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Au Bord De L'Abîme por HarukaChan

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Dazai Osamu estaba de visita en su viejo lugar de trabajo, encontrándose con un “cálido” recibimiento por lo que en esos momentos estaba esposado en una sala de interrogatorio. Las paredes blancas y el enorme ventanal desde donde era observado no eran nada incómodos para el experimentado detective. El ceño fruncido de su ex compañero tampoco le molestaba, al contrario, le devolvía una sonrisa socarrona a Kunikida que parecía confundido al verlo.

—¿Qué te trae por aquí Dazai? No pensé que ibas a entrar por la puerta principal como siempre —Doppo comentó en un tono bastante molesto.

Esa mañana su rutina era como siempre, sentarse a ordenar el papeleo que debía ser entregado con urgencia. No obstante cierto hombre castaño había entrado a la estación de policía con un escandaloso “¿Cómo están mis pequeñitos?” a lo que todos los policías y él mismo habían respondido con la única opción disponible: “arrestándolo” y poniéndolo en una sala como lo que era en esos momentos: un criminal buscado.

—Me sorprende que creyeras que iba a escapar de alguna forma. Aunque no es inteligente tenerme aquí ¿crees que vendría de una forma tan tranquila a entregarme? —Dazai sonreía divertido. Solo un tonto apegado a la ley como Kunikida apresaría a un hombre que tenía el amor de la excepción más poderosa.

—No me importa qué planes tengas, avisamos al gobierno apenas te arrestamos y al parecer vendrán por ti en cualquier momento. Fuera de esta isla el tigre no podrá protegerte —Kunikida estaba jugando con su suerte en esos momentos, era cierto que los representantes por parte del gobierno estaban en camino a buscar a Dazai Osamu, pero más que eso, él quería otro tipo de respuestas.

—¿Qué es lo que realmente quieres preguntarme? Incluso si me amenazas con esos tontos del gobierno, no creo que sean de mucha ayuda. Soy el detective que caza excepciones, unos simples humanos no serán competencia para mí. Aunque claro, podría usar sus cadáveres para alimentar a Atsushi —sonrió nuevamente mientras levantaba ambas manos, libres de las esposas que hacía unos momentos adornaban sus muñecas. Dazai era excepcional ¿no?

—Bien. Tú ganas —suspiró el rubio con pesadez—. ¿A qué estás jugando? Porque supongo que el ser un “detective” no fue más que una obra mal montada para obtener lo que querías. Por tu causa muchos policías han muerto, cada vez que van a un llamado, las probabilidades de que sobrevivan son bajas. ¿Piensas acabar con toda la fuerza policial de esta ciudad? No lo entiendo. ¿Qué estás buscando con todo esto? —Doppo ya estaba cansado de las actuaciones de Dazai, quería por lo menos saber a qué iba a tener que enfrentarse.

 —¡Puff! ¡Jajajajaja! —Dazai no pudo evitar explotar en una sonora risa ante la seriedad con la que su antiguo amigo le preguntaba aquello. Realmente le parecía extremadamente gracioso—. Perdón~ es que lo preguntas con tanta seriedad. Parece que realmente no has cambiado en nada tu forma tan cuadrada de pensar, Kunikida. En cierto modo llevas la razón, me convertí en policía solamente para llegar a lo que quería, no obstante… mi venganza es contra los políticos que me usaron a su placer. Lo que la Port Mafia hace no tiene nada que ver con mis deseos. Ellos se deshacen de todo lo que se interpone en su camino.

Doppo Kunikida frunció todavía más el ceño. La explicación de Dazai lo llenaba de frustración incluso si sabía que llevaba la razón. Chasqueó la lengua y miró la mesa—. Entonces me estás diciendo que mientras intentemos detenerlos, ellos seguirán matando policías por pura diversión ¿no?

—¿Diversión? Puede ser, pero la Port Mafia nunca ha causado muertes de civiles a excepción de humanos normales. Ellos desean convertir esta isla en un paraíso para las excepciones, un sitio en el que no tengan que esconderse o huir. Si lo recapacitas, ¿realmente está tan mal lo que hacen después de todo lo que han pasado? Tú que decidiste convertirte en una excepción a la fuerza deberías saber la cruz que conlleva tal poder —Dazai se levantó con calma para recargarse en una de las paredes.

—Pero esta cruz es la que he decidido cargar para completar mi deseo —comentó Kunikida, suspirando. Desde que había empezado a escuchar la voz de su sombra las cosas se habían aligerado y era capaz de usar su habilidad. Sin embargo, su cuerpo había estado resintiendo esa relación—. Desde mi punto de vista todos ellos son unos criminales y deben ser castigados.

—Eres tan cabeza dura como siempre, Kunikida. Pero está bien, esa es la manera en la que eres. Sí tan solo estuviesen de nuestro lado, podrías utilizar tu cerebro para algo productivo —Dazai sonrió con calma mientras se estiraba un poco y empezaba a caminar de un rincón a otro de la habitación—. Si Oda pudo entenderlo, estoy seguro de que tu momento también llegará. Espero que hasta entonces no vayas a morir.

—Siempre luces tan seguro… Eres molesto —suspiró el rubio mientras se levantaba, saliendo de esa habitación y cerrando la puerta tras de sí. No importaba lo excepcional que fuera Dazai, él no podría abrir esa puerta desde dentro. No obstante su sombra desde hacía rato estaba inquieta, se removía en su interior murmurando algo sobre que la hora se acercaba. Por supuesto, para él no eran más que locuras… nada tenía que ver aquello con él.

