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Caminando entre dragones por Kaiku_kun

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Notas del capitulo:

Bueno, después de toda la emoción de los capítulos anteriores, toca un poco de (relativa) calma en un capítulo de paso, tranquilito, amistoso y con algunas bromas que seguro que gustarán jeje

25. Los amigos

 

Kobayashi tenía muy claro lo que haría después de pedir la mano de Tohru. No decírselo a nadie en varios días. Parecería raro, pero ella era así, jugaba con sus secretos como si el morbo la dominara y no dejaba que nadie los descubriera. Era su juego. Pero claro, ese secreto no era solamente suyo.

—¡Voy a decírselo a todos! —exclamó Tohru, cuando volvieron a casa por la noche, con su flamante anillo puesto.

—No lo harás.

Tohru se giró, asustada, ante la sequedad de su respuesta. Vio en sus ojos aquella llama interna de cuando la dragona hacía algo extremadamente mal.

—¿Por qué?

—¿Estás tonta? ¿Quieres tener a todo el mundo encima de ti desde el minuto cero? Por lo menos espera a reunir a todos nuestros amigos en un solo sitio.

Kobayashi iba ensanchando adorablemente su sonrisa mientras lo contaba, porque no acababa de creer lo que había pasado esa tarde. Tohru también cambió su posado y se dio cuenta que la explicación de su prometida iba más para ella misma que no para Tohru. Ya todos sabían lo rápido que se agobiaba Kobayashi en este tipo de situaciones.

—Está bien.

Colgó el teléfono que ya había descolgado y, cuando se encontró de frente a Kobayashi, ella volvía a tener llamas en los ojos, y esta vez no sabía porqué. La humana descolgó y colgó de nuevo el teléfono.

—No me fío —la miró—. Podrías haber marcado ya de algún modo y haber dejado el teléfono en manos libres.

—V-vaya, me has pillado…

El teléfono sonó entonces, pero Kobayashi vio que era el número de Fafnir. Miró a Tohru, la agarró de la mano y decidió que la tendría que entretener durante toda la noche.

En la cama.

*  *  *

Al día siguiente, cuando Kobayashi consideró que su intimidad había sido respetada y se marchó al trabajo, empezó a organizar ella misma una quedada con todos sus amigos.

—Te prometo que no llamaré a nadie —se inclinó Tohru, que estaba considerablemente satisfecha con el final del fin de semana—. Te lo dejaré hacer a ti.

—Quedaremos con ellos cuando no se solapen nuestros trabajos. Ni una palabra hasta entonces. Yo lo organizo todo.

Kobayashi estaba siendo muy seria con eso. Tohru no acababa de entender del todo el afán por guardarse algo tan grande para ellas dos, pero no quería empezar con mal pie esa nueva fase más que emocionante de la relación, así que le dejó hacer.

Por otro lado, la humana iba a su trabajo con una sonrisa perenne en su cara que costaba de disimular. De hecho, se encontró con un pequeño problema cuando llegó a la oficina.

—Hala, ¿y esa sonrisa de drogada? —le preguntó Takiya, contagiado de la dulzura.

—¡N-nada! Es Tohru…

—Claro, te entiendo… —suspiró él también.

—¿Cómo que me entiendes? —preguntó, sorprendida.

Entonces apareció Elma de detrás del ordenador (pues obviamente estaba escuchando) para descubrir la verdad:

—No me digas que Fafnir y tú… —Takiya se sorprendió de la aparición de la dragona y no consiguió responder. Elma y Kobayashi fliparon en colores al conseguir destruir la serenidad de Takiya por primera vez en años—. ¡Oh, dios, dios, dios! ¡Es genial! ¡Dime que os casaréis! ¡Os regalaré montañas de dulces como regalo de boda!

—Eh, esto… ¿Kobayashi? —le rogó, buscando ayuda.

—Vamos, Elma, no le atosigues —la calmó ella. Se sintió aliviada, la noticia ayudaría a ocultar mejor su pequeño-enorme secreto—. ¿Cómo pasó? Es, bueno, inesperado. Aunque no tanto, al parecer todos los dragones que viven en compañía de un humano acaban emparejados, mira a Shota y a Lucoa —acabó reflexionando.

