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Au Bord De L'Abîme por HarukaChan

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Kunikida Doppo se estaba volviendo loco en la oficina de policía, acababa de regresar de uno de los peores escenarios en los que había estado: un almacén lleno de cuerpos desmembrados y arrojados por todos lados… Las marcas de sangre en las paredes eran algo con lo que soñaría esa noche, estaba seguro. También había tenido que enfrentarse al tan temido Akutagawa, por suerte había logrado salir casi ileso de ese encuentro, teniendo un par de moretones y rasguños. A pesar de que esa excepción era sumamente poderosa, no usaba mucho el cerebro, era una suerte para el rubio.

— ¡Maldición! ¡¿Puede alguien ir a buscar al desgraciado de Dazai?! —ya estaba harto, pelear con las excepciones no era su trabajo, era el de ese inútil desperdicio de vendajes, que ni siquiera tenía la decencia de mostrar su cara por allí cuando la policía se encontraba en crisis.

—Es temprano para que estés haciendo escándalo, Kunikida —cierto detective se acomodaba la gorra mientras se acercaba al rubio que parecía estar a punto de desmayarse debido al estrés. Era nada más y nada menos que el súper detective: Ranpo Edogawa. Para ese día llevaba su atuendo “profesional”: un gorro y una “capa” de color marrón claro. Debajo de ésta, lucía una camisa blanca de botones y sobre esta última un chaleco de color negro. En su parte inferior utilizaba unos pantalones cortos, que dejaban ver sus largas medias blancas y sus mocasines de color negro. Tenía un atuendo digno de un detective.

— ¡Ranpo-san! Por fin vuelve, estamos en crisis —se apresuró a decir el policía. Era un milagro que el azabache apareciera en esos momentos en los que de verdad necesitaban de una excepción poderosa para poder contrarrestar los ataques de la Port Mafia a la ciudad.

—De verdad que ustedes son una banda de inútiles. Ya tienes a Oda Sakunosuke para enfrentarlos y aun así eres incapaz de ordenarle adecuadamente. Eres un buen policía hasta que se trata de excepciones —Ranpo lanzó un suspiro antes de llevarse las manos a los bolsillos. Nunca se erguía completamente y siempre parecía estar encorvado como un anciano; era un sujeto raro, no era algo que el mundo a su alrededor desconociera.

—No es como si pudiese saber dónde van a atacar… y tampoco soy tan fuerte como para enfrentarme en una batalla mano a mano con ellos mientras puedan usar sus sombras. Si Dazai estuviera, no habría problema, podríamos capturarlos sin mucho esfuerzo —comentó Doppo con el ceño levemente fruncido. Sabía que dependían demasiado del asesino de excepciones, pero era inútil que un humano intentara combatir a un monstruo.

—Los humanos son realmente inútiles —no tardó en sacar sus lentes de entre su camisa y abrió sus ojos… Una brisa misteriosa lo rodeó como si fuese un remolino alrededor de Ranpo, y apenas se detuvo, éste guardó los lentes nuevamente y su verde iris desapareció gracias a los párpados—. Muy bien, apenas regrese Oda, lo mandarás a interceptar esta dirección. Allí va a reunirse Chuuya con Akutagawa, así que ve con él de todas formas. Odasaku no tiene una sombra ofensiva como ellos, así que podría enseñarte un par de trucos para que dejes de ser una carga —aseguró aquel prodigio que mantenía una sonrisa ladina. Él tenía otras cosas que hacer, pero ya que Yukichi le había pedido que echara una mano a la policía… simplemente no había podido negarse.

Las palabras de Ranpo lo hicieron bajar levemente la mirada, no es que no fuese consciente de lo inútil que era, pero ser llamado de esa forma por alguien menor era patético. No importaba cuánto Kunikida se esforzara en ser más y más fuerte, pelear contra las sombras siempre le recordaba que era inútil. Maldición… —. Muy bien —tomó el papel con la dirección que el detective le dio—. ¿Sabes dónde está Dazai?

— ¿Oh? Ese estúpido está intentando ganar el favor del tigre, pero si no se apresura a dejarlo solo va a recibir una visita no grata por parte de la Port Mafia. Ese hombre definitivamente tiene muchas ganas de morir a manos de ellos —el de cabellos azabaches realmente no estaba interesado en lo que Dazai Osamu hiciera con su vida. Todo alrededor de esa excepción se convertía en locura, era mejor mantener la distancia—. No te sugiero que intentes mandar personal para capturar a Atsushi, es muy sensible al estrés y seguramente los mataría a todos. Además, si tú y Odasaku lo hacen bien, nadie irá a atacar al suicida —con esas palabras Ranpo guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón y salió con la misma prisa que había entrado.

