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Maleficio por Yae

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Notas del capitulo:

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Novena parte

 

 

 

 

 

Si había algo que no hubiese molestado a Naruto en ese momento hubiese sido dormir, necesitaba cada vez con mayor desesperación descansar sin sentirse observado, sin que ningún murmuro maniático llegase a sus oídos.

Y lo habría hecho.

Habría dormido hasta el día siguiente de haber podido.

Pero también temía con exagerada angustia perder a su hijo, perder todo lo que se estaba jugando en la diabólica partida, fue por ello que se negó a reposar cuando decidió esperar un poco más antes de volver a sus cadenas.

No era como en la primera ocasión que pisando esas tierras se sintiese un pecador lleno de culpas, ahora podía palpar con mayor lucidez su situación real; por esa misma razón no pensó en dejar ir al príncipe… de todos modos el otro le había dado su palabra de continuar hasta el final, un juramento casi obligado al poner en riesgo a ese muchacho que resultaba su hermano en aquel encuentro de espadas hace algunos meses.

Pero con los retazos de autonomía recuperados le era más que evidente que era manipulado al estar cerca del demonio, una terrible y maligna influencia nublaba su juicio orillándolo a la locura. ¡Oh magnánima culpa llena de placer!

Se llevó el pulgar derecho a la boca, ya sin el guantelete metálico pudo mordisquear su uña en signo de nerviosismo, no deseaba sentirse nuevamente corrompido por la criatura de pesadilla pero tampoco contaba con muchas opciones, no podría permanecer en la olvidada cabaña por mucho tiempo, su pueblo reclamaría a su rey, y Gaara… seguramente saldría a buscarlo en cuanto más horas se consumiesen. Aún quedaban un par de meses en sus cuentas para que su hijo estuviese preparado para nacer, así que la idea de permanecer oculto allí era inaceptable.

¿Qué le quedaba entonces?

—           Pronto caerá el ocaso, necesito ver a mi hermano. —La voz del príncipe poca atención le mereció, sin embargo un breve vistazo bastó para confirmarle recostado en un rincón del lugar cubierto apenas por el sobretodo que portaba, lucía demasiado calmado.

¿Cómo extender la protección de aquel lugar? ¿Bastaría con portar algún objeto desmantelado y empolvado de sus recuerdos?

Probablemente no.

De nuevo sus dientes presionaron sobre su pulgar, el tiempo apremiaba y las opciones eran demasiado escasas. No contaba con el tiempo suficiente para si quiera pensar en la razón por la que en aquel lugar del bosque recuperaba del todo su albedrio.

—           ¿Has meditado mi sugerencia? — esta vez el de cabellos negros cambió de tema, un suspiro quedo creyó oírle.

Pero Naruto solo quiso sonreír con ironía, no podía tomarse en serio las palabras de su prisionero y más considerando todo el odio que este le albergaba, las flores había sugerido hace poco, como si de un cuento se tratase le habló.

Hay demasiadas cruces de flores en este lugar. Dijo hace nada.

Claro que era así, su madre siempre fue devota, la veía crear los bellos crucifijos, con cuidado y dedicación los fue elaborando semana a semana desde que tiene memoria, pero Naruto estaba casi seguro de que no tenían nada que ver con el aura de paz que allí se podía respirar.

Casi.

Podría equivocarse tal vez, podría tomar en cuenta la deducción del inteligente príncipe y arriesgarse… pero… ¿en verdad podía permitirse ese riesgo?, ciertamente su enemigo podría estar intentando manipularlo, usar la poca información con la que disponía en su contra, no le sorprendería.

—           Los demonios no son afectados por golpes y heridas comunes.

Respingó ante el nuevo cambio, los ojos negros en esta ocasión le miraban con un ápice de atención, — no es mi intención matarlo… — respondió al fin soltando un suspiro, la armadura comenzaba a pesarle demasiado.

—           Estas indefenso ante él, entonces — prosiguió privándole de nuevo de la oscuridad de aquellos ojos, un brumoso negro que podía parecerle intrigante.

—           De momento sí.

El príncipe suspiró, esta vez más audible, esta vez con un deje de insatisfacción, — el tiempo pasa… pronto anochecerá.

