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Let It Burn por Anna-chan

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Notas del capitulo:

Hola, Anna-chan aqui! 

Les traigo un nuevo capítulo, se que hay muchos saltos del tiempo en la historia, pero son necesarios! ya sabran por que.

Bueno como se dan cuenta, a medida que pasan los capitulos Zero tiene diferentes edades. Ej: En el prólogo tiene 10 años, En el capítulo 1 tiene 12 años (Zero fue secuestrado a los 11 años), en el capítulo 2 tiene 13 años y en este capítulo tiene 13. Kaname es un año mayor que él y Yuuki un año menor que él. 

En esta historia, Kaname vive con Kaien, Zero y Yuuki, en un futuro sabran por que. Zero no odia a los vampiros y tiene un gran aprecio por Shizuka. Yuuki piensa que Zero es su verdadero hermano, lo mismo piensa hacia Kaname, pero no entiende por que es un vampiro.

 

¡Atención lemon en este capítulo!

Espero que les guste!

 

Sus recuerdos se esfumaban. A medida que iba creciendo, los recuerdos como humano iban desapareciendo. Solo se acordaba de algunas que otras cosas, pero eran recuerdos confusos y borrosos. Sentía como su vida humana se le escapaba de las manos. Muchas veces intento recordar el asesinato de sus padres, pero lo único que venía en su mente era aquel rostro de ojos marrones y cuando aquellos brazos le atrapaban, caía inconsciente. Cross le ahogaba con preguntas, pero él no podía responderlas.

Dejó su taza y observó a Kaname, le extrañaba que ellos habían creado una extraña relación, no sabía exactamente qué tipo de relación tenía, pero se sentía cómodo con su presencia. Se le quedo observando unos minutos más. Kaname, al sentirse observado, volteo hacia Zero.

 -   Ven, Zero. – Kaname le llamo, se retiró un poco más de su escritorio.

 -   Kaname… - Sintió como el sangre pura trancaba la puerta y colocaba barreras.

 -   Tienes que comer. – El vampiro sonrió.

Zero se levantó de donde se encontraba sentado, sabía lo que pasaría. Se sentó a horcajadas sobre Kaname, quedando frente a frente a quien él llamaba “su maestro”, pues logro despertar su lado vampiro por completo, alimentando cada semana. Kaname desprendió su camisa, dejando a la vista su cuello. Ronroneo cuando Zero lamió aquella sensible zona, cuando la piel ya estaba preparada lo mordió, no con crueldad, si no con una tranquilidad. Eso provoco que el sangre pura gruñese de placer.

El cazador, sintiendo corrientes de placer que la sangre provocaba, comenzó a mover sus caderas sobre la erección de su maestro. Ambos vampiros sabían que lo que estaban por hacer era algo prohibido, pero no resistirían mucho tiempo. Kaname se deshizo de la camisa de Zero, por arte de magia su camisa ya no estaba. Upo a Zero y lo recostó sobre su escritorio. Kaname se agacho, uniendo su boca con la de su alumno, se besaban con pasión, con ansiada lujuria que desbordaba de sus cuerpos calientes. Buscaban el calor del otro, juntando sus cuerpos, sintiendo como la piel del otro ardía, pegándose más, queriendo más. Zero abrió los ojos cuando sintió a Kaname alejarse. Y lo vio. Kaname estaba completamente desnudo, mirándolo, comiéndolo con la mirada, sus ojos rojos de deseo lo provocaban más.

En un rápido movimiento, el vampiro le quito los pantalones junto con su ropa interior. Volvieron a besarse, Kaname se alejó unos pocos centímetros, acomodo su miembro y de un movimiento lo penetro. Zero suprimió el grito al recibir tal oleada de placer. El pura sangre no espero ninguna aprobación. Comenzó con un vaivén lento, puso una de las piernas de Zero sobre su hombro, adentrándose más en el interior del cazador.