Kunikida se mantuvo en silencio mientras sus orbes seguían la espalda ajena, de verdad que todas las excepciones eran extrañas. Incluso aquellas que se habían... de alguna manera adaptado a una sociedad humana, como Ranpo y Dazai. Entendía que las excepciones no pudiesen sentirse completamente a gusto rodeadas de seres humanos, pero cada uno parecía haber creado una burbuja en la cual nadie podía entrar… No lo entendía.

 

— ¿Qué ocurre, Kunikida? Parece como si estuvieses pensando algo demasiado a fondo  —Oda Sakunosuke dejó el informe en la mesa del rubio, éste lo había escrito a mano durante el viaje de regreso a la oficina. Perder tiempo no estaba en sus planes, además de que necesitaba terminar rápido para poder reunirse con Dazai. Era cuestión de tiempo para que la Port Mafia se enterara de que Atsushi no estaba en el cuartel.

— ¡Ah! Justo a tiempo, Odasaku. Hace nada estaba Ranpo por aquí, vas a acompañarme en lugar del desperdicio de vendajes —el rubio se acomodó los lentes antes de encaminarse hacia afuera, donde un auto ya esperaba por ellos.

Lejos de allí, en una zona poco concurrida de la ciudad se encontraban Chuuya junto a Akutagawa, ambos habían acabado con sus asignaciones para ese día, sin embargo, habían recibido un mensaje de Kouyou, donde les decía que Atsushi no estaba en ningún lado del cuartel y tampoco había dejado algún rastro de su paradero. Por supuesto eso había alertado de inmediato a ambos chicos que se encontraban formulando un plan de búsqueda para encontrar lo antes posible al tigre. Un segundo de retraso podría costarle la vida a ese chico tan preciado para la mafia.

—No puedo creer que ese idiota saliera solo, ¡por eso te digo que deberíamos encerrarlo en su habitación! —gruñó Akutagawa mientras Rashōmon parecía serpentear detrás de la silueta de ese joven chico. Estaba cabreado al nivel más alto, quería ir a buscar a Atsushi y arrastrarlo de vuelta a la fuerza.

—Mori se molestaría si hiciéramos eso. Me siento frustrado también, pero no podemos sacar conclusiones apresuradas y actuar como seres sin raciocinio. Además, seguramente Atsushi tendrá una razón de peso para lo que hizo. La Mafia es su hogar, no su prisión y quiero que tú empieces a entenderlo ¿de acuerdo?  —Chuuya era como siempre el pensamiento racional de ese equipo. Confiaba plenamente en que Byakko no permitiría que nada malo le pasara a Atsushi.

— ¡Ya lo sé! ¡Por eso él debería tener cuidado por dónde anda! —gruñó nuevamente el azabache—. Siempre hace cosas estúpidas que lo ponen en peligro, no lo soporto… —estaba empezando a impacientarse. Estar allí sin hacer nada  lo hacía poner aún peor—. Chuuya, destruyamos la ciudad hasta encontrarlo.

Un suspiro de frustración abandonó los labios del pelinaranja, definitivamente su subordinado necesitaba una pastilla de paciencia—. Nunca cambias, en ese entonces cuando los recogimos en el barco tú también te interpusiste para que no pudiésemos acercarnos a Atsushi —en ese entonces él era mucho más joven y Akutagawa apenas un niño desnutrido. Las cosas no habían cambiado del todo desde ese momento. Akutagawa seguía siendo un perro rabioso y él continuaba desbordante de fabulosidad, la vida era egoísta con algunos, pero no con él; sonrió ladinamente ante el recuerdo, en ese entonces aún no era un enemigo declarado de Dazai.

—Ya te he dicho, se lo debo —se quejó aquella feroz excepción mientras empezaba a caminar de un lado a otro como una bestia enjaulada.

—Vas a hacer un pozo en el suelo —se burló Chuuya con una sonrisa—. Los jóvenes son tan apasionados en sus amoríos, pero si te duermes, Dazai se llevará a Atsushi —de un salto esquivó el golpe de Rashōmon que había dejado un agujero en el pavimento. Definitivamente tenía un monstruo bajo su mando.