Naruto lo sabía, no necesitaba observar a través de las claraboyas para confirmar el día consumiéndose, el ocaso no tardaría en hacer aparición y con el sería tiempo de llegar al encuentro del otro príncipe, aquel niño por quien al parecer el de cabellos largos v estaba dispuesto a sacrificarlo todo. Fue entonces que una voraz sed le obligó a ponerse de pie y buscar entre el morral que portaba el frasco con agua limpia, bebió sin presarle atención a la negruzca mirada analítica clavada en él.

Puedo llevarte con alguien que podría ayudarnos a ambos,  dijo también hace poco, Naruto se había encargado de apartar a toda persona de confianza de su lado, incluso a Gaara lo mantenía al margen de todo aquel delirio siendo el pelirrojo su mayor confidente. — Ten, — ofreció el líquido restante a su prisionero.

Sin dudarlo mucho el otro aceptó, vio entre casuales penumbras como aquellos labios bebían, como aquellas manos blancas y magulladas sostenían el recipiente. Naruto quiso suspirar, hondo, melancólico y hasta cierto punto desesperado, aquel hombre seguramente aun poseía un alma más hermosa e inocente de lo que era la suya. Ambivalentes sentimientos estaban paseándose a su rededor, odiaba al príncipe enemigo pero de igual manera quería retenerlo, sin estar seguro de si era para compensarlo o torturarlo por simple rencor a ese hombre naturalmente hermoso.

Sin darse cuenta ya se hallaba divagando entre lo que quería y lo que debía hacer.­ — ¿De quién hablabas cuando… — calló antes de completar su interrogante, no podía confiar en su enemigo, ¿pero era acaso más confiable el demonio quien iba consumiendo su alma tirando de hilos invisibles cual titiritero infernal?

—           Me atrevo a pensar que muy poco sabes del demonio con el que has pactado. — Le acusó neutral.

“Itachi” dijo el rey en su fuero interno, curioso comprobó que pensar el nombre del príncipe no era tan repugnante como creyó, tal vez podría llamarle, de todos modos era difícil ordenarle todo el tiempo sin nombrarle.

No obstante fueron tan solo unos segundos más los que se permitió la ridícula ensoñación, cuando cayó en cuenta fue la desesperación la que le impulsó. — No tienes el derecho de acusarme, de suponer nada, — arrugó el entrecejo acercándose amenazador a su prisionero — si quieres ver a tu hermano ponte de pie ahora mismo.

Estaba seguro que de permanecer más tiempo allí, otro tipo de locura lo consumiría.

Sin decir palabra el príncipe se incorporó como si dudase de sus palabras no dejó de observarle.

—           Cielo santo, deja de mirarme así. — Naruto se admitía cada vez más desesperado, poner un pie fuera de las tierras de su madre significaba ceder de nuevo a los susurros de la oscuridad, a los murmullos que atormentaban su descanso.

Y observar a Itachi era un recordatorio lleno de culpas que se vertía en su alma como aceite hirviendo. Aun así quería contemplarlo, contemplarlo y arriesgarse a confiar en él.

Necesitaba un respiro, el aire pareció escasear.

 

 

