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Caminando entre dragones por Kaiku_kun

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Notas del capitulo:

Buenaaas, ya vuelvo a estar por aquí jeje no me he muerto :P Vengo a dejar esa segunda parte tan esperada :)

 

8. El incidente (parte II)

 

—¡Por favor, no me hagáis daño, tengo familia! —les supliqué, a quienes fueran que me habían secuestrado—. ¿Sois la mafia? ¡Takiya me advirtió de esto, pero…! Y-yo no tengo dinero, sólo soy una trabajadora inocente…

Nadie dijo nada. Yo seguía hablando, solamente quería conseguir que me sacaran de ese coche y me dejaran volver con mi familia. Entonces, cuando empecé a quedarme sin cosas que decir (al cabo de pocos segundos, realmente) noté un olor muy conocido.

Y entonces me quitaron la venda de los ojos.

—¡Kobayashi, tranquila, somos nosotros! —¡Era Tohru! Estaba poniendo una cara preocupadísima al ver que yo estaba aterrada—. Queríamos prepararte una sorpresa…

—Te dije que esto no le gustaría —comentó Lucoa, que era quien conducía—. Y menos con eso de la policía de ayer.

—Lo siento muchísimo, Kobayashi, solamente quería…

Estaba tan apabullada y tan asustada por lo que acababa de pasar que me lancé a los brazos de Tohru agradeciendo a los dioses que estuvieran bien y que aquello hubiera sido solamente un malentendido.

—¡No me vuelvas a hacer esto! ¿Me oyes? ¡Me has asustado! Pensaba que no os volvería a ver…

Estaba totalmente compungida entre su barbilla y su pecho. Pensaba que en cualquier momento me echaría a llorar.

—Te lo prometo —me aseguró Tohru, con voz suave. Se atrevió a darme un beso en la cabeza para tranquilizarme.

—Debo decir que lo siento. La idea inicial fue mía. No recordaba que los humanos sois más sensibles a estas cosas. —Era Fafnir, sentado al lado de Lucoa, que, como siempre, me había pasado desapercibido.

—Pero yo lo aprobé e incluso insistí cuando Takiya me dijo que no lo hiciera y…

—No pasa nada, en serio, ya estoy mejor. Me alegro mucho de veros a los tres —dije, más calmada, cortando las lamentaciones de Tohru.

No fui capaz de no estar en contacto físico con la dragona en todo el viaje. Ella estaba que no se lo creía (recordándome a Saikawa en algún momento) y lo aprovechaba con ganas. Aunque había algo que no me cuadraba en todo aquello.

—¿Y toda esta sorpresa? ¿Para qué es?

—Bueno, no sería una sorpresa si te lo dijéramos, ¿no? —comentó acertadamente Lucoa.

Me relajé de nuevo, esperando que no fuera una excentricidad típica de los dragones. Esos sí que sabían montar un pollo de la leche… A veces daba miedo. Nada mejor que recordar el “jugueteo” entre Tohru y Kanna nada más conocerlas, que consistió en una pelea que casi me barre de la faz de la Tierra.

El coche se dirigió un poco más al centro del barrio, que era bastante más concurrido, y empecé a olerme lo que se cocía. Era una zona con muchos bares y locales de fiesta. Tohru me iba mirando, a ver si descubría qué era o no. Yo, como estaba recostada en uno de sus “cojines redondos delanteros”, podía ver hacia dónde miraba. Era cuestión de tiempo que se delatara ella solita.

Al final, el coche paró y no sabía exactamente dónde estaba aún. Los tres dragones me presionaron para que saliera rápido y entramos los cuatro en un restaurante que tenía toda la pinta de no ser asequible para mi bolsillo, y eso que el sitio era pequeño.

Y no había nadie (claro que era temprano). Tohru se abrió paso hasta el único espacio privado que parecía haber en el restaurante y todos nos escurrimos dentro. No tuve tiempo de decir que encendieran la luz:

—¡¡FELIZ CUMPLEAÑOOOS!!

Todas las luces se encendieron. Aparecieron Kanna, Saikawa, Georgie, Shota, Takiya y Elma lanzando un montón de globos por el aire y gritando como locos. Yo no sabía qué decir.

—¡Pero di algo…! —me presionó Tohru.

—Yo… Eh… —Aún estaba procesando la escena—. No me puedo creer esto…

—Sabemos que no te gustan demasiado las fiestas, pero…

—¡No, qué dices! ¡Es genial! Quiero decir… Esto os debe de haber costado un ojo de la cara…

—Todos hemos aportado un poco —comentó Takiya con una sonrisa amable.

Yo no me lo creía, no sabía qué hacer, y se me estaba poniendo una sonrisa boba de aúpa. Tanto cambio en mi vida había hecho que olvidara por completo mi cumpleaños. El año pasado solamente fuimos Takiya y yo, y esta vez éramos una decena de personas allí…

Extendí los brazos con una sonrisa y Tohru gritó “abrazo grupal”. Todos se apiñaron a mí entre risas, notando a las más pequeñas agarrando mis piernas.

La fiesta empezó entonces, porque olí la comida acercándose y porque todos empezaron a hablar con ganas del susto que se habían llevado con mi cara de póker. ¡Y yo tan agradecida sin que lo supieran!

—Espero que no te importe que no haya regalos —comentó Takiya—. Nos ha costado encontrar un lugar tranquilo para nosotros solos.

—¿La cocina es toda nuestra? ¡Impresionante! Claro que no pasa nada, es mucho más de lo que esperaba.

—En realidad no es cierto que no haya regalos —intervino Tohru. Ella miró a Kanna—. Es la hora.

