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Maleficio por Yae

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Notas del capitulo:

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Décima primera parte

 

 

 

 

 

Cuando el rey pareció demasiado ido no le quedó de otra que salir casi a trompicones para respirar como si dentro de la pequeña cabaña el aire le quemase los pulmones. Itachi se quedó unos segundos observando antes de seguirlo por la única puerta del lugar.

Lo vio inquieto al toparse con las hermosas flores que brotaban en el jardín, aquel estrecho lugar que era lo único que parecía mantenerse impecable en medio de la maleza.

Naruto se giró de nuevo apoyándose contra una de las mohosas paredes inhalando y exhalando hondo, por ello aprovechó la oportunidad para tomar cuantas flores pudo, las guardó entre sus ropas, ya había visto dentro de la casa una pequeña bolsa de cuero que podría utilizar.

Podría estar equivocándose, era demasiado pedir que sus fantasiosas teorías fuesen ciertas, pero no tenía más que perder, si al menos podía conseguir que el profano rey dejase de someterlo en la cama sería una victoria con la que el tiempo que restase resultaría más llevadero.

La idea comenzó a rondar su mente en cuanto el rey mostrase tan abrupto cambio a la sola cercanía de aquel lugar, había observado sorprendido como al ver los simples capullos en los límites de la zona cambiaba su ruindad, hablándole como un rey lo haría y aunque se lo hubo sugerido el rubio no lo escuchó. No le creería de todos modos, eran enemigos e Itachi sabía que en cuanto cumpliese con su juramento buscaría el modo de matarlo…

Se lo había prometido a sí mismo.

Aquel rey debía perecer por sus manos.

 

 

 

 

~~~

 

 

 

 

 

El bosque se dibujó negro y vacío.

El respirar se le estaba haciendo demasiado difícil, las ramas de los árboles quedaron quietas y sin vida. El repudiable demonio que se burlase parecía haber desaparecido nuevamente e Itachi quiso desaparecer también.

El pesado hocico no se apartaba por más que lo empujase, por más que pidiese, pero a pesar de la aversión conservada desde aquel primer día de cautiverio, desde el momento en que lo mancillaron contra su voluntad, con violencia y crueldad, su pánico irreal menguó cuando las pesadas patas se retiraron de sus piernas.

Estaba sangrando sin duda, las filosas garras se habían clavado en uno de sus muslos con afán de hacer espacio allí, su casi desaforada respiración recobró una miserable calma al ver nuevamente los ojos claros de su carcelero, refulgiendo entre rojo y azur como si tratase de recobrar lucidez.

El grueso pelaje fue desapareciendo, la piel que reventase pareció suturar, los dorados cabellos volvieron a asomar y la silueta humana volvió a predominar. Jadeos agitados se estrellaron contra su oído, Itachi cerró los ojos en nueva cuenta cuando la bestia hizo amago de desaparecer más las intenciones del rey no. Su cabeza estallaría, el dolor descomunal que la recorría consecuencia del ajetreo estaba a punto de comerle sin compasión.

 

—           Te deseo… — farfulló ronco, demasiado grave, como un eco del demonio en que se convirtió. — Tanto… tanto… que quisiera matarte.

 

La no tan nueva revelación ocasionó una ráfaga de rechazo en Itachi, era monstruoso, impío y nauseabundo saberse objeto del deseo de otro hombre, de un pecador que se estaba vendiendo a un demonio por poder. Si aquel malsano deseo proliferase seguramente no le dejaría marchar, buscaría la manera de retenerlo luego de que su pacto concluyese.

Y no iba a permitir aquello.

Nuevamente sus manos buscaron apartarlo, su piernas cerrarse pese a tenerlo tan cerca, — no continúes con esto… — le murmuró en tono bajo, deseando por una vez que aquel rey con el que habló en la polvorienta cabaña retornase, tratar de negociar con aquel que parecía menos un demonio y más un humano.

Lo desoyeron, las manos cuyas diminutas garras iban desapareciendo lentamente le impidieron huir. — Hiciste un juramento… y yo te escuché…oí tu voz y no lastimé a tu hermano…

Lo recordaba, al parecer Naruto recordaba lo que estuvo a punto de hacer convertido en bestia, como paró ante la intervención de Itachi, frenando su ataque. La reverberación de aquella verdad le hizo ceder, los ecos retumbantes de sus memorias le advertían de que el rey llegaría a satisfacerse con o sin violencia.

Los besos y mordiscos nunca fueron placenteros, nunca lo serian.

Las caricias paseándose por los golpes y empellones, regodeándose en su hombro lesionado jamás serian delicados, ni gratos.

Al rey le gustaba ocasionarle todo tipo de dolor.

E Itachi, Itachi solo podía odiarlo.

Despreciar el brusco tacto, los tirones a su ropa, toques deshonrosos en cada centímetro de su piel, los dolorosos dedos agobiándolo, forzándolo como si pudiese hallar placer en aquello.

Allí en medio del césped mojado, rodeado por ramas y sin el menor trinar de algún ave el príncipe cedió nuevamente ante el rey. Dolía, oh como dolía, aquel duro miembro atravesándole las entrañas, moviéndose como si tuviese algún permiso e Itachi se sintió solo.

Irremediablemente solo.

Nadie acudió a su rescate, nadie lo haría, era consiente de aquello pero como dolía, solo podía aferrarse a la tierra a sus lados, clavar sus dedos en el fango con los ojos cerrados tratando en vano de no oír los jadeos del otro, los fluidos repulsivos descender entre sus piernas y la imprecación en los ojos del rey fue lo único que pudo distinguir antes de sentirle acelerar los movimientos.

 

 

 

