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Maleficio por Yae

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Notas del capitulo:

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Décima tercera parte

 

 

 

 

Fastidiado por haber tenido razón a Naruto no le importó matar a aquellos bandidos de camino para retomar su marcha, intentaba darse prisa pero los bastardos retrocedían demasiado, temerosos probablemente de que fuese a mandar sus vísceras por fuera.

—           ¡Es un maldito soldado! — oyó a uno vociferar cuando el filo de su espada casi le volase la mano.

El rey sonrió satisfecho ante las caras espantadas de los maleantes, sin problemas podría batirse con los tres sucios delincuentes porque estos contaban simplemente con pequeñas dagas y sin más instrucción que la de atacar a alguien desprevenido.

Avanzó varios pasos más y ellos retrocedieron sin claudicar aparentemente en sus intenciones, solo entonces lo comprendió.

Estaban distrayéndolo.

Consternado se giró para tratar de ver a Itachi entre los arboles sin lograrlo, presuroso retrocedió queriendo confirmarlo a salvo, que aún lo esperase donde lo dejó, pero nuevamente uno de los ladrones, el más osado probablemente le saltó queriendo clavarle su filosa cuchilla en la espalda, tan lento sintió el ataque que Naruto pudo virar con sorprendente celeridad para abrirle el estómago de un limpio corte.

La sangre salpicó antes de que el grito del pobre infeliz resonara, el cuerpo cayó pesado sobre la maleza dejando que sus compañeros observaran aterrados el veloz y mortal ataque.

—           ¡Vámonos! — gritó uno emprendiendo la huida siendo seguido de inmediato… no les habían pagado lo suficiente.

A pesar de su deseo de seguirlos hasta liquidarlos Naruto tuvo que regresar a prisas, con el rostro y la ropa manchados en sangre ajena observó de un lado a otro sin hallar el menor rastro del príncipe, sus dientes presionaron fúricos al saberse engañado de nuevo.

Jamás debió darle el beneficio de la duda.

Cuando se dispuso a buscarlo y castigarlo por el ardid la voz le llegó.

—           Oí gritos, ¿los mataste acaso?

La dulce silueta de su príncipe emergió de entre los árboles, sereno se aproximó permitiéndose ligera atención a las rojizas manchas que lo cubrían.

Naruto suspiró de puro alivio.

No había intentado huir.

Itachi seguía manteniendo su juramento pese a todo.

Sin desearlo le despertó leve admiración, — eran tres… pero dos sucias ratas huyeron — casi boqueó mitigando la ira que le recorriese hace instantes. — Dedo limpiarme, — anunció sentándose en alguna de las rocas del paisaje, buscando entre su escaso equipaje sacó el odre de agua para asearse el rostro.

Echándole leves vistazos de reojo aun le sorprendía que Itachi hubiese aguardado por él, que no hubiese intentado escapar a pesar de todo lo sucedido.

—           Tomaremos un carruaje cuando lleguemos a la carretera que va al norte.

Itachi asintió manteniéndose de pie.

—           Aun… — Naruto chasqueó la lengua algo fastidiado, — aun espero que me digas si piensas guiarme, cuando hablabas de que alguien podría ayudarnos… al menos dime de quien se trataba.

—           De mi maestro, — suspiró sin mucho ánimo, — se marchó hace años de nuestro reino, se a donde fue pero no estoy seguro de que siga con vida.

El rey hizo amago de pensar, — bien, así sea entonces. Busquemos a tu maestro. — La leve sorpresa en Itachi le ocasionó brevísima ansiedad, como si desease sonreír pero se lo prohibió. — ¿Queda muy lejos? — inquirió sopesando lo que debería hacer, había acordado encontrarse con Sakura cuanto antes en uno de los poblados lejanos, al menos aquella fue su orden en la carta enviada hace poco.

