- PROLOGO –
El viento rugía con fuerza fuera de las murallas del imponente castillo, enormes llamaradas se extendían hacia el cielo mientras el humo producto de las mismas era visible más allá de las inmensas montañas que rodeaba el país siendo teñidas por el invierno. Gritos ahogados se escuchaban dentro de sus paredes, la sangre cubrió silenciosamente sus pasillos, las personas que lo habitaban corrían pidiendo ayuda, tratando de salir y escapar de aquella masacre que nadie, en sus más horribles sueños, pudiese creer se volviera una cruda realidad, mucho menos una noche antes de las tan esperadas negociaciones que miles de personas rogaban por que sucedieran y otras que se declinara para continuar la guerra que azotaba el globo desde hace siglos.
Mientras el paisaje de aquel majestuoso lugar caía pieza por pieza, en la sala del trono, aquel que alguna vez fue conocido como el rey de aquel paraje, caía de rodillas al suelo, tratando de parar con su mano derecha la sangre que emanaba de su costado izquierdo. Aun cuando su respiración se volvía mas agitada por la pérdida de sangre sus ojos solo podían observar el cuerpo inerte que se encontraba frente suyo, la que alguna vez había considerado su esposa, reina y madre de sus hijos, yacía sobre el frio suelo de la sala, tiñendo el mismo con su sangre que lentamente se esparcía gracias a la herida abierta en su cuello.
El viejo rey levanto su mirada empañada en ligeras lagrimas por su perdida para ver el rostro de su agresor, aquel que le había traicionado, usando como trampa las negociaciones que se suponía traerían la tan anhelada paz. ¿Por qué no siguió las palabras de su consejo cuando le sugirieron que aquello era una gran falsa, que traería consigo su propia muerte y la de su familia? Ante su silencio su propio reino se sumió en la calamidad, la incertidumbre y el desdén, muchos pedían explicaciones de su declinación por un acuerdo de tal magnitud ¿como podía olvidar la sangre y muerte que la familia Nikiforov había traído tras iniciar la guerra hacia más de un siglo?
Pero tenía un motivo aún más fuerte para ello, el futuro del mundo dependía de aquella noche, no solo su reino se veía amenazado por la guerra, un mal aun mayor los acechaba, la oscuridad se venía acercando y la única forma de pararle era que aquel que nació con bajo la gracia de los sidéreos se alzara desde las ceniza. Solo su muerte seria el inicio… Y lo sabía perfectamente, siempre supo que su vida terminaría con derramamiento de sangre, jamás imagino que sucedería tan pronto mucho menos que con ello morirían miles de personas.
- ¿Cómo pudiste? – pregunto el rey en un débil susurro mientras trataba de enfocar el rostro de su verdugo.
- Los Katsuki han usurpado el poder desde hace siglos, un poder que no se merecían… El poder de Hasetsu nos pertenece ahora.
- Piensas oponerte a la orden de nuestra diosa Demian, ir en contra de su voluntad - dijo de forma entrecortada- destruir el mundo.
- El mundo ya está destruido por tu falta de voluntad, Etro no es mi diosa y no seguiré sus estúpidas reglas… Desde ahora las reglas las hago yo y creare un nuevo mundo, uno donde los viejos dioses no tendrán cavidad, demostrare cuan equivocada estaba esa estúpida diosa al escoger a tu insignificante familia para llevar a cabo su obra – Caminando lentamente hacia el cuerpo del rey, alzando su mano derecha como esperando que algo le fuese entregado – entrégame el anillo.
- Tu propia arrogancia será tu perdición – murmuro el rey – Tu ni nadie puede usurpar un trono que no se le fue dado por voluntad, el poder de la santalita jamás caerá en tus manos Nikiforov – agachando la cabeza para fijar su vista sobre el anillo que se encontraba en su mano izquierda – "Oh, sidereos moran yang lebih luar ruang dan waktu, membawa Anda kecerdasan yang bisa memprovokasi kejatuhan kegelapan, illumine dunia dengan rahmat ketika tiba saatnya, diserahkan itu kehilangan itu tujuan yang disepakati pada impian mereka... Oh Entronado melihat apa yang Anda Cari, mengorbankan hidup Anda, membawa cahaya sekali lagi dunia..."
- Mi señor - hablo uno de los súbditos de Demian - Eso es..
- El idioma antiguo de los viejos dioses… - susurro – Eres un... - dijo con frustración antes de moverse con rapidez para acortar la distancia que lo separaba del cuerpo del rey.
- Nunca será tuyo – dijo el rey.
El anillo que posaba en su mano comenzó a brillar intensamente, comenzando a vibrar con fuerza sobre el dedo de su portador. Demian alargo su mano tratando de tomar el anillo antes de que este lograra desaparecer pero, aun con sus esfuerzos de evitarlo esté salió disparado en un haz de luz brillante, saliendo despedido segundos después por la ventana que se encontraba a mano derecha de los presentes, perdiéndose más allá de las montañas. Nikiforov emitió un fuerte grito de enojo y frustración al ver como el objeto que había buscado obtener se había perdido en el horizonte, sin haber dejado rastro alguno de su presencia en la sala. Tomo al antiguo rey de su ropaje para alzarlo y dejar que sus rostros se encontrasen.
- Te crees muy listo ¿no? – Levanto su voz - ¿Crees que no lo encontrare?
- Los sidéreos jamás lo devolverán… Nunca serás rey de nada Demian, la voluntad de Etro se hará presente y tu caerás.
- Date cuenta, tu amada diosa se ha ido y tu solo eres un despojo de lo que se piensa es un rey - lanzándolo al suelo donde cayó con fuerza.
- Un día... - hablo el moribundo rey - Un día el vendrá a por ti, él regresara lo perdido... La luz volverá y con ella Etro se alzara de nuevo.
- Tu diosa ya no existe - afirmo con su voz ronca -Tu diosa, te ha abandonado Toshiya.
Fueron las duras palabras de su verdugo, sus ojos azules denotaban la ira y la frustración que sentía por aquel que yacía tendido a sus pies. El sonido de su espada al ser desenvainada resonó en la sala. Los ojos del rey reflejaban el movimiento de aquella hoja que pronto acabaría con su vida, el sonido de la hoja al caer se dejo escuchar antes de impactar el cuerpo de su víctima.
"Perdóname... Yuri"
Fueron los últimos pensamientos del rey antes de exhalar su último aliento.
つづく / Continuara....