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Maleficio por Yae

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Notas del capitulo:

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Décima cuarta parte

 

 

 

 

La vigila fue larga y pesada. Los actos funerarios se cumplieron a cabalidad, el cuerpo fue preparado con esmero y cubierto con el sudario.

La ciudad entera estaba obligada a rendir su respeto a quien fuese su gobernante, las campanas de la iglesia resonaron como lamentos en el sendero adoquinado de pétalos hasta que llegaron al mausoleo.

Sasuke se mantuvo ausente, absorto en sus pensamientos dio la impresión de no resentir la pérdida de su padre. Sin embargo era por completo consciente de que el tiempo se hubo acabado… sin Itachi tendría que suceder al trono, se convertiría en rey aunque no lo desease.

Como hubiese deseado que la muerte de su padre no aconteciera tan pronto.

Junto a su madre y familiares rindieron honores obligatorios tornando de pesar y luto a todo el reino. Pese a la plaga, las guerras, los constantes conflictos en la sociedad estaban obligados a lamentar la partida de cualquier soberano sin importar que hubiese sido un monarca justo o un tirano.

El futuro rey quedó observando a medias el paisaje aguardando a que la lápida fuese grabada, que el pesado mármol cubriese por completo el lugar donde su padre descansaría el resto de la eternidad.

 

 

—           Deberías acompañar a tu madre, — Shisui susurró, ataviado con su mejor armadura se aproximó al joven príncipe que curiosamente se apartó de la reina y los familiares más cercanos.

—           ¿En cuántos días van a coronarme? — inquirió sin levantar la voz, pese a ello su primo pegó un leve respingo al escucharle.

—           Sasuke, no puedes abandonar el reino en estos momentos.

—           No dejaré a Itachi… — cuando algunas curiosas miradas se entornaron en su dirección se vio obligado a callar.

—           Yo me encargaré de todo, no debes preocuparte.

—           No, — negó enfadándose, no toleraría aguardar como un inútil sin poder hacer nada por su hermano.

Sin poder ayudarlo nuevamente.

Entonces Shisui le hizo un leve gesto para que lo acompañara, no se apartaron mucho tan solo lo suficiente para poder hablar sin ser escuchados.

—           La muerte del rey nos tomó desprevenidos, hemos perdido varios días para preparar la emboscada en Loch Modann.

—           Tenemos el tiempo justo para llegar al encuentro en el plazo acordado — Sasuke hizo todos los intentos posibles para mantenerse sereno, pese a su disconformidad no quería llamar la atención, — debemos partir cuanto antes.

—           Los actos de coronación se llevaran a cabo dentro de poco, hasta entonces no puedes irte.

—           No quiero ser rey.

Shisui se le quedó observando sus labios se mantuvieron cerrados exagerados segundos antes de contestar, —no tenemos opción — posó sus manos sobre los hombros del joven príncipe — Sasuke, tú te convertirás en rey como el orden de sucesión lo establece, yo me encargaré de traer a Itachi sano y salvo. — Sonrió intentando transmitirle confianza, — aunque no haya podido hablar mucho tiempo con tu hermano sé que en cuanto nos veamos de nuevo podremos coordinar sin ningún problema.

 

—           ¿Saben dónde está Itachi?

La esperanzada voz de Izumi los hizo sobresaltar, Shisui se giró molesto consigo mismo por no haberla escuchado, dormir tan pocas horas durante los últimos días estaba calando en su desempeño como caballero.

—           ¿Qué haces aquí? — Sasuke la miró enfadado, detestaba ser espiado.

—           Lo lamento tanto… — ella se aproximó casi entre sollozos, la sola idea de saber que Itachi seguía con vida la emocionó gratamente — si saben dónde está. ¿Por qué no ha regresado?

—           Izumi — el mayor de todos habló más alto — no puedes decirle a nadie de esto, ni siquiera a la reina. De ello depende la supervivencia de Itachi.

La nombrada tragó pesado ante la clarísima reprimenda, no quería enfadar a su primo ni menos al futuro rey, — yo solo…

—           Debes guardar silencio, ya cuando el príncipe este de regreso en el castillo podrás hablar con él.

Fue la última advertencia que le dieron, así que tan solo pudo asentir, rezaría todos los días para ver a Itachi nuevamente y quizá ahora que Sasuke sería el nuevo rey, la reina consideraría casarla con el príncipe mayor.

