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Let It Burn por Anna-chan

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Notas del capitulo:

¡Hola! perdón por la tardanza, pero la universidad me tiene consumida.

Espero que les guste el cap!

 

Su respiración se hacía difícil, le costaba mantener el ritmo de su corazón. El frío iba apoderándose de su espíritu, abrió sus ojos, las amatistas de antes desaparecieron, solo un fuerte naranja gobernaba su iris, la esclerótica violeta cambiaba en un instante a negro, intercalándose ambos colores. Zero sentía como iba muriendo poco a poco, su piel completamente escamada comenzaba a endurecerse. Intento levantarse, pero sus músculos tensos y a punto de petrificarse, impedían que se movieran. Sabía que su hermano mayor se encontraba cerca, pero su muerte se había adelantado por culpa de que su corazón humano dejó de querer latir, y solo su alma vampira no dejaba que muera.

Intento gritar, para que Ichiru lo escuche, pero sus labios no se dignaron a abrirse. Las lágrimas quemaban su piel, pero su rostro no reflejaba nada. Otro intento. La desesperación se apodero de él, y logró ponerse de rodillas. Escuchó pasos detrás de la puerta de la fría habitación, al parecer se dieron cuenta de su presencia.

Un poco más….

Sintió como sus venas se congelaban. Sus pies ya se habían congelado y una capa de hielo los cubría. El peso de la gravedad lo hizo caer, y solo se sostuvo con uno de sus brazos. Los pasos seguían acercándose.

Por favor, solo un poquito más….

Ichiru se acercaba cada vez más, al igual que el hielo a su corazón, pues ya había alcanzado su vientre. Intento gritar otra vez, pero de sus labios no salió ningún ruido. El hielo se encontraba cerca.

Por favor, por favor, por favor, por favor… deja que me despida de mi hermano… deja que le diga que lo amo…. por favor, deja que me despida de…

 -Ichiru… -

En el último momento en que susurró el nombre de su hermano, extendió sus brazos en un intento vano por abrir la puerta. Pero fue tarde, Su alma vampira dejo de existir y su corazón de latir, el hielo cubrió toda la extensión del cuerpo de Zero. Había muerto antes de poder volver a ver a su amado hermano.

La puerta se rompió sobre sus goznes cuando Ichiru entró pateándola. Miraba con cautela aquella vieja habitación suya. No había nadie, se tranquilizó. Ingreso en ella, buscando la débil presencia de su hermano, la cual había sentido unos minutos antes. Pero solo se encontró con una habitación muy fría y vacía. Aunque algo le llamo la atención, pero su forma era tan abstracta que le era difícil de identificar-

 -Tía Shizuka, mira esto… - Llamo a la vampiresa, quien se apersono en el lugar.

 -¿Qué es eso? – Ella tampoco le encontraba el sentido a aquella semi escultura de hielo en medio de la habitación.

 -Esto no estaba aquí la semana pasada… - Analizo con más determinación aquella escultura, la rodeo, se tropezó con algo metálico. La Bloody Rose estaba en el suelo a pocos centímetros del hielo. La tomó en sus manos y sintió una inmensa tristeza.

 -Ichiru, no me digas que… -

Ichiru le mostró el arma, Shizuka se extrañó. Zero nunca dejaría atrás su preciada arma. Pero ella yacía sola sin su dueño cerca. Ella intento localizarlo, sin lograr, aunque sea sentir el calor de su pequeño.

 -Puede que se haya olvidado o puede que este herido y Yagari lo encontró y se lo llevó, olvidando a Bloody Rose. –  Shizuka comprendía que sonaba estúpida, pero todo puede pasar.

 -No creo que eso haya pasado… - Ichiru la miraba incrédulo. Pero también dudaba de la situación.

No pudieron seguir especulando sobre lo que hubiese pasado. Sintieron una presencia algo familiar pero muy fuerte. Salieron de aquella mansión en busca de aquel ser familiar, con la esperanza de que sea Zero. Fueron hasta el rio y ahí vieron a una persona, pero no era Zero, no era alguien quien conocían, pero su presencia era muy familiar.  Era un joven de cabellos cortos, con los ojos heterocrómicos. Ichiru se sorprendió al ver que el joven tenía el mismo color peculiar de cabello, tan plateado como él y como su hermano.  Esa persona capto su presencia y los miró.

Por un momento creyeron ver a dos personas en aquel joven. Su aroma era casi igual al de Zero, aunque estaba mezclado con el de alguien más, y ese aroma lo reconocieron de inmediato. Aquel Joven desprendía el aroma de Zero mezclado con el aroma de Rido Kuran. Por eso el color de sus ojos, eran los mismo que los de Rido y el color de cabello era como el de Zero. Un escalofrío le recorrió la espalda. Fue entonces cuando el otro ser se acercó a ellos.

 -Hola, disculpen estoy perdido. – La mirada confusa del chico les dijo que no mentía. – ¿Dónde estoy?

 -Estas en el monte de la ciudad de Nagoya. Cerca de la Asociación de cazadores. – Shizuka respondió de forma amable.

 -¿Cómo te llamas? – Ichiru era muy cauteloso con los desconocidos.