Akutagawa tenía el ceño fruncido al igual que sus labios. Era evidente que no le hacía gracia aquello, el tigre era la existencia que deseaba derrotar incluso cuando no entendía del todo su naturaleza—. Él no puede tenerlo, nadie puede tenerlo, ni siquiera yo… Porque Atsushi le pertenece a Byakko, no lo comprendo, yo soy una mejor excepción que él, pero su sombra es más fuerte que la mía.

Chuuya se llevó las manos a su nuca y sonrió ladinamente—. Incluso así, pienso que Byakko dejaría que Atsushi estuviese con ese estúpido. Con respecto a tu duda, Mori y yo tenemos nuestra propia teoría, sin embargo, prefiero dejar que mi lindo alumno lo descubra por sí mismo ¿no es mejor? —esta vez dio un corto salto hacia atrás, esquivando nuevamente la zarpa que había golpeado el suelo, destrozándolo.

—Cállate, no necesito que me facilites nada. Además, nada inteligente sale de tu boca cuando estás con ese pedófilo —aseguró Akutagawa, cubriéndose los labios apenas una fuerte tos lo invadió. Maldición, debía dejar  de desperdiciar energía con Chuuya. Incluso cuando lo trataba de esa forma, no odiaba del todo al pelinaranja frente a él.

—Eres tan poco honesto —se apresuró con pasos gráciles hacia el azabache y con suavidad acarició la cabeza de la sombra de ese violento niño—. Vamos, Rashōmon… Yo no soy un enemigo, es malo que sigas ciegamente esas emociones tan impulsivas de tu excepción —no pudo evitar sonreír al sentir cómo la sombra se movía para que continuara acariciándolo.

— ¿Quién te crees para darle órdenes a mi sombra? —Akutagawa estuvo a punto de empujar a Chuuya, más simplemente desvió la mirada, ignorando tanto al de orbes azules como a su sombra que parecía disfrutar de esa atención—. ¿Está bien que Atsushi haga lo que quiere? Dazai podría llevárselo.

—Te preocupes demasiado por eso… ¿Cuántos años crees que Atsu ha estado con nosotros? Incluso si Dazai intenta engañarlo para que vaya a su lado, es muy poco probable que lo escoja por encima de la Port Mafia. Atsushi puede no ser muy listo, pero es tan fiel como Hachiko —declaró Chuuya mientras movía su diestra.

—Ya lo sé… —terminó por aceptar el molesto Akutagawa. Tal vez se estaba preocupando demasiado, pero quería evitar a toda costa que la tragedia de hace cinco años se repitiera. No quería ver al Atsushi que había matado a casi toda la tripulación… aquel ser monstruoso carente de emociones… ese que simplemente había estallado debido al estrés y de alguna manera le había perdonado la vida. Nadie más que la mafia sabía sobre eso… Nadie podía saber nunca que tal monstruo se escondía bajo la figura de ese niño.

Ver a Akutagawa con la mirada baja, lo hizo consciente de que seguramente aquella situación se prestaba a llamar recuerdos de un oscuro pasado. Por eso como hacía Kouyou cuando se sentía perdido, acarició la mejilla de Akutagawa con suavidad—. Busquemos a Atsushi juntos, él también es importante para mí, así que no pienses que nosotros no vamos a apoyarte —apenas sintió como el azabache quitó su mano de un golpe; Chuuya sonrió, disfrutando de ver un leve sonrojo en las mejillas pálidas de Akutagawa.

—Bastardo —murmuró el menor mientras su mirada plateada se dirigía hacia un par de figuras que se encontraban entrando al almacén. Pobres inútiles si creían que iban a interponerse en su camino cuando Chuuya ya había dado luz verde para que buscaran al de cabellos cenizos.

—Vaya, vaya. Kunikida Doppo, el triste experimento de este miserable gobierno y Oda Sakunosuke, el detective infalible. Siento decirlo, pero tenemos que ir a buscar al cachorro de la mafia, así que mejor se apartan —Chuuya se alejó de Akutagawa para poder mirar de frente a los recién llegados. Oda parecía querer evitar el enfrentamiento, evidentemente se encontraba incómodo y mantenía una mano acariciando su nuca.

—Me gustaría decir que sí, pero tengo que darle tiempo a Dazai con el tigre, aunque siendo sinceros él no planea hacer nada malo contra Atsushi —aseguró Odasaku con una expresión un tanto forzada, en realidad se encontraba realmente frustrado. Lo menos que quería era enfrentarse a esos dos juntos.