 

 

 

 

 

~~~

 

 

 

 

 

Gaara terminó de acomodar las bridas de su caballo antes de retomar la marcha, al paso que iban llegarían en algo menos de un día hasta Anngor, como la carta de Naruto había especificado solo llevaba a unos cuantos soldados, los más hábiles y bravos.

También los acompañaba Sakura, su amiga de antaño se mostraba demasiado calmada para la espantosa verdad que le revelase hace poco.

 

Naruto ha pactado con un demonio, ha conseguido que su hijo se mantenga vivo dentro de aquel príncipe que mantiene prisionero.

La reina está muerta… desde hace meses que su cadáver ha de estar enterrado en algún lugar…

 

Por un instante la creyó al borde de la locura, que los delirios que pronunciaba tan solo se debían a algún mal que la aquejaba. Pero aquel cambio tan radical demostrado en Naruto desde que capturó a ese hombre no podía ser mera casualidad, fue evidente que algo espantoso había acontecido en aquellas horas que demoraron en encontrarlos tras el ataque enemigo al castillo de la reina hace meses.

Casi de manera gradual el devoto rey lleno de energía y buena voluntad se trasformó en alguien osco imposible de socializar. Apartándose de su gente incluso dejó de montar cada día como siempre fue su costumbre, quizá debido a la incomodidad de los equinos al tenerle cerca.

Entonces optó por cambiar de locación, arguyendo que la “reina” necesitaba un clima más cálido que el del castillo mientras se hallaba de encargo, con total apoyo le cedió sus tierras para el cometido pero simplemente resultó en un escondite perfecto.

Cada vez más distinto y más irreconocible su rey terminó de apartarse de todos.

Sakura debería de tener razón, algo siniestro se aprovechó de la desesperación del rey de ojos azules para algún fin más nefasto probablemente.

 

—           Nieve.

La vocecilla de Sakura le sacó de su ensimismamiento, levantando sus claros ojos pudo ver los blancos copos cayendo uno tras otro, más rápido en cada ocasión.

El invierno había llegado.

No detuvo la marcha, deberían de llegar antes de que la nevada se convirtiese en tormenta y cubriese de blanco montañas y caminos.

 

 

 

 

~~~

 

 

 

 

Cada esponjoso copo fue estrellándose contra la grava con más rapidez, Itachi se distrajo sin querer en el perfecto paisaje que se iba dibujando alrededor. Estaba agotado por caminar con el peso extra que debía soportar, poco lograba descansar en las noches al estar dentro de una carreta maltrecha que se agitaba constantemente.

Habían llegado al poblado de Anngor, una región mayormente de herreros por lo que el frío del invierno no se resentía tanto al estar rodeados por las forjas y los yunques al rojo vivo, bien sabido era que allí se conseguían las mejores espadas y herreros.

Ambos reinos en disputa solían acudir al lugar que se mantenía neutral para reclutar hábiles herreros y llevarlos a los castillos, por ello no le sorprendió para nada al notar la complexión mayor a la media en casi todos los habitantes.

Incluso las mujeres eran de brazos fuertes y espalda algo más ancha que cualquier costurera o doncella común. No fue de extrañarse que no le prestasen mucha atención a la molesta curvatura de su vientre en expansión cuando avanzaron por las calles empedradas. El sonido de los martillos golpeando el metal habían cesado hacia poco, seguramente aguardando una tormenta más tarde que los dejase cubiertos de blanco al amanecer.

—           Por acá, — la voz curiosamente irresoluta de Naruto le hicieron girar en aquella esquina.

Al paso que iban llegarían a Loch Modann en un par de días a más tardar, era inevitable no sentirse nervioso al paso del tiempo.

Pronto terminaría todo aquel delirio.

Casi no prestó atención cuando el rubio fue hacia una de las pensiones y le hizo aguardar fuera, sus negros ojos siguieron enfrascados en la suave nevada que lentamente iba acrecentando, el único inconveniente que podrían tener durante la emboscada podría ser el frío que ya era latente, además de las grosas capas de nieve que dificultarían cualquier maniobra exagerada.

—           Sígueme.

De nuevo solo se limitó a asentir para ir tras el inconsistente gobernante, cuyos ojos azules curiosamente parecían haber dejado de opacarse con el paso de los días, tan distintos a como les apreció la primera vez en ese zarco casi muerto.

—           Pronto traerán algo de comer — dijo al cerrar la puerta de la habitación, — procura descansar, después de esto ya no tendremos más paradas cómodas. — Informó.

Cosa que a Itachi le causó cierta gracia, si bien aquella habitación era un cambio agradable después de pasar noches a la intemperie en las caravanas, no podría utilizar jamás la palabra “cómodo” para referirse a nada que se relacionase a su situación actual. Algo adormilado se sentó al borde la cama contemplado nuevamente el paisaje tras la claraboya, la cada vez más veloz nevada, si arreciaba seguramente pasarían una helada noche.