 

~~~

 

 

 

Los cascos de su montura se detuvieron cuando tiró de los estribos, Sasuke elevó la mirada hacia el nubloso cielo que iba cubriéndose con rapidez, chasqueó la lengua. Seguramente la lluvia caería para cuando llegase al punto acordado, seria más difícil huir con su hermano en medio de un aguacero. Pese a tener un pequeño grupo de soldados aguardando cerca de los límites de su reino hasta ellos podrían confundirlos si se desataba una tormenta, solo le quedaba esperar una breve brizna que no entorpeciera sus planes.

Un suspiro ruidoso soltó, no iba a negar estar ansioso, meses habían pasado desde la última vez que viese a su hermano mayor, desde que le dedicó una simple sonrisa argumentando que estaría bien.

Y la única certeza de la que disponía de momento era saber que estaba mintiendo.

Como habría de estar bien con el insufrible “rey” que lo mantenía prisionero buscando seguramente ventaja militar. Retomó su camino dudando, creyendo que quizá hubiese sido mejor aceptar la ayuda de Shisui, era innegable que su primo era insuperable en combate, inteligente y fuerte, no era una sorpresa que los reyes lo tuviesen en tan alta estima.

Luego de algunas horas llegó al lugar acordado, se detuvo a una distancia prudente midiendo las acciones que debía tomar. ¿Debería revisar la zona?, podría ser una emboscada. Rechinó los dientes sin estar seguro de por dónde empezar, las gotas que caían lentamente del cielo mojando la tierra más parecían impactar en su joven mente llenándolo de temor.

 

—           He recorrido los al rededores, no hay nadie.

Espantado se sobresaltó sin querer, el caballo relinchó y Sasuke viró en dirección de la conocidísima voz, furiosos sus negros ojos se entornaron a su traicionero primo que evidentemente estaba desobedeciéndolo. — ¿Qué haces aquí? — cuestionó molesto, el otro Uchiha se hallaba a unos metros de pie al lado de su corcel, el príncipe más joven se sintió burlado al no haberse percatado de que estaban siguiéndolo.

—           Puedes informarle al rey y aceptaré mi castigo — Shisui se acercó más hasta posicionarse frente a su familiar que le veía indignado, — pero permíteme ayudarte, no podrás hacerlo solo, Sasuke. Ni yo podría.

El nombrado se mordió el labio inferior, si el mismo Shisui admitía la dificultad de aquella misión tendría que ser demasiado estúpido como para ir solo.

O demasiado orgulloso.

—           No te necesito.

—           Se trata de la vida de tu hermano, en la última incursión fallamos, — habló en plural recordándole a Sasuke su patético fracaso cuando no pudo socorrer a su hermano mayor — esta vez estaré a tu lado cuando lo hallemos tienes mi palabra de que estoy dispuesto a sacrificar mi vida para regresarlo al reino.

La lluvia comenzó a incrementarse y con ello la angustia que sentía, el tiempo acordado ya había llegado y no podía permitirse fallar de nuevo, — ¿Cuál es tu plan entonces?

Shisui asintió al tener al fin la oportunidad en sus manos, podría ver a su mejor amigo y salvarlo de aquel rey que lo mantenía cautivo, inspiró hondo antes de hacer partícipe de sus planes al joven heredero.

 

 

 

~~~

 

 

 

La casi torrencial lluvia le obligo a detener la caminata, al cobijo de un frondoso árbol Naruto aguardaba inquieto. Si, desde que se apartó del hogar de su madre una inquietante sensación le recorría entero, como si tuviese que apartarse de su prisionero, porque algo había en el príncipe de cabellos negros que repentinamente estaba alejándolo como ola expansiva de pavor.

No tenía idea de que podría tratarse pero la ausencia del demonio solo incrementaba su desconcierto. Las murmuraciones habían regresado pero en esta ocasión más distantes, distorsionados, difíciles de descifrar, como si cayese demasiado hondo en sus pensamientos y lo dejasen decidir por sí mismo.

Hace tanto que no lo hacía que se le dificultaba proceder por propia voluntad, como si ya no confiase en sus propias capacidades.

—           Si la lluvia no cesa no esperes que nos movamos de aquí, — advirtió ganando algo de atención del príncipe, quien lucía repentinamente aún más calmado.

Como si estuviese planeando algo.

Piensa huir. Fue su primera deducción, sus dientes presionaron entre si al dudar de la palabra del de cabellos negros, que su juramento solo fuese un ardid para conseguir una oportunidad de fuga.

Justamente la que estaba otorgándole ahora.

—           Tan solo intenta huir y me iré contra toda tu gente, ya lo sabes — amenazó, su enfado parecía ir incrementándose con demasiada rapidez sin catalizador para poder controlarse.

Los negros ojos se afilaron, como meditando la amenaza, creía haber hecho lo suficiente para que su juramento fuese tomado como una sentencia, — y si tu intentas lastimar a mi hermano de nuevo seré yo quien vaya en contra de tu hijo — sin ápice de vacilación devolvió la advertencia.

Naruto no estaba dispuesto a recibir la menor conminación por parte de su prisionero, cuando quiso sujetar al príncipe para estamparlo contra la gruesa corteza su tacto fue repelido como si el otro fuese a quemarlo, sus dedos fallaron al asirlo con violencia. No estaba seguro de si aquella había sido una reacción propia o sus manos libres del metal de su armadura tenían algo que ver.

—           ¿Qué has hecho? — le miró cada vez más irritado.

El príncipe negó, casi con expresión de confusión antes de retomar su porte habitual, aquel que exhibía la mayor parte de las veces, como si supiese más que tú, esa molesta mirada que solo modificaba al quebrarse en la intimidad.