Dazai sonrió al encontrarse solo dentro de esa habitación. El plan iba siguiendo según lo acordado y sólo faltaba que las excepciones hicieran su mejor entrada para rescatarlo. Soltó una risa alegre antes de ponerse a hacer divertidas muecas hacia el espejo desde seguramente era visto por algún jefe importante. Nada de eso importaba.

 

Desde el tejado de un edificio cierto grupo de chicos “malos” vigilaban el perímetro alrededor de  la central de la policía. Al parecer todo iba según sus planes y solamente estaban esperando por el grupo del gobierno que se dirigía hacia allí. Chuuya por supuesto que lideraba la operación en ese caso, seguido por sus dos adorables corderos que siempre estaban a sus flancos.

—Esto es molesto, deberíamos simplemente ir y aplastarlos a todos —aseguró Akutagawa mientras Rashōmon en forma de cabeza de dragón revoloteaba por sus hombros como un perro rabioso.

—No. Si hacemos eso nuestra diversión se verá por completo arruinada. Recuerda que la prioridad es empezar a atacar al gobierno directamente. Hay que dejar en claro nuestras intenciones y sobre todo… —volteó a ver a Atsushi que mantenía la mirada fija sobre la puerta principal del edificio—. Atsushi debe liberar energía negativa.

—Estoy bien, me siento mucho más relajado ahora —el niño de cabellos cenizos sonrió. De verdad le agradecía a Mori haber creado una operación que tenía como fin la simple “práctica” para él que necesitaba distraer su mente de la rabia y del odio que sentía. Sin duda alguna su familia siempre se estaba preocupando por él—. Tomaré esta oportunidad para madurar un poquito más y serles útil —aseguró Atsu sin perder la pequeña sonrisa que adornaba sus labios.

—Humph… Por lo menos empiezas a sonar como un verdadero miembro de la mafia —Akutagawa sonrió con calma y desde su posición notó un reflejo dorado—. El auto se acerca. ¿Preparado, llorón? —Rashōmon de inmediato se agrandó dejando liberar varias cadenas alrededor de su protegido.

—Nunca había estado tan listo —soltó Atsu mientras tomaba su forma híbrida de tigre. Sus orbes amarillos resplandecieron ante la idea de causarle algún tipo de incomodidad a Ango y sintió la adrenalina dispararse hacia sus extremidades.

—Vaya~ No puedo dejar que mis niños me roben el espectáculo, ¿no es así? —Chuuya liberó su sombra, siendo rodeado por un aura rojiza. Un nuevo reflejo dorado en el cielo y silbó—. Parece que son varios vehículos. Kouyou va a prestarnos su apoyo apenas entremos en acción. Oh, y a los policías sólo déjenlos inconscientes. Quiero aumentar su frustración, demostrándoles lo inútiles que son en esta isla.

—Humph… No prometo nada —Akutagawa hizo una seña al ver cómo tres camionetas negras se estacionaban frente a la puerta principal. Cada una por lo menos con 5 hombres—. Estos sujetos…

—Son excepciones modificadas, las sombras están retorciéndose —comentó Atsushi frunciendo el ceño…. La escena en aquel estadio, los monstruos que habían sido desechados de esos experimentos. Todo ese sufrimiento tenía un rostro.

—Oh, entonces no me sentiré mal al destruirlos por completo. Están lentos —aseguró Chuuya mientras se lanzaba hacia la calle. Apenas cayó sobre uno de esos vehículos una onda explosiva mandó a volar a los otros dos y a toda persona cercana. Las alarmas no se hicieron esperar y su risa tampoco.

Akutagawa y Atsushi lo imitaron, destruyendo los otros dos vehículos. Los policías no habían tardado en salir y los disparos convirtieron esa calle en un escenario destinado a la destrucción.

Atsushi fue el primero en ser golpeado por una bola de energía a lo que simplemente se sacudió y de un impulso aplastó a dos “fracasos” contra el pavimento. La sangre caliente que lo manchó no lo hizo ni parpadear… Al contrario, despertó en él un instinto depredador. Se resguardaba de los disparos y atacaba nuevamente, otro muerto… más sangre.

Akutagawa en cambio sonreía ampliamente mientras Rashōmon devoraba uno tras otro a los farsantes. Habilidades lanzadas en vano y por un momento lo entendió. Las sombras de esos seres no estaban colaborando—. Si una sombra rechaza a su excepción, no son más que humanos jugando con fuego. ¡Terminarán ardiendo!

—Oh… —Chuuya soltó una pequeña risa al ver a Atsushi lanzar una cabeza a un lado. Vaya que había cambiado en poco tiempo ese pequeño cachorro. Pero no iba a quedarse atrás y por ello empezó patear, aplastar y destrozar a cualquiera que se atreviera a enfrentarlo. Solamente eran 15 hombres y pronto no quedó ninguno con vida.

El pavimento ensangrentado no amortiguaba el sonido de los disparos ni ayudaba a menguar el terror de los policías que intentaban combatirlos con poder de fuego sin resultado alguno. Era realmente divertido y sin embargo los miembros de la Port Mafia tenían otra misión mientras estuvieran allí.

—¿Aku, puedes cubrirme mientras buscamos a Dazai? —pregunto Atsushi con una pequeña sonrisa mientras volvía a su forma de chico y Byakko lo resguardaba desde su sombra.

—Humph… No es como si tuviese otra opción. Vamos a buscar al imbécil —Akutagawa comenzó a caminar tras él mientras Rashōmon los cubría de las balas sin ningún problema.  Chuuya simplemente se divertía noqueando a los oficiales de alrededor uno a uno, parecía una molesta pulga saltando entre las paredes.