—           Al norte, en la región de Loch Modann(1)

Aquella zona quedaba demasiado cerca de la frontera que ambos reinos compartían, un lugar boscoso y con un gran lago, definitivamente era ideal para mantenerse a raya de cualquier conflicto bélico. Sin embargo llegar allí a caballo les tomaría al menos dos semanas y Naruto estaba seguro de que pronto empezaría a descender las temperaturas para dar paso al invierno.

—           Esta bien, — decidió una vez estuvo limpio, irguiéndose de nuevo se aproximó a su prisionero — iremos a Loch Modann — si debían llegar allí podría hacer un leve desvió en el poblado de Anngor(2), justamente donde había acordado encontrarse con Sakura y Gaara en unos días.

Itachi no pudo contener del todo su sorpresa, era demasiado ilusorio que el rey aceptase tan fácilmente llevarlo donde su maestro… seguramente estaba llegando a la desesperación al recién ser consciente de la terrible manipulación que el demonio ejerciera en él. Desvió la mirada los instantes necesarios para ser tomado por el mentón con rapidez, los labios de su enemigo se prensaron a los suyos con fuerza.

El príncipe quiso retroceder pero también le sujetaron por los cabellos para retenerlo todo el tiempo que Naruto quiso recrearse con su boca, consternado se apartó en cuanto lo soltaron, cubriéndose los labios apenas si se dignó a observar al rey quien para variar lucía demasiado molesto.

 

 

 

~~~

 

 

Debido a la ausencia de Naruto se tomó la libertad de correr las cortinas dejando que la luz del sol se filtrara en el castillo luego de tanto, pese a sentir aun preocupación por su amigo la pesada aura que le rodease aparentemente hubo mermado.

Por ello se dio el lujo de sonreír aquella mañana mientras sacudía las sábanas que dentro de poco tendería al sol, al tener tan poca servidumbre ella debía encargarse de la mayoría de los asuntos cotidianos, hablar con Gaara le provocó la sensación de ligereza en el alma. Aunque el general pelirrojo reaccionase desconcertado y dudando de sus palabras, estaba segura de buscaría confirmarlo de primera mano.

Le había jurado mantener su confesión en secreto hasta que averiguase la verdad, quería creer que el sería capaz de socorrer a Naruto antes de que se hundiese por completo en la oscuridad, sabía que el rey y su prisionero podrían retornar en cualquier momento pero por ahora le daba igual.

Iba a disfrutar lo poco que le pudiese quedar de libertad.

—           Hoy podría preparar unos bollos de carne, — dijo para sí sonriendo aún más, terminando de sacudir la cama falsa de la reina fue hacia el salón para limpiarlo.

—           Luces demasiado feliz.

Sakura se sobresaltó espantada al oír aquella voz, giró con rapidez advirtiendo a un intruso, un hombre de cabellos rojos y colmillos sobresalientes le sonreía siniestro, la terrible desazón la embargó de inmediato. A prisas rebuscó entre los bolsillos de su delantal el pequeño crucifijo que llevaba siempre consigo, aunque no tuviese la certeza aquella sonrisa pérfida le helaba hasta los huesos.

—           ¡Gua… — quiso gritar pero en un santiamén el forastero ya tenía su mano afianzándole el cuello, ejerciendo tal presión que ella se sintió desfallecer, tan brusca fue la acción que su cruz voló de su alcance cayendo diminuta sobre la alfombra. Vanos intentos hizo por zafarse de aquel extraño que parecía disfrutar de su agonía, de cómo lentamente el aire escapaba de sus pulmones agotándose sin dilación.

—           Que cuestionable resulta vuestra lealtad al disfrutar tanto de la ausencia del rey.

Aterrada apenas gimoteó cuando su rostro fue contorsionándose por la asfixia, la azotaron contra el piso y las lágrimas se desbordaron de sus ojos, segura de que fallecería en aquel momento evocó a sus padres y las felices memorias de su niñez.

Entonces le soltaron, brusco el aire pudo retornar a su cuerpo, deshaciéndose en arcadas y tos Sakura se giró sin dejar de derramar gruesas lágrimas.

—           No temas… pequeña doncella, tu cadáver no me sirve de nada.

Pero la sonrisa despiadada de aquel auguraba quizá algo peor que la muerte.

 

 

 

 