—Así que Atsushi realmente está con ese desgraciado —Akutagawa le dirigió una mirada a Chuuya, y este asintió, dándole la señal para desatar la destrucción sobre las personas frente a él—.  ¡Rashōmon! —la sombra que hasta ese momento se había mostrado tranquila, se había dividido en varias cabezas de lobo que se precipitaban hacia los presentes.

Kunikida no tardó en reaccionar, lanzándose al suelo en una voltereta simple para poder escapar de la sombra de Akutagawa. Volteó a ver a Odasaku, que simplemente se había movido un par de centímetros. Su habilidad era realmente útil, no como la suya… Chasqueó la lengua con frustración antes de levantarse—. Son unos monstruos… —murmuró, recibiendo una punzada en el pecho, a lo que puso su mano sobre éste.

— ¿No es patético? —preguntó Chuuya, volteando a ver a Akutagawa—. Ni deberíamos perder el tiempo con él.

—Hmp… —Akutagawa de por sí solamente estaba mirando al detective de cabellos castaños rojizos—. Es tan patético como para servirles a esos considerados humanos que implantaron la oscuridad en su cuerpo a la fuerza. Alguien así  es más que patético —estiró su brazo y los señaló—. Dejen de estorbarme, basuras —chasqueó la lengua, y fue la señal para su sombra.

Oda se apresuró a correr hacia a Kunikida y lo jaló hacia detrás de unas cajas. Segundos después pudo ver como la zona era bombardeada por el famoso Rashōmon en forma de largas dagas. Las sombras como esa eran las más difíciles de tratar, cambiaban su morfología sin problema, además de su manera de atacar—. ¿No vas a decirles nada? —preguntó Odasaku, antes de voltear a ver a Doppo que apretaba su mandíbula con frustración.

Si pudiese soltar un grito de desesperación ese sería el momento perfecto, pero no era tan patético como para luchar en contra de lo que era más que obvio. Kunikida Doppo no era más que un experimento fallido—. Maldición… —fue todo lo que pudo salir de sus labios, antes de recibir una caricia en su cabeza como si fuese un niño.

—Las sombras también sienten dolor, si pudieses dejar de rechazarla tal vez ella te aceptaría. Mientras tanto, serás solo un gran policía sin ningún talento especial ¿no? —Oda Sakunosuke era partidario de reconocer el esfuerzo de los humanos que trabajaban a su lado, era justamente por ello que su oficina lograba tantos arrestos anuales.

—Awww voy a llorar de ternura. Una poderosa excepción reconocida incluso por los enemigos adulando a un bueno para nada —Chuuya se encontraba “parado” sobre el techo. Dando una voltereta, se dejó caer sobre ellos en la posición perfecta para asestar una patada a cualquiera de los dos… Sin embargo, se vio detenido por el antebrazo de Oda, haciéndolo retroceder con un pequeño impulso—. Realmente eres una molestia —con una sonrisa y el ceño levemente fruncido el de cabellos naranjas expresaba su excitación ante aquella batalla.

—Eso duele —murmuró Odasaku, sacudiéndose el brazo levemente ante el dolor—. Si fuese posible, quisiera evitar la pelea tanto como fuese posible.

—Ya basta, aléjate más —Kunikida se había puesto de pie, y ahora apuntaba a Chuuya con su arma de servicio. Sabía desde el principio que aquello era una mala idea…

Akutagawa odiaba que lo ignoraran ¿por qué toda la atención se iba a Chuuya? Él era igual de peligroso—. Rashōmon —murmuró y la sombra se arrojó contra Kunikida, golpeándolo y arrastrándolo hasta la pared donde lo estampó. Pudo ver la pistola rodar por el suelo mientras mantenía cautivo al rubio contra la pared.

Oda no había podido evitar el golpe contra Doppo, si él se movía, Chuuya aprovecharía para golpearlo… Prefería no exponerse a esos golpes más de lo que fuese estrictamente necesario—. Debería preguntar ahora que tengo la oportunidad… ¿Qué ocurrió en el barco? —se mantenía imperturbable en una posición defensiva. Tenía al de cabellos naranjas frente a él y a Akutagawa en el costado, estaba rodeado.

—Maldición… —gruñó Kunikida removiéndose entre las garras de la sombra de Akutagawa. Era inútil pelear con una fuerza que lo tenía completamente inmovilizado.