Atsushi caminó directamente hacia la puerta en donde sabía se encontraba Dazai, por lo que al abrirla y recibir un fuerte abrazo por parte del castaño no se sorprendió en absoluto—. Lo siento, nos entretuvimos más de la cuenta —con suavidad se acurrucó entre los brazos del detective, se sentía muy cómodo.

—No hay problema, me estuve divirtiendo conversando con un viejo amigo —soltó de muy buen humor Dazai. Parecía que ese grupo de tres personas era más que suficiente para acabar con la fuerza policial de Yokohama en esos momentos. La isla era casi suya, el mundo podría ser el siguiente en su lista si no tenían cuidado.

—Búsquense un cuarto o sepárense. ¡Qué asco! —murmuró Akutagawa mientras volteaba y lanzaba a Rashōmon contra el policía que le había estado disparando a su cabeza, poniéndolo contra la pared—. Ah, eres tú. ¿Cómo vas a escapar esta vez, rata?

—Oh, ¿no es ese tu amigo, Dazai? —soltó Chuuya divertido al ver a cierto rubio atrapado entre las garras de la pesadilla. No había tardado mucho en dejar inconsciente al resto de los policías. Era divertido usar sus habilidades contra los humanos, no había comparación entre ellos. Era increíble que aun así quisieran ir a la guerra.

—¡Argh! —Kunikida no pensó que iba a ser atrapado nuevamente por ese maldito monstruo y mucho menos mientras el maldito de Dazai coqueteaba con el chico tigre justamente frente a él—. Malditos monstruos…

—Sí, es Kunikida Doppo. ¿No es entretenido? —con calma Dazai soltó a Atsushi dedicándole una pequeña caricia en la cabeza a ese adorable niño de rostro sonrojado—. Oh, entonces deberías decirle a Yosano que también lo es y tú también. No importa si estás de este lado o de ese. Un monstruo es un monstruo.

Atsushi se quedó observándolo fijamente. Ese hombre no parecía ser una mala persona simplemente estaba del lado incorrecto—. Esta persona… su sombra lo ha aceptado —comentó con una pequeña sonrisa y se acercó también para ver el rostro de Kunikida. Luego simplemente ladeó el rostro—. Creo que estás un poco confundido. Los monstruos son humanos e incluso una excepción cuyo juicio está nublado por la humanidad. Como Ango Sakaguchi —apenas pronunció aquel nombre una grieta se abrió bajo su cuerpo, provocando la alarma de todos a su alrededor.

Akutagawa no perdió tiempo ante las palabras de Atsushi y simplemente golpeó a Kunikida contra la pared un par de veces, provocando su inconsciencia y soltándolo—. Bien, ya terminamos. Vámonos —se suponía que debían distraer a Atsu de ese asunto pero la sombra de ese hombre de lentes parecía perseguirlo a donde iba. Y en cierto modo lo entendía ¿cómo olvidar el rostro del hombre que lo asesinó? Era imposible.

Chuuya solamente había permanecido en silencio, escuchando y analizando cada acción/reacción de Atsushi. No importaba cuán buena fuese la actuación de su pequeño cachorro, sabía que solamente el tiempo podría sanar las heridas que su propia muerte le había causado—. Buen trabajo todos, mejor vámonos a retirarnos antes de que lleguen los “refuerzos”.

—¿Eh? Sí, está bien —sonrió Atsushi con calma mientras seguía a los demás hacia la salida. Sinceramente, había sido entretenido, pero no había logrado distraerlo del todo. Suspiró un poco, ignorando que la mayoría de las miradas iban dirigidas hacia él.

Dazai no había pasado por alto el suspiro de Atsu, que de cierta forma parecía un tanto distante. No había problema, él se encargaría de cambiar su preocupación por cualquier otra emoción. Después de todo, era especial para él y un Atsushi triste estaba fuera de discusión en cualquier momento—. Tengamos una cita esta noche. Podemos quedarnos fuera esta vez.

—Me niego. ¡Atsushi es menor de edad y no lo llevarás a ningún motel! Kouyou estaba apuntando su abanico cerrado hacia la cara de Dazai que por inercia había levantado las manos.

—No voy a llevarlo a un motel, iremos a mi departamento. Y solamente necesito la aprobación de Atsushi, porque  Mori ya está consciente de que pienso llevarlo conmigo esta noche —soltó con una sonrisa triunfante Dazai.

Chuuya carraspeó con suavidad mientras mantenía el paso hacia el auto que estaba esperándolos a una cuadra—. Sinceramente, no estoy de acuerdo, pero voy a considerar la decisión de Atsu. Después de todo, Dazai también es un miembro oficial de la Port Mafia ahora —y es que se había unido después de una larga conversación con Mori, donde Elise había dado la última palabra.

—Humph… Hagan lo que quiera —Akutagawa estaba cabreado y eso se podía notar al ver a Rashōmon morder el aire en busca de cualquier cosa, simplemente quería aplastar algo.

—Quiero ir —fue todo lo que murmuró Atsushi con el rostro enrojecido mientras unía sus manos  con nerviosismo. Siempre que estaba con Dazai se sentía lleno de una estúpida seguridad. Sería capaz de hacer una locura con esos pensamientos dominándolo.