~~~

 

 

 

Ya no recordaba cuando fue la última vez que se transportase en una carrosa maltrecha, había olvidado demasiadas cosas que viviese cuando niño, cuando aún no era un príncipe y menos un rey.

Aquellos momentos donde lo más importante era conseguir algo de comer, ayudar a su madre con la carreta de flores en el mercado, huir de los nefastos guardias que quisiesen recibir monedas de cobre y plata solo por dejarlos vender.

¿Tantos años habían pasado ya?

Naruto suspiró con cierta nostalgia, embargado en memorias felices y gratas, las enternecedoras nanas que su madre tarareaba. Puede que de permanecer con aquella vida hubiese atravesados enormes penurias pero con el alma a salvo y casado con alguien a quien amase. Ligeramente cansados sus ojos azules se posaron en su acompañante, Itachi yacía sentado a su lado, demasiado encogido entre sus rodillas esperando con ello ocultar su vistoso abdomen, pero era casi inútil, el sobretodo apenas si disimulaba con sutileza la redondeaba barriga.

Así que para evitar que sospechasen le hubo ordenado mantenerse callado, con la capucha cubriéndole lo más posible y dejándose el pelo suelto. Pese a sus ideales facciones era más alto que la mayoría de las mujeres por lo que sería difícil hacerlo pasar por su esposa nuevamente, al menos de momento todos se hallaban sentados obviando ese detalle.

Se relamió los labios tratando inútilmente de volver a sentir la sapidez de la boca del príncipe, los tersos contornos que saboreó menos resecos de lo que imaginó. De su rehén ahora sus azules ojos se pasearon por los demás pasajeros de la desmantelada caravana, un par de mujeres ya algo ancianas con bultos a su lado, un grupo de tres hombres que parecían murmurar y una mujer con un bebé en brazos conformaban el grupo que se dirigía al siguiente poblado.

Se tomó unos instantes para contemplar al pequeño infante que arropado en mantas parecía dormitar en el regazo de su progenitora, si las cosas resultaban como esperaba dentro de poco tendría a su primogénito en brazos para acunarlo y enseñarle a ser un gran soberano.

No obstante la mirada maternal que la mujer le dedicaba a su retoño le hizo considerar que sin Hinata su hijo carecería de aquellos mimos que solo una madre puede brindar, aunque consiguiese una nodriza probablemente enormes falencias tendría que solventar para cuidarlo como era debido o relegarlo a las atenciones de sus sirvientes esperando que con eso fuese suficiente. Otro suspiro soltó viendo de nuevo a Itachi, no podría convencerlo de quedarse a su lado y menos aún de que se convirtiese en figura afectiva de su hijo.

Obligarlo quizá.

Pero sin duda eso resultaría demasiado conflictivo para todos.

Solo entonces las risas de los hombres hicieron eco en sus oídos, Naruto les prestó mayor atención cuando aparentaban verles de reojo para reír a sus expensas aparentemente. Frunciendo el entrecejo quiso adivinar la razón para tan repentino análisis.

—           ¿Quién te acompaña? — habló uno de los hombres, el que lucía más joven haciendo referencia al príncipe a su lado.

—           ¿Esta de encargo? — otra pregunta más, en esta ocasión de otro de los sujetos.

Sintió el sobresalto del pelinegro ante la interrogante, al parecer notaron el abultado vientre al subir al transporte.

—           Es mi esposa, — dijo de nuevo colocando al príncipe en aquel título imposible — pronto dará a luz.

Un “ow” a coro le regalaron más animados de repente. — ¿Por qué ella se cubre tanto? ¿Está enferma acaso?