Kanna se acercó con calma y me presentó una cajita muy pequeña y alargada. Me asusté, pensando que sería un truco de Tohru para alguna barbaridad como el matrimonio, pero al parecer todos en la sala conocían el contenido de la cajita.

—Para ti, Kobayashi.

—Gracias —dije con una sonrisa. Abrí la cajita y no pude quedarme más sorprendida—. Pero esto…

—Quiero que lo lleves con tu bolsa a tu trabajo, para que todos vean lo bonita que es.

Saqué el objeto de la cajita. Era un colgante casi idéntico al que le regalé yo a Kanna cuando le compramos las cosas y la mochila para el cole. Casi me pongo a llorar como una boba.

—Es el mejor regalo que me podían hacer, gracias —le dije, abrazándola con cuidado. Ella se acomodó y todo. Fue un momento madre-hija en toda regla, aunque no lo fuéramos de verdad. Y me encantó.

La noche fue avanzando con calma. La comida llegaba y llegaba, y todos nos estábamos hinchando. Los dragones eran los que más comían, pero no se ponían como fieras (nunca mejor dicho) al comer, procuraban no avanzarnos demasiado. Hacia el final, apareció el tema de la corrupción con el queso de nuestra empresa:

—¡Es que estos dragones tontos no se acordaban de lo mal que lo estábamos pasando! —les regañó Elma. Tohru se disculpó, Fafnir nos llamó débiles y Lucoa bajó la mirada—. ¿A quién se le ocurre?

—Bueno, eso ya pasó —dije, para calmar los ánimos—. Me sorprende que todo esto sea una gran casualidad. De todas maneras, ¿os fuisteis rápidamente para preparar esto?

—Claro, había mucho trabajo —intervino Takiya—. Elma y yo somos los que hemos reunido el dinero de todos, había que pasar por muchos sitios y preparar todo esto. Apenas acabábamos de inflar los globos cuando llegasteis.

—Pues qué suerte la vuestra… ¿Se sabe ya qué ha pasado con la empresa?

—Al parecer sigue todo igual, solamente han detenido al traficante de queso.

—Un momento, ¿has dicho “queso”? —preguntó Fafnir, extremadamente sombrío.

—Eh, sí…

—¿Pero que os pasa a los dragones con el queso? —insistí yo. Tohru puso mala cara.

—¡¡Muerte a ese bastardo por la peor de las torturas!! ¡¡Que le corten los brazos y las piernas!! ¡¡Que arda hasta que no queden ni sus cenizas!!

—Quítale la bebida, Tohru —le susurró Kanna, sin inmutarse por esos gritos.

Yo estaba asustadísima, y no entendía qué ocurría. El resto de humanos estábamos igual, apartándonos de Fafnir, mientras Lucoa le bajaba de la mesa. Me extrañó que Kanna no se asustara, si cuando yo gritaba sí que lo hacía.

—Es un tema espinoso —comentó solamente Tohru. Cuando se nos acercó para calmarnos.

Al cabo de unos segundos, todo volvió a la normalidad. En parte porque Fafnir cambió de calma casi al instante, y por otra porque ya habíamos empezado a beber y no notábamos del todo los hechos contundentes. Yo me alegré al siguiente sorbo de cerveza.

No voy a negar lo que pasó a partir de entonces. Tengo imágenes borrosas de mucha comida, muchas latas de cerveza vacías y muchas risas. Me acuerdo de estar abrazando a Tohru para tomarle el pelo, como si la sedujera. Recuerdo que Shota, Saikawa y Kanna se habían ido con Lucoa. Ella les dejó cada uno en su casa, pero volvió, porque también recuerdo que Takiya y yo estábamos cantando canciones de amor a Fafnir, desafinando a tope, cuando Lucoa apareció de nuevo. El oscuro dragón estaba renegando entre dientes sin parar, aunque juraría que no le desagradaba lo que le cantábamos.

Recuerdo que Tohru me quitó la cerveza de las manos, pero no me quejé. Recuerdo notar el aire fresco y despejarme lo suficiente para agradecerle a ella y a todos lo que habían hecho por mí. Y nada más.

Al día siguiente, me desperté en mi cama. Me giré inconscientemente para buscar mis gafas y me choqué con algo blandito.

—Oh, Dios, dime que no ha vuelto a ocurrir. Dime que no son los…

Los pechos de Tohru de nuevo. Me sobresalté y salí de nuevo con calma de la habitación, como aquel día en el que empezó todo este follón. Y, de nuevo, Kanna me salió al paso, seria como siempre.

—¿Qué he hecho? —le pregunté.

—Os oí hablar. Te negaste a dormir sola y la amenazaste con no perdonarte el susto si ella no dormía contigo.

—Ay, la madre… ¿dije algo más?

—No.

—Menos mal…

—Pero Tohru sí.

—¿Qu-qué dijo?

—Dijo que todo estaría bien. Luego vino a mi cuarto, me dio un beso de buenas noches y me dijo que te asustarías cuando te levantaras. Y que no pasó nada.

Tohru había predicho mis pasos a la perfección. Sonreí, le di las gracias a Kanna y esperé a que Tohru saliera. Cuando lo hizo, se presentó sonriente en el comedor, como otro día más en la vida de esta familia de locos, raros, humanos y no humanos.

Y me sentí feliz.

Notas finales:

Suena a final, ¿a que sí? Bueno, es un final. No es un final de todo, pero es un final de algo. Tendréis que averiguar qué tipo de final es... y la respuesta la tendréis la semana que viene, claro jeje


Me encanta que me comentéis tanto, sois unos cielos :)


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