—Entonces decidido~  Ya verás que será muy divertido~ —comentó mientras sonreía ampliamente. Ignorando por completo las otras tres miradas que parecían querer aplastarlo en ese mismo momento. Dazai no tenía ningún remordimiento al asesinar, tampoco lo carcomía la culpa ni nada parecido. Todo seguía su curso, así debía ser todo. Kunikida seguía vivo y eso hasta cierto punto era un alivio, antes de que Oda abandonara la ciudad, le pediría que hablara con él.

 

No muy lejos de allí en la oficina de la Port Mafia, Mori Ougi observaba su ciudad desde la ventana acompañado de la pequeña Elise que dibujaba sobre su escritorio. El clima estaba extrañamente cálido, el sol brillaba y solamente un par de nubes tenues flotaban en contraste con el cielo. Era el perfecto escenario para triunfar.

—Parece que todo ha salido bien. A pesar de que fue solo una misión de distracción para Atsu, nos da mucha más autoridad de la que teníamos antes. Las personas se darán cuenta de que no hay autoridad más poderosa que nosotros —comentó el poderoso hombre con una sonrisa en el rostro.

—Ciertamente es un punto a nuestro favor —murmuró Elise con su vocecita infantil mientras desviaba su mirada de la hoja hacia el hombre que le estaba hablando—. El porcentaje de excepciones de la ciudad está aumentando cada día, al parecer las sombras que escaparon en esa ocasión están ganando terreno.

—¿Y cómo lo están tomando sus contenedores? —Mori sonrió un poco y fue a sentarse junto a la pequeña rubia.

—Va muy bien. Hemos estado monitoreando su evolución y puedo decirte que el cien por ciento de los casos se ha adaptado a su nueva condición con rapidez. Al notar que su condición es algo normal no entran en pánico y empiezan a disfrutar de su habilidad. A este paso, podríamos realizar la erradicación total de humanos en la isla dentro de 6 meses —la rubia sonreía también. Esas eran unas maravillosas noticias para todos. El sitio que deseaban estaba a punto de ser logrado.

—Oh, esa es una muy buena noticia, sin embargo, no vamos a confiarnos y seguiremos con una estrategia agresiva para poder asegurar que todo vaya por el camino correcto. La intervención internacional está controlada y no parece que vayamos a tener problemas futuros si nos deshacemos completamente de cierto grupo gubernamental —Mori estaba al tanto de que siempre y cuando la experimentación con sombras fuera detenida, el mundo podría llegar a un “acuerdo”.

—Lo sé. De todas maneras estoy al pendiente de todo. Incluso Oda Sakunosuke está planeando volver a su ciudad pronto lo que quiere decir que él dejó de ser una amenaza. Preveo que en un futuro se podría convertir en un poderoso aliado. ¿No es bueno? —Elise mantuvo sus grandes ojos azules sobre el rostro de líder y al verlo reír, simplemente asintió.

—Después de todo parece que Atsushi podrá obtener la paz que desea más pronto de lo que todos creíamos. Esta isla será el paraíso en el que ser una excepción será tan natural como respirar. Kyouka y Q podrán disfrutar de su infancia como cualquier niño. Y, por supuesto, la Port Mafia será el organismo representante de la isla y por lo tanto continuaremos nuestro deber de proteger este sitio.

 

Las horas fueron llevadas por el viento rápidamente y el reflejo de una luna creciente apareció sobre el rojizo cielo del ocaso. La brisa había empezado a soplar, convirtiendo las calles de Yokohama en un paraíso fresco para cualquiera que quisiera salir a pasear. Y ese era el caso de cierta pareja que caminaba tomados de la mano hacia cierto restaurante.

Dazai conversaba amenamente con Atsushi que parecía entretenido con cada palabra que salía de su boca. Sinceramente, sería bueno si pudiesen disfrutar de esa tranquilidad con mayor frecuencia—. ¿Cómo te sientes con respecto a lo de hoy?

—Fue divertido… pero también por un momento fue tenebroso. Mientras más sangre brotaba menos parecía que pudiese detenerme con el siguiente y esta vez no fue culpa de Byakko —comentó Atsu mientras ponía su mano libre sobre su pecho, sabía que en ese momento no había sido su sombra la culpable.

—No eres un monstruo, solo quiero que recuerdes eso —Dazai le abrió la puerta al menor para ayudarlo a pasar. En esa ocasión había escogido un lugar donde servían ramen. Los acabados de madera oscura y el color crema de las paredes iban perfecto con el ambiente. Una barra con taburetes altos y mesas de madera clara. Iba en conjunto con distintos tipos de plantas que adornaban el sitio estratégicamente.

—Sí, gracias —asintió Atsu antes de disponerse a analizar el sitio, era realmente bonito a su parecer. El ambiente de alguna manera lo hacía sentir confortable. Tal vez eran las plantas y la madera que le recordaba tanto al bosque que había visto en los sueños de Byakko. Escogió una mesa que estuviese en la esquina y se acomodó en su puesto—. Es bonito ¿verdad, Byakko?

La sombra del enorme felino se manifestó justo detrás de su excepción para asentir—. Estoy completamente de acuerdo. Me gusta el ambiente —sus orbes amarillos se dirigieron con frialdad hacia Dazai que se sentaba justo frente a ellos.

—Vamos a comer hasta llenarnos, después de todo hicimos un buen trabajo el día de hoy. ¿Tú qué opinas, Byakko? —sonrió con calma Dazai al tigre. Realmente no le importaba estar bajo su vigilancia, siempre mantendría un ojo sobre Atsushi. Después de todo eran excepción y sombra, era una relación natural.