Naruto volvió a arrugar en ceño, — algo así.

Una risa escandalosa esta vez.

—           Vamos muchacho, no seas tan celoso, a las mujeres hay que tratarlas con cariño — fue el ávido consejo del más viejo que curioso bajó la mirada tratando de ver entre la capucha, — si se nota que es muy bonita — soltó sin haber conseguido ver mucho.

—           ¿Estás seguro? — Preguntó su compañero — dudo que sea una de esas bellezas que se encuentran por ciudad — carcajeó.

 

Lo era.

Aunque no fuese una mujer Itachi era demasiado atractivo, su rostro agraciado y pestañas largas eran sin duda perfecto complemento al cabello largo y oscuro. De ser la situación otra no le molestaría alardear de su acompañante, que todos pudiesen contemplar aquel galante rostro y cuerpo que podía disfrutar en el lecho.

 

Pero ajeno a sus fantasías Itachi se acurrucó aún más, no deseaba que en algún momento a alguno de esos sujetos se le diese por tirar de sus ropas para verle mejor, no se creía capaz de actuar como una mujer para evitar ser descubierto, debería entonces mantener la capa lo más holgada posible. El brazo del príncipe le rodeó por los hombros estrechándolo más consiguiendo con eso que no se acercaran.

—           Es mi esposa y es hermosa. Les pido que dejen de importunarla con sus comentarios.

Casi espantado por la advertencia y el tono usado Itachi oyó unas escuetas disculpas dejando de nuevo un gran mutismo que solo era roto por el sonido de los cascos de los caballos y las ruedas chocar contra algunas rocas en la carretera. Con cuidado desvió la mirada notando de inmediato la sonrisa de la mujer que llevaba un bebé como si de alguna manera quisiera demostrarle afecto o apoyo.

Ignorándola Itachi de nuevo se enfrascó en el horizonte, en el paisaje que cambiaba con lentitud, disfrutando sin querer de ver el azul cielo, los verdes bosques a su rededor y la calidez del sol que de algún modo aliviaban su desgano y apatía.

Al menos esperaba no volver a ver al demonio.

 