~~~

 

 

 

Ya casi no faltaba nada para el anochecer, Sakura suspiró entre preocupada y aliviada por la tardanza de Naruto, el rey dijo que llegaría antes de caer el ocaso, que tuviese lista la cena para ese momento.

Obedeció sin replicar aguardando porque su antiguo amigo volviese, seguramente acompañado de aquel príncipe de enorme vientre, siempre que pensaba en aquello un pavor horroroso le asaltaba, temía tanto ser quien tuviese que ayudar al nacimiento de ese ser…

¿Sería un ser humano?

Aunque no fuese una partera tenía los suficientes conocimientos de medicina para encargarse de un alumbramiento… si es que el príncipe enemigo fuese una mujer. Un nudo en la garganta le obligó a pasar saliva con dificultad, seguramente tendría que hacer un corte al igual que en las mujeres cuyo bebé tiene el cordón enredado en el cuello, pero si la hemorragia no lograba controlarse, la madre moriría irremediablemente.

Los golpes en la puerta principal la hicieron sobresaltar, espantada fue corriendo a ver de qué se trataba, los escasos guardias que resguardaban el lugar no tardaron en abrir dejando pasar al general.

 

—           Llama al rey, debo hablar con él.

Sakura respingó ante el pedido, — no ha vuelto… él y la reina salieron hace poco, — mintió.

—           ¿A dónde? — le miró con detalle dándose cuenta de inmediato del engaño — la reina esta próxima a dar a luz, Naruto no sería tan imprudente de llevarla fuera con este clima.

Era evidente, hace poco había caído una pesada lluvia y el frío que dejase aun podía resentirse con facilidad, pudo darse cuenta de cómo la mujer se mordía la lengua dando una par de pasos hacia atrás.

—           Hable con el rey entonces, bien sabe que a este lugar está restringido el paso de cualquiera sin orden expresa del gobernante.

El pelirrojo afiló la mirada, tantos meses de misterios sin respuesta podría hallar la verdad en labios de Sakura, aquella mujer quien era la única con potestad para acercarse a la reina y seguramente también al prisionero celosamente oculto de Naruto.

—           Luces pálida, te ves aterrada — señaló acercándose más, haciéndola encoger en hombros — solo dime donde esta Naruto — le susurró al oído — me preocupa tanto como a ti lo que le suceda, podrá ser el rey pero también es mi amigo.

Ella titubeó, casi estuvo a punto de gritar por los guardias sin llegar a efectuarlo. ¿Podría Gaara hacer algo para salvar el alma de su amigo antes de caer por completo en la perdición?

Quizá no.

Pero era el alma de ella misma la que le exigía un desahogo, no ser la única responsable de llevar el nefasto secreto a sus espaldas.