— ¿Por qué deberíamos revelarte eso? Además ¿No deberías saberlo a la perfección? El experimento número uno que fue un completo fracaso, las sombras de los muertos fueron capturadas para ser implantadas en nuevos sujetos de prueba. Pero ¿puedes imaginarlo? Una sombra que apenas acaba de hacer contrato con su persona destinada, tiene que verla morir para luego ser implantada en un cuerpo que ni siquiera quiere. Las excepciones que protegen el bien  son culpables de las muertes de todos esos niños —el rostro de Chuuya no delataba la rabia que aquella situación le causaba realmente—. Ya basta de juegos, tenemos que buscar a Atsushi, no estorben.

El detective frunció el ceño levemente, lo que había ocurrido en aquel barco era algo que incluso él desconocía. Ningún alto mando quería recordar aquel fracaso, era obvio que lo mantendrían en secreto de él, que respetaba la vida de los infantes como si fuese el más sagrado de sus principios—. Si ustedes están en lo correcto, su forma de actuar no lo es.

Akutagawa ya empezaba a cabrearse—. Cof* Cof* —se cubrió los labios y luego estiró su mano abierta, para segundos después cerrarla. El grito que se escuchó resonar entre esas paredes, hizo al menor sonreír para luego simplemente dejar que su sombra soltara ese cuerpo inútil y ensangrentado.

El dolor de mil agujas perforando su piel fue todo lo que sintió antes de hacer contacto con el frío suelo, no podía ponerse ni siquiera de pie—. M… Me voy a vengar —la rabia que sentía en esos momentos por aquel miembro de la Port Mafia no era nada comparada con la frustración de su pecho. Golpeó el suelo con la diestra hecha puño.

—Bueno, ahora creo que deberías llevar a tu amigo al hospital ¿no? —la voz de Chuuya sonó más alegre de lo que él mismo se imaginaba. Ahora en sus labios lucía una sonrisa mientras veía a Oda ir con Kunikida para ayudarlo a poner de pie, fue en ese momento en que fue consciente de que el policía no era tan inútil: de otra manera, estaría muerto.

—Esto no va a quedarse así, Chuuya. La Port Mafia caerá —Oda Sakunosuke estaba haciendo una declaración que seguramente le costaría su pacífico futuro, pero hasta el fin de sus días pensaba defender sus ideales o por lo menos eso pensaba en esos momentos. Era incapaz de ver lo que el futuro traería para ellos.

 —Eso no pasará, porque el mismo infierno está de nuestro lado —aseguró Akutagawa manteniendo su expresión de “póker”, en realidad no estaba interesado en pelear con alguien tan débil que solamente estaba vivo por intervención de su sombra—. Atsushi nos espera, Chuuya.

—Yo no habría podido decirlo mejor —comentó Chuuya, adelantándose hacia su subordinado—. Las sombras son criaturas muy misteriosas ¿no crees? Incluso siendo completamente rechazada, está dispuesta a mantener con vida ese recipiente inútil —con un gesto completamente delicado acomodó su sombrero, sonriendo.

 

Los dos miembros de la Port Mafia se disponían a salir cuando un par de siluetas se situaron en el portal, haciendo que la sombra de Akutagawa rugiera en furia.

— ¿Cómo les va chicos?~ —Dazai Osamu había llegado acompañado de Atsushi. Por voz de cierto súper detective se había enterado de lo que ocurría en el almacén, así que había decidido echar un vistazo.

—Atsushi, ¿Ese imbécil te lastimo en alguna parte? —la mirada de Chuuya ahora era completamente fría, comparable a la de una serpiente en plena cacería.

— ¿Eh? No, no. En realidad me invitó a comer, estuvo delicioso —comentó Atsushi con algo de nervios, apenas vio la señal de Chuuya para que fuera con ellos, asintió—. Gracias —murmuró para Dazai, recibiendo una sonrisa y un movimiento de despedida de la mano de éste.

— ¡Eres tan estúpido! ¿Cómo se te ocurre aceptar algo del enemigo? —le recriminó Akutagawa al borde de un ataque de ira. Sin embargo, una mirada de advertencia de Chuuya bastó para que el fuego se apagara.

 

—Ves, soy una buena compañía para él, Chuuya, lo robaré, sin importar quién se meta en mi camino —Dazai lucía completamente relajado, metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón antes de pasar de largo a un lado de Akutagawa, que le dirigió una mirada llena de odio—. Hoy no te daré el placer —fue todo lo que pronunció, antes de entrar hacia lo profundo del almacén donde se encontraba Odasaku —. Como siempre evitas cualquier pelea. Nada mal, tratándose de ese par. Uff A ti no te fue nada bien Kunikida, bueno, la próxima vez espero que dejes de andar jugando y luches en serio —la sonrisa de Dazai Osamu era absoluta.

