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Las dudas de Damian Wayne por Nero Sparda

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Notas del capitulo:

Sí, sí, ya sé que me he tardado, pero al menos este es largo e intento adelantar tanto como puedo <3 


—No voy a preguntarle, ni siquiera nos llevamos bien.

Tim apenas y levanta la mirada del periódico que está leyendo, es una de esas inusuales mañanas que comparten juntos el desayuno en la mansión Wayne sin intentar matarse mutuamente y no le apetece romper la pequeña paz que les rodea. Además, su café está caliente, justo en su punto.

—Sólo digo, ustedes casi tienen la misma edad…quizás podrías explicarnos porqué está tan mal.

— ¿Quieres decir edad de madurez? ¿Madurez sexual? Dile a Bruce que vuelva a darle la charla.

Gruñó intentando ocultar el ligero rubor cubriendo sus mejillas pálidas. Tim no está muy contento con las cosas que pasan a sus espaldas pero es lo suficientemente listo como para no preguntar al respecto.

Además, no tienen la misma madurez, mientras su fuerte es el intelecto avanzado, Damian se inclina mucho más hacía la violencia sádica, decir que le ha costado bastante reprimirla y enfocarla es quedase corto, sumándole a esas mismas frustraciones un despertar sexual confuso, bueno, Grayson no la tendrá nada fácil los siguientes seis años. 

—Por favor…

—Tú eres el más cercano a él, Dick, tal vez deberías intentar hablarle…

Jason está al otro lado de la barra, medio cabeceando por el sueño medio intentando mirar a la pequeña bolita de odio a través de su té caliente con galletas. Damian no se ha movido, permanece impasible sentado en el sofá de la estancia mostrando un terrible ceño fruncido mientras come maní de una bolsa demasiado grande, tecleando sobre el aparato móvil con la mano libre en una forma bastante…perturbadora.

—No lo sé— Responde Grayson bajando considerablemente su tono. —Desde “ya sabes qué” ha estado evitándome, cuando le hablo usualmente me gruñe.

—Él siempre gruñe.

Tim y Jason hablan al mismo tiempo, compartiendo también una mirada cómplice, para sufrimiento eterno de Dick quien sólo se hunde más en su asiento.

—No, mucho más que de costumbre, incluso durante los entrenamientos es cruel. Los chicos no lo soportan.

Y con ello se refiere a los Jóvenes Titanes. Tim entonces levanta el rostro con un suspiro cansado, ha escuchado algunas cosas, en su mayoría quejas sobre el pesado entrenamiento o la actitud hosca que parece haber empeorado últimamente, sin embargo él no se mete, ocupado como se encuentra en cientos de asuntos prefiere mantener la distancia y dejar que se solucione por sí mismo.

—Quizás sólo está sexualmente frustrado, llevémoslo a un club nudista, creo que hay strippers a mitad de precio en el centro.

Drake suspira resignándose a la sugerencia idiota de Jason, al cual tal vez apoya si eso soluciona lo del temperamento volátil que el mocoso posee, es así sin poder evitarlo. Grayson sí se ve asustado.

— ¡No puedes hablar en serio! Es un niño y aún no te he perdonado por esas supuestas clases que le diste.

Allí está, el asunto secreto que sólo ellos comparten y el cual Tim no quiere conocer, los detalles, pese ser morbosos, le llenan de curiosidad, pero es probable que termine traumatizándose.

— ¡No veo que tú aportes mejores ideas Grayson! Además, eras igual, no te quieras hacer el santo.

Otra discusión familiar en la cual ha quedado atrapado. Dick argumenta muchas cosas, intenta justificar el haberse acostado con Jason cuando era apenas un adolescente perdido, Tim lo sabe, ha escuchado parte de la historia y aunque Todd lo recuerda con cierto amargo cariño, más que nada por su desarrollo y abrupto final que considerándolo un abuso en sí, no ve en eso una referencia adecuada.

Son similares, Jason y Damian, sin embargo hay un mundo separándolos. La bolita de odio creció con comodidades, siendo un asesino mimado, una especie de retorcido mesías para los Al’Ghul, Jason por otro lado es alguien que ha intentado sobrevivir a todo, incluso a sí mismo. Ambos deseando constantemente aprobación, queriendo ser reconocidos pese al enorme orgullo que les impide aceptar cumplidos o trabajar bien en equipo.

