Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Por favor... déjame entrar a tu vida por Sakura015

[Reviews - 70]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Fanaticos del Yaoi, a las dos y media de la mañana terminé el capitulo y para aclarar, voy a hacer como en los libros, y algunas veces voy a poner dos titulos. Porque... Porque yolo...

Sin mas que decir...a leer

Tras haber pasado un dolor insoportable la noche anterior, Yokozawa se despertó y bajó rápido para poder irse sin tener que verlos a ellos. Sólo preparó sus cosas y salió rápido de la casa para evitar recibir más golpes.
Esta vez se levantó una hora antes para ir al parque que le quedaba de paso a la escuela. Esperaba ver al gatito que siempre estaba con él y se frotaba en su pierna. Si, estaba ahí. Parecía que siempre lo esperaba en la misma banca. Se acercó y lo acarició. Le gustaba tener esa compañía. Al menos alguien no le tenía miedo.
Sintió algo en su cuello. Era un collar. No lo había visto por todo el pelo. Hasta tenía una placa.

—Sorata—leyó—. Así que ese es tu nombre.

El gato soltó un maullido y sentó, esperando más caricias de parte del chico. Yokozawa estuvo casi una hora en el parque. Después se levantó y fue a la escuela. Allí, en lugar de ir a su rincón, fue al aula. Hacía frio y no quería estar afuera. Sólo esperó en su lugar hasta que la profesora llegara. Nada cambiaría ese día. Al menos para él.
Todos los demás alumnos entraron y unos minutos después entró junto a un chico. Era castaño y tenía ojos marrones claros. Y era bastante alto.

—Alumnos, él es Kirishima Zen, un nuevo alumno. Espero que sean amables con él. Siéntate donde quieras—habló suavemente la profesora.

 El chico asintió y buscó con la mirada un lugar. Las chicas lo miraban como típicas adolescentes enamoradas. Algunas quitaron sus mochilas de sus asientos para que él se sentara con ellas, recibiendo miradas asesinas de sus compañeras. Pero él vio a alguien que le llamó la atención. Si, Yokozawa. Sólo miraba por la ventana. Se acercó para sentarse con él. Todos se abrieron los ojos como platos, hasta la profesora. Eso no lo esperaban.

— ¿Por qué se sienta conmigo?—pensó el menor.

—Hola, soy Kirishima Zen. ¿Cuál es tu nombre?—preguntó sin dejar de sonreírle.

—Soy... Soy Yokozawa Takafumi.

—Lindo nombre—Kirishima emanaba energías muy positivas.

La profesora siguió su clase como pudo. Nadie entendía por qué se sentó con él.
Yokozawa se sentía nervioso. Era la primera vez en años que alguien se sentaba junto a él. Y Kirishima parecía ignorar eso. A él le llamó mucho la atención como estaba ese chico. Se veía muy decaído y emanaba energías depresivas. Y no solo eso. Pudo ver algo cerca de su muñeca. Una cicatriz cerca de ella. Se sorprendió por eso. Se quedó mirándolo, mientras Yokozawa trataba de no mirarlo de reojo. Ni él lo entendía.
Cuando sonó la campana del recreo, todos salieron, menos Yokozawa, que se quedó escribiendo unas cosas. Kirishima estaba hablando con unos chicos y dos chicas del curso.

—No entiendo... ¿Por qué te sentaste con él?—preguntó una chica.

— ¿Perdón? No le veo nada de malo—respondió bastante molesto el castaño.

— ¿Tú no sabes de la historia?—preguntó alguien. Zen negó con la cabeza—. Sus padres son traficantes sumamente peligrosos. Él seguramente sigue sus pasos.

— ¿Qué les hace pensar eso? ¿Ya ha golpeado a alguien o ha causado problemas?—preguntó con mucha ironía—. Seré directo: odio a la gente que juzga sin conocer.

Las chicas bajaron la cabeza y los chicos rascaron su nuca. Kirishima los miró con el ceño fruncido mientras movía la cabeza de lado a lado.  Entró al aula para dejar unas cosas y ahí lo vio, solito. Había dejado de escribir y estaba mirando por la ventana. Se acercó y se sentó a su lado. Yokozawa ni se inmutó, pero si se sobresaltó cuando el mayor le tocó el hombro. Abrió mucho los ojos y quitó su hombro, por decir algo. Kirishima quitó su mano y lo miró sorprendido. Se quedó preocupado viendo la expresión de miedo que tenía Yokozawa, y entendió que podía tenerle miedo al contacto físico.
Por un lado sentía pena por él, porque podía darse cuenta a simple vista que no había recibido mucho amor. Y por otro lado sentía odio hacia las personas con quienes vivía sin conocerlos.
Yokozawa se relajó y le preguntó:

— ¿Por qué no te alejaste de mí? Ellos seguro ya te contaron mi historia.

—No veo que seas igual a tus padres—respondió con suavidad—. Además, no te conozco mucho, pero quiero hacerlo.

— ¿Eh? ¿Tú...? ¿Quieres conocerme?

Kirishima logró percatarse de la cicatriz que tenía en la mejilla. Se quedó impactado por eso. Y no solo eso, cuando le tocó la espalda, Yokozawa la arqueó y soltó un gemido de dolor.

— ¿Te lastimé?—preguntó preocupado.

—Tengo la espalda lastima—reveló. Kirishima le lanzó una mirada interrogante—. Un cliente de mis padres estaba furioso por una estafa y se desquitó conmigo. Y mi padre me azotó con su cinturón por haberle respondido.

Kirishima ahora sentía más ira hacia esas personas. Eran terribles padres. ¿Cómo podían ser así con su hijo?

—No debería preguntar esto, pero ¿nunca pensaste en emanciparte?

—No podría. Ellos no se presentarían. Es demasiado complicado—dijo con voz quebrada, tratando de retener las lágrimas.

Kirishima no lo pensó mucho y le giró el rostro para ver sus ojos cristalizados. Yokozawa ni siquiera apartó su mano. Sólo terminó llorando.

—Jamás tuve amigos. Todos siempre se alejaron de mí por la historia de mi familia. Fue así desde siempre. Me tuvieron miedo fuera a donde fuera. Y es tanto que ni siquiera intenté hablar con alguien desde que entré a la secundaria.

Kirishima secó sus lágrimas y lo abrazó con fuerza para reconfortarlo, teniendo cuidado de no apretar su espalda. Yokozawa reaccionó y lo alejó.

— ¿Qué haces?

—Te... abrazo—la ficha no tardó en caerle—. ¿Jamás te han abrazado?

Yokozawa giró un poco la cabeza y luego lo miró de nuevo, frunciendo el ceño con tristeza. Nunca pudo recibir un abrazo, ni siquiera de sus abuelos.

—Takafumi...—Zen lo volvió a abrazar, teniendo cuidado con su espalda.

Yokozawa se quedó en blanco unos segundos. Y luego le devolvió el abrazo. Dejó escapar sus lágrimas al pensar que por primera vez le había contado a alguien ciertas desgracias de su vida. Kirishima se separó de él y lo miró a los ojos.

— ¿Quieres venir  a mi casa al salir?

 — ¿A tu casa?

—Si, como dije, quiero poder conocerte mejor.

Yokozawa se quedó mirándolo casi con estupor. Eso sí que no lo esperaba para nada.

—De acuerdo.

Continuara...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).