 

 

 

 

~~~

 

 

 

A pesar de que los charcos de fango hacían sencillo seguir el rastro de la bestia, Sasuke empezaba a preocuparse por las extensas huellas que aparentaban no tener fin.

—           Es aquí.

Shisui habló señalando la empinada cuesta arriba que se supone ahora debían seguir, aquella montaña podría tener más de un sendero para acceder a ella pero por donde sea que mirase no lograba hallar alguno. — Pronto anochecerá.

 Era cierto, los restantes rayos de luz solar iban desapareciendo con lentitud y sin ellos su búsqueda sería demasiado complicada. Vio a su primo buscar entre el morral que fue lo único que pudieron rescatar junto a los cadáveres de sus caballos, tomó la antorcha corta y la embadurnó de brea antes de encenderla con la yesca y el pedernal.

El vivo fuego entonces emergió iluminando mejor el cada vez más oscuro bosque, Shisui retomó el camino, al parecer ya había encontrado un empinado sendero por cual acceder a la montaña.

—           ¿Cómo le mataremos? — Sasuke preguntó, casi como obligación. No tenía la más remota idea de cómo enfrentarían a aquella criatura feroz de volvérsela a topar, solo contaban con una espada y unas cuantas flechas que demostraron ser inútiles de momento.

—           Hace tiempo… — su primo murmuró en tono bajo, más de normal — cuando Itachi y yo teníamos el mismo maestro que él nos habló de criaturas de cuento, demonios, hombres lobo y vampiros.

No pudo contener su expresión de escepticismo.

—           Obviamente tu hermano y yo creíamos que solo eran fantasías. De todo modos solo nos hablaba de ello luego de una borrachera de días, — hizo amago de sonreír antes de continuar, rememorar como Itachi fruncía el entrecejo en un puchero adorable al ver al maestro de ambos en tan penosa escena le provocaba nostalgia, — siempre nos advirtió del daño que estos seres producen… solía decir que sus heridas lastiman hasta el alma, por eso sanarlas es casi imposible.

Sasuke de nuevo le miró con duda.

—           Que para herirlos se debe provocar el mismo tipo de daño, quizá por ello tus flechas fallaron.

—           ¿Qué hay de tu espada?

—           Tampoco es que la herida que le provoqué le haya incomodado mucho, — suspiró.

—           ¿Entonces? — algo más impaciente apresuró sus pasos para ir a la par de Shisui.

—           Armas bendecidas con verdadera fe, quizá habló de otras más pero no recuerdo… aunque la más efectiva y a nuestro alcance ahora es el fuego — la antorcha chispeó — de todos modos no podemos comparar el fuego de una vela a una llamarada.

Solo entonces Sasuke lo meditó, un fogonazo voraz era capaz de reducir ciudades enteras a cenizas, entonces tal vez el demonio podría perecer en las llamas, — Itachi nunca me habló de ello con claridad. ¿No sería mejor encontrar a su maestro y pedirle ayuda?

Shisui negó, — no sé dónde encontrarle y de hacerlo solo Itachi podría sacarle una frase coherente.

Resopló ante la respuesta poco alentadora, quien diría que las criaturas de pesadilla podrían ser reales, solo esperaba que su hermano estuviese a salvo, de no ser así todo el esfuerzo no valdría la pena.

—           Sasuke… — le llamaron — aquel… rey, ha mancillado a Itachi, ¿verdad?

Sus puños presionaron dentro del metal, mordió su labio inferior con rabia al considerar la posibilidad, al solo imaginar tal bajeza, — no lo sé.

—           Supongo que tampoco sabes que lleva en su interior, ¿o sí?

Un vértigo repentino le hizo detener la marcha, no lo sabía con exactitud pero solo debía rememorar los eventos de su anterior encuentro para hallar una grotesca respuesta.

 

 

~~~

 

 

 

Si bien su conciencia humana fue devuelta en retazos, no tenía la certeza de si era él mismo o una entidad diabólica que lo parasitaba quien sabe desde hace cuánto.

Tuvo suerte al hallar un pequeño riachuelo donde se lavó las manchas de sangre seca y retiró los restos de piel quemada que se desprendieron sin dificultad. No creyó que el simple contacto con las flores de su madre le ocasionase aquel daño, pero más sorprendente le resultaba palpar su piel intacta, como todas las heridas se borraba con rapidez, tanta que sintió terror de sí mismo.

¿El demonio estaría apropiándose de su alma y cuerpo?

De ser de aquel modo el simple hecho de saber que desde su infancia las lesiones nunca fueron un problema ya carecía de sentido.