—Lo hicieron bien, Atsu estuvo genial —la enorme sombra desapareció antes de que la mesera se diera cuenta de su presencia. No iba a causarle problemas a su excepción ahora menos que parecía estar por fin relajada después de un día ajetreado.

Atsushi estaba emocionado por la cena y claro que un halago por parte de su sombra hizo que su humor estuviese todavía mejor ¿y cómo no? Se había esforzado en no ser una molestia para su querida sombra—. Fue entretenido… —apenas dejaron el menú en su mesa sonrió y lo empezó a ojear.

Dazai sonreía tranquilamente, sin quitarle la mirada de encima a Atsushi. Obviamente era su prioridad y quería que disfrutara de la cena—. Yo quiero un tazón de ramen y una porción de arroz —no era la primera vez que iba a ese sitio por lo que ya sabía sobre las especialidades de la casa.

—¡Oh! Entonces yo también quiero un tazón de ramen, dos porciones de arroz y una soda por favor —Atsushi se apresuró a ordenar pues moría de hambre luego de haber estado usando a Byakko durante la tarde.

—Para mí un agua —concluyó el detective antes de volver a fijar la mirada en el cachorro. Atsushi parecía feliz y eso era sinceramente un alivio—. ¿De verdad te sientes bien? Sé que la idea de matar era algo a lo que huías con bastante fuerza, por eso estoy algo preocupado por ti.

Por un momento Atsushi se sintió avergonzado… Había hecho que Dazai se preocupara por él, pero al mismo tiempo estaba un poco feliz. Después de todo, la persona que tanto le gustaba solamente parecía tener ojos para él—. Al principio pensé que sería más difícil para mí, pero pensé en la rabia y frustración que me dio morir… Y simplemente use mis garras. Yo quería evitar matar… siempre pensé que había otras formas para poder obtener lo que buscábamos, pero estaba equivocado. Estoy tratando de adaptarme —aseguró el niño de cabellos.

Dazai Osamu no podía creer lo rápido que un niño podía adaptarse a diferentes situaciones, si bien sabía que Atsushi era especial en muchos sentidos, nunca paraba de sorprenderlo. Era simplemente hermoso—. Está bien, es bueno que seas joven y puedas cambiar las cosas con tanta rapidez.

—¿Tú crees? De alguna forma siento que es más que eso… Es como si algo dentro de mí hubiese cambiado… —comentó Atsu mientras se llevaba la mano al pecho. No obstante, simplemente sacudió el rostro antes de dedicarle una sonrisa confiada a Dazai—. Estaré bien. Tengo un hogar al que volver y personas que me aman. Eso es todo lo que necesito.

Era doloroso escuchar por parte del menor que algo en su interior había muerto, claro, él sabía tan bien como Byakko que era debido a la oscuridad que lo había envuelto. Pero encontrarían la forma de superarlo, estaba más que seguro. Y si su subconsciente lo decía era porque sería así—. Confío en que entonces no debo preocuparme por ello —Dazai le devolvió la sonrisa al menor, asintiendo.

—Creo que nunca lo he preguntado, pero ¿por qué te uniste a la policía en primer lugar? —el pequeño cachorro por fin se atrevía a indagar un poco sobre la vida del castaño. Incluso ahora que estaban mucho más cerca se sentía inseguro sobre hasta dónde debería preguntar...

—¿Tienes curiosidad? Está bien, voy a contarte si eso es lo que quieres —Dazai creía firmemente que era adorable ver a Atsushi desenvolverse poco a poco. Más allá de la faceta tímida que le gustaba, sabía que había muchas otras que desconocía. Y él odiaba no saberlo todo de algo que quería con tanta fuerza—. Verás… Si yo le doy un ratón a mi gato… ¿lo preferirá muerto o vivo?

—Definitivamente lo preferirá vivo —anunció Atsushi sonriendo ampliamente. Eso era fácil, a los gatos les gustaba cazar, la adrenalina de perseguir a una presa. Un ratón muerto definitivamente no iba a ser de su agrado.

—Fue lo mismo para mí. El irme directamente al lado de la Port Mafia era un escenario menos entretenido que ir primeramente a la policía. Ciertamente era lo contrario a lo que quería hacer, pues estaba ayudando a los sujetos que experimentaron conmigo… Pero allí también conocí e hice amigos. Lamentablemente no puedo decir que todo fue bien para nosotros, pero el hecho de alargar mi camino fue divertido —Dazai hablaba con tranquilidad, comentando aquello como si se tratara del clima. Y en cierto modo, así era.

—Oh… entonces ¿lo hiciste de esa forma porque era más divertido? —al ver a Dazai asentir con una sonrisa simplemente suspiró. Realmente ese hombre estaba lleno de misterios.

La mesera volvió con su orden y Dazai no pudo evitar reír cuando los ojos de Atsushi se iluminaron por la comida. Realmente era muy fácil de leer—. Dejemos de hablar y vamos a disfrutar de nuestra cena —Dazai no tardó en empezar a comer, divirtiéndose al notar que Atsu prácticamente devoraba su plato de ramen junto a las porciones de arroz. Seguramente eso apenas era el inicio.

 

Tres platos de ramen y cinco porciones extras de arroz después, por fin Atsushi estaba complacido y satisfecho. Byakko ronroneaba desde la sombra, pues se había dispuesto a  dejar disfrutar a su excepción del momento. Casi nunca le daba privacidad pero había decidido que por esa noche le permitiría a Dazai ser el único que hiciera feliz al cachorro. Claro, todos eran conscientes de que eso iba a ser un problema al día siguiente. La mafia no dejaría que el hombre que manchó al tigre se fuera sin hacerse responsable.

