Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Las dudas de Damian Wayne por Nero Sparda

[Reviews - 40]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ya sé que me retraso, que me van a linchar un día de estos, que debo demasiadas historias y salen muchas más de no sé dónde.

Igual dedico esto con mucho cariño a los lectores, a quienes se han preocupado por seguir cada capítulo, los lindos comentarios que me dejan son una maravillosa motivación <3

Aviso desde ya que puede contener escenas +18, lemon no muy explicito e incluso shota, así que si no quieren leer mejor vayan más allá de la mitad del capítulo, tras los "---" o esperen el siguiente (?)

Las sábanas se sentían especialmente suaves, el roce constante contra su piel desnuda y cubierta con una fina capa de sudor, calmando el incendio que aquellas manos curiosas causaban en él.

No podía creerse su situación, temblando a merced de alguien más, removiéndose entre sonidos culposos llenos de morbo que además estimulaban a su amante, le invitaban a seguir ese recorrido de besos húmedos y mordiscos tentadores por su torso expuesto hasta donde la cadera perdía el nombre. Lo vio entretenerse chupando el sensible hueso que sobresalía, una mata de espeso cabello negro alborotado. Quiso llevar sus manos a este, enterrarlas allí y tironear hasta que se apartara, pero entonces su cálido aliento chocó contra un sensible punto, una parte de sí tan necesitada que le hizo gemir cerrando los ojos para centrarse únicamente en los milagros que aquella boca caliente podía lograr.

Damian no creía soportar tanto placer, aferraba las sábanas a punto de rasgarlas y cautamente volvió la mirada al ser que le atendía de buena gana.

Una sonrisa ladeada que contenía su propio miembro hinchado atrapado en dulces labios sonrojados. Unos profundos ojos azules salpicados de verde, burla, lujuria, le contemplaban casi absortos.

Jason era tan varonil, odiaba admitirlo allí, echado con él entre sus temblorosas piernas y distraído en tantas extrañas atenciones. De todos los hermanos Todd era el temperamental, el rebelde atrevido que podía desafiar todas las reglas, enfrentarse a los peores villanos e incluso al mismísimo Batman y aun así ser un boca floja que sobrevivía de la mejor forma.

Era ¿sexy? Sí, tal vez esa era la palabra que buscaba para describirlo, cuando limpiaba las armas fumándose un cigarrillo y le dedicaba apenas miradas de soslayo. O allí, tragándose su esperma porque se había corrido con un gemido ronco y la risa ajena como fondo.

No fue abrumador, no vio estrellas tras los párpados ni tampoco se sintió caer en la oscuridad absoluta, sólo observó un rostro masculino, lascivo. Unos ojos entornados que parecían burlarse de él.

 

Y entonces despertó.

 

Ahora sus malditos sueños húmedos tenían rostro, uno bastante conocido pero no menos desconcertante. Damian bien podría soñar con Dick Grayson ¿no? Era mucho más cercano, lo toleraba mejor que al idiota histérico, pero no, su cerebro decidió que era sexy meter a Red Hood en la ecuación y volver una situación extraña aún más incómoda. Por no decir denigrante.

Echó la cabeza hacia atrás, frustrado consigo mismo y sintiendo la molestia de su ropa interior manchada, húmeda. La culpa llegando.

Desde ese día en la Casa de seguridad con Jason habían empeorado sus sueños hasta volverse retorcidas fantasías, algunas demasiado realistas que le dejaban tembloroso mirando el techo.

No debió indagar más, mucho menos ver esos vídeos estúpidos que Harper le recomendó, ¿desde cuándo él hacía caso a las sugerencias del idiota corriente y vulgar?

Ahora estaba allí, teniendo sueños húmedos con el forajido que para colmo era su hermano adoptivo. ¿Enfermo? Demasiado.

—Tt.

Chasqueo la lengua y elevó las sábanas así como apartaba también el pantalón e interiores. Tenían una mancha blanca, espesa, bastante culposa si los dejaba en el cesto de la ropa sucia. Y no es que Alfred fuese un chismoso, irónicamente el mayordomo le daba su espacio e incluso le guardaba algunos secretos, era como el abuelito que nunca tuvo. Pero no quería que él se enterase, no quería a nadie sabiendo de sus sueños húmedos o el causante de sus ¿eyaculaciones? Que vergonzoso.

Sobre todo si algún día Todd llegaba a enterarse. Se burlaría por los siglos de los siglos hasta su muerte, incluso iría a reírse a su tumba cuando fuese un fantasma, no lo dudaba. 

Damian se levantó maldiciendo a ese idiota con casco, a su amigo y a todos sus ancestros, a Dick por tener que mencionar su asunto privado en el dichoso grupo, situación que aún no estaba del todo aclarada. Se ducho rápido, procurando limpiar bien el bóxer al igual que su cuerpo, quería entrenar con los primeros rayos del sol y desquitar las frustraciones presentes.

