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Let It Burn por Anna-chan

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Notas del capitulo:

¡Perdón por la tardanza! pero tenía muchas obligaciones que cumplir :c

Sin más ¡el capitulo 12!

Espero que les guste.

Yuuki suspiro aburrida. Hanabusa hablaba y hablaba de cosas importantes para ella, pero lo único que la princesa entendía era puro “blah, que los vampiros sangre pura blah”. La verdad que no le interesaba mucho, tampoco le interesaba mucho su nueva vida. Agradecía que su hermano no haya seguido la misma tradición que sus padres, dándole una oportunidad de enamorarse o de hacer lo que quería. Ahora que lo pensaba mejor, ser una sangre pura, y no una sangre pura cualquiera, sino la princesa de aquel extraño mundo debería tener sus ventajas y desventajas. Tal vez ahora podría ir a las misiones con Zero o entrenar con él, como siempre lo quiso.

 -   Sama… - Aido parecía molesto, lo miro con atención. – Yuuki-sama ¿Está prestando atención?

 -   ¡Oh, claro que sí! – Se había perdido a la mitad de lo que el vampiro le decía y eso que solo era el título.

 -    Entonces me dirá lo que significa el “Corazón de piedra” – El vampiro rubio la escudriñaba con la mirada.

 -   ¿Un corazón hecho de piedra? – Pregunto como si fuera lo más obvio.

Una risa rompió aquel silencio incómodo. Rido miraba con gracia a la chica, su sobrina le recordaba a él de adolescente, cuando no le interesaba la vida política ni la realeza. Prefería estar aprendiendo cosas que leyendo o firmando documentos. Hizo una señal a su sobrina para que le siguiera. Aido iba a decir algo, pero la mirada de la chica lo hizo callar.

Yuuki siguió a su tío, no sabía lo que iba a hacer, pero eso era mejor que seguir escuchando la charlatanería de Hanabusa, que ciertamente no le interesaba en lo más mínimo.  Rido era un caso extraño, su hermano le había advertido sobre él, y cuando lo conoció, solo vio a un hombre roto por la traición de su amor. Tenía muchas preguntas que quería hacerle al vampiro, no le daba miedo.

Salieron del edificio que funcionaba como la casa del director. En silencio caminaron hasta un bosque, Yuuki sintió una brisa fría calando sus huesos. Aquellos Dragones extraños que llegaron, alegando siendo los padres de Zero, se quedaron en la casa del director. Ya no se transformaron en esas bestias, pues estaban muy débiles por el cambio de tiempo que sufrieron en la transportación. Rido se detuvo frente a un lago con aguas turquesas. Los árboles rodeaban el lugar, pero uno en especial le llamo la atención. Un enorme árbol de chivato que acaparaba casi todo el bosque, era extraño, el árbol emanaba una extraña presencia, en las hojas se divisaba un brillo violeta.

 Una especie de nostalgia embargo su corazón, se acercó a la orilla, pero un brazo la detuvo. Rido no la miraba, estaba observando el chivato, la guio hasta aquel frondoso árbol. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, una sensación cálida la hizo suspirar, aquel lugar tenía una extraña magia protectora.

 -    A Zero le encanta este lugar. – Rido se sentó en una de las grandes raíces. Yuuki hizo lo mismo.

 -   ¿Qué eres exactamente para Zero? – pregunto ella.

 -    Escucha Yuuki, él y yo no somos lo que ustedes piensan, bueno si soy un vampiro, y él también, pero nosotros no somos lo que parecemos. -

 -   ¿A que te refieres? - 

 -   Zero te aprecia mucho, y veo que eres igual que yo, no te importan los asuntos políticos de la corona. – Rido sonrió y ella también.

 -    Me parecen innecesarios, quisiera conocer la vida de un vampiro de forma libre. – ella no quería vivir como una esposa y una reina sin libertad.

 -   Zero me lo había dicho, tienes mis mismos pensamientos. – Rido miraba el lago que se encontraba allí.

 -   Rido-san, tengo muchas preguntas. – ella junto sus dedos apenada.

 -   Hablando se le entiende a la gente. – ante esa respuesta, a Yuuki le brillaron los ojos.

 -   ¿Por qué asesinaste a mis padres? – pregunto, él ya se esperaba esa pregunta.

 -   Quiero aclararte que solo te responderé tus preguntas porque Zero confía en ti, y porque me caes bien.

