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Bloodless por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Buenas...!!

Yo se que quieren saber mas de Drew y Niko, asi que... Hoy les traigo este capitulo con nuevos personajes!! XD. 

Lo se, lo se, espero que les guste, porque en serio, esté dara de que hablar mas adelante.

Siempre me gusto la nieve.  Aun cuando era helada  podía causar una terrible hipotermia solo por estar bajo ella por unos momentos. Ahora, es una de las cosas que mas me gustan, puedo quedarme solo en la nieve toda la noche sin sufrir.


— te escuche desde que saliste del pueblo.


—  ¿Por qué estás aquí, Soren?


— ¿acaso no puedo estar en donde quiera?


— Este no es tu territorio.


— ¡Pero qué anticuado eres!— exclamo, girándome con diversión para ver a mi nueva y no tan amable compañía— está bien que este lugar este casi en el fin del mundo, pero no es para que no sepan sobre  la globalización.


— ¿Qué buscas aquí?


— No seas impaciente, Sanya. No busco nada aquí, ¿no puedo solo adorar la nieve?—  él mantiene su rostro sin expresión. Ah, como me aburren estos clanes, con sus normas tan anticuadas y sus rígidos y nada cambiantes modales.  


— si no quieres nada, vete.


— eres más frio que toda este nieve. Estoy buscando a alguien, pero tú no me puedes ayudar.


— ¿me escuchaste? Vete o…


— ¿O qué?— pregunto, en su susurro audible solo para otros como nosotros. Los vampiros tenemos buen oído, y es fácil oír cosas tan débiles o con tanta interferencia como una ventisca, justo como en este momento— ¿vas a echarme? ¿A mí?— pregunto ahora, usando un tono peligroso.  Lo que más me gusta se ser un vampiro, son las jerarquías.  A simple vista, este hombre de casi uno noventa de alto, musculoso y de salvaje cabello rojo podría ser mucho más fuerte que yo. Nunca tuve un cuerpo fuerte, y frecuentemente estaba enfermo, hace ya muchos años… y cuando digo muchos, es que sería más fácil contar en siglos.


—…


— eso pensé.


— aun así, no puedes romper las reglas.


— reglas, reglas. Es todo lo que ustedes los anticuados pueden pensar. Por eso somos tan pocos y cada vez somos menos.


— Soren…


— mejor vete. Me has  puesto de mal humor.


— sabes que está prohibido convertir a humanos….


— ¿prohibido? Ja ¿por quién? Yo haré lo que me dé la gana y cuando se me dé.


— escúchame una sola vez, maldición— Sanya gruñe, y sé que se está conteniendo  para no zarandearme como muñeca.  Hazlo, maldición. Dame solo un motivo para golpearte, para dejarte tirado en el suelo, para ser quien decida si vives o no…


— ¿Por qué habría de desaprovechar los dones que tengo?


— los malgastas.


— no, los uso. Todos ustedes han quedado anticuados, olvidados y enterrados en este montón de nieve.


— han llegado rumores, rumores de que estas convirtiendo humanos.


— quizás sí, quizás no ¿tú qué crees?


— deja de jugar.


  — Busco a alguien que pueda ayudarme, pero veo que aquí no lo encontrare— suspiro exageradamente antes de girarme. Me tomo una semana llegar a este maldito rincón del mundo, solo para confirmar que estos vampiros siguen tan rígidos como siempre. Hay un pequeño aquelarre más al norte, de donde Sanya viene, un aquelarre donde aún obedecen a un líder. Pero que molesto.


— habrá problemas si no cumples…


— No tengo que rendir cuentas a nadie— murmuro, antes de irme.  Ah, como odio que me digan que hacer. A mí, a Soren. Ja. Tampoco es que puedan hacer algo contra mí, idiotas y crédulos seguidores de las normas antiguas. 


No, lo que busco no es algo grande. No quiero que los humanos sepan de nosotros, no. Prefiero que no, porque cazarles es de lo más lindo, ver el miedo en su rostro cuando comprenden, ya demasiado tarde. Ah, justo como ese chico del  callejón. ¿Quién le manda a mentirse en asuntos que no son de su incumbencia? Tiene bien merecido lo que le paso, y quizá pueda serme útil después.


Tampoco estoy buscando un compañero, no. hay vampiros que adorarían tenerme como compañero y tener que cuidar de un converso es odioso, enseñarle donde dormir, donde cazar, como cazar, iugh, no.  Por eso deje a ese chico tirado en el suelo.  Ah, el otro chico hubiera sido mejor, es una lástima que mis planes se vieran interrumpidos.


— Soren.


— ¿ahora qué?


— será mejor que vengas a hablar con Helena.


— será en otra ocasión, por ahora el frio me ha dado mucha hambre. Ve y dale mis disculpas— acompaño mis palabras con un ademan para que se largue de una vez. Helena es la líder del aquelarre, una vieja conocida. Sanya parece molesto, pero no me dice nada más cuando regresa sobre sus pasos.  Es mentira que tenga hambre, pero siempre funciona para deshacerse de la compañía molesta.