Sacudió la cabeza sin atreverse a desenfundar su espada para amenazarlo, exigir una respuesta a la repentina tirria que estaba despertándole. No obstante antes de volver a cuestionar el rey pudo notar como las gotas de lluvia iban escaseando, como la recia tormenta iba cediendo apartando truenos y relámpagos.

Necesitaba regresar a sus tierras, quizá allá la molesta desolación, la duda de no poder volver a tocarlo desaparecerían. Podría faltar a su palabra… pero con ello solo ocasionaría que Itachi… hiciese lo mismo. Lo había meditado hace mucho, probablemente quien evitaba que el príncipe cometiese suicidio más que su propio reino era aquel hermano que parecía añorar.

Quizá podría encerrarlos a ambos… pero estaba seguro que el reino enemigo no toleraría aquello y no era el único con alianzas en el campo de guerra.

—           Terminemos con esto, — fue lo único que dijo ya sin estar seguro de cuánto tiempo perdido tenía entre lamentos y dudas. Indicó el camino y se aseguró de que el enemigo fuese por delante.

 

 

Y aun albergando la idea de que el muchachito no acudiese al encuentro, Naruto se admitió sorprendió al verle en el pequeño claro donde habían acordado, allí, solo… confiando estúpidamente en las coordenadas enviadas en la última misiva. El rubio sonrió casi descolocado al sentirse igual de estúpido por estar desperdiciando tan perfecta oportunidad.

 

 

 

 

 