Tanto el detective como el tigre caminaban tomados de la mano hacia el departamento del más alto.

—Eso estuvo delicioso, muchas gracias por traerme, Dazai —Atsushi sonrió ampliamente después de limpiarse los labios. Estaba realmente feliz de haber ido con el detective a ese lugar.

—De nada, me alegra que lo hayas disfrutado. Quería que te divirtieras —Dazai sonreía contagiado por la emoción del menor. Nunca esperó que realmente Atsushi se volviera tan importante para su persona, pero lo era. No iba dejar que nadie le arrebatara esa felicidad.

—Sí… —Atsushi bajó la mirada hacia el suelo por unos momentos. Sonrió y con la misma tranquilidad volvió a fijar la mirada en el camino. La suave brisa acariciando su rostro y el ruido de los insectos era todo lo que podía percibir. Le gustaba esa calma y la sensación placentera que recorría su pecho mientras estaba hablando con Dazai.

Dazai miraba de reojo al menor, disfrutando cada una de las expresiones que éste le dedicaba. Era realmente adorable. Si pudiese estar siempre con Atsushi nunca se aburriría. Ese era un hecho que no podía negar de ninguna manera. Ah, estaba bien. Desde el inicio sabía que no podría ganar contra el hechizo del tigre. Por primera vez en su vida, deseó que esa paz no terminara.

 

Atsushi siguió con calma al castaño hasta un edificio de ladrillo rojo, puertas y ventanas de madera oscura. La construcción de tres pisos le resultó llamativa pues se encontraba situada en una esquina. Sinceramente Atsushi creía que Dazai era ese tipo de ermitaño que habitaba en una cueva lejos de la ciudad. Soltó una suave risa ante su propio pensamiento y continuó tras el más alto.

No se perdía detalle alguno de las paredes, pero sobre todo… no soltaría la mano de Dazai, pues en ella había encontrado la seguridad y la fuerza que siempre había querido para no escapar de ninguna situación.  Desde que lo había conocido las cosas habían ido cuesta arriba para él… Claro, cosas terribles habían ocurrido, pero las había superado sin echarse a morir. Eso estaba bien.

—¿Tan interesante es este edificio? —preguntó Dazai con una sonrisa al notar que el chico de cabellos cenizos parecía flotar en un sitio lejano.

—¿Eh? No, no… es que solamente estaba recordando. Y claro que es interesante. A pesar de que hemos pasado mucho tiempo juntos, siento que no sé nada de ti, Dazai  —se quejó Atsushi haciendo un leve puchero—. Con permiso —murmuró antes de pasar con calma mientras entraba al departamento del detective. Como esperaba era tan monótono…

—Pues ya ves, acabo de mostrarte otro lado de mí. Eso quiere decir que no puedes escapar de mí, Atsushi —sonrió con calma antes de cerrar la puerta tras ellos. Respiró profundamente, debía calmarse y no cometer ningún error o podría hacer que el cachorro escapara de sus manos.

—No pensaba escapar. Sería inútil ¿no? —sonrió con calma acercándose hacia el sillón de cuero negro. No había muchas cosas en las que fijarse, ni rastros de un color brillante. Repentinamente se dio cuenta… Estaba solo con Dazai en su apartamento ¡Por dios! Repentinamente la vergüenza subió a su rostro, dejándolo estático. Su corazón latía con fuerza… podía sentir cada latido pegar fuertemente contra su pecho…

Dazai estaba a punto de bromear nuevamente con Atsu cuando se dio cuenta de que en realidad el menor parecía haberse dado cuenta de lo que iba  a ocurrir—. Jajajaja~ ¿En serio? ¿Apenas acabas de darte cuenta de que estaremos los dos solos? —de verdad que aquello era realmente gracioso.

—P-… ¡Pero! —Atsushi se encontró de cierta manera contrariado por la situación. No obstante… entendía perfectamente la situación en la que se encontraban y por eso reunió todo su coraje. Respiró profundamente antes de revolver sus cabellos. Listo, de vuelta a la calma—. C… Cierto, sabía que pasaría… es solo que rara vez estamos solos…

Sin duda alguna Atsushi estaba lleno de sorpresas… Dazai sonrió con ternura al verlo intentar tranquilizarse, era natural que estuviese tan nervioso. Era extremadamente lindo. Se acercó para abrazarlo, juntando sus frentes—. Confías en mí ¿no? No voy a hacerte nada que te haga daño y si no quieres algo solo debes decirlo.

El cachorro de inmediato se sintió más calmado por las palabras de Dazai, sin duda alguna él era especial… su voz siempre lo hacían cambiar fácilmente de estado de ánimo—. Confío en ti… Sí, está bien —Atsu sonrió y cerró sus ojos al corresponder el suave beso que el contrario depositaba sobre sus labios.

—Eres adorable, Atsushi —Dazai lo abrazó nuevamente antes de tomarlo en brazos como si fuese un niño para llevarlo hacia su habitación. Era suyo, así que combinaría perfectamente con sus sábanas.

—No lo soy —se quejó el menor sin poner ninguna resistencia a ser cargado. Al contrario, Atsu se abrazó con suavidad al cuello de Dazai. Estaba feliz de sentir el calor corporal del contrario.

—Claro que lo eres, por eso atrapaste a este bicho raro con tu hechizo —se burló Dazai mientras entraba a su habitación, sentándose y dejando al menor sobre su regazo.