 -   “En esas épocas yo era muy cercano a Zero y a su familia. Estaba casado con Shizuka, pero no habíamos tenido un hijo juntos, porque ninguno de los dos nos queríamos, aunque los demás creían que María y Senri eran nuestros hijos, María era hija de Shizuka y Senri era mi hijo. Fuimos comprometidos obligadamente por el consejo de vampiros, nos casamos con la condición mutua de mantener el respeto y la amistad de ambos. Vi a Zero después de mucho tiempo en la fiesta de compromiso de Kaname, cuando eso, tu apenas tenías dos años y Juuri tenía miedo de que el consejo te comprometieran tan pequeña a matrimonio, por eso te mantuvo oculta por tanto tiempo. Después de conocernos, nos volvimos muy cercanos, y mi familia se dio cuenta cuando yo iba de viaje y solo era para verlo. Me pillaron en la casa de los cazadores, y desde ahí comenzamos una amistad entre las familias, pero era un secreto, ni los cazadores ni los vampiros debían saber.  El único cazador que supo de eso fue el loco de Yagari, y no solo supo eso, si no que se enteró de que amaba a Zero y no fue muy buena su reacción. Paso mucho tiempo, y entonces Zero me hizo recordar a nuestro pasado, eso te lo explico luego, entonces le prometí que cuando sea adulto lo tomaría como esposo, es obvio que Shizuka no se opuso, de hecho, ella estaba muy feliz. Fue en ese tiempo que fui a hablar con tu padre, y le hice jurar que protegería a los Kiryuu a cambio de que no le cuente al consejo sobre tu existencia. Pero no lo hizo, nos traiciono a mí y a Juuri, mi hermana llego a mi casa pidiéndome auxilio, contándome que Haruka estaba enloqueciendo. En esos tiempos alguien había secuestrado a Zero, y mi familia, junto con los cazadores comenzaron a buscarle. Juuri me pidió casi de rodillas que protegiera a sus hijos. Sus ojos habían enrojecido, pero no era el rojo común de la sed de sangre, sino que, sus iris se habían vuelto rojo como la sangre.” – Rido saco un cigarrillo de su bolsillo y lo encendió

 -     Aún no lo entiendo… si mi padre era muy bueno. – Yuuki fijo su vista en el lago.

 -    Pues lo fingía de maravilla. – Rido dio una calada. – Pero, si me hubiese enterado de lo que el malnacido hizo, lo habría hecho sufrir un poco más.

 -   ¿Qué hizo? – la chica le miro con ojos curiosos.

 -    Eso puedes preguntarle a Zero o a Kaname, pero sería mejor preguntarle a Zero. – Rido miro a Yuuki, y se puso de pie. – Debemos regresar.

 -   ¿Por qué? – no quería irse de ahí. Le gustaba estar en aquel bosque. Le daba paz, y podía sentir el aroma de Zero.

 -   Yuuki, debes comprender algo, Zero y yo estamos en este incluso antes de que el ancestro Kaname naciera. – le hizo una señal para que se levantara.

 -   ¿Qué? – Quedo sorprendida ante lo dicho por su tío. Entonces, una presencia conocida se hizo sentir. – Zero… - Rido negó.

 -   Ichiru está aquí. –

Ambos salieron de aquel bosque. Yuuki tenía muchas dudas en la cabeza, sabía que no era tiempo de preguntar esas cosas, debería esperar un poco, quizás cuando solo estén ellos dos, y cuando Zero vuelva de donde quiera que esté. En el camino se encontraron con Kain, el joven vampiros de aspecto salvaje y cabellos naranjas, iba de la mano con Ruka, su novia, la vampira elegante de cabellos arena. Ambos los saludaron, miraron con recelo a Rido, no confiaban en él, pero el vampiro todavía no hacía ningún atentado en contra de los príncipes. El taheño solo rio de lado, había llegado con la idea de asesinar a sus sobrinos, pero al cabo de unos días se dio cuenta de que eso no cambiaría el pasado, y además que eran hermanos de Zero.

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Frunció el ceño, cuando aquel joven invadió su espacio personal. Sus celestes cabellos le picaron en la nariz. No es que odiaba eso, pero no era el momento adecuado. Zero intento escapar de aquellos abrazos que por segunda vez lo apretaban. Carraspeo en el instante en que esas manos intentaron bajar por el paraíso, el joven solo rodo los ojos y se alejó de su lado.

 -   Tú y tu amado vampiro. – Sonrió burlón.

 -   Kanata… ¿No deberías de estar ayudando a madre? – Pregunto mirando a su medio hermano.

 -   Mmm…- resopló perezoso. – me ha dicho que no necesita ayuda.

 -   Entonces, deberías de hacer tu trabajo… -

 -   Sí, sí, como digas, aburrido. – Le saco la lengua antes de salir del salón.

Ya habían pasado dos semanas desde que estaba ahí. Su madre le había presentado a su hermano, que era una deidad de las profundas aguas que había en los manantiales. Por más que ninguno de los dos se llevara mal, fue un poco incómodo para ellos dos. Aunque con el tiempo aprendieron a llevarse mejor. Había nacido producto del deseo de su madre con la deidad del agua, dos años después de que Rhae – o sea, Zero- desapareciera de las historias.

Algo andaba mal. Se suponía que él no debería de acordarse de todas sus vidas pasadas. Se puso de pie, se acomodó el traje de ropas astrales que llevaba puesto. Su larga cabellera cayo como cascada, lo odiaba, pero dejo de cortársela al ver que esta no paraba de crecer de nuevo, la ato a una coleta baja y se sintió más tranquilo, aun no podía controlarla mejor. Suspiro con pesadez.