 

~~~

 

 

 

Un par de pequeñas pisadas más y la gallina que perseguía cacareó corriendo hacia el trigo desparramado en el piso. El pequeño niño de cabellos dorados sonreía ampliamente divertido por la escena a la que los diminutos polluelos se sumaron para alimentarse al lado de su madre.

—           Naruto — el suave llamado de su propia progenitora le hizo girar, la hermosa mujer de cabellos rojos le ganó toda atención, — tu padre está aquí.

La maravillosa noticia le provocó sonreír más, corriendo regresó a la pequeña y acogedora cabaña. — ¡Padre! — gritó eufórico cuando el rey lo tomó en brazos elevándolo casi hasta tocar el techo.

Amaba aquellas esporádicas visitas, cuando su padre le traía algún obsequio que le enseñaba a usar hasta el anochecer, pero en aquella ocasión la visita no fue solo llena de risas y gestos afectuosos.

 

 

 

 

—           Tengo miedo — oyó a su madre murmurar, hablando con su padre en la diminuta recamara en tanto Naruto aguardaba en la estancia intentando inútilmente que el trompo de madera que sujetaba en manos girase con tanto esplendor como su padre le hubo enseñado. Así que cauto se acercó más.

 

 

—           Por favor, Kushina… ¿No era esto lo que ambos queríamos?

—           Por supuesto, sin embargo Naruto… ¿crees que la corte lo recibirá con los brazos abiertos?

—           Tendrán que hacerlo.

 

El aludido sabía que hablaban de él, pero era demasiado joven como para siquiera hacerse una idea del panorama que angustiaba a su madre.

Oyó un poco más pero antes de que la noche llegase por completo su madre le ordenó empacar.

—           ¿A dónde vamos? — preguntó con un bostezo guardando sus juguetes en el pequeño morral que su madre le diese para llevar lo más importante. — Ya es de noche.

—           Vamos a vivir en el castillo a partir de ahora — anunció feliz, disimulando a la perfección los nervios— ¿no es estupendo?

—           ¿En el castillo? — le miro curioso sin entender nada — ¿Por qué?

Enternecida la mujer se inclinó para quedar a la altura de su hijo, — porque es tu derecho, mi Naru.

Sus azules ojos demostraban su confusión, — ¿y las gallinas? — volvió a cuestionar. — ¿Quién les dará de comer?

—           Vamos a llevarlas con nosotros —respondió sin dejar de sonreír.

Y con ello Naruto estuvo satisfecho, ahora lleno de emoción por conocer el inmenso castillo que apenas divisaba a lo lejos cuando iba a la ciudad, al seguir empacando no notó cuando el trompo de madera cayó del equipaje quedando allí.

 

Aquel sin duda fue el mayor cambio en su corta vida.

Pasó de un simple aldeano a un príncipe.

De campos verdes y nubes de algodón a venias y lujo.

Pudo haberse acostumbrado pero la soledad del castillo no estaba hecha para él, anhelaba salir a recorrer campos y perseguir de nuevo a las gallinas. No comprendía en su inocencia porque su madre no lo dejaba solo en ningún momento, porque los niños que también vivían allí se apartaban temerosos, solo una niña de extraño cabello rosado fue su amiga. Y fue gracias a ella que los días dejaron de ser tan aburridos al verlos los demás niños dejaron de tenerle miedo, creyó que era bonita pero no le gustaba cuando se enfadaba, era demasiado agresiva.

Poco a poco fue haciéndose consiente de su situación; era el príncipe y sus padres eran reyes, no tardó en darse cuenta de que todos los amaban y como no hacerlo… su padre y madre eran esplendidos.

Por ello estaba decidido a ser tan buen rey como ellos, que cuando llegase su turno no los decepcionaría.

 

—           ¿Sabes cuál es la función de un rey?

—           Decirles a los demás que hacer — ante su respuesta su madre rió.

—           Un rey simboliza mucho más, — ella sonreía, al fin sentados sobre verde césped Naruto agradecía las salidas que se daban últimamente — ¿ves las murallas que rodean el castillo?

Asintió.

—           Ellas fungen como un escudo que nos protege a todos, pero cuando no son suficientes el rey debe proteger a su pueblo.

—           ¿Peleando solo? — Naruto se escandalizó al imaginarse a su padre combatiendo solo contra un ejército.

Ella volvió a reír, — no — sus suaves manos acariciaron sus cabellos — un rey simboliza fortaleza, es quien provee de valor a los soldados que combaten al frente, quien mantiene la lealtad de todo su pueblo, por quien se sacrificarían sabiendo que cada habitante estará a salvo con sus decisiones, por ello Naruto si un rey es mezquino y olvida el bienestar de su gente…estarán condenados. Un pueblo se mantiene fuerte gracias a su rey, pero un rey necesita de su pueblo para ser fuerte.

Asintió sin entender del todo.

—           Claro que tu familia también simboliza fortaleza — agregó más relajada, estirando los brazos como lo hacía cuando vivían en la cabaña en el bosque y Naruto pensó que quizá era debido a que no estaban en el castillo, — ya anhelo conocer a tu esposa e hijos — sonriente le miró.

El pequeño príncipe hizo un gesto de desagrado, aun no le interesaba pensar en aquello, si su reina era como Sakura seguro que acabaría más golpeado que un enemigo. — Yo no quiero una reina.

Su madre carcajeó, — la persona que vayas a desposar debes amarla, llegarás anhelante a verla, sufriendo con su desdén y regocijándote en las miradas que te dedique.

Y solo con aquellos detalles enumerados que a Naruto ya no le molestó tanto el casarse, tener una reina seguramente era como tener un tesoro que no querría que nadie apartase de su lado…

 

 

 