No cruzaron palabra ni cuando la comida les fue traída y se dispusieron a ingerirla, un pesado silencio reinaba en las cuatro paredes en tanto terminaban con sus raciones, Itachi empezaba a preocuparse por el repentino mutismo del rubio, no es que hablase muy a menudo pero solía hacer preguntas que él mismo se respondía, por el contrario ahora parecía demasiado ensimismado…

Como si estuviese debatiendo consigo mismo una cuestión bélica vital.

Por unos segundos contuvo la respiración.

¿Sabría de su plan?

No, era casi imposible. De saberlo ya habría buscado la manera de castigarlo y restregarle el inútil intento…

¿Lo estaba admitiendo acaso?

El príncipe negó sin querer al sentirse repentinamente tan abrumado, como si aquellos meses de cautiverio y torturas en verdad hubiesen calado en su voluntad.

Improbable.

—           Luces demasiado abstraído.

Esta vez el sobresalto de Itachi fue evidente, se giró desconcertado al no haberse percatado de que Naruto se hallaba a su lado tras la silla.

—           Es el frío, — casi musitó cayendo recién en cuenta de las obvias intenciones del otro, habían pasado varios días desde la última fornicación, no debería sorprenderle que el rey quisiese aprovechar el lecho con el que contaban para magrear con descaro. Las manos se posaron en sus hombros antes de descender en lento recorrido por sus hombros buscando perderse entre la tela.

Itachi sintió la urgencia de apartarlo, de debatirse hasta el cansancio deseando no ser sobajado pero debía ser cuidadoso.

—           Acompáñame al camastro, — susurró el gobernador provocándole ciertas nauseas.

—           Creí… — entonces comenzó a hablar, sin estar seguro realmente de si aquello era benéfico — que solo el demonio… nublaba tu juicio.

Las manos que comenzaban a deslucirlo se detuvieron.

—           Me perteneces — fue la dura respuesta, — nada cambiará ese hecho, eres de mi propiedad hasta el día que mi primogénito nazca — le habló al oído con certera saña, — eres cálido… en verdad te necesito.

Aquellas últimas palabras fueron más un murmullo antes de que los dedos del rey tentasen a recorrer todo su cuerpo por debajo del sobretodo.

Fue en aquel instante que Itachi reaccionó casi espantado, poniéndose de pie a prisas se apartó de Naruto.

—           ¿Te place provocar mi ira? — Con la mirada afilada el de azules ojos se fue acercando, acorralándolo contra la pared, — ¿buscas que te lastime acaso? — más irritado se dispuso a emplear la fuerza.

—           Aguarda — habló calmado consiguiendo que el otro frenase su presa, — entiendo… — tragó pesado consciente de que si Naruto lo llegase a violentar no tardaría en encontrar la daga que Shisui le dejó, aquella diminuta y filosa arma que llevaba consigo que evidentemente no sería suficiente para liquidar a su enemigo en aquel momento.

Pudo ver la sorpresa en los azures ojos cuando comenzó a quitarse el sobretodo con lentitud, debería ceder por completo si deseaba que el plan de su primo fuese un éxito, se tomó demasiado tiempo despojándose del pesado atavío envolviendo con destreza la daga dorada entre la tela para que no produjese ningún sonido cuando la dejó en el piso.

 

— Mi príncipe… — encantado por la cooperación Naruto se apresuró a su lado, para rodearlo con sus brazos y clamar sus labios con desesperación, prometiéndose hacerle sentir placer en aquella ocasión.

 

Itachi jadeó por el brusco contacto, por el desenfreno con el que le besaban contrariado además por el nuevo denominativo usado, sentía a la perfección su hinchado vientre chocando contra el abdomen del rey y las náuseas quisieron invadirlo.

La húmeda lengua del rubio irrumpió en su boca sin permiso paseándose por cada rincón haciéndole sentir demasiado incómodo pero sin poder apartarse, necesitaba conseguir mantenerlo confiado y “quizá” ganar algo de su grotesca benevolencia. Por ello pese a los molestos empellones se movió hasta llegar al lecho, hasta caer sobre su espalda en la poco suave superficie esperando que aquel encuentro terminase cuanto antes.

Su oscura mirada viajó nuevamente a la rauda nevada queriendo perderse entre aquella helada ventisca, ser capaz de abandonar su cuerpo por aquellos instantes, para no lamentar los besos y caricias que iban recorriendo su cuello, como si al rey transgresor no le incomodase en lo absoluto su enorme vientre. La holgada camisa de seda fue retirada los pantalones de lino aflojados y sus manos que se mantuvieron apresando las sábanas para evitar empujar a Naruto quisieron apartarlo cuando las atenciones del rey fueron a su entrepierna.