—Esos dos no son nada, Lucoa persigue inútilmente a Shota.

—Era un decir, mujer.

—Pues fue antes de que os fuerais a Midgard. Cuando Fafnir notó que era el momento de irse un tiempo, me dijo que era un dragón. Bueno, que todos, Tohru, Kanna, y tú, Elma, sois dragones. Y luego me dijo lo más bonito que le he oído decir.

—¡¡Oh, tienes que decírnoslo!!

—Para nada —replicó Kobayashi, guiñándole un ojo a su amigo para apoyarle.

—No os lo diré. —Elma se dejó caer sobre la montaña de hojas—. Pero en fin, desde que volvió que hemos hecho un poco de camino y podría decirse que estamos juntos. No encontraba el momento de decirlo, y él nunca lo diría abiertamente.

Por fin alguien que podía entender a Kobayashi. Takiya y Fafnir. Todo el peso de tener que organizar la quedada para revelar la gran noticia se desvaneció.

—Tenemos que quedar todos esta semana —dijo—. Todos, Georgie, los niños, todo el grupo.

—¿Pasado mañana? —propuso Takiya—. Hay claustro de profesores en el colegio y aquí los jefazos se reúnen, no nos darán tanto trabajo.

—Hecho.

Y así pasaron dos días en los que los tres oficinistas explicaron el plan al resto. Elma tuvo que ser sobornada con dulces para que no gritara a los cuatro vientos que Takiya y Fafnir estaban juntos antes de hora. En eso era tan parecida a Tohru…

Acabaron yendo al mismo bar de siempre, en el que Kobayashi y Takiya solían ir a emborracharse. Aquel sitio les daba muchas cosas que recordar y la chica pensó que no había mejor sitio.

—Bueno, pues os hemos reunido aquí por una muy buena razón —dijo Kobayashi, al rato de estar relajados ya—. Hemos venido a daros envidia a todos.

—Ah, yo pensaba que era por… —Y Elma se encontró con un dulce en la boca, de parte de Takiya.

—¡Vamos a casarnos! —anunció Tohru, enseñando su anillo de prometida.

El bar podría haber caído sobre su peso con el estruendo de la respuesta de los amigos de la pareja. Estuvieron aplaudiendo y abrazándose un buen rato, descorcharon botellas de champán para celebrarlo y los niños (y Elma) tuvieron ración doble de dulces.

—Hoy dejo de lado toda nuestra enemistad para lo que voy a hacer —dijo ella precisamente a Tohru.

—¿Qué vas  a hacer? —le miró extrañada y desconfiando. Elma se le tiró encima en un abrazo que la tiró al suelo—. ¡O-oh! Vale. Ehm… ¡gracias!

—¡Me alegro tanto por vosotras! Kobayashi es genial y hacéis una gran pareja.

—Gracias, Elma.

En otro momento, Saikawa se acercó mucho a Kanna (quien no se inmutó, claro) y cuando no miraba nadie dijo:

—Cuando sea mayor quiero casarme contigo. Te prometo que te lo propondré.

—Podemos casarnos ahora si quieres.

—¡¿Q-QUÉ?! ¡N-no podemos! ¡Somos niñas!

—Ah, esto debe ser cosa de las normas humanas. Bueno, no te preocupes, puedo esperar. —Le miró directamente a los ojos, casi asustando a Saikawa—. Esperaré lo que necesites.

Saikawa se quedó bloqueada, a medias entre el susto y el estallido de alegría que pegó su corazón.

Y una tercera escena muy esperada por Elma tuvo lugar al cabo de un rato. Cuando Tohru habló con Fafnir para conversar sobre qué significaba el matrimonio en los dragones, él desvió la mirada hacia Takiya un instante.

—¿Crees que yo soy del tipo de casarme?

—Para nada —se rio Tohru—. Probablemente guardarías a tu esposa en su casa y te sentarías encima y te dormirías como si fuera un saco de monedas.

—Yo no hago eso.

—¡Te zambullías en monedas en tu cueva de Midgard!

—Eso es porque me gusta hacerlo —se sonrojó discretamente—. Prefiero dormir al lado y cuidar la entrada.