Zero emitió un gritillo cuando Kaname toco su punto erógeno, arqueo la espalda. Volvieron a besarse. Los ojos marrones del vampiro trajeron un borroso recuerdo. Intento zafarse del vampiro, comenzó a temblar, quería salir de ahí, pero el agarre del mayor no le dejaba escapar. Kaname se dio cuenta, se detuvo sin salir del interior del cazador.

 - ¿Pasa algo? – Pregunto preocupado.

 -   No te detengas…- Los ojos de Zero brillaron en color carmesí. – Destrózame hasta olvidar.

Esta vez, Zero fue quien ataco la boca de Kaname. El vampiro miraba hipnotizado al cazador, su cuerpo bañado en sudor y las mejillas rosadas lo calentaba más de lo normal. No se aguantó más.  Mordió al cazador, bebiendo su sangre. Grito, Zero grito de placer, grito pensando en Rido, pensando en aquel vampiro que amaba, pero no grito su nombre. Zero llego al orgasmo al recordar esos ojos heterocromáticos, al recordar como Rido lo besaba, lo extrañaba mucho. Kaname se corrió en su interior al sentir las carnes apretarse sobre su miembro. Exhausto, apoyo su frente por el cazador, mirándolo a los ojos.

Zero le dio un beso, un beso tierno, de esos que él estaba acostumbrado a recibir siempre que terminaban con su sesión de sexo. Porque ellos no se amaban como pareja, ellos solo buscaban el calor del otro, buscaban el placer en sus personas. Kaname amaba a Zero como su hermano, mientras que Zero hacia lo mismo. Pero no importa si se querían como hermanos, no sabían porque siempre terminaban por tener sexo. Pero les gustaba hacerlo, ya que, si no lo hacían, formarían el lazo de sangre.

 -  Fue el más rápido que tuvimos. – Dijo el cazador vistiéndose, Kaname frunció el ceño.

 -  ¿Es una queja? – Pregunto bromeando.

 -  No, este fue maravilloso. – Zero le dio un beso en la frente. - ¿Qué quieres de cenar?

 -  No lo sé, arroz con curry. – Kaname amaba esa comida.

 -  Está bien. – Zero abrió la puerta. – Pero primero tendrás que limpiar ese desastre antes de cenar.

Le iba a gritar algo, pero Zero ya había cerrado la puerta. Kaname miro su escritorio, la única forma de beber la sangre de Zero y no crear un lazo era copulando con él, le gustaba tener sexo con el cazador. Dudaba de que al cazador le gustara hacer eso. Había veces que Zero se asustaba o lloraba, le dolía verle llorar, pero luego el menor volvía en si para pedirle que le parta el trasero hasta hacerle olvidar.

 -  ¿Olvidar que? – Se preguntó a sí mismo.

Cinco meses antes de la masacre de los Kiryuu, Zero había sido secuestrado. Nunca supieron quien fue, el niño no tenía recuerdo de aquello. Cuando volvió a aparecer, cerca del río detrás de su casa, no había ningún rastro de maltrato, pero su sensible olfato pudo detectar el olor suave de un poderoso hechizo. No era cualquier hechizo, era un hechizo de sanación. O sea que habían sanado sus heridas y borraron toda esencia de los captores. ¡Buena Jugada! Por eso nadie encontró sospechosos, ni tampoco testigos, habían borrado todo rastro del secuestro. ¿Quién fue el secuestrador de Zero, porque lo hizo? Eran las constantes preguntas que carcomían la mente del vampiro.

Dejo de pensar, arreglo su escritorio y salió rumbo a la cocina, en donde estaría el albino cocinando.

…………………..

 -  ¡Oto-san! – La pequeña Yuuki revoloteaba su mano en un saludo.

