Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Maleficio por Yae

[Reviews - 106]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

-

 

 

Penúltima parte

 

 

 

 

Traidor.

Como pudo siquiera obsequiarle un mínimo de confianza, fue demasiado crédulo al pasar por alto cada evento desafortunado ocurrido entre ambos.

Itachi había tenido razón, eran simplemente un prisionero y su captor. Jamás debió intentar cambiar ese hecho, ahora el dolor que sentía en el cuerpo parecía estar aclarando lentamente sus pensamientos.

Hubo aspirado a mucho, era impensable el anhelar una pisca de afecto de esa persona.

—           Déjame ver.

Ese maldito hombre estuvo fingiendo todo el tiempo, se aprovechó de su torpe proceder para tenderle aquella trampa, no podría olvidar su nombre; Madara, lo mataría en cuanto tuviese oportunidad, jadeó adolorido tratando de incorporarse, quedar al menos a horcajadas sobre el piso. Naruto presionó los dientes con fuerza cuando el sabor metálico inundó su boca.

—           Así que tu eres el heredero de Minato, — lo rodeó como ave de rapiña, sonriendo con suficiencia.

¿Conocía a su padre? Naruto negó efusivo, seguramente se trataba uno de tantos enemigos que su padre derrotó y obligó al autoexilio por la vergüenza. Afiló una sonrisa como pudo al llegar a esa conclusión.

—           Bas-bastardo tu ni siquiera lo conocías… — boqueó agotado, estaba empezando a sudar y sus cabellos blondos tentaron a cubrirle la visión.

Aquel hombre rio, con molesta soberbia se inclinó para verle mejor, — el rey Minato era bastante famoso, no solo por sus amoríos fuera de la corte.

Sus puños presionaron furiosos al oírle, Itachi retrocedió mas cuando logró con exagerada dificultad conseguir que el acero retrocediera unos milímetros de los tablones donde se hallaba incrustado. No perecería allí, sin honor y sin gloria.

—           ¡Tu padre simplemente fue el cobarde que recurrió a pactos impíos para ganar una guerra que ellos iniciaron!

—           ¡No es cierto! — rebatió agotado, tenía todo el torso húmedo por su propia sangre, el charco carmesí iba creciendo al removerse con tanta fuerza.

—           Oh por favor, toda tu estirpe esta maldita, han estado pactando con demonios desde antes que yo naciera, herederos enfermizos necesitaban algo para que tu patética casta se mantenga viva.

No es verdad, no es verdad, Naruto deseaba callarlo para siempre, su padre y el padre de su padre siempre fueron figuras amadas por su pueblo, honorables y valientes, estaba seguro de que aquello solo eran blasfemias.

—           Pero tu línea de sangre perece hoy…

El filo de la espada que Madara sujetaba brilló con la poca luz de la chimenea encendida, el rey presionó los dientes esperando el ataque fatal.

—           ¡Espera!

Fueron las manos de Itachi las que detuvieron la empuñadura forzando al hombre a retroceder frustrando la ejecución, los azules ojos de Naruto se entornaron con desesperación al creer que el príncipe no quiso dejarlo morir.

—           ¡Por todos los cielos! Itachi, no puedes protegerlo.

—           El demonio llegará en cuanto lo mates… —argumentó tembloroso, llevando ambas manos sobre su hinchado vientre retrocedió un par de pasos ya sin poder contener los jadeos de dolor, cayó de rodillas presionando con fuerza los dientes, — ne-necesito sacarlo.

Madara tomó el sobretodo que lo cubría y lo arrojó a un lado viendo mejor el horrido espectáculo, podía apreciar como las entrañas parecían sacudirse de manera tan clara como si algo estuviese forzando la piel.

Fue entonces que los cascos de caballos hicieron eco, la puerta fue derribada en un santiamén por Gaara y los soldados que lo acompañaban mandando la madera al piso en trozos.

Cada espada en esta ocasión apuntaba a Madara e Itachi. Naruto casi sintió alivio.