 —No sé mucho sobre esto y no quiero saber, pero ¿han pensado en preguntarle qué es lo que quiere y porqué está tan enojado? Ayudaría más que sus suposiciones ridículas.

— ¡Él no sabe aun lo que quiere! Es un niño.  

Deja el periódico así como la taza vacía de café sobre la mesa agradeciendo internamente la ausencia de Alfred, seguramente él no encontraría divertida la extraña educación sexual que ese par impartía.

—Mira, Damian no ha tenido una infancia dulce ni placentera, ni siquiera es un niño normal, todo este tiempo otros eligieron lo que era mejor para él, lo que debía ser, incluso Bruce a impuesto sus creencias sobre el mocoso, tal vez por una vez quiere explorar y conocer si algo le gusta o no, ¿no te parece mejor que explore aquí con Jason en lugar de buscar algún chico de alquiler que puede contagiarle alguna enfermedad, hacerle daño o peor, ser lastimado por Damian?

Ellos guardan silencio y no es como si fuese a esperar alguna respuesta, tiene demasiado trabajo esperándolo, no es una niñera ni un consejero sexual.

—Me voy, organizamos una fiesta de bienvenida a Conner así que ambos están invitados.

Jason no aceptaría, lo conoce bien. Sigue intentando mantener su apariencia de chico malo aunque todos sepan lo alejado que está ahora del camino inicial, ya no es una cosita sedienta de venganza, Tim lo agradece personalmente, le molestan las peleas familiares así como recibir palizas semanales.

Se gira dirigiéndose hasta la sala donde Damian ni siquiera le mira cuando lo invita también a socializar, mastica ruidosamente y teclea con mayor fuerza de la necesaria, Tim hasta podría decir que hace todo aquello a propósito como una reafirmación de su diabólica presencia.

—No veo porqué festejarle el dejarse matar.

Replica y pese la tensión momentánea que cubre sus hombros delgados, deteniéndole, prefiere evitar las confrontaciones, sólo hoy, tiene pendiente enseñarle algunos cuantos modales al mocoso.

Dick y Jason se acercan después, pasos inseguros que les ganan otro gruñido por parte del pequeño Wayne, sin embargo no hay comentarios ingeniosos, ni siquiera el humor necesario para sarcasmo.

—Hola Dami, ¿qué estás haciendo?

Fue Richard quien intentó romper el hielo amablemente y sólo recibió una mirada aún más agria en respuesta. Las pequeñas mejillas del Robin estaban llenas con maní, volviéndolo cierta especie de hámster adorablemente homicida.

—Mira, sé que sigues enfadado debido a…nuestra pelea, quizás lo consideres injusto. Me sorprendió, aún no me gusta la idea de tener a Jason tocándote en forma inapropiada porque somos hermanos y él es demasiado mayor, pero entiendo que tú quieras probar…y bueno…yo no me opondré, sólo deben seguir ciertos…

—Ya cállate Grayson, no eres mi madre.

Reprochó silenciándolo, no quería escuchar ni recordar la humillación vivida varias noches atrás con su fallido intento de explorar su sexualidad. Además, tampoco estaba tan seguro de querer tomarle la palabra.

Jason era guapo, sí, tenía una boca deseable, un cuerpo cubierto en cicatrices alimentando sus sueños húmedos y Damian tenía el impulso de golpearlo, besarlo o hacer todo lo anterior antes de salir huyendo, pero…no era igual, Jon lo había arruinado todo con sus palabras.

No era más que la satisfacción del cuerpo, vacío al igual que lo demás en su vida.

Sería igual a su abuelo, manteniendo un harem privado o como Talia mendigando amor inmerecido.

—Déjenme sólo, idiotas.

Damian se incorporó como un pequeño príncipe enfadado, sus ojos entornados ni siquiera lograron intimidar a los dos muchachos mayores, sin embargo no aminoró la intensidad del desprecio.