 -Me llamo Akihiro ¡Whoaa! ¡Tú te pareces mucho a mi madre! – Los ojos le brillaron, e Ichiru se sorprendió mucho.

 -¿Cómo se llama tu madre? – Shizuka parecía desconcertada, es imposible que los Kiryuu tuviesen un hijo irreconocido.

 -Mi madre se llama Zero. – Sonrió con ternura.

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Rido fue expulsado por los aires. Kaname tenía los ojos rojos de la ira. Intentaba explicar las cosas al vampiro, pero el otro era muy testarudo y sordo. Apenas pudo esquivar el contrataque enviado por su tío. Esto se estaba saliendo de su control.

Poco después de que Zero haya desaparecido, el otro se había empeñado en matarlo. Aunque entendía el por qué, encontrar a quien siempre amaste en brazos de otros no era muy fácil de digerir. Se encontraban en uno de los jardines de la academia, mientras el sobrino intentaba hacer entrar en razón a su tío. Aunque Rido seguía con la intención de hacer sufrir a los hijos de Haruka, pero cuando vio a Zero y a Kaname juntos en aquella cama, decidió matarlo. 

Intentando no matar a su amado tío, el vampiro joven esquivaba los ataques y solo respondía cuando era necesario, no quería matar al novio de su hermano. En un rápido movimiento, Kaname quedó estampado contra el árbol, la mano de Rido apretaba con fuerza su cuello. El joven pudo notar como los ojos del otro se volvían rojos, su fuerza estaba aumentando, y el agarre sobre su cuello comenzaba a asfixiarle. Algo le rozó la frente, dejando una fina línea sangrante. El olor a metal quemado invadió sus fosas nasales. Yagari había disparado hacia ellos.

El pelo azul ya estaba cargando su arma de nuevo.

 -¡Kaname-nii san! – Yuuki corrió hacia él, pero Rido le soltó.

 -¡Oh, pero si es mi querida sobrina! – El sádico avanzo hasta quedar en frente de ella.

 -¿U, usted quién es? – Yuuki retrocedió asustada. Imágenes confusas comenzaban a aparecer en su cabeza.

 -¡Oh, mi propia sobrina no me recuerda! – Sonrió descarado. – Yo soy tu tío.

 -¿Mi tío? – A su memoria, unos ojos de colores opuestos derramaron sangre, oscureciendo su consciencia.

 -¡Yuuki! – Kaien logró atajar a la pequeña antes de que caiga, el sello de su madre se estaba desvaneciendo.

 -Kaname, el sello se debilita… - Ambos se miraron asustados.

 -Aun no es tiempo. – El castaño quedo confundido, aun no era tiempo de despertar a su hermana. –

 -Esa tonta de Juuri… - No termino su oración. Una bala rozo sus cabellos.

 -¿Dónde está mi alumno? – Yagari parecía más serio.

El cielo se oscureció. Un viento helado soplo en verano, miraron extrañados el ambiente. La luna y el sol estaban en el mismo punto. El sol iluminaba un poco ante la eminente oscuridad en la que quedaron, dándole un tono sepia al mundo. El equilibrio se había quebrado. Un rugido adimensional desgarro el mundo. El fuego comenzó a consumir una parte del bosque más cercano, pero solo consumió cierta parte de ello.

Entonces lo vieron…

Una bestia de tamaño descomunal atravesó el bosque hasta llegar a ellos. El color rojo llameaba su cuerpo en escamas de fuego, unos ojos filosos que los amenazaba con quemarlos. Escucharon otro rugido, el fuego azul envolvió al dragón. Otra bestia lo derribó, dejándolo tumbado boca arriba. La diferencia entre los dos era el color y la naturaleza, mientras el dragón rojo era el sol, el otro, de escamas celestes y plateadas, ojos tan azules que te congelaban, un dragón de la luna. El cielo chasqueo, ambos dragones se miraron desafiante. El cuerpo de ambos se consumió en llamas. El tamaño descomunal se redujo y la forma bestial se transformó en una forma humanoide, aún quedaban las alas. Dos hombres se estaban discutiendo. 

 -Disculpen… - Cross intento llamar la atención de ambos.

 - ….. – Seguían discutiéndose, sin prestarle atención al dueño de la casa.

 -Disculpen, ¿Quiénes son ustedes? – Pregunto sin esperanza a que sea respondido.

 -Te dije que esperes un poco más. No me hables. – Uno de ellos le dio la espalda al otro.

 -¡Disculpen! –

 -¡¿Qué!? – Gritaron ambos.

 -¿Quiénes son ustedes? – Esta vez pregunto Yagari.

 -Nosotros somos dragones. – El de cabellos rojos se presentó. – Me llamo Ryu.

 -No digas lo que es obvio. – Hablo el otro, de cabellos plateados. – Soy Asami.

 -Eso no responde a la pregunta genérica. – Rido frunció el ceño. Aquellas personas le parecían conocidas.

 -Nosotros somos los padres de Zero Kiryuu.

Kaien, sin querer, soltó a la pequeña Yuuki de la impresión. Pero la niña aún seguía inconsciente. Los dragones vinieron a buscar a su hijo. Zero Kiryuu era un dragón puro. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado el capítulo. 

Nos leemos luego!

Anna-chan


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