—           En nombre del rey de Konoha quedan bajo arresto —Gaara se quitó el yelmo.

—           Oh, que inoportunos visitantes —Madara no se vio ni en lo más mínimo intimidado a pesar de que lo superaran en número o que probablemente ya hubiesen rodeado su cabaña.

Quizá fue debido al dolor, pero la sucesión de eventos fue demasiado rápida para que Naruto pudiese ser del todo consciente de ello, la espada no tardó en ser retirada de su cuerpo ocasionándole un grito de dolor. No tuvo tiempo de reconfortarse cuando eran los quejidos cada vez más altos de su príncipe adolorido los que llenaban la habitación, debía llevarlo a Sakura cuanto antes.

O eso intentó.

Silbidos ensordecedores prosiguieron cuando las flechas cayeron sobre los soldados que estaban fuera, gritos de alerta se desplegaron al instante cubriéndose con los pesados escudos que algunos llevasen, no fue suficiente, varios hombres cayeron cuando las aceradas puntas atravesaran las partes más delgadas de la armadura.

—           No obedezco las ordenes de ningún otro rey más que el de mis tierras —Madara sonreía fiero, disfrutando de la escena casi restándole importancia a sufrimiento de su alumno, — Retrocedan o su futuro soberano perecerá ahora, —levantó su arma dejando el filo demasiado cerca de Itachi.

Gaara no podía permitir que aquel hombre siguiese hablando, con espada en manos adelantó a sus demás soldados, — careces de honor para amenazar a tus propios soberanos.

—           ¿Honor? ¿Cómo el de tu rey que traicionó el pacto que teníamos? ¡Le salvé la vida y aun así arrasó con todos mis soldados, me dejó un campo de vísceras donde no pude hallar el cuerpo de mi hermano!

La confesión desesperada y la amenaza a Itachi bastó para enfurecerlo por completo, Naruto atacó buscando que su piel reventara para dar paso al pelaje de la bestia, pero por alguna razón no pudo hacerlo del todo, sus manos se hincharon dejando salir las garras, los colmillos desplazaron a los pequeños dientes sin embargo el zorro monstruoso no apareció por completo, mantuvo demasiados rasgos humanos, pero aquello provocó que sus heridas comenzaran a sanar en medio del garrazo que quiso asestar. Madara pudo bloquear el primer ataque con su espada dejándole un profundo corte en el brazo pero fue el segundo ataque el que impactó en su pecho haciéndole retroceder, la armadura de cuero había protegido parte del daño y aun así la sangre cayó copiosa entre los restos que no quedaron desgarrados.

—           Sucia bestia… al igual que tu padre —se mantenía sonriente a pesar del daño y eso solo causó más ira en Naruto.

No pudo concretar otro ataque, los temblorosos dedos del príncipe lo sujetaron de las piernas, se giró viendo los angustiados ojos de Itachi conteniendo lágrimas de dolor, sus labios temblorosos que se entreabrieron con dificultad.

—           No lo mates…

Estuvo tentado a negar la petición, de todos modos el príncipe le tendió una trampa para intentar matarlo, ahora sus soldados estaban fuera defendiéndolo de las tropas enemigas y no tenía idea de si podrían salir de allí.

Y aun así lo complació, retrocedió tomándolo entre sus brazos para apartarlo de aquel hombre, sintiendo como lentamente el frenesí desaparecía como su forma humana retornaba dejando laceraciones en el lugar que la espada lo atravesó.

—           No saldrás de aquí, este lago congelado será tu tumba, —fue la lúgubre amenaza de Madara que conteniendo su herida con un brazo salió por la ventana desmantelada que apenas requirió de un empellón para ceder.

Solo entonces pudo divisar a los lejos los soldados enemigos acercarse más, estaban acorralados y los números se hallaban en su contra. Quiso dar órdenes, replegar a sus hombres lo suficiente para crear una ruta de escape pero tan solo al virar, sus soldados retrocedieron horrorizados como si su rey fuese un demonio.