 

~~~

 

 

 

En ocasiones tenía ese tipo de solicitudes, por unas cuantas monedas de plata más debía hacer la entrega en el menor tiempo posible, la mayor parte de las veces hacía caso omiso de las peticiones argumentando que el clima no fue favorable o bandidos ocasionales.

Desafortunadamente en aquella situación no podría usar esas excusas, las cartas iban enviadas al castillo del general, la mayor autoridad del ejercito del reino, si se trataba de algún encargo importante podrían castigarlo de fallar porque para su mala suerte todos los conocían en su pueblo de origen.

Así que suspirando de cansancio llegó a su destino. La imponente fachada del lugar le recordó que nunca había tenido un envío tan importante al parecer, carraspeando se armó de valor para acercase a uno de los guardias.

— ¡Ejem! — Queriendo contener su leve pánico al ser enfocado por el par de caballeros mantuvo una muy prudente distancia, — tengo un encargo urgente para el general Gaara.

— ¿Quién la envía?

La grave voz le hizo retroceder un par de pasos buscando en el morral las importantísimas cartas.

 

— No estoy seguro — dudoso entregó las misivas.

— No tienen sello — con poco interés el guardia parecía a punto de aventar el papel al piso.

— E…

Y antes de que pudiese exponer la situación la grosa puerta de madera se abrió, de allí una hermosa mujer salió haciéndole suspirar de inmediato; de cabellos cortos y rosados, ojos claros, sonrisa leve no tardó en advertir su presencia.

— ¿Tenemos algún envío acaso? — habló tranquila.

— Dice que trajeron estas cartas para el general pero no llevan ningún sello — aburrido el guardia le entregó las cartas a la mujer.

El simple mensajero tragó pesado temiendo la duda en ella.

— Si la caligrafía está muy cuidada, como la de algún miembro de la corte, — puntualizó haciendo suspirar de alivio a quien las trajese que también había notado aquel detalle.

— Justamente fue por eso que me apresuré a traerlas — feliz al ver que la doncella se quedaba con el envío quiso quedarse los segundos que pudiese contemplarla.

— Te agradezco su eficiencia — descendió entonces los escalones de piedra y por menos de un segundo el aire dulce que le creyó se tornó demasiado pesado, —puedes retirarte — sacando un par de monedas de oro se las entregó con indiferencia.

— Gra… gracias — ligeramente aturdido y contrariado por la sensación tomó la compensación para retirarse cuanto antes dando un último vistazo al castillo que de un momento a otro lució frío y aterrador.

 

 

 

.

 

Desdoblando del todo el papel ya dentro del castillo Sakura procedió a leer la epístola que llevaba su nombre escrito, fue sonriendo ampliamente al saber que el rey la estaría esperando.

—           Descuide su majestad, pronto iré a su encuentro. — Murmuró para si antes de abrir el segundo mensaje enviado al general leyendo el contenido con rapidez.

La puerta no tardó en abrirse con brusquedad dejando entrar a Gaara aun enfundado en su brillante armadura seguido por algunos soldados.

— Hemos recorrido los poblados cercanos y nadie ha visto a sus majestades, — habló casi angustiado, con las demenciales confesiones de Sakura le urgía encontrar a Naruto para confirmar aquel delirio o descartarlo y solicitar un descanso para la amiga de ambos.

— Acaban de traer esto, quizá pueda aliviar un poco nuestra incertidumbre — serena se aproximó alcanzándole el escrito al pelirrojo. — Parece que están un poco más lejos de lo que creíamos, — sonriente y complacida por la cara de preocupación del otro a medida que iba leyendo se relamió los labios.

 

 

Pequeña indiscreta.

 

 

 

~~~

 

 

Con suerte habían conseguido un par de caballos para regresar al castillo, tenían el tiempo suficiente para planearlo todo a detalle pero no es que pudiesen permitirse perder ni un solo día.

Shisui estaba agotado, no pararon para atender sus heridas por lo que ya empezaba a resentir más dolor del que pudiese soportar.

No obstante no se detendría hasta llegar al castillo, la reina y el rey de seguro ya habrían mandado a buscarlos debido a la ausencia del príncipe heredero.

Quien también parecía agotado por lo acontecido.

Sasuke hubo reclamado el dejar a Itachi aun a merced de aquel despiadado soberano que demostró estar plagado de poder infernal.

¿Pero qué opción tenía en aquel momento?

No podía mandarse un ataque suicida sin una estrategia o armas poniendo en riesgo a sus familiares ni mucho menos y con la negativa de Itachi resultaría casi imposible hacerse con la victoria en aquella empresa.

Y aunque lo detestase en el alma tuvo que dejarlo.

Dejar la parte más peligrosa en manos de su primo, aguardar porque cumpliese el pedido desesperado que le hizo.

 

 

.

 

 

— ¿Shisui? — sus labios pronunciaron, su mueca de confusión fue casi enternecedora, sus esfuerzos por tratar de liberarse del agarre cedieron en un instante.

— No tenemos demasiado tiempo, son solo simples bandidos. No tardará en acabar con ellos.

— ¿Qué haces aquí? Estas poniendo a Sasuke en riesgo, — entonces su ceño se frunció apartándose en cuanto pudo.

— No podemos abandonarte.

— No voy a regresar, creí que ya te habías dado cuenta —resopló bajito abriendo de nuevo el sobretodo que llevaba, — Shisui te pido que lleves a Sasuke al castillo.

— Te he decepcionado, llegué tarde — casi le susurró — pero aún podemos hacer algo… no importa que hayas jurado si podemos matar a ese infausto rey estarás a salvo.