—           Que-¿Qué haces? — increpó conteniendo un jadeo al momento que las manos se posaron sobre su ingle regalando vagas caricias.

—           Shhh — le chitaron.

—           No… suéltame — volvió a debatirse entonces, buscando que los roces cesaran.

 

Naruto frunció el ceño teniendo que usar su diestra para detener las manos del príncipe que lo empujaban con fuerza y llevarlas por sobre la cabeza de este. Solo deseaba complacerlo un poco, — seré cuidadoso, — ofreció retomando las caricias con su mano libre pero no fueron suficiente para detener del todo las protestas y los intentos por apartarse. Así que sumando sus atenciones, utilizó su lengua para dar suaves roces al oído ajeno, escuchando un leve jadeo en medio de la expresión de angustia del príncipe, como si sintiese asco al hallar cualquier tipo de placer a su lado.

No podía culparlo puesto que el mismo pecado experimentó luego de la primera vez.

Así que fue lo más diligente que pudo, tocando con parsimonia el miembro ajeno por sobre la tela de los pantalones casi desbaratados, se plació al percatarse de como esta se iba endureciendo.

 

 

— No más… — pidió apesadumbrado entrecerrando la mirada con pánico cuando los dedos rebasaron la tela tocando sin reparos la piel, pese a su poca movilidad sus piernas trataron de cerrarse y se revolvió cuanto pudo.

— No seas tan intransigente, — Naruto se oyó algo más molesto por la continua reticencia, si se supone que el príncipe de cabellos largos estaba dispuesto a continuar, pero al parecer no a recibir placer. Deteniendo sus atenciones unos instantes buscó entre sus ropas el trozo de soga con el que sujetaba el odre de agua, usándolo esta vez para atar ambas manos de Itachi contra una de las patas de la cama, — creí que estabas dispuesto — reclamó sin estar enfadado en realidad, fue deshaciéndose de sus propios ropajes con calma deleitándose con la miradilla preocupada de Itachi pero con las mejillas por primera vez cubiertas de tenue carmín haciéndole sentir victorioso.

 

 

 

Podría oponerse por completo, conseguir con ello que Naruto fuese violento y ya no reparase en tratar de darle placer, sin embargo eso provocaría que la poca confianza que el nefasto soberano estaba depositando en su persona se evaporase, que aquellos días que restaban para llegar a Loch Modann fuesen tortuosos poniendo en riesgo el plan. Así que solo pudo retorcerse sin fuerza cuando esta vez los labios de aquel hombre rozaron su intimidad.

Era tan nauseabundo, grotesco ser consciente de que aquel rey lamía su ingle y el interior de sus muslos cual vulgar prostituta ocasionando sin querer que sintiese su rostro arder por la humillación.

Era tan profano. No comprendía como podía hallar de alguna manera erótico su cuerpo y más con su redondo estómago, estorbando en todo momento.

Jadeó sin querer cuando lo engulleron en su totalidad, cuando la tibia boca de Naruto pasó a reemplazar sus manos moviéndose con cierta torpeza llenándole de febril vergüenza. Pero así como súbitos iniciaron los movimientos, se detuvo.

 

 

—           Siempre me has maravillado… — confesó tomando de nuevo sus pantalones para buscar entre ellos el pequeño frasco de aceite que hubo conseguido, en aquel momento no estuvo seguro de si llegaría a usarlo pero en aquellos instantes agradeció ceder a ese impulso, embadurnando los dedos de su mano derecha se inclinó nuevamente sobre su príncipe, deleitándose con las respiración irregular y los devastadores rastros de placer que no lograron alcanzar su clímax.

 

 

Itachi respingó consternado cuando el transparente líquido cayó en la palma de rey, buscando después retirar del todo los pantalones que aún lo resguardaban, mordiéndose el labio inferior contuvo un quejido cuando uno de los dedos de Naruto se enterró en su interior, era desagradable y estaba helado, no obstante una ligera ola de calor fue emergiendo cuando procedió a sacarlo y meterlo con rapidez. Estaba tirando de la soga que limitaba su movimiento y forzaba su postura, las sensaciones por completo nuevas parecían forzar su deseo de que aquel enfermizo encuentro terminase.

 

El rey rubio prosiguió con cautela ingresando un dedo más buscando un ángulo en particular, la promesa de aquel ínfimo sitio que podría revertir la situación a su favor, un espasmo y un jadeo más alto le anunciaron su logro, — una vez oí a mi maestro hablar de ello… — sonrió mas repitiendo sus acciones, — estaba tan ebrio que creí que bromeaba, los hombres que son penetrados también pueden retorcerse de placer, dijo. Solo se debe hallar el lugar exacto para conseguirlo.

