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Caminando entre dragones por Kaiku_kun

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Notas del capitulo:

Gracias por tantas lecturas, en serio :) aquí ya casi rompemos la barrera de los 4000, a ver si podemos conseguirlo jeje feliz lectura a todos :)

18. ¡Queso! (Parte II)

 

Kobayashi abrió los ojos muy a su pesar. El sol aún no daba del todo en la llanura, y ellas estaban en la sombra, pero el rugido demasiado cercano de un dragón le hizo temblar en sueños y acabó despertando. Justo después, otro dragón anunciaba otra de esas locas pruebas de la fiesta.

—Aah… cuando vuelva a casa no me levantaré en tres días…—susurró, viendo que su familia seguía dormida.

En algún momento de la noche, Kanna había rodado hasta quedar boca arriba entre su madre y Tohru. Parecía que se hubiera quedado atascada entre dos cojines (el brazo de Kobayashi y el de Tohru), pero con su comodidad. A la humana le pareció gracioso en ese momento, pero recordó que, mientras dormía, había tenido pesadillas sobre calor y ser aplastado, hasta que, de repente, nada. Probablemente hubiera sido cosa de Kanna.

Kobayashi miró a su alrededor, medio recostada aún: muchos dragones empezaban a despertar, otros ya estaban preparados para las pruebas y los reyes de cada facción trabajaban armónicamente y en paz para acondicionar dichas pruebas.

—¿Kobayashi?

—Tohru, te has despertado.

—Ha sido el rugido, va a empezar la última ronda de maldiciones. Fafnir pasó a la final ayer.

—No sé si es bueno o es malo —se rio incómodamente la humana.

—¿Querrás verlo?

—Bueno, la verdad es que tengo algo de curiosidad…

Kanna se despertó entonces y agarró el brazo de Kobayashi para hacerlo notar.

—Hola, cariño, buenos días. —Seguía sorprendiéndole a la humana esa facilidad con Kanna por decir cursiladas con ese tono… bueno, cursi.

—Tengo hambre.

Kobayashi, inocentemente, miró a su alrededor, esperando que apareciera algún bicho, una mariposa o algún otro insecto que Kanna se pudiera comer, pero la dragona se fue directa a por un cacho de queso, no muy grande.

—Ya decía yo…

Las tres se comieron un pedacito, para quedar llenas por un rato, y se fueron a ver la final de la prueba de maldiciones. Fafnir, que seguía en su forma humana las vio enseguida, las saludó sin acercarse y volvió a su posado concentrado (si es que había algún cambio con su cara seria de siempre).

—¿En qué consiste la prueba?

—Hay que ser el más rápido en conjurar una maldición que impida que el otro pueda responder. Pierde el que quede inmovilizado.

—Vaya, parece un duelo del oeste.

—Algo así.

—Clint Eastwood estaría orgulloso de Fafnir, con lo serio que es él también.

Tohru y Kanna no entendieron, claro, pero tampoco preguntaron. Fafnir se transformó en dragón, tan negro como era, y se encaró a un dragón de tonos marrones que, pese a ser más grande, parecía algo más inocente de cara. Aunque claro, ¿quién superaba a Fafnir a la hora de dar miedo?

Un rugido agudo sirvió como pistoletazo de salida, e inmediatamente se vio a Fafnir usar un círculo mágico del tamaño de un humano medio para conjurar una de sus maldiciones.

—Pensaba que no se verían usar las maldiciones —pensó en voz alta Kobayashi.

—Bueno, es que hay reglas. Tienen que poder verse para reaccionar adecuadamente y no pueden ser mortales. —Kobayashi asintió y suspiró algo aliviada—. ¡Mira! ¡Fafnir le está retorciendo las extremidades!

—Parece como si lo hiciera un niño malcriado en el colegio… —se rio la humana.

Perfectamente se podía ver cómo el dragón rival quedaba bloqueado por la cola y las patas, mientras éstas se retorcían. El círculo mágico que estaba creando se disipó, pero creó otro cerca de su cabeza. Sus extremidades quisieron volver a su posición normal, pero le faltó tiempo a Fafnir para crear un segundo círculo para él. Inmediatamente, el dragón rival se estampó de cabeza contra el suelo. Todo el público se echó a reír.

—¿Qué pasa?

—¡Le ha echado una maldición de cabeza taladradora!

No entendía la risa, pues parecía que el dragón sufría con ese peso extra en la cabeza pero, entonces, sus retorcidas extremidades quedaron en el aire, la cabeza y la cornamenta del dragón empezaron a girar rápidamente y rápidamente desapareció bajo tierra por un enorme agujero. Kobayashi estalló en carcajadas al ver que giraba y desaparecía tan rápidamente, como el resto.