Sus azules ojos se posaron en Gaara entonces, deseando que al menos su amigo no lo viese como una amenaza. —Gaara…

El pelirrojo no retrocedió pero la sorpresa estaba tallada en sus facciones, se giró como si fue a marcharse, — refuercen nuestra defensa, hagan una barricada, no dejen que ningún soldado enemigo se acerque y traigan a Sakura. ¡Ahora!

Aun temblorosos los hombres asintieron antes de sostener con firmeza sus armas para salir del lugar, — ¡a sus órdenes!

Cuando salieron Naruto apenas pudo contener su frustración, el tiempo apremiaba para que pudiese abandonarse a su desolación por ahora. — Gracias.

— Eres mi rey, Naruto —Gaara lo observó de soslayo, —eres mi amigo.

Cuanto agradecía la lealtad y amistad de aquel hombre, si bien todos sus subordinados fueron educados con devoción hacia la corona era más por amistad que su general se hallaba allí dispuesto a ayudarlo a concluir con aquella vesania. Tan solo el grito de dolor de Itachi lo hizo reaccionar, el príncipe en sus brazos se veía demasiado enfermo, como si su hijo estuviese presionando sus entrañas para salir.

A grandes pasos fue hacia la que dedujo como la recámara recostándolo allí, los sonidos de la batalla que acontecía afuera se hicieron lejanos, el metal chocando casi pasó inadvertido en comparación al sufrimiento de Itachi, deseaba aliviar su dolor de alguna manera, —pasará pronto, te lo juro.

Itachi no pudo responderle, sus dientes presionaban con tanta fuerza que seguramente era doloroso, las lágrimas que había estado conteniendo comenzaron a desbordarse otorgándole sollozos de dolor que Naruto jamás imaginó lo hicieran sufrir también. Solo fue en ese momento que comprendió lo demencial de aquella situación…

Extraer un bebé del vientre de una madre por medio de un corte siempre significaba la muerte de la mujer, la pérdida de sangre no daba lugar a una sutura rápida que pudiese detener el sangrado más de unas horas, la hemorragia, una simple infección y todo acabaría para Itachi. De algún modo siempre fue consiente de ese hecho pero en aquel entonces le daba igual, si el príncipe moría seria simplemente un paso para dejar que su hijo viviera, sin embargo ahora era incapaz de considerar perder a aquella persona, entregarla a la muerte con tanta sencillez y pretender que jamás existió.

Otro grito desgarrador y solo pudo sujetarle de ambas manos, susurrarle que estaría bien, que no permitiría que nada malo le sucediera… fue tan irónico, era su verdugo y ahora trataba de reconfortarlo.

Cuando Sakura entró un gigantesco alivio le recorrió por completo, quería creer que ella sería capaz de mantener a Itachi y a su hijo con vida, necesitaba aferrarse a aquella nimia posibilidad.

—           ¡Sakura, tienes que…!

—           Consigan agua de inmediato, agua limpia, si es posible deben estar caliente. — Ordenó y Naruto se movió de inmediato, aunque no deseaba abandonar a su príncipe corrió a la única habitación sin revisar, el agua de los baldes de madera se apreciaba limpia, tendría que ser suficiente porque con la escaramuza a escasos metros nadie le permitiría ir por más.

 

 

 

.

 

 

Dolor era lo único que recorría sus sentidos, no estaba seguro de si gritaba o lloraba con desesperación pero la sensación de estar siendo destrozado desde el interior era una agonía indescriptible, no lograba concentrase en nada más que ansiar alivio. Sabía que Naruto y ese hombre pelirrojo lo observaban con detenimiento pero no quiso reparar en ellos, ni mucho menos en las palabras del rey… en las descabelladas murmuración de afecto que volcaba en su oído como si el no fuese el responsable de colocarlo en esa situación.

Escasa lucidez recuperó cuando la mujer llegó a su rango de visión, Sakura lo observó sin ápice de pánico para dar un par de órdenes que un rey acató, se supo a solas con ella y una aterradora angustia le caló desde el fondo, como si en lugar aliviar su dolor ella fuese a ejecutarlo.