Aquella noche creyó dormiría plácidamente, arropando por los besos de sus padres y en medio del suave perfume de los crucifijos que su madre colgase en sus paredes le recordaron a su primer hogar.

—           Cuida a tu madre, Naruto — su padre le habló acariciando sus cabellos — volveré en unos días.

—           ¡Sí! — asintió animado, seguramente su padre debía proteger el reino, no podía ver la hora en que también pudiese acompañarlo a ese campo de batalla para proteger a los suyos.

 

 

Soñó con su reina…

Y aunque no pudo apreciarle un largo vestido, ni un encantador rostro, pudo divisar entre un manto de flores el largo cabello negro revoloteando con el viento, ojos igual de oscuros adornados con hermosas pestañas, cálidas manos guiarlo por un sendero en medio del lúdico escenario donde la invitación era clara al no sentirse como un niño en aquel momento.

Como ansiaba conocerla…

 

 

Y como odió ser despertado, estaba seguro de hacer una pataleta pero al ver a su madre asustada hizo que el pequeño espabilara unos segundos.

—           Cúbrete Naru, debemos irnos ahora — le susurraba en medio de la oscuridad solo iluminada por la vela que llevaba.

Estuvo a punto de dejarse caer de nuevo sobre el mullido colchón para seguir soñando con su reina pero los estridentes golpes y gritos llegaron a sus oídos, aterrorizado salió de su cama para seguir a su progenitora quien hábilmente lo llevo por pasadizos que jamás había visto, Naruto trató de memorizar el sendero pero no pudo.

 

—           ¿Qué está pasando? — interrogó a pasos rápidos, tan rápidos como sus pequeños pies le permitían, mas gritos y el sonido de metal chocando llegaron a sus oídos, solo cuando salieron después de escalones interminables que sus azules ojos vieron con horror la estela rojiza que se levantaba en el castillo.

Estaba en llamas.

El fogonazo no le dejaba apartar la vista, — Naruto — le llamaron tomándolo de una mano para comenzar a correr pero al girar chocaron contra soldados vestidos de metal, y aunque el niño sintió alivio al creerlos la guardia real no pudo apreciar el temor en su madre.

El filo del acero centelleó en la rojiza noche blandiéndose en contra de su progenitora consiguiendo que la sangre manchara su pequeño rostro.

 

 

 

 

Cuando al fin abrió sus ojos con pesadez, lo primero que buscó es a su madre, Naruto se revolvió sobre los harapos donde se hallaba recostado, gimoteos agónicos lo sorprendieron en tanto se encogió como podía para contener el miedo. — ¿Mamá? — musitó quedito deseando hallarla.

Mas atemorizado vio como alguien se acercaba, casi arrastrando sus pies su progenitora fue aproximándose, a paso macilento y con un diminuto reguero de sangre llegó a su lado para abrazarlo. — Mi Naruto — murmuró a su oído con voz quebrada, — estas a salvo.

Y aun atemorizado el niño también la abrazó, casi sollozando en aquel campamento donde habían sido llevados. Pudo oír risas de esos soldados, como hablaban de su padre con mofa, quiso gritarles que su padre era el rey, que los enviaría a un calabozo por lastimar a su madre, pero ella adivinando sus intenciones le afianzó con más fuerza para que no pudiese apartarse.

 

 

No estaba seguro de cuánto tiempo había trascurrido pero aun no amanecía cuando gritos de advertencia se oyeron por todas partes, aquellos soldados lucieron desesperados de un momento a otro. Fue entonces que su agotada madre se puso de pie, — debemos escondernos — musitó antes de que más soldados se acercaran.

Naruto no entendía nada de lo que sucedía, el rojo del fuego que cubriese el castillo era reemplazado por una enorme cola de lo que distinguió como una zorro… de esos que perseguían a las gallinas, pero la frondosa extremidad ahora se elevaba entre los arboles del bosque junto a gruñidos ensordecedores.

Un monstruo, creyó.

Sin poder imaginar nada mas de nuevo su madre se detuvo abrupta, cubriéndolo con su cuerpo apenas si le dejó la silueta que ahora estaba frente suyo.

 

—           Su majestad… he estado buscándolo…

Una tétrica voz oyó que le hizo encogerse a resguardo de su progenitora, no se atrevía a levantar la vista.

—           No te atrevas a tocar a mi hijo.

—           No me atrevería… aun lo necesito con vida.

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

Aún estoy viva.

Saludos, sé que he tardado mucho en subir este capítulo y me disculpo por ello. Este par de años han sido demasiado agotadores para mí en todo sentido. Agradezco mucho todo el apoyo recibido hasta este momento, espero aun haya alguien por ahí que quiera leer mis extrañas historias.

No puedo dar un estimado para la próxima actualización pero procuraré sea pronto, debo aprovechar mi escaso tiempo libre de fin de año. Con respecto a este fic debo aclarar que esperaba no durase más de 12 capítulos, pero viendo cómo se está desarrollando todo es probable que sean más, si hablamos de trama creo estar un poco más allá de la mitad, así que 20 es un número estimado para el total de capítulos que conformen el fic. Hay muchas cosas que detallar aun y aunque quiero subir nuevas historias y retomar “Rapsodia” al menos quiero regresar al ritmo que tenia de publicación en mis mejores tiempos que fue un capitulo a la semana si mal no recuerdo.

Gracias de nuevo por su atención, espero este capítulo les haya resultado interesante, cuídense mucho y nos leemos en el siguiente.

 

Por cierto creo que solo a mí me gustó la nueva skin de la página (:D) pero vamo a subir de a poco todas las historias en la plataforma naranja, aunque amor yaoi siempre será mi hogar.


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