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Las dudas de Damian Wayne por Nero Sparda

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Notas del capitulo:

||Me quedo sin inspiración y siento que les decepciono ;w;
La verdad es que hasta ahora pude terminar esto, me siento mal por quienes esperan pero a veces simplemente no llegan ideas. Mis disculpas corazones y sepan que los amo mucho al igual que a todos y cada uno de sus comentarios preciosos <3

 Posdata: Watt anda fallando y no puedo responderles sus lindos comentarios ;-;

 

— ¡Eres un perfecto idiota! ¡Las cosas hubieran ido mejor si supieras seguir órdenes!

En lo alto del edificio era casi imposible que alguien les escuchara despotricar. Damian Wayne tenía el traje de Robin puesto, la capucha caía sobre su rostro severo dándole un aspecto aún más fiero, sin embargo Jon, a pocos pasos, no parecía ni ligeramente amedrentado, muy por el contrario, estaba a nada de soltarle un merecido puñetazo.

— ¡Jamás me dijiste que debía atacar a tu hermano para violarlo! ¡Enano pervertido!

— ¡No vuelvas a llamarme así, yo no tengo súper genes! ¡Y no me cambies el tema, incompetente! Tt.

Damian cruzó los brazos, inflexible, incapaz de retroceder o admitir que su brillante táctica había tenido demasiados defectos. No debió asaltar así a Grayson, no donde pudiera ser encontrado por Jason y definitivamente no con más testigos, ahora ni siquiera tenía su sesión diaria de besos, Todd lo canceló todo argumentando, no sin cierta razón, que sin secreto no habría trato.

Al menos Bruce no sabía nada, no quería ni imaginarse su reacción.

Se sentía frustrado, profundamente avergonzado. Sólo deseaba desquitarse un poco con Jon y este no cooperaba.

—Jamás comprenderías…son cosas de adultos.

Intenta desechar el asunto así sin más pero Jonathan le ha tomado por la muñeca usando quizás más fuerza de la necesaria.

—Tengo diez años, no soy estúpido. Las cosas que haces están mal, no puedes ir besando a tus hermanos…aunque no sean tu sangre, ellos son Robin y familia.

Sus ojos brillaban, rojos, amenazantes como la tempestad sobre el horizonte en un brillante día soleado. Damian sintió el escalofrío recorriéndole bajo la piel, sin embargo, negándose a demostrar miedo, sostuvo su mirada y plantó firmemente ambos pies, dispuesto a luchar si así lo requería.

—No todos estamos sujetos a tus malditos caprichos, Wayne, si quieres besarte con alguien quizás deberías seducirlo apropiadamente, aunque dudo que alguien quiera ser tu novio. Serías el peor.

Lo soltó empujándolo bruscamente hasta hacerlo caer. Robin volvió a reprimir sus emociones tras la máscara de indiferencia, y otra mueca debido al dolor que cruzó en breve su cuerpo. Quizás las palabras de un niño inexperto no deberían dolerle mucho más que su ataque físico, pero le hirieron, haciéndolo apartar brevemente la mirada a los edificios erigidos alrededor.

No es como si en la Liga de asesinos hubiera aprendido algo que no fuera matar y machacar, destruir al mundo para transformarlo desde sus cenizas en algo mejor. Él era ese retorcido mesías, no se supone que deseara otra cosa o que terminase con un disfraz colorido saltando tejados y pretendiendo salvar el mundo al lado del progenitor que nunca le crío ni ahora tenía tiempo para comprenderlo.

Él no era alguien digno de ser amado, sólo pretendía, fingía ser el chico bueno que saldaba deudas del pasado cuando sus manos estaban demasiado manchadas de sangre y muerte.

La herida seguía abierta y Jonathan debió notarlo porque se acercó ofreciéndole la mano, un gesto que prontamente pateó intentando alejarlo. No aceptaría su lastima ni su misericordia.

—Lo siento…sólo…

—Vete al diablo, yo podría seducir a quien me diese la gana pero no quiero tener nada serio, debilita, te vuelve estúpido y dependiente.

El amor es un mentiroso, te seduce, te hace creerte fuerte e invencible, luego, un buen día, te patea las bolas y se ríe de ti hasta el cansancio. Lo había visto, lo creía firmemente. Ni su progenitor ni Talia tenían amantes estables, sólo una larga lista de conquistas desechadas cuando las necesidades carnales eran debidamente saciadas.