—           No tema mi buen príncipe… os aliviare pronto —la sonrisa descolocada y la mirada ensombrecida lo forzaron a retorcerse, tenía que alejarse de ella cuanto antes.

Debía advertirle a Naruto, hacerle ver que el demonio se había colado entre ellos, soltó manotazos al aire cuando ella empezó a abrirle el camisón de lino, comiéndose jadeos de dolor quiso hablar cuando el rey volvió.

—           Na-Naruto… ella —balbuceó antes de que otra espantosa punzada en su estómago lo hiciera sollozar.

—           Shh, tranquilo. Sakura se encargará de todo —lo tomó con fuerza de ambas manos para que no se moviera.

Estaba aterrado, más que pavor por la muerte fue el hecho de saberse a merced del demonio lo que ocasionaba su pánico. Limpiaron su estómago hinchado y a su boca llegó un trozo de cuero doblado para que pudiese morderlo, quiso negarse pero la agonía pudo más. Todo su entorno comenzó a girar cuando sintió el cuchillo abrirse paso en su piel, cuando la tibieza de su propia sangre bulló inundándolo todo con su olor.

La rigidez en todo su cuerpo fue apagándose a medida que sentía su cuerpo adormecerse, el fatal dolor que experimentase fue sustituido por otro más llevadero, las imágenes se hicieron más borrosas cuando el llanto de un infante llegó a sus oídos. Había llegado a final de aquel delirio, cuando se abandonase por completo a la inconciencia seguramente no volvería a despertar, no volvería a ver a su hermano o a su madre, no podría despedirse de Shisui, ni mucho menos volver a pisar los campos de flores en su reino. Las vacías promesas de Naruto culminarían aquel día, en aquel instante y quiso odiarle, más de lo que ya lo odiase.

Quizá en la muerte podría encontrar su ansiada libertad.

 

 

 

~~~

 

 

 

Su escaso ejército se desplegó como ordenó, se acomodaron en las salidas del lago, Loch Modann era técnicamente una trampa natural, rodeada de montañas su único acceso era una larga carretera que atravesaba el lago hasta el centro donde una pequeña porción de tierra conformaba el panorama.

Así que para planear su emboscada tuvo que esconder a los pocos soldados entre el follaje y las costas, Shisui contaba con la tropa enemiga pero al tener tan poco ejército para aquella misión tuvo que ingeniárselas para mermar a la otra tropa. Todo parecía estar marchando bastante bien, los tenían prácticamente rodeados y solo era cuestión de tiempo para que todo terminase.

Rescataría a Itachi y lo regresaría a su hogar.

La única preocupación que podría angustiarlo era el hecho de solucionar aquel ser que se resguardaba en su interior como un parásito, no pudo hablar extensamente con su maestro pero le aseguró que conseguirían ayuda para eso.

—           ¡Shisui! —y fue la voz de Madara la que oyó acercándose, el hombre ya mayor había logrado atravesar el pequeño cerco, sujetándose el abdomen pudo notar las manchas de sangre entre su ropa pero más que eso, sus alarmas se dispararon cuando lo vio solo.

Itachi, pensó de inmediato bajándose su caballo para darle alcance al hombre malherido, — maestro, ¿Qué sucedió? ¿Dónde está Itachi?

—           Controla tus emociones —habló serio apartando su ayuda para buscar lugar de descanso en una de las rocas del bosque. Algunos soldados se acercaron para tratar de ayudarlo con sus heridas.

—           Debo insistir —se sintió ligeramente molesto por la reprimenda, toda aquella incursión era para recuperar a Itachi, para devolverlo sano y salvo.

—           No lo mataran… no sé qué tipo de nefasto trato haya hecho Itachi con ese sujeto pero ten la seguridad de que lo matará, aún tenemos tiempo.

—           ¿Tiempo? —Irritado presionó los dientes con fuerza, — lleva meses en manos de ese demente, no es precisamente por la vida de mi primo por la que temo… es por su estado mental…

—           Es un caballero, ha sido entrenado como tal. Va a soportarlo.

Indudablemente Madara ya no era aquel legendario soldado que llevo a su reino a la victoria en innumerables ocasiones, aquel que a pesar ser temido siempre veló por sus hombres y cuyo ejercito por la misma razón le tuvo más lealtad que al mismísimo rey. Sin embargo todo terminó luego de una fallida incursión donde todos murieron dejando solo los restos en una cruenta carnicería, fue después que abandonó por completo el campo de batalla para dedicarse a entrenar al primogénito del rey por completo.

Shisui asintió casi perezoso, no tenía caso discutir con aquel hombre, le debía respeto a pesar de todo, prefirió enfocarse en el combate, la seguridad de Itachi era una prioridad. Y antes de que pudiese dar su siguiente orden un escalofriante rugido retumbó en todo el lugar, todo quedó en silencio segundos después.

—           No de nuevo…

No fue igual que aquella bestia que casi los devoró en el bosque en su primer enfrentamiento contra el rey Naruto, en esta ocasión fue mucho peor, la pequeña cabaña crujió cuando las paredes de madera colapsaron ante la aterradora bestia que emergía siniestro, el zorro musculado y peludo ondeaba sus múltiples colas haciendo gala de un pelaje más claro en esta ocasión, rojizo como la sangre, los amarillentos ojos y el hocico mostrando la hilera de colmillos bastaron para que cada soldado independientemente de su bando retrocediera.

Incluso Shisui experimentó incomodidad, como si su sentido común le alertase para que huyese cuanto antes del lugar.

Algo había diferente en aquella criatura monstruosa.

No era Naruto.

 

 