Kaien apareció corriendo frente a ella. Estaban de compras en el pueblo cerca de la mansión Cross. Yuuki de 12 años le invito uno de los helados que traía en la mano. Habían pasado exactamente tres meses desde que vivía con su padre, Kaien Cross. No tenía recuerdos de su infancia, aunque su hermano, Zero, le conto que se cayó desde lo alto de la torre de su casa por estar inquieta. No le importaba mucho, era feliz viviendo con su padre y sus dos hermanos, Kaname y Zero.

Pasaron la tarde yendo de tienda en tienda, comprando ropa para ella. Desde lejos vio unos disfraces con orejitas y cola de gato. ¡Zero luciría tan lindo con ellos!  Pensó en comprarlo para el albino, y al llegar cerca para ver el disfraz recordó en que su hermano le daría un buen zape por la cabeza por querer vestirle de animalito. Desistió en comprarlo. Luego de haber comprado todo lo que querían y lo que debían comprar, fueron a descansar en una cafetería.

Yuuki se sentó en uno de los tantos lugares, Kaien fue al baño. Un joven de mediana edad se acercó a la niña, traía en sus manos dos cartas del menú en su mano. Presto atención cuando el joven carraspeo, quedo hipnotizada por esos ojos eléctricos color naranja, él sonrió. Colocó las cartas en los respectivos lugares, pues vio a Kaien llegar con la niña.

 -  Bienvenida a Little Rainbow ¿Qué desea pedir? – El joven seguía sonriendo.

 -  Es que estoy esperando a que mi padre venga para hacer el pedido. – Yuuki hablaba nerviosa, nunca tuvo contacto con personas extrañas.

 -  Ah, entiendo, esperaré entonces. – El mesero se quedó esperando.

La pequeña estaba que salía corriendo y esconderse bajo su cama. El muchacho le ponía bastante nerviosa, bastante no, muy nerviosa. Su subconsciente llamaba a su padre para que le salvara. Casi lloro de la emoción cuando su padre se sentó frente a ella. El mesero volvió a presentarse. Ambos hicieron el pedido de sus respectivos alimentos y el joven se retiró.

 -  Ey, Yuuki. – Kaien llamo su atención.

 - ¿Qué pasa, oto-san? – Sus grandes ojitos chocolate miraron a su padre.

 -  He pensado en construir una academia. – Yuuki se sorprendió.

 - ¡Eso estaría genial, el patio es tan grande! – La niña estaba feliz, nunca antes había visto tanta gente y ahora tenía la oportunidad.

 -  Pero no será cualquier academia. –

 - ¿Eh? -

 -  Será una academia para que vampiros y humanos convivan en un mismo lugar. –

Yuuki no esperaba eso, los vampiros no iban a tardar mucho en asesinar a los humanos. Sabía que su hermano mayor, Kaname era un vampiro, pero él no era de esos que ella conocía, a los que su segundo hermano se enfrentaba. Si eran vampiros como Kaname, entonces si estaría bien que su Padre construya esa academia.

 - ¿Estás seguro, papá? – La niña dudaba un poco.

 -  Si cariño, serán vampiros como tu hermano Kaname. – Kaien le acaricio la mejilla para tranquilizarla.

Kaien sonrió triste, la vida de su pequeña Yuuki era una mentira. Tanto Kaname como Zero habían quedado en mutuo acuerdo de no decirle nada a la niña, aunque Kaname siguió siendo el hermano de Yuuki, Zero también acepto ser su hermano, cuidándola cuando Kaname no estaba y protegiéndola de aquellos que querían hacerle daño. Esa noche en que los Kuran y los Kiryuu fueron asesinados, Kaien se aseguró de que Yuuki, Zero y Kaname tengan aquella familia que se les fue arrebatada. Y ahora que iba a abrir la academia, acercaría más a Yuuki a su especie. Ya había tenido la aprobación de Kaname y ahora el de su pequeña Yuuki. Suspiro. Al que difícil sería de convencer, sin duda alguna, sería a Zero. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado.

Déspues de mucho volvi a escribir un lemon!

Nos leemos luego!

Anna-chan!


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