—Creo que no puedo pelear contra eso… —ante el puchero de Dazai, Atsushi soltó una suave risa. Posó sus manos sobre los hombros ajenos. El amor realmente volvía a las personas tontas.

—Ese es un buen inicio —Dazai sonrió levemente mientras deslizaba sus manos para sujetar la cintura del menor. Definitivamente se aseguraría de dejarle un recuerdo placentero al cachorro. Con lentitud volvió a unir sus labios, esta vez de forma más agresiva.

Atsushi simplemente se dejó guiar por la intensidad del castaño. Entreabrió lentamente sus labios guiados por los ajenos en un movimiento que hacía su pecho arder. Jadeó suavemente apenas sintió que el aire le faltaba y entreabrió sus ojos, encontrándose con la mirada de Dazai—. Ah… Q-… ¿Qué pasa?

—Nada, es solo que te ves terriblemente lindo en estos momentos —inevitablemente, el detective sonreía y en un simple capricho se relamió, causando en Atsu un sonrojo aún más intenso. Deslizó sus manos hacia el pecho del menor y fue desabotonando su camisa.

—E-… Espera Dazai… —Atsu se estremeció al verse a merced del detective. Era realmente extraño estar sin camisa frente a él y por inercia intentó cubrirse el pecho—. No solo yo… —su corazón estaba a punto de salir corriendo por su boca.

—Oh, claro —Dazai se detuvo, no sin antes dar una mirada a la lisa piel del cachorro de tigre. Lo ayudó a bajarse de su regazo y con lentitud tomó su rostro nuevamente. Juntó sus labios en un profundo beso mientras con sus manos guiaba las del tigre hacia su camisa. Si el menor quería ser proactivo iba a apoyarlo.

A pesar de que las luces estaban apagadas, Atsushi podía ver perfectamente… Si tan solo su mente no estuviese llena de bruma podría pensar de forma correcta. Como pudo, fue deshaciéndose de la camisa de Dazai también hasta que ambos estuvieron en igualdad de condiciones—. D-… Dazai… —susurró el cachorro separando muy levemente sus labios.

—Definitivamente me lo estás poniendo difícil… —murmuró Dazai con voz ronca… Estaba excitado, ver a Atsushi sonrojado y jadeante era algo más tentador de lo que esperaba. Se deshizo de sus zapatos y los del menor con agilidad.

Atsushi no se dio cuenta de cuándo el mayor lo había puesto contra la cama… pero la visión de Dazai con la respiración entrecortada y esos ojos color caramelo viendo en lo más profundo de su ser, definitivamente lo tenía en un aprieto. Sonrió levemente, asintiendo poco después para darle todo el permiso que el castaño necesitaba…

El resto de las ropas terminaron por volar a algún lado de la habitación sin que Dazai les prestara demasiada atención. Solamente tenía ojos para Atsushi acostado en su cama completamente desnudo y tembloroso. Jadeó de pura excitación y antes de darse cuenta ya estaba comiéndose los rosados labios del menor.

Si hubiese sabido que algo tan vergonzoso podía hacerlo sentir de esa manera, definitivamente no habría hecho esperar tanto a Dazai… Atsushi intentaba seguir la intensidad del beso sin ahogarse, cosa que le resultaba casi imposible—. Mmgh…. —las manos del castaño estaban haciendo estragos en su cuerpo y él no podía más que rozar la espalda ajena.

Dazai estaba completamente concentrado en deslizar sus dedos por  los lugares correctos del cuerpo del cachorro y por sus estremecimientos lo estaba logrando. No tardó demasiado en separar sus labios de los ajenos mientras se acomodaba entre las piernas del menor—. Confía en mí, te sentirás bien —le aseguró una vez más a Atsushi.

 —E… Está bien… —Atsu se estremeció al sentir los dedos de Dazai rozar su entrada. Cerró los ojos con fuerza e intentó respirar lo más calmadamente posible—. ¡Mmghh! —alcanzó con su boca una sábana.

El detective estaba tomándose la situación con toda la calma que su erección le permitía. Definitivamente, la visión que tenía no lo ayudaba en nada a controlarse. Empezó con un movimiento de dedos suave y apenas logró hacerlo ceder, insertó otro dedo. Respiraba pesadamente, deseando enterrarse en ese estrecho interior más pronto que tarde.

Poco a poco, la incomodidad inicial estaba desapareciendo y una placentera sensación se instalaba en su vientre. Atsushi se estremeció ante la intromisión de un nuevo dedo y soltó la mordida que había estado ahogando los extraños sonidos que salían de él—. Ah… Ahm…. D-… Dazai… p-… para~

Dazai sonrió complacido, podía reconocer ese tono lascivo en cualquier pareja. Por eso deslizó su mano libre hacia la erección ajena para empezar a acariciarla sin dejar el movimiento de sus dedos. Pronto el sonido de un fuerte gemido y  la esencia del menor vertiéndose sobre su mano lo hizo sentirse aún más complacido.

—Ahh… Ah… —un jadeante Atsushi aferraba sus manos a las sábanas mientras su cuerpo intentaba recuperarse del reciente clímax. Sus mejillas ardían y su mente estaba todavía parcialmente nublada.

Dazai  no podía dejar que nadie viera esa faceta de Atsushi, jadeante, desnudo, con los labios bellamente enrojecidos al igual que sus mejillas… No, ya no podía seguir esperando. Lamió levemente la esencia del menor de sus dedos y sujetó las caderas ajenas. Respiró pesadamente, sabiendo que necesitaría todo su autocontrol para no sobrepasarse.