Itachi pareció dudar, su agotada mirada se paseó por el bosque temiendo quizá ser encontrados en cualquier momento, — afirma que es su hijo, el que su esposa muerta no pudo gestar — al fin explicó ocasionando preocupación en Shisui. — ¿dime como regresar en esta deshonrosa situación? ¿Cómo lo mataremos si sus heridas sanan con tanta rapidez? Le creí un humano que había sacrificado su alma por simple estupidez pero al parecer me equivoqué, hay algo más… algo que aún no puedo descifrar.

— Aun así, — tragó pesado recordándose el apresurado plan que elaboró — si le matamos… estoy seguro de que podremos matarlo, pero te necesito — sin previo aviso tomó las manos de su familiar entre las suyas.

La macilenta mirada lo enfocó atento.

— Es gracias a ti que transformado en bestia paró su ataque, quizá no vaya a admitirlo pero estoy seguro de que podemos aprovechar esa disposición. Le tenderemos una trampa antes de que vuelva a su reino y…

— Loch Modann — interrumpió — no planea regresar al castillo de momento, quizá pueda convencerlo para ir a Loch Modann, es un sitio rodeado de montañas y el lago que queda en medio… — calló ligeramente arrepentido.

— No te preocupes — Shisui sonrió agradecido de que Itachi al fin pareciera entrar en razón, no podía culparle de dudar, ni siquiera imaginarse las torturas y vejámenes que pudo sufrir en aquellos meses, — las características de la zona son ideales Itachi, será fácil preparar allí una emboscada.

— También Madara está allí — confesó.

El más alto parpadeó algo sorprendido, tenía una vaga idea de dónde podía estar su maestro desaparecido pero no lo podía asegurar.

Fue solo el grito de dolor a lo lejos el que los sobresaltó.

— Debes marcharte ahora — Itachi hizo amago de retroceder y zafar sus manos.

— Solo un poco más, Itachi. Pronto todo esto terminará — le aseguró liberándole al fin — estaremos en contacto. — Dando un breve vistazo a los cuervos que se posaron en las ramas de los árboles se retiró con rapidez.

 El príncipe suspiró una vez solo con la dorada daga que su primo dejase en sus manos, aquel arma que Naruto usase para atravesarle el dorso derecho ya hace tiempo, aquel día seguramente Sasuke la recogió.

Sus oscuros ojos quedaron reflejados en el dorado metal segundos antes de que decidiese regresar.

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

(1)     Loch Modann: Lo correcto es Loch Modan, es una zona en el juego de World of Warcraft Wow, soy muy mala para los nombres de locaciones y los nombres de los mapas que busqué  no me convencieron, pero para evitarme problemas le puse una “n” de más.

(2)     Anngor: Lo mismo que arriba solo que lo correcto es Angor.

 

 

Saludos, muchas gracias por las lecturas y los bellos comentarios. Como pueden notar ya estamos entrando a la recta final del fic, como los cálculos previos me sugerían lo más probable es que resulten 18 o 20 capítulos (aunque 18 es un número más fiable).

Cuando ya vaya a finalizar empezaré a subir otro fic, aun no estoy segura de sí será parte de esta serie “Itachi y el m-preg” u otro de temática ninja que deseaba escribir desde hace años, nunca hice un fic dentro del universo de Naruto y ganas no me faltan.

Por si les interesa ver mi chafa portada ya está en https://www.wattpad.com/story/180792082-maleficio, no esperen gran cosa casi no tengo tiempo de practicar mi dibujo y la verdad eso de hacer portadas como que no es lo mío, si quieren más chafa dibujos tengo un página en Facebook que actualizo de año en cuando (creo que solo tengo un dibujo ahí y esta portada con la paleta orginal https://www.facebook.com/Yae.01/ creo que anunciaré ahí las actualizaciones).

De nuevo gracias por el apoyo nos leemos en el siguiente si este capítulo les ha resultado interesante.


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