Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Caminando entre dragones por Kaiku_kun

[Reviews - 39]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, llego con la nueva actu jeje pensaba que no se me ocurrirían más cosas antes de la boda, pero al final he tenido una buena idea XD

28. Las dudas

 

En esta boda (y toda su preparación) tan atípica, ya había sucedido de todo: dos familias muy extrañas, cada uno con lo suyo; unos amigos que ni humanos son la mayoría; dos despedidas de soltero bastante mal interpretadas en concepto (venga, vamos, ¿un desfile de maids en lugar de un striptease? ¿Dónde se ha visto eso?); y finalmente… quedan pocos clichés que deformar, la verdad.

Por eso nos encontramos con Tohru mirando por la ventana, por la noche. No podía dormir. Estaba nerviosa, efectivamente, pero muchas cosas rondaban por la cabeza en ese momento.

—Me voy a casar con Kobayashi en tres días… —suspiraba, emocionada—. No me puedo estar quieta.

Que nadie mienta ahora: ¿quién no ha dicho lo bueno en voz alta para no tener que pensar en lo malo que había detrás? Tohru lo hacía. Decía qué era lo bueno. Decía en voz alta lo que iba a pasar. Decía en voz alta lo que iba a sentir. Y callaba el resto. Hacer como si no existiera.

—¿Tohru?

—¡Kanna! ¿Qué haces levantada? Mañana tienes colegio.

—No puedo dormir.

—¿Estás nerviosa?

—Preocupada.

—¿Por?

—Kobayashi.

Las dos se miraron intensamente por un segundo. Luego, Tohru cogió a Kanna en brazos, solo por notar el calor de alguien de su misma especie.

—Yo también.

*  *  *

Kobayashi no es que no tuviera dudas. Es que no tenía tiempo de tenerlas. Había planeado tomarse una semana de luna de miel justo después de la boda, lo que significaba que tenía que hacer en tres días que le quedaban lo que normalmente haría en diez. Y menos mal que ya había avanzado trabajo desde que anunciaron el día de la boda.

—¿Nerviosa? —le preguntó Takiya mientras ella machacaba el teclado a velocidad alarmante.

—Un poco. No sé si acabaré esto a tiempo.

—Me refiero a la boda.

—Ah… Claro. ¿Podemos hablarlo en el descanso?

—Ya estamos en el descanso.

—¿Qué? Oh, cielos, estoy que no paro. Ni siquiera te he hecho caso a ti, que eres el padrino. ¿Crees que ese vestido que he escogido le gustará?

—La verdad —se rio, inclinándose un poco de lado para mirarla—, siempre pensé que te vestirías de traje.

—Y yo, pero a Tohru le encanta verme femenina, y esto… bueno, es más que especial.

—Pues cuando te vea vestida, te lo volveré a decir. Seguro que estás genial.

—Gracias, Takiya. —Luego lo pensó un segundo—. Sí que quizás tengo dudas.

—¿Ah sí? Ahora me sorprendes.

—Hice un pacto con el padre de Tohru que no sé si puedo cumplir.

—No creo que puedas convertirte en dragón —se burló amistosamente su amigo.

—No es eso… ojalá fuera eso. Es peor. Y… —miró al otro lado, buscando a Elma. Ella estaba allí, ocupada comiéndose unos bollitos de mermelada. No parecía oír nada. Pese a eso, Kobayashi pasó a los susurros—: Es como un rito iniciático. Tohru quería hacérmelo desde que nos conocimos, pero pensaba que solamente era cosa de su locura. Es algo que… podría matarme, si no sale bien; y si no lo hace, me convertiría en miembro honorífico de los dragones del Caos.

—La madre que… eso sí es tener razones para dudar.

—Desde que volvimos de Midgard que estoy con ese miedo.

—¿Y lo pasan todos los dragones?

—Sí.

—Claro, ellos son inmunes a tantas cosas…

Takiya notó como la tensión se le acumulaba en el cuerpo solamente por la revelación de su mejor amiga. A partir de ese descanso, él se sumó también a destrozar cada tecla que pulsaba, como Kobayashi. No fue hasta el final del día que volvieron a hablar, esta vez con Elma delante escuchando.

—Sufro un poco por Tohru y Kanna, a veces.

—¿Por?

—A ver si adivino: porque morirás antes —se avanzó Elma. Kobayashi asintió—. Es lo normal. No puedes hacer nada.

—¿No hay nada…?

—No —cortó tajantemente—. Es vivir o morir. O un milagro divino que vosotros, humanos, hace milenios que no presenciáis, y que personalmente creo que se inventaron. No es por echaros la culpa ni nada, pero hay una razón muy lógica por la que viva yo sola, ¿sabéis? No podría hacer pasar a ningún humano por una relación y estar siempre pendientes del eterno sufrimiento de todo lo que voy a vivir yo. No podría. Es injusto. Y me conozco, sé que me podría pasar, que me podría enamorar, y no, no puedo hacerlo.

Cuando pronunció el “es injusto”, la voz de Elma tembló. Sus dos amigos entendieron que decir todo eso ya le estaba costando un mundo, que ya les quería demasiado y que sufriría por ello.

—Perdona —susurró Kobayashi.

Elma recibió esa única palabra con el corazón abierto, renegó algo y dejó escapar sus lágrimas. Antes de que lo acabaran de ver, Kobayashi y Takiya estaban envueltos en un abrazo dracónico muy tierno. Al instante siguiente, la dragona había salido corriendo y ya no se la veía.

