos apenas empiecen las vacaciones de invierno.

Kirishima fue al baño y Yokozawa se quedó pensando. Pero no en ese asunto, sino más bien en la confesión de Zen.

— ¿Qué siento realmente por él?—se preguntaba cada segundo—. No lo puedo definir. Ya no sé si es amistad o un interés amoroso. Jamás sentí esto por nadie. Maldición, es demasiado para mí.

Yokozawa tenía hecho un lio mental. Definitivamente, no podría hacer mucho si estaba con Kirishima. Algo que él jamás mencionó... es que alguien jugó con él. Le hizo un montón de ilusiones y luego lo destrozó. Había sido un chico del extranjero que luego volvió a su país. Eso si fue doloroso. Si le pasó eso, normal que no se sienta bien para una relación.

—Sé perfectamente que él no es igual, pero siempre que pasa algo, me trae los recuerdos de ese idiota revelando que sólo jugó conmigo—pensaba.

Ese chico fue terrible con él. Nadie merece que jueguen con sus sentimientos.
Agitó bruscamente la cabeza y comenzó a “golpearse” la cara con una almohada. Kirishima y Sorata veían desde la puerta del baño.

— ¿Qué le pasa ahora?—se preguntó el castaño.

—Ojala lo supiera—respondió el gato.

Los siguientes cuatro días, Yokozawa no dejó de pensar en las palabras de Zen.
Tal vez si estaba enamorado, pero su experiencia lo había dejado marcado e inconscientemente le dijo que necesitaba tiempo por eso. Si Kirishima lo sabía, Dios se apiade de todos.
¿Debía darle una oportunidad? ¿O decirle que sólo quería ser su amigo? Era difícil. No quería ver sufrir a Kirishima. Nunca es fácil aceptar lo que se siente hacia otra persona. Es realismo, nunca es fácil. Todos siempre pasan por eso. Su caso podía ser igual a muchos. Pero en verdad, nunca imaginó que terminaría por recibir una confesión verdadera.

—Yokozawa, ¿estás bien?—preguntó el castaño, preocupado al ver que estaba con la mirada perdida en ningún lado.

El menor lo miró fijamente un momento. Luego se levantó y quedó delante. Una decisión había tomado. Dijo con voz firme:

—Kirishima... quiero intentar tener algo contigo—exclamó con las mejillas rosadas.

 

— Entonces, no ha aceptado—dijo un hombre de cabello rubio que estaba en un cuarto con cinco celdas—. ¡Lo necesitamos aquí! ¡Mira, tenemos suerte de que Hatori no pueda ver lo que pasa aquí, porque sino ya nos habrían descubierto!

—Takeo-san, ¿qué te hace pensar que tenerlo aquí traerá a ese chico de cabello castaño? Ehh... Kirishima—dijo otro hombre de cabellera roja. Estaba detrás del primero.

—Porque es obvio que si está aquí, él vendrá para salvarlo, aunque sé que puede dificultarse porque no sabemos el aspecto de Kirishima, y su nombre no alcanza. Pero si sé que los otros tres vendrán por sus parejitas—aseguró mirando hacia una celda con vidrio en lugar de rejas. Allí estaban esos tres chicos—. Pero no esperaremos hasta que estén por entrar. Sino que los atraparemos antes.

— ¿Cómo lo haremos?—preguntó interesado el pelirrojo.

 —Simple: hacer que parezcan, o que sean, lo que piensan todos.

—No entiendo.

—Aun no daré detalles—hizo un movimiento con la mano para que el otro se fuera. Cuando estaba por salir, Takeo dijo—: ¡Kenta! Tú sabes qué hacer si los padres del “Sin poderes” se echan para atrás, ¿cierto?

—Absolutamente. Yo le dije algo a él, pero cumpliré mi palabra a ti—dicho esto, desapareció en la oscuridad de otra habitación.

Continuara...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).