—Sólo queremos hablar sobre lo que te gustaría. ¿Has intentado salir con chicas también? Podría presentarte algunas de tu edad, Raven por ejemplo, ella es muy dulce, estoy seguro que le gustas.

No supo realmente quién tuvo la cara más rara, si Jason con su ceja enarcada y ladeando completamente su cuerpo para mirar a Grayson, o él casi escupiendo el maní.

Raven era…agradable, nunca se entrometía donde no le llamaban pero...bueno, jamás consideró la posibilidad, Damian sólo quería cosas poco complicadas, con Jason no había sentimientos, nada de tomarse las manos ni preparar regalos en fechas especiales, encuentros de besos ocasionales y luego a salvar Gotham.

— ¿Entiendes que Dami sólo buscaba sexo, verdad Grayson?

— ¡No digas esas indecencias! ¡Queremos darle una buena educación sexual, Jay!

— ¿Qué mierda…? Creí que sólo querías evitarle rentar una prostituta, lo cual me hace sentir ofendido. 

Dick lo golpeó con tanta fuerza que Jason casi besa el suelo, cualquier otro día le hubiera hecho sonreír orgulloso, ahora únicamente le arrancó un pesado suspiro. Quería cosas que él pudiese manejar, una relación estable sería compleja, no le atraían de esa manera las personas y seguramente les terminaría lastimando cuando no fuese suficiente, porque pese ser un brillante asesino, el mejor Robin además, Damian seguía siendo carente en demasiados aspectos. Él no merecía amor porque no sabía darlo.

— ¡Quiero estar solo!

Lanzó el maní sobre ellos antes de salir corriendo escaleras arriba hacia su habitación, cerrando violentamente la puerta a sus espaldas y buscando, casi desesperado, algo que pudiera romper, lanzar o destrozar. No tenía muchos muebles pero unos ojos familiares, azules como el cielo en primavera, le observaron junto a la ventana entreabierta. Tenían ese gesto familiar e incomprensible.  

Allí, todavía puesto sobre su caballete, Jon le observaba. Un boceto incompleto y sin embargo tan acusador como el real la última vez que se vieron varias noches atrás.

Tomó un pincel, empuñándolo firmemente tal cual haría con un cuchillo especialmente afilado, y lo deslizó despacio sobre el redondeado mentón sin pintar hasta los labios tensos. Deseaba romperlo, destruirlo, porque Jon era perfecto, Jon no estaba roto, tenía amor y daba amor, era un niño de verdad no un truco humano que aspira a serlo algún día.

Lo suficientemente digno para Talia y el abuelo, lo bastante digno para que Bruce Wayne le heredara el manto de Batman.

Todo era una maldita competencia, todo era su esfuerzo, su soledad, su necesidad de encajar donde no pertenecía y jamás lo haría.

No rompió el dibujo al fin, simplemente no podía destruir lo único que le quedaba de su primer amigo real, uno que fue sincero y exasperante desde el primer día, en cambio buscó las armas y el uniforme, contrario a lo que le habían ordenado, él iría a patear criminales.

Pobres de los desgraciados poniéndose en su camino.

 

 

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Jon suspiró, no es que no quisiera estar allí, en realidad habría suplicado a los Titanes que le dejaran asistir incluso si no era un miembro oficial ni de prueba, es sólo que…las cosas se sentían mal, él se sentía inquieto.

La felicidad de encontrarse con otro ser similar no parecía tan grande.

Conner fue realmente muy amable con él incluso a través del desconcierto inicial y la sorpresa, tras explicarle moderadamente lo que se hubo perdido le prometió que podrían ir a entrenarse juntos, tenían los mismos poderes en desarrollo, Tim aceptó animadamente, ofreciéndole acceso a la Torre de los Titanes si así era requerido, pero no volviéndolo un miembro oficial para ir a misiones.

Jon por contados segundos vio el destello compartido, una mirada cariñosa que sólo había visto con sus padres ahora reflejada en Robin y ex Superboy. Quizás sólo estaba imaginando cosas.

— ¡Robin! ¿Quieres pastel?

Por inercia volteo a donde Chico Bestia hablaba, al parecer igual de sorprendido que todos los presentes ante la repentina aparición del pequeño Robin y por su curioso aspecto. Ceño fruncido acompañando ropas ligeramente manchadas de sangre, entre otras cosas.