Ya salía a vestirse cuando escuchó voces tras la puerta, era extraño, la mansión resultaba lo suficientemente grande como para que ni siquiera el eco se paseara en esos interminables pasillos. Pudo reconocerlo perfectamente: Dick riendo, iluminando hasta la más oscura habitación con su sonrisa radiante y su actitud despreocupada, pero acompañándolo iba un tono osco, el ronco murmullo de Todd que le reclamaba por algún asunto fuera de su comprensión.

¿Qué rayos estaba haciendo allí? ¿Es que ahora le acosaba directamente en la mansión?

Jason evitaba a Bruce tanto como podía, ¿y ahora de repente quería aparecerse, traer su jodida humanidad a casa?

¡Y un cuerno!

Damian salió presuroso, poniéndose la camiseta al revés y los pantalones justo a tiempo para verlos doblando el pasillo rumbo a la sala de entrenamiento, Dick hacía unos cuantos gestos con ambas manos mientras Jason negaba, tenían otro pequeño desacuerdo, resultaba obvio.

— ¿¡Qué demonios haces tú aquí!?

El aludido se giró mostrándole media sonrisa de suficiencia y descaro total, ¿le estaba contando a Dick sobre su pequeña incursión al apartamento? ¿Los vídeos que vio…?

—Buenos días a ti también, enano demonio, ¿problemas matutinos otra vez?

Estaba furioso y no iba a tolerar tal falta de respeto en su propia casa. Se lanzó contra él violentamente, rompiendo de paso una ventana cuando cayeron por esta al jardín, aterrizando como mejor pudieron aunque Damian no se conformó con ello, siguió atacándolo entre patadas, puñetazos y uno que otro intento de mordisco cuando Dick apareció sujetándolo desde atrás.

— ¡Suéltame Grayson, lo voy  a matar! ¡Enterraré su cadáver en el patio trasero!

Jason al parecer sí había sufrido un poco de daño, sangraba, no profusamente pero tenía varios cortes por la mejilla, quizás donde el vidrio roto le hubo golpeado. Se limpiaba sin más que una mirada irritada, la tentación de apuntarle con armas de fuego que ahora parecían ausentes en su persona.

— ¿Puedo saber qué rayos está pasando? ¿Jason? 

Todd rodó los ojos mientras él se quedaba finalmente quieto en los brazos fuertes de Grayson, era el único que aún podía someterlo, a él y a todos los Robins, según suponía.

—Tu jodido chihuahua homicida me atacó. 

¿Qué cosa le llamó? El maldito se ganaba a pulso su consiguiente funeral.

—Ya basta. Damian, tú y yo tendremos una pequeña charla de padre a hijo mientras Dick revisa esas heridas en Jason.

Las cosas estaban muy mal. Sintió cómo su estómago se comprimía dolorosamente a la sola idea. Las miradas que Grayson y Todd intercambiaron no le animaron demasiado tampoco, se sentía como yendo a su funeral.

—Claro, padre.

 

---

 

Decir que Bruce Wayne, el billonario playboy, soltero codiciado de Gotham y posiblemente del mundo entero, era algo peor que inútil en educación sexual, sería quedarse corto.

No le explicó demasiado a Damian, usaba palabras rebuscadas o bien ademanes exagerados que pretendía él comprendiese inmediatamente, esquivaba su mirada y dudaba bastante en cuanto a exposiciones básicas que el chico ya había leído antes, con Jason, sólo le otorgó una enorme enciclopedia diciéndole que cualquier pregunta podía hacérsela directo a él, no a Dick, no a Alfred ni tampoco a Tim, mucho menos a Jason, especialmente a Jason no.

Y Damian sintió inmediatamente la curiosidad carcomiéndole, además de que era un histérico violento ahora protagonista de sus sueños eróticos, ¿qué tenía de malo preguntarle a Todd? Si lograban mantenerse civilizadamente en una habitación durante algunos minutos tal vez fuese más útil que su padre, al menos ese idiota del casco solía ser directo en cuanto a palabras.

No dijo nada, agradeció "el valioso tiempo dedicado" a su padre y con el enorme libro bajo el brazo procedió a buscar algún lugar tranquilo dónde leer.

Terminó en la sala de entrenamiento contemplando a Dick hacer acrobacias. Su cuerpo flexible se mecía con elegancia en las alturas, las caídas eran armoniosas, perfectas. El primer Robin siempre era la suave precisión, esa maravillosa sincronización de movimientos en el aire o en la tierra, era sutil pero letal.

Como la danza de un ave sobre la más fina rama, confiaba en sus alas pero procuraba no romper el frágil equilibrio que le mantenía.

Jason por otro lado era más violento, sus golpes contenían fuerza pero no por ello dejaban de ser hermosos, si no se le tenía en cuenta que podía matar con cada parte de su ser, claro. Que él en sí mismo era un arma mortífera como las pistolas de alto calibre que usualmente cargaba. Podía valerse de espadas, cuchillos, era versátil, imparable, poco dado al razonamiento o perdón.

Los dos resultaban ser polos opuestos que sin embargo se complementaban tal como el Yin y el Yang, noche y día.