—¡Ay, me va a matar de la risa!

Incluso Kanna se estaba riendo (aunque no cambiaba casi la cara, solo daba botecitos por el hipo) cuando por fin sonó el rugido agudo que daba por finalizada la prueba. La víctima de Fafnir salió del agujero que había creado involuntariamente, muy mareado. Intentó acercarse al ganador para darle la enhorabuena (o para darle dos sopapos, no se supo), pero se fue de lado hacia el público, tambaleándose, y acabó en el suelo.

—¡Ha sido genial! ¡Nuestro Fafnir es un campeón! —le aplaudió Tohru, cuando les vino a ver.

—Casi pierdo. Ese dragón es poderoso.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó Kobayashi—. Yo no he notado nada.

—Usó una maldición de terror que solamente podía percibir yo.

—Uh, esas son muy peligrosas —se quejó Tohru—. Podrían haberle descalificado si llega a ejecutarla bien y tú hubieras perdido el control.

—Pero no ha pasado —sentenció el dragón oscuro.

Nidhogg le hizo entrega de un pedazo más de queso, que era tan grande como el que había recibido Tohru para su familia. Ya apenas restaba un poco en manos del rey de la facción del Caos, lo que indicaba el final de las pruebas y de la fiesta.

—Queda la final de los lanzallamas y la de transformaciones.

Cuando se acercaron a ver la primera, vieron a Iruru perder irremediablemente en la final contra un dragón el doble de grande que él, de la facción del Orden. Las llamas de ese monstruo llegaban hasta un sexto piso de un edificio perfectamente, y ni tan siquiera osaban dispersarse sin control.

—Iruru no tiene nada que hacer —dijo tajantemente Fafnir.

El rey del Orden acabó la final con su rugido y dio el premio a su compañero.

Finalmente llegaron a la prueba de transformaciones. Allí, la final albergaba a un competidor de cada facción. Kobayashi puso cara de susto cuando vio al padre de Tohru allí, y ¡precisamente la estaba observando!

—Oh, ¿por qué a mí?

—No te hará nada, tranquila —la calmó Tohru.

Nidhogg volvió a hacer los honores para empezar la prueba dando un corto discurso sobre la harmonía entre dragones y otras razas para venerar a la vaca primigenia y acabó haciendo un recuento de pruebas ganadas por cada facción:

—¡El Orden va en cabeza con cinco pruebas ganadas! —Y se oyeron rugidos ensordecedores, al otro lado de la zona de prueba—. ¡Y el Caos y la Neutral empatan a dos! ¡A ver si desempatan! ¡Empezad!

El dragón del Orden, que era INMENSO, más que cualquiera que Kobayashi hubiera podido ver en esa fiesta, empezó transformándose en una vaca normal y corriente, como haciendo honor a la fiesta.

—Ese es el padre de Elma —informó Tohru, con un toque amargo—. Está en el círculo de alto rango del rey del Caos.

—Vaya, hasta en eso os parecéis Elma y tú. Los padres enfrentados igual y en el mismo rango.

—¡¿Qué has dicho?! —soltó, rebotada.

—Kobayashi, torpe —le regañó Kanna.

—¡L-lo siento, no era mi intención…!

Mientras tanto, los otros dos dragones habían seguido al primero. Ahora había tres vacas suizas en la zona de pruebas. Los espectadores rugían de entusiasmo y Nidhogg aplaudía con sus palabras la acertada elección.

—¿Y ahora?

—Se van a ir transformando en criaturas más pequeñas hasta que solamente uno pueda hacerlo —le explicó Fafnir, mientras a Tohru se le pasaba el enfado.

—¿Cómo sabremos que un dragón no puede seguir transformándose?

La respuesta se lo brindó la prueba misma. Los dragones se habían transformado todos en un caballo, y luego en un ciervo adolescente. El dragón del Orden no pudo soportar la presión y, como si explotara, se transformó involuntariamente en dragón de nuevo, con todo su peso cayendo sobre la tierra y creando un pequeño terremoto.

—¡La madre que te…!

—Sí, suele ser así —añadió Tohru, riéndose del desgraciado padre de Elma, con todas las ganas.

—¡Sólo quedan el Neutral y el Caos! —anunciaba Nidhogg—. ¡Ahora es una carrera para transformarse más rápido que el rival!

—¿Por qué? —cuestionó Kobayashi.

—Porque no podrán mantener su transformación mucho tiempo, necesitan demasiada energía.