—No.

Respondió. No había sido una buena noche, resultaba obvio, seguramente sólo trajo su amarga presencia para molestarlos y crear alguna disputa, quizás buscando oponentes dignos y duraderos.

—Oh, ¿Tú eres quien entrena a Jon?

No supo exactamente cuando Conner se enteró de eso pero inmediatamente deseó poder corregirlo, independientemente de sus propios sentimientos al respecto y la reciente ruptura de su equipo, más bien, quería que esa mirada fea en Damian apuntara a otra dirección.

— ¿Tú eres el idiota que se dejó matar? Pues bienvenido, esperemos seas menos incompetente.

Las cosas se precipitaron a partir de entonces. Jon lo sospechó pero no pensó demasiado en ello, fue casi memoria muscular, reflejos e instinto actuando a velocidad luz cuando Conner se abalanzó sobre el pequeño Robin, le vio de reojo sacar las armas pero él ya lo estaba protegiendo con su propio cuerpo al igual que los otros chicos, incluso Drake, se abalanzaban intentando sostener al ex Superboy.

—Deberías aprender modales Robin, no te invité para iniciar una pelea, además tú también has estado muerto. 

—Tt.

Jon ignoró completamente las miradas letales y desilusionadas que algunos miembros le dedicaban a su joven compañero, ocupado como se encontraba rodeándole con un brazo por las estrechas caderas y manteniendo a raya cualquier comportamiento agresivo entre ese par. ¿La verdad? Estaba enfadado por el insulto contra su nuevo hermano mayor, sin embargo no lograba expresar las palabras adecuadas, quizás la frustración había alcanzado un punto culminante o sólo estaba cansado.

—Tu novio no aguanta nada, Red Robin, es una nena llorona igual a ti.

Rodó sus ojos, seguramente no fue el único.

—Bien, tú vienes conmigo. Lo siento Conner, espero verte después.

Si Damian no lograba comportarse civilizadamente entonces él lo haría entender a la mala.

Tomándole en brazos cual princesa, porque no pensaba respetar su dignidad si Robin no respetaba a otros tampoco, se giró saliendo a través de la primera ventana que encontró, emprendiendo vuelo hasta lo alto de la torre donde le soltó casi inmediatamente, pues Damian al parecer no disfrutaba ser tratado como Blanca Nieves.

— ¿¡Qué se supone que estás haciendo, idiota!? ¿Ahora vas a defenderlo? Típico.

—No tienes ningún derecho a ser grosero con él ni a desquitar cualquier ridícula frustración aquí.

Cruzó los brazos sobre el pecho y elevó el mentón de manera altanera, nuevamente mostrándose superior a otros. A Jon casi le escocían las manos por golpearlo.

— ¿Frustración? ¿Qué culpa tengo yo de que todos sean unos débiles ineptos?

— ¿Se puede saber qué te ocurre a ti? Estás más irritante de lo normal. ¿Jason te dejó? ¿No encuentras ningún amante dispuesto?

Escupir las venenosas palabras le trajo una sensación de deja vu, nuevamente estaba sobre un tejado mirando la ciudad insomne y unos heridos ojos verdes. Damian pareció igualmente sensible a ello porque se puso rígido con los puños apretados a ambos lados y un ceño mucho más amenazante.

—Cállate idiota. Ese no es tu asunto.

—Se vuelve mi asunto cuando involucras a otros. ¿No puedes verlo por tu enorme ego? Red Robin y Conner están felices al reencontrarse igual que todo el equipo, ¡Ellos creían que lo habían perdido para siempre!

— ¡Sólo porque Conner se está revolcando con el idiota de Drake no quiere decir que todos debamos ir como perros apaleados a lamerle las heridas!

Tienen ambos un temperamento difícil. Otros días Jon podría argumentar que ejercita mucha más paciencia a su lado y por ende es más tolerante, sin embargo ahora sus ojos arden y sabe que probablemente también brillan en escarlata, listos para luchar. No quiere golpearlo ni hacerle daño, hay una parte de sí mismo, una parte demasiado consciente de Damian, que le impide siquiera intentar algo brusco, pero toda pequeña pelea puede volverse letal, tiene poderes mucho más allá de lo imaginado y Robin sigue siendo humano. Intenta respirar, el aire se le atragante, se siente espeso, desagradable.