—Mi papá no es estúpido ni mi mamá tampoco, ellos se aman mucho, son felices. Y sigo dudándolo, si funcionara tan bien como dices entonces no tendrías que atar a Grayson o hacer tratos raros con tu otro hermano.

Jon tenía esa mirada petulante que tanto odiaba, pese a ello, Damian intuía la ira fluyendo por su escuálido cuerpo, reprimida y aislada, carcomiéndolo, casi empujándolo hasta lo hiriente, a convertirse en un mocoso desagradable. Obviamente el niño de Superman se comportaba a la altura de su padre, moderando su lenguaje lo mejor posible al igual que sus poderes.

 —No es como si fuera a comprobártelo para cerrarte esa molesta boca tuya— Gruñó. —Además, ¿qué te importa lo que hago con mi tiempo libre? No te afecta, ¿o estás celoso?

Lo soltó como un comentario cualquiera, sin realmente intención de herirle aunque vio claramente la reacción causada. Sus mejillas rojas hasta las orejas, esos brillantes ojos azules ensanchándose para luego desviarse a cualquier otro punto en la brillante ciudad, ambos puños apretados y su notable intención de marcharse.

— ¿Estás celoso porque me he besado con Jason?

Jonathan no respondía, ni siquiera volteaba a verle. Robin estaba muy dispuesto a seguir insistiendo así fuese toda la noche.

— ¿Por Dick?

—No es bueno hacerle eso a las personas, era una violación, Damian.

Gruñó, negándose a dejarle cambiar el tema tan fácilmente o siquiera culparlo. Trágicamente sabe que no es la primera vez de Grayson siendo sometido, seguro no será la última.

— ¿Te gusta el idiota?

Ambos se quedan contemplando mutuamente, Jon tiene los labios entreabiertos y parece no encontrar las palabras adecuadas, como si le hubieran robado repentinamente la voz o cualquier pensamiento coherente. Damian sólo es una figura furiosa, rememorando vívidamente lo sucedido esa noche cuando fueron atrapados, la manera en que Grayson le sonreía al niño, cómo lo fue atendiendo con chocolate caliente e incluso una historia sobre sus aventuras antes de ir a dormir.

Debió notarlo entonces y se siente irritado, traicionado, el problema es que no comprende contra quien va la repentina ira.

¿Dick por quitarle un futuro prospecto a amigo? ¿Contra Jon por intentar apartarle la única figura constante, tanto paterna como materna, que ha tenido nunca?

Y si es así, ¿por qué no siente el mismo desprecio hacía Jason que le ha despreciado para revolcarse con su supuesto hermano mayor?

—Estás más tonto de lo que creía… Sólo déjame en paz Dami.

Hay algo que le duele en esa imagen, algo que no debería estar allí. Los hombros caídos de Superboy, la repentina sombra del cansancio manchando sus ojos normalmente claros, entusiastas.

Quizás ha sido demasiado insultarlo por un enamoramiento fugaz, después de todo, si Grayson no lo quiere a él por ser tan joven en años mucho menos se fijaría en un niño de diez.

—Es natural, Dick…es guapo.

Richard es mucho más que guapo, encantador, sensacional, agradable, cálido, como una sonrisa que va naciendo, el amanecer mismo. Pero las palabras mueren, tiene la garganta seca y durante un breve lapso de crueldad sádica quiere restregarle al pequeño todas las amantes que él ha tenido, la manera en que parece desecharlas cuando se encuentra aburrido, justificando sus infidelidades bastante bien. Sin embargo suspira, ahora parece haber un mundo entero separándolos y teme cometer algún otro error.

—Me voy a casa, estoy cansado.

Quiere recalcarle que nunca se cansa, es el hijo de Superman, por favor. En lugar de eso asiente diciéndole que lo verá mañana a la misma hora en ese mismo edificio, quizás puedan volver a la normalidad y dejar sus confusos sentimientos lejos.

Jonathan niega, hay algo allí, en la forma que ha dejado de mirarle a la cara.

—No voy a patrullar esta semana contigo Damian, tal vez vaya por mi cuenta, no quiero quitarte más tu valioso tiempo ni que me sigas entrenando.

Lo ve elevase en el aire, la capa roja agitándose como en una silenciosa despedida y él sin poder moverse, sintiéndose de piedra allí en mitad de un océano interminable de emociones


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