Aquello se convirtió en una extraña obra diabólica y divertida, tan típica del anime, de dos criaturas transformándose en animales cada vez más pequeños, con tanta rapidez como un partido de tenis. Después de que los espectadores pudieran describir a toda una granja de campo en transformaciones, el padre de Tohru creó expectación transformándose en un perro, un labrador. El dragón Neutral contraatacó intentando metamorfosear en un Yorkshire, pero fue demasiado y, de nuevo, una explosión sacudió los alrededores, haciendo caer a Kobayashi al suelo. Todos los dragones vitorearon al ganador, que volvía a su forma original.

—¡Y el Caos se apunta la victoria! —celebró Nidhogg, entregando el último trozo de queso al padre de Tohru—. ¡Damos por concluida la fiesta de Auðumbla por esta vez, compañeros, esperamos que haya sido de vuestro agrado!

Todos los dragones rugieron por última vez y una parte de ellos echó a volar casi inmediatamente. Kobayashi quedó sorda por unos instantes, pues Kanna, Fafnir y Tohru se habían sumido al rugido colectivo en su forma natural.

—¡Kobayashi! —la llamó Nidhogg, en su forma humana. Con toda confianza le agarró de las manos, a nivel de cintura—. Espero que nuestra primera humana lo haya pasado bien en esta fiesta tan preciada.

—Desde luego, ha sido un honor.

—Creo que el padre de Tohru quiere hablar contigo, así que… haz de tripas corazón. —Hasta considerado, era. ¿Y este bonachón podía destruir el mundo?

—Oh, eh… gracias.

El padre de Tohru, sin molestarse en cambiar de forma, miró inquisitivamente a la humana, que se acercó con algo de miedo.

—Nunca voy a aprobar nada que tenga que ver con una humana. No apruebo que mi hija esté en tu mundo, que seas madre de uno de los nuestros y da gracias que no te he echado a coletazos de la fiesta.

—Es lo que hay —dijo firmemente Kobayashi.

—Lo sé. —¿Eso fue un suspiro de resignación?—. Pero ya que un humano ha llegado tan lejos, me gustaría pedirte algo que ningún otro ser pediría nunca a un humano ni tampoco podría realizar.

Esas frases rebuscadas del padre de Tohru estaban mareando a Kobayashi, pero el mareo se le pasó de golpe cuando oyó lo que le susurró a la oreja (especialmente hecho para que nadie más lo oyera, ¡ni siquiera el narrador de esta historia!). Kobayashi puso cara de susto y se quejó sonoramente, como cuando Tohru cruzaba su línea de espacio personal:

—¡Pe-pero…¡ ¡Falta mucho para eso! ¡Ni lo había pensado!

—No he dicho que lo hagas ahora. Solamente que lo hagas —se irguió el dragón, girando un poco la cabeza. ¿¿Avergonzado, esa bicho gigante??

—¿Cómo sabrás que…?

—Porque estaré allí, desde luego.

Kobayashi puso peor cara aún, entre espanto e indigestión, hasta que Tohru oyó esa parte de la conversación y quiso echar a su padre.

—Nos veremos pronto, hija.

E ignoró cualquier intento de queja de nadie. Se fue con Nidhogg y los demás de su círculo para poner en orden la llanura.

—¿Qué te ha dicho?

—¡Na-nada!

—Kobayashi mentirosa —le pinchó Kanna.

Una parte sí que lo podía revelar, así que lo soltó sin más.

—Me ha dicho que se alegra de que te haga tan feliz.

Tohru quedó completamente desarmada ante tal revelación y observó a su padre alejarse. Instintivamente, cogió la mano de su amada, emocionada.

—Nunca hubiera pensado que el padre de Tohru pudiera ser tan sentimental —renegó Fafnir.

Después de esa escena conmovedora, los dragones se dirigieron hacia un portal que había en las lindes de la llanura. Lucoa les estaba esperando allí, sonriendo como siempre.

—He creado un portal para que nos acerque al lugar por donde entramos a Midgard, así nos será más rápido y fácil.

—¿No podríamos haber hecho esto antes?

—Esta isla se mueve más de lo que parece. Podríamos haber caído al mar, y si te asustaron las Ladronas de Aire, lo que te espera en el mar es mil veces peor.

—¡Ugh! No digo nada…

—¡Eh, esperad!

—¡Elma! ¿Vienes con nosotros? —preguntó Kobayashi, tan feliz.

—Sí, ya que Lucoa nos hace este favor… ¿Te lo has pasado bien?

—¡Genial!

—¡Me alegro! —Y, en vista del rostro lleno de ira que acechaba en el hombro de Kobayashi, acabó diciendo—: Bueno, vamos, hablaremos en el trabajo.

Kobayashi miró mal a Tohru, que se calmó, y todos cruzaron el portal, en forma humana.

Notas finales:

Espero que os haya gustado y divertido jeje se acabó la fiesta, ¿y ahora qué viene? ¡Especulad! Aunque seguro que no lo adivináis XD


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