— ¿Entonces estás celoso porque Tim tiene alguien a quien amar? ¿Alguien que volvería de la muerte por él o se enfrentaría a lo peor intentando mantenerlo a salvo?

Resulta sorprendente la manera en que su boca suelta todo aquel discurso sin meditarlo siquiera, como si fuese otra persona tomando repentinamente el control, aún más le asusta cuando ese otro alguien da justo en el blanco y Damian parece dividido entre la brutal furia y un dolor profundo.

—Yo no necesito una cosa tan patética.

Replica, no carente de brusquedad. Parece que quiere dejar otra discusión a medias porque se gira sobre sus propios pies, sin embargo no reúne la fuerza suficiente para bajar y escapar.

— ¿Por qué, Jon? ¿Por qué decirme que eres mi amigo y luego sólo abandonarme? Eres un mentiroso igual a padre, incluso Talia fue honesta.

No puede ver sus bonitos ojos verdes pero no hace falta, lo sabe bien, lo escucha en la ligereza apenas audible de su voz, esa sensación trasmitida a través de delgados hombros caídos.

—Dami, que no entrenemos juntos no quiere decir que no seamos amigos ni vaya a estar allí acompañándote. Si algún día tienes problemas o sólo quieres hablar llámame y yo iré, en la madrugada mientras duermo e incluso entre clases sin pedirles permiso a mis padres, yo estaré allí, tienes que pedírmelo. Y pídelo amablemente por favor.

Agregó juguetonamente al final, esbozando un fantasma de sonrisa alegre cuando Damian espiró muy profundamente, quizás intentando regularizar su carácter hasta poder compartir una discusión amena.

— ¿Y si digo algo que no te gusta?

—Dices cosas desagradables todo el tiempo y no me he ido ¿verdad?

Hubo silencio. Jon podía escuchar el apresurado ritmo de su propio corazón, aquellos un poco más amortiguados que formaban una melodía conocida, pues si Superman conocía los latidos de Batman, Jon desde luego iba a familiarizarse con los de Damian Wayne.

—No “ese” tipo de cosas, ¿Y si te pido que seas mi amante? ¿Aceptarías o me odiarías?

—No aceptaría, Dami.

Robin asintió bajando el rostro conforme una simple sonrisa sin alegría iba desdibujándose en él. Los rasgos ya no eran tan aniñados, sin embargo seguían manteniendo cierta extraña e incorrecta inocencia, pues si bien había sido el mejor asesino que los Al’Ghul pudieron crear, Damian no conocía nada sobre sentimientos, ni mucho menos cómo lidiar con ellos.

—Sí, quién querría hacer algo tan desagradable, ¿verdad?

—Yo no sería tu amante Damian, sería tu novio. No quiero sólo besos, es…asqueroso, ¿Sabes? Yo quiero todo el paquete, los gruñidos, quejas, insultos, y tomarnos de la mano cuando otros están mirando, no en cuartos oscuros.

Nuevamente el silencio se instaló entre ellos pero Jon pudo reconocer que no era incomodo ni tampoco tan pesado, incluso a través de sus intentos el corazón del pequeño Robin latía en forma acelerada, dando tumbos irregulares como si estuviese en la maratón de su vida. Y él se sintió muy orgulloso al causarle eso.

— ¿Qué sabes tú de citas y novios? Tienes diez años.

—Viejo, yo no soy quien intenta violar a sus hermanastros mayores. Tómalo o déjalo.

Damian supuso que la lógica era irrefutable, además, ¿Qué era lo peor que podía suceder? 

Notas finales:

Siento que voy demasiado rápido o muy poco acorde a la historia hasta ahora. Jon mostrando sus sentimientos, Damian aceptando un noviazgo cuando es contra todo lo que él piensa, o pensaba, si hace unos días se andaba garchando a los hermanos (??) Pero bueno, intentaré compensarlo lo mejor posible y quisiera conocer su opinión al respecto.


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