Su encuentro aquel día en que Hinata murió no sería simple casualidad, el mismo maligno de sombras le dio a entender que conocía a su padre… que Minato solía llamarlo Kurama, no quiso indagar más en ello en esa ocasión, era demasiado blasfemo considerar que su padre ya tenía un acuerdo con la detestable criatura.

Demasiadas dudas y ninguna respuesta.

Naruto inspiró hondo cuando terminó de asearse, con toda la ropa hecha trizas solo pudo ocupar el sobretodo de Itachi para tapar su desnudez, necesitaba volver a su castillo lo más pronto posible, pero con la vacilación de no ser capaz de controlarse antes de convertirse en aquella horrida criatura que barrió casi por completo su juicio.

Casi.

Retornó unos pasos hallando al fortuito catalizador en que el príncipe se hubo convertido, ya no estaba seguro de si era porque llevaba a su hijo en sus entrañas o solo porque era él… Itachi, pensó observándole encogido tanto como su vientre le permitía, apenas cubierto por sus ropas manchadas quien no parecía dormitar.

Ciertamente hubiese querido detenerse antes de asaltarle de esa manera pero lo necesitaba… necesitaba tocarlo, sentirlo y aspirar su aroma, seguro que de no hacerlo volvería a convertirse en un demonio, ya sin saber si era solo una maniaca obsesión o una imperiosa necesidad.

Suspiró.

Fue acercándose más sin sorprenderse por la claridad con la que distinguía ya en plena oscuridad nocturna.

—           Debemos volver… — casi farfulló.

El príncipe se revolvió con dificultad incorporándose con extrema lentitud, estaba agotado seguramente.

—           Tu herida — Naruto observó con detalle el pequeño reguero de sangre en el piso, agradeció entonces el haber contenido su fuerza cuando le apresó con sus mandíbulas, el hombro lesionado del príncipe solo mostraba un enorme moretón. — Voy a vendarla, — anunció arrancando un trozo de tela del sobretodo, inclinándose a su lado.

Una sensación molesta le hizo pasar saliva con dificultad cuando el otro no se opuso a que vendase las marcas de rasguños en aquella zona tan cerca de su ingle, mas consternación le provocaba el hecho de no ser observado, los negros ojos no se dignaron a prestarle atención.

¿Por qué debía sentirse de aquel modo?

Como si de nuevo estuviese en la pequeña cabaña… junto a su madre…

Contuvo la respiración viendo la pequeña bolsa a unos metros, con las diminutas flores asomando.

Quizá debería deshacerse de ellas, raudo se puso de pie para tomarlas sin sentir más que una tenue incomodidad, nada que no pudiese sobrellevar, no comprendía a que podía deberse aquel cambio tan abrupto en sí mismo.

 

 

 

Itachi notó como el rey se apartaba con rapidez, tomando entre manos la única protección que tenía, llevándosela a quien sabe dónde, dejándole de nuevo solo a su merced. Con pinchazos de dolor en todo el cuerpo acomodó sus vestiduras como pudo…

Como lo odiaba…
Pero solo podía esperar que todas aquellas cosas enfermas que lo atormentaban terminasen pronto, mantener lo que quedaba de su voluntad firme, que si algún misericordioso dios lo escuchaba le ayudase a conservar sus ideales sin ceder a la locura… escondió su rostro entre sus rodillas, sus dedos se clavaron en el cuero cabelludo casi tirando de sus largas hebras, sentía estar temblando, por primera vez en su vida no se sentía capaz de continuar con aquello, ofrendándose por el bien de los demás…

 

 

          No sufra, su majestad…

Respingó ante la repulsiva voz, el demonio se hallaba a su lado, sentado con toda la hipocresía que solo alguien sin alma pudiese tener, sus cabellos eran antinaturalmente rojos, casi como la sangre cuando bulle de una herida al instante. Apenas pudo notar el morral que depositaron a su lado antes de rodearle con los brazos, con un frío tan intenso que Itachi creyó que un escalofrió invernal estaba a punto de congelarlo, el despreciable demonio se mostraba como un ser humano como si con ello pudiese menguar toda la repugnancia que generaba.