Se acercó hasta uno de los ventanales, el jardín rodeaba todo el castillo. Los pastos verdes al pie de aquellos frondosos árboles de distintas tonalidades. Dejo escapar un suspiro, echaba de menos a su familia, no es que no quisiera a su madre, pero se acostumbró tanto a estar en la tierra. No lo había admitido, pero extrañaba los disparates de Cross y la seriedad -a veces- de Yagari. Empezó a reír, Cross era su alocada madre y Yagari su padre intentando ser serio, luego estaban Kaname e Ichiru, sus hermanos mayores, y la tonta de Yuuki, su hermana menor, su compañera de travesuras. Y luego estaba Rido, el amor de su vida, le dolía todas las palabras que le dijo.

Pero tiene razón….

Algo en su cabeza se quebró. Debía regresar a la tierra, no huir más de su pasado, tenía que enfrentarlo, si se quedaba un tiempo más estaría regresando a su pasado. Maldito Haruka, maldito sea el que lo condeno a esta vida. Apretó los dientes, los cielos se oscurecieron. La rabia le corría en las venas, miro el cielo oscuro. Recordaba aquel día, más de lo que quisiera recordar. También recordaba aquello…, aquello que inicio esta vida.

Esta decidido….

Salió de la habitación, dirigiéndose hacia la habitación que estaba frente a la suya. Entro sin esperar a que respondieran. Como lo suponía, su hermano estaba tirado en la cama, durmiendo como un pinche oso. Sin hacer ruido fue hacia el baño, en un vaso largo cargo un poco de agua. Fue hacia la cama de su hermano y acto seguido derramo toda el agua sobre el rostro apacible del joven. El otro se levantó exaltado, creyendo que había un ataque, pero al ver a Zero se tranquilizó y le fulmino con la mirada.

-    ¡¿Estás loco!?  - Kanata lo miro furibundo.

 -    No tanto como vos. Te dije que te vayas a trabajar, no a holgazanear. – le parecía gracioso la forma de comportarse de su hermano menor.

 -    Y mi trabajo es holgazanear no más… - gruño tapándose la cara con una almohada.

 -   ¡Levanta tu trasero perezoso de la cama! – le quito la almohada.

 -   ¡¿Qué vergas quieres?! – lo miro con ojos plateados, se estaba cabreando.

 -   La de Rido, pero eso a ti no te interesa. – Su hermano se rio. – En verdad vine a pedirte un favor.

 -   ¿Cuál favor? – pregunto interesado.

 -   Mamá me dijo que eras el mejor entrenando a los demás, quiero que me entrenes. –

 -   Pero… ¿Para qué quieres entrenar?

Zero no respondió por unos segundos, si su teoría era cierta, entonces su familia estaba en peligro. Entonces sintió una punzada, no solo Rido y él eran inmortales. Aquella maldición que fue hecha por su ex prometida también le afecto a ella, pero como toda maldición, a ella le había caído el doble. Si era entonces… su teoría era cierta y tenía que actuar ahora.

 -   Para matar a un demonio…. – su hermano lo miro sorprendido.

 -   Zero, los demonios son muy poderosos, incluso un poquito más que nosotros, de las treinta batallas que tuvimos, ganamos solo cinco de ellas, nosotros no…

 -   Pero nunca intervino un dragón en las peleas – Zero sonrió. – Yo mismo matare a ese demonio, no hace falta que intervengan ustedes.

 -  ¡Somos familia! ¡Claro que si te ayudaremos! – quería hacer reaccionar a su hermano mayor.

 -  No los pondré en peligro a ustedes… -

 -  ¿Es el demonio que manipulo a tu hijo? – pregunto serio.

 -  No solo manipulo a mi hijo… - sus ojos brillaron en un plateado rojizo.

La habitación quedo a oscuras, el frío se sentía en los tuétanos, Kanata miro a su alrededor, el fuego comenzaba a consumir una de las cortinas, fuego frío, tan frío que le congelaba el corazón.

 -  Zero… ¿Cuál es el nombre de ese demonio? – la pregunta le dejo un vacío en el pecho.

 -  Solía llamarse Shaer, y era la hermana menor de Rhaiser. – se tomó un momento para decir su nombre, aun le dolía el pasado. – Ahora su nombre es Haruka Kuran.

La forma en que mencionaba su nombre, de forma asqueada le pareció curioso. Quería preguntar qué había pasado, pero al parecer no era un bueno momento. Miró a Zero, y al instante en que sus miradas se encontraron, se le vino una imagen en la cabeza. En el interior de su hermano mayor había algo, una bestia, una enorme bestia poderosa que podía destruir a toda la humanidad sin dejar rastro de esta. Una bestia decidida a matar al demonio que lo condenó. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado!

Y disculpen por la tardanza.

Nos leemos en el proximo capítulo 

Anna-chan 


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