—¡Arghhm! —Atsu se estremeció  y buscó aferrarse a la espalda de Dazai apenas lo sintió entrar. Respirar por un momento se le hizo difícil y algunas lágrimas se acumularon en la comisura de sus ojos—. N… no t… te detengas…

—A estas alturas… no creo que pueda aunque me lo pidieras —murmuró con voz entrecortada Dazai. Su propia excitación lo estaba volviendo loco, pero lo menos que quería era terminar lastimando a Atsushi. Se mordió levemente el labio antes de empezar a moverse en ese estrecho interior..

Los gemidos no tardaron en empezar a abandonar los labios de Atsu que clavaba levemente sus uñas en la espalda de Dazai. En esos momentos todo lo que podía sentir era calidez… Podía sentir claramente los sentimientos de Dazai, que lo veía como algo tan precioso hasta en esos momentos. Era amado y por eso podía continuar viviendo de la forma en la que era. Estaría bien porque ese hombre de cabellos castaños siempre velaría por él.

—Mhh… —la excitación que Dazai sentía iba en aumento al igual que sus embestidas. Los gemidos de Atsushi cercanos a sus oídos no hacían más que desesperarlo. Quería marcarlo, hacerlo suyo y que nadie nunca más se atreviera siquiera a mirarlo con malas intenciones. Juntó sus bocas nuevamente en un intenso beso a la vez que sus movimientos se hacían más profundos.

—¡Mmgh! ¡Mghh! —Atsu empezaba a sentir nuevamente ese cosquilleo en su vientre, por lo que con cada nueva embestida volvía a aferrarse con fuerza a la espalda del castaño. Era su tabla de salvación en esos momentos. Los labios de Dazai presionaban contra los suyos y simplemente no podía pensar en nada que no fuese el excéntrico detective.

Dazai separó levemente sus labios de los ajenos antes de concentrarse nuevamente en sus movimientos. Se estaba sintiendo tan bien. Definitivamente haría de esa noche una inolvidable para Atsushi.

—¡Ahhhm! —el orgasmo volvió a invadir con fuerza el cuerpo de Atsushi que arqueó su cuerpo y sin poder evitarlo buscó morder el hombro de Dazai. Su cuerpo tembló y mucho más al sentir que el contrario lo secundaba, llenándolo.

 

Por un segundo la habitación fue llenada de un extraño silencio, seguido de las respiraciones agitadas de ambas excepciones. Dazai ahora reconfortaba a Atsushi que se aferraba suavemente a su pecho, agotado.

Dazai acariciaba lentamente la espalda del menor, delineándola con la yema de sus dedos. Al parecer su vida cobraba sentido en esos momentos en los que el menor se aferraba a él de esa forma. Lo hacía creer que era indispensable para él—. Eres hermoso —murmuró sin quitarle la mirada del rostro. Su respiración seguía siendo irregular, pero bueno… una ronda no era suficiente.

Un intenso sonrojo cubrió el rostro de Atsu y simplemente se ocultó en el pecho del castaño. Cuando lo decía en esa situación le era difícil rechazarlo.  Claro que le dolía el trasero, pero… ¡estaba tan feliz! De alguna manera su instinto le decía que Dazai ahora le pertenecía y era un pacto hasta la muerte. Jadeó suavemente antes de soltar un suave ronroneo—. Déjame en paz…

Dazai soltó una suave risa—. Lamento decirte que ahora no podrás deshacerte de mí. Será mejor que descanses, la noche apenas comienza —comentó con voz relajada y una sonrisa en los labios.

—¡¿Ehhh?! —Atsu elevó su mirada encontrándose con los ojos de color caramelo que lo observaban acusadoramente. Soltó a Dazai antes de voltearse, dándole la espalda—. Tenemos que regresar temprano…

—Claro que no. No tenemos hora de regreso —desmintió Dazai, abrazando a Atsushi desde atrás para rodearlo protectoramente con sus brazos. Cerró sus ojos por un momento, estaría bien si el mundo se destruyera en ese momento o ambos simplemente murieran… Sí, de esa forma podrían quedarse allí para siempre.

Atsushi suspiró suavemente antes de sujetar con sus manos las de Dazai sobre su pecho. Sonrió levemente. Era realmente afortunado… había pasado de no tener nada a tenerlo todo en unos meses. Pronto se sintió adormilado y terminó su “berrinche” para poder acurrucarse en el pecho de Dazai—. Déjame dormir un poco…

—Buenas noches, bella durmiente —murmuró antes de acomodarse con el menor en brazos. Ya luego se encargaría de limpiar el desastre en la cama y al mismo Atsushi.

 

Nuevamente el silencio llenó la habitación, esta vez… solamente las respiraciones de dos personas podían escucharse. La luna creciente iluminaba la isla, el viento invernal parecía acariciar todo a su paso y el sonido de las olas retumbaba por las solitarias calles de Yokohama.

 

 

 

 

 

 

Tic tac suena el reloj

Las manecillas avanzan sin parar.

¿Hacia dónde vas?, preguntó el pasado.

A olvidarte, murmuró antes de desaparecer.

 

Las sombras de un barco

Los espíritus de los niños perdidos vagan

¿Qué vas a hacer, mi pequeño tigre?

La verdad siempre saldrá a la luz.

 

Los recuerdos de un niño

Las respuestas de los adultos

La inocencia está libre de culpa

En el sueño eterno, la verdad reposa.

 

La pesadilla extiende sus cadenas

El tigre usa sus garras

La tristeza ha caído en gravedad

Porque son indignos de ser humanos. 

 

 


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