—Espero que tuvieses suficiente tiempo —aseguró Odasaku, escuchando los diversos insultos que murmuraba un adolorido Kunikida hacia Dazai que simplemente parecía estar ridículamente alegre.

—Sí, prepárate, vamos a revelar la verdad así que tendremos que robar a la bestia de la Port Mafia para obtenerla —Dazai afiló su mirada con una sonrisa un poco más leve. Secuestrar a Akutagawa no era problema para él, le sacaría la verdad incluso si eso hacía que Atsushi lo odiara por un rato.

—Vaya, cada vez vienes con planes más descabellados —si aquello fuese una serie de televisión seguramente se podría apreciar una gotita en la frente de Odasaku. Hacía demasiado por su amigo.

—Saldrá bien, no hay nada de qué preocuparse~  —movió su mano con una sonrisa. Se había divertido aunque la sombra del tigre no había dejado de observarlo en ningún momento.

 

Entre tanto en la entrada del almacén Chuuya tenía a Atsushi completamente rodeado con sus brazos, estaba siendo caprichoso y se negaba a dejarlo escapar nuevamente—. ¿Sabes lo preocupado que estábamos? No vuelvas a desaparecer así. Ya sabes que Dazai es peligroso, no debiste ir a reunirte  con él.

Atsushi no pudo evitar reír suavemente ante la actitud de su superior, realmente Chuuya era como una madre—. Lo siento, de verdad… No iba a durar tanto tiempo fuera, pero realmente necesitaba aclarar unas cosas con Dazai. Porque él está tras la verdad de hace cinco años y yo de verdad no podía responderle nada —se dejó acariciar y pudo notar la mirada molesta de Akutagawa, era obvio que estaría realmente enojado.

—Eres un idiota, aprende a utilizar tu cerebro —se quejó Akutagawa antes de jalar a Atsushi para quitarlo del pegajoso abrazo de Chuuya—. Regresemos, ya no hay nada que hacer fuera —entrelazó sus dedos con los de contrario. Sujetar la mano del tigre le recordaba a su escape del barco.

—Pero no fui un cobarde, al menos —no pudo evitar aferrarse a la mano de Akutagawa como en el pasado. Esa mano lo había salvado una vez, y por ello sabía que aunque el de cabellos negros no fuese del todo sincero se preocupaba por su existencia. Eso estaba bien para alguien que había sido rechazado desde su nacimiento… porque esa era la razón por la que lo habían llevado al barco, nadie lo extrañaría.

Chuuya no pudo evitar seguir a los menores con una leve sonrisa, en aquel entonces cuando fue a salvarlos también se encontraban tomados de la mano… Lo recordaba claramente: Un pequeño Akutagawa con el ceño fruncido regañando a un Atsushi con lágrimas en los ojos—. Realmente no han cambiado —se apresuró a ponerse entre ellos, rodeándoles los hombros con sus brazos.

—Cállate —mencionó el de cabellos azabaches apenas sintió a su superior pegarse a ellos e inevitablemente una muy leve sonrisa se formó en sus finos labios.

Una risa nerviosa se escapó de los labios de Atsushi, definitivamente ahora consideraba que podía juzgar mejor a Dazai Osamu, el cazador de excepciones… No había sido una mala persona con él, al contrario, parecía tratarlo como si pudiese romperse. Ah… Ese hombre en verdad era inocente.

 

El bien lleva una máscara

La máscara de la justicia

Esta justicia tiene un precio

Esta balanza se vende al efectivo.

 

Un grupo de niños abandonados

Un barco como escenario de la tragedia

El deseo de los ricos

Solo dejó una pila de cadáveres

 

El tigre saborea el odio de su propio corazón

El corazón del niño que lo cuida desconoce lo que es el odio

Ahora el tigre ha descubierto un nuevo alimento

La tristeza tras una sonrisa, la frustración tras su propia existencia.

 

Los ojos que no ven maldad en el mundo

Un corazón remendado que late

Pobre de ti, inocente alma.

El cazador de excepciones anhela cazarte.

 

 

 

 

Notas finales:

*Muchas gracias a todas esas personas que siguen la historia a pesar de que no hemos llegado a la parte del lemon o del romance como tal~ 

 

*Un agradecimiento especial como siempre a mi querida beta, sin ella me sería imposible llevar el ritmo que llevo con este fic~ 

 

*Sin mucho que agregar, espero que hayan disfrutado del capítulo~

 

 


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