—           ¿No desea que lo consuele? Murmuró más cerca aun, sonriendo pérfido quiso rozarle con sus helados labios Placer y más placer… oh, no sabe cuánto me excita verlo bañarse en las frías aguas… como cada gota recorre su espina, como si deseara seducirme…

Sus negros ojos se hallaban demasiado abiertos, sabiéndose observado en todo momento un temblor clarísimo le asaltó, se removió buscando distancia real.

 

 

          El rey lo lastima, ya le hice el ofrecimiento en una ocasión… — complacido por el pavor del otro lo retuvo de ambos brazos cuando hizo amago de retroceder, no necesitaba nada más que a aquel príncipe, ya el rey era prescindible como una bestia sin razón.

—           A…apártate, — ordenó suave pero firme, podría sentirse agotado, casi al borde de un colapso pero mientras tuviese vida no permitiría que aquel lo sobajase. Preferiría morir antes que sentirse más asqueado consigo mismo.

—           Su alteza, las caricias de las sombras son exquisitas, ¿no desea comprobarlo?

 

En nueva cuenta manos ajenas recorrieron su torso sin autorización, — ¡apártate! — gritó ahora más alto debatiéndose con la poca energía que le quedaba resintiendo la fuerza sobrehumana que el demonio poseía.

Estuvo a punto de golpearle así fuese infructuoso su daño, pero de un momento a otro la pesada figura fue retirada, Itachi apenas recobró el aliento entre nervioso y somnoliento.

 

—           ¡No puedes tocarlo! ¡A él no! — Naruto se hallaba a unos pasos, sujetando con toda su fuerza al demonio por la solapa blanca de la camisa que vestía con elegancia.

—           Oh su majestad… no lo sentí llegar — confesó sin el menor rastro de temor, aun esbozando esa sonrisa maniaca, — ¿debería preocuparme por ello?

—           ¡Es mío! — Bramó casi restallando sus caninos que nuevamente se hacían más notorios, como si fuese a entrar en frenesí salvaje, — ¡solo mío!

 

Itachi retrocedió cuanto pudo temiendo otra peligrosa transformación, sin embargo y pese a toda la oscuridad pudo divisar que Naruto aun llevaba en manos la diminuta bolsa de cuero donde guardase las florecillas.

—           Se equivoca su majestad, usted es incapaz de poseerlo por completo, ¿no lo ve acaso? El príncipe lo odia, más a que a nada, más que a nadie… ¿Cómo podría ser suyo si jamás podrá acceder a su corazón?

 

Sus por ahora azules ojos titilaron un segundo, el suficiente tiempo para que el demonio ya se encontrase a un par de metros de distancia, — estas burlándote de mí… desde el primer momento todo esto solo ha sido para tu conveniencia, — dijo ocasionando que la roja mirada de “Kurama” se afilara tan solo un poco. — No soy tan estúpido, ya me dijiste que conocías a mi padre, es obvio entonces que todo esto es solo para tu beneficio… — le devolvió la sonrisa retorcida extendiendo ambos brazos sin soltar la diminuta talega de flores.

—           ¿Está dejándose seducir por el príncipe acaso?

—           No — esta vez una carcajada soltó — ¿te molesta acaso? Que deje de creerte, de confiar en tus sucias artimañas. No te necesito… vuelve el día que muera y tenga que pagarte con mi alma, hasta entonces márchate… estoy cansado de verte y oír tus murmuraciones infernales. No oses si quiera en pensar tocar a Itachi o a mi hijo.

 

El príncipe quedó genuinamente sorprendido por las palabras de Naruto, como a pesar de la clara ira que le embargaba podía hilar frases como si se encontrase nuevamente en la diminuta cabaña que los llenaba de paz.

Desafortunadamente no pareció ser suficiente, el demonio soltó una estruendosa risa, tan alta y enloquecedora que hasta las ramas de los árboles se agitaron escandalosas.

—           No puede darme ordenes su majestad, quizá deba adelantar vuestro pago...

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

Saludos, siento la demora pero estas semanas tenía tan poco tiempo libre que se me hizo imposible actualizar antes. Muchísimas gracias por las lecturas y los bellos comentarios.

Con respecto al capítulo; no habrá bestialismo o zoofilia, no podría escribir de ello. Preferí enfocarme más en lo que Itachi siente que en las descripciones del non-con, espero el capítulo les haya resultado interesante, cualquier queja, duda o sugerencia es bienvenida.

Nos leemos en el siguiente, cuídense mucho.


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