Lo que yo busco aquí, es solo un aliado. Alguien que me garantice que lo que hago no se sabrá. Lo que deseo es algo mucho más sencillo que todo eso… no es nada más que venganza.  Tsk, que maldito desperdicio de tiempo.   


—  ¿Qué pasa con esa expresión tan sombría?


— ah, ¿Acaso no puedo tener dos segundos de tranquilidad?


— Muy divertido— la figura de Anya aparece a un lado mío— ¿y? no, no me digas. Por tu cara sé que no pasó lo que esperabas. 


— no esperaba nada.


— fuiste muy cruel en dejarme en Berlín.


— no tenía ganas de que vinieras.


— ¿y? ¿Cuándo vamos a entrar en los terrenos de Gast?


— a este paso, nunca— suspiro, caminando entre la niebla que se espesa a cada paso que damos. Ni siquiera los pequeños zapatos de Anya resuenan en la noche.


— aja, no creo que no tengas un plan de reserva. Llevamos años planeando esto.


— ¿llevamos? ¿Disculpa?


— ¿y bien?


— Aquí no hay nada. Mañana o pasado iré con Helena, pero no creo que sea de ayuda— respondo, evadiendo el punto principal. Anya es una chica que se me pego como lapa cuando nos topamos una vez. El vampiro que la mato ni siquiera se tomo la molestia de ver por ella, y no fue que yo me molestara por ella, de hecho es todo un incordio fastidioso. Pero es tan invisible que ha resultado ser de mucha utilidad.


— no hablo de eso. El grupo de Gast no se dio cuenta de tu movimiento, por lo que me dijiste por teléfono pensé que habías usado al chico que mencionaste, pero lo vi el otro día. ¿Cambiaste de opinión?— Es de lo que hablo. Anya puede escuchar y ver todo, y no es que tenga súper poderes. Es como una fuente de información confiable, se entera de todo. 


— oh, sí. Hubo una pequeña rata escuchando, tenía que darle un castigo.


— ehh


— no estarás contenta hasta que te diga todo ¿cierto?


— no, ya sé que es lo planeas. Te conozco desde hace mucho. Planeas infiltrar a alguien, sabes que el grupo de Gast regula a todos los vampiros de la zona, y tú les has dado un iniciado. Le buscaran y lo querrán en su grupo.


— interesante, continua.


— casi estoy segura de que lo usaras para que te pase información sobre el grupo y así poder destruirlo desde adentro.


— nada mal, Anya— respondo, dando unas palmaditas en su cabeza de cabello caramelo. Ella me mira con sus grandes ojos azules, arrugando su nariz pecosa.


— aun no entiendo el porqué quieres hacer eso.


— ah, pero si eso es algo más sencillo.


— ¿y porque no lo sé?


— solo quiero hacerlo y ya— ella me ve, aun con su nariz arrugada.  Ella es pequeña aun para la edad que tenía cuando murió. Usualmente cuando uno tiene diecinueve años es casi un adulto. Ella no pasa el 1.55 de altura. No era más que una mocosa mugrienta en las calles de Paris, sin un lugar donde vivir. No soy sentimental, pero ella me recodo a mi cuando un era humano. Ja, cuando aún era humano ¿fui humano alguna vez? Aun antes de ser un vampiro, destacaba entre los humanos. Mi piel era ya tan pálida como ahora,  mi cabello negro y unos interesantes ojos color violeta.  Ningún humano tiene ojos de este color, al menos yo no lo conocí, muchísimos años después, supe que lo que yo tenía no era nada más que génesis de Alexandria… una rara condición que actualmente no existe ¿no es genial? Por eso siempre fui pálido, siempre tuve una apariencia distinta a cualquier humano que conociera. Incluso antes de ser tan genial ya era genial.  Eso hubiera sido estupendo si los humanos no fueran tan ignorantes y temerosos de lo que no conocen.  Tengo vagos recuerdos sobre humanos siendo crueles un chiquillo humano mugriento, de cabello negro y ojos extravagantes… tal y como vi a Anya.  Nunca pregunte si Anya había sufrido. Yo no recuerdo muchos mis tiempos humanos, mi memoria solo llega justo hasta el momento en que volví a abrir los ojos, cuando llame la atención de un vampiro. Je, llamar la atención… justo eso es lo que hago, y al parecer siempre lo hare.     


— eso no es posible. Sé que no quieres el lugar, no tienes interés de hacerte líder de un clan.


— muy bien, Watson— respondo, pasándole el brazo por los hombros.


— Soren…


— Solo quiero verle caer, destruir su pequeño imperio y verlo en ruinas bajo mis pies— ese es mi deseo, lo que he buscado por algunos años— una pequeña venganza. ¿Sabías que Gast elimino a mi familia vampírica?