—Oh, entonces quizás sí puedas ser un buen marido, aunque serías… bueno, muy posesivo y celoso.

—Eso también te describe a ti —le replicó Fafnir.

—¡Oye! ¡Yo estoy trabajando en ello para mejorar!

—¿De qué habláis? —intervino Elma, que se tambaleaba de risa con Kobayashi por una tontería.

—De si Fafnir sería buen marido.

Kobayashi escupió el champán que se estaba bebiendo y no supo si reír o asustarse. Elma se atragantó con un mochi y probó de no reírse demasiado.

—Oh, no, Takiya os lo ha contado —dijo sencillamente el dragón oscuro.

—¿Contar qué? —apareció Lucoa, por un lado. Los niños también estaban expectantes.

—Ah… en fin…

—Fafnir y yo hemos empezado a salir —anunció Takiya.

—¡Una ronda de champán y de mochis más para todos! —gritó Elma para celebrarlo.

Menos mal que los mochis sirvieron para llenar los estómagos de todos, porque Kobayashi ya iba de camino de emborracharse, con su poca resistencia al alcohol. De hecho, cuando Lucoa la felicitó por cuarta vez y se sentó a hablar a su lado, hizo un acto de voluntad y dejó la copa. El champán no era su fuerte.

—Para ser que no encontrabais momento para nada, al final mirad la que habéis montado —le comentó Lucoa.

—Aah, es que no pude evitarlo, me miraba con esos ojos tan dulces y no podía… No pude resistir, tenía que hacerlo.

—Algún día yo también pillaré por banda a Shota y le sorprenderé.

—¡Ni hablar! —gritó él, que la oyó desde el otro lado de la estancia.

—Sabía que esto pasaría hace tiempo —seguía Kobayashi, que notaba cómo el alcohol iba diluyéndose y recuperaba un poco la serenidad—. Desde Midgard que lo sabía. Aunque no sabía crear una imagen en mi cabeza.

—Es algo que no se piensa de un día para otro, desde luego. —Entonces cayó en la cuenta de algo—. ¿Fue eso lo que te dijo el padre de Tohru? ¿Qué os casaríais pronto, o algo así? Seguro que te asustó con eso.

—Nah, él supuso que nos casaríamos. Me dijo que nunca estaría del todo conforme, pero que no lo impediría.

—¿Entonces?

—Me hizo prometer algo que me da verdadero miedo. No quiero pensar en ello.

—No me digas que se va a presentar a la boda.

—Eso casi lo espero. No, es mucho peor. Pero no quiero que lo escuchen los demás porque sé que Tohru lo oirá y me atosigará todo el día con ello.

—No me lo digas, entonces. Saberlo nos pondría en un aprieto. Si es ineludible, solamente intenta… digerirlo como puedas, no sé.

—Sí, de digerir va la cosa…

*  *  *

Cuando por fin llegaron a casa Tohru, Kanna y Kobayashi, ya de madrugada y cansadas, la humana miró a las dos dragonas y sonrió. Y entonces se le vino el mundo encima.

—Uuuh… qué pocas ganas…

—¿Qué pasa?

—Tu familia ya debe saber todo esto, probablemente.

—Probablemente… ¿es un problema?

—Qué va, sabía que lo sabrían a los dos segundos. Ya me imagino a Iruru, a tu padre y a Nidhogg ocultos a simple vista en nuestra boda.

—Sí, su bloqueo de percepción es potente en los tres, seguro que se colarán. Entonces, ¿qué ocurre?

—Que no he pensado en MI familia.

Tohru empezó a saltar de alegría porque sabía que podría (y tendría que) conocerlos. Kobayashi quiso caerse muerta al instante para no tener que sufrir tal desgracia.

¿Cómo le dices a tus padres, quienes hace meses con los que no hablas, que has pasado de tener dos inquilinos en casa (sí, ya lo sabían) a que sean tu pareja e hija?

Notas finales:

Gracias por leer, comentad todo lo que podáis, buscadme en mi perfil y por favor, dad soporte a un auténtico foro de YURI en amorymundoyuri.forumfree.it!!


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