Además, eso no era lo único que llamaba la atención de Damian, absolutamente no. Ahora que la adolescencia le golpeaba duro empezaba a ser consciente del atractivo que tenían ambos muchachos, tanto Dick con la manera tan descarada y coqueta de ser, como Jason con su ceño fruncido o bien esa sutil sonrisa victoriosa que lograba iluminarle la mirada.

Dick hizo una especie de estiramiento sobre la alfombra para calentar sus flexibles miembros y Damian no pudo evitar pensar en lo que sería ese cuerpo delgado contra el suyo, la sensación de ser recorrido por manos más expertas y amables o bien de poder explorar cuanto podía abrirse o doblarse su hermano mayor favorito.

Ni Todd escapó a esos pensamientos insanos, aunque sintió algo distinto en su estómago al pensar en él, podía tomarse como excitación ante la violencia que representaba, un dios de la guerra dispuesto a aplastar y machacar criminales sin piedad alguna, sólo conteniéndose por petición, por Bruce.

¿Podría liberarlo tal cual un tigre o un león? ¿Desprender las cadenas para verlo en toda su gloria?

Resultaba peligroso y ese mismo peligro le atraía.

— ¿Te explicó la cosa de las hormonas y los preservativos o se mantuvo en aguas poco profundas?

Como siempre, fue Dick quien se preocupó por él y el pequeño Robin no pudo más que mostrarle la enorme enciclopedia que debía leer para esa noche. Ambos hermanos compartieron una mirada, Jason enarcando una ceja de manera obvia, cómo si dijese “te lo dije” silenciosamente, Dick respondió bajando los hombros, al parecer cansado o apesadumbrado.

—Hablaré con él, esto no puede seguir así…digo, Jay y yo aprendimos sobre la marcha pero…es el colmo. No es igual.

Iba haciendo ademanes mientras salía de la habitación, dejándolo solo con su primer sueño húmedo personificado, no podía sentirse más incómodo pero también había algunos asuntos que valía aclarar.

— ¿Roy y tú están saliendo o algo parecido?

Prefería ir directo, Damian se plantó ante él con ambas manos entrelazadas a su espalda sosteniendo el libro. Jason seguía haciendo unos cuantos estiramientos sobre la alfombra pese al acalorado entrenamiento que minutos antes mantuvo con Grayson, su respiración aún estaba ligeramente agitada, el cabello revuelto y perlitas de sudor deslizándose por la amplia frente. Daba una imagen atractiva, Damian sabía reconocer el encanto cuando lo tenía en frente, hasta pensó dibujarlo, si tuviese sus lápices de colores podría plasmar un poco de aquella imagen para…después…

— ¿A qué mierda viene eso ahora, enano demonio?

Hizo una mueca, odiaba que le llamaran así pero prefirió dejarlo pasar, había cosas más importantes, como las relaciones de Jason con un tipo que consideraba demasiado vulgar.

—Responde la pregunta Todd, ¿qué tienen él y tú?

Increíblemente no le insultó ni esquivó responderle marchándose de allí, respiró hondo, seguro quería darse valor.

—Somos amantes, así que no le digas nada a Grayson, no quiero quejas ridículas ni regaños por culpa de tu estúpida curiosidad.

— ¿Amantes entonces…?— Asintió poniendo una cara de circunstancia. — ¿Sólo eso?

—Sí, Damian, amantes, sin compromiso ni ataduras.

Asintió nuevamente llevando la diestra al mentón en gesto pensativo aunque no necesitaba concentración, ya había decidido lo que quería, lo que necesitaba para evitarse discursos de Dick o sueños extraños. Tal vez la solución a sus problemas matutinos estaba en el mismo problema.

—Déjame ver si entiendo, ¿un amante es sólo sexo cuando tienes…ya sabes qué en los pantalones?

—Una erección, idiota, llámalo por su nombre. Y debes tener suficiente confianza con alguien para pedirle que lo haga contigo, en tu caso estaría bien decir “gracias” o “por favor”.

Damian le rodeó, Jason había elegido sentarse con las piernas extendidas delante y sus brazos sosteniendo parte del peso, casi recostado sobre la alfombra mostraba un gesto aburrido, probablemente hastiado de la charla innecesaria cuando deseaba entrenamiento, golpes, patadas, cualquier cosa menos quedarse quieto explicándole la turbulenta vida sexual de la adolescencia.

Por un momento también pensó en su madre, Talia, ella tenía diferentes amantes, poco se enteró al respecto salvo cuando ya estuvo fuera de la Liga. Padre sólo era el hombre que ella amaba o decía amar, pero sus entretenimientos fueron varios, al igual que el abuelo tenía su harem privado.

—Lo he decidido Todd, vas a ser mi amante, por ahora no requiero tus servicios pero puedes venir mañana temprano.

Supuso que el semblante desencajado y confundido del contrario era normal, después de todo no a cualquiera le concedían tal honor, amante del hijo de Batman, que además resultaba ser su hermano adoptivo, nada común, pero ya tendría tiempo para acostumbrarse y él dormiría tranquilo sabiendo que no habría preocupaciones ni situaciones extrañas la mañana siguiente. Todd lo solucionaría. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).