— no…


— lo hizo. No creas que me importa mucho, pero es algo personal. Por eso quiero destruirle, dejarle sin nada— susurro, sintiendo la ira recorrerme de pies a cabeza.


— ¿destruirás a los vampiros?


— ah, no lo sé, no lo sé…


— ¿y cómo harás eso tú solo?


— si cortas la cabeza, el cuerpo pierde todo. No ocupo pelear con todos. Pero no nos preocupemos por eso ahora. El frio me dio hambre ¿a ti no?


— comí antes de venir.


— que mal.


— ¿Cómo harás que el chico nuevo te ayude?


— querida, como se nota que no has estado demasiado conmigo. Me aprovechare de los sentimientos humanos, como siempre.


— no entiendo. 


— ese chico, el que convertí. Me escucho hablando de su amigo, el muy idiota creyó que me podría hacer frente y defenderle. Solo por eso no lo convertí, me sirve más siendo humano. Le usare para manipular al otro chico, si es que sigue vivo por ahí.


— oh. Entiendo. ¿Y si no?


— pues convertiré al otro chico y ya. Cientos de personas viven solo en esa zona, ese detalle es lo de menos.  Lo que importa es la motivación, siempre la motivación, Anya.


— ¿eternidad?


— Algo me dice que con este chico no será eso— sonrió, recordando la mirada boba de ese chico cuando hablaba de su amigo. Es tan fácil leer a los humanos— creo que será de lo más fácil manipularlo.


— tienes todo bajo control, entonces.


— no, no todo. Necesito alguien más— detesto necesitar de alguien.  Yo soy fuerte, sí, pero cuando llegue el momento, sé que Gast no estará solo, y yo lo ocupo solo.  Alguien debe contener a los demás.


— ya veo. Creo que entiendo tu problema.


— gracias.


— busquemos a alguien entonces.


— pero no aquí. Quizá más al sur. Un lugar donde no haya tanta unidad. Cuando hay un aquelarre es poco seguro que uno se largue—  a veces,  siento que odio a todos por ser tan imbéciles.


— ¿Por qué no olvidas todo y formas tu propio aquelarre? Seremos nómadas viviendo por todo el mundo y haciendo lo que queramos. 


— por dios,  no— Anya ríe. No es común que yo nombre a dios— eso sería horrible. ¿Quién me seguiría?


— yo lo haría.


— una mocosa que no puede mantenerse por sí sola. Ah, mañana regresaremos a Berlín a buscar a nuestro chico, si ellos lo encuentran antes habremos perdido mucho tiempo.


— me hubieras dicho y yo le hubiera buscado.


— tú nunca haces lo que te digo.


— eso sí lo había hecho.


— como sea. Solo tenemos que hacer que ese niño haga lo que quiero, y todo comenzara. Pronto por fin podre ver realizada mi más grande ambición. ¡Esto tenemos que celebrarlo!—  digo, dando unos aplausos.  Solo cuestión de días, unos días más y el plan estará en marcha.


—  Soren ¿y si algo sale mal?


— nada saldrá mal. Nada puede salir mal— el poblado al que llegamos no es muy grande, pero es mucho más grande que la aldea donde está el aquelarre.  Doy unos pasos para tocar en la puerta de una casa. Adentro no solo escucho un corazón latir, solo una persona viva dentro. Anya me sigue, sin decir nada— Buenas noches— saludo. La mujer que abre, como de unos treinta y algo, en bata de dormir y con expresión cautelosa, no abre la puerta por completo, pero solo un empujón y la cadena que asegura la puerta se rompe con un chasquido.


— ¡¿Qué…?!—  no la dejo decir nada más, mis colmillos de clavan, desgarrando la piel de su  garganta al tiempo que la muevo hacia dentro.  Su cuerpo se sacude en violentos espasmos, pero no la libero. La sangre llenando por completo mi boca me pone de buen humor. Nada saldrá mal.


— ¿quieres?


— No, gracias—  me encojo de hombros antes de soltar el cuerpo muerto de la mujer, que cae sobre la alfombra con un ruido sordo.


— nos quedaremos aquí esta noche. ¿Quieres cerrar las ventanas? Esta  por amanecer.  


— ¿no vendrá nadie?


— no, confía en mí y confió en que me dirás si alguien se acerca. 


— ¿puedo dormir contigo? me gusta mirar tus ojos.


— sí, si— Anya se aleja, andando por la casa para asegurar las ventanas de la luz del sol.


¿Malo, bueno? No, yo no soy malo, tampoco soy bueno. Yo soy un vampiro, y estoy sobre toda esa basura de moralidad.  Solo soy yo, usando a todos a mí alrededor para mis propios fines. 

Notas finales:

¿Y que pensaban? ¿que Drew y Niko solo iban a vaguear por ahi?? pues no!!

Aqui tenemos a nuestro "villano" en turno ¿Que piensan de él? 

Hasta la proxima!!!


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