~~~

 

Pudo ver la sangre de sus enemigos brotar de cada corte que les ocasionaba con su espada, como el carmín vitae se desbordaba llevándose consigo la vida de los desafortunados, nunca sintió remordimiento ni mucho menos después de la primera vez que alguien pereció en sus manos. Sin embargo en el instante que la rojiza sustancia manó del vientre de Itachi una oleada de pánico lo asaltó, terror genuino al no poder asegurar que el príncipe sobreviviese a la pérdida de sangre o a los cuidados necesarios, las mujeres que debían someterse a este suplicio casi siempre morían o ya se hallaban fallecidas tan solo como un vano intento de salvar la vida del bebé.

Ni siquiera notó el momento en que Gaara abandonó el lugar.

El llanto de su primogénito llenó sus sentidos por un instante cuando los restos de sangre y tejido fueron removidos.

Lucía tan indefenso y los llantos tan enternecedores que quiso sujetarlo, pero Sakura lo apartó para envolverlo entre sábanas y cobijas, hasta la manta de piel que ella utilizase hace poco.

—           Es un varón —sonrió satisfecha acunando al recién nacido lo mejor que podía para calmar sus sollozos.

Un niño, un heredero. Naruto también sonrió enorgullecido, satisfecho con el resultado de sus cruentas acciones que lo llevaron al nacimiento de quien asumiría el trono, no necesitaría otra esposa… podría intentar ganar los afectos del príncipe… de Itachi.

Solo entonces sus azures ojos viraron para apreciar al exánime cuerpo que yacía casi inerte en el camastro, su piel se tornaba demasiado pálida a medida que sangre seguía bullendo del abdomen abierto.

—           Sakura… tienes que detener la hemorragia.

Ella se mantuvo sonriente tarareando una nana que terminó por relajar al bebé. —Oh mi rey, jamás le dejaría morir—balbuceó acercándose al lánguido cuerpo, sus manos rebuscaron entre las pertenencias que había traído consigo con tanta calma que Naruto comenzó a dudar.

Sus pequeñas manos procedieron a suturar la herida volviendo a entonar la nana, ni la sangre que parecía no tener fin fueron motivo para incomodarla, por ello se irguió con cautela acercándose a su hijo para apreciarle con detalle.