*  *  *

Elma esparció muchas dudas diciendo aquellas palabras. No solamente a Kobayashi, a Takiya también. Él no dudó en contarle a Takiya lo que todo su grupo estaba pasando con la boda.

—Ah… humanos… Yo lo avisé —renegó Fafnir.

—¿Que no deberíamos estar juntos?

—Que no deberíamos estar siquiera aquí. Pero la curiosidad me pudo. Tohru siempre ha sido muy persuasiva.

—¿Ha valido la pena? —preguntó, sonriendo, Takiya. Era muy al estilo “chantaje emocional”, aunque Fafnir nunca caía en esas.

—Mientras dure, lo valdrá.

—¿Qué quieres decir?

—A diferencia de esas dos sensibleras, en especial de Tohru, que está tremendamente apegada a Kobayashi, a mí no me verás lloriquear por la muerte de nadie. Es mi papel. Tengo mi nido, protejo lo que es mío y si no lo puedo recuperar, no lo lamento, se ha ido, es el funesto destino.

—Qué drástico.

—Espero que no te ofenda demasiado, pero es así como pienso.

—Bueno, es… típico de ti. —No, definitivamente no sabía cómo sentirse al respecto.

—No me importa vivir contigo, no me importa compartir… momentos —Esa pausa resultó tremendamente adorable a ojos de Takiya, que sonrió—, y no niego que lo echaré de menos, pero no voy a atarme a algo sabiendo que lo perderé.

—¿Y el Anillo de los Nibelungos?

—Una patraña de vuestro mundo para dar gloria a un pringado que casi de casualidad reinó y una lección para sus lectores para que no roben. Y no, nunca he perdido un tesoro que haya custodiado.

Takiya sabía de lo que hablaba: En la mitología germánica de su mundo, Sigfrid (el pringado) mató a Fafnir, que vivía en una cueva protegiendo el tesoro de los Nibelungos, y se bañó en su sangre para ser inmortal. Falló en el baño, perdió al amor de su vida por un estúpido truco, se casó con alguien que no amaba por lo mismo y murió a manos de quien no tenía que haber confiado. Moraleja: nunca robes un tesoro custodiado por Fafnir, trae mala suerte. Suena coherente con nuestro dragón de por medio, ¿verdad?

—Cuando te vayas, yo seguiré con mi vida. Ya veremos cómo —terminó el dragón.

—Me parece bien.

*  *  *

Kobayashi también volvió a casa algo hundida por la confesión de Elma. Ella siempre se quejaba de que tomaban decisiones sin pedirle opinión, pero ella misma estaba presuponiendo un futuro planeado que ninguno de los dragones podía tener asegurado. “Es injusto”, como dijo Elma. Y no había más. Vivir o morir.

—He vuelto —suspiró.

Kanna apareció para saludarla a su manera, con un abrazo de manos pequeñitas. Al calor maternal se le sumó Tohru, que vio a su prometida deshinchada y recibió el abrazo también. Nadie dijo nada. Las tres sonrieron con tranquilidad. Aunque lo tendrían que afrontar tarde o temprano, lo olvidaron por esa noche.

Por la mañana siguiente, antes de que llegara a amanecer, Kobayashi subió al tejado. Hacía mucho que no lo hacía. Pese a todas las dudas y los nervios (y alguna parte del plan que tenía por seguro que fallaría, como en todas las bodas), ella seguía sonriendo. Quería demasiado a su familia.

—¡Kobayashi! Ya decía yo que no te encontraba. —La aludida se giró, casi sin cambiar de postura. Tohru acababa de aparecer en el tejado—. ¿No deberías estar apenas despertando?

—No podía dormir. Y me siento descansada.

—¿Estás nerviosa?

—Un poco. No es que hacer una declaración de amor delante de todos, y de desconocidos incluso, me haga mucha gracia.

—Bueno, solamente piensa en mí y se te pasará.

Kobayashi sonrió. Se extrañó de darse cuenta que ese alarde e intento de llamar la atención podrían ser curiosamente efectivos en una situación tensa. Luego, se entristeció por un instante. A la dragona no le pasó por alto:

—¿Qué ocurre?

—¿De veras quieres casarte conmigo? ¿Aun sabiendo que…?

—¡No! Kobayashi, no. No me hagas esto. No puedes derrumbarte. Tenemos casi un siglo para vivirlo juntas y no te vas a atormentar por cómo vaya a acabar. —Kobayashi se encontró realmente débil en ese momento, y bajó la cabeza—. ¡Mírame!

—¿C-cómo puedes siquiera…?

—¡No! Kobayashi, me da igual cuánto vaya a vivir. He vivido siglos y voy a vivir muchos más, y en cada Tohru de cada siglo hay el único pensamiento de que me voy a casar contigo en dos días. Nada me impedirá hacerlo, ¿me oyes? Y en cada mundo paralelo en el que tuviera ocasión de casarme, sabiendo lo que sufriría después, seguiría queriendo esto. Te quiero mucho. Una vida humana, tu vida, conmigo, es más de lo que nunca habría imaginado y deseado.

—Está bien, está bien —cedió Kobayashi, pensando que en cualquier momento ambas estallarían en un mar de lágrimas. Se abrazó a su prometida con más fuerza de la que recordaba tener—. Yo también te quiero mucho. 

Notas finales:

Diabetes aparte, ¿todo bien en este capítulo? jajajaja y he dejado alguna pista sobre el secreto entre Kobayashi y el padre de Tohru jeje


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).