Una vez se sintió seguro de haber encontrado aquel sitio para provocar jadeos no deseados en su príncipe retiró sus dedos acomodándose en las blancas piernas que parecieron temblar exponiendo tenuemente los nuevos moretones, dirigiéndose a la resbalosa entrada no olvidó untar algo más de aquel aceite en su endurecido miembro.

Y aunque Itachi quiso sollozar solo pudo presionar los dientes cuando lo embistieron, empezando con un ritmo apresurado los jadeos y gemidos del rey no tardaron en llegar a sus oídos junto al crujir de la cama. Cerró los ojos con fuerza crispándose cada uno de sus músculos en el preciso instante en el que Naruto volvió a rozar aquel lugar en su interior, sin ser capaz de discernir la razón jadeó esta vez mas alto por la indescriptible sensación que no tardó en repetirse. Si su tesón seguía mermándose con los empujes que no podía aborrecer del todo seguramente enloquecería en cualquier momento, tiró con más fuerza de sus amarres ansiando lastimarse, que el dolor fungiese como ancla a la realidad de estar siendo sometido a la fuerza a pesar de todo.

Sus negros ojos se abrieron espantados cuando sumado a los rápidos embates una de las manos de Naruto volvió a rodear su endurecido miembro sobándolo a la par de los movimientos. Siguió jadeando comiéndose cualquier deshonroso gemido que quisiese emitir, sus ojos se anegaron cuando su cuerpo le anunciaba su pronta culminación.

 

 

—           Ita… Itachi… mi príncipe… — Naruto no dejó moverse, usando cada gramo de su resistencia para continuar con aquello, para apreciar a su prisionero deshaciéndose en jadeos que inútilmente trataba de ocultar, como la dulce boca se cerraba a ratos para contener su exaltación, como los cautivadores ojos parecían brillar, como el largo cabello se apreciaba desparramado y los suaves pómulos por completo arrebolados delatando el innegable placer que estaba entregándole aun en contra de su voluntad.

Quizá si pudiese esclavizarlo a sus caricias y a su bálano podría retenerlo a su lado.

Conservarlo para conocerlo un poco más cada día y rebalsarlo de satisfacción en las noches.

Fue entonces que sintió más cerca su acabose, apresurando sus movimiento y en especial el de su mano, consiguió que la blanca semilla de su príncipe se desparramara sobre el abultado vientre junto a un sofoco alto llevándose consigo los últimos vestigios de resistencia en el agotado cuerpo que yacía debajo. No tardó mucho en acompañarlo en la placentera nube del clímax que lo forzó a llenarlo de su simiente.

Tan maravilloso, tan deleitoso que gimió de puro placer.

Su cansada sonrisa entonces desapareció cuando las relucientes lágrimas de Itachi desbordaron los negros ojos, seguro de que no lo había lastimado físicamente se apartó cuidadoso, cubriéndolo con las mantas que terminaron en el piso se aproximó a su rostro cuando el príncipe de cabellos largos se giró cansado, encogiéndose lo que los amarres en sus muñecas le permitían. Presuroso deshizo los nudos acariciando sin querer los cabellos negros revueltos, entonces sus azules ojos se desviaron unos instantes a la violenta nevada que caía, como una diminuta flor se hubo atorado en el marco de la ventana agitándose por la fuerza del viento. Yendo hacia el tragaluz lo abrió unos instantes para poder tomar la florecía que casi desojada se aferró, el álgido viento le hizo cerrar de inmediato con el capullo blanco.

Un sollozo algo más claro oyó alertándole para acercarse de nuevo al camastro.

—           Que… ¿Qué buscas con todo esto? — la lastimera pregunta le forzó a ser sincero.

—           Quiero que te quedes a mi lado, que te quedes conmigo para siempre. — Naruto reveló sin ápice de duda, colocando esta vez la bonita flor ya sin muchos pétalos sobre los negros cabellos largos que jamás se cansaba de observar.

 

 

 

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Notas finales:

 

Saludos, siento la demora pero he tenido algunos inconvenientes de salud. Nada grave pero si dificultaban sentarse frente al computador a escribir, desde el celular me resulta imposible.

 

No creo que tenga nada que aclarar de este capítulo, si les queda alguna duda no duden en hacérmelo saber. Quedan alrededor de tres capítulos más, cuatro si me extiendo mucho.

Muchas gracias por el apoyo espero haya valido la pena el retraso, cuídense mucho y nos leemos en el siguiente.

Yae.


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