Mejillas sonrosadas, una diminuta boca y escaso cabello le recordaron a cualquier bebé, no podía diferencia nada fuera de lugar en su primogénito, como si fuese perfecto. Así que aguardó notando al fin como el mismo ennegrecido brillo emergía de los dedos de la mujer, aquella energía que el demonio ocupó para cerrar la herida la primera vez. El día en que las entrañas de Itachi se abrieron dando paso a su hijo…

—           Oh Dios… que te han hecho Sakura… —se lamentó ocasionando que ella detuviese sus acciones sin terminar su labor. Se mantuvo tarareando sin verle.

—           Dios no está aquí, su majestad. Nunca lo estuvo, nunca lo estará… es solo un niño caprichoso que se rehúsa a perder un juego.

Cuando la blasfemia llegó a sus oídos Naruto lo supo, pudo sentir al fin la nauseabunda sensación que aquel ser desprendía, los pasos irrumpieron en la habitación y la silueta del hombre de cabello rojizo de pronto pareció lo más llamativo en el lugar.

—           Dedo agradecer su perfecta colaboración mi rey. Me ha llevado muy poco tiempo renovar toda mi energía, — sus pasos fueron precisos, levantando ambas manos con suficiencia, como si ostentase un rango mayor al de Naruto. —Vuestra decadencia aceleró mi regeneración, ya lo sabe… somos como hermanos.

Sus ojos se abrieron más ante la sorpresa, de manera instintiva tomó a su hijo en brazos y se colocó delante de la cama donde Itachi aun yacía inconsciente, —deliras… es imposible…

—           ¿Lo es? ¿Acaso ha meditado la razón por la que vuestra sangre puede convertirlo en un glorioso demonio? —Sonreía siniestro, satisfecho por la preocupación en los ojos azules. —El padre de tu padre y su padre antes que él me conoció, suplicó mi ayuda así como vos… Oh, un rey enfermo condenado a heredar su debilidad a su prole, como odió el hecho de perder la corona por su incapacidad de otorgar herederos que sobreviviesen al nacimiento y yo le brinde la mitad de todo lo que yo representaba, debió ver su dicha cuando su hijo sobrevivió.

Negó, negó incesantemente. —¡Solo estas blasfemando!

—           No tema a la verdad, —otro paso más lo acercó con peligrosidad —¿sabe cuál fue el error de aquel rey? Negarme a su primogénito… Usted no lo hará, ¿verdad?

Naruto sintió nauseas, sus brazos se aferraron al bulto entre sus brazos, el sonido de la pelea afuera de la cabaña y los tarareos de Sakura terminarían por enloquecerlo, —Itachi… no me hagas esto, dime que estas despierto, —removió al príncipe con una de sus manos, no estaba seguro de si pudiese huir cargándolo junto a su hijo… y a Sakura.

No, debía existir otro modo, cada sentido le alertaba del inminente peligro que se reflejaba en los rojos ojos del maligno delante de él.

—           Oh… Mi buen rey, hicimos un pacto que lamentablemente llega a su fin el día de hoy, debo cosechar vuestra alma y fundirme con mi nuevo contenedor, yo me encargaré de gobernar vuestro pueblo como debí hacerlo desde hace tanto… y como usted no fue capaz, mi reina será el primogénito Uchiha de esta generación, decadencia deleitosa que disfrutaré cada día de mi eterna existencia…

No.

—           Jamás voy a permitírtelo —afiló su mirada tratando de mantenerse firme.

—           Eso suena tan audaz querido rey, como lo dijo su padre el día en que vuestra madre murió, —sonrió maniático revelando sus afilados colmillos —pudo protegerlo a usted pero ella pereció, ¿se cree capaz de protegerlos a ambos hoy? —se fue inclinando hasta quedar encorvado, mientras la falsa piel humana iba reventando cual cuero desgastado, la criatura bestial fue transformándose ante sus ojos acompañado del gruñido enfurecido que resonó en todo el lugar.

 

 

Fue un estúpido, no fue casualidad. El demonio llegó a susurrarle aquel día para forzarle a un pacto impío porque ansiaba a su hijo, el hijo que nadie quiso entregar al parecer… al fin pareció recordar algo del día en que su madre falleció, el fuego y la sangre ya no fueron lo único en sus memorias. Los gritos desolados de ella intentando protegerlo le helaron la sangre y su padre… aquel padre que le enseñó a combatir, llegando tarde…

 

 

 

~~~

(1)

 

Un monstruo, creyó.

Sin poder imaginar nada mas de nuevo su madre se detuvo abrupta, cubriéndolo con su cuerpo apenas si le dejó la silueta que ahora estaba frente suyo.

 

—           Su majestad… he estado buscándolo…

Una tétrica voz oyó que le hizo encogerse a resguardo de su progenitora, no se atrevía a levantar la vista.

—           No te atrevas a tocar a mi hijo.

—           No me atrevería… aun lo necesito con vida.

 

 

Naruto no pudo distinguir del todo las silueta que los amenazaba, solo la espeluznante voz le hizo sujetarse con más fuerza a las faldas de su madre, se preguntaba donde se hallaba su padre.

Necesitaba que llegase como su salvador para protegerlos.

Pero no fue así.

El grito ahogado de su madre le asustó retrocedió lo suficiente para que el cuerpo de su progenitora cayese al piso con un hoyo ensangrentado en las entrañas por donde la sangre fue derramándose en la tierra.

—           Ma-mamá… —balbuceó aterrorizado, los hermosos ojos apenas se entornaron en su dirección antes de perder toda luz, antes de que el rostro agotado y la sangre escurriendo entre sus labios fuese el último recuerdo de ella.

Gritó.

Solo pudo gritar llamándola con desespero, dejándose caer al piso para cubrirse los oídos con temor, su interior gritaba de dolor y frustración tratando de levantarlo pero fue inútil, no quiso hacerlo. El pavor fue mayor dejándolo a merced de asesino de su madre.

—           No tema mi príncipe… no sentirá dolor por mucho tiempo…

 

 

 

 

Cuando despertó nuevamente se hallaba envuelto entre sábanas blancas con la luz del candelero iluminando la habitación con su amarillento fulgor. Sus párpados quisieron cerrarse luego de segundos, se sentía demasiado agotado y no recordaba con claridad lo sucedido.

—           ¿Mamá? —balbuceó.

—           Naruto… es un alivio que despertaras —la voz de su padre le hizo sentir mejor, se acercó para  sonreírle mientras se sentaba al borde de la cama. —¿Cómo te sientes?

—           ¿Dónde está mamá?

Hubo silencio, breve roto por los gimoteos que no podía aguantar.

—           Los soldados nos atacaron y… ¿Qué le hicieron a mamá?

Su padre suspiró acentuando la tristeza en su gesto amable, Naruto era un niño pero pudo darse cuenta de que había estado llorando, los ojos los tenía rojos e hinchados.

—           Perdóname Naruto… —fue tan extraño ver a su padre, al rey derramar lágrimas que de inmediato empezó a sollozar también, lo abrazaron con fuerza y pudo sumirse en la desolación junto a su progenitor.

Su padre le dijo que estaban en guerra y que el asaltó al castillo le arrebató a su madre.

Por ella sería un gran rey.

Protegería a su gente.

Y encontraría a su amada reina así como ella se lo dijo.

 

 

 

 

.

 

 

Notas finales:

 

 

(1): Vendría siendo la continuación de la pequeña escena en la parte final del capítulo 10, en la novena parte.

 

Saludos. Muchas gracias para quienes siguen por acá, siento la demora pero he estado un poco bloqueada con este fic, por eso también escribí algo más dulce para relajarme, por si no han leído “Sonreír” es un pequeño shot que saqué hace un par de días.

El siguiente capítulo es el final de este fic, quiero sacarlo cuanto antes pero veremos si el tiempo esta de mi lado, quedan aún unas cuantas dudas que espero responder por completo en el siguiente.

De nuevo, gracias por las lecturas y los bonitos comentarios, espero este capítulo haya sido de su agrado y si es así nos leemos en el final, cuídense.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).